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1) ¿Qué es la calidad?
Para Deming la Calidad es "un grado predecible de uniformidad y fiabilidad a bajo costo y
adecuado a las necesidades del mercado". Esta definición incorporar una perspectiva estadística.
Se garantiza la calidad uniforme y la mejora permanente, si disminuye la variabilidad de las
características clave del producto.
Esta definición, que nos viene de los años 50, es la primera que asocia la productividad a la
calidad. No puede haber calidad a expensas de la productividad ni productividad si ello implica
sacrificar calidad. Ambos aspectos deben desarrollarse en forma conjunta.
a mayor concordancia (zona 4 del gráfico) mayor percepción de calidad. Cualquier situación
intermedia produce insatisfacción. En la zona 1, el consumidor y sus demandas no son tenidos en
cuenta y esto produce frustración. En la zona 2, también hay insatisfacción, pues se planifica lo
1
En algunos casos, el contacto inicial (el "momento de la verdad") puede ser gravitante en la decisión de compra. De
todos modos, aún cuando la decisión haya sido tomada con antelación, ese momento no pierde peso porque pasa a formar
parte de la evaluación de calidad que se empieza a formar el consumidor respecto del producto o servicio.
2
Administración Total de la Calidad.
que el cliente espera pero se fabrica otra cosa. En la
zona 3, donde la calidad no se planifica, si bien
tenemos un cliente satisfecho difícilmente la
condición se pueda mantener en el tiempo: el
sistema es inestable.
Genichi Taguchi sentencia que la calidad es "la mínima pérdida para la sociedad, una vez que el
producto es despachado". En otras palabras, todo aquello que no tenga calidad, constituye una
pérdida para la sociedad. Para Taguchi, la sociedad se compone del cliente, el fabricante y la
comunidad. Entonces, las pérdidas se volverán en contra del fabricante bajo la forma de pérdida
de mercado. La mala calidad es gasto y el gasto es, tarde o temprano, pérdida para la sociedad.
Desde esta perspectiva, entonces, la calidad se encuentra vinculada con la responsabilidad social
del empresario.
A través de un breve repaso histórico podemos concluir que, como señala José Luis Cela Trulock,
ex Director de Calidad Total de Peugeot Talbot España, en su libro Calidad Qué es. Cómo hacerla,
la calidad está en la misma naturaleza del ser humano. Desde el inicio de los tiempos, el hombre
ha intentado obtener lo mejor de su trabajo. Las artesanías son un claro ejemplo de la inclusión
de la calidad en el producto desde su concepción.
Sin embargo, la Revolución Industrial y la fabricación en masa, en su intento por maximizar la
producción optimizando el rendimiento laboral, ha quitado al trabajador la responsabilidad por
la calidad para depositarla en manos de un ejército de "inspectores de calidad". De esta forma,
se ha puesto en manos de un tercero la responsabilidad del control y la reparación de lo
defectuoso, lo que, como menciona Taguchi, termina siendo pérdida para la sociedad.
Como era de esperarse este modelo de exclusión del operador de su responsabilidad por la
calidad trajo enfrentamientos y discusiones estériles entre las áreas de producción y los
departamentos de control de calidad. Así, el nivel de despilfarro (conocido como Planta Oculta),
llegó a significar, en muchas organizaciones, nada menos que el 30 por ciento de su facturación.
Esto llevó a que el Doctor Joseph Juran, tras analizar las consecuencias de este modelo,
determinara que, en los años 80, un tercio de la fuerza laboral de los Estados Unidos trabajaba
en rectificar los errores cometidos por los otros dos tercios.3
1.3) Total Quality Management, calidad en todas las áreas de la empresa
Desde que, de la mano de Deming y Juran, las compañías japonesas empezaron a transitar un
enfoque basado en que la calidad es responsabilidad de todos, muchas empresas de Oriente y
Occidente han revisado sus paradigmas sobre la calidad. A partir de una fuerte autocrítica y de
3
No hay razones para creer que, actualmente, la situación sea muy diferente. En muchas organizaciones, la planta oculta
o “muda” como la denominan en las empresas japonesas, se ha hecho parte de la vida cotidiana y sus integrantes son
ciegos o miopes para tomar conciencia de este flagelo que afecta negativamente su calidad y productividad.
un cambio rotundo de su visión del negocio, muchas han logrando transformaciones culturales
significativas.
