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ASIGNATURA

MERCADOTECNIA

NOMBRE DEL CATEDRÁTICO:


C.P. JOSE AUGUSTO ZACARÍAS
FUENTES
NOMBRE DEL ALUMNO:
JOSÉ LUIS SUÁREZ SUÁREZ
CARRERA:
LICENCIATURA EN ADMINISTRACIÓN
EMPRESARIAL

TAREA

PROYECCION DE VENTAS FINANCIERAS


PROYECCIÓN DE VENTAS FINANCIERAS

Una proyección financiera es un


emprendimiento, inversión, búsqueda
de financiamiento, plan de crecimiento
o incursión en nuevos mercados, ya
que te permitirá determinar la
factibilidad económica del proyecto, a
si mismo una proyección financiera es
un análisis que te permite calcular
desde el punto de vista financiero y
contable cuál será el desenvolvimiento
de tu empresa o negocio en un futuro determinado. De esta manera, podrás
anticipar las eventuales utilidades o pérdidas del proyecto.
La importancia de estas proyecciones recae en que no solo te ayudarán a evitar
emprender proyectos e inversiones negativas para tu negocio, sino también te
permitirán detectar áreas de oportunidad y pasos que podrían ser favorables.
Estas investigaciones son instrumentos que permiten dejar a un lado la
incertidumbre y los riesgos típicos del emprendimiento, pues muestran sobre qué
terreno pisará una empresa durante diferentes periodos específicos.
En medio de los desafiantes entornos
actuales y la elevada competitividad
comercial, llevar a cabo una sólida
proyección financiera es una necesidad
para cualquier empresa,
independientemente de su tamaño y el
sector en el que opere.
¡Siempre ten esto presente! Cumplir con
esta tarea no es responsabilidad
exclusiva de las grandes empresas y
corporaciones; también resulta fundamental para las PyMEs y los micro negocios.

1. Identificación del punto de equilibrio


Un punto en el cual el beneficio de tu empresa es cero, pues no pierde dinero,
pero tampoco gana.
Para identificar cuáles este nivel de equilibrio debes ir más allá de la actualidad de
tu empresa y calcular el rendimiento que pudiera tener en un periodo determinado;
lógicamente, para realizarlo necesitarás una sólida proyección financiera.
Entre otras cosas, te permitirá proyectar el promedio de gastos mensual durante
un cierto periodo, así como la media de ingresos brutos y netos.
Si bien identificar y apuntar al punto de equilibrio no es la situación ideal para una
empresa, desde el punto de vista de la rentabilidad, es clave para tener claro
cuánto dinero necesita producir para resistir el paso del tiempo y tener cierta
estabilidad.

2. Mejor gestión de riesgos


Las proyecciones financieras son un mecanismo efectivo para identificar posibles
mermas de ingresos y otros riesgos, derivados de crisis y problemas del entorno.
De esa manera, tú y tu equipo de trabajo podrán adelantarse a los
acontecimientos, tomando las decisiones necesarias para mitigar los impactos de
crisis y situaciones del entorno que comprometan al sector comercial.
Por supuesto, para que sea posible detectar amenazas y riesgos, no solo tienes
que tomar en cuenta el historial de tu empresa y su evolución a la hora de llevar a
cabo proyecciones, también debes estar muy atento al entorno en el que opera y
las respectivas situaciones que podrían presentarse.

3. Mayores probabilidades de acceso a créditos y financiamientos


Si haces una proyección financiera sólida, significa que dispondrás de datos
transparentes y realistas sobre tu empresa, lo cual abre muchas puertas, entre
ellas las del acceso a créditos y financiamiento.
Las instituciones financieras y los bancos toman muy en cuenta la exactitud de los
datos y la planificación contable y administrativa de una empresa antes de prestar
dinero para apoyar un determinado proyecto de inversión o ampliación.
Asimismo, contar con una planificación precisa y números transparentes resultará
de gran utilidad si buscas establecer alianzas comerciales, asociarte para un
determinado proyecto o incluir nuevos accionistas.

4. Distribución óptima de la cartera de productos


Entre los datos que te arrojará una proyección financiera está el beneficio
esperado que proporcionarán los diferentes productos o servicios que
comercializas.
Esto significa que sabrás cuáles bienes, artículos y servicios representan una
mayor rentabilidad y oportunidad de crecimiento para tu negocio, por lo cual te
convendrá darles prioridad y ampliar sus canales de distribución.
También, detectarás qué objetivos de comercialización no te resultan del todo
rentables para tener la posibilidad de determinar si los eliminas, disminuyes su
flujo de distribución o aplicas acciones o estrategias que permitan revertir la
tendencia negativa.

5. Mejor gestión de la cartera de clientes


Así como te brindará la posibilidad de detectar cuáles productos son más
rentables, una sólida proyección financiera igualmente te permitirá saber qué
clientes generan mayores beneficios a tu negocio.
En virtud de ello, podrás tomar decisiones que optimicen la gestión de la cartera
de usuarios, fortaleciendo aquellas relaciones comerciales que realmente hacen
viable tu negocio e incrementan sus oportunidades de crecimiento y expansión.

6. Posibilidades de crecimiento sustentable


Lo que hemos mencionado hasta ahora demuestra que, si tu empresa planea
crecer o expandirse, realizar una proyección financiera es fundamental para que el
proyecto se cumpla de manera sustentable.
Al tener una noción sólida sobre retorno de inversión, beneficios esperados y
costos variables y fijos, tendrás la posibilidad de elaborar un plan de crecimiento
sobre bases sólidas que se ajusten a la realidad y a las verdaderas necesidades
de tu negocio.
Para hacer proyecciones financieras se toma lo siguiente:
“Las proyecciones que tenemos nos permiten tener un control sobre todos los
rubros de la organización. Con esto podemos conocer el desempeño de cada
área, distinguir lo que necesitamos mejorar y qué tanto debemos invertir”, afirma.
Otro de los motivos por los que decidió hacer proyecciones financieras fue que los
bancos, las instituciones financieras y algunos proveedores que financian equipo y
otorgan recursos para capital de trabajo piden históricos y proyecciones de los
años otorgados como plazo para pagar el crédito.
Pasos a seguir
Antes de hacer una proyección financiera considera que es necesario tener
nociones básicas de finanzas. Si no es tu caso, pídele ayuda a tu contador o baja
de Internet archivos que facilitan su elaboración, en páginas como:
BV Consulting
Plan de Negocios
Word Business
Delphi

1. Conoce tu empresa.
Lo primero es analizar tu mercado y tu capacidad de producción. Dominar las
cifras de tu organización te ayudará a tener un panorama de la situación actual
para hacer una proyección realista.
En el caso de GYEC, antes de realizar una proyección financiera realizan un
análisis FODA (de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) de la
empresa en general, para observar la situación en la que se encuentra tanto
internamente como en el mercado.

2. Determina el tiempo de proyección


Las proyecciones financieras pueden ser mensuales o anuales o, como se hace
usualmente, a cinco años, dependiendo de cómo funcione la empresa. Lo
recomendable es hacerlas cada 30 días, para evaluar las metas periódicamente.
El modelo GYEC permite a los gerentes realizar una planeación táctica donde
organizan las estrategias que llevarán a cabo mes con mes para cumplir con los
propósitos. Para hacerlo, contemplan el presupuesto que les otorgaron en la
proyección y revisan que las medidas estén alineadas con la filosofía del negocio.
Y no sólo eso. Constantemente le dan seguimiento a cada área para medir el logro
de objetivos a través de un sistema interno al que llaman “semaforización”.
Cuando uno de los indicadores está en verde, es porque las metas planteadas se
completan en tiempo y forma. Cuando está en amarillo, existe algún problema al
que se le debe poner atención. Y cuando está en rojo, indica que no se cumplieron
las expectativas. Este mismo sistema califica el desempeño y los resultados de los
colaboradores de la firma.
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3. Analiza tu caso
Si se trata de un nuevo proyecto de inversión, debes estimar el precio del producto
y el costo de operación, además de establecer las políticas de costos, gastos y de
los otros indicadores. Para una empresa que ya está en marcha, debes partir de
los últimos estados financieros con el apoyo de herramientas como Excel o
software especializado.

4. Elabora un estado de resultados


Resueltos los puntos anteriores, desglosa cada indicador del estado de resultados.
Este documento debe reflejar los ingresos, egresos y costos de la empresa.
“Observa históricamente cómo has estado para que determines cómo quieres
estar”, señala Calderón.

