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Las normas internacionales en el Derecho del Trabajo

argentino
por MARÍA SOL LOREDO
7 de Mayo de 2020
www.saij.gob.ar
Id SAIJ: DACF200087

I. Introducción.

A través de la reforma constitucional de 1994 se incorporaron ciertas declaraciones y tratados internacionales


sobre la protección de derechos humanos de los cuales la Nación ya era parte, así como aquellos que a futuro
sean aprobados por una mayoría especial de dos tercios de la totalidad de miembros de ambas Cámaras
parlamentarias y se reconoció la máxima jerarquía normativa a aquellos instrumentos(1). Dicha circunstancia
trajo aparejados cambios en la estructura de la pirámide jurídica por la alteración del orden de jerarquías de los
tratados internacionales con respecto al ordenamiento jurídico interno(2), mientras que dispuso expresamente la
superioridad normativa por encima de las leyes de todos los tratados (bilaterales, multilaterales, acuerdos de
integración o concordatos con la Santa Sede) cuyo contenido no versare sobre materias relacionadas con los
derechos humanos y que no hubieran sido expresamente incorporados a la redacción de la citada norma.

Sin embargo, a estos instrumentos se les confirió jerarquía constitucional en las condiciones de su vigencia, lo
que supone que deben ser interpretados y aplicados en el orden interno tal como "rigen en el ámbito
internacional y considerando particularmente su efectiva aplicación jurisprudencial por los tribunales
competentes para su interpretación y aplicación"(3) y con las reservas que oportunamente hubiera efectuado el
país al momento de su aprobación, a la par que no pueden derogar artículo alguno de la primera parte de la
Constitución y deben considerarse complementarios de los derechos y garantías allí establecidos, por lo que
estamos frente a una relación de articulación o complementariedad entre ambos órdenes normativos (bloque de
constitucionalidad).

Este cambio normativo ya había sido anticipado por nuestro Máximo Tribunal al expedirse en el emblemático
leading case "Ekmekdjian Miguel Angel c/ Sofovich Gerardo y otros"(4) en donde se hizo referencia a la
integración entre las normas de orden internacional y las internas, mediante el cual puso fin a la disputa entre
las teorías monistas y dualistas en cuanto afirmó la operatividad interna de los tratados internacionales
-cualquiera fuese su tipo o modalidad(5)- que hubieran sido ratificados por la Argentina. Allí expresa, además,
que "esa prioridad de rango integra el ordenamiento jurídico argentino", fundándose en el artículo 31 de la Carta
Magna.

El presente trabajo también analizará las particulares características que presentan los Convenios celebrados
en el marco de la Organización Internacional del Trabajo dentro del panorama normativo reseñado, en función
de la singularidad proveniente de su origen tripartito y de la imposición de mecanismos de seguimiento y control
de su aplicación(6); todo ello analizado a la luz de los pronunciamientos del Alto Tribunal.

II. Del derecho internacional a las normas internas. Como se ha adelantado, tradicionalmente se ha presentado
a nivel teórico y práctico una dicotomía en cuanto a la forma en la que resultan de aplicación las disposiciones
internacionales frente a la existencia de un demarcado ordenamiento legal interno. Las consecuencias prácticas
que la adopción de cada modelo presenta predetermina de manera directa cómo van a desarrollarse las
relaciones normativas dentro del sistema normativo vigente.

Así, en primer lugar, se encuentra la teoría dualista o pluralista. Ésta se construye sobre la distinción que existe
entre el orden internacional y el interno. De tal modo, cada uno de estos sistemas reconoce diferencias en
cuanto a sus propias fuentes de validez sin que ninguno de ellos posea jerarquía superior sobre el otro, ya que
se encuentran yuxtapuestos y constituyen sistemas jurídicos separados: el derecho interno se relaciona con las
actividades de los particulares -personas físicas- que se encuentran sometidos a su soberanía, que a su vez
delimita las relaciones de los individuos con el Estado. El derecho internacional, en cambio, rige exclusivamente
relaciones entre los Estados y otros sujetos de derecho internacional.

