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ANA MARÍA MUÑOZ SEGURA

Magistrada ponente

SL1746-2020
Radicación n.º 70527
Acta 017

Estudiado, discutido y aprobado en sala virtual

Bogotá, D. C., diecinueve (19) de mayo de dos mil veinte


(2020).

Resuelve la Corte el recurso de casación interpuesto por


EDDIE RAFAEL CASTILLO VÉLEZ frente a la sentencia
proferida por la Sala Primera de Decisión Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cartagena,
mediante providencia del 21 de octubre de 2014, dentro del
proceso que adelantó en contra de la ELECTRIFICADORA
DEL CARIBE S.A. E.S.P., ELECTRICARIBE S.A. y el
SINDICATO DE TRABAJADORES DE LA ELECTRICIDAD
DE COLOMBIA, SINTRAELECOL.

I. ANTECEDENTES

Eddie Rafael Castillo Vélez demandó a la empresa


Electrificadora del Caribe S.A. E.S.P. (en adelante

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Electricaribe S.A.) y al Sindicato de Trabajadores de la


Electricidad de Colombia, (en adelante Sintraelecol), con el
fin de que se declarara la «[…] ineficacia e inaplicabilidad del
artículo 51 del Acuerdo suscrito entre ELECTRIFICADORA DE
LA COSTA ATLÁNTICA S.A. E.S.P. ELECTROCOSTA S.A. y el
SINDICATO DE TRABAJADORES DE LA ELECTRICIDAD DE
COLOMBIA – SINTRAELECOL el día 18 de septiembre de
2003».

Como consecuencia de lo anterior, solicitó que se


condenara al reconocimiento de la pensión de jubilación
convencional de que trata el artículo 5º de la Convención
Colectiva de Trabajo 1976-1978, a partir del 24 de enero de
2009, en cuantía mensual equivalente al «[…] 100% del
salario promedio devengado en el último año de servicios».

De igual forma requirió el pago del retroactivo por


concepto de las mesadas causadas y no canceladas, los
intereses moratorios del artículo 141 de la Ley 100 de 1993
y la indexación de todas las sumas adeudadas.

Como fundamento de sus pretensiones, indicó que


nació el 24 de enero de 1959 y que laboró para la
Electrificadora de Bolívar -que fue a su vez sustituida por la
de la Costa Atlántica S.A. E.S.P.-, desde el 1º de junio de
1981 hasta la fecha de la presentación de la demanda inicial
(15 de diciembre de 2011, según folio 262 del primer
cuaderno), desempeñando como último cargo el de
«Brigadista de mantenimiento red distribución, clasificada en
el grupo V, banda 1», percibiendo un salario de $1.137.497.

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Aseguró que, al haber acreditado los 20 años de


servicios y los 50 de edad, tenía derecho a que le fuera
concedida la pensión de jubilación prevista en el artículo 5º
del texto convencional 1976-1978.

Acusó que la entidad accionada, por medio de la


comunicación n.º 1055 del 2 de agosto de 2010, resolvió
negarle la prestación económica solicitada, aduciendo que el
artículo 51 del acuerdo colectivo suscrito entre la
Electrificadora de la Costa Atlántica S.A. E.S.P. hoy
Electricaribe S.A. y Sintraelecol el 18 de septiembre de 2003,
había modificado la condiciones para acceder la pensión de
jubilación y fijó como requisitos acreditar 23 años de
servicios, no 20, y 50 de edad.

Recalcó que las nuevas condiciones para causar el


derecho prestacional le resultaban significativamente
desfavorables y que, en consecuencia, el acuerdo que las
modificó debía declararse ineficaz, pues desmejoró las
condiciones de los trabajadores, aunado a que no fue
discutido dentro del marco de una negociación colectiva.

Al contestar la demanda, Electricaribe S.A., se opuso a


la prosperidad de las pretensiones. En cuanto a los hechos,
aceptó la edad del actor y la existencia de la relación laboral.
Adicionalmente, admitió haber negado el reconocimiento de
la pensión de jubilación convencional.

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Sin embargo, dijo que no era conducente declarar la


ineficacia del acuerdo extraconvencional, toda vez que el
mismo se suscribió en cumplimiento de las exigencias legales
previstas para ello, y que fue negociado en el marco de las
potestades con las que contaba el sindicato, estando así
revestido de total validez y aplicabilidad a todos los
trabajadores.

En su defensa, propuso las excepciones de prescripción


e improcedencia de la declaratoria de nulidad o ineficacia del
acuerdo convencional.

