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N° 1822-2016-0-3205-JR-FC-01
Especialista: Guisella Vilchez
Cuaderno: Principal
Escrito:
Juan José Napoleón, en los seguidos sobre Divorcio por Causal de Separación de
Hecho, contra Manuela Modesta Caballero; a usted digo:
I. ANTECEDENTES
Respecto de la reconvención.-
II. FUNDAMENTACIÓN DE ALEGATOS
La separación por más de dos años también queda acreditada con la declaración
de ambas partes y del testigo que precisan que Juan José Napoleón y doña Juana
de Arco Francia llevan más de seis años de separados, por lo que el matrimonio
celebrado entre ambos carece de objeto mantenerse vigente; en consecuencia,
señor juez basando se en las pruebas presentadas deberá declarar fundada la
demanda.
«(…) artículo 319°.- Fin de la Sociedad. – Para las relaciones entre los cónyuges se
considera que el fenecimiento de la sociedad de gananciales se produce en la
fecha de la muerte o de la declaración de muerte presunta o de ausencia; en la de
notificación con la demanda de invalidez del matrimonio, de divorcio, de
separación de cuerpos o de separación judicial de bienes; y en la fecha de la
escritura pública, cuando la separación de bienes se establece de común
acuerdo. En los casos previstos en los incisos 5 y 12 del artículo 333 del
Código Civil, la sociedad de gananciales fenece desde el momento en que
se produce la separación de hecho. Respecto a terceros, el régimen de
sociedad de gananciales se considera fenecido en la fecha de la inscripción
correspondiente en el registro personal (…)».
Conforme al citado artículo 319° del Código Civil, en los casos de divorcio –como el
presente– el régimen de sociedad de gananciales fenece desde setiembre
del 2009, fecha en la que dejamos de hace vida en común.
CUARTO: Que, conforme al cuarto punto controvertido determinar si en el caso
concreto existe cónyuge perjudicado, cabe precisar que la parte demandada no
logra acreditar que haya sufrido algún tipo de daño como consecuencia de nuestra
separación, pues su defensa solo se basa en meros hechos subjetivos imposibles
de probar, es decir NO PRESENTA NINGUNA PRUEBA QUE ACREDITE QUE ELLA ES
EL CONYUGE PERJUDICADO; en consecuencia no logra acreditar ningún tipo de
daño. Por otra parte La Corte Suprema, en su labor de uniformizar criterios
jurisprudenciales publicó el 13 de mayo de 2011, en el diario oficial El Peruano, la
Sentencia dictada en el Tercer Pleno Casatorio Civil, que precisa que los daños
sufridos como consecuencia de la separación de hecho deben ser constatadas por
el juez en base a los medios de pruebas aportados por el presunto cónyuge
perjudicado, por tanto, resulta necesario que exista una relación de causalidad
entre los perjuicios sufridos por el cónyuge y la separación de hecho. No tese que
según La Corte Suprema debe existir un medio de prueba que acredite y/o
demuestre que se es el cónyuge perjudicado y no solo puede basarse en una
narración de determinados hechos que son imposibles de demostrar su
veracidad.
La indemnización prevista por el artículo 345-A del Código Civil está destinada a
velar por la estabilidad económica del cónyuge que resulte perjudicado por la
separación de hecho; sin embargo en el presente caso la demandada no logra
demostrar el daño sufrido, pues no presenta ningún medio de prueba que lo
acredite dicho daño.
ANEXO.-
8 – A.- Cédulas de Notificación.
