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JORGE PRADA SÁNCHEZ

Magistrado ponente

SL3286-2022
Radicación n.° 84846
Acta 34

Bogotá, D. C., veintiuno (21) de septiembre de dos mil


veintidós (2022).

La Sala decide el recurso de casación interpuesto por


ELSA ELISA, PABLO ENRIQUE, YAQUELINE, ALIX,
YOLANDA, NEIDA, SANDRA JAZMIN, ANA MIREYA Y
AURA MARÍA ÁVILA FORERO, contra la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá D.C., el 8 de noviembre de 2018,
en el proceso que instauraron contra la CORPORACIÓN
AUTÓNOMA REGIONAL DE CUNDINAMARCA, CAR, y la
ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE PENSIONES,
COLPENSIONES.

I. ANTECEDENTES

Los accionantes pidieron se declarara que para


calcular el monto de la pensión de Antonio Ávila Rojas, la
Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR)

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dejó de incluir rubros reconocidos e insolutos, como sueldo,


sobresueldo, bonificación por servicios prestados,
quinquenio, prima de vacaciones, vacaciones compensadas
en dinero, auxilio de alimentación, dominicales, festivos,
horas extras diurnas y nocturnas, auxilio de transporte,
vacaciones, primas de servicios, de olor, anual, de
antigüedad, semestrales y viáticos. Así mismo que el
causante, y ahora sus hijos como únicos beneficiarios, son
titulares de todas las prerrogativas convencionales
existentes en esa entidad, como el seguro por muerte y/o
compensación dineraria convencional originada por el
deceso de su padre.

Solicitaron la imposición de condenas a título de


auxilio funerario, el «Seguro o Compensación Dineraria por
Muerte», compuesto por 2 «caudales», uno a cargo de la CAR
y el otro de Colpensiones, que integran el monto de la
pensión. Que como esta entidad omitió incluir todos los
aportes efectuados y el ingreso base de liquidación (IBL) es
inferior al que en «justicia y derecho» corresponde, debe
reajustar la pensión. También, pidieron el incremento por
personas a cargo, la indemnización moratoria por el no
pago oportuno de prestaciones, la indexación, la sanción
por mora en el reconocimiento de la pensión en debida
forma, la indemnización integral por perjuicios y las costas.

En subsidio, pidieron que la CAR incluyera todos los


devengos, retribuciones y demás sumas causadas por el
trabajador en toda su vida laboral, si fuera más favorable.

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Relataron que Ávila Rojas trabajó para la CAR hasta


alcanzar el derecho a la pensión y estaba afiliado al
sindicato, de suerte que fue beneficiario de las convenciones
colectivas celebradas, la última en 1985, en la que se pactó
que la CAR asumiría el pago de los gastos de traslado y
sepelio de su trabajador o pensionado fallecido, el seguro
por muerte o compensación dineraria, que equivalía a la
totalidad del salario promedio o el valor de la mesada
pensional; que devengó quinquenios, sobresueldos, recargo
por conducir equipo pesado, prima de vacaciones, prima de
navidad, de olor, especial de servicios, de vacaciones y
horas extras, entre otros. Sin embargo, no se tuvieron en
cuenta para fijar el valor de la pensión algunos de esos
rubros, como primas de antigüedad y de vacaciones,
quinquenio, horas extras, bonificación por servicios
prestados, que afectaron el valor de su pensión de vejez y
otros beneficios extralegales.

Informaron que al momento de compartirse, la mesada


del pensionado fallecido que recibió su esposa, estaba
conformada por recursos del «ISS» y la CAR, que no
provienen del erario; que con su importe, se sostenía su
cónyuge y su hija Elsa Elisa Ávila Forero, quien cuidó de
ellos hasta su muerte.

Comentaron que la «accionada» se ha sustraído del


pago de las prestaciones reclamadas, de suerte que se
causaron indemnización, intereses corrientes y de mora;
que la cláusula 59 convencional no fue denunciada en
1996, ni objeto de pronunciamiento por el tribunal de

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arbitramento, y que cuando falleció el pensionado, su


esposa ya había dejado de existir; por ello, son los únicos
beneficiarios de las prestaciones reclamadas. Agotaron la
reclamación administrativa.

Colpensiones se resistió a las pretensiones y propuso


las excepciones de prescripción, inexistencia del derecho y
de la obligación por falta de causa para pedir, cobro de lo
no debido, no configuración del derecho al pago del IPC, ni
de intereses moratorios, indemnización moratoria y buena
fe.

Aceptó que el pensionado laboró para la CAR, la firma


de varias convenciones colectivas de trabajo y la existencia
del auxilio funerario, pero no para pensionados. Así mismo,
el seguro por muerte que desapareció con el Acto Legislativo
01 de 2005, la compartición de la pensión, así como que
Elsa Elisa Ávila Forero era su hija y la reclamación
administrativa. Negó o dijo que no le constaban los demás
hechos.