En cuanto a las fuentes normativas, en el derecho interno la fuente del derecho es la actividad legislativa y
judicial del Estado que puede imponerse a quienes sean sus súbditos jurídicos. La fuente del derecho
internacional, por el contrario vincula a diferentes Estados mediante la máxima pacta sunt servanda.

En definitiva, los dos derechos aparecen como sistemas jurídicos autónomos, en donde su competencia resulta
parcial y aislada en tanto que no se dirigen a los mismos sujetos y, por lo tanto, no rigen las mismas relaciones
jurídicas, por lo que no es posible que haya conflicto entre ambos órdenes. Así las normas jurídicas
internacionales deberán transformarse en normas internas antes de poder ser aplicadas por los jueces
nacionales, adaptándose al nuevo contexto creado por aquéllas. Es que, mientras que en el orden interno las
normas se aplican de manera autónoma, el derecho internacional permanece absolutamente estéril sin una
colaboración activa de los Estados a los cuales se dirige.

En las antípodas se encuentra la teoría monista. Quienes se inclinan por esta postura consideran que es
lógicamente inaceptable la validez simultánea de dos normas opuestas que resulten aplicables a los mismos
sujetos de derecho y, por lo tanto, estos distintos órdenes jurídicos se encuentran abarcados en un sistema
único con un rango jerárquico determinado. Quienes introdujeron esta teoría fueron Kelsen y Guggenheim,
quienes trasladaron al derecho internacional la teoría general del derecho según la cual todas las normas parten
de una norma fundamental común; de esta manera se establece un sistema único de normas ubicadas en
diferentes estratos con una relación jerárquica entre ellas: cada norma jurídica establece su validez de una
norma superior y así sucesivamente hasta arribar a la norma fundamental(7).

Los autores monistas aplican el principio de la unidad del derecho al problema de las relaciones entre el derecho
internacional y el derecho interno y afirman que estas dos categorías de normas son parte del mismo sistema
jurídico y que surgen de la misma fuente.

Es nuestro Máximo Tribunal quien en el célebre fallo Ekmekdjián, además de adscribirse dentro de la posición
monista, sentó posición acerca de la operatividad de las normas al sostener que "cuando la Nación ratifica un
tratado que firmó con otro Estado, se obliga internacionalmente a que sus órganos administrativos y
jurisdiccionales lo apliquen a los supuestos que ese tratado contemple, siempre que contenga descripciones lo
suficientemente concretas de tales supuestos de hecho que hagan posible su aplicación inmediata"(8).

Sentado lo expuesto corresponde abocarse en el estudio de la operatividad o ejecutoriedad que se le asigna a


las normas internacionales, aspecto fundamental con consecuencias prácticas que determinan de manera
directa la aplicación de aquellas dentro de una realidad jurídica determinada, sin distinguir entre los tratados
internacionales en general, los convenios propios de la Organización Internacional del Trabajo, e incluso
instrumentos regionales, como la Declaración Sociolaboral del Mercosur.

Tal como explica Von Potobsky, existen tres criterios elaborados para determinar el carácter autoejecutivo de las
disposiciones de un tratado: a) la intención de las partes; b) la precisión y los detalles de los términos utilizados;
y c) la relación del tema con las facultades de la rama judicial, más que de las ramas legislativas o ejecutiva(9).

En nuestro país, la Corte Suprema de Justicia de la Nación elaboró una definición del concepto "norma
operativa" en el célebre pronunciamiento al que previamente hice referencia al exponer que "una norma es
operativa cuando está dirigida a una situación de la realidad en la que puede operar inmediatamente, sin
necesidad de instituciones que deba establecer el Congreso". De tal modo, una norma, cualquiera fuere su
origen o jerarquía, será operativa cuando sus prescripciones posibiliten su aplicación sin necesidad de mayor
reglamentación; del propio texto de la norma surge la existencia de un derecho exigible.

