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Presentación H.zañartu 19 Abril 2012
Presentación H.zañartu 19 Abril 2012
Hipólito Zañartu R. 2
El Art. 91 del Código de Minería dispone que inscrita la sentencia constitutiva de la
concesión minera, ésta queda sometida al régimen de posesión inscrita.
Primeras conclusiones:
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Facultad de usar: no cabe en cosas incorporales en términos de como
se concibe el uso respecto de cosas corporales. El uso siempre recae
finalmente respecto de la cosa material objeto del derecho de
dominio.
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Lo anterior lleva a pensar que lo poseído NO es el derecho, sino la
cosa material sobre la que el derecho recae. En este sentido, poseer
no significaría necesariamente “tener”, sino que “ejercer ciertas
actividades materiales sobre una cosa corporal y es imposible ejercer
estas actividades materiales sobre un “Derecho Real” que por ser
“inmaterial” no admite tales operaciones. Así las cosas, en el sentido
clásico del verbo “poseer”, las cosas inmateriales, los derechos reales
no pueden “poseerse”, y, por tanto, cuando se habla de “posesión de
un derecho real”, se refiere a algo distinto que el significado de tal
verbo.
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Segunda conclusión:
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Tercera conclusión:
Si bien es cierto que la posesión de la concesión minera se
adquiere por inscripción del título (y sentencia como título
originario) en el registro pertinente del conservador de minas
competente, lo cual la sujeta al régimen de posesión inscrita
(donde es trascendente el Art. 924 del CC), no es menos cierto
que el propio legislador de la LOC, considera como atributos
esenciales del dominio de la misma la posibilidad de iniciar y
continuar la exploración y explotación minera, lo que supone
necesariamente una “intervención” en un terreno (el sólido que
configura a la misma concesión) cuyo dominio y posesión es
distinto e independiente del dominio y posesión de la
concesión minera.
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Tales actos de intervención precisamente podrían encuadrarse
en actos “positivos a que sólo da lugar el dominio “ y a que se
refiere el Art. 925 del CC).
El concesionario no necesita necesariamente de
“servidumbres” para intervenir el terreno con su exploración o
explotación, ello porque la minería es una actividad revestida
del carácter de “interés público”, lo que justifica incluso
imposición no sólo de limitaciones a los predios superficiales (y
las servidumbres son limitaciones conforme al Art. 732 N° 3 del
CC) sino que además, justifica imposición por el legislador de
“obligaciones “ a los mismos predios y acá ya no caen las
servidumbres (pues son limitaciones) y ejemplo de ellas son las
normas de la facultad de catar y cavar, el Art. 53 del CM, etc). Sin
embargo, la servidumbre le puede ser útil (por lo que se verá en
seguida) Hipólito Zañartu R. 19
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Tradicionalmente se señalan que las acciones posesorias son
cinco: a) querella de amparo (conservar posesión de bienes
raíces o derechos reales constituidos sobre ellos); b) querella de
restitución (recuperar posesión de bienes raíces o derechos
reales constituidos sobre ellos); c) querella de restablecimiento
(para obtener el restablecimiento en la posesión o mera
tenencia bienes raíces o derechos reales constituidos sobre
ellos); d) denuncia de obra nueva (para impedir una obra nueva
del suelo que se está en posesión); e) denuncia de obra ruinosa (para
impedir que una obra ruinosa o dañosa cause daño); y f) en fin,
acciones posesorias especiales. NO NOS REFERIREMOS A
LAS DOS ÚLTIMAS
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Veamos: cómo podría darse:
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Y AHORA LO MEDULAR:
En primer lugar, hay que tener presente que los artículos 930 y
931 del CC discurren sobre dos hipótesis distintas:
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Veamos el primero: la obra se construye en el suelo que se está en
posesión (Art. 930 CC):
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En resumen, perfectamente (y así se lee en obras como el
Tratado de Derecho de Minería de Juan Luis Ossa, que los
califica como “derechos reales de exploración y explotación”)
se puede pensar que si bien es cierto que el concesionario
minero no es poseedor del suelo, sin embargo toda obra nueva que
el impida explorar o explotar el terreno que configura su
concesión, más aún cuando dicho terreno es abierto e inculto
(por los renvíos que efectúa el Art. 116 del Código de Minería),
se encuentra legitimado para accionar por medio de la denuncia
de obra nueva.
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En términos generales tiende a admitir la denuncia de obra nueva
por el concesionario minero aún cuando no tenga servidumbre,
siempre que existan actos materiales que demuestren el ejercicio
de sus derechos a explorar y explotar en el terreno que configura
la concesión minera. Y esto no es extraño, porque en materia de
acciones posesorias, la regla general es que tienda a privilegiarse
los actos materiales; incluso cuando hay inscripciones “paralelas”,
o los datos de las inscripciones no son claros, al final el elemento
que decide son, precisamente, las pruebas de posesión del suelo a
que se refiere el Art. 925 del CC: los actos a que sólo da lugar el
dominio. En este sentido, las tan recordadas sentencias de la
Corte de Tacna, señala que la denuncia de obra nueva presupone
la posesión material del suelo (R. t. 5, sec 2ª, p. 124; G. 1906, t II,
N° 933, p. 466)
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Agrega: El titular de una concesión minera está asistido de las acciones posesorias para
defender su posesión; pero para ello debe invocar y probar la calidad de poseedor,
esto es el efectivo ejercicio de las facultades de exploración y
explotación de unos terrenos determinados [….]. La procedencia de
la acción posesoria de denuncia de obra nueva exige invocar la
condición de poseedor y reclamar de actos que afecten esta
condición. El concesionario minero más que un poseedor es dueño de una
concesión minera y puede interponer las mismas querellas posesorias
destinadas a la protección de la posesión de inmuebles, pero el
dominio o la posesión del terreno superficial es algo distinto del
dominio o la posesión de la pertenencia y no podrá prohibir la
ejecución de obras en el terreno superficial A MENOS QUE SE
ENCUENTRE EFECTIVAMENTE REALIZANDO LABORES
MINERAS NECESARIAS PARA SATISFACER EL INTERÉS
PÚBLICO QUE JUSTIFICA EL OTORGAMIENTO DE LA
CONCESIÓN o sea titular de la respectiva servidumbre minera.
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Segundo caso: si el concesionario minero posee servidumbre minera
sobre el predio superficial en que se levanta la obra (puede ser el
terreno que configura dicha concesión u otro, no como en el caso
del primero que sólo sería respecto del terreno que configura su
concesión) y dichas obras embarazan el goce de la servidumbre
legalmente constituida:
Acá no cabe duda de la procedencia de la denuncia de obra nueva
pero por aplicación del Art. 931 del CC que la concede para
proteger el derecho real de servidumbre más que la concesión en
sí y así se señala en la propia sentencia indicada. Pero hay que
tener claro que dichas obras deben embarazar el goce de la
servidumbre legalmente constituida, por lo que habrá que estar al
título constitutivo de la misma servidumbre y su regulación, para
los efectos de determinar si la obra es denunciable o no.
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Conclusiones: