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Estas seis dimensiones de las smart cities o ciudades inteligentes se unen con
teorías tradicionales y neoclásicas de crecimiento y desarrollo de áreas urbanas
(Lombardi et al., 2012). Estas dimensiones se basan en la teoría de competitividad
de ciudades y regiones, capital social, gobernabilidad y nueva gestión pública,
inscribiendo el uso de tecnologías avanzadas, entre los diferentes elementos. En
efecto, cabe aceptar que este concepto supera decididamente el uso de las
tecnologías innovadoras para un aprovechamiento eficaz de los recursos
energéticos y la reducción de emisiones de CO2, abarcando también otros
aspectos de la vida urbana y funcionamiento de la administración pública.
Pero la pieza clave para el funcionamiento de una ciudad inteligente es la
participación ciudadana. Si los ciudadanos no contribuyen activamente al uso y
fomento de estas alternativas, no se conseguirán los objetivos previstos en su
implantación. Es esencial la información, formación y difusión a los ciudadanos por
parte de las administraciones públicas.
Falta de financiación
Privacidad de la información: Una parte de las soluciones de las ciudades
inteligentes pasa por el uso de la información (hábitos de consumo, de
desplazamiento, etc.) Cómo crear valor y soluciones a partir de estos datos,
garantizando la privacidad de la información, supone un reto y una barrera
a superar.
Dificultad de aceptación social: múltiples soluciones ya son hoy en día
tecnológicamente posibles, pero suponen cambios en el comportamiento de
los ciudadanos para poder ser implantadas.
Transversalidad requerida por las soluciones: las soluciones suelen
implicar la colaboración entre distintos sectores o áreas dentro de las
municipalidades que no siempre están coordinados o tienen las mismas
prioridades.
Localismo vs globalidad: un principio de funcionamiento en las ciudades
es extrapolar soluciones exitosas de una población a otras. Estas
soluciones se pueden extrapolar fácilmente, pero en ocasiones es
necesario adaptarlas a las particularidades, tanto físicas como sociales, de
la población destino.
Concursos públicos vs soluciones particulares: La propia dinámica de
la administración pública dificulta la adopción de soluciones novedosas que
en múltiples casos son únicas y suponen un extra-coste inicial comparadas
con las soluciones tradicionales. En este sentido, los incentivos como la
compra pública innovadora permiten facilitar esta primera adquisición de
soluciones novedosas favoreciendo la superación de esta barrera.
Normalización: La falta de normalización es, en cualquier campo, una
barrera importante para la implantación masiva de soluciones. Una
normalización que garantice la interoperabilidad es un principio básico que
promueve una reducción de precios por competencia y una sostenibilidad
de la solución hacia el futuro.
Marco regulatorio adecuado: En los distintos niveles de regulación (local,
autonómica, nacional, europea) es necesario crear el marco que permita la
competencia de distintas soluciones y sea ágil promoviendo los potenciales
cambios requeridos por nuevas formas de hacer las cosas, tecnologías a
desplegar y funcionalidades asociadas.
Ámbitos de aplicación
Los sectores de aplicación de las ciudades inteligentes son muy amplios. Así,
destacamos:
Algunos de los parámetros que miden estos sensores son: Niveles de radiación,
detección de señales wifi o bluetooth, medición de los niveles de decibelios,
control inteligente de las fechas de caducidad de los productos y sus propiedades,
control de las compras de cada ciudadano para ofrecerle información interesante,
sensores en los aparcamientos que detectan si están libres o no, entre otros.
Smart city y medio ambiente: Las tres vías principales dentro del ámbito
medioambiental en las que PYMES y emprendedores que saben qué es una smart
city pueden encontrar oportunidades de negocio son:
Movilidad inteligente: Este es uno de los grandes retos de las smart cities.
También una de las grandes oportunidades de negocio entorno a ellas. El uso de
la tecnología, las soluciones innovadoras y la optimización de las infraestructuras.
Estos son algunos de los ámbitos concretos en los que emprendedores y PYMES
pueden aportar soluciones y encontrar oportunidades de negocio.
A nivel mundial existen ciudades las cuales, dentro del concepto ciudades
inteligentes, se destacan en aspectos como innovación, tecnología,
infraestructura, salud, facilidad para hacer negocios, sostenibilidad y medio
ambiente, entre otros. Ciudades de Oportunidades, estudio realizado por PWC
desde 2007 presenta un ranking de 30 ciudades a nivel mundial consideradas
como las más destacadas ciudades inteligentes.
Las características tipológicas que debe reunir una ciudad inteligente son:
Economía Inteligente, Gobierno Inteligente, Medio Ambiente Inteligente, Personas
Inteligentes, Movilidad Inteligente y Estilo de Vida Inteligente (AMETIC, 2013;
Byrnes et al., 2014; European Commission, 2011). De forma similar, Frost &
Sullivan (2015) considera que aquello que define las ciudades inteligentes debe
considerar entre otros los siguientes componentes o dimensiones: Gobierno
Inteligente, Energía Inteligente, Construcciones Inteligentes, Movilidad Inteligente,
Infraestructura Inteligente, Tecnología Inteligente, Cuidado en Salud Inteligente y
Ciudadano Inteligente. Todas estas características son evaluadas en factores a los
que se asocian indicadores que facilitan el análisis de la evolución de una ciudad
hacia el concepto de Smart City.