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¿Qué es una ciudad inteligente?

La ciudad es el fruto de la creación humana. El espacio urbano es el lugar de


aparición y divulgación de nuevas ideas, tecnologías e iniciativas innovadoras. La
urbanización es una característica de la civilización contemporánea y el proceso
del desarrollo urbano en sí está condicionado por varios factores, entre los cuales
se encuentran la globalización y el progreso tecnológico. Las investigaciones
acerca del desarrollo de las ciudades, indican factores de transformación de las
ciudades, como la economía basada en el conocimiento, la tecnología digital, el
enfoque ecológico o las ciudades inteligentes. Las etiquetas otorgadas a las
ciudades (como la etiqueta Smart city) no tienen que estar relacionadas con su
jerarquía en el sistema global de asentamientos. Se basan, más bien, en los
atributos individuales de cada ciudad.
El capital social, el conocimiento y las tecnologías avanzadas, que contribuyen a
ahorrar tiempo y energía son, cada vez más, los factores más importantes que
sirven de cimiento para el desarrollo de centros urbanos. Las ciudades
tecnológicamente avanzadas se destacan por ser ciudades inteligentes o
simplemente Smart.
Las grandes ciudades del mundo tienen cada vez más necesidades para soportar
el alto volumen de habitantes. Se estima que en el año 2050 un 66% de la
población mundial vivirá en centros urbanos, con lo cual la exigencia para las
ciudades irá en crecimiento año a año. El papel de la tecnología tendrá un papel
fundamental para canalizar la vida de las ciudades del presente y el futuro, un
hecho que permitirá también la generación de oportunidades de negocio que
respondan a todas las necesidades. La idea de una ciudad inteligente, que
permita llevar una vida más cómoda, más ahorrativa, más segura, debe ser
tenida en cuenta al determinar el rumbo del desarrollo de áreas urbanas.

"Una Ciudad Digital o Inteligente es aquella comunidad que adopta de manera


estratégica e intensiva las Tecnologías de la Información y Comunicaciones, para
crear valor económico, social y político, mejorando la calidad de vida de sus
habitantes. La transformación ocurre cuando la comunidad asume el control y la
elección de la manera como vive, trabaja, se gobierna, se relaciona, se educa,
crea valor y se divierte” (Política Digital, 2009).

«Ciudad Inteligente» o «smart city» es un neologismo creado para tratar de


describir aquellos ámbitos urbanos en los que se están aplicando con diverso
grado de éxito herramientas tecnológicas para tratar de dar solución a antiguos
problemas que afectan a la sostenibilidad medioambiental y económica de las
ciudades, y por tanto a la calidad de vida de los ciudadanos. Básicamente, una
ciudad inteligente es un área urbana tecnológicamente moderna que utiliza
diferentes tipos de métodos electrónicos, métodos de activación por voz y
sensores para recopilar datos específicos.

En pocas palabras, una ciudad inteligente será la que en un proceso de


mejoramiento hace uso de nuevos avances tecnológicos para mejorar la calidad
de vida de sus habitantes en aspectos ambientales, sociales y económicos. Es un
espacio en el cual se interrelacionan ciudadanos, gobierno, infraestructuras,
empresas y otros actores, el desarrollo de la actividad cotidiana se integra al
ecosistema como elemento generador de valor. Los ciudadanos interactúan con
los ecosistemas de las ciudades inteligentes en una variedad de formas utilizando
teléfonos inteligentes y dispositivos móviles, así como vehículos y hogares
conectados. El emparejamiento de dispositivos y datos con la infraestructura física
y los servicios de una ciudad puede reducir los costos y mejorar la sostenibilidad.
Con la ayuda del IoT (Internet of things), las comunidades pueden mejorar la
distribución de energía, optimizar la recolección de basura, disminuir la congestión
del tránsito e, incluso, mejorar la calidad del aire.
En este sentido, una ciudad puede gestionar la tecnología para mejorar la vida de
las personas y más concretamente, para conseguir beneficios como:

• Contribuir a la mejora del medio ambiente.


• Ahorrar costes a sus ciudadanos.
• Optimizar los servicios públicos.
• Mejorar la transparencia en la gestión de las administraciones.
• Conseguir retener empresas y atraer talento.
• Mejorar la comunicación con los ciudadanos.

