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Erase una vez, en un reino lejano, vivía una adolescente llamada Wendy, la cual era maltratada por su

familia. Wendy se encargaba de hacer todos los deberes de la casa; como la limpieza, el orden, la
preparación de los alimentos, entre muchas cosas.
Un día, Wendy limpiando el polvo que había debajo de su cama, encontró un libro polvoriento, descuidado
y, sobre todo, dañado. Sin dudarlo un segundo, su cabeza se había llenado con miles de preguntas; ¿de quien
era ese libro?, ¿Por qué estaba debajo de su cama?, ¿Por qué no se preocuparon en buscarlo?, Luego de
tantas preguntas, se había olvidado de la limpieza y asustada por miedo a que su madrastra le gritara, decidió
regresar a cumplir con su deber. Pero para ella era imposible no dejar de pensar en aquel libro.
Al llegar la noche, Wendy super agotada; tomó la idea de darse un mini descanso, que lo utilizó para darle
un inicio a la lectura de aquel libro; sentada en su cama perfectamente hecha, había comenzado a indagar en
el nombre del libro
– ¿” Nombre del reino”? –leyó Wendy en voz alta y asombrada.
– ¡entonces es la historia del reino?! – Exclamo de Wendy.
– Mi madrastra siempre me dijo que este reino fue atacado por demonio y que en cualquier
momento podía venir uno y comerme si no hacia mis tareas – Dijo Wendy en su cabeza.
Mientras ella habla consigo misma, dio un vistazo a la primera hoja del libro; que tenía un color amarillento
semi marrón, como las hojas de los árboles en pleno otoño; rasgadas y arrugadas como sus vestidos luego
del abandono por parte de su padre. Sin más tiempo que perder, Wendy comienza a leer en su cabeza la
primera hoja del libro.
– Hola, Mi nombre es “nombre”, y este es mi diario. En él pienso contarte la verdadera historia
del reino “Nombre del reino”.

– “Hace mucho tiempo, existió un dios blanco y un dios negro. Un día, el dios blanco decidió repartir
felicidad a todos en el mundo. El dios negro encantado por ese regalo a los humanos, decide arrebatar
esa felicidad del mundo. Para luego, también dejar un regalo llamado "dolor y sufrimiento". En
respuesta a esa acción tan egoísta, El dios blanco muy enfurecido, decide darle un cruel castigo en
forma de maldición al dios negro. Quitándole todo derecho de libertad, y lo transformó en un ser
horrible, cruel y sin empatía. El Dios negro, consumido por la ira, decide convertir ese castigo en una
enfermedad; que al ser tocado por un "infectado/un ser oscuro" se verá afectado por la maldición del
dios blanco. Así mismo, la maldición comenzó a expandirse por el mundo. Por eso el dios blanco, sin
remedió alguno, toma la decisión de crear una barrera para que no se siga expandiendo la maldición.
Esa barrera tiene la capacidad de separar a los "infectados" de los "normales".

– Desde ese entonces, el odio mutuo entre los dioses fue sembrado en la vida diaria de las
personas. Y por eso nosotros “los normales” les tememos a “los Infectados”. Por esta razón
ellos nos odian y desean propagar la maldición por todo el mundo. Para convertirnos todos en
esos seres oscuros.
– Y ahora sabiendo eso, yo “nombre” quiero que por favor encuentren la form…
Mientras Wendy estaba sumergida en la lectura, un golpe en la puerta interrumpe la lectura. Y por aquel
golpe, dio un salto que la había sacado de la cama y hecho reaccionar.
–¿Q…Qui.. ¿Quien es? –dijo Wendy con voz temblorosa.
–¡Cállate mocosa malcriada y déjame pasar! – se escuchó del otro lado de la puerta.
Wendy se apuró lo más que pudo para decidir donde esconder ese libro, y sin opciones, decidió ocultarlo en
un costal de papas, el cual contenía ropa sucia y olorosa.