Mediante auto del 20 de mayo de 2013 se tuvo por no


contestada la demanda por la organización sindical
Sintraelecol.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Segundo Laboral del Circuito de Cartagena,


mediante sentencia del 4 de julio de 2013, resolvió:

PRIMERO. CONDENAR a la ELECTRIFICADORA DEL CARIBE S.A.


E.S.P. – ELECTRICARIBE S.A. E.S.P. a reconocer y cancelar a favor
del señor EDIE (sic) RAFAEL CASTILLO VÉLEZ pensión
convencional vitalicia en cuantía inicial de UN MILLÓN
CUATROCIENTOS SESENTA Y CINCO MIL CINCUENTA Y CINCO
PESOS $1.465.055 desde el 24 de enero de 2009.

SEGUNDO. CONDENAR a la ELECTRIFICADORA DEL CARIBE S.A.


E.S.P. – ELECTRICARIBE S.A. E.S.P. a reconocer y cancelar a favor
del señor EDIE (sic) RAFAEL CASTILLO VÉLEZ la suma de
ochenta y tres millones ochocientos un mil ciento cuarenta y cinco
pesos $83.801.145.

TERCERO. ABSOVER de las demás pretensiones de la demanda


a la entidad demandada ELECTRICARIBE S.A. E.S.P. por las
razones anteriormente expuestas.

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III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Tras la apelación presentada por Electricaribe S.A. y el


demandante, la Sala Primera de Decisión Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cartagena,
mediante providencia del 21 de octubre de 2014, revocó en
su integridad la decisión proferida por el Juzgado y absolvió
a las demandadas de todas las pretensiones.

Para fundamentar su decisión, propuso como


problemas jurídicos a resolver, (i) si procedía la declaratoria
de ineficacia del artículo 51 del acuerdo convencional del 18
de septiembre de 2003 suscrito entre Electricaribe S.A., y
Sintraelecol; y (ii) si tenía incidencia en el reconocimiento de
la pensión de jubilación convencional el Acto Legislativo 01
de 2005.

Inicialmente, tuvo como hechos no discutidos dentro


del proceso los siguientes: (i) que Eddie Rafael Castillo Vélez
nació el 24 de enero de 1959; (ii) que suscribió contrato de
trabajo a término indefinido con la Electrificadora de Bolívar
desde el 1º de marzo de 1981 hasta diciembre de 2011; (iii)
que el actor se encontraba afiliado a Sintraelecol, por lo que
era beneficiario de las convenciones colectivas de trabajo
suscritas; y (iv) que Electribol S.A. fue sustituida por la
Electrificadora de la Costa Atlántica S.A. E.S.P., hoy
Electricaribe S.A E.S.P.

Sobre el primer problema propuesto, advirtió que de


conformidad con el Convenio 154 de la OIT, se promovía la

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libertad de negociar acuerdos extralegales entre sindicatos y


empleadores, y que como fue incorporado por bloque de
constitucionalidad a la normatividad nacional, se tornaba
obligatorio su cumplimiento.

Después de referirse a algunos pronunciamientos de la


Corte Constitucional acerca del alcance que tienen las
negociaciones colectivas, manifestó que el acuerdo colectivo
suscrito entre la Electrificadora de la Costa Atlántica S.A.
E.S.P. hoy Electricaribe S.A. y Sintraelecol el 18 de
septiembre de 2003, se hizo bajo los presupuestos del
artículo 55 de la Constitución Nacional y el Convenio 154 de
la OIT, por tal motivo, debía reputarse válido pues no se
había acreditado que hubieran existido vicios del
consentimiento o que las partes que lo suscribieron no
estuvieran facultadas para ello.

Por otra parte, en lo referente al segundo objeto de


discusión, esgrimió que el parágrafo 3º del Acto Legislativo
01 de 2005 limitó la causación de los derechos
convencionales hasta el 31 de julio de 2010. Al haber sido
aumentado el tiempo de servicios a 23 años para efectos de
obtener la pensión de jubilación extralegal, el accionante
podía cumplirlos el 24 de enero de 2012, es decir, por fuera
del plazo pactado por el Acto Legislativo, por lo que no era
dable otorgar la prestación.

