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EN LO PRINCIPAL: Repone; PRIMER OTROSÍ: En subsidio, apela; SEGUNDO

OTROSÍ: Acompaña documentos que indica.

ILUSTRÍSIMA CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO

JUAN PABLO SÁNCHEZ SEPÚLVEDA, abogado habilitado para el ejercicio de


la profesión, por la parte recurrente, en autos sobre acción de protección, caratulados
“YAÑEZ/ITAU CHILE COMPAÑÍA DE SEGUROS DE VIDA S.A.”, seguidos bajo el ROL
INGRESO CORTE 704-2021, del Libro PROTECCIÓN, a S.S. ILTMA.,
respetuosamente digo:

Que, mediante el presente acto y estando dentro de plazo, en virtud de lo


dispuesto por en el inciso 2° del número 2 del Auto Acordado sobre Tramitación y Fallo
del Recurso de Protección de las Garantías Constitucionales dictado por la
Excelentísima Corte Suprema, vengo en deducir fundado recurso de reposición en
contra de la resolución dictada en autos con fecha 25 de enero de 2021 que declara
inadmisible la acción constitucional de protección impetrada por esta parte, atendidos
los antecedentes de hecho y fundamentos de Derecho que paso a exponer:

I. LOS HECHOS

Con fecha 21 de enero del corriente, esta parte interpuso acción de protección
en contra de SAVE BCJ COMPAÑÍA DE SEGUROS DE VIDA S.A, en adelante
“ASEGURADORA”, por una serie de actos desplegados por la recurrida en contra de
mi representada actos por cierto arbitrarios e ilegales;

En efecto S.S. ILTMA., los actos arbitrarios e ilegales, dicen relación con
incumplimiento de un contrato de seguro de vida, vulnerando de esta forma las garantías
fundamentales que nuestra Constitución Política le asegura a mi representada,
contenidas en los numerales 1º 9° y 24° del artículo 19 del mandato Constitucional;

Es así que esta parte, y según consta en el libelo de la presente acción


constitucional, expuso de forma clara, precisa y pertinente, por una parte, la relación
circunstanciada de los hechos que dan cuenta del actuar arbitrario e ilegal imputable a
la contraria, y por otra, la conculcación de dichos hechos en las garantías fundamentales
señaladas en el numeral precedente y el correlativo agravio y perjuicio que suponen
respecto de mi representada.

Asimismo, es del caso hacer presente que, conforme lo dispuesto en el numeral


1° del Auto Acordado sobre Tramitación y Fallo del Recurso de Protección de las
Garantías Constitucionales dictado por la Excelentísima Corte Suprema, esta parte
solicitó la intervención de esta Ilustrísima Corte, dentro de los plazos legales dispuestos
al efecto, ergo, consta en el libelo de autos que esta parte señaló expresa y latamente
los hechos que vulneran las garantías fundamentales, y tales hechos fueron puestos en
conocimiento del órgano jurisdiccional dentro de plazo.

Es dable reiterar que la vulneración de garantías fundamentales que obran en el


libelo pretensor de autos, no sólo ya fue cometida, sino que aquella aún se mantiene y
de no mediar la intervención de la Judicatura, ella se perpetuará. En este sentido, mi
representada no tiene otra alternativa procesal ni jurisdiccional que recurrir ante esta
Ilustrísima Corte de Apelaciones para que, en virtud a lo dispuesto en artículo 20 de la
Carta Magna, aunado a lo dispuesto por el ya mentado Auto Acordado, conociendo de
los hechos, resuelva lo pertinente con mérito a Derecho;

No obstante lo anterior, es decir, la existencia de acciones y omisiones


arbitrarias, discriminatorias e ilegales, que fueron no sólo mencionadas sino que también
pormenorizadamente indicadas y, la interposición de la acción constitucional dentro de
plazo, con fecha 25 de enero de 2021, S.S. ILTMA., dictó una resolución que declara
inadmisible la acción en comento. Dicha resolución fue firmada electrónicamente por el
Ministro señor Miguel Eduardo Vázquez Plaza, Ministra señora Elsa Barrientos Guerrero
y Ministra señora Inelie Ledda Duran Medina;

En efecto, la mentada resolución señala, en lo que interesa:


“Vistos y teniendo presente:
1°) Que el recurso de protección tiene por objeto restablecer el imperio del
derecho cuando éste ha sido quebrantado por actos u omisiones
arbitrarias o ilegales que amenazan, perturban o privan del ejercicio
legítimo de alguna de las garantías taxativamente numeradas en el artículo
20 de la Constitución Política de la República, dejando a salvo las demás
acciones legales;
2°) Que los hechos descritos en la presentación y las peticiones que se
formulan a esta Corte exceden las materias que deben ser conocidas por
el presente recurso atendida su naturaleza cautelar, por lo que no será
admitido a tramitación. Y de conformidad, además, con lo dispuesto en el Auto
Acordado de la Excma. Corte Suprema sobre tramitación y fallo del recurso de
protección de las garantías constitucionales, se declara inadmisible el recurso
de protección interpuesto al folio 1.”1

Pues bien, de la resolución transcrita, fluye que el fundamento en virtud del cual
se alza la inadmisibilidad, se debe a que los hechos descritos y las peticiones
formuladas exceden a las materias que deben ser conocidas en el recurso de
protección. En este escenario, la resolución impugnada es evidentemente ilegal pues,
por la vía de controlar la admisibilidad, se emite un pronunciamiento de fondo, fallando
el recurso in limine, excediendo el marco de facultades y competencias entregadas a
las cortes de apelaciones, conforme lo dispone el Auto Acordado respectivo; con lo
anterior, la resolución recurrida no hace otra cosa que lesionar, de la forma más grave,
la Tutela Judicial Efectiva que asegura nuestro ordenamiento jurídico.
En consecuencia del numeral anterior, qué duda cabe, S.S. ILTMA. se ha
excedido en el examen de admisibilidad que normativamente debe realizar, dejando a
mi representado en la más absoluta indefensión.
En efecto, el exceso con el que actuaron los señores Ministros, se produce toda
vez que, conforme lo dispuesto en el inciso 2° del numeral 2° del Auto Acordado sobre
Tramitación y Fallo del Recurso de Protección de las Garantías Constitucionales dictado
por la Excelentísima Corte Suprema, las Ilustrísimas Cortes de Apelaciones deberán
atender al momento de realizar el examen de admisibilidad de la acción de protección,
que aquella haya sido interpuesta dentro de plazo y que mencione hechos que puedan
constituir la vulneración de garantías de las indicadas en el artículo 20 de la Constitución
Política. Pues bien, ocurre que en la especie, esta parte cumplió con los requisitos
copulativos que exige la norma en comento, es decir, se mencionaron hechos que
podrían constituir la vulneración indicada en el artículo 20 de la Carta Magna y se
interpuso la acción constitucional dentro del plazo dispuesto en el numeral 1° del ya
mencionado Auto Acordado.
En este orden argumentativo, no hay antecedente alguno que permita declarar
la inadmisibilidad de la presente acción constitucional, no al menos sin destruir toda
lógica jurídica y de justicia, por cuanto y como se dijo, esta parte cumplió con lo
dispuesto por la Excelentísima Corte Suprema de Justicia.

1
Lo destacado es de esta parte.
En correlato, lo cierto aquí es que los señores Ministros que declararon
improcedentemente inadmisible la acción de autos, se han excedido en lo resuelto, toda
vez que realizan un examen que corresponde a un estadio procesal mucho más
avanzado que la prematura admisibilidad en la que nos encontramos, por cuanto hacen
un análisis del fondo del recurso, siendo que debiesen estarse a una revisión
formal del libelo, tal como exige el Auto Acordado. Lo anterior, fluye en mérito de la
resolución recurrida, toda vez que fundamentan su razonamiento en las peticiones
formuladas en el libelo pretensor de la acción de protección, empero, nada dicen
respecto a si esta parte cumplió con los requisitos formales que deben analizar para
efectos de determinar la admisibilidad.

Por otro lado, es menester tener presente que ante esta misma Corte de
Apelaciones, se han deducido una gran cantidad de acciones constitucionales de
protección en contra de diversas personas naturales y jurídicas, las que han sido
declaradas admisibles y ello con justa razón S.S. ILTMA., pues el examen de
admisibilidad en cuestión, sólo debe limitarse a lo dispuesto en normas jurídicas,
emanadas de los tribunales superiores de justicia, relativas al modo en que los tribunales
deben proceder en el conocimiento de determinadas acciones; en el caso concreto y en
virtud a lo dispuesto por el Auto Acordado sobre Tramitación y Fallo del Recurso de
Protección de las Garantías Constitucionales, no es otra cosa que la mención de hechos
que podrían constituir la vulneración indicada en el artículo 20 de la Carta Magna y la
interposición del recurso dentro del plazo fijado.