Advirtió que dio aplicación al artículo 36 de la Ley 100


de 1993 y a los artículos 12 y 20 del Acuerdo 049 de 1990,
para reconocer la pensión de vejez a Antonio Ávila Rojas, a
través de la Resolución 001302 de 2000. Además, que Elsa
Elisa Ávila Forero no era menor de 18 años o 25, ni
incapacitada que dependiera del causante.

La CAR rechazó las súplicas impetradas y formuló


como excepción previa la de falta de legitimación en la

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causa por pasiva y, de fondo, inexistencia de la obligación,


cobro de lo no debido, prescripción y buena fe.

Admitió que Ávila Rojas laboró a su servicio, la firma


de varias convenciones colectivas de trabajo, la causación
de las primas de antigüedad y navidad, especial de
servicios, el subsidio de alimentación y el quinquenio.
Sostuvo que se efectuaron los descuentos con destino a la
seguridad social y que se agotó la reclamación
administrativa. Sobre los hechos restantes, expresó que no
eran ciertos o no le constaban.

Memoró el marco jurídico con base en el cual


reconoció la pensión de jubilación al causante, pero acotó
que no existía razón para ordenar la reliquidación
pretendida, en tanto fue calculada con el 75% del promedio
de los salarios devengados durante el último año de
servicios. Que no existía fundamento para sustituir la
prestación a la demandante, ni conceder el seguro por
muerte o compensación dineraria o de los perjuicios que se
reclaman. Aclaró que el auxilio funerario era para
trabajadores activos y para la fecha del fallecimiento del
pensionado, no estaba vigente alguna convención colectiva
de trabajo.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El 25 de julio de 2018, el Juzgado Treinta y Siete


Laboral del Circuito de Bogotá declaró probadas las
excepciones de inexistencia del derecho y cobro de lo no

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debido. Absolvió a las demandadas y condenó en costas a


los demandantes (fl. 343).

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Al resolver la alzada de la parte actora, el Tribunal


revocó la sentencia de primer grado y, en su lugar, condenó
a la CAR a pagar el auxilio funerario convencional a los
accionantes. Negó lo demás y no impuso costas.

Definió como problemas jurídicos los siguientes: i) si la


parte actora tenía derecho a que se reliquidara la pensión
de jubilación del causante Ávila Rojas, con base en la
inclusión de la bonificación por vacaciones, la prima de
vacaciones y los quinquenios; ii) la procedencia de la
indexación del IBL para calcular la primera mesada
pensional; iii) si había lugar a reliquidar la pensión de
jubilación, con fundamento en lo realmente devengado; iv)
definir la vigencia de la convención colectiva de trabajo
referida en la demanda inicial y su reforma; v) si era viable
conceder el incremento del 14% por personas a cargo; y vi)
si se abría paso conceder el auxilio funerario y la
compensación dineraria.

Dedujo no controversial el reconocimiento de la


pensión de jubilación a Antonio Ávila Rojas, según
Resolución 3778 de 1993, a partir del 31 de julio de igual
año, con una tasa de reemplazo del 80%, conforme con el
artículo 79 de la convención colectiva y una mesada inicial

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de $326.231 (fls. 11 a 13 y 53 a 55). Así mismo, la


concesión de una pensión por vejez, mediante Resolución
001302 de 2000, en aplicación del Acuerdo 049 de 1990,
dado su carácter de beneficiario del régimen de transición,
a partir del 15 de julio de 1998, en cuantía inicial de
$673.007, con base en 1396 semanas, un IBL de $747.785
y tasa de reemplazo del 90% (fl. 14 y 58). Igualmente, que
en la Resolución 371 de 25 agosto de 2000 y a partir del 1
de abril de 2000, la CAR reliquidó la mesada en $197.985,
como mayor valor entre la pensión de jubilación y la de
vejez (fl. 60).

Invocó las decisiones CSJ SL3138-2018, CSJ SL594-


2018 y CSJ SL957-2018, para destacar que la convención
colectiva fijó el IBL y, a falta de estipulación expresa, lo
procedente era acudir a la Ley, a efecto de definir los
factores salariales que debían colacionarse.

Del medio magnético contentivo de la convención


colectiva de trabajo vigente entre 1993 y 1995 (fl. 242),
extrajo que para calcular la cuantía de la pensión
contemplada en el artículo 79 ibídem, se debía tomar el
80% del promedio de salarios devengados en el último año
de servicios, pero allí no se convinieron los componentes
salariales que debían incluirse. En ese orden, dijo, debían
colacionarse los previstos en el artículo 1 de la Ley 62 de
1985, que no contempla los rubros que echa de menos la
parte actora; es decir, la prima de olor y la bonificación por
vacaciones.