POR LO TANTO.-
Lima, dos de julio del Año dos mil nueve.‐ VISTOS; verificado el cumplimiento de
los requisitos de forma regulados en el artículo trescientos ochenta y siete del
Código Procesal Civil, así como el requisito de fondo previsto en el inciso uno del
artículo trescientos ochenta y ocho del mismo cuerpo de leyes; y ATENDIENDO:
Primero.‐ A que, el recurrente José Asunción Cruz Burga invocando los incisos uno,
dos y tres del artículo trescientos ochenta y seis del Código Procesal Civil, denuncia
la interpretación errónea de una norma de derecho material, la inaplicación de la
doctrina jurisprudencial, y, la contravención de las normas que garantizan el
derecho a un debido proceso. Segundo.‐ A que, se debe tener en cuenta que el
recurso extraordinario de casación, es eminentemente formal, por lo que tiene que
estar estructurado con estricta sujeción a Ley, debiendo tener una fundamentación
clara y precisa, puntualizando en cual de las causales se sustenta, no estando
obligada la Corte de Casación a subsanar de oficio, los defectos incurridos por la
recurrente. Tercero.‐ A que, como fundamento de su primera denuncia sostiene en
el considerando cuarto de la sentencia de vista hay una indebida aplicación del
concepto regulado en el artículo veintiocho del Código Civil, para sostener que en
el fondo es lo mismo lo resuelto en el expediente ciento dieciocho‐dos mil siete‐
JPL‐SC sobre filiación judicial de paternidad extramatrimonial, declarando que el
padre del menor hijo de la demandada es el recurrente; se tratan de procesos
diferentes el de usurpación de nombre y el de filiación, por lo que resulta contrario
a nuestro ordenamiento procesal el criterio de la cosa juzgada para resolver el
conflicto de intereses. Cuarto.‐ A que, si bien el recurrente indica en su recurso de
casación que denuncia la interpretación errónea del artículo veintiocho del Código
Civil, no obstante ello, se puede advertir de la fundamentación que no señala con
claridad y precisión si denuncia la aplicación indebida o la interpretación errónea
de la citada norma de derecho material, causales que no pueden denunciarse de
manera conjunta respecto de una misma norma, puesto que se excluyen
mutuamente, toda vez que la aplicación indebida es la impertinencia de la norma a
la relación fáctica establecida, mientras que hay interpretación errónea cuando a la
norma pertinente se le da un sentido que no le corresponde. Quinto.‐ A que, sin
perjuicio de lo expuesto, el recurrente al formular su denuncia no señala de
manera clara cual sería interpretación correcta del artículo veintiocho del Código
Civil, cuestionando hechos, más no una interpretación normativa. Sexto.‐ A que,
por lo expuesto, la primer denuncia debe ser desestimada por no señalarse de
manera indubitable en que causal se sostiene, y por que además no se precisa
cual sería la interpretación correcta de la norma bajo denuncia, por lo cual, se
concluye que la fundamentación del recurso no satisface las exigencias de fondo
prevista en el acápite dos.uno del inciso segundo del artículo trescientos ochenta y
ocho del Código Procesal Civil. Sétimo.‐ A que, como fundamento de la segunda
denuncia sostiene que se ha inaplicado la jurisprudencia contenida en la Casación
mil setecientos cuarenta y siete‐Puno, publicada en el diario El Peruano el
veintiuno de enero del dos mil que señala cuándo una sentencia tiene la calidad de
cosa juzgada. La no aplicación de ésta jurisprudencia ha llevado a que en la
sentencia de vista se sostenga que la demanda de usurpación de nombre es
improcedente. Octavo.‐ A que, examinado el argumento de la segunda denuncia,
se advierte que ésta no resulta atendible, pues la ejecutoria citada no constituye
doctrina jurisprudencial conforme a los lineamientos establecidos en el artículo
cuatrocientos del Código Procesal Civil, pues la Doctrina Jurisprudencial se refiere
a las decisiones que adopte la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia en un
caso concreto. Noveno.‐ A que, como fundament o de la tercera denuncia
sostiene: a) es derecho constitucional del litigante, recibir una tutela jurisdiccional
efectiva, con la observancia del debido proceso, razón por la cual interpuso el
presente proceso de usurpación de nombre ofreciendo como medio probatorio la
prueba científica de ADN; b) la sentencia recaída en el proceso de filiación judicial
de paternidad extramatrimonial, que dispone que es padre del menor hijo de la
demandada, se produjo cuando se encontraba muy delicado de salud, y su
abogado no lo informó de los alcances de la sentencia; c) el mandato judicial nace
únicamente de la presunción del juzgador, por que no concurrió a la audiencia
para la toma de muestra para la prueba de ADN, hecho calculado por la
demandada, por lo que hace uso de lo regulado en el artículo veintiocho del
Código Civil por que en el acta de nacimiento se ha usurpado su nombre para
consignarlo como padre; d) la declaración judicial le niega el derecho de identidad
al menor hijo de la demandada, pues el mandato judicial no es una prueba
científica que demuestre que es el padre biológico del menor, por lo que debió ser
admitida la prueba del ADN; e) el recurso de apelación obliga a la Sala Superior a
examinar la sentencia de primera instancia, por lo que al detectar la vulneración al
derecho de debido proceso, debió declarar la nulidad de la recurrida o revocarla,
como dispone el artículo trescientos sesenta y cuatro del Código Procesal Civil, por
lo que el quinto considerando de la sentencia de vista se contrapone al objeto del
recurso de apelación; f) el Juez de Primera Instancia debió inhibirse sin la
necesidad que se le recuse, por decoro y por mandato legal en aplicación del inciso
sexto del artículo trescientos cinco y del trescientos seis del Código Procesal Civil,
incumplimiento que vulnera el debido proceso; g) se restringe su derecho de
defensa al aplicar normas por analogía y sostener que en el presente proceso no
se puede hacer valer el medio probatorio de la prueba científica del ADN.