Todavía más y a mayor abundamiento, de nada sirve que se reconozcan


derechos y libertades individuales si, al mismo tiempo, no se confiere a los afectados
una acción para reclamar eficazmente la protección de tales derechos y libertades
cuando éstos resulten amenazados, perturbados o conculcados.

El Derecho a la acción o a la tutela judicial efectiva es precisamente aquel que


brinda a los particulares la posibilidad de requerir auxilio al Estado –a través de sus
tribunales–, en caso de que, los derechos que él mismo reconoce y dice asegurar, sean
puestos en riesgo o resulten afectados, sea por obra del propio Estado o de otros
particulares.
Bien entendida, la tutela judicial efectiva no sólo consiste en la facultad de hacer2
solicitudes a un tribunal; sino también de poder comparecer ante el mismo efectuando
una petición concreta y que aquella sea fallada en mérito de un debido proceso.

Tanto o más importante que ello, es el derecho a que dicho tribunal se pronuncie
respecto de dicha solicitud, y que dicho pronunciamiento se haga después de tramitado
un procedimiento, que haya permitido a los interesados (al solicitante y su adversario),
hacer sus alegaciones, discurrir y profundizar en las mismas y rendir las pruebas que
correspondieren.

Sabiamente, el Constituyente nacional no sólo aseguró el derecho a acudir a la


judicatura –a la igual “protección” de la ley en el ejercicio de los derechos–, sino,
además, el derecho a que toda sentencia que emane de un órgano que ejerce
jurisdicción –que resuelve conflictos de relevancia jurídica–, “se funde en un proceso
previo legalmente tramitado”. Y agrega que corresponderá al legislador establecer las
garantías de un procedimiento “racional y justo” (artículo 19 N° 3, inciso 6°).

Así pues, desde una perspectiva constitucional, resulta evidente que los
veredictos judiciales no pueden ser concebidos como actos de creación espontánea,
sino que como el fruto y la culminación de todo un devenir de actuaciones previas, que
hayan permitido a las partes efectuar sus alegaciones y probarlas, y al juzgador,
imbuirse adecuadamente de lo que cada una de estas pretende, y de la justicia y justeza
de dichas pretensiones.

2
En diversas sentencias, el Tribunal Constitucional ha discurrido acerca del derecho a acceder a la justicia
(v.gr., el derecho a acudir al juez, esgrimiendo una pretensión), y su importancia. Es así como en el
considerando 33° de la sentencia rol 946, de fecha 1° de julio de 2008, la magistratura constitucional
consignó que el “... derecho a la tutela judicial efectiva, es uno de los derechos asegurados por el N° 3 del
artículo 19 de la Constitución, pues, aunque no esté designado expresamente en su texto escrito, carecería
de sentido que la Carta Fundamental se hubiese esmerado en asegurar la igual protección de la ley en el
ejercicio de los derechos, el derecho a la defensa jurídica, el derecho a ser juzgado por el juez natural, el
derecho a un justo y racional procedimiento, si no partiera de la base de la existencia de un derecho anterior
a todos los demás y que es presupuesto básico de su vigencia, esto es, el derecho de toda persona a ser
juzgado, a ocurrir al juez, sin estorbos, gabelas o condiciones que lo dificulten, retarden o impidan arbitraria
o ilegítimamente”. Agregó el Tribunal que “negar, condicionar o poner en duda la existencia de este derecho
como uno de aquellos que emanan de la naturaleza humana, significaría desconocer la vigencia misma de
todos los demás derechos de las personas y sostener la más completa inutilidad de las leyes y de las
magistraturas encargadas de velar por su acatamiento y aplicación, invitando, de paso, el regreso a la
autotutela”. Un interesante comentario acerca de esta sentencia puede encontrarse en Carrasco Quiroga,
Edesio (2009) en su obra “Acceso a la justicia, igualdad ante la ley y el término del ‘solve et repete’: un
valioso cambio en la jurisprudencia del tribunal constitucional”, en Arturo Fermandois Vöhringer (Ed.)
Sentencias Destacadas 2008 (Libertad y Desarrollo).
Dicho de otra manera, se garantiza tanto el derecho a la acción propiamente tal
–a deducirla–, como también el derecho “al proceso” como medio pacífico de solución
de controversias, y a que este sea “debido”, es decir, racional y justo.

En este orden de ideas, es menester señalar que cuando los recursos de


protección son declarados inadmisibles por razones de fondo, cuánta mayor fuerza y
sentido cobran los cuestionamientos que el profesor Soto Kloss realiza al control de
admisibilidad: “... con este trámite previo de admisibilidad –enteramente discrecional y
superficial– se vulnera tan descaradamente una disposición tan básica y esencial como
es el artículo 5° inciso 2°, integrante nada menos que de las ‘Bases de la
Institucionalidad’, el cual impone al Estado el deber de ‘respetar y promover los derechos
de las personas’, y en especial ‘los derechos esenciales que emanan de la naturaleza
humana’, uno de los cuales es precisamente el acceso a la justicia, y al juez natural, y
la tutela judicial efectiva, claves primordiales de un Estado de Derecho y de una
convivencia pacífica en una sociedad libre fundada en la dignidad de las personas”3.

Es por todo lo anterior que la declaración de inadmisibilidad es abiertamente


improcedente, por cuanto la acción de protección de autos cumple con todos los
requisitos de admisibilidad establecidos en el ordenamiento jurídico.

En cuanto a los requisitos de admisibilidad de la acción constitucional de


protección, el artículo 20 de la Constitución Política establece la procedencia de la
acción constitucional de protección ante actos u omisiones ilegales o arbitrarios de
terceros, que amenacen, perturben o priven del legítimo ejercicio de las garantías
constitucionales establecidas en el mismo artículo, con el objeto de restablecer el pleno
imperio del derecho, mediante el ejercicio de las facultades jurisdiccionales de los
Tribunales Superiores de Justicia.

Sobre esta materia, el autor Francisco Pinochet Cantwell, señala: “Los


presupuestos sustanciales de la acción de protección. En referencia a la admisibilidad
de la acción de protección, desde un punto de vista sustancial, es necesario explicar
sus condiciones de admisibilidad. En el esquema del artículo 20 de la Constitución
Política de Chile, tres son los supuestos para que proceda la acción de protección:
1) Debe haber un acto u omisión que vulnere la Constitución;

3
Soto Kloss, Eduardo. “Derecho Administrativo. Temas Fundamentales”. Editorial LegalPublishing,
Santiago de Chile, 2009, p. 519.
2) Arbitrariedad o ilegalidad del acto u omisión ofensivos;
3) Falta de necesidad de preparación mediante otro medio judicial más idóneo,
o previo.
De estas condiciones, las dos primeras son comunes a toda acción de amparo
en el derecho comparado. La tercera, la falta de necesidad de preparación mediante
otro medio judicial más idóneo, no es una condición en el sentido de requisito para su
procedencia, sino, por el contrario, condición en el sentido de una situación de hecho
donde no es posible exigir un requisito que la Constitución o la ley no contemplan.
Es decir, la acción de protección se puede interponer sin perjuicio de la existencia
de otro remedio legal, como la existencia de acciones ordinarias o procedimientos
comunes, sean judiciales o administrativos.”4

II. EL DERECHO

En primer lugar, fluye de los considerandos de la resolución recurrida, que a


criterio de los señores Ministros de la primera sala, los razonamientos para declarar
inadmisible la presente acción constitucional son “Que los hechos descritos en la
presentación y las peticiones que se formulan a esta Corte exceden las materias que deben ser
conocidas por el presente recurso atendida su naturaleza cautelar”; en razón a ello queda
indefectiblemente acreditado que la acción fue deducida dentro del plazo legal, ya que
la resolución recurrida nada dice frente a ese respecto, ergo, resulta inoficioso llevar
esta discusión hasta ese objeto.

Precisado lo anterior, es menester referirse a los argumentos otorgados por esta


Ilustrísima Corte de Apelaciones para efectos de declarar la inadmisibilidad.
Pues bien, resulta tan importante como incorporar dentro del marco jurídico
constitucional el reconocimiento a los Derechos humanos, contemplar mecanismos
adjetivos que permitan a los sujetos de tales Derechos, hacerlos efectivos y, solicitar la
tutela jurisdiccional en situaciones que estén en peligro o hayan sido vulnerados, como
ocurre en la especie. En este sentido el profesor Cea Egaña refiere que “otorgar un
derecho, proclamado solemnemente, sin reconocer acción jurídica eficaz para defenderlo es una
5
infracción grave de los principios básicos del Constitucionalismo”.

4
Pinochet C., Francisco J. “El Recurso de Protección. Estudio profundizado”, Editorial El Jurista,
Santiago de Chile, 2016,
5
Cea E., José L. “Derecho Constitucional Chileno. Tomo II: Derechos, deberes y garantías.”, Ediciones
Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 2004, p.629.
Como bien sabe S.S. ILTMA., la acción judicial no es otra cosa que la facultad
que tiene todo sujeto de Derecho para recurrir al órgano jurisdiccional competente, a fin
de obtener el respeto de sus Derechos y conseguir que prime el imperio de la Ley por
sobre aquellos actos antijurídicos de los que es víctima. En el caso concreto, y respecto
a las garantías fundamentales que reconoce nuestra Constitución Política, la acción
judicial aplicable en la especie no es otra que la dispuesta en el artículo 20 del Mandato
Constitucional, es decir, la acción de protección.

En efecto, el profesor Francisco Pinochet Cantwell, define al recurso de


protección como “una acción autónoma que forma parte de la jurisdicción constitucional, que
origina un proceso sumario y concentrado, cuyo conocimiento está entregado en primera
instancia a las Cortes de Apelaciones, de carácter declarativo y de urgencia, siendo su objeto
la tutela de los derechos fundamentales, indicados taxativamente en la Constitución Política,
ya sean de configuración legal o constitucional, frente a los actos u omisiones del poder
político y/o de los particulares que infringen u atropellan tales derechos.”6. Esta definición,
por una parte, nos brinda la importancia que tiene la acción constitucional en comento
dentro del Estado de Derecho y, por otra, que el ejercicio de tal acción constituye un
Derecho para toda persona y que se ejerce con el objeto de tutelar la amenaza,
perturbación o vulneración de sus garantías fundamentales de forma directa e
inmediata.
En este orden de ideas, no es posible eludir la conclusión a la que nos conduce
la resolución recurrida, en el sentido de someter este asunto a procedimientos
declarativos de lato conocimiento, hecho que conculca de la forma más grave el
Derecho de accionar de protección de mi representado, dejándolo en consecuencia en
la más absoluta indefensión, pues la forma de obtener el restablecimiento del Derecho
de manera expedita y por sobre todo oportuna es, justamente, este mecanismo, lo que
equivocadamente ha sido impedido.
Todavía más y a mayor abundamiento, frente a la vulneración de garantías
constitucionales se requiere de la forma más oportuna el actuar de la Justicia, evitando
que las consecuencias perniciosas de la vulneración o amenazas de las garantías
constitucionales invocadas provoquen consecuencias imposibles de revertir, situación
que está aconteciendo sin que siquiera S.S. ILTMA. conozca del recurso.

Con todo, se hace necesario afirmar que la presente acción de protección no


excede los fines, propósitos o materias de esta acción constitucional de excepción, por

6
Pinochet C., Francisco J. op. cit. p.123-124.
cuanto y según la propia Corte Suprema ha señalado, la acción constitucional de
protección constituye jurídicamente una acción de carácter cautelar, destinada a
amparar el legítimo ejercicio de las garantías y derechos preexistentes que en esa
misma Carta Magna se contemplan, mediante la adopción de medidas de resguardo
que se deben tomar ante un acto arbitrario o ilegal que impida, perturbe o amenace ese
ejercicio. En armonía con lo anterior, tanto los hechos como las peticiones de la acción
interpuesta en estos autos versan sobre la ilegalidad y arbitrariedad en el actuar de los
recurridos, pues sus actos arbitrarios e ilegales que constan en el acápite de los hechos
en este recurso, han perturbado el legítimo ejercicio de garantías constitucionales de mi
representado y tales son materias propias de esta acción cautelar.
En atención a la vulneración de los derechos garantizados constitucionalmente,
que en caso concreto son la de igualdad ante la ley, legalidad y propiedad de la parte
recurrente, se vuelve urgente restablecer el imperio del derecho, asegurando su debida
protección.
Es precisamente en razón de su naturaleza cautelar que su finalidad primera y
fundamental es proteger al afectado (…), pero de una manera pronta, inmediata, sin
mayor dilación, bastando que el agravio sea, en general, notorio o perceptible, de un
modo fácil, sin profundas disquisiciones teóricas o sesudas investigaciones o complejas
pruebas. Es así que los antecedentes de hechos desarrollados en el libelo de esta
acción constitucional, logran manifestar todas las características de un agravio
constitucional que da lugar a solicitar la intervención de esta Ilustrísima Corte de
Apelaciones mediante el recurso de protección, pues este es el mecanismo idóneo para
poner fin a la afectación y perturbación de los derechos señalados. El recurso de
protección precisamente está previsto en nuestra Carta Magna para enmendar,
conforme a Derecho, actos como estos que se riñen con el Ordenamiento Jurídico, se
alejan del principio de juridicidad, del de proporcionalidad, de la interdicción de la
arbitrariedad y de la necesidad de que los actos de las instituciones públicas tengan una
justificación objetiva.

