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adquisición. También, en la
en las aulas –siempre provisio- transformación en un sistema
nal y contextualmente– ante pro- didáctico (Bronckart y Plazaola
blemas tales como: Giger, 1998) que funcione “bajo”,
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“ante”, “con”, “en acceda al poder de
contra” o “a pesar de” la palabra dicha y es-
las condiciones existen- crita, y en tanto se de-
tes en los sistemas institu- baten permanentemente
cionales, educativos y cultu- las razones y las consecuen-
rales determinados. cias profundas de la imposibi-
lidad de lograrlo. A pesar de que
Es importante destacar tres
la preocupación por comprender
rasgos de nuestra interpretación del
los mecanismos de asimilación de
concepto de conocimiento didáctico
los alumnos ante una determinada si-
que juzgamos centrales en la formación
tuación de enseñanza pueda parecer una
de los docentes. En primer lugar, el conoci-
motivación alejada de lo político, esta cons-
miento didáctico es producto del estudio sis-
tituye su núcleo central. El ingreso al saber de
temático de las interacciones entre los alumnos,
todos y cada uno de los alumnos depende, en
el docente y el objeto de saber –prácticas de lec-
gran medida, de la relación entre la asimilación
tura y escritura– en el salón de clase. Es decir,
de los alumnos y la forma de presentación del
este conocimiento no se construye por fuera de
saber. Es decir, la distribución del poder sobre
la clase ni se limita a coleccionar descripciones
el conocimiento constituye el núcleo de las
de clases únicas e irrepetibles, sino que se ocupa
preocupaciones didácticas.
de discernir entre lo contingente y lo reproduci-
ble de las situaciones, sin perder de vista las Sostener que el conocimiento didáctico
complejas variables definidas por los contextos. constituye el centro de la formación de los do-
centes le otorga un lugar particular y supone, a
En segundo lugar, el conocimiento así siste- la vez, la existencia de otros conocimientos en la
matizado no se refiere a las situaciones de ense- formación, y un modo de relacionarse con ellos.
ñanza en general, sino a situaciones específicas
con potencialidad para comunicar conocimien- De la mano de los conocimientos pedagógi-
tos también específicos. Por ejemplo, si habla- cos y de las diversas disciplinas que contribu-
mos sobre distribución de roles, no es suficiente yen a comprender los procesos educativos, nos
decir que el trabajo en pequeños grupos favore- interesa resaltar dos tipos de saberes que inte-
ce el intercambio productivo entre los pares. Es gran el conocimiento didáctico como saberes
preciso puntualizar cómo debe organizarse cada de referencia. Estos son pertinentes e ineludi-
situación para que esto suceda, distinguiendo bles en la definición, desarrollo y evolución de
cuál es el conocimiento que se puede poner en cualquier proyecto formativo. Es necesario se-
común en cada caso. Así, por ejemplo, si la si- ñalar, en primer término, los conocimientos dis-
tuación consistiese en escribir entre varios niños ponibles de las disciplinas que se ocupan tanto
de la misma edad los niveles próximos –pero no del objeto como del sujeto de enseñanza (la lin-
idénticos– de conceptualización de la escritura, güística, la psicolingüística, la semiótica, la teo-
el intercambio de información favorecería más ría de la enunciación, la historia de la lectura y
que en los niveles alejados. Pero si, en cambio, la escritura, etc.). Cuando afirmamos que tales
la situación se tratara de leer y tomar notas, pa- conocimientos constituyen un saber indispensa-
ra ello se requiere que quien oficie de lector sea ble pero no suficiente, como sostienen Bronc-
capaz de realizar una lectura lo suficientemente kart y Plazaola Giger (1998) y Lerner (1994;
fluida como para que el otro pueda construir al- 2001b), entendemos que el campo educativo ha
gún sentido a través de la escucha. Y, por otro la- sido constantemente dominado por irrupciones
do, que quien tome notas lo haga con un nivel de aplicacionistas tanto desde la psicología de di-
adquisición del sistema tal que genere un texto versas orientaciones como desde las Ciencias
recuperable para lecturas posteriores (o bien, del Lenguaje. Aunque siempre presentadas co-
que emplee otro medio para conservar la infor- mo “revelaciones científicas”, estas irrupciones
suelen ser efímeras porque no alcanzan a pro-
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mación).
poner estrategias de conjunto ante la compleji-
Por último, el conocimiento didáctico tiene dad de los fenómenos que estudian. Segura-
un propósito micropolítico en tanto se preocu- mente la relación entre la parcialidad de estos
pa por encontrar las formas de comunicación saberes, en contraste con su carácter de indis-
que aseguren que la mayor cantidad de alumnos pensables, hace que esta vinculación resulte 9
muy compleja. De aquí la dificultad para pensar Modelos de formación
su comunicación en el proceso de formación de de docentes en servicio
los docentes.
