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ALGUNAS PRECISIONES ACERCA DE LOS CONCEPTOS DE

JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA
Por Mabel DE LOS SANTOS

SUMARIO: 1) Introducción. 2) Jurisdicción. Concepto. 3) Función jurisdiccional:


concepto y elementos. 4) La competencia: concepto y fundamento. Caracteres. 5)
Pautas para atribuir la competencia: reglas y excepciones.

1) Introducción

Los términos jurisdicción y competencia se integran y


complementan. Se trata de dos categorías jurídicas que, si bien no están
definidas por el legislador, constituyen los presupuestos necesarios para
una comprensión de los distintos tipos de procesos. En la elaboración del
Código Procesal Civil y Comercial se sigue un orden sistemático que
responde a una concepción moderna del sistema jurídico al destacar en
primer lugar la función jurisdiccional, entendida como la potestad soberana
de administrar justicia por medio de los órganos judiciales.1
La palabra “jurisdicción” tiene en el lenguaje jurídico diversos
significados. Couture2 distingue cuatro acepciones de la palabra en el
derecho de los países latinoamericanos, a saber: como ámbito territorial
donde el Estado ejerce su soberanía, como sinónimo de competencia,
como conjunto de poderes o autoridad de ciertos órganos del poder público
–que incluye a la jurisdicción administrativa y aún a la legislativa- y su
sentido preciso y técnico de función pública de hacer justicia. A los fines
de una mayor precisión en el lenguaje forense sería conveniente limitar la
denominación para designar la función estatal propiamente dicha de
administrar justicia, sustituyendo las otras acepciones por los términos
soberanía, competencia material o territorial y prerrogativas,
respectivamente.
La competencia es una medida de jurisdicción. Todos los jueces
tienen jurisdicción, pero no todos tienen competencia para conocer en un

1
Fenochietto, Carlos E., “Código Procesal...”, Astrea, 1999 con cita de Calamandrei,
“Instituciones de Derecho Procesal Civil”, Vol. I, p. 114..
2
Couture, Eduardo, “Fundamentos del Derecho Procesal Civil”, 3era. Edición, Depalma,
Buenos Aires, 1990, pág. 27.
determinado asunto. Un juez competente es, al mismo tiempo, juez con
jurisdicción; pero un juez incompetente es un juez con jurisdicción y sin
competencia. La competencia es el fragmento de jurisdicción atribuido a
un juez. Entre la jurisdicción y la competencia existe la misma relación que
hay entre el todo y una parte: la jurisdicción es el todo; la competencia es
la parte, un fragmento de la jurisdicción. Sin embargo es conveniente
aclarar que cuando un juez es competente para entender en un conflicto
ejerce la plenitud de su jurisdicción pues esta última, como poder del
Estado, representa una unidad que se manifiesta en todos y cada uno de
los actos del tribunal.

2.- Jurisdicción. Concepto.

A los fines de la presente introducción al código utilizaremos el término


con el sentido restringido, limitando la jurisdicción a la función judicial. En
ese orden de ideas la definiremos como la función pública del Estado,
realizada a través de sus órganos judiciales para administrar justicia en un
caso concreto, dirimiendo conflictos y controversias mediante decisiones
que adquieren calidad de cosa juzgada y que son eventualmente
ejecutables. Del concepto de jurisdicción no se puede dar sin embargo
una definición absoluta, válida para todos los tiempos y para todos los
pueblos pues tanto el sistema de administración de justicia como los
métodos lógicos del juzgar tienen un valor contingente que no puede ser
determinado sino con relación a un cierto momento histórico. Al respecto
advertía Calamandrei3 que en el sistema continental europeo el contenido
de la función jurisdiccional no puede ser comprendido sino en relación con
el sistema de la legalidad, siendo la jurisdicción complemento e
instrumento de la legalidad.
En ese orden de ideas cabe puntualizar que en la República Argentina
el artículo 108 de la Constitución Nacional establece que “El Poder Judicial
de la Nación será ejercido por una Corte Suprema de Justicia y por los
demás tribunales inferiores que el Congreso estableciere en el territorio de
la Nación”. Asimismo el artículo 109 prohibe al presidente de la República