Asimismo, si bien es cierto, nuestro Ordenamiento Jurídico ofrece una variada


cantidad de mecanismos que permiten impugnar los actos que se consideren
antijurídicos, no es menos cierto que bajo ningún punto de vista, la mera existencia de
aquellos supone un impedimento para que la parte agraviada accione de protección en
aras de la tutela jurisdiccional de sus Derechos, hecho que está expresamente
consagrado en el artículo 20 de la Constitución Política, señalando en la parte final de
su primer inciso “sin perjuicio de los demás derechos que pueda hacer valer ante la autoridad
o los tribunales correspondientes”, y esto obedece a una lógica que atiende a la naturaleza
de las acciones que se puedan aplicar en el caso concreto, lo que a juicio de esta parte,
el medio más idóneo, en mérito de la gravedad de la vulneración sufrida, así como
también las consecuencias que se pueden producir con el perpetuación de los actos
arbitrarios e ilegales, es la acción de protección deducida en autos, lo que encuentra
sustento en la doctrina nacional al señalar el profesor Soto Kloss “un remedio pronto y
eficaz para prestar inmediato amparo al afectado, cada vez que una garantía de libertad o un
derecho fundamental esté o pueda ser amenazado, restringido o coartado por actos u omisiones
ilegales o arbitrario de una autoridad o de particulares, sean entes con o sin personalidad
jurídica”.7, afirmación que también ha sido plasmada por nuestra Excelentísima Corte
Suprema, quien ha señalado que “emerge como una cuestión indubitada que el recurso de
protección, resulta totalmente compatible con el ejercicio de cualquier otra acción jurisdiccional
y administrativa dirigidas a enervar los efectos nocivos de un acto ilegal o arbitrario,
compatibilidad que por su establecimiento de carácter constitucional prevalece respecto de
cualquier intento legislativo que pretenda coartar el ejercicio de esta acción suprema, porque
precisamente ese fue el espíritu del constituyente nítidamente manifestado en la discusión sobre
el tema"8.

Es así S.S. ILTMA., que no existe causal objetiva alguna que faculte a esta
Ilustrísima Corte de Apelaciones a declarar inadmisible la acción deducida, por cuanto
y como se ha fundamentado en los párrafos precedentes, esta parte cumple con los
requisitos formales dispuestos en la norma pertinente para efectos de dar lugar a su
admisibilidad, ergo, la fundamentación expresada en la resolución recurrida escapa y
excede del límite que existe en el control de admisibilidad que mandata el Auto
Acordado.
Eso no es todo, pues el considerando segundo de la resolución que por este acto
se impugna, atenta contra el mandato constitucional consagrado en el inciso 2° del
artículo 76 de la Constitución Política, denominado como el Principio de Inexcusabilidad
que versa: “Reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no
podrán excusarse de ejercer su autoridad, ni aun por falta de ley que resuelva la contienda o
asuntos sometidos a su decisión”; en consecuencia, esta Ilustrísima Corte es plenamente
competente para conocer del asunto sometido a vuestra resolución, y esta parte ha
formulado la intervención, en forma legal y dentro de plazo, de esta Magistratura a fin
de tutelar la vulneración de Derechos de mi representado, precisando
pormenorizadamente los hechos que vulneran las garantías fundamentales afectadas,
de manera tal que, sólo quedaba declarar la admisibilidad de la acción impetrada y darle

