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La declaración de improcedencia de la demanda luego de haberse saneado el proceso

Comentario a la Casación N.° 3527-2017 Cusco

Julissa Yamani Fernández***


Universidad Nacional Mayor de San Marcos

SUMARIO
1. Introducción. — 2. La figura del saneamiento del proceso. — 3. Naturaleza y problemática
de las sentencias inhibitorias. — 4. Análisis de la Sentencia Casatoria N.° 3527-2017-Cusco.
— 5. Conclusiones. — 6. Referencias bibliográficas.
RESUMEN
La autora coincide con el pronunciamiento casatorio que consagra la excepcionalidad de las
denominadas sentencias inhibitorias en los casos que el proceso ha sido saneado
correctamente. Además, indica que la Sala Superior introdujo un agravio que como
alegación había sido excluido de los puntos controvertidos y, por ende, también vulneró el
principio de congruencia que trajo consigo el rechazo de la demanda.

Palabras clave: Excepcionalidad / Improcedencia / Saneamiento / Sentencia inhibitoria

Recibido: 16-01-20
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1. Introducción

La sentencia casatoria que es objeto del presente comentario versa sobre la controversia
originada por la demanda de restitución de bien inmueble que interpuso la señora Marlene
Antonia Gibaja Peralta en agosto del 2015, en contra sus hijos Javier Antonio Velasco Gibaja
y Madeleine Velasco Gibaja, a efectos de que se le devuelva la posesión de un predio ubicado
en la ciudad de Cusco, el cual afirma haber adquirido mediante transacción judicial celebrada
en 1972.

Además de la restitución de dicho bien, la demandante solicitó que los demandados le


paguen una indemnización ascendente a S/7 000.00 (siete mil con 00/100 Soles) mensuales
a partir del 27 de julio del 2015, por concepto de frutos civiles, con motivo de haberse
desalojado en esa fecha al inquilino a quien le había arrendado el bien.

Entre los fundamentos de su demanda, la señora Gibaja Peralta indicó que —convencida por
el señor Javier Velasco Barrios, quien era el padre de sus hijos— suscribió en el año 1974,
una escritura pública de compraventa, declaración, aclaración y modificación de anticipo de
legítima, mediante la cual aparece como adquiriente del cincuenta por ciento (50 %) del
predio en cuestión a favor de los demandados, reservándose el derecho de usufructo vitalicio

*
Asociada Senior del área de Litigios y Controversias del Estudio Muñiz. Abogada de la Facultad de Derecho
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y egresada de la Maestría de Derecho Procesal de la
Universidad San Martín de Porres.
**
La autora agradece a Martín José Magni, asistente del área de Litigios y Controversias del Estudio Muñiz,
por su colaboración en la preparación de este comentario.
de dicho inmueble conforme a lo establecido en la cláusula cuarta de la referida escritura
pública.

Así, tenemos que, de los hechos expuestos por la demandante, tendría en realidad la
condición de usufructuaria vitalicia del predio objeto de litigio; no obstante, reclamó la
restitución a título de propietaria.

Pues bien, mediante sentencia de primera instancia, se declaró fundada en parte la demanda
interpuesta por la señora Gibaja Peralta, en el extremo referido a la devolución de la posesión
del inmueble en su calidad de usufructuaria.

Sin embargo, dicha sentencia fue revocada en vía de apelación, a razón del recurso
interpuesto por el demandado Javier Antonio Velasco Gibaja, declarándose improcedente la
demanda a través de la sentencia de vista emitida por la Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Cusco, con base en los siguientes fundamentos:

 Existiría una falta de conexión de los hechos con el petitorio, pues, por un lado,
la demandante pretendería la restitución del predio a título de propietaria;
mientras que, por el otro, solicitaría lo mismo, pero en virtud a su condición de
usufructuaria.

 En tal sentido, en el primer caso, se discutiría la propiedad y en el segundo,


únicamente la existencia de una obligación que derive en el ejercicio legítimo
de la posesión a título de usufructo.

Posteriormente, la demandante interpuso un recurso de casación contra la referida sentencia


de vista, el cual fue declarado fundado por la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de
Justicia de la República mediante Sentencia Casatoria N.° 3527-2017-Cusco, que anuló
aquella, ordenándose a la Sala Civil Superior de Justicia de Cusco que emita nuevo
pronunciamiento.

El fundamento de la decisión de la Sala Suprema versa sobre dos puntos específicos:

 El punto discutido de la controversia ha sido ya delimitado en primera


instancia, que precisamente se pronunció únicamente sobre el usufructo, no
cuestionándose en vía de apelación si el debate del proceso era realmente sobre
la propiedad del inmueble materia de litis.

 Si bien el artículo 121 del Código Procesal Civil permite a los jueces y
tribunales pronunciarse sobre la validez de la relación jurídica procesal al
momento de emitir sentencia, debe entenderse que se trata de una facultad
extraordinaria que debe ser utilizada cuando no sea posible recurrir a otra figura
por existir un agravio trascendente y si las partes se han visto impedidas de
ejercer su derecho de defensa, debiendo optarse —como regla general— por
pronunciarse sobre el fondo de la controversia.

Sobre el particular, debemos señalar que nos encontramos de acuerdo con los fundamentos
de la decisión de la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República,
por las razones que pasaremos a exponer a continuación.
2. La figura del saneamiento del proceso

El saneamiento es la etapa procesal en la cual el órgano jurisdiccional a cargo de resolver la


controversia verifica si existen determinados requisitos necesarios para el establecimiento
de una relación procesal válida, lo que posibilitará a su vez la emisión de una sentencia de
fondo legítima. Estos requisitos son los presupuestos procesales (competencia, capacidad
procesal y requisitos de la demanda) y las condiciones de la acción (legitimidad e interés
para obrar).

