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MIRTA CASTEDO*

NOTAS SOBRE LA DIDÁCTICA


DE LA LECTURA Y LA ESCRITURA
EN LA FORMACIÓN CONTINUA
DE DOCENTES 1

Este artículo presenta y discute algu-


nos problemas sobre la formación de do-
centes en servicio en el área de lectura y
escritura desde la perspectiva de la didác-
tica de la formación. Para ello, parte de la
idea de formación continua como derecho
del docente y obligación de los Estados y
argumenta acerca de la centralidad del co-
nocimiento didáctico en la formación de
los docentes.
El concepto de conocimiento didácti-
co se entiende aquí como el estudio siste-
mático de los problemas que se suscitan en
el aula y su dimensión micropolítica. En
este contexto, el trabajo sostiene que el au-
la de formación es un lugar de encuentro
entre docentes y didactas y describe, a su
vez, las variadas relaciones que se dan en-
tre estos actores.
Además, se debaten especialmente las
ideas de “resistencia del docente” y “re-
contextualización de situaciones” y se se-
ñalan algunas tensiones pendientes en el
campo de la formación en enseñanza de la
lectura y la escritura.
Introducción individual. Esto ocurre especialmente en la con-
tinuidad de la formación de aquellos docentes
Este trabajo se propone aportar al debate sobre la graduados y que ya se desempeñan frente a ni-
formación continua de docentes desde la perspec- ños. Es el docente quien “debe” capacitarse, es-
tiva de la didáctica de la formación en la enseñan- tar actualizado, perfeccionarse. Nosotros soste-
za de un contenido específico: la lectura y la es- nemos una posición diferente: la formación
critura. En lo que sigue plantearemos problemas continua es un derecho de los docentes y una
relativos al sistema didáctico, es decir, a las inte- obligación de los Estados.
rrelaciones que efectivamente suceden en el inte- Los Estados tienen la obligación legal de
rior de la clase entre el docente –que en este caso brindar educación básica. Asumir esta responsa-
usualmente se denomina “capacitador” pero que bilidad supone gestionar los medios para que
preferimos llamar “formador”–; el docente en eso suceda de manera satisfactoria. Brindar el
servicio, es decir, quien enseña a leer y a escribir servicio de educación básica y obligatoria para
a los niños, y el objeto de enseñanza: las prácticas la población en edad escolar supone proporcio-
de enseñanza de la lectura y la escritura. nar y mantener el salario del personal, proveer
los edificios y equipamiento –incluyendo biblio-
Nuestro propósito en este trabajo será ingre-
tecas–, adecuar su cantidad y distribución al cre-
sar en la clase de formación continua para com-
cimiento y distribución de la población, etcétera.
prenderla e intervenir en ella de manera cada
vez más adecuada. Al mismo tiempo, realizare- Pero la responsabilidad de los Estados no
mos algunas observaciones sobre el sistema acaba allí. También involucra el desarrollo de
educativo y las instituciones de formación en la prácticas de enseñanza que permitan alcanzar
medida en que estos otros sistemas se vinculan los logros complejos que en la actualidad se les
con el sistema didáctico: lo limitan, inciden en exigen a los jóvenes para desenvolverse en un
él, lo influyen y, en ocasiones, lo modifican. mundo igualmente complejo y ello tiene conse-
cuencias sobre la formación de los docentes. Es
Apoyamos nuestros argumentos y opiniones
evidente que en la sociedad se han establecido
en la experiencia y en los datos obtenidos en di-
exigencias que no existían hace décadas, no só-
versos proyectos de investigación didáctica y de
lo teóricas sino también de orden práctico, ori-
formación de docentes 2 desarrollados en distin-
ginadas en movimientos populares, grupos civi-
ta escala –una escuela, un distrito o un Estado–
les y gobiernos (Roggi, 1999).
y con una duración mínima de un ciclo lectivo.
Estos estudios se realizaron tanto desde organis- Documentos y declaraciones nacionales e
mos centrales de gestión como desde universida- internacionales coinciden en sostener que el
des u otras instituciones y, casi siempre, se lleva- aprendizaje de la lectura y la escritura involucra
ron a cabo con algún tipo de acompañamiento prácticas tales como desentrañar los sentidos no
dentro del salón de clase. Citaremos especial- explícitos de las palabras, juzgar la veracidad
mente datos de dos trabajos recientes, uno rea- de las fuentes, adecuar los registros de habla y
lizado en Argentina y otro en México.3 Señala- de escritura a las circunstancias y los destinata-
remos, además, lo que hemos aprendido del rios, etc. Sostener una situación de enseñanza
desarrollo de otros proyectos llevados a cabo que comunique estas prácticas implica, entre
por colegas que comparten total o parcialmente otras cosas, la elaboración de planes y progra-
la concepción que intentamos exponer aquí. mas, la ampliación o reorganización de las ho-
ras de trabajo con la lengua escrita y la provi-
sión y distribución de acervos de libros para
La formación es un derecho de niños. Estos son algunos de los medios de que
los docentes y una obligación disponen los Estados para alcanzar los propó-
de los Estados sitos declarados.
En la mayor parte de los países de América Pero, además, otro de los medios que los
Latina es usual pensar en la formación de los Estados poseen para achicar la brecha entre de-
docentes como si se tratara de una obligación claraciones solemnes y prácticas no siempre
acordes, es diseñar, llevar a cabo y evaluar la ▲ La progresión de los saberes y conocimien-
formación permanente de los docentes en servi- tos que se decide presentar a los niños a par-
cio con el objetivo de desarrollar las prácticas tir de una selección realizada en función de
de enseñanza que mejor contribuyan a lograr determinados propósitos.
los propósitos públicamente perseguidos.
▲ El diseño de ciertas situaciones para comu-
En otras palabras, la participación de los nicar estos saberes y conocimientos.
docentes en procesos de formación que los ha-
▲ Los tipos de intervenciones que el docente
biliten a desarrollar su tarea en las mejores con-
puede desplegar durante el desarrollo de la
diciones posibles es un derecho; si no fuera así,
situación, especialmente, ante los errores de
exigirlo lo sería.
los alumnos.
▲ La forma más adecuada para organizar la
clase y distribuir roles en cada situación de
“El conocimiento didáctico debe lectura y de escritura.
ocupar un lugar central” en la
formación de los docentes en servicio4 ▲ La construcción de indicadores para anali-
zar el avance de la situación y de los alum-
nos, etcétera.