Hasta aquí, hemos explicitado qué entendemos
El otro saber de referencia se vincula con la
por conocimiento didáctico y qué otros tipos de
enseñanza de prácticas que el maestro ya reali-
conocimientos se involucran en la formación.
za –y sobre las que posee conocimientos en
Tomando en cuenta los modelos vigentes de for-
uso– relativas a la lectura, la escritura, los obje-
mación de docentes en servicio, plantearemos a
tos que estas producen y los textos inscriptos en
continuación una tipificación que tiene presente
géneros históricamente definidos. Al menos,
la relación con los tipos de saberes señalados. Si
posee sobre ellos alguna traza de actividad me-
bien sabemos que los rasgos de los modelos se
talingüística no consciente, o actividad epilin-
combinan de innumerables maneras, aquí los
güística. Esto es particularmente importante
caracterizaremos sin atenuantes para poder con-
porque no sucede con la enseñanza de todas las
trastarlos.
disciplinas.
Muchas propuestas de formación declaran la
Problemas tales como establecer si un cono-
necesidad de centrarse en las prácticas de ense-
cimiento en uso es también un saber necesario o
ñanza de los docentes. De este modo, comparten
suficiente, más o menos válido para comunicar
la idea de que el centro de las preocupaciones se
a los alumnos, o más o menos consciente, etc.,
encuentra en la enseñanza. No obstante, dentro
se pueden formular en el mismo campo de cues-
de este grupo, la manera de encarar la formación
tiones. La comunicación de una práctica supone
puede ser opuesta. En un extremo se considera
un tipo de problema como el siguiente: en qué
que los docentes necesitan saber qué hacer y có-
medida algo de lo que se comunica es observa-
mo dentro del salón de clase. Por lo tanto, el ca-
ble por los niños en el objeto mismo que la prác-
mino más rápido es proporcionarles orientacio-
tica produce o interpreta. Por ejemplo, en la es-
nes, herramientas, instrucciones y reglas acerca
critura ya producida se puede observar la forma
de cómo actuar. Se trata de una prescripción so-
de las letras, la presencia de espacios, el material
bre una “buena práctica”, desprovista de propó-
sobre el que circulan los textos de diversos gé-
sitos políticos y de fundamentos teóricos y no
neros. Sin embargo, también es necesario comu-
necesariamente validada en el aula, que se ofre-
nicar elementos que son solo observables a par-
ce como garantía de buenos resultados.
tir de que un adulto efectúa la práctica ante los
niños: se escribe de izquierda a derecha, se elige En el otro extremo de esta propuesta de for-
la formulación de una idea al tiempo que se de- mación, se desconfía de la prescripción realiza-
sestima otra o se busca una palabra más precisa da fuera del aula, y se apoyan en los procesos de
para un contexto determinado. Estos quehaceres reflexión de aquellos que efectivamente la ejer-
o componentes de una práctica se comunican a cen: los mismos docentes. Así, desde esta pers-
pesar de no ser explicitados. A la vez, es inevita- pectiva, es reflexionando sobre la propia prácti-
ble que esto suceda cuando se lee y se ca y sin intervención de prescripciones
escribe frente a los niños. externas como se formaría y perfeccio-
naría un docente. “Investigar la pro-
En efecto, las disciplinas que
pia práctica” y “reflexionar sobre la
se ocupan del lenguaje oral y es-
propia práctica” son expresiones
crito tratan tales problemas, pero
que suelen dar cuenta de estos pro-
los practicantes de la lectura y la
cesos de formación desde enfoques
escritura –maestros incluidos–
parcialmente diferentes.
también abordan estos asuntos al
resolver problemas de lectura y es- En este sentido, práctica prescrip-
critura. Y lo hacen con grados muy ta y reflexión sobre la práctica compar-
variables tanto de conciencia sobre ellos ten la preocupación por la enseñanza y la
como de eficacia y de adecuación de toman como objeto de la formación.