5. Calcula el histórico de ventas


Evalúa esta parte de la proyección con el promedio histórico de los costos y con
relación a las ventas de la empresa. Toma en cuenta si en el último periodo hay
algún factor –como la compra de maquinaria– que hiciera reducir este indicador.

6. Haz una proyección de ventas


Realízala con base en el presupuesto que tienes. Para ello, contesta las siguientes
preguntas: ¿en qué cantidades se vende el producto?, ¿cuántos clientes tienes? y
¿cuál será el precio?

7. Realiza un balance general


Una vez que tengas las cifras estimadas del estado de resultados, desarrolla cada
indicador del balance general. Esta parte representa los pasivos y activos de la
empresa.
Considera que las cantidades proyectadas tienen que coincidir con todos los
rubros del balance. Por ejemplo, al expresar que en un año aumentarán las
ventas, también deberás plantear que crecerán las cuentas por cobrar, el número
de clientes y que posiblemente necesites financiamiento para incrementar esas
ventas.

8. Prevé el flujo de efectivo

Con los dos estados financieros anteriores, elabora una proyección del estado de
cambios de la situación financiera con base en el efectivo (flujo de efectivo). Esta
parte describe cómo va a ser la liquidez. Si la cifra final es positiva, tu empresa es
rentable; de lo contrario tendrás que replantear tus escenarios.

“El flujo de efectivo es importante porque con él puedes saber si te va a faltar o


sobrar dinero y con ello determinar cuáles serán tus estrategias de inversión”.

9. Fija las premisas de proyección


Determina cuánto puedes incrementar las cifras y a cuántos años. Revisa que en
cada periodo se hagan los ajustes necesarios de acuerdo con decisiones
importantes que se vayan tomando en la empresa, como la compra de activos,
nuevas contrataciones, adquisición de un crédito o incremento de producción.

Endeudamiento para hacerse del capital para inversión

Las principales decisiones financieras


de una organización empresarial
comprenden la determinación de la
mejor alternativa de inversión,
selección del esquema de
financiamiento adecuado y definición
de una apropiada política de
dividendos; siendo el objetivo final
maximizar el valor de las acciones de
la empresa.
Entre las alternativas de inversión, destacan: la instalación de un negocio nuevo,
la ampliación de la capacidad de planta existente y la modernización de las
instalaciones de producción. El tema a ser desarrollado en este trabajo es cómo
determinar la rentabilidad y el riesgo de esta alternativa, por lo que hace falta
proyectar un flujo de caja del negocio bajo determinadas premisas y definir el
costo del dinero.
Asimismo, para llevar a cabo una inversión se requieren recursos financieros,
llámese dinero o fondos, por lo que hace falta determinar las opciones de
financiamiento y medir el impacto de éstas en la rentabilidad y riesgo de la
inversión. Estas fuentes de recursos tienen un costo, el "sino que debe ser
compensado por la inversión a financiar; en principio, un financiamiento será
conveniente cuando su costo porcentual sea igual o menor que el retorno o
rentabilidad de la inversión.

Entre las alternativas de financiamiento, se tienen la deuda y el capital propio. La


deuda proviene de los acreedores, quienes exigen un rendimiento por su dinero o
capital; para la empresa que se financia con deuda, ésta se constituye en una
obligación financiera. En cambio, el
capital propio es el aporte de los
inversionistas, quienes, según el tipo de
sociedad que constituyan, son los
accionistas o socios de la empresa.
Despliegan una expectativa de ganancia
por destinar sus fondos al financiamiento
del negocio; pero, son conscientes que la
retribución financiera que van a recibir
depende de los resultados de la
empresa, por lo tanto, es un capital de
riesgo; la remuneración que perciben es
mediante el pago de dividendos.

La empresa, por la deuda, asume un compromiso, una obligación de pago, que


tiene que honrar o pagar, independientemente de los resultados del negocio sean
satisfactorios o no. En cambio, por el aporte de capital de los inversionistas, la
empresa ofrece una expectativa de ganancia en la medida que los resultados
netos, después de pagar la deuda, sean satisfactorios; por lo que los
inversionistas participan directa o indirectamente en la gestión del negocio.