En cambio se sostiene que una norma es programática cuando es preciso el dictado de otra para que la
cláusula allí contenida cobre vigencia. Rodríguez Mancini explica que dichas normas sólo poseen virtualidad de
programa o directiva y es en el nivel legislativo donde debe hallarse el resorte necesario para que ese programa
o directiva pueda ser puesto en acción, sobre todo en cuanto otorgue a los sujetos jurídicos de manera
concreta, un medio de alegar ante un tribunal, el derecho o garantía de que se trata en aquéllas para obtener la
satisfacción de su respeto, ya sea por el Estado o por otro particular(10).

De tal modo, la norma -aunque incorporada- no creará derechos subjetivos a favor de los ciudadanos en el
supuesto de que no posea el "self executing"(11) necesario, sino que su operatividad se tendrá que analizar en
relación con el compromiso contraído por el Estado de tomar las medidas necesarias para ponerla en efectivo
vigor.

Se ha distinguido también, a partir de su efecto, la aplicación vertical u horizontal de las disposiciones de un


tratado. Estaremos en presencia de la primera cuando el derecho subjetivo creado por la norma internacional
sólo pueda ser invocado por un individuo ante el Estado. En cambio el efecto es horizontal en el caso en que el
derecho pueda ser ejercido por un particular contra otro particular.

Sin embargo, actualmente no existen dudas en relación con la eventual responsabilidad del Estado que adhiere
a un convenio frente a sus pares, organizaciones supranacionales u organismos de tipo internacional, como así
tampoco que, actualmente, los derechos que reconocen tales tratados son titularizados en el orden interno por
las personas que caen bajo la jurisdicción de esos estados, con lo cual se reconoce a los individuos la calidad
de sujetos del derecho internacional(12).

III. Orden jerárquico de las normas internacionales dentro del derecho interno.

Las naciones se obligan mediante la suscripción de tratados con otros Estados ante los que se sitúan en
igualdad de condiciones. Estas relaciones se fundan en dos principios básicos del derecho internacional:
principio de inviolabilidad de los pactos (pacta sunt servanda) y el de supremacía del derecho internacional por
sobre el derecho interno de los Estados. Ambos han tenido recepción dentro de la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados(13) en sus artículos 26º y 27º en donde se dispone que "todo tratado en vigor obliga a
las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe" y que "una parte no podrá invocar las disposiciones de su
derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado.". En relación con la Constitución Nacional,
debe confirmarse la continuidad de la vigencia del artículo 27 y su referencia a "tratados que estén en
conformidad con los principios de derecho público de esta Constitución". Es que los derechos reconocidos en
los tratados constituyen un plus que se adiciona a los declarados en el orden interno.

El pronunciamiento del Alto Tribunal en el caso "Ekmekdjián" se concluyó que la Convención de Viena al entrar
en vigencia en nuestro derecho había modificado el ordenamiento jurídico argentino acordando prioridad al
tratado frente a la ley. Por tanto, una ley no podría derogar los derechos emergentes de un tratado incorporado a
nuestro orden jurídico, salvo, por supuesto, los casos de denuncia de tales tratados. Si el alcance de esos
derechos fuese menor, prevalece el derecho interno o, por el contrario, el del tratado que otorgue mayor
protección(14). Sin embargo tal primacía del derecho internacional, según la mayor parte de la doctrina y la
jurisprudencia, seguía teniendo un límite. Ese límite era la primacía de la Constitución ya que los artículos 27, 30
y 31 de ella la garantizaban a juicio de sus intérpretes.

Y si se analiza la cuestión desde la óptica del Derecho Internacional del Trabajo se advierte que éste posee un
contenido más inespecífico que las legislaciones laborales internas, ya que aquél no tiene como finalidad
sustituir al derecho interno, sino contribuir a su fortalecimiento(15).

