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A. Modelo original del replicón en bacterias, se representa el gen que codifica al iniciador (- -
-) y el replicador (—), la replicación se inicia por la interacción del iniciador (ovalo) con el
replicador y procede hasta completar el cromosoma (modificado de Jacob et al., 1964).
En este modelo el replicón es una molécula circular de DNA (como los cromosomas
bacterianos) que contiene dos elementos específicos determinados genéticamente. El primero
se expresa a partir de un gen estructural y es un componente que difunde y regula el inicio de
la polimerización: el iniciador, el cual interactúa con el segundo elemento, que es una
secuencia específica de nucleótidos en el DNA que determina el sitio en el que comienza la
síntesis: el
replicador (figura 1A). A pesar de que el modelo del replicón se planteó originalmente para
comprender la síntesis del dna de las bacterias, pronto se extendió como posible mecanismo
de la replicación de los eucariontes (Gilbert, 2004). De esta manera, se visualizó a cada
cromosoma eucarionte como un conjunto de unidades de replicación (replicones), en cada uno
de los cuales podría regularse el inicio de la polimerización a través de la interacción del
iniciador y del replicador (figura 1B).
El valor heurístico del modelo se hizo evidente con el desarrollo de nuevas estrategias
experimentales que permitieron la identificación en Escherichia coli de la secuencia de inicio
de replicación OriC (Yasuda e Hirota, 1977) y de la proteína dnaA (Chakraborty et al., 1982)
como replicador e iniciador, respectivamente, del cromosoma bacteriano.
El origen de replicación en E. coli es una secuencia de 245 pb que contiene una secuencia de
13 pb repetida tres veces en tándem. Además esta región contiene cuatro zonas de unión a la
proteína DNA A que se encarga de separar las hélices para comenzar la replicación.
Cuando las moléculas de ADN circular se replican se observan lo que se denominan "ojos o
burbujas" de replicación. La forma que adoptan los intermediarios de la replicación se parece a
de la letra griega θ.