El control que realiza el juez durante dicha etapa del proceso tiene un carácter preventivo,
pues busca detectar la existencia de defectos en la relación procesal, con el objeto de evitar
que el posterior pronunciamiento de fondo que se expida pueda ser anulado.

A decir de las autoras argentinas Angelina FERREYRA y Cristina GONZÁLES1, el fin último
del saneamiento es hacer inmaculado el proceso, expurgándolo de todo vicio o dificultad
que constituya un óbice para la emisión de la sentencia. Si se llegara a tramitar el proceso
sin advertir dichos vicios o defectos, la consecuencia inminente será la nulidad de todo lo
actuado en el proceso, remitiéndose nuevamente a la etapa de calificación de la demanda o
a su conclusión y archivo definitivo, sin resolver el conflicto de intereses por el que las partes
han recurrido a la administración de justicia.

En tal sentido, lo que permite entonces el saneamiento del proceso es descubrir a tiempo si
se encuentran ausentes los presupuestos procesales y/o las condiciones de la acción,
situación que, de ser detectada en la etapa decisoria del proceso, imposibilitaría la emisión
de un pronunciamiento de fondo, por lo que el juzgador se vería forzado a expedir una
sentencia de carácter inhibitorio.

Precisamente, uno de los objetivos de la etapa de saneamiento es evitar la emisión de dicho


tipo de sentencias, a las cuales nos referiremos en el siguiente apartado.

3. Naturaleza y problemática de las sentencias inhibitorias

Las sentencias de mérito son aquellas resoluciones judiciales que ponen fin a la controversia
ventilada en el proceso, amparando o rechazando la pretensión del demandante y/o
reconviniente, de ser el caso.

En sentido opuesto, las sentencias inhibitorias son aquellas que no resuelven el conflicto de
intereses, dejándolo existente. Estas se originan con motivo de que, durante la fase decisoria
del proceso, el juez advierte la ausencia de un presupuesto procesal o condición de la acción
cuya falta no fue detectada en su oportunidad —esto es, durante el saneamiento—, por lo
que se ve impedido de emitir un pronunciamiento de fondo. Así, únicamente podrá
pronunciarse sobre dicha ausencia en la sentencia y declarar la improcedencia de la
demanda.

Sobre el particular, el catedrático argentino Jorge W. PEYRANO define dicho tipo de


sentencias como aquellas:
1
FERREYRA DE LA RÚA, Angelina y Cristina GÓNZALES DE LA VEGA DE OPL, “Nulidad procesal y
saneamiento”, en Revista de Derecho Procesal Civil, n.° 2007-1, Santa Fe: 2007, p. 109.
[Q]ue —oficiosamente o a pedido de parte— declaran que el tribunal se encuentra impedido de emitir una
declaración sobre el fondo del litigio; decisión que no involucra obstáculo alguno para que ulteriormente, y
salvadas que fueran las deficiencias u omisiones correspondientes, se genere un nuevo proceso que ahora sí
podrá pronunciarse sobre el mérito del asunto 2.

Así, el referido autor señala que las sentencias inhibitorias vienen investidas de dos
elementos característicos que son los siguientes:

a) Declaración, oficiosa o a pedido de parte, acerca de que no resulta posible emitir un pronunciamiento de
mérito que dirima sobre la existencia o inexistencia del derecho material debatido; b) posibilidad de renovar el
proceso en cuestión en pos de alcanzar una declaración sobre el fondo del asunto, una vez que se superen o
subsanen las deficiencias observadas3.

Cabe precisar que el pronunciamiento inhibitorio que contienen dichas sentencias no


adquirirá en manera alguna la calidad de cosa juzgada. Siendo que el juez se limita a declarar
que se encuentra imposibilitado para resolver la existencia del derecho discutido, no se niega
ni afirma que la pretensión solicitada por el demandante deba ser amparada o no, por lo que
no es posible que se produzca cosa juzgada sobre una materia que no ha sido objeto de la
decisión contenida en la sentencia4.

Al respecto, el último párrafo del artículo 121 del Código Procesal Civil establece que los
órganos jurisdiccionales pueden emitir sentencias inhibitorias, al señalar que “[m]ediante la
sentencia el juez pone fin a la instancia o al proceso en definitiva, pronunciándose en
decisión expresa, precisa o motivada sobre la cuestión controvertida declarando el derecho
de las partes, o excepcionalmente la validez de la relación procesal”.

Al indicarse que el juez puede pronunciarse sobre la validez de la relación jurídico procesal
en la sentencia, se le habilita a que pueda emitir una resolución inhibitoria si es que, de
manera previa a emitir su decisión, verifica o detecta que se encuentra ausente en la relación
procesal alguno de los presupuestos procesales o condiciones de la acción; no obstante, esta
facultad solo puede ser ejercida de manera excepcional, tal como lo indica el dispositivo
normativo antes mencionado.

La excepcionalidad de los pronunciamientos inhibitorios viene dada por el hecho que no es


aceptable que los pronunciamientos judiciales dejen insolutos los conflictos que son
sometidos al proceso, pues precisamente su fin último —como lo señala el art. III del título
preliminar del CPC— es dar solución a los conflictos de intereses y eliminar las
incertidumbres relevantes jurídicamente.