Corresponde entonces, analizar individualmente las distintas fuentes materiales presentes en el derecho
internacional del trabajo. Así, en primer lugar y como fuente específica del derecho del trabajo encontramos los
Convenios adoptados en el seno de la Conferencia Internacional del Trabajo, que constituyen -desde la creación
en 1919 del organismo como parte del Tratado de Versalles- el instrumento normativo propio de la Organización
Internacional del Trabajo. Dichas normas pertenecen a la categoría de tratados, pero con características propias,
entre las que se destaca el hecho de que se adoptan en asambleas tripartirtas y no solamente
gubernamentales(16). A pesar de sus particularidades, y con excepción de alguna doctrina minoritaria, en
nuestro país han sido asimilados a tratados, primero bajo el artículo 31 de la Constitución, que alude a los
"tratados con potencias extranjeras", y actualmente también bajo el citado artículo 75 inciso 22 de la Carta
Magna, que se refiere a los "tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones
internacionales".

Sin perjuicio de lo expuesto, cabe señalar que los convenios adoptados en el marco de la Organización
Internacional del Trabajo se encuentran sujetos a las condiciones de aplicación de los tratados internacionales.
El art. 5° del Convenio de Viena sobre Derecho de los Tratados establece que "la presente convención se
aplicará a todo tratado que sea un instrumento constitutivo de una organización internacional y a todo tratado
adoptado en el ámbito de una organización internacional, sin perjuicio de cualquier norma pertinente de la
organización".

Ahora bien, en relación con la incorporación de cada uno de los instrumentos dentro del orden jurídico interno,
debe aceptarse que la ratificación, sin necesidad de una acto formal -una ley- de incorporación, les confiere
vigencia en el orden jurídico nacional, en función de la adopción de la postura monista por parte de nuestro
ordenamiento legal a partir del año 1994. Lo expuesto permite disipar cualquier duda en relación con el carácter
de supralegalidad conferido a los convenios de la OIT.

Como señala Von Potobsky(17)la consecuencia jurídica y práctica de la ubicación de un convenio de la


Organización Internacional del Trabajo en la jerarquía normativa de un país posee diversas aristas. En un
régimen de paridad jerárquica, un convenio ratificado deroga una ley contraria anterior, pero a su vez puede
quedar sin efecto por una ley posterior. No se trata de una derogación del Convenio, porque solo su denuncia
puede desligar a un país de las obligaciones frente a la comunidad internacional, por lo que estas obligaciones
siguen subsistiendo, pero en el orden interno la ley posterior prevalecerá sobre el convenio anterior.

En cambio, si la norma ratificada posee carácter supralegal -como es el caso de Argentina-, quedarán sin efecto
las disposiciones legales contrarias, tanto si son anteriores como posteriores a la ratificación. Pero la
supralegalidad queda relegada por toda norma nacional, anterior o posterior a un convenio ratificado, si aquélla
contiene disposiciones más favorables a los trabajadores.

Se destaca en este sentido la particular labor llevada a cabo por la Comisión de Expertos en Aplicación de
Convenios y Recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo. Dicho órgano se encuentra
integrado por 20 juristas que son designados por el Consejo de Administración en base a su trayectoria y
prestigio; su tarea consiste en efectuar el control regular que la Organización lleva adelante en cuanto a la
aplicación de los convenios ratificados por parte de los Estados en relación con su legislación interna.

A la hora de proceder al examen de la aplicación de las normas internacionales del trabajo, la Comisión de
Expertos efectúa dos tipos de comentarios: observaciones y solicitudes directas. Las observaciones contienen
comentarios sobre las cuestiones fundamentales planteadas por la aplicación de un determinado convenio por
parte de un Estado. Estas observaciones se publican en el informe anual de la Comisión.

Las solicitudes directas se relacionan con cuestiones más técnicas o con peticiones de más información. No se
publican en el informe, sino que se comunican directamente a los gobiernos concernidos(18).

