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PREPARACIÓN Y AFRONTAMIENTO DE EXÁMENES

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1.- ASPECTOS PREVIOS

Superar con éxito un examen exige al menos dos tipos de habilidades:

1) Saber preparar adecuadamente el examen.

2) Afrontar la situación de examen.

Efectivamente, muchas personas intentan estudiar, hacen un gran

esfuerzo por incorporar nuevos conocimientos, están verdaderamente
motivadas para aprender... y finalmente fracasan porque no saben cómo
estudiar.

Antes que nada le recomendamos que imprimar estas páginas para

poder trabajar con ellas cómodamente.

Comencemos: Estudiar es un proceso mediante el cual se adquieren

nuevos conocimientos. Este proceso implica actividad. No es un proceso
pasivo sino activo. Es la actuación del hombre sobre los materiales lo que le
permite extraer información de éstos.

Este proceso ha ser planificado y sistemático. No tiene sentido decidir

qué estudiar en el momento de ponerse a ello. La desorganización es el peor
enemigo del estudiante.

Se debe comenzar por hacer una planificación temporal. Para ello se

debe responder a las preguntas: ¿Qué tengo que aprender? ¿De cuántos
módulos o temas se compone el total de la materia? ¿Cuánto tiempo dispongo
para aprendérmelo?

A partir de aquí se divide el tiempo total entre el número de módulos o

temas y obtendremos el tiempo que le debo dedicar a cada tema.

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Conviene recordar que es preciso dejar un tiempo al final para repasar

todos los temas.

Si la fecha de examen es incierta (oposiciones,...) es preferible ir más

rápido y dejar más tiempo para repasar.

Es preciso planificar el tiempo disponible para estudiar. No es igual un

día laborable que uno de libranza. Es necesario recordar otras obligaciones
que puedan aparecer puntualmente algún día por semana y que si no tenemos
en cuenta imposibilitarían el cumplimiento de la planificación.

Las jornadas de estudio no deben ser excesivamente largas. El

rendimiento intelectual sube tras los primeros minutos de estudio, se mantiene
y a partir de las dos horas comienza a descender. Por ello es preciso realizar
descansos durante el estudio.

No obstante más allá de siete u ocho horas diarias el rendimiento es

prácticamente nulo. Esforzarse por “meter más horas” no tiene ningún sentido.

Todo esto debe tenerse en cuenta a la hora de planificar y calendarizar

la preparación del temario.

Antes de comenzar a estudiar es preciso preparar el lugar y los

materiales necesarios.

El lugar debe tener unas ciertas condiciones de confort y aislamiento. No

debe ser demasiado cómodo (un sofá, la cama,...) porque ello dificulta la
concentración y favorece la aparición de sueño.

Debe haber suficiente luz. No es igual la luz necesaria para otras

actividades que para estudiar. Además hay que procurar que no aparezcan

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sombras sobre los materiales de estudio. Es conveniente a veces, utilizar

varias luces desde distintos ángulos. En general es preferible la luz natural.

Debe estudiarse en un lugar sin ruidos. Hay que eliminar estímulos

distractores (radio, televisión, otras lecturas ajenas al temario,...).

Es controvertido si la música ayuda. En general, se piensa que una

música suave y a un volumen bajo ayuda. Pero una música estridente o
simplemente “pegadiza” y/o a un volumen alto, distrae.

Se debe valorar la posibilidad de acudir a una biblioteca para estudiar.

Dependiendo del tipo de estudio es preferible estudiar solo o en

compañía. Un compañero puede resultar muy útil por varias razones: Los
estudiantes se motivan mutuamente, se pueden “tomar la lección”, se
resuelven dudas,... No obstante, un compañero es también una potencial
fuente de distracción. La mayor parte de las veces es preferible compaginar el
estudio conjunto y el individual, es decir el estudio conjunto mejora pero no
sustituye al individual.

Hay que preparar los materiales antes de comenzar a estudiar. Siempre

es necesario contar a mano con:

§ Los materiales de estudio (los temas desarrollados).

§ El temario general así como con las condiciones de ese examen
(la convocatoria de la oposición,...).
§ Papel en blanco, tamaño folio y fichas de cartulina o papel.
§ Bolígrafo, lápiz, lápices de colores, borrador, sacapuntas,...
§ Otro material (grapadoras, clips, reglas,...).
§ Libros de consulta general: Diccionario de castellano, diccionario
técnico (médico, de enfermería,...), Atlas,...

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§ El material producido en sesiones anteriores de estudio

(esquemas, resúmenes,...).
§ En su caso el ordenador y el software preciso.

Antes de la primera sesión es conveniente leer detenidamente todo el

temario.

Esto sirve para darse idea de conjunto y situar adecuadamente los

nuevos aprendizajes que se vayan produciendo, dándoles sentido de conjunto,
lo cual facilita no solo el aprendizaje sino también la posterior recuperación de
dichos conocimientos.

Con esto estaríamos listos para la primera sesión de estudio.

2.- SISTEMÁTICA DEL ESTUDIO:

Las técnicas que se describen a continuación deben entenderse como

una oferta que se basa en la experiencia y no como reglas fijas de actuación.
Tanto los materiales a aprender cuanto los estudiantes que se enfrentan a ellos
son distintos y por consiguiente exigen respuestas diferentes.

Una vez planificado y calendarizado el estudio del temario completo y

una vez acondicionado el lugar y dispuestos los materiales estamos
aparentemente en condiciones de empezar a estudiar. Sin embargo aún hay
algo más que preparar: La “cabeza” del propio estudiante. Es preciso
adoptar la disposición psicológica adecuada para estudiar. Esto a veces es
muy sencillo y automático. Pero en ocasiones es complicado: Hay personas
que no consiguen concentrarse y comenzar a estudiar de forma productiva.

Existen técnicas de entrenamiento en concentración, aunque el más útil

es el más evidente: Se adquiere concentración estudiando. La mayor parte de
las veces los opositores se concentran mejor después de unos meses de

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estudio. Esto debe ser útil sobre todo para animar aquellas personas a las que
les cuesta “ponerse”, ya que razonablemente a medida que avancen en el
proceso de estudio, cada vez les costará menos.

Existen en el mercado numerosas fichas de recuperación de la

memoria y la atención. Aunque algunas tienen apariencia infantil al ser muy
utilizadas con niños, el opositor no debe sentirse ridículo utilizándolas ya que
se trata de un entrenamiento muy positivo para él. Se pueden adquirir en
librerías especializadas en Psicología y/o Pedagogía. Si se realiza un
entrenamiento de este tipo hay que ser constante y realizar varias fichas todos
los días.

También se pueden realizar ejercicios como los siguientes:

§ Reconocimiento de objetos: Se trata de un juego que precisa

de un ayudante. El sujeto se venda los ojos y el ayudante le
deposita en una mano un objeto. El sujeto debe reconocerlo al
tacto y visualizarlo mentalmente, comprobando después si lo
hizo bien. Se repite varias veces el mismo objeto. Se pueden
ir poniendo objetos cada vez más extraños. También se
pueden pedir más detalles (por ejemplo si se trata de un
bolígrafo, recordar el texto que lleva impreso). Una variante es
reconocer objetos (alimentos,...), por el olor. Conviene repetir
el ejercicio numerosas veces en días sucesivos.
§ El mantel: Se ponen una serie de objetos encima de una
mesa. El sujeto lo observa durante un minuto. El ayudante
tapa los objetos con un mantel o similar y el sujeto debe
describir lo que había, con todo lujo de detalles. El ejercicio se
puede repetir haciéndolo cada vez más difícil.
§ Las colecciones: El sujeto memoriza una foto con numerosas
personas y después intenta visualizarla mentalmente sin verla
y repetir de forma ordenada las personas fotografiadas.

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Pueden utilizarse, por ejemplo, una vieja foto de familia, del

colegio, de una excursión, o un póster de un equipo de fútbol
o baloncesto.
§ Ruido: Se trata de leer (y repetir después) algo del periódico a
la vez que se oye música fuerte o una conversación.
Conviene comenzar dando facilidades (ruido suave y texto
sencillo) para ir complicándolo (ruido intenso, conversaciones
y texto complejo).

La práctica del yoga también ayuda a aumentar la concentración.

Estos métodos y técnicas (fichas estandarizadas, ejercicios, yoga,...) se

pueden compaginar. En todo caso antes de cada sesión el sujeto debe dedicar
un minuto a relajarse y “disponerse” a estudiar.

A la hora de estudiar un tema o módulo hay que dividirlo (si no lo

estuviese ya) en unidades didácticas, que son las unidades mínimas de
información que tienen sentido. No es adecuado intentar estudiar a la vez una
gran cantidad de información. Se debe dividir esta para hacerla más asimilable.

El proceso de estudio es analítico y sintético, es decir, nos debe llevar

constantemente del todo a las partes y de las partes al todo. Es necesario
compaginar el estudio de partes muy concretas (unidades didácticas) con la
ubicación de cada unidad en sus correspondientes módulos o temas y de estos
en el temario general. Solo así se puede profundizar en los detalles y al mismo
tiempo tener una visión de conjunto. Esta visión de conjunto facilita mucho la
recuperación de materiales aprendidos, por lo que no debe desdeñarse.

Para estudiar hay que delimitar unidades pequeñas y mantener a la vista

el índice del tema completo.

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El primer elemento de estudio es la lectura rápida global. Se trata de

una lectura de toda la unidad en la que se intenta captar una idea de conjunto.
No hay que memorizar nada aún, ni siquiera de entenderlo todo, sino solo
hacerse una idea global. No se subraya nada aún.

En segundo lugar se procede a una lectura comprensiva. Se trata

ahora de entender la unidad. Si no se entiende una palabra se debe buscar
inmediatamente en el diccionario (en el de castellano o en los técnicos) o atlas.
Esta es la típica tarea que se deja “para después” y entonces rara vez se hace.
No hay que memorizar aún, pero sí hay que entenderlo todo. Se puede
subrayar las palabras “difíciles” pero no se hace aún una subrayado
sistemático.

En tercer lugar se realiza una lectura de subrayado. Se trata de utilizar

dos o tres colores (no más) para subrayar la unidad. Se debe utilizar colores
suficientemente diferentes. Hay que utilizar una cierta sistemática: Por ejemplo,
subrayar a lápiz lo más importante, las palabras clave en rojo y las palabras
difíciles en azul.

En cuanto a la cantidad de texto subrayado hay que seguir la regla de “ni

mucho ni poco”. Si se subraya todo el texto o casi todo, el resultado es
simplemente que hemos hecho una lectura más, pero no sirve para nada el
subrayado. Si se subraya muy poco texto tampoco resulta útil.

Al final del subrayado, si se leyese solo lo subrayado, lo leído debería

tener sentido y además debería ser un buen resumen del conjunto del texto.

En cuarto lugar se realizan esquemas del texto. La idea es partir de lo

más general (un esquema para toda la unidad) y llegar a lo particular (un
esquema de cada pequeño apartado), de tal forma que unos esquemas
estuviesen incluidos dentro de otros. Es decir, se esquematiza toda la unidad.

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Una variante es fabricar un mural en que en un gran rollo de papel

apareciesen todos los esquemas. Este método que no siempre es posible por
cuestiones de espacio, resulta muy útil para aprender.

Aunque parezca lo contrario, todo texto es susceptible de esquematizar

(incluso las matemáticas).

Al acabar las unidades de un tema, es conveniente realizar un esquema

conjunto del mismo.

En quinto lugar, hay que realizar un resumen de la unidad. Este

resumen debe basarse en gran medida en lo subrayado.

Si los esquemas y resúmenes están bien hechos, la mayoría de los

estudiantes prefieren estudiar después por ellos en lugar de hacerlo por el texto
original. No obstante es conveniente, en sexto lugar realizar una lectura de
repaso, para detectar posibles errores en los esquemas y resúmenes.

El séptimo paso es la memorización. Aunque parece el más árido y

difícil, si se han realizado bien los pasos anteriores, resulta muy sencillo, hasta
el punto d que a veces se puede incluso obviar, porque cuando llega aquí el
estudiante ya ha aprendido la unidad y no necesita memorizar más.

Conviene memorizar tres tipos de materiales:

1. Los resúmenes.
2. Los esquemas.
3. Las palabras más importantes (definición y/o explicación) y las
más difíciles.

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En definitiva, una vez preparados el lugar, los materiales y herramientas

de estudio y el propio estudiante (psicológicamente), la sistemática de estudio
de cada unidad lleva secuencialmente los siguientes pasos:

1. Lectura rápida global.

2. Lectura comprensiva.
3. Subrayado.
4. Esquematización.
5. Resumen.
6. Lectura de repaso.
7. Memorización (en su caso) de esquemas, resúmenes y
términos.

Una vez estudiada una unidad se pasa a la siguiente. No obstante, si

hay varios temas, conviene repasar todas las unidades de cada tema al
finalizarlo, no esperando al último repaso general de todo el temario.

3.- OTRAS TÉCNICAS Y APOYOS AL ESTUDIO:

Hay dos reglas básicas a la hora de estudiar:

1. Cuantos más canales sensoriales se impliquen más fácil será

recordarlo.
2. Cuanto más ameno sea, más fácil será perseverar en el
estudio.

Ver, tocar y oír, son acciones que pueden sumarse al estudiar. La

utilización, confección, recopilación,.. de fotografías, mapas, gráficos, dibujos,...
ayuda al estudio.

Leer en voz alta, como suelen hacer los niños, es útil ya que amplía los
canales sensoriales, del visual al visual más el auditivo.

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Otro truco es grabarse en cinta de cassette mientras se estudia o se

repite el resumen y posteriormente oír la cinta.

Se pueden utilizar reglas nemotécnicas para memorizar listas, como

aprender la primera sílaba de cada palabra de la lista. Por ejemplo, si estamos
estudiando que determinada acción afecta solo a cuatro Comunidades
Autónomas que son Galicia, Cataluña, Madrid y Murcia, podemos crear la
palabra “Gacamamu” y ésta nos recordará cada elemento de esa lista.

Otro truco es memorizar también en orden inverso las listas.

La técnica del gancho se usa para aprender listas largas: Se memorizan

tres elementos. Después se memoriza otro bloque de tres, comenzando por el
cuarto y añadiendo el cuarto y el quinto (el tercer elemento sirve de gancho de
unión entre el primer bloque y el segundo ya que pertenece a ambos). Se
prosigue así hasta el final de la lista.

Es enormemente útil la realización de un glosario en fichas (en tarjetas

de cartulina o papel o creando una base de datos en un ordenador). Cada vez
que aparezca una palabra técnica en el temario, se busca su definición y se
anota una ficha. Se deben anotar además otros datos, por ejemplo tipos,
clasificación, etc.,... Las fichas se ordenan alfabéticamente, indicando una
referencia a los temas en que se cita dicha palabra. Si en el futuro aparece la
misma palabra con un nuevo significado, se añade éste a la ficha. En este
caso se pueden memorizar las fichas (además de los resúmenes, términos
subrayados y esquemas).

Otra técnica es la exposición mutua: Una persona se prepara un tema

o una unidad didáctica y se lo explica a otros compañeros opositores,
intercambiándose después los papeles para los siguientes temas.

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Por no hace esta lista interminable, mencionemos también que los

exámenes son una manera de aprender. Cualquier alumno de autoescuela
sabe que a base de rellenar los tests termina por aprender.

4.- MOTIVACIÓN

Uno de los principales problemas del opositor es mantenerse estudiando

sin saber cuándo llegará el examen. Muchos opositores se desaniman y
abandonan, a pesar de haber comenzado con mucho interés.

Según la Ley del Efecto de Thorndike, “toda conducta que va seguida de

consecuencias agradables eleva la probabilidad de su reaparición, mientras
que si va seguida de consecuencias desagradables o de la ausencia de
consecuencia agradables, tiende a extinguirse”.

Se ha demostrado que las consecuencias que más efecto tienen son las
que acontecen a corto plazo. Un ejemplo muy claro lo representan las
adicciones, por ejemplo al tabaco: Sus efectos positivos (placer, reducción de
la ansiedad) son menores que los efectos negativos (bronquitis crónica,
cáncer,...), pero mientras que los efectos positivos son seguros e inmediatos,
los efectos negativos son probables y a largo plazo.

Es por ello por lo que los efectos negativos de estudiar (cansancio,

aburrimiento,...) pesan más que los efectos positivos (aprobar la oposición).

¿Cómo solucionar este problema? La respuesta consiste en plantearse

consecuencias a corto plazo. Esto se puede hacer de dos formas:

1. Para empezar no plantearme metas que no dependen solo de mí,

como “voy a aprobar la oposición”, sino aquellas que sí dependen
exclusivamente de mí, como “voy a aprender”. Pero además no la de
“voy a aprenderme el temario”, sino otras mucho más inmediatas,

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tales como “voy a aprenderme esta unidad didáctica”. De esta forma

podré ir consiguiendo realmente metas.

2. Utilizando el auto-refuerzo: Planteándome pequeños premios si

consigo cada pequeña meta. Han de ser premios sensatos y
accesibles y que solo se autoconcedan si se ganan. No vale decir “si
me aprendo estos tres temas, el viernes saldré al cine con mi novio, y
si no me los aprendo... también”.

Se pueden establecer pequeñas submetas y además varias metas

intermedias, por ejemplo “aprenderme la tercera parte del temario”, aplicándose
en cada caso los premios correspondientes.

Además es útil buscar el apoyo de los demás: Comunique los temas que
ya domina, buscando el apoyo de sus familiares y amigos. Eso ayuda a
mantener la moral.

Por el contrario es problemático compararse con otros opositores. Tenga

en cuenta que cada estudiante lleva su propio ritmo y que “saberse un tema”
puede significar cosas muy distintas para personas distintas.

5.- LA SITUACIÓN DE EXAMEN:

El examen es un estímulo muy especial que produce en muchas

personas respuestas de ansiedad. La ansiedad afecta al rendimiento. Para un
rendimiento óptimo lo ideal es una ansiedad intermedia. Con un nivel de
ansiedad muy bajo, cuando estamos demasiado relajados, adormilados,..., no
rendimos adecuadamente. Pero si la ansiedad es excesiva, por ejemplo
cuando estamos “nerviosos”, el rendimiento igualmente disminuye, apareciendo
tanto un incremento de errores, cuanto una clara dificultad para recordar (lo
que popularmente denominamos “quedarse en blanco”).

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Podemos abordar este problema de dos formas: Reduciendo el carácter

ansiógeno del examen, es decir haciendo que esa situación no produzca tanta
ansiedad, o bien eliminando la ansiedad cuando ya se está produciendo.

Reducción del carácter ansiógeno del examen:

La manera básica de hacer que algo no de miedo... es enfrentarse y

acostumbrarse a ello. En este sentido se pueden utilizar técnicas como:

§ Entrenamiento en imaginación: imaginarse docenas de veces

la situación de examen, pero relajándose antes y
manteniéndose relajado mientras se lo imagina. Se comienza
por una situación lo menos ansiógena posible y se acaba por
una realmente mala, pensando siempre en la persona
concreta.
§ Simulaciones: Varios compañeros se autoexaminan imitando
al máximo la situación de examen. Tal vez se puede hacer en
el centro de trabajo.
§ Hacer exámenes, de oposiciones anteriores, de libros
publicados a tal efecto o creados por un grupo de opositores
que los intercambian. Esos exámenes, tipo test, deben
contener la respuesta correcta y razonada, pero se deben
tapar al contestar (no tiene sentido hacerse trampa uno
mismo). Es preferible que la situación se asemeje lo más
posible a la de examen real.
§ Conocer físicamente el lugar del examen o uno similar.
Pasear, pasar un rato y si es posible hasta sentarse en el lugar
del examen. A veces es posible conocer el lugar del examen
de las anteriores oposiciones,...
§ Hacer una lista de todo lo malo que puede pasar en el examen
(el opositor tiende a exagerar) y estudiar si se puede hacer
algo al respecto (siempre se puede).

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§ Evite verbalizar constantemente el miedo o los nervios que va

a pasar, e igualmente evite que otros le “convenzan” de que
debe usted ponerse muy nervioso. No hable de esas cosas.
§ Dese ideas positivas: “Se lo que voy a hacer y cómo hacerlo”,
“Lo voy a superar”, “Yo puedo hacer esto bien”, “No me puede
pasar nada malo”,...

Eliminando la ansiedad:

§ Existen sustancias que disminuyen la ansiedad, tales como

tila, agua de rosas o valeriana. Pueden encontrarse en
herbolarios en forma de hojas para infusiones, gotas o
comprimidos. Puede llevarse algún comprimido y tomárselo
antes o durante el examen. Estas sustancias no crean adicción
y no precisan prescripción facultativa.
§ No tome drogas antes de un examen (alcohol,
tranquilizantes,...) ya que aunque disminuya su ansiedad, al
reducir el arousal o nivel de vigilia, disminuirá también su
rendimiento.
§ También ayuda a relajarse llevar al examen algún objeto
familiar que pueda tocar durante el examen, en parte por sus
efectos directamente relajantes (bolas chinas, pelotas
blandas,...), en parte por efecto placebo, a modo de amuleto.
§ También puede disminuir su ansiedad oyendo música relajante
antes de examen (suelen estar prohibidos durante el mismo).
Para ello puede utilizar un reproductor de cassette o de CD
con cascos.
§ Aprender a relajarse resulta muy positivo a fin de poder
relajarse en la situación previa al examen y durante el mismo.
Recuerde, no obstante, que una relajación extrema tampoco
es buena.

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§ Existen técnicas de relajación rápidas pero no funcionarán si

no ha aprendido antes una técnica de relajación profunda.
§ Una de las técnicas más famosas es la relajación progresiva
de Jacobson, sobre todo en su versión adaptada por Bernstein
y Borkovec. Lo ocho grupos musculares y la secuencia de
intervención según el procedimiento de relajación progresiva
adaptado por Bernstein y Borkovec, son los que se muestran a
continuación:

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GRUPO MUSCULAR EJERCICIO

§ Mano y antebrazo dominantes.
§ Se aprieta el puño,
§ Bíceps dominante
§ Se empuja el codo contra el brazo del
§ Mano, antebrazo y bíceps no
sillón
dominante
§ Se levantan las cejas tan alto como se
§ Frente y cuero cabelludo
pueda
§ Ojos y nariz
§ Se aprietan los ojos y se arruga la nariz
§ Se aprietan los dientes mientras se
llevan las comisuras de os labios
§ Boca y mandíbulas hacia arriba
§ Se sacan los labios hacia fuera
§ Se abre la boca
§ Se dobla hacia la derecha, izquierda,
§ Cuello
adelante y atrás
§ Se inspira y sin expulsar el aire se
§ Hombros, pecho y espalda
intenta juntar los hombros por detrás
§ Se mete y se contrae la respiración
§ Estómago
§ Se saca y se contrae la respiración
§ Se intenta subir la pierna con fuerza
pero sin despegarla del asiento o el
§ Pierna y muslo dominante
suelo.
§ Pantorrilla
§ Se dobla el pie hacia arriba tirando de
§ Pide
los dedos sin despegar el talón.
§ Pierna, pantorrilla y pie no
§ Se estira la punta del pie y se doblan
dominante.
las puntas hacia adentro.

Secuencia completa de § Solo relajación

músculos.

En cada posición (relajación, media tensión, tensión,...) el sujeto debe

permanecer alrededor de 5 o 7 segundos.

§ En cuanto a las técnicas de relajación rápidas, véase el cuadro

siguiente:

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ALGUNAS TECNICAS DE RELAJACIÓN RÁPIDA

1. Aplicación de la respuesta de relajación (repetir el “mantra” o

estímulo condicionado de relajación).
2. Respiración lenta y profunda. Al menos 8 respiraciones.
3. Relajación pasiva rápida: recorrer el cuerpo rápidamente
dándose instrucciones o sugestiones de relajar cada grupo
muscular.
4. Conteo: se cuenta de uno a cinco lentamente y en cada intervalo
se repite una palabra que sugiera relajación.
5. Imaginarse una escena relajante, por ejemplo el lugar ideal.
6. Autoinstrucciones positivas: sé qué quiero hacer y cómo hacerlo
y lo voy a hacer bien...
7. Masajear suavemente las carótidas.
8. “Soplar por los oídos”.
9. Uso de acciones u objetos (chasquido de dedos, leer una
tarjeta,...) que se han condicionado previamente.
10. Usar una cinta con instrucciones de relajación breves.
11. Paquete de técnicas de relajación rápida de José Miguel
Rodríguez. :
a) Adoptar una postura adecuada
b) Respirar lenta y profundamente. Ayuda de un
bolígrafo.
c) Relajar manos.
d) Relajar frente.
e) Relajar el rombo: nuca, hombros, cervicales.
f) Darse autoinstrucciones positivas.
g) Repetirse simultáneamente a todos los puntos
anteriores una palabra que evoque relajación
(mantra,...).

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Además de intentar que la situación de examen no sea ansiógena y que

si aparece ansiedad ésta se pueda controlar, existen diversos trucos
para rendir más en los exámenes.

§ Controle el tiempo con que acude al examen. Programe que le sobre

tiempo para evitar imprevistos. Tampoco llegue excesivamente
pronto, ya que eso solo sirve para aumentar la ansiedad.
§ Compruebe que sabe llegar al lugar del examen y tiene
correctamente anotada dicha dirección.
§ Compruebe que lleva todo lo necesario bolígrafos, lapiceros,
sacapuntas y goma de borrar, documento nacional de identidad,
otros carnets y documentos exigidos en la convocatoria,...
§ Preste mucha atención a las instrucciones de los examinadores, no
se distraiga, por ejemplo pensando “¡qué nervios tengo!”.
§ Para empezar no comience a contestar nada más recibir las
instrucciones (salvo que se trate de una prueba de velocidad). Antes
relájese y lea todo el examen (si no son muchas preguntas).
§ Distribuya el tiempo disponible entre las preguntas totales, para saber
cuánto tiempo debe dedicar a cada pregunta, dejando un tiempo para
repasar (siempre, si no es una prueba de velocidad).
§ Tener un reloj a la vista suele ayudar. A algunas personas eso les
genera nerviosismo. En ese caso es preferible desensibilizar también
el reloj, como hicimos con la situación de examen (tenerlo a la vista
en las simulaciones,...).
§ Lea las preguntas detenidamente. Una mala lectura puede llevar a
cometer errores, a veces infantiles.
§ Antes de contestar cada pregunta, tape las alternativas y sin leerlas
intente dar la respuesta correcta a la pregunta que se le plantea. Esto
ayuda mucho a evitar errores.
§ Igualmente lea todas las alternativas detenidamente antes de
contestar. A veces hay varias alternativas correctas, pero solo una es
totalmente correcta, o bien, hay una que es más correcta que las
demás. Por ejemplo, ante la pregunta ¿cuánto suman dos más dos?,

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Si tengo la alternativa a) un número par; b) más de tres y c) cuatro;

las tres respuestas son verdaderas, pero la c) es la más correcta.
§ Tenga cuidados con las alternativas que contengan dobles negativas.
Por ejemplo, la frase “No es cierto que los pacientes encamados no
necesiten cambios posturales", es igual que la frase “Es cierto que
los pacientes encamados (sí) necesitan cambios posturales”. Como
sabemos que los pacientes encamados sí precisan cambios
posturales, debemos decir que es verdadera la frase “No es cierto
que los pacientes encamados no necesiten cambios posturales". En
general, intente pasar la doble negativa a frase afirmativa, así la
entenderá mejor.
§ Conteste primero a todas las preguntas cuya respuesta tenga clara y
déjese para el final las que le ofrezcan dudas. No pierda tiempo al
principio con éstas.
§ Una cuestión importante: ¿Contesto a todas las preguntas? Primero
infórmese de si los errores restan puntos. Después, hay tres
posibilidades:
a) Si los errores no restan: Conteste todas las preguntas,
en aquellas que no sepa, al azar.
b) Si los errores restan y usted no tiene ni idea de cuál es
la respuesta: Deje esa pregunta en blanco, ya que
contestar puede acarrearle restar puntos.
c) Si los errores restan pero usted duda entre alguna de
las alternativas, no entre todas, es decir duda por
ejemplo entre la alternativa a) y la b), pero sabe que la
c) es incorrecta: En este caso piénselo primero por si
recuerda cuál es la respuesta correcta, y después en
todo caso es preferible arriesgarse y contestar a) ó b).
El motivo es que la esperanza matemática es positiva
(matemáticamente la ganancia si se acierta (un punto)
por la probabilidad de acertar (que no es del 33%, sino
del 50% ya que una alternativa la descartamos y solo

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dudamos entre dos), es mayor que lo que se pierde al

fallar (0,33 puntos) por la probabilidad de fallar (50%),
por lo que lo más probable es obtener beneficio
contestando).
§ Si se contesta en una hoja diferente de la que contiene las preguntas,
asegúrese repetidamente durante el examen de que está
contestando en el número realmente correspondiente a cada
pregunta. Vigile, por ejemplo si en la hoja de respuestas los espacios
para contestar estén distribuidos en filas o en columnas. Equivocarse
en esto puede ser fatal.
§ Una vez llegado al final repase. Pero no conviene que lea una y otra
vez las preguntas: Llegado un momento, reflexionar más solo aporta
dolor de cabeza.

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