las soluciones. Este es un proble- Pero, entendidas de manera aislada
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ne eliminar ciertos elementos trabajados por los bre los obstáculos de las situaciones validadas
otros modelos descritos. Partir de las prácticas bajo ciertas condiciones y en determinados con-
de enseñanza de los docentes; incluir prescrip- textos, cuando estas se desarrollan en otros esce-
ciones sobre el cómo hacer en algunos momen- narios e, inevitablemente, algo se modifica en
tos de la formación; reflexionar con otros sobre las condiciones. 11
No se trata del pasaje de un contexto “expe- La sistematicidad de estos planteos por par-
rimental”, el del didacta, a un contexto “real”, te de los docentes nos ha llevado a tener ciertos
el del docente. De hecho, muchas situaciones se recaudos a la hora de presentar las situaciones,
originan en la práctica de otros docentes en pro- como por ejemplo:
ceso de formación. Es, por lo general, una va-
riación de las condiciones de la realidad del au- ▲ Tomar previsiones para evitar la descalifi-
la. Por otro lado, cuando el docente encuentra cación de las respuestas no convencionales,
dificultades para desarrollar las situaciones en una característica de casi todos los grupos
el aula, no se trata –generalmente– de “resisten- con una trayectoria de trabajo escolar bajo
cia de los docentes” sino de obstáculos que se modalidades habituales.
presentan cuando las situaciones son traslada- ▲ Pautar el tipo de participación de los distin-
das de los ámbitos donde se originaron inicial- tos alumnos según sus posibilidades para
mente a otros contextos de práctica. garantizar una participación de todos, al va-
Desde esta perspectiva, lo que usualmente riar el material o las intervenciones dentro
llamamos “resistencias” puede manifestarse de de una misma situación.
dos formas: ▲ Plantear variaciones de las situaciones para
▲ En términos lacunares, aquello de lo que la que puedan ser desarrolladas con el material
situación didáctica trabajada aún no da –soportes, instrumentos y superficies de es-
cuenta. Por ejemplo: “No se explica qué ha- critura– disponible o accesible en cada con-
cer cuando los niños descalifican la lectura texto.
de un compañero porque no la entienden”. ▲ Comenzar por analizar y proponer los tipos
▲ Como dificultades de recontextualización. de situaciones viables en las condiciones
Por ejemplo: “En mi escuela no cuento con institucionales existentes para modificarlas
tantos libros por alumno, no puedo desa- progresivamente, a los efectos de poder in-
rrollar esa situación”; “Mientras realizo troducir otras situaciones más fructíferas
bien la situación con la mayoría de los ni- para los niños.
ños, tengo tres alumnos que ya escriben ▲ Prever las manifestaciones de los distintos
convencionalmente y se aburren…”. actores ante los cambios de las prácticas
escolares y considerar respuestas com-
En ocasiones, estas dificultades se vinculan prensibles desde perspectivas diferentes a
fuertemente con las condiciones institucionales la de los propios docentes y didactas, tales
o con la historia de las prácticas instituidas, más como atender al uso más pertinente del
allá de las prácticas específicas de un salón de cuaderno y del tipo de letra para cada si-
clase. Por ejemplo: “Yo no puedo desarrollar un tuación.
proyecto de escritura durante dos meses con
continuidad porque mis chicos faltan dos y tres
veces por semana; se pierden…” o “si paso tan- De este modo, a través de los años, el dise-
to tiempo leyendo, cómo responder a los niños ño de las situaciones se ha ajustado cada vez
y especialmente a los padres cuando están más para dar respuesta a problemas que, hasta
acostumbrados a llevar tarea en el cuaderno hace unas décadas, no formaban parte de las
todos los días y ahora ya no lo hacen…”. preocupaciones de los didactas.
Cuando los docentes manifiestan de mane- En este sentido, consideramos que si bien es
ra reiterada dificultades para realizar las situa- cierto que el conocimiento didáctico se constru-
ciones propuestas en sus propias aulas, estas di- ye elaborando situaciones de enseñanza y po-
ficultades señalan la presencia de un verdadero niéndolas a prueba en diversos contextos, no es
problema didáctico aún no identificado sobre el menos cierto que las situaciones de formación
que es necesario construir una respuesta. En tal de docentes en servicio constituyen una fuente
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▲ Qué materiales son necesarios, quién los se- renciándola de otras capacitaciones. La diferen-
lecciona, cómo y en qué momento. cia fundamental radica en que en esta propuesta
se trabaja ‘con lo que sucede en el aula’, se plan-
▲ Qué se espera de los alumnos, cuáles son tean situaciones que han sido llevadas al aula
sus primeras respuestas, qué intervenciones por el equipo capacitador y otros docentes en
del docente permiten acercar a los niños al otros contextos”. (Eizaguirre, 2004: 5)
saber en cuestión, cómo advertir si avanzan
Luego del análisis de clases de referencia,
o no, etcétera.