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Aseveró que, conforme la certificación expedida por la


CAR (fl. 51 y 52), entre el 1 de agosto 1992 y el 31 de julio
1993, el ex trabajador no percibió sumas adicionales a
título de sueldos, horas extras, bonificaciones o primas,
subsidios de transporte y almuerzo, que ameritaran la
reliquidación de la pensión de jubilación. Reiteró que para
definir el monto de la pensión no era viable colacionar todo
lo devengado a lo largo de la vinculación laboral, en tanto el
convenio colectivo de trabajo vigente en la fecha de su
causación, precisó los pagos que debían incluirse, siempre
que fueran devengados en el último año de servicio, según
el artículo 79 ibídem.

En virtud del principio de inescindibilidad de la


norma, estimó que no se podían aplicar otras disposiciones
para inferir que el IBL era el de toda la vida laboral; con
mayor razón, si los conceptos que se relacionaron en la
alzada no fueron demostrados pues, a pesar de que uno de
los testigos, el señor «Jorge Eduardo», sostuvo que el actor
devengó una prima de olor cuando trabajó en el río Bogotá,
en la laguna de Fúquene o en cualquier otro río o canal, no
hizo referencia a su valor o a la forma de reconocimiento, ni
a la periodicidad de su causación; por tal razón y como lo
dispuso el juzgador de primera instancia, era inviable
impartir condena por este concepto.

Consideró que no había lugar a indexar el IBL, como


quiera que Ávila Rojas finalizó su vínculo el 31 de julio de
1993, (fl. 48), y la pensión de jubilación fue otorgada
mediante Resolución 3078 de agosto de igual año, a partir

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de aquella fecha, por manera que no se generó «el


envilecimiento del ingreso base de liquidación tomado por la
encartada al momento de su reconocimiento, pues tal
parámetro se hace por meses cumplidos y no por días».

Tras memorar las decisiones CSJ SL34215-2010, CSJ


SL13179-2015 y CSJ SL4283-2018, acotó que, en cuanto a
la reliquidación de la pensión por vejez, la sustentación de
la alzada no era clara, pues no cuestionaron las
consideraciones del a quo para desestimar esta pretensión,
en tanto solo se ocupó de la reliquidación de la pensión de
jubilación a cargo de la CAR; con ello, dijo, incumplió el
deber de sustentar la inconformidad sobre ese punto.

La desestimación del incremento del 14%, la fundó en


que no bastaba la convivencia y cuidado personal de la hija
respecto de su padre y que, además, al fallecimiento de
Ávila Rojas, la demandante contaba más de 18 años de
edad y no estaba incapacitada.

En torno a la vigencia de la convención colectiva de


trabajo, memoró las sentencias CSJ 20 mar. 2001, rad.
16359 y CSJ 21 may. 2002, rad. 8860 y sostuvo que si no
se suscribieron otras, después de la que rigió entre 1992 y
1994, aquella siguió vigente, con arreglo a lo previsto en el
artículo 474 del Código Sustantivo del Trabajo (CSJ 20 mar.
2001, rad. 16359), a pesar de la disolución del sindicato
que la había firmado, por manera que era fuente de
derechos y obligaciones.

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Con apoyo en la lectura del «artículo 59 de la


convención colectiva de trabajo», dedujo que en caso de
muerte de un trabajador o de un pensionado, sus
beneficiarios tendrían derecho al equivalente a 47 meses de
la última mesada pensional devengada por el causante. Por
tal razón, como Antonio Ávila Rojas falleció el 1 de julio de
2013 (fl. 86), se generó el derecho en favor de sus
causahabientes y, para su cálculo, partió de lo reconocido
en la Resolución 1371 de 2000, «actualizada hasta la fecha
del deceso del causante», es decir, hasta el año 2013, que
ascendió a $388.362.92, para un total de $18.253.059.92,
que debería indexarse. Descartó que esta prerrogativa
hubiese sido afectada por la entrada en vigencia del Acto
Legislativo 01 de 2005.

Lo mismo, sucedió con la excepción de prescripción,


toda vez que, entre la fecha del deceso del ex trabajador y la
presentación de la demanda inicial no transcurrió el plazo
previsto en los artículos 489 del Código Sustantivo del
Trabajo y 151 del Código Procesal del Trabajo.

Dado que ninguno de los demandantes acreditó haber


pagado los gastos por exequias del pensionado, negó el
auxilio funerario a cargo de Colpensiones, según los
términos del artículo 51 de la Ley 100 de 1993.

En punto a las indemnizaciones moratoria y plena de


perjuicios, halló demostradas razones serías y
jurídicamente atendibles para absolver, en la medida en
que para la entidad la convención colectiva de trabajo no se

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encontraba vigente, debido a la disolución por orden


judicial del sindicato que la había celebrado. Sobre la
segunda, agregó que brillaba por ausente la prueba del
daño generador de un perjuicio.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la parte actora, fue concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte. Se procede a resolver.
V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende que la Corte case parcialmente la sentencia


gravada y, en sede de instancia, revoque la de primer nivel
«para que en su lugar, y sin perjuicio de lo concedido en
segunda instancia, imparta condena respecto de todas y
cada una de las pretensiones de la demanda».

Con tal propósito formula dos cargos por la causal


primera de casación, que fueron replicados por la CAR.