3
Calamandrei, Piero, “Instituciones de Derecho Procesal Civil”, Vol. I, p. 114, Lib. “El
Foro”, 1996.
“ejercer funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas
pendientes o restablecer las fenecidas”.
Ahora bien, los casos que ineludiblemente y conforme a la ley deben
ser sometidos a los jueces son los conflictos que nacen tanto de la falta de
adecuación de la conducta de los sujetos a lo previsto por una norma
jurídica como también cuando existe una situación de incertidumbre que en
sí misma es fuente de conflictos 4. Más recientemente se ha admitido de
modo general la intervención preventiva de la jurisdicción no sólo en
materia de acción de amparo5 sino en general para evitar la frustración de
un derecho, para impedir un ilícito o la producción de un perjuicio
irreparable6.
Además de intervenir ante el conflicto actual o en ciernes, el Estado
debe dirimir algunos casos aún cuando las partes convengan la forma de

4
Ver art. 322 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
5
Adviértase que el art. 43 de la Constitución Nacional alude a la procedencia de la acción
de amparo cuando las autoridades públicas o el acto de los particulares en forma actual e
inminente “amenacen” con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta derechos y garantías
constitucionales.
6
Hoy no es concebible la función del juez limitada a la mera declaración del derecho una
vez producido un ilícito sino que se admite su poder para dar órdenes de manera preventiva,
lo que ha aproximado la concepción continental del derecho a la concepción anglosajona,
regida por la tradición del “Common Law”. Sin embargo nuestra tradición jurídica es
renuente a permitir la tutela preventiva, que involucra conferir al juez un rol que excede de
la mera declaración del derecho. Adviértase verbigracia que ello resulta del propio texto
del art. 1142 del Código de Napoleón, por el cual toda obligación de hacer o no hacer, en
caso de incumplimiento, se resuelve en pérdidas y daños. Ver sobre la función preventiva
de la jurisdicción De los Santos, Mabel. “El amparo y la medida autosatisfactiva como vías
procesales para la prevención del daño” en Revista de Derecho Procesal T. 2-2002,
Rubinzal Culzoni, 2002; Morello, Augusto M., “La cautela material”, J.A. 1992-IV-314 y
“La cautela satisfactiva”, J.A. 1995-IV-414; Berizonce, Roberto O., “Tutela anticipada y
definitoria”, J.A. 1996-IV-741, Peyrano, Jorge W., “Lo urgente y lo cautelar”, J.A. 1995-
I-899, “Informe sobre las medidas autosatisfactivas”, LL 19-12-95; “Los nuevos ejes de la
reforma procesal civil: la medida autosatisfactiva” E.D. del 24-10-96 y “Reformulación de
la teoría de las medidas cautelares: tutela de urgencia. Medidas autosatisfactivas”, J.A. del
4/6/97, De los Santos, Mabel, “Resoluciones anticipatorias y medidas autosatisfactivas”,
J.A. 1997-IV-800, “Conveniencia y necesidad de legislar sobre las tutelas de urgencia”,
J.A. 1999-IV-1002; Peyrano, Jorge W. y otros, “Medidas autosatisfactivas”, Edit. Rubinzal
Culzoni, 1999 y Peyrano, Carbone y otros, “Sentencia Anticipada”, Edit. Rubinzal
Culzoni, 2000; Gozaíni, Osvaldo A., “El amparo como vía de prevención del daño”, La
Ley del 14/11/2000. Distinguidos civilistas también han señalado la necesidad de la
intervención preventiva, vgr. Ghersi, Carlos A., “Teoría General de la reparación de
daños”, Edit. Astrea, 1999, pág. 332/335, Zavala de Gonzalez, “Resarcimiento de daños”,
Edit. Hammurabi, 1999, T. 4, pág. 417/445, Andorno, Luis O., “El denominado proceso
urgente (no cautelar) en el Derecho argentino como instituto similar a la acción inhibitoria
del Derecho italiano”, J.A. 7/6/95, Nicolau, Noemí, “La tutela inhibitoria y el nuevo
artículo 43 de la Constitución Nacional”, La Ley, T. 1996-A, Sec. doctrina, pág. 1245, entre
otros.-
solución del conflicto (vgr. homologación de acuerdos de mediación
cuando involucran derechos de menores, divorcio por presentación
conjunta, declaración de incapacidad, filiación) pues en esos supuestos la
disponibilidad de los derechos de las partes se encuentra cercenada por
hallarse afectado un interés social.
Ahora bien la idea de jurisdicción, como la de proceso, es
esencialmente teleológica7 La jurisdicción existe como medio para lograr
un fin consistente en asegurar la efectividad del derecho. El derecho
instituído en la Constitución se desenvuelve jerárquicamente en las leyes y
el derecho reconocido en las leyes se hace efectivo en las sentencias
judiciales a través del proceso y de la actuación de la jurisdicción estatal.