Sin embargo, lo cierto es que no existe norma que confiera carácter vinculante a las opiniones de los expertos,
así como tampoco han sido formalmente designados intérpretes auténticos de dichos convenios, más allá de
que para la realización de su cometido deban efectuar materialmente una tarea de interpretación y que, en
función de la competencia y especial versación de los profesionales que conforman dicho órgano, su
interpretación resulte sumamente autorizada, criterio adoptado por el Máximo Tribunal, entre otros, en el caso
"Pinturas y Revestimientos aplicados SA s/ quiebra" del 26/03/14(19).

Por lo demás, en la medida en que la utilización interpretativa no implica la resolución directa del litigio sobre la
base del derecho internacional, algunos tribunales no dudan en remitirse a fuentes jurídicas internacionales sin
valor vinculante en el derecho nacional, tales como tratados no ratificados o recomendaciones internacionales
del trabajo.

Así se desprende de las consideraciones efectuadas por el Alto Tribunal en el fallo "Asociación Trabajadores del
Estado c/Ministerio de Trabajo"(20)(dictado el 11/11/2008), en el cual basó su pronunciamiento de manera
directa en lo que había expresado la Comisión de Expertos y destacó, a su vez, la posición esbozada por el
Comité de Libertad Sindical al efecto de declarar la incompatibilidad de varios artículos de la ley 23.551 con el
Convenio nº 87 en materia de libertad sindical y, por ende, con la Constitución Nacional. Allí se indicó que la
labor de estos órganos resultaba de particular importancia para la interpretación del Convenio que allí se
analizaba y que las observaciones y recomendaciones efectuadas por dichos órganos constituyen una fuente
utilizada tanto por la CIDH como por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones
Unidas. Esta postura fue ratificada por el Máximo Tribunal in re "Rossi, Adriana María c/ Estado Nacional -
Armada Argentina s/ sumarísimo"(21)(del 09/12/2009).

Particularmente, en el caso "Pinturas y Revestimientos aplicados SA s/ quiebra" la Corte Suprema explicó que el
Convenio nº 173 contiene normas que pueden ser directamente aplicadas a los casos concretos que se den en
el ámbito local sin necesidad de que una medida legislativa posterior le confiera operatividad, toda vez que la
ratificación efectuada por el Congreso de la Nación determinó su incorporación al sistema jurídico argentino.
Hizo hincapié, igualmente, en los postulados contenidos en la Recomendación nº 180, que complementa las
disposiciones del citado Convenio y destaca que poseen un valor apreciable a la hora de interpretar y
determinar los alcances de las prescripciones de los Convenios a los que se refieren, pues provienen del mismo
foro que les dio vida. En definitiva, el Alto Tribunal concluyó que las normas internacionales desplazaron las
reglas contenidas en la ley 24.522 en cuanto al régimen de privilegios allí diseñado, en cuanto se opusieran o no
se ajustaran a las pautas delineadas por el Convenio analizado.

Puede concluirse entonces, que las observaciones efectuadas por la Comisión de Expertos resultan necesarias
para el adecuado control de la aplicación de los Convenios ratificados en función de la normativa interna de
cada Estado y que, asimismo, las interpretaciones que pudieran efectuar los organismos de la Organización
Internacional del Trabajo aportan una valiosa ayuda a fin de que los jueces puedan efectuar de manera
adecuada el control de convencionalidad y constitucionalidad en los casos llevados a su conocimiento y, de tal
modo, permitir una adecuada aplicación de dichos instrumentos.

Pero, como se adelantó, las normas internacionales con aplicación en el derecho del trabajo exceden a las
adoptadas dentro del órgano especializado. Es que la protección del trabajo humano, en la teorización de los
derechos de "segunda generación", integra actualmente el concepto de "derechos humanos".