VI. CARGO PRIMERO

Por vía directa, acusa interpretación errónea de los


artículos 1, 2, 4, 13, 25, 48, 53, 83, 93, 122,128, 228 y 229
de la Constitución Política, 5 de la Ley 6 de 1945 y las
sentencias CC SU519-1997 y CC T-369-2016.

Memora que toda discriminación está prohibida y


destaca el principio de a trabajo igual salario igual. Estima
clara la diferencia de trato de que fue objeto Antonio Ávila
Forero en relación con sus compañeros Darío León Pinto

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Salcedo, Carlos Neira y Pablo Sánchez, entre otros, dado


que a estos sí se les tuvo en cuenta «el quinquenio, la prima
de olor y otros devengos de rango legal y extralegal».

Refiere que el ad quem dio un sentido y alcance no


adecuado a los fines del Estado Social de Derecho, ni al
principio de igualdad, a los preceptos denunciados. Que de
haberlos aplicado rectamente, habría colegido que en el
caso del causante se debieron incluir los mismos conceptos
laborales para liquidar la pensión; con mayor razón, cuando
están cumplidos los requisitos exigidos por la ley y la
jurisprudencia para que opere la igualdad de salario con
compañeros del mismo cargo. Aduce que:

En lo que tiene que ver con el supuesto escollo que para fallar
en derecho, constituía el artículo 122 Constitucional, baste
decir que no solo existían las remuneraciones superiores de los
remplazados (sic) sino que en verdad, en el sub judice, se
honraba tal disposición en extenso.

Finalmente, el artículo 5 de la ley 6 de 1945, en nada se oponía


ni se opone a que al demandante se le prodigue administración
de justicia toda vez que no aplicarlo deviene en aceptación
inculta (sic) de que en el caso existieron intereses contrarios a
los de buena función pública (…).

Dice que la errada exégesis del ad quem, impidió que


operaran los artículos 13, 48, 53, 93, 228 y 229
constitucionales.

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VI. RÉPLICA

Asevera que la censura propone una revisión de la


sentencia de primer nivel, en tanto los cargos son las
mismas alegaciones empleadas en la instrucción del
proceso. Que el cargo es incompleto, vago e impreciso y
parece más la opinión personal de recurrente. Aduce que la
CAR actuó conforme con el ordenamiento jurídico, a pesar
de que no se logra identificar del embate, cuál fue la
violación especifica contenida en el primer cargo.

VII. CONSIDERACIONES

La censura recrimina al Tribunal porque conculcó el


derecho a la igualdad del pensionado Ávila Rojas, por no
haber colacionado, para liquidar su pensión, «el quinquenio,
la prima de olor y otros devengos de rango legal y
extralegal», que sí incluyó para deducir el monto de las
pensiones de algunos compañeros de trabajo.

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Sin duda, tal planteamiento invita a la Sala a descender


a la plataforma probatoria, con el fin de comprobar si, en
efecto, a aquellas personas, se les incluyeron los rubros que
pretende sean tomados en cuenta para liquidar la pensión.
Desde luego, tal propuesta no es posible que sea examinada
por la senda directa, en la medida en que implicaría
contrariar una elemental regla del recurso extraordinario.
El cuestionamiento del fallo del Tribunal por la vía jurídica,
traduce que el impugnante está totalmente de acuerdo con
los hechos que tuvo por probados el juzgador de la alzada,
de suerte que, de cara a este escenario, al juez de la
casación le está vedado incursionar en el análisis de los
medios de convicción incorporados a la actuación.

Si la Sala entendiera que se trató de un simple yerro


tipográfico, el análisis y resolución del caso por la senda
fáctica no es posible, en la medida en que no aparecen
listados los supuestos desaciertos fácticos, ni las pruebas
preteridas o mal valoradas; tampoco, explica qué acreditan
estas, ni cómo es que la valoración de las primeras sirve al
rediseño del escenario fáctico que dedujo el juzgador de
segundo grado.

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Además, la censura no confuta el argumento del juez de


apelaciones, consistente en que, los pagos que deben
colacionarse para calcular el monto de la pensión, son los
previstos en el artículo 1 de la Ley 62 de 1985. En cambio,
trae a la palestra una materia no ventilada a lo largo del
proceso, como la comparación de su situación con otros
trabajadores de la entidad. Desde luego, este planteamiento
constituye una poco sugestiva propuesta de transgredir el
derecho de defensa y contradicción de la convocada al
juicio.

VIII. CARGO SEGUNDO

Por vía indirecta, acusa aplicación indebida de los


artículos 467, 477 y 478 del Código Sustantivo del Trabajo;
12 al 16, y 21 al 24 del Acuerdo 049 de 1990, aprobado por
el Decreto 758 del mismo año; 51 al 54 A, 60 y 145 del
Código Procesal del Trabajo; 36 de la Ley 100 de 1993; 1, 2,
4, 6, 13, 25, 38, 39, 53, 55, 58, 83, 93, 95, 128, 228 y 229
de la Constitución Política; 11 al 14, 164, al 167 y 170 del
Código General del Proceso.