– Ábreme la puerta o pienso tirarla abajo – dijo la persona que se encontraba detrás de la puerta
– ¡Ya voy Madre! – gritó Wendy con su voz cotidiana de sirvienta.
Sin embargo, al abrir esa puerta, se encontró con un golpe directo a su mejilla; que la terminó dejándola
derribada alado del costal de papas.
–¿Quién te crees que eres para decirme “madre”? Yo soy tu madrastra ¿escuchaste mocosa? – gritó
la madrastra super enfadada.
Wendy impactada por aquel golpe y más la terrible información que no pudo terminar de leer. No le dio el
tiempo necesario para responder aquella simple pregunta a sus madrastras.
– ¡Me oíste sorda?! – Le gritaba una y otra vez su madrastra a Wendy Wendy con su mirada
intimidadora
– E. Escuche bien… – Susurro Wendy asustada.
La madrastra aun furiosa, había comenzado a caminar por todo el cuarto de Wendy y a su vez observo que
estaba más ordenado que toda la casa.
– ¿Por qué eres tan mala conmigo? – dijo la madrastra con una cara de tristeza falsa, que fue
dirigida a Wendy
Impactada por esa pregunta, Wendy cierra la mano para formar un puño y se queda mirando a la madrastra
– ¿mala? ¿yo? ¿Cuándo? – preguntó Wendy con un nudo en la garganta y sus ojos lleno de ira.

– Sí, tú Wendy, yo te doy de todo, comida, un hogar lindo, ropa y sobre todo un amor de familia. Y
tú me lo pagas con nada… no ayudas en nada… yo llego y tengo que hacer todo… en cambio tú
solo te preocupas por tu habitación – le reprocho la madrastra a Wendy por la mala limpieza que
había en la casa.

– ¿QUE! – gritó Wendy, mientras acerco poco a poco a su madrastra

– ¿Nunca hago nada?, yo siempre estoy haciendo todo en este basurero de hora y lo único que tú
haces por mí es abofetearme, reclamar y gritarme – gritó Wendy mientras las lágrimas de rencor
brotaban de sus ojos

– La única persona que realmente se preocupó por mí era mi padre y por tu culpa él se fue –dijo
Wendy a su madrastra teniéndola frente a frente

– ¿sabes que mocosa?, tu padre nunca se fue – le dijo la madrastra a Wendy con una sonrisa
siniestra

– ¡Tu maldito padre era un borracho que simplemente se terminó convirtiendo en infectando!, y
sabes cual es la mejor parte? – le dijo y le pregunto la madrastra a Wendy
– No…no no es verdad, mi padre era el mejor del mundo – dijo Wendy enojada
– Ayy mocosa, realmente deja de vivir en una burbuja. Ya tiene la edad suficiente para saber que
nada es lindo en la vida y que ahora solo te que sufrir – respondió la madrastra con una sonrisa
Wendi consumida por la ira consumida por las palabras, los maltratos y los golpes, decidió empujar a
la madrastra al suelo y tomar el costal de papas, para luego comenzar a correr por toda la casa hasta
escapar por la ventana. Asu vez la madrastra gritaba el nombre de Wendy.
Una vez fuera de la casa y sin a donde ir, tomó un descanso debajo de un árbol que estaba detrás de
un cartel; en malas condiciones, para comenzar a llorar y dejar salir toda la frustración que no podía
contener. Así mismo, el viento comenzaba a soplar más fuerte y una brisa hizo que el costal de papas
dejara caer el libro descuidado; abriéndolo y dejando ver sus hojas malgastadas. Wendi secando su
lagrimas con sus mangas, decidió continuar con su lectura.

