Hacemos una corrección y devolución general en torno a las consignas propuestas:
1. ¿Qué es el Derecho Internacional Público?
El Derecho Internacional Público (DIP) es un sistema de normas jurídicas que regula las relaciones jurídicas entre los distintos sujetos de la comunidad internacional jurídicamente organizada. De esta manera, al igual que otras disciplinas, el Derecho Internacional Público propicia la regulación de ciertas conductas y lo hace de una forma específica. Se trata, entonces, de una regulación a través de normas jurídicas (en este caso internacionales), es decir, de pautas de conducta cuyo cumplimiento es percibido como obligatorio y su incumplimiento acarrea responsabilidad internacional con su consiguiente consecuencia jurídica y su deber de reparar. – 2. ¿Qué significa que los Estados son soberanos? Debe entenderse que cada Estado es un legítimo titular del poder en su ámbito espacial jurisdiccional, el cual ejerce a través de sus instituciones y dentro de los límites que su orden legal le impone. Lo que implica, por tanto, que no puede verse afectado por otros Estados los cuales ejercen -a su vez- la autoridad que le confiere su soberanía hacia adentro de sus propios límites jurisdiccionales. Como vimos en el material de estudio, de esta concepción deriva un principio jurídico fundamental en la evolución del Derecho Internacional Público que es el de igualdad soberana de los Estados. Ello es así por cuanto dicho principio limita los intentos expansivos de los Estados más poderosos para dar lugar a un entramado de normas jurídicas que nacen a partir de acuerdos entre entidades estatales que se perciben como iguales, al menos desde el punto de vista jurídico. – 3. ¿Cuál es la naturaleza jurídica de la ONU?
Debemos señalar que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se trata de
un sujeto de derecho internacional público capaz de contraer derechos y obligaciones. Así, como los Estados, hemos visto que en el Derecho Internacional Público las organizaciones internacionales están dotadas de subjetividad, esto es, que constituyen entes susceptibles de contraer derechos y obligaciones. Pero, a diferencia de los primeros que por su propia naturaleza son sujetos de derecho internacional originarios y necesarios, las organizaciones internacionales adquieren subjetividad en la medida en que los Estados deciden atribuirle personalidad jurídica internacional al momento de su creación. De allí que se las considere sujetos de derecho internacional derivado. Sobre este punto se recomienda la lectura de la opinión consultiva emitida por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre “Reparación de daños sufridos al servicio de la ONU” a través de la cual dicho Tribunal sostuvo que la Organización de las Naciones Unidas es un sujeto de derecho internacional en virtud de las competencias, obligaciones y privilegios que surgen de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (o Carta de San Francisco). – 4. ¿Cómo se relaciona el Derecho Internacional con nuestro Derecho interno?
La doctrina ha definido dos concepciones que resultan antagónicas: nos
referimos a las teorías monistas y dualistas. La teoría monista concibe al ordenamiento jurídico como una unidad, de lo que sigue que las normas jurídicas se encuentran subordinadas unas a otras y, por tanto, el derecho internacional público estaría subsumido en un único orden jurídico estadual. En la vereda contraria, la teoría dualista plantea la coexistencia de dos subsistemas jurídicos bien diferenciados. De esta forma, según esta teoría, para poder invocar y aplicar una norma de derecho internacional público en el ordenamiento interno es necesario que exista previamente un acto de incorporación o recepción de esa norma de derecho internacional para que la misma se considere parte del derecho interno. A este respecto los Profesores Moncayo, Vinuesa y Gutiérrez Posse afirmaron que, además de estas teorías, es importante analizar la práctica internacional. Esta revela que el método por el cual los Estados ponen en vigencia los derechos y obligaciones del derecho internacional dentro de su territorio es materia del derecho interno de esos Estados. Esto quiere decir que al Derecho Internacional Público le resulta indiferente el medio, pero no el resultado, toda vez que como veremos a lo largo de la materia la falta de adaptación de las normas internas al derecho internacional genera la responsabilidad internacional del Estado. En todos los casos, para analizar si un ordenamiento jurídico es monista o dualista, se deberá analizar el diseño jurídico positivo interno de cada Estado junto con las soluciones que resulten de la práctica internacional. En este sentido, el sistema adoptado por Argentina es el monista, pues ello surge de diversas disposiciones constitucionales que regulan la materia (arts. 27, 31, 75. 