Para muchos de nosotros, explicar la idea ex-
presada en el título de esta sección parecería in- La didáctica comprende una fuerte di-
necesario. En efecto, si la tarea de todo maestro mensión del orden del “cómo hacer”. Es una
es enseñar para lograr que sus alumnos apren- disciplina de intervención. Pero se trata de la
dan a leer y escribir, y si la didáctica de la lec- intervención en un terreno en el que interactúan
tura y la escritura se ocupa de los problemas diversas determinaciones que la investigación
que los docentes necesitan resolver para comu- intenta asir para lograr una mejor orientación
nicar las prácticas de lectura y escritura a sus de las prácticas de enseñanza. En el “terreno”
alumnos en contextos específicos de enseñanza de la clase, el pasado de las prácticas de ense-
(Bronckart y Plazaola Giger, 1998; Bronckart y ñanza y de las prácticas culturales en general
Schneuwly, 1996; Camps, 1993, 2001; Lerner, está presente; las tradiciones pedagógicas dejan
2001a), el conocimiento didáctico debería ocu- sus rastros y las decisiones políticas y econó-
par el lugar central en su formación (Neme- micas marcan posibilidades y límites. Además,
rovsky, 2001; Lerner, 2001b, 1994). Por su- los modos de vincularse dentro de las institu-
puesto, no hace falta aclarar que “central” no es ciones escolares y entre ellas penetran en la
sinónimo de “excluyente”. La formación com- manera en que los alumnos y los maestros se
prende otras dimensiones, algunas de las cuales relacionan con el saber. Y las posibilidades de
serán mencionadas más adelante a propósito de asimilación de los alumnos abren, entreabren o
su relación con la didáctica. Sin embargo, con- cierran las puertas de la comunicación.
sideramos necesario detenernos en esta declara-
ción por dos razones. En primer lugar, porque Por medio del análisis de los procesos efec-
no existe aún un consenso generalizado acer- tivos que ocurren en el salón de clase, el didac-
ca de lo que es el conocimiento didác- ta se ocupa no solo de intervenir, sino
tico. En segundo lugar, porque la también de comprender cómo las
mayoría de los modelos vigentes múltiples determinaciones juegan
de formación de maestros en en la situación e impactan en la
lectura y escritura está lejos formación de los alumnos. La
de compartir tal supuesto. especificidad de la didáctica
de una materia escolar se
En principio, entende- centra en el rol del saber y en
mos por conocimiento di- las condiciones de su trans-
dáctico un conjunto organi- misión y de su apropiación/
zado de respuestas validadas
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adquisición. También, en la
en las aulas –siempre provisio- transformación en un sistema
nal y contextualmente– ante pro- didáctico (Bronckart y Plazaola
blemas tales como: Giger, 1998) que funcione “bajo”,
8
“ante”, “con”, “en acceda al poder de
contra” o “a pesar de” la palabra dicha y es-
las condiciones existen- crita, y en tanto se de-
tes en los sistemas institu- baten permanentemente
cionales, educativos y cultu- las razones y las consecuen-
rales determinados. cias profundas de la imposibi-
lidad de lograrlo. A pesar de que
Es importante destacar tres
la preocupación por comprender
rasgos de nuestra interpretación del
los mecanismos de asimilación de
concepto de conocimiento didáctico
los alumnos ante una determinada si-
que juzgamos centrales en la formación
tuación de enseñanza pueda parecer una
de los docentes. En primer lugar, el conoci-
motivación alejada de lo político, esta cons-
miento didáctico es producto del estudio sis-
tituye su núcleo central. El ingreso al saber de
temático de las interacciones entre los alumnos,
todos y cada uno de los alumnos depende, en
el docente y el objeto de saber –prácticas de lec-
gran medida, de la relación entre la asimilación
tura y escritura– en el salón de clase. Es decir,
de los alumnos y la forma de presentación del
este conocimiento no se construye por fuera de
saber. Es decir, la distribución del poder sobre
la clase ni se limita a coleccionar descripciones
el conocimiento constituye el núcleo de las
de clases únicas e irrepetibles, sino que se ocupa
preocupaciones didácticas.
de discernir entre lo contingente y lo reproduci-
ble de las situaciones, sin perder de vista las Sostener que el conocimiento didáctico
complejas variables definidas por los contextos. constituye el centro de la formación de los do-
centes le otorga un lugar particular y supone, a
En segundo lugar, el conocimiento así siste- la vez, la existencia de otros conocimientos en la
matizado no se refiere a las situaciones de ense- formación, y un modo de relacionarse con ellos.
ñanza en general, sino a situaciones específicas
con potencialidad para comunicar conocimien- De la mano de los conocimientos pedagógi-
tos también específicos. Por ejemplo, si habla- cos y de las diversas disciplinas que contribu-
mos sobre distribución de roles, no es suficiente yen a comprender los procesos educativos, nos
decir que el trabajo en pequeños grupos favore- interesa resaltar dos tipos de saberes que inte-
ce el intercambio productivo entre los pares. Es gran el conocimiento didáctico como saberes
preciso puntualizar cómo debe organizarse cada de referencia. Estos son pertinentes e ineludi-
situación para que esto suceda, distinguiendo bles en la definición, desarrollo y evolución de
cuál es el conocimiento que se puede poner en cualquier proyecto formativo. Es necesario se-
común en cada caso. Así, por ejemplo, si la si- ñalar, en primer término, los conocimientos dis-
tuación consistiese en escribir entre varios niños ponibles de las disciplinas que se ocupan tanto
de la misma edad los niveles próximos –pero no del objeto como del sujeto de enseñanza (la lin-
idénticos– de conceptualización de la escritura, güística, la psicolingüística, la semiótica, la teo-
el intercambio de información favorecería más ría de la enunciación, la historia de la lectura y
que en los niveles alejados. Pero si, en cambio, la escritura, etc.). Cuando afirmamos que tales
la situación se tratara de leer y tomar notas, pa- conocimientos constituyen un saber indispensa-
ra ello se requiere que quien oficie de lector sea ble pero no suficiente, como sostienen Bronc-
capaz de realizar una lectura lo suficientemente kart y Plazaola Giger (1998) y Lerner (1994;
fluida como para que el otro pueda construir al- 2001b), entendemos que el campo educativo ha
gún sentido a través de la escucha. Y, por otro la- sido constantemente dominado por irrupciones
do, que quien tome notas lo haga con un nivel de aplicacionistas tanto desde la psicología de di-
adquisición del sistema tal que genere un texto versas orientaciones como desde las Ciencias
recuperable para lecturas posteriores (o bien, del Lenguaje. Aunque siempre presentadas co-
que emplee otro medio para conservar la infor- mo “revelaciones científicas”, estas irrupciones
suelen ser efímeras porque no alcanzan a pro-
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mación).
poner estrategias de conjunto ante la compleji-
Por último, el conocimiento didáctico tiene dad de los fenómenos que estudian. Segura-
un propósito micropolítico en tanto se preocu- mente la relación entre la parcialidad de estos
pa por encontrar las formas de comunicación saberes, en contraste con su carácter de indis-
que aseguren que la mayor cantidad de alumnos pensables, hace que esta vinculación resulte 9
muy compleja. De aquí la dificultad para pensar Modelos de formación
su comunicación en el proceso de formación de de docentes en servicio
los docentes.