Finalmente, respecto de la ineficacia del acuerdo del 5


de mayo 2006, dijo que,

El artículo 53 de la Constitución Política indica como principio


mínimo fundamental una remuneración mínima, vital y móvil. Se

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encuentra probado que el salario devengado por el actor supera el


mínimo establecido por el Gobierno Nacional, en razón a que para
el año 2011 ascendía a la suma de $1.137.497. Además, tampoco
es cierto que carezca de movilidad dado que los mismos son
incrementados anualmente, solo que no conforme al IPC del año
anterior, lo que indica que no se está afectando el derecho
fundamental a la movilidad del salario, toda vez que se aumenta
en cada anualidad. Y comoquiera que, tal como lo señaló el juez
de primera instancia, no existe regulación expresa que indique que
los salarios superiores al mínimo deben ser ajustados conforme al
IPC, es el acuerdo establecido entre las partes el que debe regular
la materia.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por el demandante, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver en los
términos propuestos y de acuerdo con los alcances del
recurso extraordinario.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte case la sentencia


de segundo grado, para que, una vez constituida en sede de
instancia,

[…] confirme en su totalidad la sentencia de primera instancia


proferida por el Juzgado Segundo Laboral del Circuito de
Cartagena el día 4 de julio de 2013 que declaró la ineficacia del
artículo 51 del Acuerdo Extra Convencional de fecha 18 de
septiembre de 2003 suscrito entre SINTRAELECOL y LA
DEMANDADA y condenó a la demandada ELECTRICARIBE S.A.
E.S.P. a pagar pensión de jubilación convencional al señor EDDIE
RAFAEL CASTILLO VÉLEZ a partir del día 24 de enero del año
2009 en cuantía del cien por ciento (100%) del salario promedio
devengado en el último año de servicios.

Con tal propósito, formuló dos cargos por la causal


primera de casación, los cuales fueron oportunamente

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replicados por Electricaribe S.A., y serán resueltos de manera


conjunta dado que persiguen un mismo fin y se fundan en
similares argumentos.

VI. PRIMER CARGO

Acusó la sentencia impugnada de haber incurrido «[…]


en la violación indirecta, en la modalidad de aplicación
indebida del artículos (sic) 467, 468, 470, 478, 479 y 480 del
Código Sustantivo del Trabajo; arts. 1494, 1602 y 1603 del
Código Civil; en relación con los arts. 39, 48, 53, 55, 58 y 95
de la Constitución Política y el art. 61 del C.P.L. y S.S.».

Enumeró la comisión de los siguientes errores de hecho:

1. No dar por demostrado, estándolo, que la Convención Colectiva


de Trabajo suscrita entre la entidad demandada y
SINTRAELECOL – Subdirectiva de Bolívar, vigente para los años
1976-1978 consagró a favor de los trabajadores como el recurrente
EDDIE RAFAEL CASTILLO VÉLEZ una pensión de jubilación con el
cumplimiento de la edad de 50 años y 20 años al servicio de la
demandada.

2. No dar por demostrado, estándolo, que la Convención Colectiva


de Trabajo suscrita entre la entidad demandada y
SINTRAELECOL – Subdirectiva de Bolívar, vigente para los años
1982-1983 consagró a favor de los trabajadores como el recurrente
EDDIE RAFAEL CASTILLO VÉLEZ que la pensión de jubilación
reglada en la Colectiva de Trabajo vigente para los años 1976-
1978 se paga con el ciento por ciento del salario promedio
devengado por el trabajador en el último año de servicios sin tener
en cuenta la que paga el ISS hoy COLPENSIONES.

3. Dar por demostrado sin estarlo, que mediante un acuerdo


suscrito entre la empresa demandada y SINTRAELECOL, el 18 de
septiembre de 2003, se puede modificar una Convención Colectiva
de Trabajo.

4. Dar por demostrado, sin estarlo, que los representantes de


SINTRAELECOL estaban debidamente autorizados para suscribir
acuerdos modificatorios de derechos adquiridos y que mediante el

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mismo se podía aumentar el tiempo de servicio para acceder a la


Pensión de Jubilación Convencional y se podía disminuir el
porcentaje de liquidación de la primera mesada pensional.

5. Dar por demostrado, no estándolo, que las Convencionales


Colectivas de Trabajo años 1976-1978 y 1982 y 1983 perdieron
su vigencia en tratándose de pensiones antes del día 31 de julio
de 2010.

6. No dar por demostrado, estándolo que el recurrente EDDIE


RAFAEL CASTILLO VÉLEZ en calidad de trabajador de la
demandada cumplió los requisitos para acceder a la Pensión de
jubilación Convencional el día 24 de enero de 2009, esto es más
de 20 años de servicio y 50 años de edad.