Así, los fallos inhibitorios no son más que una prolongación de los conflictos que
precisamente la justicia se encuentra llamada a resolver, lo cual constituye una afectación al
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, reconocido en el artículo 139.3 de la Constitución
Política del Perú. Por esta razón, este tipo de fallos deben darse de manera muy
extraordinaria, debiendo optar el juez como regla general, por la conservación de los actos

2
PEYRANO, Jorge W., “¿Qué es una resolución inhibitoria?”, en Derecho & Sociedad, n.° 25, Lima: 2005, p.
91.
3
Loc. cit.
4
LEDESMA NARVÁEZ, Marianella, Comentarios al Código Procesal Civil. Análisis artículo por artículo, 5.a
ed., Lima: Gaceta Jurídica, 2015, p. 359.
procesales y la expedición de un pronunciamiento de fondo que ponga fin a la controversia
puesta a su conocimiento.

Con relación a ello, resulta de particular atención la posición que ha asumido el Tribunal
Constitucional respecto a las sentencias inhibitorias, reflejada en la STC emitida en el
Expediente N.° 02605-2014-PA/TC:

“13. Si los demandados […] dedujeron las excepciones de incompetencia, cosa juzgada, oscuridad o
ambigüedad de la demanda, caducidad y defensas previas, y todas ellas fueran desestimadas en primer y
segundo grado, entonces correspondía que la Sala Civil emita un pronunciamiento sobre el fondo del asunto
(como sí lo hizo el órgano judicial de primer grado), y no uno inhibitorio, puesto que la etapa de calificación
de la demanda ya había precluido y el proceso se encontraba saneado.

14. La Sala Civil, al desestimar en segundo grado las excepciones propuestas por los demandados (fojas 62),
determinó pues la conclusión de la etapa postulatoria, dando inicio a una nueva, la decisoria; por lo que en
aplicación del principio de preclusión procesal en dicha etapa no podía pronunciarse nuevamente sobre los
requisitos de la demanda de rectificación. […]”.

Del extracto de la sentencia citada, se puede observar que el Tribunal Constitucional señala
de manera categórica que no será posible emitir sentencias inhibitorias —esto es, que se
pronuncien sobre la improcedencia de la demanda con base en la falta de algún presupuesto
procesal o condición de la acción— en ningún caso, pues una vez transcurrida la etapa de
saneamiento, ya ha precluido la etapa para verificar la ausencia de algunos de los requisitos
esenciales de la demanda.

Al respecto, señalamos que no nos encontramos de acuerdo con lo afirmado por el supremo
interprete de la Constitución, pues consideramos que sí es posible pronunciarse sobre el
incumplimiento de los requisitos de la demanda, luego de haberse pasado por la etapa de
saneamiento, a través de una sentencia inhibitoria, pero de manera muy excepcional, cuando
se detecte un defecto de especial trascendencia en la demanda, que pueda acarrear la nulidad
del proceso o se pueda generar una situación de indefensión a alguna de las partes.

4. Análisis de la Sentencia Casatoria N.° 3527-2017-Cusco

Con relación a la posición asumida por la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema en la
sentencia casatoria bajo comentario, ya hemos adelantado que nos encontramos de acuerdo
con lo resuelto.

En efecto, con acertado criterio, la Sala Suprema identifica dos defectos graves en la
sentencia de vista que expidió la Sala Civil de Cusco con naturaleza inhibitoria:

 Se declara la improcedencia de la demanda interpuesta por la señora Marlene


Antonia Gibaja Peralta con base en la supuesta existencia de una falta de
conexión entre el petitorio y los fundamentos fácticos y jurídicos que lo
sustentan, arguyendo que no es posible determinar si el derecho reclamado
sobre el inmueble sub litis es a título de propietaria o usufructuaria.

No obstante, en sede de primera instancia, se determinó que el debate procesal


versó en torno a si corresponde o no restituirle a la demandante la posesión del
inmueble en virtud al derecho de usufructo que detenta sobre aquel, lo que no
fue cuestionado por el demandado apelante al plantear su recurso.
 La Sala Civil no ha tomado en consideración que la facultad de dictar
sentencias inhibitorias, regulada en el artículo 121 del Código Procesal Civil,
es meramente excepcional y no correspondía aplicarla al caso seguido por la
señora Marlene Antonio Gibaja Peralta, pues no se encontraba ante un
supuesto el en que haya tenido que usar forzadamente dicha figura, por
adolecer la demanda de un vicio procesal trascendente.

Con relación al primer defecto advertido por la Sala Suprema, debemos señalar que se da en
la medida que la Sala Civil de Cusco, al resolver la apelación interpuesta por Javier Antonio
Velasco Gibaja, termina introduciendo un cuestionamiento adicional a los ya señalados en
dicho recurso, que es aquella referida al eje de la discusión procesal respecto de si la
demandante reclama su derecho en virtud a su condición de propietaria o usufructuaria del
mismo.

Evidentemente, al declarar improcedente la demanda en función a dicho cuestionamiento,


se genera una contravención al principio de congruencia procesal, pues la sentencia de vista
no se corresponde en sus fundamentos a los argumentos señalados por el demandado
apelante.

Respecto del segundo defecto observado por la Sala Suprema, consideramos que la Sala
Civil de Cusco no se encontraba impedida de emitir un pronunciamiento de fondo con base
en una supuesta falta de conexión lógica entre los hechos y el petitorio, por cuanto esta
presunta imprecisión ya había sido salvada en primera instancia al determinarse cuál era la
discusión entre ambas. Tan es así, que ni siquiera fue cuestionada por ninguno de los
demandados en vía de apelación.

Por lo tanto, no existía un vicio de especial trascendencia que impidiera que la Sala Civil
emitiera un pronunciamiento de fondo y la habilitara a expedir una sentencia inhibitoria. Si
en todo caso, estimaba que el defecto antes indicado seguía latente, contaba con otros
instrumentos procesales a través de los cuales podía subsanarlo, como el principio iura novit
curia, regulado en el artículo VII del título preliminar del Código Procesal Civil, mediante el
cual podía determinar si el derecho de la demandante sobre el predio en litigio debía ser
reclamado a título de usufructuaria o propietaria y aplicar las normas sustanciales
pertinentes, sin dejar insoluto el conflicto.