7
Soto K., Eduardo. “El Recurso de Protección. Orígenes, Doctrina y Jurisprudencia”, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 1982, p. 14
8
Véase Sentencia Excma. Corte Suprema, Rol N° 1717-2006.
el curso progresivo a estos autos, lo que desafortunadamente no ocurre en la especie,
antecedente que por si solo justifica la presente reposición.
Finalmente, lo resuelto por S.S. ILTMA., atenta contra el espíritu de la acción de
protección y contra normativa de orden legal y constitucional, toda vez que el Auto
Acordado que regula el recurso de protección establece que “el Tribunal examinará en
cuenta si ha sido interpuesto en tiempo y si se mencionan hechos que puedan constituir la
vulneración de garantías de las indicadas en el artículo 20 de la Constitución Política de la
República”. Es decir, el examen debe ceñirse a verificar el plazo y la mención de hechos
que potencialmente puedan vulnerar garantías constitucionales, ergo, nada dice sobre
valoración de los hechos y, menos aún, respecto de las peticiones de los recurrentes a
la luz de la naturaleza cautelar de la acción de protección.
Lo que establece el N°2 del Auto Acordado para efectos de rechazar un recurso
de protección, en su examen de admisibilidad, es que “no se señalan hechos que puedan
constituir vulneración a garantías de las mencionadas en la referida disposición constitucional”,
siendo evidente que todos los elementos de este segundo requisito han sido
ampliamente cumplidos por esta parte, ello en atención a que, primero se indica con
total claridad y precisión los hechos constitutivos de la vulneración de las garantías
constitucionales reclamadas y, segundo que estos hechos puedan vulnerar garantías
constitucionales, lo que efectivamente ha ocurrido. Así las cosas, no puede el recurso
de protección ser declarado inadmisible por razones de fondo o de mérito, cuestión que
debe resolverse en la oportunidad procesal pertinente, la que indefectiblemente no es
esta etapa de admisibilidad.

Actualmente, la tramitación de la acción constitucional de protección, incluyendo


sus requisitos de admisibilidad, están regulados en el Auto Acordado sobre tramitación
y fallo del recurso de protección de las garantías constitucionales, de fecha 17 de julio
de 2015. En efecto, en su número 2°, dispone que: “Presentado el recurso, el Tribunal
examinará en cuenta si ha sido interpuesto en tiempo y si se mencionan hechos que
puedan constituir la vulneración de garantías de las indicadas en el artículo 20 de la
Constitución Política de la República. Si su presentación es extemporánea o no se
señalan hechos que puedan constituir vulneración a garantías de las mencionadas en
la referida disposición constitucional, lo declarará inadmisible desde luego por
resolución fundada (...)”.
Comentando y analizando esta regla de admisibilidad del Recurso de Protección,
la doctrina, ha señalado que las condiciones que deben cumplirse para constatar la
admisibilidad de la acción constitucional de protección son las siguientes:
a) Constatación de haberse interpuesto el recurso dentro del plazo de 30 días;
b) Que se haya producido y se acredite una acción u omisión arbitraria o ilegal
que afecte un derecho fundamental;
c) El acto u omisión arbitraria o ilegal puede provenir de personas naturales o
jurídicas, de derecho público o privado;
d) Que la acción u omisión arbitraria o ilegal produzca, en relación de causa o
efecto, una privación, perturbación o amenaza del legítimo ejercicio del derecho
constitucionalmente protegido;
e) Debe tratarse de un derecho constitucionalmente amparado con la acción de
protección.
En la especie, la acción constitucional de protección deducida por mi
representada cumple con todos los antedichos requisitos de admisibilidad.
En primer lugar, en relación al requisito referido en la letra a) precedente, el
recurso de protección se ha presentado dentro del plazo de 30 días corridos.
En segundo lugar, en relación al requisito referido en la letra b) precedente, en
el recurso de protección referimos la existencia de una acción arbitraria e ilegal de la
autoridad administrativa –legalmente susceptible de constituirse como sujeto pasivo de
esta acción cautelar- señalando en el recurso que con tal amago se afectan garantías
constitucionalmente aseguradas, a saber, el derecho de igualdad ante la Ley, de
Propiedad, el derecho a no ser juzgado por comisiones especiales y el Derecho al
Trabajo y su debida protección.
En tercer lugar, en lo que hace al requisito referido en la letra c) precedente,
esto es, que el acto u omisión arbitraria o ilegal puede provenir de personas naturales o
jurídicas, de derecho público o privado, también se cumple, individualizándose en el
recurso la ASEGURADORA; se trata de una Persona Jurídica.
En cuarto lugar, en lo tocante al requisito consignado en la letra d) precedente,
esto es, la privación, perturbación o amenaza del legítimo ejercicio del derecho
constitucionalmente protegido, también se cumple.