22, 75.24, 118 de la CN), como así también de la jurisprudenciade la Corte Suprema de Justicia de la Nación que explican el sentido y el alcance de talespreceptos. De ello se desprende que las normas internacionales que obligan al Estado argentino se integran directamente al ordenamiento jurídico interno, pudiendo invocar y aplicar dichas normas sin necesidad de un acto interno de incorporación de la norma internacional. En efecto, las normas internacionales pasan a ser derecho interno argentino a partir del momento en que el Poder Ejecutivo Nacional, en ejercicio de sus atribuciones constitucionales, manifiesta internacionalmente el consentimiento en obligarse y, si el instrumento normativo fuese un tratado internacional, lo será a partir del momento en queen el ámbito internacional el tratado entre en vigencia para nuestro país. En la clase 2 veremos con mayor detenimiento la cuestión de las fuentes del DIP. Ahora bien, lo anterior explica la cuestión relativa al modo en que se integra el Derecho Internacional Público al derecho interno argentino, por lo que nos quedaría aclarar cuál es la relación jerárquica que existe entre ambos tipos de normas en función de nuestro diseño constitucional. En primer lugar, el artículo 27 de la Constitución Nacional dispone que los tratados internacionales deben ajustarse a los “principios de derecho público” establecidos en ella. Asimismo, el artículo 31 del mismo texto normativo estipula que la Constitución Nacional, las leyes de la Nación y los tratados con las potencias extranjeras son la ley suprema de la Nación. Hasta aquí queda claro que los tratados internacionales deben respetar los principios de derecho público de la Constitución Nacional y que, además, tienen una jerarquía superior a los ordenamientos jurídicos locales pues formanparte del derecho federal argentino. Con la reforma constitucional operada en el año 1994 se incorporaron importantes distinciones, en particular, en lo relativo a la materia de los tratados y a la relación de éstos con las leyes de la Nación, lo cual se efectivizó a través de la inclusión de ciertas disposiciones constitucionales que complementaron, y en parte modificaron, elorden jerárquico normativo establecido hasta ese momento. Así, el artículo 75 inciso 22 comienza aclarando que “Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes”. De esta manera, el primer párrafo del artículo aclaró cuál es la relación jerárquica que existe entre los tratados internacionales y las leyes de la Nación. Vale decir que ello no se desprendía expresamente del ya citado artículo 31, por lo que esta incorporación dio fin a los intensos debates en torno a qué norma prevalecía. Es importante destacar que, además, el artículo 75 inciso 22 jerarquizó a los instrumentos internacionales sobre derechos humanos allí mencionados otorgándoles jerarquía constitucional. De esta forma, dispone que solo los instrumentos internacionales mencionados en forma expresa en dicho artículo (una serie de tratados internacionales y dos declaraciones) en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la Parte Primera de la Constitución y debenentenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Esta supremacía puede ser extendida a otros tratados internacionales de derechos humanos, siempre que se aprueben con la mayoría calificada exigida en dicha norma. Por su parte, el inciso 24 de ese mismo artículo otorga jerarquía superior a las leyes de la Nación -es decir, no jerarquía constitucional- a los tratados internacionales de integración, tanto marcos como derivados, en la medida en que exista reciprocidad en las relaciones entre los Estados parte del proceso de integración e igualdad entre las personas humanas y jurídicas que tengan sede de sus negocios en dichos Estados. Asimismo, efectúa una diferenciación entre los tratados celebrados con Estados latinoamericanos y los celebrados con otros Estados en materia de mayorías exigidas por el Congreso de la Nación para su aprobación. En suma, podemos concluir que todos los tratados internacionales deben ajustarse a los principios de derecho público que emergen de la Constitución Nacional. Todos los tratados internacionales tienen jerarquía supralegal, es decir, superior a las leyes de la Nación. Pero solo los instrumentos internacionales mencionados expresamente el artículo 75 inciso 22 de la CN tienen jerarquía constitucional, conformando junto a éstael bloque de constitucionalidad federal. .