Lo anterior, producto de la equivocada valoración de


«Las Convenciones Colectivas de Trabajo vigencia 1976-1978
y vigencia 1982-1983» y «El Acta de Acuerdo de fecha 18 de
septiembre de 2003».

En la demostración del cargo, expuso que fue un


despropósito del juez plural considerar que el artículo 51 del
acuerdo extraconvencional suscrito el 18 de septiembre de
2003 era eficaz, aun a pesar de haber modificado en perjuicio
de los trabajadores, las condiciones para acceder a la pensión
de jubilación convencional, pues aumentó el requisito de
tiempo de servicios a 23 años y redujo la liquidación del
monto de la mesada pensional del 100% al 75%.

A su juicio, los acuerdos extra convencionales podrían


ser válidos cuando no estipulan desmejoras de las
condiciones laborales ya preestablecidas en las convenciones
colectivas de trabajo. De manera que, si lo que se buscaba
era modificarlas como consecuencia de la inviabilidad que
dichas prerrogativas representaban en la economía de la
empresa, tal propuesta debía soportarse en el marco de la

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revisión que legitima el artículo 480 del Código Sustantivo


del Trabajo.

Por último, el casacionista concluyó que,

Ante lo anterior, es forzoso concluir que los derechos reconocidos


por convención colectiva no son susceptibles de ser afectados por
acuerdos carentes del formalismo y de la jerarquía de aquella,
máxime cuando se han consolidado en el patrimonio del
trabajador, aunque fueren suscritos por los representantes de
este, pero sin las facultades para ello; pues para la suscripción del
Acuerdo Colectivo del 18 de septiembre de 2003, jamás y nunca
existió conflicto colectivo alguno y mucho menos se nombró por el
sindicato en pleno comisión negociadora alguna conforme a lo
preceptuado por el artículo 432 del C.S.T., la cual estando
revestida de dichas fscultades por el sindicato, pierde las mismas
una vez se suscriba la convención o pacto colectivo y a partir de
ese momento ya no tendría poder de representar al sindicato
mandante.

[…]

En este punto vale precisar que los acuerdos posteriores a la


celebración de la convención colectiva de trabajo tienen plena
validez siempre y cuando su objetivo sea el de aclarar confusiones
o aspectos oscuros o ininteligibles de las normas convencionales;
en este evento, los acuerdos vienen a integrar el cuerpo normativo
convencional, porque no son extrañas a este. Con todo, cuando lo
que busca el acuerdo es alterar o modificar una disposición
normativa convencional, el presupuesto para su validez es
inexistente en la medida en que no pueden integrarse a la
convención porque la contradicen, suponiendo en consecuencia la
creación de una nueva norma convencional, lo cual es a todas
luces improcedente e ilegal, si no se han cumplido las formalidades
propias que rodean la celebración de una nueva Convención
Colectiva de Trabajo.

Como quiero que el artículo 51 del Acuerdo Colectivo del 18 de


Septiembre de 2003, comporta una desmejora en los beneficios
pensionales que viene reconociendo la Convención Colectiva de
Trabajo años 1976-1978 y 1982-1983, el mismo ante el tenor de
lo antes expresado, cae en ineficacia frente a la norma negociada
superior; esto es la Convención Colectiva de Trabajo y pone de
relieve el yerro de hecho en que incurrió la Sala Primera de
Decisión Laboral del Tribunal Superior de Distrito Judicial de
Cartagena en su sentencia de fecha 21 de octubre de 2014.

Estando debidamente probado por parte del recurrente, que éste


es beneficiario de la Convención Colectiva de Trabajo en su calidad

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de afiliado a SINTRAELECOL SUBDIRECTIVA DE BOLÍVAR y de


los requisitos de edad y tiempo de servicio de qué trata la
Convención Colectiva de Trabajo años 1976-1978, se hace
evidente y protuberante que el juez de apelaciones inobservó en
su decisión el contenido de esta prueba documental en detrimento
del derecho exigido por mi poderdante; produciéndose con ello la
revocatoria de la decisión de primera instancia, con el argumento
de la validez del acuerdo extra convencional.

VII. SEGUNDO CARGO

Indicó que la sentencia de segundo grado violó «[…]


directamente la ley sustancial, en la modalidad de infracción
directa de los artículos 13, 16, 21, 43, 467, 468, 470, 478 y
479 del Código Sustantivo del Trabajo, en relación con los
artículos 1º, 2º, 4º, 13, 25, 26, 29, 38, 39, 48, 53, 55 y 58 de
la Constitución Política de la República de Colombia».