3) Función jurisdiccional: concepto y elementos

El Estado cumple a través de los poderes legislativos, ejecutivo y


judicial con tres funciones: la legislativa, la administrativa y la jurisdiccional.
Sin embargo, salvo el caso del Poder Ejecutivo, que no puede ni debe
efectuar tarea jurisdiccional (art. 109 de la C.N.), dicho esquema que
responde a la teoría de la división tripartita de los poderes del Estado no se
condice con la realidad jurídica positiva cuyo examen demuestra que cada
poder del Estado no ejerce de manera exclusiva su función.
En efecto: 1) la función legislativa es cumplida por el Poder
Legislativo (sanción de las leyes: arts. 77 a 84 C.N.) y por el Ejecutivo a
través de la promulgación (art. 99 inciso 3º C.N.) y la reglamentación de las
leyes mediante decretos (art. 99 inciso 2º C.N.). También por el Poder
Judicial al emitir Acordadas con carácter de norma general y fallos
plenarios con carácter de norma vinculante para ciertos jueces (art. 303 del
C.P.C.N.).
2) La función administrativa es cumplida primordialmente por el Poder
Ejecutivo (art. 99 incisos 1, 7, 10, 13, 14, 17, etc.). Sin embargo
también tiene funciones administrativas el Poder Legislativo al designar

7
Couture, Eduardo, “Fundamentos...” cit., pág. 43 con cita de Wach, “Handbuch des
deutschen Zivilprozessrechts”, Leipzig, 1885, T. 1, p. 309.-
a sus empleados o por el Poder Judicial al nombrar a su propio
personal.
3) La función jurisdiccional es cumplida esencialmente por el Poder
Judicial a través del dictado de sentencias, pero también ejerce dicha
función el Poder Legislativo en el exclusivo caso del juicio político al
presidente, vicepresidente, jefe de gabinete de ministros, a los
ministros y a los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
(arts. 53 y 59 de la C.N.).
Sin embargo la jurisdicción judicial es la que se cumple al
administrar justicia en un caso concreto por medio de los órganos
judiciales instituidos al efecto. Siempre que medie un conflicto entre
particulares o entre un particular y el Estado, referente a derechos
subjetivos privados de aquéllos o se encuentre en tela de juicio la
aplicación de alguna sanción penal, la intervención de un órgano judicial
resulta ineludible por expreso mandato constitucional (arts. 18 y 116 C.N.)8
El ejercicio de la función jurisdiccional se integra con los siguientes
elementos o atribuciones concurrentes de los jueces 9: 1) notio (o facultad
para conocer de una determinada cuestión litigiosa), 2) vocatio (o potestad
para compeler o generar cargas a las partes para que comparezcan al
proceso), 3) coertio (facultad de emplear la fuerza pública para el
cumplimiento de las medidas ordenadas en el proceso, tanto respecto de
las personas como de las cosas), 4) judicium (poder de resolver el litigio
con efecto de cosa juzgada) y 5) executio (o facultad de ejecutar, mediante
el uso de la fuerza pública, la sentencia no cumplida por la parte
condenada).

