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Problemas de educación superior en Venezuela

La crisis presupuestaria recurrente, agudizada por la giga inflación que vive nuestro país que
afecta de manera directa a todas las actividades inherentes a la docencia, investigación y la
extensión de las universidades venezolanas, incluyendo el mantenimiento de la infraestructura
de las instalaciones universitarias.

Deserción masiva de estudiantes, generada por la crisis económica que atraviesa Venezuela.
Muchas familias ya no tienen ingresos para seguir costeando los estudios de sus hijos; muchos
jóvenes han buscado trabajos diversos y dejado los estudios por esta razón. También afecta la
enorme migración de jóvenes hacia países de Latinoamérica, los cuales han abandonado sus
estudios universitarios sin haberlos culminado. De esta forma la matrícula universitaria ha
descendido en más de un 50 % aproximadamente, y muchas carreras se están quedando sin
estudiantes. La realidad es que buena parte de los estudiantes que continúan asistiendo a las
universidades pertenecen a los últimos semestres de sus respectivas carreras, y su perspectiva
es abandonar el país apenas hayan culminado sus estudios.

Deserción masiva del personal docente y de investigación, profesionales, técnicos,


administrativos y obreros, aunque en menor porcentaje que los estudiantes. En el caso del
personal docente y de investigación, la migración hacia universidades de otros países del
continente se produce en las áreas científico-técnicas y en el sector salud principalmente,
tanto de profesores activos como jubilados. Muchos docentes con un alto grado de
preparación y experiencia de investigación prefieren jubilarse e irse a otros países
suramericanos donde tienen asegurados contratos por salarios cincuenta veces superiores a
los devengados en Venezuela. En el caso de los docentes y administrativos más jóvenes, la
ausencia de condiciones mínimas de trabajo en las universidades los llevan a renunciar, y
prefieren buscar suerte en otros países aunque las posibilidades de ser empleados en su
respectiva profesión sean inciertas. La proporción de renuncias de profesores alcanza
porcentajes superiores al 20 % de la actual planta docente, lo que unido a las jubilaciones, a los
frecuentes concursos desiertos para ingresar nuevos docentes, y a los que se ausentan por
permisos no remunerados de hasta un año, ha disminuido considerablemente la cantidad de
profesores en nuestras universidades y comienza a vislumbrarse como inexistencia de la
necesaria generación de relevo. Fuga masiva de estudiantes y docentes, actores
fundamentales de los que se nutre cualquier sistema educativo. sin docentes ni estudiantes no
hay educación posible.

Paralización casi total de la investigación y la extensión universitaria, por falta de presupuesto.


Los financiamientos para la investigación otorgados por el FONACIT se redujeron a mínimos
históricos y los pocos que se otorgan se hacen se hacen de manera discrecional atendiendo a
una agenda no consultada con los investigadores del país. Los financiamientos que otorgan las
universidades cubren montos irrisorios que apenas alcanzan para un cartucho de tinta o una
resma de papel por 18 meses de trabajo investigativo, sin recursos para pagarle a auxiliares de
investigación ni para adquirir equipos, reactivos y materiales diversos. Grandes limitaciones o
imposibilidad de realizar trabajo de campo en zonas alejadas de los centros académicos y de
los domicilios de profesores y estudiantes ante el encarecimiento desorbitado del transporte y
de los alimentos.

Dificultades cada vez mayores para el ejercicio de la docencia con los pocos alumnos que aún
asisten a las universidades. Muchas aulas y laboratorios se encuentran sin condiciones
mínimas para su uso docente, sin servicios de reproducción, sin aulas virtuales, sin equipos
audiovisuales, sin aires acondicionados (esenciales en climas muy cálidos), sin servicios de
internet dentro del área universitaria, sin reactivos químicos, equipos, transporte y demás
materiales para las prácticas de laboratorio y salidas de campo de los estudiantes, bibliotecas
desactualizadas y sin posibilidades de acceder a libros físicos y digitales por que se perdieron
las suscripciones a bases de datos internacionales. La docencia está retrocediendo a la época
del pizarrón y la tiza, una involución de 60-70 años que entraba considerablemente la
posibilidad de actualización del conocimiento de los docentes y el propio proceso de
enseñanza-aprendizaje.

Paralización absoluta de todos los mecanismos democráticos de participación de las


comunidades universitarias en la conducción de cada institución. Mediante una componenda
de facto entre gobierno y autoridades, las universidades autónomas no realizan elecciones
para cuerpos rectorales y decanales desde hace una década. Las actuales autoridades fueron
electas para un período de cuatro y tres años (rectores y decanos respectivamente), y ya se
encuentran en su tercer y cuarto período consecutivo sin que se vislumbre ninguna propuesta
de solución a esta irregularidad e ilegalidad que ha suspendido la democracia y aniquilado
todos los espacios de participación dentro de las universidades.

Decadencia de la lucha gremial universitaria. Una parte de los gremios universitarios, alineados
con el gobierno y organizados en la FTUV, han convalidado la antihumana política salarial que
el gobierno de Maduro ha ejecutado durante cinco y medio años, desmovilizando a los
trabajadores (docentes, administrativos y obreros) y perdiendo la visión académica de
nuestras instituciones, expresado en las tres contrataciones colectivas firmadas en este
período y que en los hechos han significado el derrumbe de las escalas salariales, de las
condiciones mínimas de trabajo y el abandono de la visión de universidad comprometida con
las grandes mayorías sociales. El otro sector gremial, liderado por FAPUV, integradas por
diversas Asociaciones de Profesores, se ha disipado al ritmo de la derrota política de la
tendencia partidista con la cual se han identificado, la MUD; sin convocar elecciones desde
hace una década (al igual que la FTUV), la FAPUV carece de discurso académico y su
complicidad con las autoridades rectorales y decanales ilegítimas la hace partícipe de la
componenda política que ha confiscado la democracia en las universidades.

También se ha extendido en los espacios universitarios la inseguridad generada por la


delincuencia que saquea los bienes de la institución y agrede a su comunidad incluso
directamente en los salones de clase. Conduciendo a la paralización de actividades docentes,
administrativas y obreras debido al hurto de materiales y equipos indispensables para su
funcionamiento, tales como cables de electricidad, cajeras, bombas de agua, aires
acondicionados o piezas de estos, equipos e insumos de laboratorio, equipos de computación
y vehículos de universitarios, entre otros.

En las universidades públicas, tanto las llamadas autónomas como las controladas por el
gobierno, se ha generalizado en estas últimas décadas una política de envilecimiento de los
líderes estudiantiles, cooptándolos mediante prebendas económicas e institucionales, lo que
ha conducido a un liderazgo de estudiantes mediocres, que nunca se gradúan, que actúan
dentro de la institución como ficha y respaldo político de las autoridades de las cuales son
clientes. Esta situación ha liquidado casi completamente al movimiento estudiantil crítico,
participativo y transformador que históricamente existió en Venezuela a todo lo largo del siglo
XX.

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