ESTRUCTURA FINANCIERA
Las decisiones financieras de la empresa se reflejan en sus estados financieros,
llámese estado de ganancias y pérdidas, flujo de caja y balance general. Es en
éste último en que se aprecia el esquema de financiamiento utilizado para ejecutar
las inversiones; donde la inversión constituye el activo; y el financiamiento con
deuda forma el pasivo y el aporte de capital propio da lugar al patrimonio neto. El
100% de la inversión (activo) está financiado en su totalidad (pasivo más
patrimonio).

La estructura de financiamiento se identifica con la relación deuda/capital (D/C), es


decir por la proporción entre los montos de la deuda (pasivo) y del capital propio
(patrimonio neto); relación que es definida según las expectativas de la empresa y
las exigencias de los acreedores e inversionistas. Como ejemplo, si la relación
deuda/capital es 3, quiere decir que los inversionistas con un aporte de capital de
una unidad monetaria se están "palanquiando" por el equivalente a tres unidades
monetarias de deuda; con lo cual, el 75% de la inversión es financiada con deuda
y el 25% con aporte de los inversionistas; aquí, se advierte que los acreedores han
comprometido mayores recursos que los inversionistas, y eventualmente tienen
mayor confianza en el negocio o han optado por algún mecanismo de cobertura
del riesgo, con garantías a su favor sobre los activos de la empresa de los
inversionistas o de terceros.

Una situación de equilibrio para financiar una inversión, podría ser 50% de deuda
y 50% de capital propio; pero dicha relación depende del sector económico, del
tipo de negocio, de las características de los inversionistas y acreedores. Por esta
razón, una inversión que se lleva a cabo con un financiamiento del 33% de deuda
y 67% de capital propio, es decir con una relación deuda/capital de 1 á 3, no
necesariamente indica que los dueños (inversionistas) confían más en su negocio
que los acreedores, sino simplemente que la bondad del negocio en un
determinado momento y/o la capacidad de negociación de los inversionistas y
acreedores hicieron posible dicha proporción.

El costo de capital de la empresa depende de su estructura de financiamiento, es


decir de la relación deuda/capital; así como del costo de las diferentes fuentes de
financiamiento utilizadas o a utilizarse para ejecutar una inversión. Si los montos
de la deuda y del capital propio fuesen D y C, respectivamente y cuyos costos
financieros por una unidad de período de tiempo se representase por d? y c?, para
determinar el costo de capital (CC) se tiene lo siguiente:

CC = [D / (D + C)] (d0) + [C / (D + C) J (c0)


Visto de otra manera, el costo de capital es el costo promedio ponderado del
capital de la empresa, donde el capital es la suma de los financiamientos vía
deuda y aporte de los inversionistas. La unidad de medida del costo de capital es
la de una tasa de interés, es decir tanto por ciento (%) por período de tiempo
(anual, trimestral, mensual, etc.) y puede ser expresada en términos reales (libre
de inflación) o a valores corrientes (incluyendo la inflación como componente de
su valor).

COSTO NETO DE LA DEUDA


Si la inversión se financia en un 100% con deuda, el costo de capital de la
empresa es el costo de la deuda. Este esquema de financiamiento en los negocios
de carácter comercial es poco probable, se podría dar en situaciones de
promoción selectiva, de apoyo social por ejemplo, o de manera temporal, como es
el caso de un crédito puente, a ser sustituido por otro tipo de financiamiento;
donde el primero es de corto plazo y el segundo de mediano y largo plazo. En este
sentido, se destaca la necesidad de financiar las inversiones con recursos de
mediano y largo plazo, es decir con un calendario de pago que implique
compromisos futuros acorde a la naturaleza del activo financiado. La inversión, por
su cuantía, genera retornos o rendimientos periódicos que tiene su proceso de
maduración, según la capacidad competitiva de la tecnología de producción
utilizada, la aceptación del mercado y la aplicación de una gestión acorde con las
exigencias del entorno.

La deuda tiene un plan de pagos que incluye capital e intereses. El capital o


principal es la amortización o devolución del monto de la deuda concertada con los
acreedores; los intereses constituyen la retribución al acreedor por el uso del
dinero obtenido en calidad de deuda. En su concepción básica el pago de los
intereses a una determinada tasa da lugar al costo de la deuda.

Para obtener el valor representativo del costo de la deuda, a los intereses se


deben adicionar los costos colaterales relacionados a este tipo de financiamiento,
así como considerar los efectos fiscales o tributarios.