En razón lo argüido, S.S. ILTMA., ha realizado un análisis prematuro e


improcedente -en este estadio procesal- de los hechos, efectuando una declinatoria de
competencia que no tiene lugar, por cuanto se ha pronunciado sobre el fondo del asunto,
sin siquiera conocer la acción deducida, desechándola de plano, excediendo así el
examen establecido en el Auto Acordado respectivo, que establece el deber de
examinar en cuenta si el recurso ha sido interpuesto dentro de plazo y si se mencionan
hechos que puedan constituir la vulneración de garantías de las indicadas en el artículo
20 de la Constitución Política de la República, y no hechos o circunstancias distintas a
las indicada para lo cual, y por preliminar que sea dicha calificación, carece de
competencia. Así lo ha resuelto reiteradamente la Excelentísima Corte Suprema
revocando las resoluciones de S.S. ILTMA. en que ha declarado inadmisible un recurso
de protección por razones adicionales o distintas a su extemporaneidad y/o carencia de
hechos que potencialmente pudieran afectar garantías constitucionales.9 Eso fue
precisamente lo que la Excelentísima Corte Suprema ha venido sosteniendo desde la
reforma del Auto Acordado efectuada el año 2015.
Por esta razón se reitera que el recurso presentado fue interpuesto dentro de
plazo y hemos expuesto hechos ilegales y arbitrarios que afectan el legítimo ejercicio de
los derechos constitucionales de mi representado lo que, conforme a Derecho, debió
provocar que fuera declarado admisible.
Como corolario, resulta extremadamente grave la decisión adoptada por los
señores Ministros ya individualizados, pues configuran una flagrante indefensión e
importa una denegación de justicia que se riñe con la esencia y espíritu de la acción de
protección y el debido proceso de todo Estado de Derecho.

POR TANTO, en mérito de lo expuesto, y en virtud de las disposiciones legales


citadas y demás pertinentes y aplicables en la especie;
SOLICITO a S.S. ILTMA., se sirva tener por deducido fundado recurso de
reposición en contra de la resolución dictada en autos con fecha 25 de enero de 2021,
acogiéndolo y, en definitiva, dejarla sin efecto y, en consecuencia, declara admisible la
acción de protección interpuesta a folio 01 del expediente virtual de autos.

PRIMER OTROSÍ: SÍRVASE S.S. ILTMA., en el evento improbable que no acoja en


todo o en parte la reposición deducida en lo principal de esta presentación, o lo declare
improcedente o inadmisible por cualquier causa o motivo, tener por interpuesto, en
forma subsidiaria, fundado recurso de apelación en contra de resolución de fecha de 25
de enero de 2021 a fin de que S.S. ILTMA, se sirva tenerlo por interpuesto, lo acoja a
tramitación, concediéndolo y ordenando que se eleven los autos ante la Excelentísima
Corte Suprema, para que dicho máximo Tribunal lo acoja en virtud de los argumentos
de hecho y fundamentos de Derecho señalados en lo principal de este escrito, los que
sólo por economía procesal doy por íntegramente reproducidos, y así, en definitiva, se
revoque la resolución recurrida, se enmiende con arreglo a Derecho y declare admisible
la acción de protección deducida por esta parte.

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Véase numerales 1 y 2 del segundo otrosí de esta presentación.
SEGUNDO OTROSÍ: SÍRVASE S.S. ILTMA., tener por acompañado los siguientes
documentos:
1. Copia de sentencia definitiva dictada por la Excelentísima Corte Suprema, en
causa ROL 2638-2018.
2. Copia de sentencia definitiva dictada por la Excelentísima Corte Suprema, en
causa ROL 23252-2018.

Firmado
JUAN digitalmente por
PABLO JUAN PABLO
SANCHEZ
SANCHEZ SEPULVEDA
Fecha: 2021.01.29
SEPULVEDA 14:11:55 -03'00'

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