Entonces, a partir de los años 60, las funciones de calidad han pasado del Control e Inspección
(aplicados únicamente al producto) a lo que se conoce como Gestión Total de la Calidad (o
TQM), tanto en productos como en servicios, desarrollada en todas las áreas de la empresa.
En este nuevo modelo de administración, que analizaremos en profundidad más adelante, se
parte de la idea básica de que calidad es siempre lo que dice el cliente y que no existe una única
definición de calidad, por la multiplicidad de visiones provenientes de múltiples clientes. En otras
palabras, la calidad de un producto o servicio será lo que el cliente crea que es.4
Actualmente, las empresas que lideran sus segmentos son las que han introducido esta visión de
la calidad como parte fundamental de su estrategia: la mejora de calidad en la gestión de todo lo
que hacen es equivalente a una mejora de la competitividad. Como la visión de la calidad y la
percepción del valor agregado de parte de los clientes es multifacética y cambiante, jamás
descansan sobre lo logrado. Estas organizaciones saben que se requiere un proceso de mejora
continua de todas las áreas para no ser desplazadas por los competidores. Y este proceso de
mejora continua es lo que se conoce como Kaizen.
Entonces, desde este enfoque, no basta con tener una Oficina o Departamento de Control de
Calidad, es más, en los últimas décadas en muchas empresas la Dirección de Calidad ha
desaparecido como “staff” y se ha redimensionado a punto tal que solo existe una “Ingeniería
de Calidad” que dependiendo de la Dirección de Manufactura cumple la función de aportar
herramientas actualizadas para la gestión de calidad y “recomienda” nuevos caminos en
búsqueda de la mejora continua. Y esto tiene la lógica de esta nueva visión en la que la calidad
del producto y del servicio es responsabilidad de “todos” los que integran la empresa. Confinar
esa responsabilidad en un Departamento o Gerencia es tener una “visión estrecha y
distorsionada” de la calidad y de cómo lograrla; solo hay dos caminos posibles: el modelo
costoso e ineficaz de detección por inspección y corrección ex post y el modelo económico que
planifica, monitorea, predice y mejora continuamente la calidad resultante, minimizando los
costos de la ineficiencia asociada a la no-calidad. El primer enfoque tiene, además, el elevado
riesgo de que la inspección “falle”, puesto que ningún control es 100% eficaz y que el “inspector
final” que finalmente detecte el problema, sea el Cliente.
Ford es un claro ejemplo de una empresa que cambió su paradigma y, siguiendo un modelo
similar al Toyota Production System (TPS), desarrolló e implementó un sistema de manufactura
flexible, FPS o Ford Production System, poniendo la productividad y la calidad en la cadena de
generación de valor para el cliente: calidad en la fuente. Este cambio conceptual permitió,
además de mejorar drásticamente la calidad y la productividad final, pasar de una estructura
organizacional con Direcciones de Calidad Staff de cientos de empleados a magras gerencias de
calidad que “facilitan” el agregdo de valor, aportando herramientas de mejora continua de los
procesos. Estas y otras tantas empresas como Unilever, Motorola, Fuji, Hitachi, DHL, TNT, Nokia,
AT&T, Fedex, 3M, Cargill, Ritz Carlton Hotel, por mencionar las más conocidas
internacionalmente, que han elegido este enfoque, han entendido que la calidad de un producto
o servicio no se logra sólo con inspección, sino que es resultado de un proceso que integra a
todos los miembros de una organización en la concepción de su diseño, desarrollo, producción y
asistencia técnica desde su venta y hasta el fin de su vida útil, incluyendo su disposición final o
reciclado.