Denuncia la comisión de los siguientes errores de


hecho:

1. No dar por demostrado, estándolo que, el artículo 79 de la


Convención colectiva de la CAR, establece que el Ingreso Base
de Liquidación a partir del cual se ha de determinar el monto de
la mesada pensional de Jubilación de los trabajadores de la
CAR es el ochenta (80) por ciento de todo aquello que perciba el
trabajador durante el último año de la relación Laboral, como
retribución de los personales servicios prestados a la entidad.

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2. No dar por demostrado, estándolo que, siendo que las partes


pactaron con absoluta claridad todos y cada uno de los
requisitos y monto de la primera mesada pensional de
Jubilación del demandante, al Operador Judicial le estaba
vedado entrar a modificar el contrato Colectivo para remitirse a
extraña normatividad perjudicial para el entonces trabajador.

3. No dar por demostrado, estándolo que, la pasiva omitió la


inclusión de importantes devengos constitutivos de factor
salarial para determinar el monto de la mesada pensional.

4. Dar por demostrado sin estarlo que la pasiva incluyó en la


determinación del monto de la mesada todos y cada uno de los
devengos y acreencias causadas y percibidas por el entonces
trabajador durante el último año de servicios.

5. Dar por demostrado, sin estarlo que, las partes de la relación


laboral que nos ocupa acordaron de manera individual o
convencional que determinados pagos no constituían factor
salarial.

6. No dar por demostrado, estándolo que, a voces del artículo


79 de la Convención Colectiva de la CAR el monto de la primera
mesada pensional equivale al 80% del promedio del sueldo o
salario devengado en el ultimo año anterior al momento de
causarse este derecho.

7. No dar por demostrado estándolo que el causante devengó los


montos que se pide tener en cuenta como factores para la
reliquidación de la mesada pensional.

8. No dar por demostrado, estándolo que, la mesada pensional


del causante se tornó en pensión compartida a partir del
momento del cumplimiento de los 60 años de edad y demás
requisitos para obtener la pensión de vejez.

9. No dar por demostrado estándolo que, la CAR mediante


resolución 3778 del año 1993 asumió temporalmente el monto
total de la pensión de jubilación del actor que para entonces
correspondía a la suma de $326. 231.oo.

10. No dar por demostrado estándolo que el entonces ISS


mediante Resolución 001302 de 2000 otorgó pensión de vejez al
causante.

11. No dar por demostrado estándolo, que la CAR mediante


Resolución No. 1371 del 25 de agosto de 2000 y como
consecuencia de la compartibilidad nacida por el
reconocimiento de la pensión de vejez otorgada por el ISS,

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asumió el mayor valor correspondiente a la suma de


$197.985.oo pesos M/cte.

12. Dar por demostrado, sin estarlo que, a partir del 25 de


agosto de 2000 el causante era titular de 2 pensiones, una a
cargo del ISS y la otra a cargo de la CAR.

13. No dar por demostrado, estándolo que, el causante era


titular de pensión compartida, esto es que una parte la percibía
de la CAR y la otra porción del ISS, COLPENSIONES o Entidad
Administradora del Régimen de prima media con prestación
definida.

14. Dar por demostrado, sin estarlo que para determinar el


monto de la prestación convencional deprecada por los
demandantes, tan solo correspondía tomar la parte de la
pensión a cargo de la CAR.

15. No dar por demostrado, estándolo que, en manera alguna el


causante ostentaba dos (2) pensiones. Esto es dos erogaciones
del estado lo cual está prohibido por el art. 128 de la
Constitución Política de Colombia.

16. No dar por demostrado, estándolo que, el seguro por muerte


o compensación dineraria corresponde a 47 o 78 veces el salario
mensual o la mesada pensional íntegra, esto es incluyendo las
porciones que percibía tanto de la CAR como del entonces ISS.

Expresa que los yerros fácticos enrostrados, se


presentaron por no haber valorado la convención colectiva
de trabajo que, en sus artículos 79 y 59, define con
absoluta claridad las prestaciones de jubilación y seguro
por muerte del trabajador; las documentales de folios 90 al
109, 499 al 513, y la adosada del folio 1 al 636 del
cuaderno de pruebas; las resoluciones 3078 de 1993 por la
cual se otorga pensión de jubilación al causante, 001302 y
1371 del año 2000 emitidas por la CAR.

Sostiene que la convención colectiva regía las


relaciones laborales entre la CAR y sus trabajadores, en

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virtud de la cláusula legal sobre prórroga automática. Que a


la entidad correspondía efectuar estudios y
reclasificaciones, conforme lo estipulado en el artículo 9 del
instrumento extralegal suscrito el «30 de junio de 1964»; que
el causante devengaba, por lo menos, $5.oo por subsidio de
alimentación, subsidio de transporte, y en la convención
subsiguiente y vigente para el momento del retiro se
ampliaron estos factores salariales, según la cláusula
segunda, que no fue valorada.