5. Conclusiones

A modo de conclusión, podemos señalar lo siguiente:

1. Los procesos judiciales tienen por objeto que los particulares obtengan una solución
a sus conflictos de intereses e incertidumbres jurídicas a partir del pronunciamiento
de un órgano jurisdiccional, conforme lo establece el artículo III del título preliminar
del Código Procesal Civil.

2. Las sentencias inhibitorias constituyen una situación particular, pues mediante ellas
los órganos jurisdiccionales declaran que no es posible resolver la controversia
sometida al proceso porque advierte —ya en la etapa decisoria— un defecto o vicio
en la relación jurídica procesal.
3. Los pronunciamientos inhibitorios deben darse de manera excepcional, pues
implican una contravención al deber de los órganos jurisdiccionales de resolver los
conflictos de intereses e implican una afectación al derecho de tutela jurisdiccional
efectiva de las partes.

4. Para evitar tales problemas es necesario que el juez realice un examen minucioso de
la relación jurídica procesal en la etapa de saneamiento.

5. No obstante, de advertirse un defecto en dicha relación con posterioridad a esa etapa,


no podrá emitirse una sentencia inhibitoria, sino de manera muy excepcional, cuando
el defecto sea trascendente o genere una situación de indefensión para alguna de las
partes.

6. Referencias bibliográficas

FERREYRA DE LA RÚA, Angelina y Cristina GÓNZALES DE LA VEGA DE OPL, “Nulidad


procesal y saneamiento”, en Revista de Derecho Procesal Civil, Año 2007-1, Santa
Fe: 2007.
LEDESMA NARVÁEZ, Marianella, Comentarios al Código Procesal Civil. Análisis artículo
por artículo, 5.a ed., Lima: Gaceta Jurídica, 2015.
PEYRANO, Jorge W., “¿Qué es una resolución inhibitoria?”, en Derecho & Sociedad, n.° 25,
Lima: 2005.

TEXTO DE LA CASACIÓN

CASACIÓN N.° 3527-2017 CUSCO

Se respeta el derecho a un debido proceso, cuando se


efectivizan los derechos y garantías mínimas con que debe
contar todo justiciable en el desarrollo de todo proceso
judicial; siendo uno de ellos, el determinarse exactamente
qué es lo que se debate y, en su caso, obtener decisión de
fondo que culmine con la controversia jurídica.

Lima, treinta y uno de mayo de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA


REPÚBLICA: vista la causa número tres mil quinientos veintisiete – dos mil diecisiete, en
audiencia pública llevada a cabo en la fecha y producida la votación con arreglo a ley, se
emite la siguiente sentencia:

I. ASUNTO

Se trata del recurso de casación de fecha diecinueve de julio de dos mil diecisiete, interpuesto
a fojas quinientos ochenta, por Marlene Antonia Gibaja Peralta, contra la sentencia de vista
de fecha siete de junio de dos mil diecisiete, obrante a fojas quinientos cincuenta y uno,
expedida por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Cusco, que revocó la sentencia
apelada de fecha doce de enero de dos mil diecisiete, obrante a fojas cuatrocientos cincuenta
y cinco, en el extremo que declaró fundada en parte la demanda interpuesta por Marlene
Antonia Gibaja Peralta, y, reformándola declaró improcedente la demanda; en los seguidos
contra Gregory Mollinedo Zúñiga y otro, sobre indemnización por daños y perjuicios.