– Y ahora sabiendo eso, yo “nombre”, quiero que por favor terminen con esta injusticia de los
bandos. Pero para lograr eso, tienen que ir a lo más profundo del bosque algo llamado
“nombre de la espada”, pero no pienso mentirte, en el camino tendrás obstáculos y todo será
bastante terrorífico… donde tus peores pesadillas se volverán reales y desearás estar muerto…,
porque este bosque, juega con tu mente y hasta un simple árbol puede convertirse en tu peor
enemigo o en tu mayor fobia.
Aturdida por el miedo, Wendy decidió cerrar aquel cuaderno para ponerle fin a su capricho de escapar, y
decide tomar la idea de regresar al pueblo, pero al cerrar el cuaderno una hoja desgastada se desprendió de la
contratapa y el cuero negro que lo forraba.
– Ay, No… ya lo rompí – exclamó Wendy mientras se agachaba para levantar aquella hoja.
– Mm, baa…. Me preocupé por nada son simple garabato y manchas de suciedad…. que ridículo –
planteo de mala manera Wendy, mientras sostenía aquella hoja.
Pero al verla tan de cerca y pudiendo analizarla, un escalofrió le llego de las piernas hasta la cabeza. Ya que
aquello no era una simple hoja llena de garabatos y manchas, sino que se trataba de un trozo de un mapa
dibujado a mano, en el cual decía “primera letras del bosque”, al mismo tiempo un aullido feroz la sacó de
su concentración; su corazón latía frenéticamente con una respiración acelerada, mientras el aullido
desaparecía con el viento, su mirada intentaba observar todo a su alrededor. Y al poco tiempo una pequeña
frase se le vino a la cabeza
– Por favor bebé nunca, nunca en la vida sobre pase el cartel de madera… ya que del otro lado
pasan cosas malas, ahí. los niños malos son castigados –
Paralizada por aquel recuerdo, su garganta se había secado y sus ojos tenían miedo de voltear hacia atrás.
Porque en su cabeza sabía que había cometido un error fatal; ella había cruzado la barrera. Luego de unos
minutos, puso su mano en el corazón y un ruido en un arbusto la puso en alerta

– Qu….qui…quien… an…anda ahí?.. – dijo Wendy con la voz necesaria para ser entendida y
escuchada.
– N….n..no.. estoy jugando… s…si eres un. Bromista juro que te golpearé hasta dejarte
inconsciente – afirmo con miedo mientras sus manos abrazaban aquel cuaderno-
Al mismo instante, el ruido de las hojas aumentaba, y Wendy poco a poco se iba alejando hasta tener la
espalda contra el árbol. Aquel ruido se hacia más fuerte e intenso, hasta que de un segundo al otro se detuvo
y algo salió de arbusto
– Ahhhhhhhh!!! – gritó aterrada Wendy como si su vida se habría ido.
Pero algo pequeño comenzaba a salir de las sombras, era un gatito tierno; de ojos negros; pelaje gris y
blanco y sobre todo curioso, porque comenzaría a olfatear a Wendy como si nunca hubiera conocido a un
humano.
– Gato estupido…. Me asustaste… casi muero de un infarto por nada – dijo Wendy de manera más
calmada; dejando escapar un suspiro.
Mientras ella se relajaba, el gatito, con maullidos se acercaba tiernamente al cartel malgastado. Y Wendy
tomaría sus cosas para comenzar a irse a la aldea lo más rápido posible. Pero al tomar el costal de papás,
escucho algo que la dejó completamente helada
– Co….rree….…..CORREEEEE . – susurraba una voz que provenía del cartel abandonado
Wendy con el corazón en la mano, voltea rápidamente y se dio cuenta de que aquel susurro provenía del
tierno y lindo gatito, que la miraba desde arriba del cartel; con unos ojos rojos y aterradores; sus dientes
como los de un perro grande y su cuerpo era tan negro como la noche.
– COORREEEE!!! Gatitaaa jajaja.. – grito aquel monstruo con forma de gato que no se paraba de
reír por el miedo que sentía Wendy.
Espantada por ese ser maligno con forma de gato, Wendy comienza a correr; adentrándose en el bosque para
esconderse de aquel ser.
– Jajajjaja….. don..de….estás gatita tonta? jajaja– dijo el monstruo mientras perseguía el olor de
Wendy .
Muerta de miedo, Wendy comienza a correr y mirar a todos lados para encontrar un lugar seguro, eso si, sin
mirar atrás porque sabia que aquello no la iba a dejar de perseguir.
– Ayuda!!!1 porfavooor!!! No quiero morir!!. – gritaba Wendy entre llanto y desesperación
Entre mas se adentraba en el bosque, se sentía más observada y como si los mismo arboles quisieran
desgarrar su cuerpo. Sin más adónde ir, Wendy toma la decisión de esconderse en una cabaña abandonada,
donde la luna se podía ver sin la molestia de los árboles.

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