Refuerza lo mencionado el hecho de que en ninguno de los modelos más reconocidos de
Certificación de Sistemas de Gestión de Calidad como ISO 9001, QS9000, ISO/TS 16949 o los que
4
Sin embargo, también es cierto que, en cada medio social, existen denominadores comunes que llevan a que los usuarios
acepten o rechacen, en términos de calidad, a un determinado producto o un servicio. El cliente en estos conceptos es
tanto el interno (departamento o área dentro de la empresa) como el externo (usuario final).
sustentan a los Premios Nacionales de Calidad, se va a encontrar como requerimiento el tener un
Departamento de Calidad o algo que se le parezca, eso si, se requieren evidencias objetivas de
contar con una “organización comprometida con la calidad”. Por otro lado imagínese a ud.
siendo propietario de una empresa pequeña o mediana, teniendo que sostener los costos fijos
de un Departamento de Calidad con decenas de empleados controlando lo que otros hacen,
para que no le lleguen productos defectuosos a sus Clientes y además pretendiendo que su
empresa le dé dividendos. Su permanencia en el mercado será efímera: Calidad si, pero no a
cualquier costo.
Calidad atractiva: Esta dimensión se constituye por lo que nos sorprende gratamente, lo no
esperado, lo que va más allá de nuestras expectativas. Si bien este aspecto no es expresado por
las encuestas de mercado (porque, a priori, no sabemos lo que nos va a sorprender) aquí están
las innovaciones que hacen "la diferencia". Kano los denominó calidad atractiva (o atractive
quality) e Ishikawa, calidad progresiva (o forward looking quality). Gráficamente, se identifican
con una curva asintótica a los ejes de estado físico y performance en el primer y segundo
cuadrante.
5
Es importante destacar, en este punto, que lo opuesto a insatisfacción es ausencia de insatisfacción. No debemos
confundirnos diciendo que lo que no provoca insatisfacción, genera satisfacción.
Estos aspectos siempre aumentan la satisfacción, aun cuando su performance decaiga.
Volviendo a nuestro ejemplo, esto es lo que percibimos la primera vez que utilizamos el control
total y remoto del primer televisor que adquirió con manejo a distancia
El Modelo de la Calidad de Kano termina de conformarse una variable fundamental que obliga a
las organizaciones a no "dormirse en los laureles". Esa variable es el tiempo. En efecto, los
requerimientos y las expectativas de los clientes cambian con el tiempo. En la medida que los
mercados se familiarizan y saturan, aquellos aspectos que en algún momento lo llegaron a
deleitar pasan a formar parte de la calidad de desempeño (y eventualmente de la calidad básica).
El control remoto, que alguna vez pudo sorprender gratamente al consumir, ya se ha convertido
en un requisito imprescindible. ¿Qué consumidor siquiera consideraría como alternativa a un
televisor sin control remoto?
2) Midiendo la Calidad
Hasta este punto, hemos presentado el concepto de calidad y hemos realizado un recorrido por
las principales líneas de pensamiento que han participado en su configuración. Pero, ¿cómo se
aplica todo esto concretamente en las organizaciones? ¿Qué deberíamos hacer para mejorar la
calidad de nuestros productos y servicios?
Todos somos conscientes de que lo que no se mide no puede ser sujeto de asignación de
objetivos de mejora. Por lo tanto, no puede ser mejorado en forma planificada y evaluar los
resultados que se van alcanzando.
Entonces, si aceptamos que mejorar todos los días todo lo que la organización hace, en todos los
niveles y sectores, es una necesidad para satisfacer y sorprender a clientes internos y externos,
se desprende la necesidad de diseñar, implementar y monitorear frecuentemente un sistema de
medición de las actividades que resultan clave en la generación del valor percibido por los
clientes.
Como hemos señalado en la sección anterior, hoy la calidad se entiende como un concepto que
debe estar extendido a toda la organización. Así, el sistema de medición debe abarcar todos los
procesos que contribuyen, directa o indirectamente, a generar valor. Es de vital importancia
pues, la medición de la calidad y de la productividad de los procesos, sean estos administrativos
o tecnológicos, de producción directa o de apoyo, para, a partir de los resultados, trabajar en su
mejora continua.
