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1. HACIENDA Y FISCALIDAD
Los reyes visigodos tenían que tener ingresos de carácter ordinario y extraordinario para
pagar los gastos estatales. Estos podían ser campañas militares, pago a funcionarios,
gastos de la corte, grandes gastos del ceremonial regio y gran cantidad y donaciones a la
Iglesia. Los extraordinarios eran poco frecuentes ya que eran botines de guerra
esporádicos. También recibían regalos de otros reyes, exacciones que imponían a los
pueblos derrotados e ingresos voluntarios. Todos estos ingresos de carácter
extraordinario no eran importantes.
Los ingresos ordinarios que recibía el rey venían de las tierras del Patrimonium del
monarca y de las de su res privata. Las tierras las cultivaban los servi fiscales.
Los ingresos ordinarios públicos venían de los impuestos. Podían ser directos o
indirectos. El total del impuesto quedaba invariable. Siguió la adaeratio, práctica
tardorromana, que era la equivalencia en numerario de la cantidad que tenía que
satisfacerse en especie. Había importantes y frecuentes abusos ya que la valoración
monetaria de las cantidades que había que pagar en especie al Fisco sobrepasaba los
precios del mercado para esos productos. Se dio también la venta obligatoria de una
producción al Estado por un precio establecido, que solía ser más bajo que el del
mercado.
La capitatio era el principal impuesto directo y tenía dos modos, la terrena y la humana.
La capitatio terrena era una contribución territorial de los pequeños propietarios de
tierras cultivables, casas, esclavos y viñedos. Estos propietarios estaban bajo el
patrocinio de un senior a quien pagaban a título privado y le daban la capitatio terrena
para que, a través de él, llegara al Fisco. Con los servi pasaba parecido. La aristocracia
terrateniente les exigía las rentas privadas por la cesión de las tierras y la capitatio
terrena. La oligarquía territorial, formada por nobiles y potentes, estaba de facto exenta
de toda tributación y el rey nunca pudo imponerse sobre ella.
Las tasas aduaneras, interiores y marítimas, eran una gran fuente de ingresos, y estaban
entre los impuestos indirectos. Los portoria romanos seguían en el reino visigodo. Los
impuestos al tráfico de mercancías se llamaban ahora cánones. Había algunas
prestaciones personales obligatorias. Las penas pecuniarias (multas y confiscaciones),
sancionaban los delitos y eran una fuente de ingresos ordinarios.
Los impuestos se fijaban en especie, sobre todo en el campo. También podían pagarse
en moneda. A partir de Leovigildo, los reyes acuñaron solo piezas fraccionarias de oro,
llamadas trientes o tremisses, con variaciones a lo largo del tiempo. La población se
aleja de los usos monetarios y no hay monedas de plata y cobre. El numerario de oro
solo era para gastos suntuarios y para las clases pudientes, que lo atesoraban.
El Fiscus, Hacienda o Erario Público tenía dos departamentos que eran dirigidos por el
comes Patrimonii y el comes Thesaurorum, respectivamente. El comes Patrimonii
administraba los fiscalía, que eran las propiedades del Patrimonium. Los funcionarios
de este departamento eran nombrados por el monarca.
El comes Thesaurorum era el encargado del segundo departamento del Erario Público.
Protegía el tesoro regio y recaudaba los vectigalia aduaneros y el impuesto comercial.
El total iba a los thesauri publici. Este comes dirigía y supervisaba la acuñación de
moneda en su scrinium palatino.
2. DERECHO Y JUSTICIA
Los pueblos germánicos no tenían un sistema jurídico antes de entrar en contacto con el
Imperio romano. Su “derecho” era consuetudinario y oral sin un sistema. Sippe era una
asociación que se basaba en la autoridad paterna y en la igualdad de derechos entre sus
miembros, protegiendo al grupo de hostilidades externas.
Las leges theodoricianae establecidas por Teodorico (419-451) y por Teodorico II (453-
466) son las primeras de la legislación de los visigodos. Parece que sirvieron para
repartir tierras entre galorromanos y visigodos, cuando estos eran foederati del Imperio.
En el Liber Iudiciorum todas las leyes llevan el nombre del monarca que las estableció.
Esta compilación parte de Recaredo. En el Código de Eurico aparecen también leyes
germánicas y tienen la influencia arriana.