II. ANTECEDENTES

1. Demanda. Mediante escrito de fecha veinticinco de agosto de dos mil quince, obrante a
fojas cien, Marlene Antonia Gibaja Peralta, interpuso la presente demanda solicitando la
restitución de una tienda donde funciona el Restaurante “El Jijuna” en el predio N.° 247 de
la Calle Matará de Cusco, de 150 m2 (ciento cincuenta metros cuadrados), y el pago de los
frutos civiles de S/ 7.000 (siente mil soles mensuales) en vía de indemnización por daños y
perjuicios, a partir del veintisiete de julio de dos mil quince. Como fundamentos de su
demanda sostiene que: La demandante es propietaria del cincuenta por ciento del predio N.°
247 de la Calle Matará de Cusco, por haberlo adquirido mediante transacción judicial del
seis de octubre de mil novecientos setenta y dos, aprobado en el proceso civil sobre cobro
ejecutivo de soles, seguido en contra de Javier Velasco Berrio, y en cuya transacción el
demandado antes indicado le ha adjudicado la mitad del predio sub litis. Afirma, que Javier
Velasco Berrio aprovechando ser padre de los demandados, Javier Antonio Velasco Gibaja
y Madeleine Velasco Gibaja, en concurrencia de Hermelinda Gibaja Moscoso, le hicieron
suscribir una escritura pública de fecha dos de julio de mil novecientos setenta y cuatro,
respecto del acto jurídico denominado compraventa, declaración, aclaración y modificación
de anticipo de legitima, por el cual aparece comprando el mismo cincuenta por ciento del
inmueble materia de litis extendido ante el Notario Público Amadeo Fernández Baca, y que
en la cláusula cuarta de la escritura antes mencionada se ha establecido en forma expresa
que la recurrente adquirió el inmueble para sus dos hijos menores Javier Antonio y
Madeleine Velasco Gibaja, y que la recurrente tendría derecho al uso y usufructo hasta el
último día de su existencia. Que con el derecho de usufructo antes referido, la recurrente ha
estado alquilando las tiendas, hacia la fachada de la casa, especialmente la tienda materia de
litis en la cual funcionaba el Restaurante “Ritmo y Sabor”, de propiedad de Edgar Isaac
Calderón Altez, quien pagaba la suma de S/7 000 (siete mil soles mensuales), cuyo contrato
era por un año con vencimiento en el mes de abril de dos mil seis. Alega que el demandado
Javier Antonio Velasco Gibaja, aprovechando la existencia de la escritura pública de fecha
dos de julio de mil novecientos setenta y cuatro, aduciendo un supuesto derecho de
propiedad, ha despojado de su posesión al inquilino de la recurrente en los últimos días del
mes de julio del dos mil quince, en forma arbitraria, sin tener en cuenta que la recurrente
tiene el derecho de usufructo del inmueble mientras tenga vida, introduciendo en dicho
inmueble a su codemandado Gregory Mollinedo Zúñiga, el cual ha abierto el Restaurant “El
Jijuna”. Considera que tiene derecho a que se le restituya la posesión del local materia de
litis, por existir el derecho de usufructo, y que igualmente tiene derecho a una indemnización
de daños y perjuicios proveniente de los frutos dejados de percibir como consecuencia de la
desposesión que ha realizado el demandado Javier Antonio Velasco Gibaja, con respecto a
su anterior inquilino y haber alquilado a su co-demandado. Afirma, que la recurrente es quien
adquirió el inmueble, pagando un precio, que es una persona de avanzada edad, que tiene
muchas dolencias propias de su edad, y que las rentas que percibe son el único sustento que
sirve para cubrir sus necesidades; sostiene igualmente que sus dos hijos la han maltratado
física y psicológicamente.
2. Contestación de Demanda de Gregory Mollinedo Zuñiga. Mediante escrito de fecha
veintidós de setiembre de dos mil quince, obrante a fojas ciento veintiséis, Gregory
Mollinedo Zuñiga, contestó la demanda sosteniendo básicamente que ingresó al predio en
mérito a un contrato de arrendamiento de fecha veintitrés de julio de dos mil quince, para lo
cual su arrendador le presentó el certificado de registro inmobiliario del inmueble en el que
aparece como propietario juntamente con su hermana Madeleine Velasco Gibaja, no
apareciendo el nombre de la demandante Marlene Antonia Gibaja Peralta y menos alguna
carga que limite la libre disponibilidad del bien; además se le proporcionó el recibo de pago
de auto avalúo en la que aparece su nombre y la de su hermana, documentos con los que
acredita su buena fe contractual, por tanto su posesión es legítima y no tiene por qué restituir
posesión alguna a una persona con quien no le liga ningún trato ni contrato. Asimismo,
respecto a la indemnización de daños y perjuicios, niega haber afectado de modo alguno a
la demandante; en cualquier caso su posesión es legítima a través de un contrato celebrado
con el verdadero propietario.

3. Contestación de Demanda de Javier Antonio Velasco Gibaja. Mediante escrito de


fecha veintidós de setiembre de dos mil quince, obrante a fojas ciento treinta y ocho, Javier
Antonio Velasco Gibaja, contestó la demanda sosteniendo fundamentalmente que es poca
seria la versión de la demandante en cuanto a que se le habría hecho firmar a su señora madre
la mencionada escritura pública en el que se adquiere la propiedad a favor del recurrente y
su hermana, por cuanto en el año de mil novecientos setenta y cuatro, solo contaba con cuatro
años de edad. Señala que, la pretensión de la demandante resulta oscura y ambigua, pues lo
sustenta en un supuesto derecho de propiedad, como también lo sustenta en un derecho de
usufructo señalado en la escritura pública de compraventa de fecha dos de julio de mil
novecientos setenta y cuatro. Precisa que, queda demostrado, que tanto Javier Antonio
Velasco Gibaja como su hermana Madeleine Velasco Gibaja, gozan del derecho de
propiedad del inmueble; y si es que fuera el caso, la demanda sobre restitución de inmueble
proviene de un derecho de usufructo, tal derecho no existe con las formalidades que la ley
determina, pues el usufructo al que se hace referencia no está claramente definido y está
contemplado de manera muy genérica en la escritura de compraventa de fecha dos de julio
de mil novecientos setenta y cuatro, siendo que si hasta la fecha ha permitido el abuso que
comete la actora es precisamente por el lazo consanguíneo que les une, por tanto, la
pretensión incoada por la demandante debe ser declarada infundada.

4. Puntos Controvertidos. En el auto de fijación de puntos controvertidos de fecha dieciséis


de agosto de dos mil dieciséis, obrante a fojas trecientos ochenta y cuatro, se procedió a fijar
los siguientes puntos controvertidos: Establecer o determinar si la actora es propietaria del
50 % (cincuenta por ciento) del inmueble predio N.° 247 de la Calle Matará y por
consiguiente tiene el derecho de que se le restituya el bien. Establecer si la actora al tener
derecho al uso y usufructo sobre el inmueble, este se le debe restituir. Determinar si como
consecuencia de la tenencia del inmueble por parte de los demandados, tienen estos la
obligación de pagar indemnización de daños y perjuicios, por no tener la actora el uso y
usufructo del mismo.