Asevera que la cláusula 12 extralegal, prevé que el


artículo 59 ibídem consagra un beneficio equivalente a 47
veces la mesada pensional completa, que no a la porción a
cargo de la CAR o aquella del ISS; que dicha prestación solo
estaba supeditada a la muerte del trabajador o pensionado
de la CAR y es independiente de la antigüedad del
trabajador o del momento en que se haya reconocido la
pensión. Añade que el querer de las partes no fue excluir al
trabajador o pensionado alguno en razón de su antigüedad,
fecha de vinculación o fecha en que se otorgó la pensión, de
suerte que los beneficiarios solo deben acreditar el estatus
de pensionado y el deceso de su benefactor para consolidar
a su favor tal beneficio.

Aduce que no era indispensable que el trabajador o


pensionado estuvieran afiliados al sindicato, toda vez que
las conquistas convencionales están dirigidas al universo de
trabajadores o pensionados, (art. 31 CCT 1967) y que el
artículo 79 ibídem, dispone que la pensión de jubilación se

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calcula con el 80% del promedio del sueldo o salario del


trabajador.

Estima que de haberse valorado esa documental, el


juez de alzada hubiera concluido que entre los beneficios de
la convención a favor de todos los trabajadores, estaba la
prima de antigüedad o quinquenio y las demás acreencias
excluidas de la base para liquidar la pensión.

Así mismo, si hubiera apreciado las documentales de


folios «90 al 109», «499 a 513» del cuaderno principal, y las
convenciones colectivas, con certificado de depósito
oportuno, la convocatoria del tribunal de arbitramento del
conflicto del año 1996, el laudo arbitral, la sentencia de
homologación, y las actas especiales de acuerdo de 1997 y
1998, se habría percatado de que en la CAR siempre ha
estado vigente el convenio colectivo aplicable a todos los
trabajadores, sindicalizados o no, y la estipulación de
prerrogativas adicionales a las contempladas en el contrato
individual de trabajo, que integran la remuneración de los
trabajadores.

Sobre las resoluciones cuestionadas, expresa que la


prestación por muerte o compensación dineraria
corresponde al 100% del valor de la pensión y podía fijarse
a partir del monto otorgado por la CAR en la Resolución
3778 de 1993, o tomando la porción a cargo de la CAR del
ISS, en ambos casos, debidamente actualizadas.

VII. RÉPLICA

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Glosa la técnica del recurso, en la medida en que es


necesario que la denuncia de los desafueros fácticos, esté
acompañada de las razones que los demuestran, que su
existencia aparezca notoria, protuberante y manifiesta y
provenga de la falta de apreciación o errada valoración de
una prueba calificada.

Expone que se cuestionan puntos no resueltos por el


ad quem o acude a aspectos debatidos en instancia. En fin,
asevera que el recurso se asemeja a un alegato de instancia,
en tanto no es claro, se aparta de la verdad procesal y los
yerros achacados no son notorios, protuberantes, ni
manifiestos; mucho menos, provienen de la falta de
apreciación o errada valoración de una prueba calificada.

VIII. CONSIDERACIONES

A pesar de la senda seleccionada para el ataque no se


discuten las conclusiones fácticas del Tribunal, de suerte
que no es controversial que Antonio Ávila Rojas fue
pensionado por jubilación mediante Resolución 3778 de
1993, a partir del 31 de julio de 1993, con una tasa de
reemplazo equivalente al 80% de los salarios devengados en
el último año, conforme lo plasmado en la cláusula 79
convencional, con una mesada inicial de $326.321 (fls. 11 a
15).

Tampoco se debate que, por Resolución 1302 de 2000


el ISS, hoy Colpensiones, reconoció la pensión de vejez a

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Radicación n.° 84846

partir del 15 de julio de 1998 en cuantía de $673.007 (fl.


58), compartida con la de jubilación a cargo de la CAR, a
quien correspondió pagar $197.985 por mayor valor entre
ambas prestaciones (fl.60-61).
Si bien, acusa indebida apreciación de un sinnúmero
de pruebas, en esencia, el descontento de los recurrentes
apunta a lo que dedujo el Tribunal, luego de la lectura de
las cláusulas 79 y 59 la convención colectiva de trabajo
1993-1995. Afirman que dicho operador judicial debió
acceder a la reliquidación de la pensión de jubilación, como
efecto de la inclusión de la totalidad de factores salariales,
como primas de alimentación, transporte, «antigüedad o
quinquenio»; además, insisten en que tienen derecho al
auxilio o compensación funeraria con base en la totalidad
del ingreso pensional, que no solo por el mayor valor a
cargo de la CAR.

