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Los programas de transferencia (Familias en Acción, Colombia Mayor y Jóvenes en Acción)

son claves para dar un alivio económico a estos hogares, pero tienen limitaciones para
abordar estructuralmente el problema. Una primera limitación es la insuficiencia de estas
transferencias para que los pobres dejen de serlo, pues una cuarta parte de los hogares
beneficiarios caerían en la pobreza sin sus ingresos laborales derivados de actividades
informales. La segunda es que más del 50% de los hogares pobres en las 13 ciudades
principales está excluido de los programas existentes.
Para mitigar los efectos del confinamiento, el gobierno lanzó el programa Ingreso
Solidario: una transferencia de $160.000 para más de tres millones de familias no
cubiertas por otros programas, que se suma a otras medidas como la devolución del IVA.
Pese a las inconsistencias del aplicativo virtual, este es un paso necesario para aliviar la
crítica situación de hogares que se quedaron sin ingreso.
Sin embargo, la medida es insuficiente. Una simulación a partir de la Gran Encuesta
Integrada de Hogares (IV trimestre-2019) muestra que, incluso aunque estas
transferencias llegaran a quienes deberían, la parálisis de la economía informal puede
llevar a un incremento de la pobreza sin precedentes. Si se considera la pérdida de ingreso
de actividades en el sector informal, la pobreza se duplicaría en las 13 principales
ciudades, alcanzando el 35 %.

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