5. Sentencia de Primera Instancia. Tramitada la causa conforme al proceso abreviado, el


Juez del Primer Juzgado Civil de la Corte Superior de Justicia de Cusco, mediante sentencia
de fecha doce de enero de dos mil diecisiete, obrante a fojas cuatrocientos cincuenta y cinco,
declaró fundada en parte la demanda, sobre restitución de bien inmueble; ordenando que los
demandados cumplan con entregar el bien materia de litigio; asimismo, declaró infundada
la demanda sobre indemnización por daños y perjuicios, sosteniendo que: a) En dicho acto
jurídico se ha establecido o señalado que la compradora hoy actora, tendría el usufructo del
inmueble objeto de compraventa mientras viva. b) No debe de perderse de vista, que el acto
jurídico de otorgamiento de usufructo, no requiere mayor formalidad, por cuanto que el
artículo 1000 del Código Civil, se refiere a la constitución del usufructo y dispone que se
constituye por ley; por contrato o acto jurídico unilateral o testamento; sin precisar, las
formalidades que se deba de cumplir en su otorgamiento, para su validez; por tanto, con el
indicado acto jurídico, está acreditado, que la actora mientras viva tendrá el derecho de
usufructo del inmueble materia de restitución. c) Asimismo, es necesario, precisar que el
acto jurídico, que origina el derecho de usufructo de la actora mantiene su plena validez y
eficacia, por cuanto, no se ha probado que dicho acto jurídico haya sido objeto de nulidad.
d) En cuanto a la duración o plazo del usufructo, debe de tenerse en cuenta, que siendo la
actora persona natural, no existe una norma que en forma expresa determine el plazo máximo
del usufructo respecto a las personas naturales, como sí está establecido para las persona
jurídicas en el artículo 1001 del Código Sustantivo; sin embargo, en el caso de autos, al
respecto se toma en cuenta lo dispuesto en el inciso primero del artículo 1021 del cuerpo
legal acotado; que señala: que el usufructo se extingue por “cumplimiento de los plazos
máximos que prevé el artículo 1001 o del establecido en el acto constitutivo”. e) Analizada
la escritura pública de compraventa, celebrada en fecha dos de julio de mil novecientos
setenta y cuatro, se advierte de la cláusula cuarta textualmente lo siguiente: “Que la
compradora adquiere este inmueble en beneficio de sus hijos Javier Antonio y Madeleine
Velasco Gibaja, quienes serán propietarios del inmueble comprado, sin que su madre
Marlene Gibaja Peralta pueda transferir, gravar dicho inmueble a título gratuito ni a título
oneroso, pero sí usufructuar hasta sus últimos días”. f) En consecuencia, está demostrado
que en el acto constitutivo del usufructo se ha establecido el tiempo de duración del usufructo
a favor de la actora; que será hasta sus últimos días; en consecuencia, queda claro que el
derecho de usufructuar del inmueble se extinguirá a la muerte de esta. g) Con respecto a la
indemnización de daños y perjuicios, dicha pretensión se encuentra regulada dentro de la
responsabilidad extracontractual subjetiva prevista en el artículo 1969 del Código Civil,
conforme al cual, todo daño producido por dolo o culpa resulta pasible de indemnización.
En el caso de autos no existe mayor argumento respecto a la referida pretensión; así mismo
no se precisa cuánto es el monto, de los frutos civiles que ha dejado de percibir o a cuánto
asciende dicho monto; tampoco existe pruebas al respecto.

6. Apelación. Mediante escrito de fecha treinta de enero de dos mil diecisiete, obrante a fojas
cuatrocientos setenta y cuatro, Javier Antonio Velasco Gibaja, interpone recurso de
apelación contra la sentencia de primera instancia, alegando lo siguiente: Señala que no se
han valorado los medios de prueba presentados, vulnerando de este modo su derecho de
propiedad y causando un estado de indefensión absoluta al no haber integrado a la
copropietaria a la relación jurídico procesal.

7. Sentencia de Vista. Elevados los autos a la Sala Superior en virtud del recurso de
apelación interpuesto por la parte demandada, la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de Cusco, mediante sentencia de vista de fecha siete de junio de dos mil diecisiete, obrante
a fojas quinientos cincuenta y uno, revocó la sentencia apelada, y reformándola declaró
improcedente la demanda. Siendo sus fundamentos más trascendentes los siguientes: Señala
que resulta evidente la falta conexión de los hechos con el petitorio, pues por un lado, se
pretende la restitución a título de propietaria, vía reivindicación; y por el otro, se pretende la
restitución de la posesión a título de usufructuaria. Indica que, en el primer caso se discutirá
la propiedad, es decir el mejor derecho de propiedad; y en el segundo únicamente la
existencia de una obligación que derive en el ejercicio legítimo de la posesión, a título
usufructo, mediante un interdicto de recobrar siempre y cuando no sea contra el propietario
o un proceso de desalojo; o, una demanda indemnizatoria por inejecución de obligaciones
frente a quien se haya obligado.

III. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE DECLARÓ PROCEDENTE EL


RECURSO CASATORIO

Esta Suprema Sala mediante resolución de fecha quince de setiembre de dos mil diecisiete,
obrante a fojas treinta y nueve del cuadernillo de casación, se declaró PROCEDENTE el
recurso casatorio, por las siguientes infracciones normativas: i) Infracción normativa
procesal por inaplicación del artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Civil,
señala que resulta evidente que el Superior ha infraccionado la norma procesal al examinar
los recursos de apelación presentados por los demandados únicamente contra el extremo que
declaró fundada la demanda a través de cuyos medios impugnatorios pretendieron la nulidad
o la revocatoria de la sentencia de vista. II) Infracción normativa procesal por inaplicación
de los artículos 2 y 3 del Código Procesal Civil, indica que la Sala Superior lejos de analizar
los fundamentos de la sentencia del A quo, y las apelaciones, hace una nueva calificación de
la demanda, limitando con esa actitud su ejercicio regular de su derecho de acción, ello, se
evidencia en la sentencia de vista; asimismo emite sentencia inhibitoria y al mismo tiempo
de resolver en instancia definitiva el cuaderno de excepciones N.° 01601-2015-36-1001-JR-
CI-01 por resolución número siete confirmó el auto de saneamiento procesal, contenido en
la resolución número cuatro, de fecha cinco de enero de dos mil dieciséis. III) Infracción
normativa procesal por inaplicación a lo dispuesto en el artículo 123 del Código Procesal
Civil, precisa que la cosa juzgada es una institución procesal a través de la cual las
resoluciones judiciales se convierten en inmutables, la Sala Superior al expedir la resolución
número cuarenta y siete, no ha considerado en ningún extremo de su sentencia de vista lo
resuelto anteriormente en el cuaderno de excepciones 01601-2015-36-1001-JR-CI-01 lo que
no solo constituye una arbitrariedad, sino también una infracción normativa grave. iv)
Infracción normativa material de los artículos 999 y 1008 del Código Civil, alega que la
sentencia expedida por la Sala Superior ha aplicado las normas sustantivas referidas al
usufructo, siendo ello así no se ha verificado que el usufructo le confirme las facultades de
usar y disfrutar el bien de la forma normal y acostumbrada, asimismo cabe señalar se ha
inaplicado la norma, en razón que al haber analizado el superior su fundamento, no se ha
percatado que la pretensión está dirigida a recuperar el uso y disfrute del bien materia de
litis, donde funciona el Restaurante “El Jijuna” de la Calle Matará número 247 del Cercado
de Cusco.