Hasta aquí, hemos explicitado qué entendemos
El otro saber de referencia se vincula con la
por conocimiento didáctico y qué otros tipos de
enseñanza de prácticas que el maestro ya reali-
conocimientos se involucran en la formación.
za –y sobre las que posee conocimientos en
Tomando en cuenta los modelos vigentes de for-
uso– relativas a la lectura, la escritura, los obje-
mación de docentes en servicio, plantearemos a
tos que estas producen y los textos inscriptos en
continuación una tipificación que tiene presente
géneros históricamente definidos. Al menos,
la relación con los tipos de saberes señalados. Si
posee sobre ellos alguna traza de actividad me-
bien sabemos que los rasgos de los modelos se
talingüística no consciente, o actividad epilin-
combinan de innumerables maneras, aquí los
güística. Esto es particularmente importante
caracterizaremos sin atenuantes para poder con-
porque no sucede con la enseñanza de todas las
trastarlos.
disciplinas.
Muchas propuestas de formación declaran la
Problemas tales como establecer si un cono-
necesidad de centrarse en las prácticas de ense-
cimiento en uso es también un saber necesario o
ñanza de los docentes. De este modo, comparten
suficiente, más o menos válido para comunicar
la idea de que el centro de las preocupaciones se
a los alumnos, o más o menos consciente, etc.,
encuentra en la enseñanza. No obstante, dentro
se pueden formular en el mismo campo de cues-
de este grupo, la manera de encarar la formación
tiones. La comunicación de una práctica supone
puede ser opuesta. En un extremo se considera
un tipo de problema como el siguiente: en qué
que los docentes necesitan saber qué hacer y có-
medida algo de lo que se comunica es observa-
mo dentro del salón de clase. Por lo tanto, el ca-
ble por los niños en el objeto mismo que la prác-
mino más rápido es proporcionarles orientacio-
tica produce o interpreta. Por ejemplo, en la es-
nes, herramientas, instrucciones y reglas acerca
critura ya producida se puede observar la forma
de cómo actuar. Se trata de una prescripción so-
de las letras, la presencia de espacios, el material
bre una “buena práctica”, desprovista de propó-
sobre el que circulan los textos de diversos gé-
sitos políticos y de fundamentos teóricos y no
neros. Sin embargo, también es necesario comu-
necesariamente validada en el aula, que se ofre-
nicar elementos que son solo observables a par-
ce como garantía de buenos resultados.
tir de que un adulto efectúa la práctica ante los
niños: se escribe de izquierda a derecha, se elige En el otro extremo de esta propuesta de for-
la formulación de una idea al tiempo que se de- mación, se desconfía de la prescripción realiza-
sestima otra o se busca una palabra más precisa da fuera del aula, y se apoyan en los procesos de
para un contexto determinado. Estos quehaceres reflexión de aquellos que efectivamente la ejer-
o componentes de una práctica se comunican a cen: los mismos docentes. Así, desde esta pers-
pesar de no ser explicitados. A la vez, es inevita- pectiva, es reflexionando sobre la propia prácti-
ble que esto suceda cuando se lee y se ca y sin intervención de prescripciones
escribe frente a los niños. externas como se formaría y perfeccio-
naría un docente. “Investigar la pro-
En efecto, las disciplinas que
pia práctica” y “reflexionar sobre la
se ocupan del lenguaje oral y es-
propia práctica” son expresiones
crito tratan tales problemas, pero
que suelen dar cuenta de estos pro-
los practicantes de la lectura y la
cesos de formación desde enfoques
escritura –maestros incluidos–
parcialmente diferentes.
también abordan estos asuntos al
resolver problemas de lectura y es- En este sentido, práctica prescrip-
critura. Y lo hacen con grados muy ta y reflexión sobre la práctica compar-
variables tanto de conciencia sobre ellos ten la preocupación por la enseñanza y la
como de eficacia y de adecuación de toman como objeto de la formación.
las soluciones. Este es un proble- Pero, entendidas de manera aislada
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ma propio del campo de la y, en ocasiones, simplificada en


formación de docentes en exceso, niegan la existencia
10 lectura y escritura. del campo específico
de producción de la la propia práctica; co-
didáctica. Prescribir qué nocer las disciplinas de
hacer dentro de la clase no es referencia sobre el sujeto y el
lo mismo que comunicar conoci- objeto de conocimiento; vigilar la
mientos didácticos capaces de generar coherencia entre los aportes de las
autonomía en los docentes para decidir disciplinas consideradas relevantes para
qué hacer, cómo y cuándo. Por otro lado, la formación de los niños y los desarro-
el hecho de reflexionar sobre la prác- llos en el aula, y desarrollar y hacer
tica no garantiza el uso de la refle- más conscientes las prácticas de
xión para acercar los saberes de los lector y escritor por parte de los
docentes a conocimientos didácti- propios docentes constituyen me-
cos que han demostrado ser capa- dios que alimentan situaciones
ces de romper el círculo de repro- posibles de un proceso de forma-
ducción de las desigualdades dentro ción. Sin embargo, en todos los
del aula. casos, creemos que tales situaciones
se deben desarrollar vinculándose con
Otros modelos de formación, suma-
el propósito de ampliar conocimientos di-
mente difundidos a partir la década del noven-
dácticos entendidos como los definimos prece-
ta, se centran en las disciplinas de referencia.5
dentemente.