En la demostración del cargo, trajo a colación la


sentencia diferentes providencias de esta Corporación y
reiteró la necesidad de declarar la ineficacia del artículo 51
del acuerdo extralegal suscrito entre las demandadas, pues
en virtud del artículo 43 del Código Sustantivo del Trabajo,
no podía haber una disminución de las prerrogativas
convencionales más aun cuando constituyen un perjuicio
irremediable para el trabajador.

Finalmente, puntualizó que,

En cuanto a la validez de la Convención Colectiva de Trabajo sobre


el acuerdo extra convencional de fecha 18 de septiembre de 2003,
debe soportarse la misma en lo normado por el artículo 478 del
C.S. del Trabajo, el cual señala las reglas de la prórroga
automática de la convención y el 479 ibídem regula lo relacionado
con la denuncia, como única manera de discutir la Convención
Colectiva de Trabajo.

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De igual forma, en la aplicación de las cláusulas convencionales


siempre debe primar el principio de favorabilidad contenido en los
artículos 16 y 21 del Código Sustantivo del trabajo, el cual
desconoció totalmente la sentencia objeto de impugnación, el cual
implicaba la prevalencia de la cláusula convencional antes
mentada sobre otro convenio que regulara el mismo derecho,
puesto que ello generaba un mayor beneficio al trabajador, siendo
este el pago de su pensión de jubilación convencional a partir del
día 24 de enero de 2009.

VIII. RÉPLICA

Se fundamentó, en primer lugar, en aducir que


presentaba algunos errores de técnica que hacían confuso el
estudio de fondo del recurso impetrado.

Así pues, en lo que tenía que ver con el alcance de la


impugnación, dijo que era inconsistente en la medida en que
«[…] en él se pide la casación total de la decisión del tribunal,
la cual fue totalmente absolutoria, pero en instancia se pide la
confirmación del proveído de primer grado que resultó
parcialmente absolutorio, lo que significa que primero se pide
que se borre una absolución sobre la cual luego se pide su
confirmación, lo cual es contradictorio».

Por otra parte, respecto del primer cargo, dijo que el


fundamento del Tribunal para negar la solicitud del
accionante era de carácter eminentemente jurídico, por lo
que debió dirigirse el ataque por la vía directa e incluir dentro
de la proposición jurídica el Convenio 154 de la OIT.

Ahora bien, en cuanto a las deficiencias técnicas del


segundo cargo, precisó que,

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No es cierto que el Tribunal no hubiera aplicado las disposiciones


que se incluyen en la proposición jurídica. Por ejemplo, no puede
haber duda de la aplicación de los artículos 467, 468 del C.S.T. y
de los artículos 53 y 55 de la Carta, para solo mencionar unas
normas a las que se incluyen alusiones expresas en la providencia
acusada. Esta imprecisión en la acusación ya es suficiente para
descartarla, si se tiene en cuenta que las normas se han
mencionado a modo de ejemplo, son cruciales en el andamiaje del
fallo del Ad quem.

El cargo no explica en su desarrollo por qué considera que la


presencia de las normas que acusa de no aplicadas, hubieran
cambiado el sentido de la decisión. Se concentra en sumar una
serie de argumentos ventilados desde el comienzo del proceso, sin
nexo alguno con la acusación que presenta en la proposición
jurídica. Su argumentación, más que el sustento de un cargo en
casación, es simplemente una alegación que solamente podría ser
considerada en instancia.

En segundo lugar, dijo que, aun si se accediera a su


estudio de fondo, los mismos tampoco tendrían la vocación
de prosperar, pues lo cierto es que el acuerdo extralegal
suscrito el 18 de septiembre de 2003 era a todas luces válido
ya que propendía por la viabilidad financiera de la empresa y
fue negociado en el marco de las potestades que le asistían
al empleador y al sindicato de pactar condiciones paralelas a
las convenciones colectivas de trabajo.

Sobre este punto, expuso lo siguiente:

Es una realidad que ELECTRICARIBE suscribió un acuerdo con


SINTRAELECOL con el objeto, entre otros, de “contribuir a lograr la
viabilidad financiera de la Empresa”, como lo hicieron constar las
partes en una de las declaraciones iniciales del acuerdo. El objeto
de una y de otra parte, fue ayudar a salvar la empresa,
obviamente en beneficio tanto de los empleadores como de los
trabajadores, lo que significa que un objetivo de tal contenido, que
obviamente favorecía al propio demandante como parte de la
comunidad laboral, encuadra perfectamente dentro de las
motivaciones de la OIT al aprobar el convenio 154 y ello lo hace
claramente legítimo.