IV. CUESTIÓN JURÍDICA EN DEBATE

Estando a los términos del auto de procedencia del recurso de casación referido
precedentemente, la cuestión jurídica a debatir es dilucidar si al dictarse la sentencia
expedida por la Sala Civil que revocó la resolución apelada que declaró fundada en parte la
demanda; y reformándola la declaró improcedente, ha incurrido en infracción de alguna de
las normas materiales y procesales allí denunciadas.

V. FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA


PRIMERO. Es menester precisar que el recurso de casación es un medio impugnatorio
extraordinario que permite ejercer el control de las decisiones jurisdiccionales, con la
finalidad de garantizar la correcta aplicación e interpretación del derecho objetivo y la
unificación de la jurisprudencia nacional de la Corte Suprema de Justicia de la Republica,
así como determinar si en dichas decisiones se ha respetado el debido proceso, traducido en
el respeto a los principios que lo integran.

SEGUNDO. Habiéndose declarado procedente el recurso casatorio por infracciones


normativas de carácter procesal y material, en primer lugar debemos analizar las de carácter
procesal y solo si estas se desestiman, pasar a analizar la infracción sustantiva o de carácter
material denunciada.

TERCERO. Entrando al análisis de las causales procesales por las cuales se declaró
procedente el recurso de casación, se debe señalar que el derecho fundamental al debido
proceso, reconocido en el artículo 139 numeral 3 de la Constitución Política del Estado de
mil novecientos noventa y tres, es un derecho continente que comprende un conjunto de
derechos fundamentales de orden sustantivo y procesal. Al respecto, el Tribunal
Constitucional ha señalado que “su contenido constitucionalmente protegido comprende una
serie de garantías, formales y materiales, de muy distinta naturaleza, que en conjunto
garantizan que el procedimiento o proceso en el cual se encuentra inmersa una persona, se
realiza y concluye con el necesario respeto y protección de todos los derechos que en él
puedan encontrarse comprendidos”5.

CUARTO. Asimismo, “el debido proceso es un derecho humano abierto de naturaleza


procesal y alcances generales, que busca resolver de forma justa las controversias que se
presentan ante las autoridades judiciales. Este derecho contiene un doble plano, pues además
de responder a los elementos formales o procedimentales de un proceso (Juez natural,
derecho de defensa, plazo razonable, motivación resolutoria, acceso a los recursos, instancia
plural, etc.), asegura elementos sustantivos o materiales, lo que supone la preservación de
criterios de justicia que sustenten toda decisión (juicio de razonabilidad, juicio de
proporcionalidad, etc.)”6.

QUINTO. En su aspecto procesal, el debido proceso comprende también el derecho a la


motivación de las resoluciones judiciales, reconocido en el artículo 139 numeral 5 de la
Norma Fundamental, que implica que los Jueces están obligados a expresar las razones o
justificaciones objetivas que sustentan sus decisiones. Y ello es así porque, en un Estado
Constitucional y Democrático de Derecho, la motivación de las resoluciones judiciales
garantiza que las partes y los ciudadanos en general ejerzan un adecuado control y
fiscalización sobre el poder delegado a los Jueces para administrar justicia en nombre del
pueblo.

SEXTO. Sobre la dimensión del derecho a la debida motivación de las resoluciones


judiciales se ha afirmado que “no solo es un derecho de toda persona (natural o jurídica) a
recibir de los órganos de la jurisdicción una decisión debidamente justificada, sino que
constituye al mismo tiempo un principio que define a la función jurisdiccional del Estado y,

5
STC N.° 7289-2005-AA/TC, fundamento jurídico 5.
6
LANDA ARROYO, César, Colección cuadernos de análisis de la jurisprudencia, vol. I. El derecho al debido
proceso en la jurisprudencia: Corte Suprema de Justicia de la República del Perú, Tribunal Constitucional del
Perú, Corte Interamericana de Derechos Humanos. Lima: Academia de la Magistratura, p. 59.
a su vez, una garantía instrumental para asegurar el cumplimiento de otros principios y
derechos fundamentales en el marco de un Estado Democrático”7.

SÉTIMO. Del mismo modo, como también lo ha señalado el Tribunal Constitucional, las
razones o justificaciones objetivas que llevan a los Jueces a tomar una determinada decisión,
deben provenir no solo del ordenamiento jurídico vigente y aplicable al caso, sino de los
propios hechos debidamente acreditados en el trámite del proceso. Bajo esa visión, el
derecho a la motivación de las resoluciones judiciales “es una garantía del justiciable frente
a la arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones no se encuentren justificadas en el
mero capricho de los magistrados, sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento
jurídico o los que se derivan del caso”8.

