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El teatro desde 1939 hasta nuestros días

Durante la Guerra Civil, el teatro fue un instrumento utilizado en uno y otro bando como arma
de agitación política: las Guerrillas del Teatro republicanas o el Teatro de la Falange son prueba
de ello.

El teatro de los años 40 cuenta con varios tipos de representaciones, que se caracterizan por ser
poco interesante y conservador, limitado por la ideología burguesa del momento. Es un teatro
de representaciones, más que de creación. Destaca el teatro cómico, el folclórico-musical y el
teatro histórico-político. Dentro de estos tipos de representaciones encontramos el drama
burgués, seguidor de la comedia benaventina, sentimental y con leve crítica social, transmisor
de las ideas franquistas. Encontramos autores como J.M.ª Peman /J.I. Luca de Tena, Edgar
Neville con “El baile” o Joaquín Calvo Sotelo con “La muralla”. Por otro lado, aparece el teatro
de humor que fue una renovación del teatro con un humor cercano a lo absurdo y lo inverosímil,
abundan los juegos de palabras y los diálogos cuidados. entre sus autores encontramos Enrique
Jardiel Poncela con “Eloísa está debajo de un almendro” o “Los ladrones somos gente honrada”
y Miguel Mihura con “Tres sombreros de copa”.

En cuanto a los años 50 encontramos el teatro realista de protesta que se caracteriza por ser un
instrumento de denuncia, que refleja los problemas del momento (problemas cotidianos, falta
de humanidad…). Muchas obras no se estrenan (“teatro soterrado”). Destacan autores como
Laura Olmo con “La camisa”, José Mª Rodríguez Méndez con “Flor de otoño” o José Martín
Recuerda con “Las salvajes en Puente San Gil”. Sin embargo, los autores más conocidos de esta
época son Alfonso Sastre, que combina lo épico y lo grotesco, mezcla registros para denunciar
con el lenguaje, héroes irrisorios y protagonista colectivo. “Escuadra hacia la muerte”, “La
mordaza” o “La taberna fantástica” son sus obras más importantes. Otro gran autor de esta
tendencia es Buero Vallejo que se compromete con temas humanos, usa la tragedia, final
abierto, acotaciones importantes, personajes en conflicto, teatro histórico para analizar lo
contemporáneo, personajes con taras físicas y simbólicos, efectos de inmersión. Entre sus obras
encontramos dramas sobre conflictos del ser humano como “Historia de una escalera” o “Hoy
es fiesta”, dramas de personajes con taras físicas como “En la ardiente oscuridad”, “El concierto
de San Ovidio” y dramas históricos como “Un soñador para un pueblo” o “El sueño de la razón”.

Los años 60 destacan por el teatro de vanguardia que sirvió de acercamiento al teatro
extranjero. Surgen grupos de teatro independiente y autores individuales. Son teatros críticos y
con novedades escénicas aunque muchas de ellos no se representan (“teatro soterrado”). Los
autores de esta tendencia son José Ruibal con “El hombre y la mosca”, Luis Riaza con “El desván
de los machos y el sótano de las hembras”, Miguel Romero Esteo con “Pontifical” y Antonio
Martínez Ballesteros con “Farsas contemporáneas”. Aunque principales autores Francisco Nieva
que cuenta con un teatro muy vanguardista, que denuncia la represión moral sobre el individuo,
con lenguaje barroco y personajes simbólicos o históricos. Presenta diversos teatros como “Pelo
de tormenta”, teatro furioso, “Coronada y el toro”, teatro de farsa y calamidad o teatro de
crónica y estampa. Fernando Arrabal destaca por el teatro pánico (humor absurdo ,
vanguardista, provocador, rebelde y con libertad formal). Sus obras son “Pic-nic”, “Fando y Lis”
y “El cementerio de automóviles.
Los años 70 encontramos grupos de teatro independiente en lo que es de gran importancia la
creación colectiva y la improvisación. Se inflavalorará el texto en favor del espectáculo. Tiene
una visión crítica, cuenta con la participación del espectador y además, supuso una ruptura de
convenciones escénica. Destaca Tábano: “Castañuela 70”, Los Goliardos, La Cuadra de Sevilla:
“Quejío”, Els Comediants, Els Joglars: “Ubú president”, Dragoll Dagom: “Antaviana” y TEI. Por
otro lado, encontramos a Antonio gala que cuenta con varios registros teatrales, personaje
femenino, conflictos individuales y reivindicación política. Sus obras más importantes de esta
época son “Los verdes campos del Edén”, “Los buenos días perdidos” y “Anillos para una dama”.

Años 80 destaca la comedia urbana caracterizada por las grandes expectativas para el teatro en
libertad que no se produjeron, se recuperaron obras de exiliado, extranjeros y censurados.
Siguen grupos independientes, destaca el teatro institucional (CND, CAT…). Se realizaron
concesiones al gusto del público. Los autores y obras más destacados fueron José Luis Alonso
de Santos con “Bajarse al moro” y “La estanquera de Vallecas”, José Sánchez Sinisterra con “¡Ay,
Carmela!”, Ana Diosdado con “Los 80 son nuestros”, Fermín Cabal con “Esta noche” y “Gran
velada” y por último, Fernando Fernán Gómez con “Las bicicletas son para el verano”.

La principal tendencia del teatro actual es el eclecticismo que se caracteriza por ser una
convivencia entre el teatro textual con los nuevos códigos audiovisuales, se atemperan las
diferencias entre el teatro de vanguardia y el comercial. destacó la gran importancia de los
musicales en todo el mundo (espectacularidad). los temas de esta tendencia son la defensa de
la libertad, la violencia contra los débiles, la denuncia del consumismo, el desconcierto, la
globalización… Se siguen escribiendo y publicando autores de épocas anteriores. Las obras y
autores más famosos son Juan Mayorga con “Cartas de amor a Stalin” y “Reikiavik”, García
Morales con “NN12” y “Como si fuera esta noche”, Paco Bezerra con “Grooming”, “El pequeño
poni” y Alberto conejero con “La piedra oscura y “El sueño de la vida”.

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