en un segundo momento, de manera progresiva
y como condición para participar del proceso
formativo, se les solicitó a los docentes que de-
Los registros de clases que se emplean para
sarrollaran ellos mismos situaciones en sus pro-
el análisis de las prácticas pueden poseer diver-
pias aulas, equivalentes a las analizadas. A par-
sas características. En cualquier caso, el registro
tir del registro de esas situaciones, se desplegó
se usa como una clase “de referencia” para ana-
el análisis de la puesta en práctica en el aula. Es-
lizar determinada práctica. Permite
ta fase, lejos de ser una reproducción de las si-
“explicitar el modelo didáctico con el que se tra- tuaciones presentadas, constituyó una verdade-
baja, porque la reflexión acerca de ella hace po- ra recontextualización de lo aprendido. Así, se
sible discutir sobre las condiciones didácticas requiere del docente que sea un genuino cons-
referidas para la enseñanza de la lectura y la es- tructor del conocimiento, en el sentido profun-
critura”. (Lerner, 2001b: 179) do de un sujeto activo, y se deben tomar mu-
Como señala Robert (1991), las clases no chos recaudos para favorecer esta postura.
son “transparentes”. Es decir, aquello que se ob-
Entendemos por recontextualizar una situa-
serva no es igual para todos. Por encima de lo
ción el volver a construirla en un nuevo contex-
contingente, es preciso rescatar la regularidad
to. Pero el contexto de producción de la clase de
de las prácticas que puedan ser reproducibles en
referencia nunca es igual al del docente que in-
condiciones similares. Pero para hallar tales re-
tenta realizarla nuevamente. Las variables son
gularidades hace falta completar la observación
numerosas porque puede cambiar la cantidad de
con una reflexión que privilegie los aspectos
alumnos, sus conceptualizaciones, los materia-
constantes y los distinga de los variables, que
les empleados, la inserción de esa situación en
son más superficiales y dependientes de los su-
el tipo de situaciones que se desarrollaba en el
jetos particulares.
aula con anterioridad, etcétera.
El uso de registros está siendo validado am-
pliamente en diferentes contextos. En un trabajo Es importante señalar que las diferencias de
reciente, Eizaguirre (2004) analiza el testimo- contextualización de las situaciones garantizan
nio de veinte docentes que fueron entrevistados un doble fenómeno. Por un lado, generan una
en profundidad al finalizar la “Especialización fuente genuina de análisis de nuevos problemas
docente en el área de la Lengua y Literatura” didácticos. Y, por otro, permiten que los docen-
del “Proyecto Pampas”.9 Entre otras cuestio- tes permanezcan activos ante la construcción de
nes, la autora señala que los docentes entrevis- su propio conocimiento didáctico, aunque partan
tados consideraron que el uso de registros en la de una o varias clases de referencia. Se trata de
capacitación incentiva la puesta en práctica en una situación para ser reconstruida, no copiada.
el aula. Es decir, promueve que los docentes En resumen, el análisis de la puesta en prác-
desarrollen con sus propios niños las situacio- tica en el aula que realicen los asistentes es una
nes analizadas a través de los registros de otros fase fundamental del proceso porque constituye
docentes. Estos registros son un medio privile- una fuente de nuevas hipótesis y problemas di-
giado para identificar tipos de intervenciones dácticos, a la vez que origina el descubrimiento
posibles que pueden desplegarse dentro de las de obstáculos y logros de la capacitación.
clases y luego analizar sus efectos.