En ese orden, la Sala debe analizar las pruebas


denunciadas, en procura de verificar si, en efecto, el
sentenciador de alzada incurrió en los errores fácticos
endilgados. En punto a los ingresos que deben integrar la
base para liquidar la pensión convencional, la cláusula 79
del compendio extralegal (fl. 110 Cd), prevé:

Artículo 79.- A los trabajadores con (10) años continuos o


discontinuos de servicios a la CAR y que adquieran el derecho a
la pensión de jubilación por cumplimiento de los requisitos de
edad de cincuenta y cinco (55) años en el varón o cincuenta (50)
años en la mujer y veinte (20) años continuos o discontinuos de
servicio al Estado en uno y otro caso, la Corporación les
reconocerá, como pensión el equivalente al ochenta por ciento
(80%) del promedio del sueldo o salario devengado en el último
año anterior al momento de causarse el derecho.

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La Corporación asumirá el pago de la pensión hasta cuando el


Instituto de Seguro Social, asuma el pago de la pensión por
vejez, momento en el cual la CAR asumirá exclusivamente la
diferencia que resulte entre el valor de la pensión por vejez y el
que corresponda al de jubilación.

Mediante Resolución 3078 de 1993 (fls. 11 a 14 y 53 a


55), la CAR reconoció la pensión de jubilación a Ávila Rojas,
por haber acreditado 30 años, 9 meses y 5 días de servicio;
dispuso aplicar las leyes «33 y 62 de 1985, (…) 71 de 1988,
(…) 6 de 1945, (…) 4 de 1966» y los Decretos 1600 de 1945,
3135 de 1968 y 1848 de 1969. El ingreso base de
liquidación (IBL) se obtuvo del promedio de lo devengado en
el último año de labores, con inclusión de «sueldo o jornal,
subsidio de almuerzo, subsidio de transporte, horas extras,
bonificación por servicios, prima de servicios, prima de
navidad y bonificación por quinquenios». Aplicó la tasa de
reemplazo del 80%, según la cláusula 79 extralegal, para
una mesada inicial de $326.231.

Así las cosas, ninguna distorsión fáctica protuberante


pudo haber cometido el ad quem en la valoración de la
convención colectiva de trabajo pues, de su lectura, solo es
posible desprender que la prestación se calcularía a partir
del 80% del promedio salarial devengado en el año que
precedió a la jubilación.

Aunque se trata de un tema de talante fáctico, es


necesario destacar que de cara a la ausencia de consenso
de los suscribientes sobre los elementos que integraban la
base para liquidar la prestación pensional, la aplicación de
las leyes 33 y 62 de 1985, como se plasmó en la resolución

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de reconocimiento pensional, era la solución que se imponía


impartir en este caso. En sentencia CSJ SL1982-2021, en
un caso en que los signatarios de la convención colectiva de
trabajo no fijaron los factores salariales a tener en cuenta
para obtener el IBL de la pensión convencional, se
adoctrinó:

De entrada habrá de decirse por esta Sala, que el Tribunal no


incurrió en las infracciones fácticas que denuncia la censura,
pues, por una parte, en lo relacionado con los factores a ser
tenidos en cuenta para establecer el ingreso base de liquidación
de la pensión de jubilación, lo que se advierte es que el
instrumento convencional respectivo, en verdad, nada dijo
sobre ello, sin que tal omisión o indeterminación conlleve,
indefectiblemente, como lo formula la censura a que todos los
conceptos y por todo su valor deban ser computados y
promediados para la obtención del ingreso base pensional. Al
respecto, esta Sala en diversas oportunidades al tratar asuntos
con matices similares a los aquí abordados, particularmente en
la sentencia CSJ SL3158-2017, dejó sentado lo siguiente:
[…] En otros términos, dada la generalidad del acuerdo convencional y
la ausencia de una mención expresa de los rubros que constituyen la
base para liquidar la pensión de jubilación, no puede hablarse de
derechos adquiridos, como lo pretende hacer ver el censor, pues en
este caso corresponde acudir a lo dispuesto en el artículo 3 de la Ley
33 de 1985, modificado por el artículo 1 de la Ley 62 de la misma
anualidad, en armonía con el artículo 1 del Decreto 1158 de 1994,
que modificó el artículo 6 del Decreto 691 de 1994, a fin de determinar
los factores constitutivos de la base de liquidación; textos normativos
en los que valga resaltar, no se enuncia la prima de vacaciones ni el
subsidio de transporte peticionados por el actor, tal y como lo estimó la
decisión atacada. De manera que en ningún yerro pudo incurrir el
Tribunal al aplicar tales preceptos.

De la misma manera en la sentencia CSJ SL4086-


2017, se señaló:

Pues bien, sea lo primero destacar que la pensión reconocida a


Cuartas Gil por Caprecom fue de origen convencional por lo
que, en principio, es tal instrumento el que determina la forma

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de calcular el IBL así como los factores salariales que lo


integran.

No obstante, al plenario no obra copia de la convención


colectiva de trabajo, de modo que conforme lo ha establecido la
Sala en reiteradas oportunidades, es menester acudir a los
precisos términos que sobre el particular establezca la ley» (…).