Para estos modelos, el conocimiento central de
la formación no es didáctico ni es la enseñanza; Entendemos que los procesos de forma-
sino el conocimiento sobre el objeto de ense- ción continua de docentes en el área de lectu-
ñanza.6 Si se lleva la descripción a los extremos, ra y escritura constituyen un lugar a partir del
se podría decir que estos modelos consideran cual es posible disminuir la distancia entre los
que lo que el docente hace en el aula depende conocimientos didácticos disponibles y los sa-
central o exclusivamente de lo que sabe sobre beres de los docentes sobre los problemas de la
las disciplinas de referencia. enseñanza. Pero se trata de disminuir la distan-
cia en ambas direcciones. Dicho de otro modo,
Desde esta perspectiva, todo el campo de
didáctica y conocimiento del docente se re-
las Ciencias del Lenguaje forma parte de los sa-
quieren entre sí.
beres necesarios para la formación del docente
en servicio. A la vez, y por la misma razón, no El docente precisa de conocimientos didác-
considera que la selección y jerarquización de ticos ya validados para apoyar su práctica y po-
disciplinas o el recorte de los temas y problemas der desempeñarse con cierta fluidez en el aula.
que deban considerarse sea una decisión no so- Con ellos, no queda permanentemente a merced
lo didáctica sino educativa, ya que supone ha- de resultados inesperados y cuenta con algunas
cerlo en función de determinados propósitos certezas que le permiten observar e intervenir
formativos. A partir del saber llamado “discipli- ante lo contingente. Si bien el control total de la
nar” –de las disciplinas que estudian el objeto situación no es posible ni deseable, la contin-
de enseñanza–, será tarea del docente diseñar su gencia permanente hace infructuoso todo es-
propia práctica. Aquí se agrega la dificultad de fuerzo de enseñanza.
depositar en los docentes la responsabilidad de
Pero, paralelamente, la didáctica también re-
la producción de un conocimiento nuevo –sobre
quiere del docente. No solamente como alguien
cómo enseñar– y al mismo tiempo, el requisito
que colabora con el didacta para desarrollar si-
de juzgar empíricamente su validez en el aula,
tuaciones experimentales y analizar sus efectos,
con el riesgo que ello supone en relación a los
sino también como figura que aporta elementos
procesos de aprendizaje de los alumnos.7
que van más allá de la investigación y que la ali-
Ahora bien, pensar procesos de formación mentan. El docente, los docentes en su conjunto
centrados en el conocimiento didáctico no supo- son los únicos que pueden advertir al didacta so-
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ne eliminar ciertos elementos trabajados por los bre los obstáculos de las situaciones validadas
otros modelos descritos. Partir de las prácticas bajo ciertas condiciones y en determinados con-
de enseñanza de los docentes; incluir prescrip- textos, cuando estas se desarrollan en otros esce-
ciones sobre el cómo hacer en algunos momen- narios e, inevitablemente, algo se modifica en
tos de la formación; reflexionar con otros sobre las condiciones. 11
No se trata del pasaje de un contexto “expe- La sistematicidad de estos planteos por par-
rimental”, el del didacta, a un contexto “real”, te de los docentes nos ha llevado a tener ciertos
el del docente. De hecho, muchas situaciones se recaudos a la hora de presentar las situaciones,
originan en la práctica de otros docentes en pro- como por ejemplo:
ceso de formación. Es, por lo general, una va-
riación de las condiciones de la realidad del au- ▲ Tomar previsiones para evitar la descalifi-
la. Por otro lado, cuando el docente encuentra cación de las respuestas no convencionales,
dificultades para desarrollar las situaciones en una característica de casi todos los grupos
el aula, no se trata –generalmente– de “resisten- con una trayectoria de trabajo escolar bajo
cia de los docentes” sino de obstáculos que se modalidades habituales.
presentan cuando las situaciones son traslada- ▲ Pautar el tipo de participación de los distin-
das de los ámbitos donde se originaron inicial- tos alumnos según sus posibilidades para
mente a otros contextos de práctica. garantizar una participación de todos, al va-
Desde esta perspectiva, lo que usualmente riar el material o las intervenciones dentro
llamamos “resistencias” puede manifestarse de de una misma situación.
dos formas: ▲ Plantear variaciones de las situaciones para
▲ En términos lacunares, aquello de lo que la que puedan ser desarrolladas con el material
situación didáctica trabajada aún no da –soportes, instrumentos y superficies de es-
cuenta. Por ejemplo: “No se explica qué ha- critura– disponible o accesible en cada con-
cer cuando los niños descalifican la lectura texto.
de un compañero porque no la entienden”. ▲ Comenzar por analizar y proponer los tipos
▲ Como dificultades de recontextualización. de situaciones viables en las condiciones
Por ejemplo: “En mi escuela no cuento con institucionales existentes para modificarlas
tantos libros por alumno, no puedo desa- progresivamente, a los efectos de poder in-
rrollar esa situación”; “Mientras realizo troducir otras situaciones más fructíferas
bien la situación con la mayoría de los ni- para los niños.
ños, tengo tres alumnos que ya escriben ▲ Prever las manifestaciones de los distintos
convencionalmente y se aburren…”. actores ante los cambios de las prácticas
escolares y considerar respuestas com-
En ocasiones, estas dificultades se vinculan prensibles desde perspectivas diferentes a
fuertemente con las condiciones institucionales la de los propios docentes y didactas, tales
o con la historia de las prácticas instituidas, más como atender al uso más pertinente del
allá de las prácticas específicas de un salón de cuaderno y del tipo de letra para cada si-
clase. Por ejemplo: “Yo no puedo desarrollar un tuación.
proyecto de escritura durante dos meses con
continuidad porque mis chicos faltan dos y tres
veces por semana; se pierden…” o “si paso tan- De este modo, a través de los años, el dise-
to tiempo leyendo, cómo responder a los niños ño de las situaciones se ha ajustado cada vez
y especialmente a los padres cuando están más para dar respuesta a problemas que, hasta
acostumbrados a llevar tarea en el cuaderno hace unas décadas, no formaban parte de las
todos los días y ahora ya no lo hacen…”. preocupaciones de los didactas.