Como ejemplo, supongamos que por una deuda de 200 unidades monetarias con
una tasa de interés del 10% anual al rebatir se tienen dos alternativas de pago. La
primera en un plazo de dos años, mediante cuotas anuales de 120 en el primer
año y 110 en el segundo año; la segunda, con plazo de gracia para pagar sólo
intereses en el primer año (20) y amortización del capital más intereses del
período al final del segundo año (220). Ambas formas de pago tienen el mismo
costo porcentual anual, toda vez que existe una equivalencia entre el monto
recibido por la empresa (deuda en el año 0) y el valor actualizado de los pagos
futuros.

En la primera opción:

200 = 120 / (1+ i) + 110/ (1 + i)2;


la i resulta 10% anual.

Para la segunda opción:

200 = 20 / (1+ i) + 220 / (1 + i)2;


la i resulta 10% anual.

Se puede apreciar que la forma de pago de una deuda no influye en su costo


financiero porcentual.

Pero, si la empresa adicionalmente incurre en costos colaterales, como por


ejemplo, los gastos relacionados a la gestión del financiamiento, gastos por
tasación y registro de garantías, pago de primas de seguros, gastos por
supervisión del crédito, etc.; el costo financiero indicado en el párrafo anterior se
incrementa.

Para la primera opción de pago, del ejemplo planteado, asumamos dos


situaciones de costos colaterales. La primera, una comisión Flat ("por una sola
vez") del 3% del monto de la deuda; la segunda, una comisión del 2% anual al
rebatir, pagadero por año vencido, es decir sobre saldos deudores o capital
pendiente de pago, similar al cómputo de los intereses.

En la primera situación:
194 = 120 / (1+ i) + 110 / (1 + i)2;
el costo de la deuda (i) resulta 12,3% anual.

En la segunda situación:

200 = 124 / (1+ i) + 112 / (1 + i)2;


el costo de la deuda (i) resulta 12,0% anual.

El costo de la deuda aumenta con respecto a la tasa de interés, dependiendo del


monto y la forma de pago de los costos colaterales.

De otro lado, el pago de intereses y costos colaterales relacionados a la deuda se


contabiliza como gasto; los intereses son gastos financieros y los costos
colaterales forman parte de gastos administrativos; lo cual no sucede con el pago
del capital, que es la devolución del monto de la deuda. La excepción es para el
caso del financiamiento con leasing o arrendamiento financiero, en donde el monto
de la cuota a pagar (capital más intereses) se contabiliza como gasto.

El hecho que los intereses y los costos colaterales se registren como gastos para
fines del pago del impuesto a la renta, según las disposiciones de la
Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT), representa un
beneficio pata la empresa, toda vez que, por este efecto, se va a pagar menos
impuesto a la renta; para la empresa se da la figura de un ahorro fiscal, que
disminuye el costo de la deuda. Por ejemplo, si los gastos a contabilizar por la
deuda fuesen 100 unidades monetarias, el ahorro resulta 30 unidades monetarias,
considerando como impuesto a la renta la tasa del 30%; es decir, que al registrar
gastos por 100, la utilidad imponible disminuye en dicha suma y por lo tanto la
empresa deja de pagar impuestos por 30 unidades monetarias.

Ahora, retornemos, para nuestro análisis, las dos opciones de pago indicadas
anteriormente, en un plazo total de dos años sin y con plazo de gracia, donde para
ambos casos, el costo es 10% anual al rebatir. Al considerar el efecto tributario de
los gastos, se tiene:

Primera opción:
200 = 114 / (1+ i) + 107 / (1 + i)2
donde, i resulta 7% anual.

Segunda opción:

200 = 14 / (1+ i) + 214 / (1+ i)2


donde, i resulta 7% anual.

De esta manera, para los fines del análisis del costo de capital de la empresa, el
costo de la deuda debe ser tomado como costo neto, es decir se deben considerar
la tasa de interés, los costos colaterales y el ahorro fiscal por el menor pago del
impuesto a la renta.

COSTO DE OPORTUNIDAD DE LOS INVERSIONISTAS


A diferencia de la deuda, con la cual la empresa tiene un calendario o compromiso
de pago definido; con los inversionistas o dueños de la empresa, tal compromiso
es condicional, en el sentido que el pago se hará en la medida que el negocio,
luego de pagar la deuda, genere un superávit satisfactorio de caja. Este pago, la
empresa lo realiza vía dividendos, es decir mediante la distribución de utilidades
netas en efectivo o la emisión de acciones por la porción de la utilidad neta que se
capitaliza como patrimonio neto.

