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1. Proponer cual sería la mejor estructura organiza que defina esta empresa.
Estructura funcional
Es la más común, basada en la habilidad de cada persona, ideal para empresas con
un mediano o un alto número de trabajadores. Esta estructura divide la organización
por funciones según la especialización de trabajo, por lo que suele segmentarse en
recursos humanos, contabilidad, departamento técnico, área de prensa, etc. Además,
se establece una cadena de mando en cada área, con una jerarquía visible.
Una de las ventajas es la capacidad de supervisión de cada área. La desventaja viene
a ser la subordinación notoria y la dificultad entre cada área para comunicarse.
1. Elaboración del plan de trabajo. Se determina quiénes son las personas que
van a identificar y asignar los perfiles y plazos es decir, en este primer paso se
identifican los equipos funcionales y se fijan los responsables para el diseño de
perfiles en cada área.
2. Elaboración de perfiles de puestos. esta es la fase clave, en la que se delimitan
las funciones del puesto y los requisitos imprescindibles para el proceso de
selección y evaluación de desempeño de las personas que lo ocupen.
3. Validación de perfiles de puestos. En esta etapa, se realiza una "sintonización,
calibración o sinceramiento con la alta dirección de la entidad", sostiene el
académico. Por ejemplo, un puesto que está elaborado en gabinete puede ser
llevado a una validación posterior con los responsables, añade Berrocal.
4. Consolidación de los puestos. En este paso final, una empresa hallará las
respuestas para las siguientes preguntas: ¿quiénes somos?, ¿quiénes me
faltan? y ¿quiénes me sobran? El experto señala que la consolidación permite
determinar si existen puestos que cumplen funciones duplicadas o que, en su
defecto, no tienen una carga laboral idónea.
Estas cuatro etapas son imprescindibles para diseñar un puesto bajo una metodología
de perfile de puestos, la cual está fundamentada en elaborar perfiles por
competencias. Si la entidad o empresa ya cuenta con un modelo de gestión por
competencias, una forma de saltar estos pasos es convalidar lo ya hecho ante los
recursos humanos de Servir.
En este escenario, la proactividad que despliega uno como líder puede marcar la
diferencia para salvar la empresa. Antes que salvar la empresa también hay que ser
valer los derechos de los trabajadores que trabajan en ella. También velar por las,
colaboradores, clientes y proveedores, para asegurar que estén en condiciones
seguras. las ideas nacen de nuestra experiencia en anteriores situaciones de crisis y
del análisis de las iniciativas que están tomando líderes empresariales a lo ancho del
mundo.