Cuando los docentes manifiestan de mane- En este sentido, consideramos que si bien es
ra reiterada dificultades para realizar las situa- cierto que el conocimiento didáctico se constru-
ciones propuestas en sus propias aulas, estas di- ye elaborando situaciones de enseñanza y po-
ficultades señalan la presencia de un verdadero niéndolas a prueba en diversos contextos, no es
problema didáctico aún no identificado sobre el menos cierto que las situaciones de formación
que es necesario construir una respuesta. En tal de docentes en servicio constituyen una fuente
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caso, o bien corresponde trabajar la representa- permanente de conceptualizaciones de nuevos


ción de la situación y demostrar que también es problemas didácticos que es, a nuestro juicio,
viable desarrollarla en otras condiciones, o bien casi tan importante como los procesos desarro-
12 hace falta plantear una adaptación. llados en el aula por los niños.
Algunas certezas El análisis de la clase a través de registros es
central porque, como mencionamos, las investi-
Una didáctica de la capacitación intenta obser- gaciones y experiencias sobre las que fundamos
var y comprender los mecanismos que efectiva- el presente análisis tienen en común el ser pro-
mente se desarrollan en las prácticas de forma- cesos de formación basados en la investigación
ción de adultos docentes y evalúa los efectos de la enseñanza de contenidos específicos. Es
que tales prácticas provocan en ellos. Por otro decir, parten del análisis de situaciones de ense-
lado, de manera complementaria, procura ela- ñanza desarrolladas en el aula que se comunican
borar y evaluar el desarrollo de intervenciones a los docentes por diversos medios;8 en este sen-
formativas que pueden consistir, entre otras co- tido, el análisis de los registros de clase uno de
sas, en la elaboración de secuencias didácticas los medios privilegiados.
orientadas a los docentes considerados como Tal análisis comprende cuestiones tales como:
alumnos adultos en formación. O pueden basar-
se, también, en la preparación conjunta de se- ▲ Qué se pretende enseñar y, si existe investi-
cuencias destinadas a sus propios alumnos y en gación al respecto, cómo se lo ha enseñando
el análisis constante de su puesta en práctica en históricamente y con qué efectos.
el aula (Bronckart, Canelas-Trevisi y Sales Cor- ▲ Qué situaciones presentar para enseñar esos
deiro, 1999). contenidos y con qué consignas iniciar las
clases con los alumnos.
Un grupo importante de situaciones para
comunicar este saber lo constituye aquellas que ▲ Qué formas de organización del grupo son
toman el aula como objeto de análisis a través posibles, cómo se distribuyen los roles entre
del uso de registros de clase (registros transcri- alumnos y docente o entre diferentes alum-
tos desde el audio o registros en video). Consi- nos, qué formas de organización y distribu-
deramos deseable prestar mayor atención a este ción de roles no favorecen la participación de
tipo de situaciones. los alumnos y dificulta construir el contenido.

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▲ Qué materiales son necesarios, quién los se- renciándola de otras capacitaciones. La diferen-
lecciona, cómo y en qué momento. cia fundamental radica en que en esta propuesta
se trabaja ‘con lo que sucede en el aula’, se plan-
▲ Qué se espera de los alumnos, cuáles son tean situaciones que han sido llevadas al aula
sus primeras respuestas, qué intervenciones por el equipo capacitador y otros docentes en
del docente permiten acercar a los niños al otros contextos”. (Eizaguirre, 2004: 5)
saber en cuestión, cómo advertir si avanzan
Luego del análisis de clases de referencia,
o no, etcétera.
en un segundo momento, de manera progresiva
y como condición para participar del proceso
formativo, se les solicitó a los docentes que de-
Los registros de clases que se emplean para
sarrollaran ellos mismos situaciones en sus pro-
el análisis de las prácticas pueden poseer diver-
pias aulas, equivalentes a las analizadas. A par-
sas características. En cualquier caso, el registro
tir del registro de esas situaciones, se desplegó
se usa como una clase “de referencia” para ana-
el análisis de la puesta en práctica en el aula. Es-
lizar determinada práctica. Permite
ta fase, lejos de ser una reproducción de las si-
“explicitar el modelo didáctico con el que se tra- tuaciones presentadas, constituyó una verdade-
baja, porque la reflexión acerca de ella hace po- ra recontextualización de lo aprendido. Así, se
sible discutir sobre las condiciones didácticas requiere del docente que sea un genuino cons-
referidas para la enseñanza de la lectura y la es- tructor del conocimiento, en el sentido profun-
critura”. (Lerner, 2001b: 179) do de un sujeto activo, y se deben tomar mu-
Como señala Robert (1991), las clases no chos recaudos para favorecer esta postura.
son “transparentes”. Es decir, aquello que se ob-
Entendemos por recontextualizar una situa-
serva no es igual para todos. Por encima de lo
ción el volver a construirla en un nuevo contex-
contingente, es preciso rescatar la regularidad
to. Pero el contexto de producción de la clase de
de las prácticas que puedan ser reproducibles en
referencia nunca es igual al del docente que in-
condiciones similares. Pero para hallar tales re-
tenta realizarla nuevamente. Las variables son
gularidades hace falta completar la observación
numerosas porque puede cambiar la cantidad de
con una reflexión que privilegie los aspectos
alumnos, sus conceptualizaciones, los materia-
constantes y los distinga de los variables, que
les empleados, la inserción de esa situación en
son más superficiales y dependientes de los su-
el tipo de situaciones que se desarrollaba en el
jetos particulares.
aula con anterioridad, etcétera.
El uso de registros está siendo validado am-
pliamente en diferentes contextos. En un trabajo Es importante señalar que las diferencias de
reciente, Eizaguirre (2004) analiza el testimo- contextualización de las situaciones garantizan
nio de veinte docentes que fueron entrevistados un doble fenómeno. Por un lado, generan una
en profundidad al finalizar la “Especialización fuente genuina de análisis de nuevos problemas
docente en el área de la Lengua y Literatura” didácticos. Y, por otro, permiten que los docen-
del “Proyecto Pampas”.9 Entre otras cuestio- tes permanezcan activos ante la construcción de
nes, la autora señala que los docentes entrevis- su propio conocimiento didáctico, aunque partan
tados consideraron que el uso de registros en la de una o varias clases de referencia. Se trata de
capacitación incentiva la puesta en práctica en una situación para ser reconstruida, no copiada.
el aula. Es decir, promueve que los docentes En resumen, el análisis de la puesta en prác-
desarrollen con sus propios niños las situacio- tica en el aula que realicen los asistentes es una
nes analizadas a través de los registros de otros fase fundamental del proceso porque constituye
docentes. Estos registros son un medio privile- una fuente de nuevas hipótesis y problemas di-
giado para identificar tipos de intervenciones dácticos, a la vez que origina el descubrimiento
posibles que pueden desplegarse dentro de las de obstáculos y logros de la capacitación.
clases y luego analizar sus efectos.