4) La competencia: concepto y fundamento. Caracteres.

La voz competencia también tiene una amplitud mayor que la asignada


vulgarmente. Según Rosenberg10 es, en sentido objetivo el círculo de
negocios de la autoridad (del tribunal). Por ende media incompetencia si

8
Palacio, Lino E., “Derecho Procesal Civil”, T. I, p. 361, Abeledo Perrot, Bs. As., 1967.
9
Alvarado Velloso, Adolfo, “Introducción al estudio del Derecho Procesal”, Primera
Parte, p. 136,Rubinzal Culzoni, , 1989.
10
Rosenberg, Leo, “Tratado de derecho procesal civil”, trad. Romera Vera, Bs. As. 1955,
T. I, p.161.-
una autoridad (órgano jurisdiccional) traspasa su círculo de negocios y
penetra en el otra autoridad.
Muchas veces se confunde la competencia con la jurisdicción,
sobre todo a partir de cierta doctrina italiana que indica que la competencia
es “la cantidad de jurisdicción que a cada uno corresponde”11 Tal como
destaca Oderigo12 jurisdicción y competencia son conceptos
inconfundibles; el primero representa la función, que el juez ejercita, de
aplicar el derecho; el segundo, la aptitud legal de ejercitar esa función con
relación a un asunto determinado. Es inadecuado hablar de “cantidad de
jurisdicción” pues cuando el juez –sometido sólo a la Constitución y a la
ley- resuelve en un conflicto es soberano en la valoración de la prueba, en
la interpretación de las conductas y en la elección de la norma jurídica que
aplicará al caso. Por lo tanto no existe medida alguna en la actividad de
juzgamiento.
El fundamento de la competencia radica en la necesidad de
distribuir el trabajo entre distintos tribunales ante la imposibilidad fáctica de
que uno solo se ocupe de todos los asuntos judiciales de un Estado. Esa
distribución se realiza conforme determinados criterios: el territorio, la
materia, el grado (o competencia funcional), las personas que se hallan en
litigio, el valor pecuniario comprometido y el turno o sorteo. Las cinco
primeras pautas de atribución de la competencia provienen de la ley
exclusivamente, con excepción de la competencia territorial que también
puede surgir de la convención (prórroga expresa). La distribución por turno
o sorteo entre distintos jueces con igual competencia radica en la
necesidad de distribuir equitativamente las causas entre ellos. Dicha pauta
se encuentra regulada por el propio Poder Judicial.
Son caracteres de la competencia la improrrogabilidad y la
indelegabilidad. A la primera se refiere el art. 1º del Código y a la segunda
el art. 3, a cuyos comentarios remitimos. El principio general es la
improrrogabilidad y la indelegabilidad pues la competencia es de orden
público, es una atributo del poder del Estado y la disponibilidad por los
particulares es relativa y excepcional. Sin embargo esta regla sufre

11
Satta, Salvatore, “Diritto processuale civile”, Padova, 1967, pág. 19.-
12
Oderigo, Mario, “Derecho Procesal Penal”, Bs. As., 1978, p. 138.-
excepciones, que deben resultar de la ley y que encuentran sus límites en
los intereses fundamentales para el orden público del Estado.13

5) Pautas para atribuir la competencia: reglas y excepciones.