Para ejemplificar estos fenómenos, analiza-
Un logro central sobre el uso de registros
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ta, Argentina, y la Fundación F. K. Kellogg, en- mino ya recorrido por otros. Eso nos permitió
tre 1997 y 1999, y la evaluación externa de un tener mayor claridad sobre la importancia de no
proyecto del Instituto de Educación de la Uni- aplicar conocimientos disciplinares directamen-
versidad ORT-Uruguay, en el año 1999. Sobre te a las prácticas de aula –en aquel momento,
los proyectos trabajados a partir del 2001, véase fundamentalmente conocimientos psicolingüís-
la siguiente nota. ticos y psicogenéticos sobre los procesos de 17
conceptualización de la lectura y la escritura–. Lerner, D. (1994). Capacitación en servicio y
Al comienzo de la década del noventa este pro- cambio en la propuesta didáctica vigente.
blema era totalmente claro para todo nuestro Lectura y Vida, 15 (3), 33-54.
equipo de trabajo, de modo que si bien no te- Lerner, D. (2001a). Leer y escribir en la escuela:
níamos respuesta para todas las situaciones de lo real, lo posible y lo necesario. En D. Lerner
capacitación, al menos estábamos preparadas (ed.), Leer y escribir en la escuela: lo real,
para prevenir o remediar posibles efectos no lo posible y lo necesario. México: Fondo de
deseados. Cultura Económica.
9. Proyecto desarrollado entre 1999 y 2001 en la Lerner, D. (2001b). El quehacer en el aula como
Universidad Nacional del Centro de la Provincia objeto de análisis. Textos, didáctica de la
de Buenos Aires. Véase nota 3. lengua y la literatura, 27, 39-52.
10.Entre otras cuestiones, es imprescindible tener en Lerner, D. et al. (1996). Documento de actualización
cuenta que no estamos hablando de formación ini- curricular en Lengua. EGB, Primer Ciclo.
cial. Mientras los tiempos de formación del futuro Nº 2. Buenos Aires: Dirección de Curricula,
docente son próximos pero no inmediatos –no re- Dirección de Planeamiento, Secretaría de
quiere enseñar a sus alumnos al mismo tiempo Educación del Gobierno de la Ciudad de
que se va formando–, el maestro en servicio es ob- Buenos Aires.
jeto de un juicio social permanente sobre su prác-
tica y tiene una responsabilidad ética urgente sobre Molinari, C. (2002). Hablar sobre los libros en el
los efectos en sus alumnos. Esta variable central jardín de infantes. Textos en contexto. Buenos
genera posibilidades muy diferentes. Aires: Asociación Internacional de Lectura.
Nemirovsky, M. (2001). Evolución de las preguntas,
evolución del aprendizaje. Textos, didáctica de
la lengua y la literatura, 27, 53-64.
Referencias bibliográficas Robert, A. (1991). Questions sur la formation, sur
Bronckart, J. P. y Plazaola Giger, I. (1998). La l´observation en formation. Formation
transposition didactique. Histoire et perspectives a l´enseignement des mathematiques:
d´une problématique fondatrice. Pratiques, exemples de pratiques effectives et elements
97/98, 35-58. de reflexion d´un point de vue didactique.
Bronckart, J. P. y Schneuwly, B. (1996). La didácti- París: Irem Paris 7.
ca de la lengua materna: el nacimiento de una Roggi, L. (1999). Los cambios en la formación
utopía indispensable. Textos de didáctica de la docente en América Latina: una perspectiva
lengua y de la literatura, 9, 61-78. comparada. Universidad Torcuato Di Tella -The
Bronckart, J. P.; Canelas-Trevisi, S. y Sales Cordei- University of New Mexico. Disponible en línea
ro, G. (1999). Practiques langagières et didacti- en: www.utdt.edu/eduforum/ensayo9.htm.
que des langues: Génève. Universite de Génève.
Faculté de Psychologie et des Sciences de
l'Education.
Camps, A. (1993). Didáctica de la lengua:
la emergencia de un campo científico específico. Este artículo fue recibido en la Redacción de LECTURA
Y VIDA en enero de 2007 y aceptado para su publica-
Infancia y Aprendizaje, 62/63, 209-217.
ción en mayo del mismo año.
Camps, A. (coord.) (2001). El aula como espacio
de investigación y reflexión. Barcelona: Graó.
Castedo, M.; Molinari, C. y Siro, A. I. (2003).
Memoria del diplomado en enseñanza de la
lectura y la escritura en la Educación Inicial.
México: Secretaría de Educación Pública/Fondo * Doctora en Ciencias con especialidad en In-
de Cultura Económica. vestigación Educativa. Profesora titular de Di-
Eizaguirre, M.D. (2004). El registro de clase en dáctica de la Lectura y la Escritura y Coordi-
contextos de capacitación. Una mirada desde nadora de las carreras de Especialización y
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