Para ejemplificar estos fenómenos, analiza-
Un logro central sobre el uso de registros
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remos un caso referido a la situación de dictado


que surge del análisis de las entrevistas es que a la maestra desarrollada en el contexto del “Di-
“para las docentes, la presencia de registros de plomado en enseñanza de la lectura y la escritu-
14 clase valida la propuesta de capacitación dife- ra en la educación inicial” (Castedo, Molinari y
Siro, 2003). Cuando les pedimos a los docentes estos contenidos han sido abordados, los docen-
que llevaran adelante esta situación que acabá- tes suelen manifestar mayoritariamente que
bamos de estudiar –el dictado a la maestra de la “hubiese sido mejor saberlo antes”. No obstan-
recomendación de un texto leído (Lerner et al., te, nos permitimos poner en duda esta aprecia-
1996; Molinari, 2002), encontramos que todos ción. Hemos observado reiteradamente que
ellos lograban ubicar muy bien a los alumnos en cuando estos saberes se adelantan al desarrollo
una auténtica situación comunicativa: quiénes de la situación didáctica efectiva, suelen provo-
escribían qué, para quién y con qué propósito. car dos efectos no deseados: o bien pasan inad-
También advertimos que la idea de mostrar al vertidos porque no se encarnan en los problemas
docente como un modelo de escritor (alguien de la clase, o bien paralizan al maestro porque se
que relee lo que escribe frente a sus alumnos, los vive como un saber tan complejo que no
que piensa sobre la palabra más adecuada para puede ser asimilado.
provocar un efecto, que hace presente al desti-
natario para tomar decisiones, etc.) había sido El efecto es diferente cuando el saber disci-
fácilmente asimilada por los asistentes ya que plinar aparece como un medio para resolver al-
todos mostraban este tipo de prácticas en sus go que ya está conceptualizado como problema
clases. Pero también tropezamos con algunas di- en la práctica de enseñanza. De ese modo, por
ficultades. Una de ellas consistió en que muchos ejemplo, no se piensa en la posición del enun-
docentes tomaban las propuestas de los niños de ciador en abstracto, sino en la posición del
manera errática, al perder de vista la calidad del enunciador del texto que se está leyendo, en lo
texto y sin someter a discusión las propuestas que los alumnos dictaron o en las intervencio-
alternativas cuando estas existían. nes que no se realizaron y que se podrían desa-
rrollar para recuperar contribuciones antes
Se trabajó entonces sobre las posibles razo- inobservables y ahora observables para los do-
nes de esta dificultad y los docentes manifesta- centes. Usualmente, introducir contenidos so-
ron que ellos mismos tenían escasa lectura de bre disciplinas de referencia y adoptar una pers-
recomendaciones bibliográficas, es decir, con- pectiva histórica –si fuese pertinente– resulta un
taban con insuficientes modelos interiorizados posicionamiento más productivo que hacerlo
del género que los niños iban a producir. Tam- desde una mirada descriptiva.
poco poseían, por supuesto, conocimientos téc- Tomar recaudos para presentar el saber co-
nicos sobre él. De hecho, la mayoría leyó y ana- mo posible y no como norma –algo adecuado
lizó recomendaciones bibliográficas por primera desde una mirada histórica– ayuda a evitar las
vez cuando se les presentó la situación como clasificaciones descriptivas y estáticas que sue-
parte de su formación en el mismo Diplomado, len abundar en la formación de los docentes. No
a propósito de los análisis previos de la clase. estamos en condiciones de responder a si esto
Sin embargo, este análisis no fue suficiente, si- funciona de este modo para todos los contendi-
no que nos llevó a abrir un “zoom” sobre una dos y en cualquier situación formativa. De he-
selección de recomendaciones de libros de dis- cho, es uno de los temas que requiere mayor in-
tintas fuentes, analizarlas, compararlas con las dagación.10
producidas por los alumnos y descontextualizar
algunos saberes. Por ejemplo, trabajamos sobre El diseño de trabajo que parte de una situa-
las posibles posiciones del enunciador de una ción didáctica, su análisis y la puesta en práctica
recomendación, las diferencias según el circui- en el aula para un nuevo análisis con diferentes
to de producción, los recursos para abrir y ce- focalizaciones (algunas en cuestiones no didác-
rrar el texto según la circunstancia, la manera ticas, sino lingüísticas, psico o sociolingüísticas,
de citar o aludir al texto recomendado, etc. Es históricas o semióticas) conduce a un planteo di-
decir, se trató de focalizar saberes de las disci- ferente acerca de quién decide los contenidos de
plinas de referencia para fundamentar las deci- la capacitación: ¿los docentes o los responsables
siones didácticas. de la capacitación? En parte, son estos últimos
LECTURA Y VIDA

los que deciden ciertos contenidos básicos; pero


El ejemplo es útil para señalar que estable- si el proceso efectivamente logra articularse so-
cer si estas focalizaciones deben ser, para el do- bre el análisis de las prácticas desarrolladas por
cente, anteriores o posteriores al desarrollo de los asistentes de la capacitación, son en realidad
las clases es objeto de discusión. Una vez que los obstáculos que ellos ponen en evidencia los 15
que terminan de cerrar ese diseño de conteni- La inserción en las condiciones reales del
dos. En otras palabras, son los problemas de la trabajo docente –tiempos, recursos, saberes pre-
enseñanza, en ocasiones anticipables y elabora- vios, etc.– es indispensable si no se quiere co-
dos de manera conjunta a partir del análisis de rrer el riego de atribuir a los docentes dificulta-
las dificultades efectivas, los que guían el reco- des cuyo origen reside en las condiciones del
rrido de contenidos de cada proyecto. contexto. ¿Qué se le puede pedir a un docente
que piense o que haga en el aula, que lea, que
aporte al aula de formación en las condiciones
Algunos problemas pendientes reales en que desarrolla su tarea? ¿Cuánto tiem-
po puede trabajar realmente con los alumnos?