En las empresas existen mediciones más o menos desarrolladas y por lo tanto, merced a la
informática, hay profusión de datos. Sin embargo, esto no necesariamente significa que la
organización posea la información realmente valiosa para la toma de decisiones. Entonces, el
desafío consiste en elaborar un buen set de indicadores de gestión, que permita reducir los
riesgos a la hora de decidir.6
Ahora bien, los clientes son los que dan vida y sustento a las empresas, aceptando o rechazando
lo que ellas ofrecen en término de producto y/o servicio. Así, es claro que un lugar fundamental
del sistema de medición de actividades clave debe ser ocupado por los indicadores de
satisfacción tanto del cliente final como de los clientes internos y, como contrapartida, los
indicadores de calidad de proceso
Mínimamente el diseño del sistema de indicadores debe incluir la medición de satisfacción de los
clientes, la medición de la efectividad del cumplimiento de los compromisos, la medición de la
6
Para más información, ver el capítulo Business Intelligence, del presente tomo.
eficiencia en el uso de los recursos y el mejoramiento y la motivación de los recursos humanos de
la organización.
La calidad debe medirse desde dos perspectivas: 1) una perspectiva técnica, que es de naturaleza
objetiva por cuanto toma como referencia las especificaciones de ingeniería de diseño ya sea del
servicio o producto; 2) una perspectiva subjetiva que tiene su origen en la calidad percibida por el
cliente.
Medición desde la perspectiva técnica: Aquí se incluyen las mediciones de los procesos y se
obtiene, como resultado, indicadores de proceso o indicadores internos. Por ejemplo, índices de
rechazos en puestos de verificación o control, evolución de las resultados de auditorías internas
o de despacho, la evolución de la aptitud de los procesos para generar características clave del
producto dentro de las tolerancias, la evolución de la cantidad de retrabajos, de errores y de
material desechado.
Retomando un televisor como ejemplo, el fabricante debería preguntarle a cada encuestado que
conforma la muestra poblacional seleccionada, qué lo motiva a comprar un televisor, qué
considera que un televisor debería tener como parte de su diseño para satisfacer sus
expectativas de uso, cuáles son los aspectos que privilegia de un televisor, cómo definiría un
televisor de “calidad”, qué garantía y servicio considera adecuados para este tipo de aparatos, la
vida o durabilidad esperada, que prestaciones adicionales le gustaría encontrar, cuánto estaría
dispuesto a pagar por un televisor que responda a sus expectativas y por supuesto, qué
importancia relativa le asigna a cada una de estas expectativas. Las respuestas, estadísticamente
analizadas y ponderadas conforme a la importancia asignada por el Cliente, pasarán a conformar
los “Que” y los “Cuanto” del Cliente para que luego, las áreas técnicas y de manufactura,
identifiquen qué procesos dentro de la organización son clave para obtenerlos, evalúen si la
expectativa se está, cuanto menos, alcanzando y de existir un déficit de cumplimiento, lo
conviertan en el objetivo de mínima de ese proceso clave.
Es clave para el éxito de todo lo que sigue que los dueños o el CEO de la empresa sea quien
convoque al equipo directivo a la primera reunión de lanzamiento del proceso de gestión de
calidad basado en un Tablero Estratégico de Gestión. Su participación activa es, además,
fundamental en la definición de visión y estrategia de corto, mediano y largo plazo.
Así, un facilitador debería organizar una sesión de brainstorming, donde gerente o director
definirá sus clientes internos (y, de existir, externos) y planteará los que, desde su punto de
vista, deberían ser los indicadores de gestión clave de su área de responsabilidad.8
A continuación, sus pares definirán si las mediciones seleccionadas son las mejores y las
necesarias para evaluar el
proceso de mejora del área en
cuestión. En cada caso,
deberán definirse mediciones
de proceso y mediciones de
resultados, de manera que
siempre en cada proceso clave
se pueda contrastar lo que se
mide internamente con la
calidad percibida por quien
hace uso de lo que el proceso
genera como producto o
servicio.
Como resultado de esta
actividad se tendrá un listado
8
Para más información, ver el capítulo 2, Técnicas de pensamiento creativo, del tomo 3 de la colección, Creatividad e
Innovación.
de mediciones e indicadores de gestión que generalmente supera las posibilidades de
seguimiento y control de la gerencia. Pero, como bien sentenciaba Albert Einstein: "no todo lo
que cuenta puede ser contado, no todo lo que puede ser contado cuenta". Entonces, el próximo
paso será elegir, entre todos los propuestos, un conjunto de indicadores estratégicos.
