Está en la página 1de 6

Capítulo 11

Instrumentos, datos e información

Introducción
En el capítulo 1 expresamos las pautas que deben tener los análisis y las funda-
mentaciones en el contexto académico, y mencionábamos que un uso de esas
herramientas se da cuando necesitamos analizar datos. En este capítulo nos
dedicamos a los datos –cómo se recogen, cuál es la diferencia con la informa-
ción–, y damos algunas pautas para evitar errores metodológicos cuando esto
se enmarca en investigaciones educativas.

Los datos y su importancia en investigación

Después de planteada una investigación, el investigador comienza a recorrer los


pasos allí expresados, los cuales espera que lo conduzcan a su objetivo. En este
tránsito, solemos necesitar datos a partir de los cuales nos debería ser posible
decir algo sobre el objetivo planteado. Tener claro qué datos necesitamos y cómo
haremos para obtenerlos, es un primer paso clave en esta etapa.

155
Capítulo 11. Instrumentos, datos e información

¿Qué datos necesitamos?

Esta pregunta se responderá en función del objetivo planteado. Veamos algunos


ejemplos.

Ejemplo 1: Si el objetivo es describir el uso del lenguaje natural y el simbólico


en la enseñanza de límite funcional, necesitaremos como datos filmaciones de
clases en las que un docente enseñe límite funcional.

Ejemplo 2: Si el objetivo es explorar formas de favorecer que los estudiantes su-


peren modelos mentales erróneos del concepto de límite, necesitaremos como datos:
• en un primer momento, algún escrito (o grabación de audio o video)
de los estudiantes en el que se plasme el uso de modelos erróneos;
• una propuesta didáctica que se pondrá en funcionamiento con el fin
de que el estudiante trascienda su modelo erróneo;
• y luego, otro escrito (o grabación de audio o video) en el que el alumno
muestre evolución respecto del modelo erróneo.

Ejemplo 3: Si el objetivo es identificar errores matemáticos que un libro de


texto induce, no necesitamos recabar datos, simplemente trabajaremos
con el libro de texto.

Los instrumentos

Los datos que necesitamos se recaban, usualmente, mediante instrumentos que


se diseñan para tal fin (también pueden usarse instrumentos ya existentes). Estos
instrumentos pueden ser encuestas, tests, dispositivos didácticos, entrevistas,
observaciones, etcétera.
Lo delicado del diseño de los instrumentos consiste en garantizar que
mediante su aplicación obtengamos el dato que necesitamos y no otro. Por
ejemplo: si necesitamos recabar datos sobre el desarrollo de una habilidad
matemática en estudiantes (retomando la definición presentada en el capítulo
anterior) y el instrumento que elegimos es un test consistente en una lista de

156
Perspectivas metodológicas en la enseñanza y en la investigación en educación matemática

consignas matemáticas a resolver, estaremos en problemas. Ese instrumento no


nos permitirá decir algo sobre las habilidades matemáticas, pues no veremos
nada sobre el control del estudiante, lo deliberado de sus actos. Solo veremos
resoluciones.
Nosotros no ahondaremos en este sentido, pues hay mucha bibliografía
en el terreno de la metodología de investigación que da precisiones para es-
tablecer la validez, fiabilidad y confiabilidad de los instrumentos. Cualquiera
sea el instrumento elegido, una vez recabados los datos es importante guar-
dar organizadamente lo recabado. Poner día, lugar, nombre del observador,
institución, número de clase, etcétera. Si tenemos videos, etiquetarlos, hacer
copias de seguridad y subirlas a sitios de internet. Perder los datos es frenar la
investigación, y a veces es imposible volver a tenerlos o muy costoso replicar el
trabajo para recabarlos nuevamente.

Algunas pautas sobre la observación

Cuando decidimos que nuestro instrumento será la observación, hay que tener
en claro, en primer lugar, si esta será sin intervención nuestra o estamos ha-
bilitados a intervenir. En una clase, por ejemplo, un observador podría tener
como rol simplemente registrar lo que ve, o también podría hacer preguntas.
En esto se distingue la observación no participante de la observación participante.
De ser posible, considerar que grabar (al menos en audio) es una forma
óptima de recabar datos. De todos modos, a veces esto no es fácil; no tenemos
la aceptación y debemos registrar a mano. Explicamos a continuación algunas
cuestiones que el observador debería tener en cuenta:
1) Si hiciera falta observar el trabajo en grupos en una clase, cada observador
podría observar solo a un grupo y –si la hubiera– la parte de puesta en común o
trabajo del conjunto de la clase. Es decir, no debería ir de grupo en grupo. A su
vez, si esto debe hacerse por varias clases, habría que observar al mismo grupo.
2) Habría que avisarles a los alumnos antes de comenzar la clase cuál será
el rol de los observadores y por qué se suman a su espacio. Aquí se habilitará o
no que se le pueda preguntar al observador.
3) Si estamos grabando, podemos aprovechar nuestra presencia para anotar
impresiones, supuestos, pues tenemos la certeza de que en la grabación queda
la versión fiel.