El régimen procesal establece reglas de distribución de la


competencia, a saber: el territorio, la materia, el grado, el monto
involucrado y las personas que participan en el conflicto.
Competencia territorial: todo juez ejerce sus funciones dentro de
un límite territorial que se encuentra demarcado por la ley. El Código
Procesal determina diversas reglas para atribuir la competencia por razón
del territorio, las que resultan básicamente del art. 5 del Código, a cuyo
comentario remitimos. Sin embargo la competencia territorial en asuntos
exclusivamente patrimoniales es prorrogable de manera expresa o tácita,
de conformidad con lo establecido por el art. 1º del C.P.C., circunstancia
que impide a los magistrados en tales supuestos declarar de oficio su
incompetencia (territorial en cuestiones patrimoniales). Ahora bien, la
enunciación del art. 5 del C.P.C. no agota todos los supuestos, de manera
que muchas veces las leyes de fondo determinan el lugar de
demandabilidad (vgr. en el juicio sucesorio el último domicilio del causante
-art. 3284 del C. Civil-, para el juicio de divorcio el juez del último domicilio
conyugal -art. 227 del C. Civil-, etcétera).
Competencia material: Dentro de un mismo territorio se divide la
competencia de acuerdo con la materia sobre la cual se fundamenta la
pretensión. Dicha división responde a necesidades contingentes de cada
lugar y ello explica que la competencia federal en la Ciudad de Buenos
Aires se fraccione en Civil y Comercial, Contencioso Administrativo,
Seguridad Social y Criminal y Correccional Federal cuando en las
provincias no existe el mismo fraccionamiento de la competencia federal.
Dado que la atribución de la competencia por razón de la materia es de
orden público, corresponde a los jueces declarar de oficio su
incompetencia, sin perjuicio del planteo que pudieren efectuar las partes al
respecto.

13
Falcón, Enrique M., “Código...” Abeledo Perrot, 1982, T. I, p. 155.-
Competencia funcional: Con fundamento en la falibilidad del juicio
humano, algunos sistemas procesales civiles 14 –entre ellos el Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación- han establecido el régimen de la
doble instancia a los fines de la revisión de lo resuelto por el juez de la
primera. Se estructura así un doble grado de conocimiento: un juez
unipersonal de primer grado (o primera instancia) y un tribunal colegiado
que actúa en segundo grado de conocimiento (o segunda instancia).
Ese doble grado de conocimiento judicial recibe la denominación de
ordinario, significando el vocablo que tanto en el primero como en el
segundo grado las partes pueden plantear cuestiones de hecho y de
derecho para su resolución.
Asimismo y para ciertos casos particulares el régimen procesal
estructura una instancia extraordinaria en la cual no pueden plantearse
sino cuestiones de derecho.15
Obviamente la función del juzgador en cada grado de conocimiento
es por completo diferente: el de primer grado tiene amplias facultades para
interpretar y evaluar los hechos que dieron causa al litigio, condenando o
absolviendo al accionado, el de segunda instancia ordinaria carece de
esas facultades y sólo debe decidir acerca de lo que hubiera sido objeto de
recurso.16 El tribunal de la instancia extraordinaria tiene también un
conocimiento limitado, pero no sólo por el recurso vinculado a causales
especiales (cuestiones constitucionales o necesidad de uniformar la