Dimensiones de las ciudades inteligentes


A pesar de que no hay una definición común de las ciudades inteligentes (smart
cities) los investigadores coinciden en cuanto a la cantidad de dimensiones que
incluye este concepto (Lombardi et al., 2012). Se admite que las ciudades pueden
definirse como smart o ciudades inteligentes, si poseen siguientes elementos:

1. Economía (smart economy). Las ciudades deben destacar por una


elevada productividad, apoyada en el aprovechamiento y fusión de factores
de producción, en base a los conocimientos, el clima de innovación y la
flexibilidad del mercado laboral; la economía debe caracterizarse por el
aprovechamiento de soluciones innovadoras y adaptación flexible a las
condiciones cambiantes. En este aspecto, el concepto de se aplica también
a industrias “inteligentes”, vinculadas con ICT, así como parques de
negocios y parques tecnológicos (Caragliu et al., 2009).
2. Transporte y comunicación (smart mobility). Gracias al sector ICT, la
ciudad es una gigantesca red de conexiones de alta velocidad, que une
todos los recursos de la ciudad; se admite que tanto el transporte tradicional
como la comunicación digital deben basarse en tecnologías avanzadas,
utilizadas para racionalizar el aprovechamiento de la infraestructura
existente.
3. Medioambiente (smart environment). Una ciudad inteligente optimiza el
consumo de energía, recurriendo a fuentes renovables de energía,
implementando acciones para reducir emisiones nocivas para el medio
natural. Su gestión de recursos se basa en el concepto de desarrollo
sostenible. Las actuaciones a favor del medio natural, requieren un elevado
nivel de educación y concienciación medioambiental.
4. Personas (smart people). En una ciudad inteligente hay una sociedad que
aprende; los cambios de la ciudad deben ser promovidos por sus habitantes
que, contando con el apoyo técnico adecuado, pueden emprender acciones
que previenen el consumo excesivo de energía, la contaminación de medio
ambiente y contribuir a la mejora de la calidad de vida.
5. Calidad de vida (smart living). Un entorno respetuoso y amigable, con
amplio acceso a servicios públicos, infraestructura técnica y social, elevado
nivel de seguridad y adecuada oferta cultural y de ocio, así como, el
cuidado por el medioambiente y los espacios verdes.
6. Gestión y administración inteligente (smart governance). El desarrollo
requiere la creación de un adecuado sistema de gestión y administración de
la ciudad, implementación de procedimientos que requieran la cooperación
de las autoridades y demás usuarios de la ciudad, aprovechando las
tecnologías más innovadoras en el funcionamiento de la ciudad. Este
aspecto incluye una administración pública inteligente, capacidad de
creación de conocimientos y su uso en la práctica (Griffinger et al., 2007).

Estas seis dimensiones de las smart cities o ciudades inteligentes se unen con
teorías tradicionales y neoclásicas de crecimiento y desarrollo de áreas urbanas
(Lombardi et al., 2012). Estas dimensiones se basan en la teoría de competitividad
de ciudades y regiones, capital social, gobernabilidad y nueva gestión pública,
inscribiendo el uso de tecnologías avanzadas, entre los diferentes elementos. En
efecto, cabe aceptar que este concepto supera decididamente el uso de las
tecnologías innovadoras para un aprovechamiento eficaz de los recursos
energéticos y la reducción de emisiones de CO2, abarcando también otros
aspectos de la vida urbana y funcionamiento de la administración pública.
Pero la pieza clave para el funcionamiento de una ciudad inteligente es la
participación ciudadana. Si los ciudadanos no contribuyen activamente al uso y
fomento de estas alternativas, no se conseguirán los objetivos previstos en su
implantación. Es esencial la información, formación y difusión a los ciudadanos por
parte de las administraciones públicas.

Ventajas de las ciudades inteligentes

 Generación de nuevos productos/ servicios y empresas: Las empresas


que logren implantar y extender soluciones novedosas que impliquen un
avance en la sostenibilidad de las ciudades, lograrán, de forma general, un
incremento en su volumen de negocio, o incluso creación de nuevas
empresas.
 Administración eficiente y cercana: La mejora de la administración en su
propio funcionamiento y en relación con los ciudadanos redundará en una
mejor apreciación por parte de la ciudadanía y una reducción de los costes
de gestión en las relaciones con la administración, pero también en las
relaciones entre empresas.
 Mejora de la calidad de vida de los ciudadanos: Sin olvidar que lo que
define a una ciudad es en gran medida su densidad de población, la ciudad
inteligente debe permitir a sus ciudadanos mejorar su calidad de vida
mediante soluciones que hagan que ésta sea más cómoda, saludable,
duradera y autónoma, favoreciendo una mayor integración entre las
personas y el medio ambiente.
 Atractivo como polo de inversión, inmigración, destino cultural y
turístico: Por lo indicado previamente, las ciudades que más puntúen en el
ranking de cuidad inteligente también serán más demandadas como destino
para vivir o para ser visitadas.
 Infraestructuras optimizadas: El uso más racional de las infraestructuras,
elimina congestiones y prolongando su vida útil.