Este convenio, como todos los demás que se aprueben en la OIT,


de acuerdo con lo previsto en el artículo 53 de la Carta son de

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obligatorio cumplimiento porque forman parte de la legislación


interna, por lo que frente a su legitimidad y aplicación, no acaben
(sic) consideraciones de conveniencia o de favorabilidad para uno
u otro de los sectores de las relaciones laborales.

Además, y como insistentemente lo anota el Tribunal, la Corte


Constitucional consideró que normas como las contenidas en el
convenio 154 deben considerarse abrigadas por el concepto de
bloque de constitucionalidad, dado que se dirigen a la protección
de derechos de especial contenido social como son los laborales.

Por ello, y por muchas otras razones que no es del caso añadir
ahora, resulta incuestionable la legitimidad y validez de lo
contenido en el acuerdo del 18 de septiembre de 2003 celebrado
entre mi mandante y SINTRAELECOL y ello lleva a concluir que el
Tribunal acertó en su decisión y por eso la misma debe
conservarse incólume por sí misma, además de no haber sido
adecuadamente atacada en la demanda de casación que se está
replicando.

IX. CONSIDERACIONES

Le asiste razón al opositor en cuanto a que, el


casacionista presentó el alcance de la impugnación de forma
confusa. Sin embargo este, y los otros errores esbozados, no
tienen la envergadura suficiente para desestimar la
acusación, pues para la Sala es posible concluir que el censor
solicitó casar la sentencia impugnada y así confirmar la de
primera instancia, principalmente en cuanto al
reconocimiento de la pensión de jubilación en los términos
inicialmente establecidos en las cláusulas de las
Convenciones Colectivas 1976–1978 y 1982-1983 que se
mantuvieron hasta el 18 de septiembre de 2003.

Por tal motivo, del análisis de ambos cargos, encuentra


la Sala que los problemas jurídicos a resolver se contraen a
determinar si el Tribunal se equivocó o no al definir (i) si
había lugar a modificar el texto extralegal referido, de

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conformidad con la figura jurídica de la revisión plasmada en


el artículo 480 del Código Sustantivo del Trabajo; (ii) al
considerar que el artículo 51 del acuerdo extraconvencional
suscrito el 18 de septiembre de 2003 entre Electricaribe S.A.
y Sintraelecol, era ineficaz por cambiar las condiciones para
acceder a la pensión de jubilación de sus trabajadores; y (iii)
si el señor Castillo Vélez reunió los requisitos para acceder a
la pensión convencional.

1. Del acuerdo extralegal suscrito el 18 de


septiembre de 2003: finalidad y alcance

Ha sido objeto de estudio para esta Corporación, lo


atinente al rol que desempeñan los acuerdos extra
convencionales celebrados entre un sindicato y la empresa,
con posterioridad a la suscripción de una convención
colectiva de trabajo.

Al respecto, se estableció que, por una parte, existen


aquellos que tienen la condición de ser aclaratorios, es decir,
los que buscan remediar las confusiones o dicotomías que
emanan del ejercicio hermenéutico de un instrumento
convencional; y por otro lado, están los modificatorios, que
buscan principalmente cambiar aspectos sustanciales que
ya fueron en su momento acordados o, según el caso,
introducir unos nuevos (CSJ SL12575-2017).

En cualquiera de las dos categorías, lo cierto es que no


son exigibles las formalidades consagradas en el artículo 469
del Código Sustantivo del Trabajo, para efectos de reputar,

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en principio, como válidos los acuerdos a los que hubieren


arribado las partes.

No obstante, en lo que concierne a los acuerdos


modificatorios, se ha definido con suficiencia que estos deben
siempre propender por mejorar las condiciones que
previamente fueron pactadas por las partes a través de la
creación de una convención colectiva de trabajo, so pena de
resultar inaplicables.

En otras palabras, serán ineficaces todos aquellos


documentos que cambien los derechos contenidos en una
convención colectiva en cuanto representen un desmedro
para los trabajadores por él cobijados (CSJ SL2105-2015).

Así las cosas, descendiendo al caso se tiene que el


artículo 51 del acuerdo extralegal suscrito el 18 de
septiembre de 2003, ya ha sido revisado por la Sala,
concluyendo a través de su reiterada y pacífica
jurisprudencia (CSJ SL16875-2017, CSJ SL2588-2018, CSJ
SL2392-2018, CSJ SL2417-2018, CSJ SL 1546-2018, CSJ
SL750-2018, CSJ SL2914-2018, CSJ SL1178-2018, CSJ
SL1217-2018, CSJ SL1197-2018, CSJ SL20006-2017, CSJ
SL12575-2017, CSJ SL13649-2017, CSJ SL2105-2015, CSJ
SL, 3 julio 2008, radicación 32347 y CSJ SL, 20 junio 2012,
radicación 39744, entre otras), que los efectos del mismo
resultaron regresivos para todos aquellos trabajadores que
pretendieron causar el derecho a la pensión de jubilación en
virtud del artículo 5º de la Convención Colectiva 1976-1978,
por lo que inexorablemente debía tenerse como ineficaz.

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En tal sentido, la providencia CSJ SL13649-2017,


resolviendo un caso de idénticos contornos y en donde medió
como parte la misma entidad accionada, dispuso:

De lo anterior, resulta claro que ese documento o acuerdo extra


convencional no se propuso hacer más inteligible la convención
colectiva para entonces vigente ni mejorar las condiciones de los
trabajadores, sino que su propósito fue el de transformarla en el
sentido de aumentar el tiempo de servicios establecido para
causar la prestación.

En ese orden, la modificación convencional que se pretendió


introducir a través del referido acuerdo extra-convencional, resulta
inadmisible jurídicamente por ese medio, pues dicha convención
ya había sido suscrita por las partes y debidamente depositada
ante el Ministerio del Trabajo, tal y como lo ordena el artículo 469
del Código Sustantivo del Trabajo.

Dicho de otra manera, cumplidas las formalidades de la


negociación colectiva y de su depósito ante la autoridad
competente, se hizo realidad convirtiéndola en ley para las partes,
irreversible desde el punto de vista jurídico y de imperativo
cumplimiento mientras no fuera anulada; en consecuencia, la
única posibilidad viable para que se aumentaran los requisitos
establecidos para causar la prestación, era, precisamente, a
través de su denuncia o, si se presentaba el supuesto, mediante
la revisión de que trata el artículo 480 del Código Sustantivo del
Trabajo.

De ahí, que ningún punto que hubiese sido regulado por la


Convención Colectiva de Trabajo podía modificarse a través de un
documento, salvo, se itera, si el mismo tiene por finalidad
incrementar los beneficios ya establecidos en aquella.

2. De la figura de la revisión contenida en el artículo


480 del Código Sustantivo del Trabajo

Al respecto, se tiene que, ciertamente, el citado artículo


480 constituye un mecanismo a través del cual las partes
pueden modificar una convención colectiva de trabajo,
siempre que «[…] sobrevengan imprevisibles y graves
alteraciones de la normalidad económica».

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Sin embargo, esta Corporación ya analizó en casos


similares la exposición de motivos del acuerdo extralegal
suscrito el 18 de septiembre de 2003 (visible en los folios 196
a 237 del primer cuaderno), y determinó que este no obedeció
a la necesidad de menguar disfunción económica alguna,
sino que, por el contrario, buscó la unificación de distintos
textos convencionales.

En ese orden de ideas, el fallo CSJ SL13649-2017,


consideró que,

La empresa ha tenido en cuenta que el día 4 de agosto de 1998,


mediante (…) escrituras públicas (…) se perfeccionó la trasferencia
de activos de las Electrificadoras Bolívar, Magangué, Córdoba y
Sucre, y los convenios de sustitución patronal nexos a los mismos,
manteniendo cada una de ellas sus propios regímenes
convencionales, vigentes en los Distritos que hoy están agrupados
en una sola Empresa (…), lo que implica especial dificultad
para alcanzar en el futuro un régimen convencional único.

Este nuevo Acuerdo entre el Sindicato de Trabajadores de


Electrocosta de Trabajadores de la Electricidad de Colombia
(Sintraelecol) y la Electrificadora de la Costa Atlántica S.A. E.S.P.(
ELECTROCOSTA) es el resultado del esfuerzo conjunto de las
partes para un nuevo avance al propósito de unificación
convencional, en lo que se refiere a condiciones laborales sin
perjuicio de los regímenes convencionales existentes en cada
Distrito en la forma en que quedan incorporados en los anexos del
mismo.

[…]

Este Acuerdo contribuye a seguir desarrollando el modelo de


relaciones y representa el avance en el interés de las partes para
el establecimiento de un régimen convencional único de las
distintas convenciones vigentes en la Electrificadora […].

