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HABLAMOS

RECURSOS PARA LA PRÁCTICA DE...


Y mientras juegan,
¿yo qué hago?

Aunque se sigue manteniendo en muchas realidades Quizá debiéramos planificar esos tiempos tomando
esa actitud de maestras y maestros que basan su decisiones con relación al espacio, a los materiales
trabajo en la necesidad de «hacer» muchas cosas, y ambientes, a nuestro papel y nuestras tareas, y no
de estar siempre ocupadas, corriendo de aquí para dejarlo en manos de la improvisación. Crear el clima
allá, pensando que es lo propio de un buen perfil previo de calma y seguridad afectiva y emocional, que
profesional, también es cierto que cada vez son más permita que todos y todas puedan jugar, porque para
numerosos los referentes que destruyen estas viejas poder jugar, antes hay que sentir seguridad. Si no se
creencias y maneras de hacer, y que hacen, empo- actuará, se encadenarán acciones, pero no existirá
deran y visibilizan otro modo de estar y ser maestra ese juego del que se viene hablando a lo largo del
en la escuela. monográfico. Tras la creación de ese ambiente se-
guro, prepararemos todo aquello que necesitamos:
Los momentos de juego pueden ser entendidos desde nuestro diario de aula, registros de observación con
muchas miradas. Hay personas que cuando los niños y indicadores que queremos observar, cámara de fotos
las niñas están «jugando» aprovechan a encuadernar, (que no teléfono), cámara de vídeo…, y todo aquello
plastificar, recortar, pintar, pegar…, todas ellas, tareas que consideremos necesario para una de nuestras
que normalmente se han dado por válidas entre el tareas: observar y documentar. Observar qué hacen,
profesorado de la etapa de infantil, ¿verdad? Otras quiénes, cómo. Dónde surgen las dificultades, cuándo
dedican esos tiempos a trabajar de manera individual hay conflictos, por qué y entre quiénes. Anotar frases
o en grupos pequeños «lo importante», que suelen ser literales y diálogos que podrán ser retomados y devuel-
producciones en papel (fichas). Mientras, se supone tos como relato de vida. Acompañar desde el respeto
que los y las demás menores «juegan» o quizá fuera su juego, sin juicios, pero siempre con la mirada de
mejor decir que algunos y algunas juegan, otros y poder enriquecerlo y hacerlo evolucionar.
otras deambulan, otros y otras permanecen al lado
de la educadora reclamando atención y cuidados…, Debemos hacerlo sin olvidarnos de que no somos úni-
otros y otras tienen conflictos y cada persona gestiona camente «espectadores». A veces nos convertimos en
ese tiempo como puede. Normalmente, la maestra, elemento de juego: «Tú ahora eres la hija. Ven, que
desde la mesa en la que permanece, da indicaciones, te doy la comida» y de repente te conviertes en…; y
reclama que alguien venga, resuelve conflictos que otras veces necesitan que les ayudemos a solucionar
ni ha visto ni sabe de dónde vienen…, y todo ello, algo, que pongamos palabras a sus acciones y emo-
habitualmente, «a voces». Suelen ser momentos de ciones, que les mostremos cómo se hace; que los y
ruido en la clase y puede que hasta de cierto des- las acompañemos.
control y caos. ¿Imagináis lo que describo? Seguro
que algunos y algunas se sentirán identificados e Busquemos el equilibrio entre intervenir y apropiarnos
identificadas, bien porque sea su realidad o bien del juego o abandonar. Valoremos el jugar como lo que
porque en algún tiempo lo fue. es: un derecho y una necesidad vital, y démosle su sitio
en la escuela.•
¿Es ese nuestro papel? ¿Es lo que se espera de nosotros
y nosotras como profesionales de la educación? Porque
si «el juego es el trabajo de la infancia» y como tal debe
ser dignificado, respetado, promovido y valorado, ¿no Sandra Mediavilla
deberíamos gestionar de manera más rigurosa esos CEIP Gerardo Diego. Los Corrales de Buelna (Cantabria)
momentos en la escuela? alexandra.mediavilla@educantabria.es

Septiembre 2021 • Aula de Infantil 111 25

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