 Mejora de la eficiencia en uso de recursos: La ciudad inteligente implica


un uso sostenible del medio ambiente y de sus recursos naturales, tanto en
el consumo de energía y de agua, como en el reciclado y valorización
energética de residuos, etc.

Desventajas o barreras en el desarrollo de


ciudades inteligentes

Las barreras identificadas en el desarrollo de las ciudades inteligentes están


asociadas a aspectos tecnológicos, normativos y, fundamentalmente, a la falta de
mecanismos de financiación para promover el despliegue de cierta entidad, más
allá de la fase de planificación o pilotos. En particular, se pueden citar las
siguientes barreras:

 Falta de financiación
 Privacidad de la información: Una parte de las soluciones de las ciudades
inteligentes pasa por el uso de la información (hábitos de consumo, de
desplazamiento, etc.) Cómo crear valor y soluciones a partir de estos datos,
garantizando la privacidad de la información, supone un reto y una barrera
a superar.
 Dificultad de aceptación social: múltiples soluciones ya son hoy en día
tecnológicamente posibles, pero suponen cambios en el comportamiento de
los ciudadanos para poder ser implantadas.
 Transversalidad requerida por las soluciones: las soluciones suelen
implicar la colaboración entre distintos sectores o áreas dentro de las
municipalidades que no siempre están coordinados o tienen las mismas
prioridades.
 Localismo vs globalidad: un principio de funcionamiento en las ciudades
es extrapolar soluciones exitosas de una población a otras. Estas
soluciones se pueden extrapolar fácilmente, pero en ocasiones es
necesario adaptarlas a las particularidades, tanto físicas como sociales, de
la población destino. 
 Concursos públicos vs soluciones particulares: La propia dinámica de
la administración pública dificulta la adopción de soluciones novedosas que
en múltiples casos son únicas y suponen un extra-coste inicial comparadas
con las soluciones tradicionales. En este sentido, los incentivos como la
compra pública innovadora permiten facilitar esta primera adquisición de
soluciones novedosas favoreciendo la superación de esta barrera.
 Normalización: La falta de normalización es, en cualquier campo, una
barrera importante para la implantación masiva de soluciones. Una
normalización que garantice la interoperabilidad es un principio básico que
promueve una reducción de precios por competencia y una sostenibilidad
de la solución hacia el futuro.
 Marco regulatorio adecuado: En los distintos niveles de regulación (local,
autonómica, nacional, europea) es necesario crear el marco que permita la
competencia de distintas soluciones y sea ágil promoviendo los potenciales
cambios requeridos por nuevas formas de hacer las cosas, tecnologías a
desplegar y funcionalidades asociadas.
Ámbitos de aplicación

Los sectores de aplicación de las ciudades inteligentes son muy amplios. Así,
destacamos:

 El medio ambiente: Sistemas que permitan el ahorro de energía, realizar


un consumo eficiente del agua, fomentar el reciclaje, reducir la emisión de
gases nocivos, fomento del uso de vehículos eléctricos públicos y privados
(eMobility), etc.
 Sanidad: Telemedicina, teleasistencia, gestión de datos e historiales de
pacientes, alertas a los servicios de emergencias automáticamente cuando
una persona mayor o discapacitada se ha caído o se ha desviado de su
ruta, entre otros.
 Urbanismo: Gestión eficiente del tráfico, optimización de rutas del
transporte público, infraestructuras sostenibles (smart buinding), nuevos
sistemas de alumbrado público con tecnologías LED y adaptaciones del
consumo, riego automático e inteligente de jardines, y demás.
 Administración y gobierno: Sistema de administración electrónica,
plataformas de pago online, entornos iCloud, banda ancha para teléfonos
móviles y wifi público gratuito.
 Seguridad: Como ejemplo, está el CISEM (Centro Integrado de Seguridad
y Emergencias) de Madrid que coordina a los cuerpos del Samur y la policía
reduciendo los tiempos de respuesta en 8 minutos.
 Turismo y ocio: Aplicaciones para facilitar las visitas turísticas, como guías
de ocio y consumo para buscar lugares de compras y restaurantes. Así, los
resultados se podrían adaptar a los intereses particulares de cada individuo.
Sensores que miden y controlan la actividad en las
ciudades inteligentes