El Código es de 480 y fue derogado por el Código de Leovigildo. Tiene un alto grado
de romanización.
Fue promulgada por Alarico II (484-507) en 506 tras ser aprobada por obispos y
provinciales. La realizó una comisión de jurisconsultos galorromanos que compilaron la
información.
Es una compilación de normas con iura y leges, emanadas del Derecho romano
postclásico. Toma las constituciones imperiales del Código de Teodosio aunque se
descartaron muchos preceptos. Se tomaron disposiciones de emperadores posteriores.
Se incorporaron varias disposiciones a los iura (doctrina y opiniones de juristas
romanos).
Una interpretatio iba junto a las normas jurídicas. Las interpretaciones eran una fuente
muy importante y fidedigna para conocer el Derecho romano vulgar, sobre todo el civil.
Alarico quiso corregir o aclarar con este corpus aspectos oscuros de la legislación que
podían ser obstáculos para la justicia. Quiso también, sobre todo, atraer a la población
de las Galias, galorromana y católica, que era más proclive a unirse a los francos. No
sirvió, ya que en la batalla de Vouillé de 507 perdió ante los francos.
El Breviario convivió con el Código de Eurico aunque subordinado a él, solo para
aspectos no regulados en el Código. Estuvo en vigor en Hispania hasta la promulgación
del Liber Iudiciorum de 654.
Los Fragmentos gaudenzianos fueron una colección privada de legislación goda vigente
en la Provenza entre 510 y 536 que era Derecho visigodo y ostrogodo con mucha
influencia del Derecho romano.
Teudis (531-548) en 546 hizo una ley importantes sobre costas procesales ya en la
época hispano-visigoda. Se añadió al Breviario de Alarico.
Es cercano a las soluciones romanas, sobre todo en derecho privado. Este rey aumenta
en su código el carácter germánico.
El Liber Iudiciorum o Lex Visigothorum de 654 fue una recopilación de leyes anteriores
a ese año realizadas por los reyes. Son 319 leges anteriores al reinado de Recaredo, 3 de
Recaredo, 2 de Sisebuto, 98 de Chindasvinto, 89 de Recesvinto y 15 capítulos de
filosofía política de Isidoro de Sevilla. Son 526 capítulos, con 53 títulos, que se dividen
en 12 libros.
Se trata de una obra muy cercana a la perfección, con un fundamento romano claro.
Tiene un carácter nacionalista, totalitario y territorialista, que llega a todos los pueblos
del reino, y que juzga solamente según esta obra.
Ervigio (680-687) promulga la Lex renovata en 681. Con esta ley revisa profundamente
el Liber Iudiciorum, y 28 leyes referidas a los judíos son añadidas.
Con esta ley quiso favorecer a la Iglesia católica para recompensarla por su apoyo a
Ervigio para llegar al trono. También explica la dureza contra los judíos y la subida a
rango legislativo de los acuerdos de los concilios.
2.2.9. Las modificaciones de los últimos años del reino visigodo de Toledo
El Liber también fue cambiando por juristas privados que cambiaban las leyes. La
Vulgata del Liber fue el resultado.
El Derecho visigodo destacaba por su personalidad. Había diferencia entre los visigodos
con su derecho, y los galorromanos o hispanorromanos con el Derecho romano hasta
que Alarico II fija que el Breviario que el Derecho romano es solo para la población no
visigoda. El Código de Eurico y el Breviario coexisten hasta 654 cuando el derecho se
unifica en el Liber Iudiciorum. Los reyes visigodos crean unas leyes características para
su pueblo. Cuando llegan los visigodos a la Península su derecho coexiste con el de los
hispanorromanos.
La tesis territorialista es contraria a esto. Dice que la legislación era para toda la
población, con independencia de su origen. Su aplicación para todos es debida a la
romanización del Derecho visigodo. El Código de Eurico usa el latín, está muy influido
por el Derecho romano y no reconoce una superioridad en términos jurídicos a los
godos. Para algunos, convivieron el derecho territorial de los hispanorromanos y el
personal de los godos, cuando estos se establecen en la Península. Esto cambia rápido y
las dos comunidades se unen en lo político legislando los monarcas para todos.