En este contexto, las partes reconocieron igualmente, que se hizo


necesario concluir el presente Acuerdo como condición para
contribuir a lograr la viabilidad financiera de la Empresa.

En tal virtud, es claro que el mencionado acuerdo no se dirigía a


solucionar una imprevisible y grave alteración de la normalidad

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Radicado n.º 70527

económica, circunstancia fáctica que exige el artículo 480 del


Código Sustantivo del Trabajo, para que se verifique la viabilidad
de la revisión de una convención colectiva.

Por el contrario, los términos del acuerdo trascrito evidencian que


para la demandada, desde mucho antes de la firma del acuerdo
extra convencional, más concretamente, desde cuando decidió
adquirir los activos de las electrificadoras que patronalmente
sustituyó, era perfectamente previsible la existencia de múltiples
acuerdos convencionales, al punto que fue ello lo que la condujo a
implementar el camino hacia su unificación, con otro fin
sucedáneo: propender por la viabilidad financiera de la empresa
y precaver eventuales y futuras dificultades económicas.

Así, la Sala encuentra que el Tribunal sí se equivocó en


la valoración del acuerdo extraconvencional suscrito por las
partes el 18 de septiembre de 2003, que, como se dijo, con el
artículo 51 hizo más gravoso el acceso del demandante a la
pensión pactada convencionalmente, razón suficiente para
casar la sentencia y constituirse la Corte, en consecuencia,
en tribunal de instancia.

Sin costas en casación comoquiera que el ataque


planteado salió avante.

X. SENTENCIA DE INSTANCIA

Las mismas consideraciones que sirvieron de base para


casar la sentencia impugnada en la forma como quedó dicho,
son procedentes para fundar la decisión que en instancia
corresponde, en el sentido de tener por procedente el derecho
pensional de origen extralegal consagrado en los artículos 5º
y 20º de las convenciones colectivas de trabajo suscritas para
los períodos 1976-1978 y 1982-1983, aplicables al actor, en

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Radicado n.º 70527

la forma como fue declarado por el juzgado, cuya decisión se


impone confirmar.

En lo que respecta a la apelación de la parte


demandante, que buscaba declarar la nulidad del acuerdo
del 5 de mayo 2006, importa decir por la Sala que al fijarse
el alcance de la impugnación de la casación –que es el petitum
en sede extraordinaria- en la confirmación del fallo de primera
instancia y no en su modificación para incluir los motivos de
inconformidad descritos en la apelación, en casación ha de
entenderse aceptado integralmente el fallo que puso fin al
pleito por el juzgado.

Finalmente, en lo tocante con la excepción de


prescripción formulada por la empresa demandada y que fue
reiterada en la apelación, sin más motivos de controversia,
debe decir la Sala que de acuerdo con lo estipulado en el
artículo 151 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad
Social, la misma se contabiliza «[…] desde que la respectiva
obligación se haya hecho exigible».

En ese orden de ideas, al haberse causado y hecho


exigible el derecho pensional el 24 de enero de 2009 -
momento en el que se cumplieron los requisitos de edad y
tiempo de servicios por el trabajador-, así como que se
presentó la demanda inicial el 15 de diciembre de 2011 (folio
262 del primer cuaderno), lo cierto es que no transcurrieron
los 3 años que exige el referido artículo 151 del Código
Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, motivo por el
que no debe declararse la excepción alegada.

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Costas en las instancias a cargo de la parte vencida en


juicio.

XI. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República de Colombia y por autoridad de la ley, CASA
la sentencia dictada el veintiuno (21) de octubre de dos mil
catorce (2014) por la Sala Primera de Decisión Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cartagena, dentro
del proceso ordinario laboral seguido por EDDIE RAFAEL
CASTILLO VÉLEZ en contra de la empresa
ELECTRIFICADORA DEL CARIBE S.A. E.S.P.,
ELECTRICARIBE S.A. y el SINDICATO DE
TRABAJADORES DE LA ELECTRICIDAD DE COLOMBIA,
SINTRAELECOL.

En sede de instancia, la Sala resuelve CONFIRMAR la


sentencia proferida por el Juzgado Segundo Laboral del
Circuito de Cartagena el 4 de julio de 2013.

Costas como quedó dicho en la parte motiva de esta


providencia.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

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ANA MARÍA MUÑOZ SEGURA

OMAR DE JESÚS RESTREPO OCHOA

GIOVANNI FRANCISCO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ

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