La mayoría de las aplicaciones de las smart cities se rigen por un control de


sensores habilitados por las ciudades para realizar mediciones de datos. Gracias
al big data, se pueden cruzar y gestionar grandes bases de datos, elaborar
modelos predictivos, etc. Se denominan los sensores inteligentes, y sirven para
múltiples aplicaciones como las que se mencionaron anteriormente.

Algunos de los parámetros que miden estos sensores son: Niveles de radiación,
detección de señales wifi o bluetooth, medición de los niveles de decibelios,
control inteligente de las fechas de caducidad de los productos y sus propiedades,
control de las compras de cada ciudadano para ofrecerle información interesante,
sensores en los aparcamientos que detectan si están libres o no, entre otros.

Las smart cities contribuyen a la generación de


nuevas oportunidades de negocio

En las ciudades inteligentes el ciudadano pasa de ser únicamente consumidor a


convertirse en productor, a participar en un ecosistema de correlación que le
faculta para generar sus propios productos y servicios.

Otras de las líneas que se ven fortalecidas a través de la innovación tecnológica


son la participación y la transparencia: con un ciudadano más y mejor informado a
través del gobierno abierto y con mayores herramientas a su disposición para
tomar parte en la vida municipal y para poder influir en la mejora de su ciudad. Las
empresas también tienen un rol protagónico en la construcción de smart cities
porque pueden desarrollar tecnologías propias de este tipo de ciudades y
beneficiarse de ellas.

Asimismo, la smart city constituye un importante factor de impulso social, puesto


que favorece avances en el área de la salud (e-health) o en servicios ligados a la
dependencia, como puede ser la teleasistencia.

Desde el punto de vista económico, la contribución de la ciudad inteligente a la


generación de nuevas oportunidades de negocio es evidente. La apertura de la
información a empresas y emprendedores, por medio de las plataformas de open
data, o el fomento de programas que aceleren el proceso de impulso a la
innovación tecnológica, como los que tratan de favorecer la generación de
startups, son dos vías para conseguirlo. Todo ello con la (más que necesaria,
imprescindible) implicación de la colaboración público-privada. Las
administraciones, las empresas y los emprendedores deben mirarse de frente y
avanzar juntos en el proceso de construcción de la ciudad inteligente.

Las ciudades actuales para convertirse en smart cities precisan desarrollar e


implementar actuaciones. Y estas a su vez implican un desarrollo económico.
Emprendedores y PYMES pueden liderar estos cambios porque conocen a la
perfección las necesidades, retos y demandas de ciudades y barrios. La
innovación y la creatividad no está solo en manos de grandes compañías, aunque
estas son necesarias a menudo para el desarrollo de las ideas y propuestas de
emprendedores y PYMES. Las soluciones inteligentes y los pequeños cambios
innovadores unidos a la tecnología Smart City proporcionada por grandes
compañías son las que permitirán la transformación de las ciudades actuales en
smart cities.

Conociendo los beneficios, ventajas y características de las ciudades inteligentes


ya señaladas al definir qué es una smart city se comprende con facilidad los
principales ámbitos en los que trabajar para su desarrollo. Esto son al mismo
tiempo aquellos en los que proliferan las oportunidades de negocio para el
desarrollo de las smart cities.
Tecnología Smart City: Las ciudades inteligentes precisan de las tecnología de
diferentes modos y las oportunidades de negocio son amplias y variadas en este
ámbito. Cuestiones como el control digital de aparcamientos, la seguridad en
internet o las soluciones de gestión y almacenamiento de datos son parte de
estas. También el desarrollo de software de código abierto y la implementación de
soluciones para el internet de las cosas, entre otros.

Smart city y medio ambiente: Las tres vías principales dentro del ámbito
medioambiental en las que PYMES y emprendedores que saben qué es una smart
city pueden encontrar oportunidades de negocio son:

 Residuos. Las tecnologías para una menor generación de estos y las


soluciones inteligentes a la gestión de residuos son el grueso de estos.
 Energía. La mayor eficiencia y el desarrollo e implementación de energías
sostenibles, principalmente.
 Agua. El mejor aprovechamiento de los recursos hídricos y el
aprovechamiento inteligente de las aguas residuales, son parte de ellos.