Hay otra teoría, a medio camino, que establece que el Derecho visigodo no es territorial
ni personal. La legislación de los godos se aplica a la población visigoda y a todos los
asuntos originados entre esta población y los hispanorromanos. El Derecho romano solo
era para los hispanorromanos. El derecho de los vencedores que emanaba del monarca
no es un derecho de los visigodos, ni un privilegio suyo ya que participaban de él los
hispanorromanos en las cuestiones entre ambas comunidades.
Los mercaderes tenían un derecho personal y particular. Ervigio en 681 incluyó a los
comerciantes de ultramar en las leyes de su Codex. Estos profesionales en caso de
conflicto con la población estaban sometidos a la legislación. Si había un conflicto entre
ellos tenían su ley propia.
El monarca visigodo promulgaba edicta y no leges antes del fin del Imperio romano, ya
que era auxiliar del emperador. Después del fin del Imperio en Occidente, el Imperio en
Oriente mantuvo el prestigio y esto no permitía a Eurico igualarse con el emperador, por
lo que su código era un edicto y no una ley. Con el reino de Toledo los monarcas sí
promulgarán leyes con plena capacidad en el ámbito legislativo como los emperadores.
Los visigodos, tras asentarse en las Galias, dejan para siempre las asambleas populares
y el monarca es el que legisla exclusivamente, como continuador del emperador y de su
maiestas. La voluntad del rey genera la ley. Es un “absolutismo legislativo” basado en
el origen divino del poder del rey que se manifestaba en la unción regia.
El rey era también el juez supremo. Había algunas instancias en las que un grupo del
Aula Regia u Officium Palatinum, estudiosos del derecho, asesoraba al rey, delegando
este en ellos su capacidad de juzgar.
El dux estaba debajo del rey y su tribunal de proceres y era el cargo más alto en la
jerarquía judicial de su provincia. Llegaban a él reclamaciones contra dictámenes de
tribunales inferiores. Su origen era militar. Transcurrido el tiempo el dux y el comes
tuvieron funciones civiles.
Los “jueces de campo” bajo el comes estaban fuera de las ciudades, siendo el thiufadus
el juez principal en el campo. Tenía origen militar y funciones judiciales y militares.
Hubo jueces no nombrados por el monarca ni por un juez para casos extraordinarios,
elegidos por las personas en conflicto. Su autoridad emana del rey y usaban el único
código territorial de las leyes reales. Muchos de estos jueces “populares” eran de la
Iglesia. Los grandes señores podían juzgar a sus dependientes, trabajadores de sus
tierras y el amo podía juzgar a sus esclavos.
El sistema judicial de los visigodos estuvo bien regulado. Se podía castigar a los jueces
si eran sobornados o injustos. Solo el monarca interpretaba el derecho. Estaba prohibido
que los jueces decidieran cuando no había preceptos aplicables, por lo que se remitía al
rey para que él solucionara el caso. Los jueces no podían crear normas.
Los notarios o scriptores tuvieron gran importancia. Redactaban leyes dadas por el rey y
los letrados del Estado eran los únicos que podían escribir o cambiar normas emanadas
del rey. Intervenían para dar fe y levantar actas oficiales en los juicios.
3. EJÉRCITO
El rey no siempre se ponía al frente de las tropas ni dirigía en persona las campañas
militares. A veces delegaba en generales, continuando una tradición romana. Teudis
(531-548) delegó en el dux Teudisclo, su sucesor, el enfrentamiento con los francos que
llegaron a Zaragoza. Leovigildo delegó en su hijo Recaredo y este hizo lo mismo con el
dux Claudio. Chindasvinto asoció al poder a Recesvinto, su hijo para comandar el
ejército. Wamba confió en el dux Paulo para reprimir una rebelión, aunque acabó yendo
el propio rey.
En la ley militar de Wamba de 673 se exige a todos los súbditos en un radio de ciento
cincuenta kilómetros respecto al lugar donde iba a intervenir militarmente el rey, que
vayan al combate con los máximos dependientes que puedan. La ley de Ervigio de 681
concreta que todos los duces, comites y gardingi tienen que ayudar para el
reclutamiento que ha pedido el monarca y tienen que dar una décima parte de sus
esclavos, que tendrán que ir armados. Estas obligaciones militares requeridas a los
domini eran parte de su juramento.