14
Cabe aclarar que la Corte Suprema de Justicia de la Nación en reiterados
pronunciamientos ha sostenido como principio que la doble instancia no constituye
requisito de la garantía constitucional de la defensa en juicio y, por lo tanto, el legislador
tiene libertad para implementar un sistema de instancia única o plural sin que ello afecte la
referida garantía (CSJN, Fallos 247:219, 247:540; 250:12; 250:772; 256:440; 207:203;
232:664). Sin embargo dicho concepto debe entenderse hoy circunscripto al ámbito del
proceso civil luego de la ratificación por ley 23054 del Pacto de San José de Costa Rica
que establece en su artículo 8 inciso h) que la doble instancia constituye garantía del debido
proceso en materia penal. Ver al respecto De los Santos, Mabel, “Una desviación práctica
de los recursos ordinarios de apelación y nulidad: el reenvío”, J.A. 1999-III-1104 y De los
Santos, Mabel., “El recurso de nulidad” en Revista de Derecho Procesal, nº 3, p. 208.-
15
Ver comentario de los arts. 288 a 303 del C.P.C. (Recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley) y arts. 14, ley 48 y 256 a 258 C.P.C. ( Recurso extraordinario
federal).
16
Rigen al respecto dos expresiones del principio dispositivo en materia recursiva: la
prohibición de la “reformatio in peius” que impide modificar la sentencia en contra del
único apelante y la regla “tantum devolutum quantum appellatum” que sólo permite
resolver sobre cuestiones que hayan sido objeto de recurso.
jurisprudencia) sino también porque sólo puede entender sobre cuestiones
de derecho.
Competencia cuantitativa: Existen conflictos de reducido monto y
poca complejidad que justifican un trámite más rápido y tribunales
especiales. Algunas leyes orgánicas prevén diferentes competencias por
el monto, distribución que rigió en la Capital Federal con el denominado
Fuero de Paz y, posteriormente, con el Fuero especial en lo Civil y
Comercial de la Capital Federal. Actualmente no existe en el ámbito de la
Justicia Nacional distinta competencia por el monto, pero es indiscutible la
necesidad de la creación de Tribunales de menor cuantía en el ámbito de
la Ciudad de Buenos Aires para la resolución de problemas vecinales,
consorciales o acciones como las que prevén los arts. 623 bis y 623 ter
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.-
Competencia personal : Cuando la Nación es parte en un litigio
debe someterse su conocimiento a los jueces federales y no a los
ordinarios. Sin embargo dicha regla tiene algunas excepciones admitidas
por la jurisprudencia pues el Estado Nacional puede ser demandado ante
la Justicia Nacional Ordinaria.17
Asimismo cabe destacar que la atribución de la competencia federal
por razón de las personas que contempla el artículo 12 inciso 4º de la ley
4818 es prorrogable al igual que la competencia territorial en asuntos
exclusivamente patrimoniales, supuestos en los que el magistrado no
puede declarar oficiosamente su incompetencia pues ésta es prorrogable
aún tácitamente, prórroga que se produce si el accionado no opone la
excepción de incompetencia al contestar la demanda.19

17
CNCom., sala C, 16/12/94, “IBM Argentina v. Ministerio de Defensa”, J.A. 1998-IV,
síntesis: “Los jueces federales y los ordinarios –en materia civil y comercial- de la Capital
Federal, revisten el mismo carácter nacional. La competencia de la justicia federal, cuando
la Nación es parte se funda en la existencia de un interés nacional”
18
Dispone el art. 12 inciso 4º de la ley 48: “Siempre que en pleito civil un extranjero
demande a una provincia, o a un ciudadano, o bien el vecino de una provincia demande al
vecino de otra ante un juez o tribunal de provincia, o cuando siendo demandados el
extranjero o el vecino de otra provincia, contesten a la demanda, sin oponer la excepción
de declinatoria, se entenderá que la jurisdicción ha sido prorrogada, la causa se
sustanciará y decidirá por los tribunales provinciales y no podrá ser traída a la
jurisdicción nacional por recurso alguno, salvo en los casos especificados en el artículo
14.”
19
CSJN, 17/9/96, J.A. 1997-III-100, sum. 973032. CSJN, 23/6/92, “Mariategui S.A. v.
Prov. de Neuquén”, J.A. 1994-IV-síntesis.
La competencia distribuida conforme las reglas precedentes puede
sin embargo desplazarse hacia otro tribunal originariamente incompetente,
como sucede en los supuestos de acumulación de procesos (art. 188
C.P.C.), en los casos de fuero de atracción de los procesos universales
(art. 3284 del C. Civil y arts. 21 y 132 de la ley 24522) y cuando existe
conexidad entre causas llevadas por jueces con igual competencia (art. 6
C.P.C.) (este último caso afecta la denominada competencia por el turno o
sorteo).
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