Décimo.‐ A que, examinados los literales a), b), c), y d) se advierte que éstos
cuestionan la decisión de desestimar su pretensión al haberse expedido con
anterioridad a éste proceso una sentencia firme que establece la filiación con el
menor Y.A.C.C., de lo expuesto por el recurrente se advierte que sus alegatos se
refieren básicamente a una distinta interpretación sobre los hechos, por lo que
deben desestimarse estos extremos de la denuncia. Décimo Primero.‐ A que,
respecto al literal e) el recurrente no cumple con precisar a qué tipo de vulneración
al debido proceso se refiere, razón por la cual éste extremo también debe ser
rechazado. Décimo Segundo.‐ A que, respecto al literal f) de los actuados se
observa que el recurrente no solicitó en su oportunidad que el Juez se aparte del
proceso conforme lo establece el artículo trescientos ocho del Código Procesal
Civil, por lo que no se advierte el agravio invocado, máxime si el citado inciso sexto
del artículo trescientos cinco del Código Subjetivo ha sido derogado mediante la
Ley número veintinueve cero cincuenta y siete publicada el veintinueve de junio
del dos mil siete, es decir con anterioridad a la interposición de la demanda.
Décimo Tercero.‐ A que, respecto al literal g) se observa que en la audiencia única
de fecha dieciocho de setiembre del dos mil ocho, cuya acta obra a fojas treinta y
seis, el Juez de Primera Instancia declaró improcedente el medio probatorio
“pericia científica de ADN” ofrecido por el recurrente, debido a que conforme al
acta de nacimiento de fojas veintiséis se ha inscrito por mandato judicial que el
menor Y.A.C.C. es hijo biológico de José Asunción Cruz Burga, improcedencia de
medio probatorio que no fue impugnado a pesar que el recurrente se encontraba
presente en dicha audiencia, por lo que dicha decisión del juez de la causa no
puede ser cuestionada en sede casatoria, toda vez que quedo consentida al no ser
cuestionada oportunamente. Décimo Cuarto.‐ A que, e n consecuencia no se
advierte las contravenciones alegadas como afectación al derecho a un debido
proceso debiendo rechazarse ésta denuncia, toda vez que la fundamentación
alegada no cumple con las exigencias establecidas en el acápite dos.tres del inciso
segundo del artículo trescientos ochenta y ocho del Código Procesal Civil. Por las
razones expuestas y en aplicación del artículo trescientos noventa y dos del Código
Procesal Civil: Declararon IMPROCEDENTE el Recurso de casación de fojas ochenta
y cuatro a ochenta y siete interpuesto por José Cruz Burga; EXONERARON al
recurrente al pago de las costas y costos del recurso, así como a la multa
correspondiente en aplicación de la Resolución Administrativa número cero cero
cuatro‐dos mil cinco‐CE‐PJ; ORDENARON la publicación de la presente resolución
en el Diario Oficial “El Peruano”; en los seguidos con Santos Cruz Rojas sobre
Usurpación de nombre; y, los devolvieron; interviniendo como Vocal Ponente la
Señora Mac Rae Thays.‐
Exp. N° 258-2016
Juan José Napoleón, en los seguidos sobre Divorcio por Causal de Separación de
Hecho, contra Manuela Modesta Caballero; a usted digo:
I. ANTECEDENTES
Respecto de la reconvención.-
1. Determinar si en el caso en concreto corresponde amparar la petición
indemnizatoria postulada por doña Juana de Arco Francia, adjudicándole el bien
inmueble obtenida dentro de la sociedad conyugal, inscrita con la partida Registral
Número 45757862.