En contraste con un número importante de estu- ¿Con qué frecuencia? ¿Tiene libros? ¿Puede y
dios sobre el pensamiento del profesor, la lectu- quiere usar cuadernos? ¿Puede producir una pu-
ra de los maestros o la estructura y modelos de blicación con sus alumnos? ¿Qué puede decidir
formación –todos valiosos para comprender los por sí solo sobre la enseñanza y qué depende de
problemas de la formación en servicio–, traba- otras regulaciones? ¿Qué prácticas ya están ins-
jos específicos que aborden la investigación en taladas y pueden valorizarse o resignificarse y
el aula de formación en lectura y escritura son qué otras parecen carecer de sentido para la for-
difíciles de hallar. mación de los niños? En tal caso, ¿por qué, des-
de su propio punto de vista, el maestro las man-
Por otro lado, la discontinuidad de planes y tiene vigentes? Estas son algunas preguntas que
programas afecta la posibilidad de evaluarlos hemos aprendido a precisar y a tener presentes.
con consistencia, especialmente a mediano pla- Por cierto, muchas veces no se trata de respetar
zo. Resulta difícil construir un genuino modelo las condiciones dadas sino, justamente, de inci-
de evaluación integral de estos proyectos que dir para que se modifiquen; lo que no se puede
no solo recupere el desempeño inmediato de los hacer es ignorarlas.
docentes en proceso, sino que además constru-
Insistimos en una formación basada en los
ya otros indicadores intermedios.
resultados de la investigación rigurosa sobre la
A pesar de estas discontinuidades, hemos enseñanza de contenidos específicos. Al mismo
aprendido a tener en cuenta ciertas tensiones ba- tiempo, no desconocemos que todo proceso se
jo las que se instala un proyecto de formación de inserta en políticas, programas, proyectos coin-
docentes en lectura y escritura. En ese sentido, cidentes o en contradicción con los desarrollos
todo proyecto reconoce tensiones entre la espe- didácticos que generan condiciones diferentes
cificidad del rol del maestro o del profesor que para la comunicación.
se desempeña frente a los alumnos y la partici- Por supuesto, es distinto trabajar en contex-
pación de otros actores del sistema educativo. Si tos cuyas políticas oficiales no entran en contra-
la formación se centra en la tarea del maestro, dicción con los planteos didácticos, que en
desatiende otros roles y, si no lo hace, descuida aquellos escenarios en donde esto sí ocurre. Es-
el núcleo básico de sus preocupaciones. tas contradicciones no son, generalmente, ex-
plícitas. Pueden aparecer a propósito de cues-
Por eso, nuestra aspiración es acercarnos a tiones como respaldar, desde el punto de vista
una formación focalizada en la tarea de los do- didáctico, la presencia de todo tipo de textos en
centes en servicio con participación de otros el aula mientras que el Estado provee un único
actores. Sin duda, la formación de grupos de libro oficial. O bien, cuando en el discurso ofi-
trabajo institucional y de redes de docentes be- cial se propician enfoques didácticos que favo-
nefician la continuidad de las transformaciones recen perspectivas multiculturales pero se exi-
en las prácticas de enseñanza. En este sentido, gen iguales resultados en iguales tiempos, bajo
por ejemplo, se favorece la comunicación entre diferentes condiciones para distintos alumnos y
distintos actores al solicitar observaciones mu- sin mayores especificaciones. Este marco más o
tuas entre docentes como parte de la formación, menos explicitado de encuentros y desencuen-
al requerir la formación de grupos institucionales
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tros entre los desarrollos didácticos y otros pla-


como condición de acceso a la formación o al nos de las decisiones políticas constituyen par-
sostener foros de exposición de resultados y de te de las condiciones de funcionamiento de la
16 prácticas de enseñanza abiertos a la comunidad. formación.
Por último, nos parece importante apuntar 3. Nos referimos a “Especialización docente en el
algunas reflexiones acerca de las condiciones área de la Lengua y Literatura. Proyecto Pam-
necesarias para el logro de autonomía por parte pas” (1999-2002), proyecto Nº 69417, Funda-
de los docentes. El propósito de toda formación ción Kellogg, Sala Abierta de Lectura de Tandil,
consiste en lograr que el destinatario adquiera Universidad Nacional del Centro de la Provincia
de Buenos Aires, Argentina, trabajo realizado por
autonomía y se independice del formador, lo
Delia Lerner, Mirta Castedo, Diana Grunfeld,
cual no supone eliminar la comunicación, sino Claudia Molinari y Ana Siro; y a “Memoria del
hacerla más simétrica. diplomado en enseñanza de la lectura y la escri-
La formación es exitosa cuando un docente tura en la educación inicial” de Mirta Castedo,
comienza a plantear problemas didácticos para Claudia Molinari y Ana Siro.
los cuales los formadores no contamos con res- 4. La expresión entre comillas corresponde a la em-
puestas conocidas. En ese momento podemos pleada por Lerner (2001b).
celebrar: se ha iniciado un camino de búsquedas 5. En la región, durante la década del ochenta, tuvie-
en condiciones diferentes, porque los saberes de ron mayor preeminencia las disciplinas de refe-
unos y otros se vuelven más complementarios a rencia sobre el sujeto, especialmente la psicolin-
la hora de construir una respuesta sobre un pro- güística. Aquí, desarrollaremos la argumentación
blema todavía no resuelto. Desentrañar cuáles en torno a las disciplinas sobre el objeto. Estas
son las condiciones que mejor colaboran al lo- últimas posiciones tienen mayor vigencia en la
gro de autonomía es uno de los grandes temas actualidad.
pendientes. 6. Las disciplinas de referencia suponen una jerar-
quización y selección diferente si el objeto de en-
señanza se define como la lengua o si se trata del
lenguaje, de la lectura y la escritura, de los usos
o de las prácticas del lenguaje. En consecuencia,
Notas el énfasis puede estar depositado en disciplinas
1. Una versión preliminar de este artículo fue pre- que estudian los procesos lingüísticos o los pro-
sentada como ponencia en el Seminário Interna- ductos que dan cuenta o no de las dimensiones
cional de Alfabetização e Letramento na Infancia históricas, que contemplan o no el contexto de
en diciembre de 2004 en Brasilia, Brasil. El se- los practicantes, etcétera.