El pago de dividendos a los inversionistas no es costo para la empresa, sólo es


egreso de caja, más no es un gasto para fines tributarios. Esto hace que, por no
generar ahorro fiscal, el costo del aporte de capital de los inversionistas sea mayor
que el costo neto de la deuda.

De otro lado, toda vez que la retribución de la empresa a sus inversionistas está
en función a los resultados netos del negocio, los inversionistas, por su aporte,
exigen mayor retorno o rendimiento porcentual, porque perciben un mayor riesgo,
a pesar que ellos conducen el negocio. Asimismo, al financiar una empresa con
deuda, el riesgo del negocio para los inversionistas aumenta, porque ante el
eventual fracaso no deseado del negocio los dueños tienen que responder por la
deuda, no sólo con su capital y sus propiedades, según el tipo de sociedad
empresarial, sino también con su prestigio o imagen.

En tal sentido, para la empresa, el costo del capital de los inversionistas resulta
mayor que el costo neto de la deuda. Es posible, que bajo determinadas
condiciones, el costo neto de la deuda sea mayor que el costo del capital propio,
esto generalmente ocurre cuando no es posible hacer uso del escudo fiscal y/o el
inversionista dispone de poco capital y por lo tanto no tiene muchas opciones para
maximizar el rendimiento de su dinero.

Para determinar el costo del aporte de los inversionistas, una primera


aproximación, consiste en proyectar el flujo de dividendos (d) que la empresa
podría entregar durante un determinado horizonte (n) y bajo ciertas premisas, y
luego comparar con el aporte realizado (C), es decir:

C = d1 / (1+i) + d2 / (1+i)2 + d3 / (1+i)3 + dn / (1+i)n

La tasa de interés que haga posible esta equivalencia del dinero en el tiempo, es
el costo para la empresa del aporte de capital de los inversionistas. Esta
metodología asume una política definida de dividendos, donde, en caso de no
existir suficientes recursos de caja en un período determinado, la empresa deberá
endeudarse para afrontar dicha obligación; lo cual podría tener limitaciones,
especialmente en una economía en que los recursos financieros son limitados y el
riesgo país resulte relativamente alto.

Una alternativa de cálculo del costo del capital propio es el concepto del costo de
oportunidad de los inversionistas. Este criterio considera que el costo del dinero
tiene tres componentes: tasa pura de capitalización, prima por riesgo y cobertura
de inflación. La idea es que los inversionistas, demandan por su aporte, que la
empresa al menos conserve la capacidad adquisitiva de su capital y que les
retribuya el riesgo en que están incurriendo; superados estos dos factores podrán
percibir que su dinero se capitaliza, es decir que se incrementa, de manera
efectiva, su valor.

El tema del costo de oportunidad requiere mucha reflexión para los inversionistas,
porque sobre dicha base van a decidir su participación en la puesta en marcha del
negocio en que están interesados. El costo del aporte propio, al igual que el costo
de la deuda, y por ende el costo de capital, puede o no contener como
componente a la inflación. De no contener la inflación, el valor del costo de
oportunidad representa el retomo real exigido sobre o por encima de la inflación
proyectada; en este caso, la clave es hallar una tasa de rendimiento que permita
cubrir el riesgo del negocio y el riesgo país, así como permitir un nivel de
capitalización satisfactorio. Así el costo de oportunidad se constituye como el
rendimiento de la mejor alternativa que los inversionistas dejarían de hacer por
invertir en el negocio, más una cobertura adecuada del riesgo o variabilidad futura
esperada. El costo de oportunidad depende del tipo de inversionista, tipo de
negocio y de la situación y perspectivas del país.

VARIACIÓN DEL COSTO DE CAPITAL


Al obtenerse el costo de capital de la empresa como el promedio ponderado del
costo de las fuentes de financiamiento utilizadas o a utilizar para ejecutar una
inversión, su valor depende de dichos costos y de la estructura de financiamiento,
es decir de la relación deuda/capital.