II. FUNDAMENTACIÓN DE ALEGATOS
La separación por más de dos años también queda acreditada con la declaración
de ambas partes y del testigo que precisan que Juan José Napoleón y doña Juana
de Arco Francia llevan más de seis años de separados, por lo que el matrimonio
celebrado entre ambos carece de objeto mantenerse vigente; en consecuencia,
señor juez basando se en las pruebas presentadas deberá declarar fundada la
demanda.
«(…) artículo 319°.- Fin de la Sociedad. – Para las relaciones entre los cónyuges se
considera que el fenecimiento de la sociedad de gananciales se produce en la
fecha de la muerte o de la declaración de muerte presunta o de ausencia; en la de
notificación con la demanda de invalidez del matrimonio, de divorcio, de
separación de cuerpos o de separación judicial de bienes; y en la fecha de la
escritura pública, cuando la separación de bienes se establece de común
acuerdo. En los casos previstos en los incisos 5 y 12 del artículo 333 del
Código Civil, la sociedad de gananciales fenece desde el momento en que
se produce la separación de hecho. Respecto a terceros, el régimen de
sociedad de gananciales se considera fenecido en la fecha de la inscripción
correspondiente en el registro personal (…)».
Conforme al citado artículo 319° del Código Civil, en los casos de divorcio –como el
presente– el régimen de sociedad de gananciales fenece desde setiembre
del 2009, fecha en la que dejamos de hace vida en común.
La indemnización prevista por el artículo 345-A del Código Civil está destinada a
velar por la estabilidad económica del cónyuge que resulte perjudicado por la
separación de hecho; sin embargo en el presente caso la demandada no logra
demostrar el daño sufrido, pues no presenta ningún medio de prueba que lo
acredite dicho daño.
ANEXO.-
8 – A.- Cédulas de Notificación.
POR LO TANTO.-
II. ANTECEDENTES
1. DEMANDA
Señala que con Filomena Ana María Gutiérrez Huamán se conocen en el mes de
mayo de mil novecientos noventa y siete, en una discoteca, sosteniendo relaciones
sexuales solo una vez en el mes de julio del mismo año. Agrega que, la
demandada se apersonó a su casa informándole que estaba embarazada de un
mes y una semana, por lo que, por presión de sus padres, reconoció a la menor de
iniciales E.L.C.G. (edad actual diecisiete años) ante la Municipalidad Distrital de
Paucarpata, momento en el cual se entera que la demandada se llama Filomena.
Manifiesta que la demandada tenía como conviviente a César Federico Linares
Rufasto, con el que mantuvo vida conyugal permanente por un periodo
aproximado de veintiún años, situación de la que se entera en febrero de dos mil
doce, por la conversación que tuvo con el otro hijo de la demandada, Gustavo
Vidal Linares Gutiérrez, quien también le indica que tuvo otro hermano que ya
falleció. Considera que de ser cierto que la menor es su hija, ella habría nacido en
abril de mil novecientos noventa y ocho y no el veintitrés de enero de mil
novecientos noventa y ocho, teniendo en cuenta nueve meses de gestación, por lo
que, dicha menor habría sido concebida antes del encuentro sexual que tuvo con
el demandante; en ese sentido, la demandada lo ha engañado.
2. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
Según escrito de fojas cincuenta y uno, Filomena Ana María Gutiérrez Huamán
contesta la demanda, señalando que convivió con el demandante en el año mil
novecientos noventa y siete, siendo falso que sus padres hayan intervenido para
obligarlo en el reconocimiento de su hija. Manifiesta que tampoco resulta cierto
que haya tenido una vida marital con César Federico Linares Rufasto, pero es
cierto que tiene tres hijos. Indica que el demandante hace catorce años reconoció
a su hija y el veintitrés de julio de mil novecientos noventa y ocho se realizó una
conciliación, donde el actor reconoce nuevamente a su hija, y además se
compromete a cumplir con pasar alimentos, acto que no realiza hasta la fecha.