minario fue organizado por la Organización de 7. Cabe mencionar que los proyectos de formación
Estados Iberoamericanos y el Ministerio de Edu- donde el conocimiento de las disciplinas de refe-
cación de Brasil y contó con el apoyo de Unesco. rencia se acompaña o se funda en las propias
2. Las experiencias e investigaciones propias en las prácticas de lector y escritor de los docentes
que basamos nuestro análisis son las siguientes: constituyen una variante a este mismo modelo
un proyecto de intervención directa en escuelas (siempre que sea considerado como pieza única
y jardines de infantes realizado entre los años o central del proceso). No obstante, sería impor-
1985 y 1987 con la Dirección de Investigaciones tante investigar empírica y minuciosamente si el
Educativas de la Provincia de Buenos Aires, Ar- efecto es el mismo. Nuestra impresión es que no
gentina; otro estudio que involucró a 300 maes- lo será, porque la propia práctica de lector y es-
tros y directivos de 13 escuelas primarias y 17 critor del docente es un objeto mucho más cerca-
jardines de infantes, realizado entre 1988 y 1991 no a las prácticas de lector y escritor de los alum-
(ambos proyectos fueron dirigidos por la Licen- nos que a los conocimientos disponibles de las
ciada Ana María Kaufman); otro proyecto de in- disciplinas de referencia.
tervención directa en la Escuela Graduada J. V. 8. Cuando comenzamos a desarrollar este tipo de
González de la Universidad Nacional de La Pla- proyectos, 20 años atrás, otras colegas ya venían
ta, Argentina, entre 1992 y 1996; un proyecto de trabajando las mismas temáticas: Delia Lerner
extensión universitaria de capacitación de do- y Magaly Pimentel en Venezuela; Ana Kaufman y
centes para sectores rurales del Gran La Plata, Myriam Nemerovsky en México; Telma Weisz
realizado por la Universidad Nacional de La Pla- en Brasil, etc. De manera que iniciamos un ca-
LECTURA Y VIDA

ta, Argentina, y la Fundación F. K. Kellogg, en- mino ya recorrido por otros. Eso nos permitió
tre 1997 y 1999, y la evaluación externa de un tener mayor claridad sobre la importancia de no
proyecto del Instituto de Educación de la Uni- aplicar conocimientos disciplinares directamen-
versidad ORT-Uruguay, en el año 1999. Sobre te a las prácticas de aula –en aquel momento,
los proyectos trabajados a partir del 2001, véase fundamentalmente conocimientos psicolingüís-
la siguiente nota. ticos y psicogenéticos sobre los procesos de 17
conceptualización de la lectura y la escritura–. Lerner, D. (1994). Capacitación en servicio y
Al comienzo de la década del noventa este pro- cambio en la propuesta didáctica vigente.
blema era totalmente claro para todo nuestro Lectura y Vida, 15 (3), 33-54.
equipo de trabajo, de modo que si bien no te- Lerner, D. (2001a). Leer y escribir en la escuela:
níamos respuesta para todas las situaciones de lo real, lo posible y lo necesario. En D. Lerner
capacitación, al menos estábamos preparadas (ed.), Leer y escribir en la escuela: lo real,
para prevenir o remediar posibles efectos no lo posible y lo necesario. México: Fondo de
deseados. Cultura Económica.
9. Proyecto desarrollado entre 1999 y 2001 en la Lerner, D. (2001b). El quehacer en el aula como
Universidad Nacional del Centro de la Provincia objeto de análisis. Textos, didáctica de la
de Buenos Aires. Véase nota 3. lengua y la literatura, 27, 39-52.
10.Entre otras cuestiones, es imprescindible tener en Lerner, D. et al. (1996). Documento de actualización
cuenta que no estamos hablando de formación ini- curricular en Lengua. EGB, Primer Ciclo.
cial. Mientras los tiempos de formación del futuro Nº 2. Buenos Aires: Dirección de Curricula,
docente son próximos pero no inmediatos –no re- Dirección de Planeamiento, Secretaría de
quiere enseñar a sus alumnos al mismo tiempo Educación del Gobierno de la Ciudad de
que se va formando–, el maestro en servicio es ob- Buenos Aires.
jeto de un juicio social permanente sobre su prác-
tica y tiene una responsabilidad ética urgente sobre Molinari, C. (2002). Hablar sobre los libros en el
los efectos en sus alumnos. Esta variable central jardín de infantes. Textos en contexto. Buenos
genera posibilidades muy diferentes. Aires: Asociación Internacional de Lectura.
Nemirovsky, M. (2001). Evolución de las preguntas,
evolución del aprendizaje. Textos, didáctica de
la lengua y la literatura, 27, 53-64.
Referencias bibliográficas Robert, A. (1991). Questions sur la formation, sur
Bronckart, J. P. y Plazaola Giger, I. (1998). La l´observation en formation. Formation
transposition didactique. Histoire et perspectives a l´enseignement des mathematiques:
d´une problématique fondatrice. Pratiques, exemples de pratiques effectives et elements
97/98, 35-58. de reflexion d´un point de vue didactique.
Bronckart, J. P. y Schneuwly, B. (1996). La didácti- París: Irem Paris 7.
ca de la lengua materna: el nacimiento de una Roggi, L. (1999). Los cambios en la formación
utopía indispensable. Textos de didáctica de la docente en América Latina: una perspectiva
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Bronckart, J. P.; Canelas-Trevisi, S. y Sales Cordei- University of New Mexico. Disponible en línea
ro, G. (1999). Practiques langagières et didacti- en: www.utdt.edu/eduforum/ensayo9.htm.
que des langues: Génève. Universite de Génève.
Faculté de Psychologie et des Sciences de
l'Education.
Camps, A. (1993). Didáctica de la lengua:
la emergencia de un campo científico específico. Este artículo fue recibido en la Redacción de LECTURA
Y VIDA en enero de 2007 y aceptado para su publica-
Infancia y Aprendizaje, 62/63, 209-217.
ción en mayo del mismo año.
Camps, A. (coord.) (2001). El aula como espacio
de investigación y reflexión. Barcelona: Graó.
Castedo, M.; Molinari, C. y Siro, A. I. (2003).
Memoria del diplomado en enseñanza de la
lectura y la escritura en la Educación Inicial.
México: Secretaría de Educación Pública/Fondo * Doctora en Ciencias con especialidad en In-
de Cultura Económica. vestigación Educativa. Profesora titular de Di-
Eizaguirre, M.D. (2004). El registro de clase en dáctica de la Lectura y la Escritura y Coordi-
contextos de capacitación. Una mirada desde nadora de las carreras de Especialización y
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los docentes. Buenos Aires: Núcleo de Estudios Maestría en Escritura y Alfabetización, de la


Educacionales y Sociales, Facultad de Ciencias Universidad Nacional de La Plata, Argentina.
Humanas, Universidad Nacional del Centro de
18 la Provincia de Buenos Aires.
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