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Son los entes que desarrollan la función de atender las reclamaciones dirigidas a la realización
del derecho; es decir, los entes en los que se plantean, desarrollan y deciden los procesos
civiles. En sentido genérico, se denominan también tribunales, aunque este nombre sirve para
designar, más específicamente, los órganos jurisdiccionales colegiados; cuando se trata de
órganos jurisdiccionales unipersonales, se denominan juzgados. Aquéllos están compuestos
por más de un juez que, en tal caso, se denomina magistrado; los juzgados son órganos
jurisdiccionales integrados por un solo juez. En todo caso, los órganos jurisdiccionales son
sedentarios, permanentes y solemnes. A efectos judiciales, el Estado se organiza
territorialmente en municipios, partidos, provincias y comunidades Autónomas. En la
organización jurisdiccional civil confluyen los criterios del ámbito territorial y de la índole y
cuantía de los asuntos planteados.
Objetividad.
Antes de concluir, debe hacerse, aunque sea de manera breve, una referencia a una cuestión
que, aunque no atañe directamente al papel de los jueces y Tribunales ordinarios en la defensa
del reparto de competencias, está íntimamente ligada a él y a lo expuesto anteriormente. Se
trata del efecto que, sobre los Tribunales ordinarios, en especial los contenciosos
administrativos, tiene la definición del objeto de los conflictos constitucionales de
competencia. Y ello porque si el objeto de éstos presupone, según se ha defendido aquí, la
posible intervención de las dos jurisdicciones, a contrario, lo que no sea objeto del conflicto
deberá ser objeto de conocimiento exclusivo por parte de los Tribunales ordinarios.
Este mandato excluye la posibilidad de que los sujetos procesales convengan libremente los
requisitos de forma, tiempo y lugar, a que han de hallarse sujetos los actos procesales. De esta
manera se les indica a las partes, terceros, auxiliares y al propio órgano jurisdiccional, que todo
acto que se realice al interior del proceso debe revestir determinadas formalidades que se
encuentran establecidas en la norma procesal. El artículo IX del Título Preliminar establece
este principio, del mismo modo los artículos 171° y 172° del Código Procesal Civil relativos a la
nulidad de los actos procesales, que son normas que garantizan la eficacia de los actos
jurídicos procesales.
El segundo párrafo del Art. 171 del C.P.C. establece: “Cuando la ley prescribe formalidad
determinada sin sanción de nulidad para la realización de un acto procesal, éste será válido, si
habiéndose realizado de otro modo, ha cumplido su propósito”.
En ese sentido, debe tenerse en cuenta que aquellas normas que garantizan el debido proceso,
son de orden público y por ende de ineludible y obligatorios cumplimientos, destinadas a
garantizar el derecho de las partes durante el transcurso del proceso e impedir la expedición
de sentencias arbitrarias.
Conclusión.
Es el organismo autónomo del Estado que tiene como funciones principales la defensa de la
legalidad, los derechos ciudadanos y los intereses públicos, la representación de la sociedad en
juicio, para los efectos de defender a la familia, a los menores e incapaces y el interés social,
así como para velar por la moral pública; la persecución del delito y la reparación civil. También
velará por la prevención del delito dentro de las limitaciones que resultan de la presente ley y
por la independencia de los órganos judiciales y la recta administración de justicia y las demás
que le señalan la Constitución Política del Perú y el ordenamiento jurídico de la Nación.
Bibliografía.
https://www.defensoria.gob.pe/wp-content/uploads/2020/11/Informe-de-ADM-
018-Poder-Judicial.pdf
principios-procesales-regula-sistema-procesal-civil/
https://doi.org/10.24965/reala.v0i307.9617