Luego del trámite procesal correspondiente, el señor juez del Primer Juzgado Mixto
del Módulo Básico de Paucarpata de la Corte Superior de Justicia de Arequipa,
mediante resolución de fecha veintiuno de enero de dos mil catorce, obrante a
fojas doscientos nueve, emitió sentencia declarando fundada la demanda. En
consecuencia, declara inválido e ineficaz el reconocimiento contenido en el acta de
nacimiento N° 589783 efectuado por el demandante Esteban Ccopa Ojeda
respecto a la menor de iniciales E.L.C.G. nacida el veintitrés de enero de mil
novecientos noventa y ocho, e inscrita el seis de febrero de mil novecientos
noventa y ocho.
CUARTO.- En cuanto a la segunda causal, referida a los artículos 399 y 400 del
Código Civil, dichas normas establecen:
Artículo 399.- El reconocimiento puede ser negado por el padre o por la madre que
no interviene en él, por el propio hijo o por sus descendientes si hubiera muerto, y
por quienes tengan interés legítimo, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 395.
QUINTO.- En cuanto a esta casual, el actor señala que el Juez de primera instancia
tuvo en cuenta que si bien el recurrente ha reconocido a la menor de iniciales
E.L.C.G. como su hija, tal como consta en la partida de nacimiento, prefiriendo
normas constitucionales a las legales ordinarias, resultaba plenamente procedente
emitir pronunciamiento de fondo; más aún cuando se había ordenado preservar la
identidad de la menor, ordenándose que se expida nueva partida de nacimiento
con los datos de la madre. Los Jueces Superiores, no aplicaron en primer orden
normas constitucionales, tales como el artículo 1 y 2 numeral 1 de la Constitución
Política del Estado, normas que atendiendo a su jerarquía deben primar sobre
cualquier otra que pretenda negar el derecho del menor a su identidad, y en la
medida posible, a conocer a sus padres y llevar sus apellidos. Máxime si se ha
definido en la etapa procesal correspondiente, mediante prueba genética, que el
recurrente no es el verdadero padre de la menor. Que su legitimidad para obrar no
ha sido cuestionada en ninguna etapa procesal.
SÉTIMO.- Así, tenemos que dichas normas, entre otras, han sido emitidas,
teniendo en consideración la relación paterno-filial que se genera con el
reconocimiento de un hijo extramatrimonial, la cual constituye, dentro de los
diversos tipos de relaciones de parentesco, la más importante que ha regulado
nuestro sistema jurídico.
En este sentido, se ha sostenido que “(…) de todas estas relaciones, la más
importante es, sin duda, la que se llama filiación, esto es, la que vincula a una
persona con todos sus antepasados y sus descendientes (filiación en sentido
genérico) y, más restringidamente, la que vincula a los padres con sus hijos
(filiación en sentido estricto) (…)”[1].
[…] cuando se objeta la identidad de una persona se tiene que valorar tanto el
cariz estático como el dinámico del referido derecho fundamental; es decir, cuando
se impugna la paternidad de una persona, ella no puede justificarse sólo en el dato
genético, pues ello implicaría olvidar que el ser humano se hace así mismo en el
proyecto continuo que es su vida. Más allá de los datos fijos, es la propia historia
del individuo lo que lo hace idéntico a sí mismo así analizando el caso en concreto,
concluyó que: “(…) el pedido del recurrente no puede admitirse porque se ampara
sólo en probables supuestos genéticos, teniendo como base afirmaciones vagas de
terceros que no individualiza y realizando su impugnación catorce años después de
que libremente aceptó la paternidad del menor. Para casos como éstos resulta de
aplicación los artículos 399 y 400 del Código Civil, dado que interesa tanto al
Estado (que necesita saber con certeza la identidad de una persona) como al
particular (que ha labrado su identidad dinámica con la certeza de conocer a su
padre) que haya un punto de cierre para la impugnación de paternidad. Amparar
la demanda significaría que los tribunales de justicia fomenten la impugnación de
paternidad por motivos irrelevantes, generando un estadio de incertidumbre
absoluta sobre la identidad de las personas.
VI. DECISIÓN.-
SS.
TELLO GILARDI
RODRIGUEZ CHÁVEZ
CALDERÓN PUERTAS
YAYA ZUMAETA
DE LA BARRA BARRERA