Repárese en que sin necesidad de recurrir a los convenios celebrados en el marco de la Conferencia
Internacional del Trabajo -es decir, los habitualmente presentados como fuente internacional propia y, como tal,
exclusiva del derecho del trabajo- se han anotado normas referidas al derecho individual y colectivo del trabajo
que provienen de tratados o declaraciones internacionales de la más alta jerarquía normativa en el sistema
argentino de fuentes, es decir, de rango constitucional, conforme la previsión del art. 75 inciso 22, párrafo
segundo de la Constitución Nacional(22).

Si bien en algunos casos el contenido principal de los instrumentos versa sobre materias distintas a la laboral,
contienen algunas disposiciones que inciden en este campo, mientras que otros tienen principalmente carácter
social, sin tratarse, reiteramos, de convenios aprobados en la Conferencia Internacional del Trabajo. Entre los
primeros cabe destacar, en el ámbito universal, la Carta de Naciones Unidas, que ya en su preámbulo establece
la finalidad de promover el progreso social, y en el Capítulo IX establece que la Organización promoverá
"...niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos y condiciones de progreso y desarrollo
económico y social". En cuanto a los tratados internacionales referidos específicamente a temas sociales sin
duda el más trascendente es el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales y, en el
ámbito americano, el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador del 17/11/88). También la Carta de la
O.E.A. incluye un capítulo -el VII- sobre normas sociales.

En efecto, es preciso destacar la existencia de tratados y convenciones de carácter especial, que sin ser de
carácter exclusivamente laboral, contienen disposiciones vinculadas a la materia. En este segmento
encontramos la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial (O.N.U., 1965) y
la Convención sobre toda forma de Discriminación contra la Mujer (O.N.U., 1979), que contienen disposiciones
de incidencia en materia de igualdad y no discriminación en el empleo, o la Convención sobre Derechos del
Niño (Nueva York, 1989) que prescribe normas referidas al trabajo de menores de edad, entre otros.

Ya en 2004 el Máximo Tribunal in re "Milone, Juan A. c/ Asociart S.A. Aseguradora de Riesgos del Trabajo"(23)
-del 26/10/04- consideró de aplicación el Convenio nº 17 de la OIT -ratificado por nuestro país- que versa sobre
las indemnizaciones por accidentes de trabajo, con fundamento en la disposición constitucional que reconoció
jerarquía superior a las leyes (artículo 75 inc. 22 de la Carta Magna). Explica allí que los principios elaborados a
partir de lo dispuesto en el art. 14 bis de la Constitución Nacional se integraron a las disposiciones introducidas
por la reforma constitucional de 1994, que a su vez se incorporan y complementan con el mandato establecido
en el artículo 75 inc. 23 de la Carta Magna en cuanto asienta el principio de no regresión en materia de
derechos fundamentales.

Del mismo modo el Alto Tribunal en autos "Díaz, Paulo Vicente vs. Cervecería y Maltería Quilmes S.A."(24) del
04/06/2013, reitera la posición adoptada en el precedente "Pérez, Aníbal Raúl c/ Disco S.A."(25) del 01/09/2009
en cuanto afirmó que el trabajador constituye un sujeto de "preferente tutela constitucional" y explicó que el
salario se encuentra protegido por un plexo normativo compuesto por disposiciones de la Ley Fundamental, así
como -entre otros- de numerosos instrumentos de origen internacional.

Desde tal perspectiva, el Tribunal recordó que la ratificación de un Convenio, con arreglo al art. 19.5.d) de la
Constitución de la Organización Internacional del Trabajo genera para los Estados la obligación de hacer
efectivas sus disposiciones y señaló, además, que la existencia o no de la necesidad de adoptar medidas para
que las normas de los Convenios de la Organización Internacional del Trabajo se apliquen en el Estado
ratificante no puede ser establecida a la luz de la norma citada, sino bajo la óptica del ordenamiento interno,
pues la incorporación de ese tipo de instrumentos depende básicamente de cada régimen nacional.

IV. Conclusión.

De los elementos analizados a lo largo de esta breve exposición se desprende con claridad que, en caso de
presentarse una situación conflictiva entre normas de distinta fuente de producción, a la luz de lo normado a
partir de la reforma constitucional de 1994 corresponde asignar primacía al derecho internacional por sobre el
orden interno, pues los derechos allí reconocidos delimitan y delinean el campo de acción de las normas locales.