157
Capítulo 11. Instrumentos, datos e información

4) Si fuera necesario registrar las producciones de los estudiantes, considerar


que habría que pedirlas, fotocopiarlas y devolverlas, o sacarles fotos en el aula
o después. Se pueden sacar también fotos al pizarrón.
5) Cuando tengamos que registrar a mano sugiero dejar un espacio en la hoja
para apreciaciones personales. Es importante tener en cuenta que lo central del
registro es tomar nota de todo lo que se escucha y se ve, pero de manera textual.
A modo de ejemplo de esta observación: si el profesor entra y dice “Buenos
días, hoy vamos a trabajar con la actividad 1 que les entregaré”, quien registra
debe obtener exactamente esa frase. No sería correcto que su registro diga “el
docente saludó y dio la tarea”. En este ejemplo, la diferencia es menor porque
no es relevante lo que está ocurriendo, pero el punto es que el registro textual
es el dato, y este no está en el registro; lo perdimos y se nos desvanece el trabajo
siguiente. El dato es lo que analizamos con elementos teóricos y se convierte en
información. Quien registra no debe sintetizar, interpretar, omitir, pues estaría
modificando el dato. Por eso es bueno haberse dejado un lugar para expresar las
impresiones del observador, porque a veces uno quiere registrar cosas como:
“para mí no entendió el enunciado”, “creo que se desengancharon de la tarea
cuando…”, o “los veo muy motivados”, etcétera).

Las minutas, un recurso práctico

La idea de hacer una minuta es registrar, con todo fresco, lo que uno vivió/
percibió luego de aplicar un instrumento. Por ejemplo, puede ser luego de una
observación, de una entrevista, cuando se terminó de aplicar un dispositivo
didáctico, etcétera.
Durante la aplicación de algunos instrumentos, uno suele estar bastante
ceñido al protocolo que diseñó y fundamentó con antelación. Sin embargo,
en ese transcurso de la implementación uno tiene impresiones, sensaciones,
cree que entiende por qué pasó tal cosa, considera que puede explicar algo de
lo que vivió, etcétera. Durante la aplicación de los instrumentos no podemos
hacer simultáneamente un análisis de los datos, simplemente porque estamos
recabándolos. Entonces, la propuesta de la minuta es hacer un punteo, total-
mente informal, en el que se exprese por escrito todo lo que se haya visto, vivido,
percibido. Es un escrito para plasmar cosas distintas del dato. Se acerca más a
un espacio para delinear posibles afirmaciones personales o juicios que luego
formarán parte del análisis (capítulo 1) y que cerrarán o no en función de que

158
Perspectivas metodológicas en la enseñanza y en la investigación en educación matemática

uno pueda vincularlos con la teoría y sumarle evidencias extraídas de los datos
(que serán las transcripciones o los videos, por ejemplo).
¡Hay que hacerlo! Uno cree que recordará por siempre lo que vivió en ese
momento, ¡pero no es así! Hay que tener a mano una computadora portátil,
un grabador o papel y lápiz, y apenas se termina se pueden juntar los investi-
gadores presentes, hablar, intercambiar y registrar todo a la velocidad que les
den las manos. Aquí no interesa tener una redacción pulida, importa registrar
las impresiones de los investigadores involucrados.
Cuando se esta por comenzar el análisis de los datos (luego de las transcrip-
ciones, si fueran entrevistas, por ejemplo), se toman las minutas en búsqueda de
posibles afirmaciones personales, y luego se vuelve a los datos a buscar evidencias.
En ese momento del análisis es que se usan las minutas. Aquí, nuevamente,
se articularán para el análisis la teoría del mt, sus afirmaciones y las evidencias
extraídas de los datos.

La información

La información resulta de haber analizado datos con alguna teoría y las pautas
explicitadas en el capítulo 1. Esto significa que un mismo conjunto de datos
podría dar origen a distintas informaciones, según con qué teoría se lo analice.
A modo de ejemplo, imaginemos que videograbamos una clase que fue
diseñada y gestionada bajo los lineamientos de la Teoría de Situaciones Didác-
ticas. El investigador que hizo el diseño de esa clase, porque necesitaba recabar
ciertos datos en ella, la analizará y plasmará en su análisis afirmaciones expre-
sadas en términos de, por ejemplo, cómo se puso en juego la a-didacticidad,
cómo fue el trabajo de los alumnos, si hubo rupturas del contrato didáctico,
si se vio a los estudiantes validando sus producciones, etcétera. Como nota-
rán, esto está impregnado de los elementos teóricos propios de la línea y son
con los que analizamos la clase y nos expresamos. Si, en cambio, el video es
tomado por otra persona, fuera del contexto de esa investigación, podría, por
ejemplo, analizarlo utilizando otro enfoque teórico. Imaginemos la Resolución
de Problemas. Es muy probable que su análisis exprese que los estudiantes no
trabajaron individualmente –como es promovido por este último enfoque–,
que el docente recapituló en la clase cuestiones referidas al contenido y no a
las heurísticas puestas en juego, etcétera.

159
Capítulo 11. Instrumentos, datos e información

En este capítulo hemos querido solamente mencionar algunas pautas, que


no siempre son explícitas, referidas a datos, información e instrumentos sin
la pretensión de que esta lectura nos facilite el diseño de estos. Es una tarea
muy compleja y, tal vez, para iniciarse, sería conveniente utilizar instrumentos
ya diseñados y validados o contar con la guía de alguien que haya transitado
previamente estos caminos.

160

También podría gustarte