OCTAVO. Por otro lado, se debe precisar que el derecho al debido proceso también se
manifiesta en materia impugnatoria, pues como consecuencia lógica de un sistema
democrático, las partes se encuentran facultadas a cuestionar el contenido de una decisión
judicial a través de los medios impugnatorios que le otorga el ordenamiento jurídico
procesal, y, en mérito a ello, deben recibir del órgano revisor un pronunciamiento acorde a
los cuestionamientos planteados, en aplicación del principio de “congruencia impugnatoria”.

NOVENO. Atendiendo a dichos conceptos, se aprecia lo siguiente: 1. Si bien la demandante


alegó ser propietaria del bien en un 50 % (cincuenta por ciento) por haberlo adquirido el seis
de octubre de mil novecientos setenta y dos, también ha mencionado que celebró un contrato
de compraventa el dos de julio de mil novecientos setenta y cuatro, agregando (fundamento
número tres de su escrito de demanda) que “en la cláusula cuarta de la escritura antes
referida, se ha establecido en forma expresa de que la recurrente adquiría el predio para sus
dos menores hijos […] y que LA RECURRENTE TENDRÍA DERECHO DE USO Y
USUFRUCTUO HASTA EL ÚLTIMO DÍA DE MI EXISTENCIA” (sic). 2. En el
fundamento cuatro de su demanda, hace alusión que en virtud del derecho de usufructo es
que alquila parte del inmueble y aunque si bien es cierto, líneas después, sostiene que se le
debe devolver la posesión, ya por tener la propiedad, ya por el derecho a usufructo, se trata
de un asunto que se debió aclarar en su momento, no perjudicando el proceso al grado de
emitir sentencia inhibitoria; más aún si en los puntos controvertidos no se hizo esa precisión,
antes bien, se dijo que la controversia giraba en determinar si la actora era propietaria o
usufructuaria del bien y si los demandados han ejercido su derecho de defensa atendiendo a
lo allí expuesto. 3. En efecto, se aprecia del cuaderno de excepciones que se formularon dos:
la de oscuridad o ambigüedad en el modo de proponer la demanda y la de falta de legitimidad
para obrar del demandante; ambas fueron desestimadas; siendo relevante manifestar que solo
se apeló la última excepción que al resolverla la Sala Superior sostuvo que el derecho que la
demandante invocaba era la del usufructo y que era esa legitimación la que le daba
legitimidad para obrar (considerando 3.4.6), de lo que el tema en controversia estaba
claramente delimitado. 4. Asimismo, se tiene que la sentencia de primera instancia se
pronuncia por el usufructo y si en la apelación no se cuestiona en nada sobre el punto en
debate, al extremo que una apelante señala: “De esta pretensión demandada, se extrae
claramente que se debe analizar EL USUFRUCTO, como bien lo ha determinado su

7
GRÁNDEZ CASTRO, Pedro, “El derecho a la motivación de las sentencias y el control constitucional de la
actividad judicial”, en El debido proceso. Estudios sobre derechos y garantías procesales, Lima: Gaceta
Jurídica, 2010, p. 243.
8
STC Exp. N.° 03433-2013-PA/TC, fundamento jurídico 4.
despacho”9, de lo que se infiere saber a cabalidad qué tema es el que se discute. 5. Es verdad
que el artículo 121 del Código Procesal Civil, faculta al Juez a pronunciarse sobre la relación
jurídica procesal al momento de emitir sentencia; sin embargo, se trata de una facultad
extraordinaria que debe ser utilizada cuando no sea posible, por los mecanismos que faculta
la ley, conservar el proceso; pero si este puede continuar, si no ha existido agravio
trascendente, si las partes han ejercido plenamente su derecho de defensa, por lo que se debe
optar por dar solución final a la controversia, a fin de lograr la paz social, todo ello en
consonancia con el artículo III del Código Procesal Civil.

DÉCIMO. En consecuencia, al haberse constatado la infracción normativa del artículo 139


inciso 3 de la Constitución Política del Estado, se debe declarar fundado el recurso de
casación, y, en virtud de lo prescrito por el artículo 396 del Código Procesal Civil, el reenvío
tendrá efectos subsanatorios, debiendo ordenarse que el Ad quem emita una nueva sentencia
conforme a ley, y en atención a los lineamientos previstos en la presente resolución.

7. DECISIÓN

Por tales consideraciones, de conformidad con el artículo 12 del Texto Único Ordenado de
la Ley Orgánica del Poder Judicial y 396 del Código Procesal Civil: Declararon FUNDADO
el recurso de casación interpuesto a fojas quinientos ochenta, por Marlene Antonia Gibaja
Peralta, en consecuencia NULA la sentencia de vista de fecha siete de junio de dos mil
diecisiete, obrante a fojas quinientos cincuenta y uno, ORDENARON que la Sala Superior
emita nuevo pronunciamiento con arreglo a ley; MANDARON publicar la presente
resolución en el Diario Oficial “El Peruano” conforme a ley; en los seguidos con Gregory
Mollinedo Zuñiga y otro, sobre restitución de bien inmueble; y los devolvieron. Por licencia
del señor Juez Supremo Távara Córdova integra este Supremo Tribunal la señora Jueza
Suprema Céspedes Cabala. Interviene como ponente el señor Juez Supremo Calderón
Puertas.

SS. HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS, SALAZAR LIZÁRRAGA, CALDERÓN


PUERTAS, CÉSPEDES CABALA.

9
Punto 2, recurso de apelación de Gregory Mollinedo Zúñiga, p. 485.

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