En función de las particularidades que presenta el Derecho del Trabajo y su especial vinculación con las
cuestiones contenidas en los instrumentos internacionales en relación con la dignidad de la persona y los
derechos humanos personalísimos, se encuentra el fundamento para que la regulación de las relaciones
laborales quede excluida de la jurisdicción doméstica de los Estados.

También se observa que los pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se inclinan hacia la
aplicación pragmática de las disposiciones internacionales, por lo que poco a poco se va difuminando la
diferencia entre las disposiciones autoejecutivas ("self executing") y programáticas.

Y sin perjuicio de que los Convenios y Recomendaciones adoptados en el seno de la Organización Internacional
del Trabajo son, naturalmente, las normas más conocidas dentro del Derecho Internacional del Trabajo, lo cierto
es que paulatinamente otras fuentes de derecho internacional emergieron a lo largo del siglo pasado e hicieron
hincapié sobre la existencia de derechos laborales y, como se ha visto, hace más de una década que los
tribunales nacionales comenzaron a abocarse al estudio de las controversias desde un enfoque internacional
entendido como fuente jurídica para la toma de decisiones; máxime cuando no quedan dudas de que nuestro
sistema normativo se enrola en la postura monista.

Desde tal perspectiva cabe concluir que el derecho internacional público del trabajo tiene efectos normativos tan
vinculantes como el derecho nacional y, por lo tanto, el conocimiento de su contenido y alcances responde a una
necesidad práctica para la solución de las eventuales controversias que pudieran presentarse a conocimiento de
los tribunales, pues, tal como se ha visto, las normas de derecho internacional están siendo actualmente
invocadas por los particulares, no sólo en sus litigios contra el Estado (efectos verticales), sino que también en
litigios entre personas del derecho privado (efectos horizontales), con la jerarquía reconocida en la Carta Magna
a cada uno de los instrumentos, comprometiendo de tal modo el equilibrio de la estructura piramidal de las
normas vigentes.

Notas al pie:

1) "La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de Derechos
Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo
Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la Convención
Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las
condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de
esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo
podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo Nacional, previa aprobación de las dos terceras
partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara" conforme lo dispuesto por el 2º párrafo del art. 75 inc.
22 de la Constitución Nacional.

2) Art. 75 inciso 22 Constitución Nacional.

3) GIANIBELLI, Guillermo y ZAS, Oscar, "Estado social en Argentina: modelo constitucional y divergencias
infraconstitucionales" en "Contextos, Revista crítica de derecho social", N° 1, Editores del Puerto, Bs. As., 1997,
pp. 175 y ss. citado por GARCÍA, Héctor Omar "La interpretación y aplicación de las normas internacionales del
trabajo como fuentes propias del derecho argentino" en Doctrina Laboral, Errepar, nº 240, agosto de 2005, págs.
720 y sgtes.

4) E. 64. XXIII.; ; 07-07-1992; T. 315 P. 1492.

5) GELLI, María Angélica "Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada" T.II, 4ª edición 2008,
La Ley, Buenos Aires, Argentina. pág. 219.

6) VALTICOS, Nicolas, "Derecho Internacional del Trabajo", ed. Tecnos, Madrid, 1977, pp. 126/30 citado por
GARCÍA, Héctor Omar Ób. cit.

7) SOLA, Juan Vicente "Tratado de derecho constitucional" T. IV, 1ª edición año 2009, La Ley, Buenos Aires,
Argentina. págs. 119/120.

8) E. 64. XXIII.; ; 07-07-1992; T. 315 P. 1492, considerando 12 del voto de los doctores Mariano A. Cavagna
Martínez, Carlos S. Fayt, Rodolfo C. Barra, Julio S. Nazareno y Antonio Boggiano.