En cuanto al segundo reparo, relacionado con los factores


salariales que deben tenerse en cuenta para el cálculo de la
pensión de la actora, es de señalar que cuando un convenio
colectivo de trabajo consagra una pensión de jubilación sin
establecer en concreto cuáles son aquellos que deben
observarse para su liquidación, o cuando el instrumento
colectivo en el que supuestamente se establecieron, no obra al
plenario, en ningún yerro incurre el juez si con fundamento en
las normas que regulan la materia, establece cuáles son los que
lo integran.

Ahora bien, como el reclamo de los recurrentes va


dirigido a la reliquidación de la pensión de jubilación por
falta de inclusión de «todos» los factores salariales,
puntualmente, de las primas de antigüedad o quinquenio,
alimentación y transporte, no se observa cómo el juez de
apelaciones hubiera podido equivocarse al negar la
pretensión. Tal cual quedó definido líneas atrás, la
valoración de la resolución de reconocimiento pensional al
extrabajador, reveló que desde el inicio, dichos
componentes fueron colacionados por la encartada para
calcular el IBL de la pensión de jubilación reconocida a
Ávila Rojas el 31 de julio de 1993, reliquidada mediante
Resolución 1371 de 2000 (fls. 60 a 61).

En cuanto al deber de la entidad de «efectuar estudios


y reclasificaciones, conforme lo estipulado en el artículo 9 del
instrumento extralegal suscrito el «30 de junio de 1964», se

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advierte que en el expediente no obra el texto del convenio


colectivo; además, la petición comportaría un medio nuevo
en casación, con el innegable compromiso de los derechos
de defensa y contradicción.

En cambio, en lo que concierne a la lectura del


artículo 59 convencional, la censura está asistida de razón.
Textualmente, se convino que el auxilio por defunción será
equivalente a «47 meses del último salario básico o de la
última mesada pensional correspondiente al causante, o si la
muerte ocurriere por accidente, la compensación será de
setenta y ocho (78) meses, liquidados con base en el último
salario básico o mesada pensional correspondiente al
causante».

Fácilmente, se comprende que el beneficio extralegal


no está limitado al valor de la porción a cargo de la
empresa, sino que su monto se obtiene de multiplicar la
cuantía global de la mesada que el pensionado devengaba a
la fecha del deceso. Haber entendido algo distinto, comportó
cercenar el derecho de los beneficiarios pues, a pesar de la
claridad del precepto extralegal, el juez colegiado de
instancia restringió el derecho a una parte del auxilio,
debido a que desapercibió que la pensión que disfrutaba el
causante era una sola, solo que era compartida por la ex
empleadora y la entidad de seguridad social.

En sentencia CSJ SL12148-2014, la Sala enseñó que


para la liquidación del auxilio extralegal, debía tenerse en

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cuenta «la última mesada pensional correspondiente al


causante», conformada por las porciones del ISS y la CAR.
Argumentó que dicha interpretación se ajustaba a la
«regulación legal del fenómeno de la compartibilidad, en el
sentido [de] que no se trata de dos pensiones, sino de una
prestación, solo que compartida».

De lo anterior, emerge evidente el error fáctico


endilgado al juez de apelaciones, quien al interpretar
erradamente la norma convencional, fracturó la
compensación en favor de los beneficiarios del causante, y
la limitó a una parte de la mesada pensional. En
consecuencia, se impone casar la sentencia solamente en lo
que a dicho punto se refiere, a fin de elaborar un nuevo
cálculo del auxilio.

Como no obra información de la última mesada


pagada a Antonio Ávila Rojas, para mejor proveer se
dispone que por Secretaría, se oficie a Colpensiones para
que certifique el valor de la última mesada por vejez pagada
al causante, y a la Corporación Autónoma Regional, CAR,
para que informe a cuánto ascendió el mayor valor pagado
por pensión de jubilación a la misma persona a la fecha del
fallecimiento. Dichas entidades, cuentan con 10 días
hábiles, contados a partir del recibo de la comunicación,
para emitir la respuesta

Sin costas en casación, dada la prosperidad parcial del


segundo cargo.

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IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA
la sentencia proferida por la Sala Laboral de del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá el 8 de noviembre
de 2018, en el proceso que instauraron ELSA ELISA,
PABLO ENRIQUE, YAQUELINE, ALIX, YOLANDA, NEIDA,
SANDRA JAZMIN, ANA MIREYA Y AURA MARÍA ÁVILA
FORERO contra la CORPORACIÓN AUTÓNOMA
REGIONAL DE CUNDINAMARCA, CAR, en cuanto calculó
el valor de la compensación por muerte de origen común,
sobre el mayor valor pagado por la CAR, por concepto de
pensión compartida. No casa en lo demás.

Para mejor proveer, se ordena oficiar en los términos


expuestos en la parte motiva.

Sin costas.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

DONALD JOSÉ DIX PONNEFZ


Ausencia justificada

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JIMENA ISABEL GODOY FAJARDO

JORGE PRADA SÁNCHEZ

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