Movilidad inteligente: Este es uno de los grandes retos de las smart cities.
También una de las grandes oportunidades de negocio entorno a ellas. El uso de
la tecnología, las soluciones innovadoras y la optimización de las infraestructuras.
Estos son algunos de los ámbitos concretos en los que emprendedores y PYMES
pueden aportar soluciones y encontrar oportunidades de negocio.

Economía inteligente: Este es un aspecto clave para que lo que engloba el


concepto smart city tenga sentido. Sin una población económicamente solvente,
difícilmente esta puede ser una ciudad segura, limpia, sostenible y eficientes. La
dinamización cultural y empresarial dentro de la misma ciudad es de vital
relevancia.

Gobierno digital: Soluciones a la protección de datos de los ciudadanos. Y


soluciones para facilitar la participación ciudadana. El aprovechamiento inteligente
de los espacios públicos son solo algunos de los ámbitos de interés en este
sentido para emprendedores y PYMES por las oportunidades que generan. Si se
sabe qué es una smart city y se está dispuesto a participar en su desarrollo se
puede hacer no solo como ciudadano sino también como emprendedor. Solo se
tiene que tener en cuenta y valorar que capacidades, talentos y conocimientos
permiten trabajar en un ámbito concreto. Y buscar las oportunidades para crecer
profesionalmente trabajando por la transformación de las ciudades.

Experiencias exitosas de ciudades inteligentes

A nivel mundial existen ciudades las cuales, dentro del concepto ciudades
inteligentes, se destacan en aspectos como innovación, tecnología,
infraestructura, salud, facilidad para hacer negocios, sostenibilidad y medio
ambiente, entre otros. Ciudades de Oportunidades, estudio realizado por PWC
desde 2007 presenta un ranking de 30 ciudades a nivel mundial consideradas
como las más destacadas ciudades inteligentes.

Los resultados evidencian que ciudades ubicadas en Europa y Norteamérica


ocupan los primeros lugares en la mayoría de las categorías analizadas. Cada una
de estas ciudades sorprende y refleja los desafíos modernos en términos de
urbanismo, el cual debe dar respuesta al funcionamiento de la ciudad, los
sistemas complejos de energía, transporte, salud, agua, reciclaje, comunicaciones,
tecnología, educación, seguridad, gobernabilidad, provisión de alimentos,
ciudadanos y los recursos para que estos sistemas funcionen de la mejor manera.

Aprovechar los aspectos relacionados con tecnología e innovación como el caso


de Londres, optimizar el desarrollo urbano como Singapur, desarrollar actividades
para garantizar la mejor calidad de vida como Toronto, combinar estratégicamente
lo cultural con la modernización necesaria en las ciudades como lo hace París o
Amsterdam, impulsar el desarrollo simultaneo de negocios, innovación y nuevos
comportamientos sociales en la ciudad como lo hace New York, son algunas de
las acciones que se trabajan de manera articulada entre la administración pública
y la empresa privada. Bogotá aparece en el puesto 25, siendo una de las cuatro
ciudades latinoamericanas que aparecen en el ranking.

Características principales de la ciudad inteligente en el escenario de visión


a 2030:

 La energía: los ciudadanos tendrán una mayor capacidad para participar


en los mercados energéticos y la eficiencia será un principio básico que irá
continuamente reduciendo los consumos energéticos de edificios
(aislamiento), equipos eléctricos, etc. Las redes de distribución energéticas,
y en particular las eléctricas, se convertirán en los elementos vertebradores
de esta transformación energética.
  Recursos naturales: la ciudad aprovechará en mayor cantidad los
recursos que se necesitan para la actividad que en ella se realiza,
aprovechará el almacenamiento de agua de lluvia, valorizará los residuos
urbanos generados en su totalidad, etc.
 Movilidad urbana: ésta basculará hacia combustibles alternativos que
reducirán la contaminación y su contribución a los gases de efecto
invernadero, y se realizará una gestión más eficiente de las distintas
modalidades de transporte para optimizar los desplazamientos y evitar las
congestiones, así como de los desplazamientos logísticos de materiales y
productos dentro de la ciudad y con el exterior.
 Monitorización: ésta se incrementará tanto en la parte pública con una red
de sensores avanzados que permitan obtener información de iluminación,
contaminación, situación del tráfico, etc., como en la parte privada, con la
monitorización de hogares y edificios.
 Tecnologías de información y comunicación (TIC): tendrán un papel
fundamental en la transmisión y procesamiento de toda esta información,
pero también en permitir y facilitar la vida de los ciudadanos y las empresas
en aspectos como el acceso a la administración pública, promoción de la
ciudad como entorno turístico, tele presencia que disminuya los
desplazamientos, etc.          
 Seguridad y la salud: la calidad de vida está asociada a la seguridad y la
salud, y por tanto, los avances en estas áreas reducirán el número de
incidentes y accidentes en la actividad propia de la ciudad, mejorarán los
tratamientos médicos con técnicas menos invasivas, tele asistencias y
dispositivos para aumentar la autonomía de pacientes. 
 Avances tecnológicos: lograrán que las ciudades sean entornos más
saludables, seguros y atractivos para el desarrollo económico, cultural,
educativo y profesional, y mejorarán su sostenibilidad energética y
medioambiental. Y, si bien estos avances se centran en entornos urbanos,
tendrán su repercusión y extensión en entornos cercanos, como son las
regiones, poblaciones de menor tamaño y comunidades dentro de las
ciudades.
¿Cuál es el proceso para construir una ciudad
inteligente?
Fase 1. Diagnóstico. Incluye dos componentes: identificación de las necesidades,
preferencias y condiciones de la cuidad o territorio; y se establecen
las capacidades en los diferentes ejes que habilitan el desarrollo hacia ciudad o
territorio inteligente.
Fase 2. Planeación. Con base en las condiciones presentes en la ciudad o
territorio y los recursos disponibles se establece una hoja de ruta que incluye la
formulación de proyectos de acuerdo con los objetivos trazados.
Fase 3. Implementación. Se desarrollan los proyectos definidos en la fase de
planeación, de acuerdo con las condiciones particulares de la ciudad o región.

Las características tipológicas que debe reunir una ciudad inteligente son:
Economía Inteligente, Gobierno Inteligente, Medio Ambiente Inteligente, Personas
Inteligentes, Movilidad Inteligente y Estilo de Vida Inteligente (AMETIC, 2013;
Byrnes et al., 2014; European Commission, 2011). De forma similar, Frost &
Sullivan (2015) considera que aquello que define las ciudades inteligentes debe
considerar entre otros los siguientes componentes o dimensiones: Gobierno
Inteligente, Energía Inteligente, Construcciones Inteligentes, Movilidad Inteligente,
Infraestructura Inteligente, Tecnología Inteligente, Cuidado en Salud Inteligente y
Ciudadano Inteligente. Todas estas características son evaluadas en factores a los
que se asocian indicadores que facilitan el análisis de la evolución de una ciudad
hacia el concepto de Smart City.

De acuerdo a lo expuesto tanto en las tipologías como en las dimensiones, es


claro que una ciudad inteligente requiere que los actores que convergen en ella
actúan inteligentemente, es decir, logren desarrollar un conjunto de capacidades
que les permita aprovechar de la mejor manera posible las nuevas tecnologías no
sólo en beneficio de su empresa o sector, sino en beneficio de toda la ciudad, de
tal manera que la sumatoria de acciones de los componentes inteligentes
fortalezca a la ciudad inteligente. En ese orden de ideas, la ciudad inteligente
genera por sí misma mejores resultados en la eficiencia de la gestión de la ciudad.
CONCLUSIÓN: Una ciudad contemporánea no es solamente su estructura física,
también es una enorme red de ciberconexiones enfocadas a optimizar el consumo
de recursos urbanos y procesos de prevención de efectos externos negativos,
resultantes del funcionamiento de la ciudad, conforme con la idea de desarrollo
sostenible. En la última década, han aparecido conceptos orientados al ahorro de
recursos. Las ciudades son el cimiento del mundo civilizado. No son solamente el
resultado de trabajo del hombre, fruto de una extraordinaria cooperación entre
personas, sino también el lugar de concentración de actividades, incubadoras de
nuevas ideas y fuerza propulsora del crecimiento económico. El proceso de
urbanización es un rasgo de la civilización contemporánea. Su transcurso y
carácter están ligados estrechamente con la globalización y el avance tecnológico.

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