9) VON POTOBSKY, Geraldo "Eficacia Jurídica de los convenios de la OIT en el plano nacional" en "Les normes
internationales du travail, un patrimoine pour l'avenir, Mélanges en l'honneur de Nicolas Valticos". Ginebra: OIT,
2004. p. 287.

10) RODRIGUEZ MANCINI, Jorge "Derecho internacional del trabajo y derecho del trabajo argentino" en
ACKERMAN, Mario y RUBIO, Valentín (directores) "Revista de derecho laboral 2010-2: normas internacionales
y derecho interno. Aplicación judicial de las normas internacionales del trabajo", 1ª edición, Rubinzal Culzoni,
Santa Fe, Argentina, págs. 24/25.

11) En los términos expresados por el juez Marshall de los Estados Unidos de América.

12) Von Potobsky, Geraldo "Los Convenios de la O.I.T. ¿Una nueva dimensión en el orden jurídico interno?"
citado por TOSCA, Diego M. en "El derecho internacional como fuente del derecho del trabajo. Consideración de
la jurisprudencia nacional", publicado en: DT 2002-A.

13) Adoptada por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el derecho de los tratados y abierta a la firma el
23 de mayo de 1969, fecha en que fue suscripta por la República Argentina y aprobada por Ley 19.865.

14) GELLI, María Angélica "Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada" T.II, 4ª edición 2008,
La Ley, Buenos Aires, Argentina, pág. 227.

15) BEAUDONNET, Xavier "La utilización del derecho internacional del trabajo por los tribunales nacionales:
noticias de una evolución en marcha" en Derecho Laboral - Tomo LIII nº 238 abril-junio 2010, pág. 246.
16) GUISADO, Héctor C. "Interpretación y aplicación de los convenios de la OIT. Su incidencia en la doctrina, la
jurisprudencia y la práctica nacional" Publicado en DT 2012 (julio), 1675.

17) VON POTOBSKY, Geraldo "Eficacia Jurídica de los convenios de la OIT en el plano nacional" en "Les
normes internationales du travail, un patrimoine pour l'avenir, Mélanges en l'honneur de Nicolas Valticos".
Ginebra: OIT, 2004. p. 287.

18) Conforme la información disponible en:


https://www.ilo.org/global/standards/applying-and-promoting-international-labour
-standards/committee-of-experts-on-the-application-of-conventions-and-recommenda tions/lang--es/index.htm.

19) Fallos 337:315.

20) Fallos: 331:2499.

21) Fallos 332:2715.

22) TOSCA, Diego M. "El derecho internacional como fuente del derecho del trabajo. Consideración de la
jurisprudencia nacional", publicado en: DT 2002-A , 901.

23) Fallos 327:4607.

24) Fallos 336:593.

25) Fallos: 332:2043.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

-ACKERMAN, Mario y RUBIO, Valentín (directores) "Revista de derecho laboral 2010-2: normas
internacionales y derecho interno. Aplicación judicial de las normas internacionales del trabajo", 1ª edición,
Rubinzal Culzoni, Santa Fe, Argentina.

-BEAUDONNET, Xavier "La utilización del derecho internacional del trabajo por los tribunales nacionales:
noticias de una evolución en marcha" en Derecho Laboral - Tomo LIII nº 238 abril-junio 2010.

-GARCÍA, Héctor Omar "La interpretación y aplicación de las normas internacionales del trabajo como
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sgtes.

-GELLI, María Angélica "Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada" T.II, 4ª edición
2008, La Ley, Buenos Aires, Argentina.

-GUISADO, Héctor C. "Interpretación y aplicación de los convenios de la OIT. Su incidencia en la doctrina,


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-LAS HERAS, Horacio "El derecho internacional como fuente del derecho del trabajo. Consideración de la
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el Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM del 22 al 24 de febrero de 2006 y disponible en:
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/5/2458/13.pdf.

-SIMON, Julio César " La incorporación del derecho internacional al derecho interno, la jerarquía de las
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