El costo neto de la deuda varía con el tiempo, en función al tratamiento fiscal del
impuesto a la renta y otras deducciones. Por ejemplo, el impuesto a la renta que
es 30% de las utilidades, para los negocios del sector agrario es 15%; esto puede
variar. Adicionalmente, en el sector industrial, las empresas están afectas a una
deducción del 10% de sus utilidades antes de impuestos a favor de sus
trabajadores, la cual se considera como "gasto" para fines del referido impuesto;
dando lugar, en este caso, a que el ahorro fiscal sea del 37%, es decir 10% de
participación laboral más el 30% del 90% de las utilidades como impuesto a la
renta.

De otro lado, la deuda puede ser a tasa de interés fija o a tasa variable, puede ser
en moneda nacional o en moneda extranjera; en este último caso, para su
comparación con las tasas de interés en moneda nacional se debe utilizar un
factor de equivalencia en función a la devaluación de nuestra moneda, es decir la
variación porcentual en el tiempo del precio del dólar.

Por su parte, el costo de oportunidad depende de las expectativas de inflación y


de la prima por riesgo que además de subjetiva varía con el tiempo. Los negocios
o países de alto riesgo para invertir hoy pueden resultar de riesgo moderado o
normal en otro momento del tiempo.
Si partimos de la premisa que el costo de oportunidad y el costo neto de la deuda
no cambian con el tiempo, tenemos que el costo de capital de la empresa varía
por efectos de la variación de la relación deuda/capital. Al iniciar sus actividades la
empresa tiene una determinada deuda y capital propio, conforme pasa el tiempo,
la deuda se amortiza y/o se obtienen nuevas obligaciones; el patrimonio de la
empresa aumenta o disminuye según los resultados netos, llámese utilidad o
pérdida neta del negocio y/o mayores aportes o reducciones de capital, según sea
el caso.

Los activos de la empresa se dividen en dos partes fundamentales:

Un activo fijo es un bien de la


empresa que no puede
convertirse en liquidez a corto
plazo y que normalmente es
necesario para el funcionamiento
de la empresa como por ejemplo,
esa máquina con la que fabricas
tus productos, o el camión que
utilizas para transportarlos.

Otros ejemplos de activos fijos en la era digital podrían ser: muebles, equipo de
oficina, maquinaria, inmuebles, inversiones, derechos de patente, equipos de
transporte, etc.

Los activos fijos tienen una importancia fundamental en los negocios grandes y
pequeños, ya que, si se posee la información correcta, se puede conocer el
pasado, vigilar el presente y programar el futuro de las inversiones del negocio,
tanto a corto como a largo plazo. Para lograr esto, es necesario considerar las
necesidades propias de la empresa y evaluar las políticas con las que cuentan
para la planificación o gestión de sus activos.
Para una adecuada gestión de los también llamado activos no circulantes de una
empresa, es necesario identificar y contar con la información precisa de los bienes
que lo componen, disponiendo de sus principales datos, por ejemplo, código
(incluso a nivel del número de parte/componente) descripción, estado, ubicación
física, valor, vida útil, depreciación, entre otros.

Tipos de activos fijos


Por otra parte, hay, básicamente, dos clases de activos de tipo fijo y ambos
poseen valor para la empresa, además de tener que ser reflejados en su
contabilidad con las correspondientes amortizaciones. Son los siguientes:

Tangibles
Se trata de los bienes materiales, que se pueden tocar, de la empresa. El propio
Plan General Contable establece como tangibles los terrenos y bienes naturales,
por ejemplo, un solar; las edificaciones, como el citado caso de la nave donde la
empresa realiza su producción; la maquinaria que usa para la misma (en ella se
incluyen, no solo las propias máquinas, sino también los vehículos y
herramientas); las instalaciones técnicas, como cadenas de montaje; el mobiliario
de sus oficinas; los equipos para procesos informáticos, u ordenadores,
impresoras, etc.; los elementos de transporte y, finalmente, otros bienes.

No tangibles
Son aquellos más difíciles de cuantificar, pues carecen de materialidad, pero
también tienen un valor económico. Entre ellos, se encuentran las marcas de la
propia empresa, es decir, los nombres de productos que tiene registrados.
También las patentes, o artículos creados por ella (por ejemplo, un software de su
creación), y los derechos de autor. Igualmente, los permisos, licencias y
franquicias, mediante los cuales la empresa ha adquirido el derecho a utilizar un
bien o marca de otra.

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