En la siguiente Tabla se pueden observar algunos indicadores típicos que por supuesto son solo a
título informativo, no necesariamente son todos ni son los necesarios. Eso dependerá de cada
organización, de su situación y de su estrategia. Es importante observar que en todos los casos
hay una perspectiva interna y una externa.
En este punto, deben definirse los pocos vitales indicadores de gestión se analizarán semanal o
mensualmente en las reuniones de seguimiento del negocio. Si bien el número de indicadores
dependerá del tamaño de la compañía, como dato referencial podemos afirmar que, en una
organización mediana, no debería haber más de 12 indicadores estratégicos. Pero, ¿cuáles elegir
entre todos?
Para esto, una herramienta de suma
utilidad es la matriz de correlación. Como
su nombre lo indica, permite
correlacionar las demandas de los
clientes de cada sector con las
mediciones propuestas por su gerente,
dando un peso relativo a las demandas en
función de la importancia que les han
asignado los propios clientes y evaluando
numéricamente con qué nivel (alto,
medio o bajo) cada medición contempla
cada una de las demandas de los clientes.
Veamos a modo de ejemplo cómo a partir
de la matriz de correlación para el Área
de Suministros emergente de la Tormenta de Ideas de la Alta Gerencia deberían definirse sus
Indicadores Estratégicos o de Primer Nivel. La Dirección o Gerencia de Suministros venía
administrando su Departamento con 6 indicadores de gestión mostrados como Mediciones
Existentes. En la Tormenta de Ideas de Indicadores las “áreas clientes” de Suministros entre las
que seguramente estarán la Dirección de Manufactura con sus Gerencias de Planta, Calidad,
Ingeniería y Logística y la Dirección o Gerencia de Finanzas definen sus expectativas mostradas
en las columnas: ausencia de problemas de calidad por insumos comprados, desarrollo de
proveedores que entreguen Justo a Tiempo (JIT), flexibilidad ante cambios repentinos de
programación, cumplimiento de Programas de Entregas, desarrollo de proveedores con
capacidad de co-diseñar componentes, fuente única por insumo y costos competitivos. También
se muestran 4 indicadores que surgieron como potenciales en esta etapa de desarrollo del
Tablero de Estratégico de Gestión Integral. Se totalizarían así 10 indicadores de Primer Nivel para
el Área de Suministros, pero surge la pregunta: ¿serán todos necesarios y serán suficientes para
que Suministros gestione el logro de objetivos alineados con la estrategia global? Estas
preguntas se responden primero estableciendo el grado de correlación de los indicadores con las
expectativas de los Clientes asignando un valor 9 a la alta correlación, 3 a la correlación media y 1
a la correlación baja o nula. Luego al sumar horizontalmente y comparar los valores resultantes
se evidencia que hay cuatro indicadores que para la estrategia actual pasan a ser de segundo o
tercer nivel. Por último para determinar si están todas las expectativas contempladas en los
indicadores seleccionados se suman las columnas y se comparan los valores resultantes. En el
ejemplo es claro que está faltando 3 indicadores de primer nivel puesto que la necesidades de
lograr que los Proveedores que puedan suministrar JIT, que puedan co-diseñar y que respondan
positivamente frente a cambios repentinos de programa no se está contemplando
adecuadamente con las mediciones propuestas hasta el momento.
Cada set de indicadores debe tener un ejecutivo como gestor, quien será responsable de liderar
el proceso de mejora hasta alcanzar los resultados esperados.9 Los gerentes de las áreas que
pueden contribuir al logro del objetivo peculiar deben definir objetivos y acciones de
acompañamiento y ser miembros activos del equipo interdepartamental de mejora del indicador.
Cada medición debe tener una unidad de medida, un objetivo consensuando por la dirección, un
plan de acciones de mejora con tiempos y responsabilidades claramente definidos y un gráfico
de tendencias para evaluar y predecir el resultado final y así poder reaccionar tempranamente
toda vez que un equipo no está pudiendo cumplir con el plan preestablecido.
Aquí, se recomienda que el indicador, además del gráfico de tendencias que muestra como es la
evolución respecto de los resultados esperados, contenga información de resultados de años
previos, de manera de poder visualizar siempre donde se encontraba antes la empresa.
Por último, y para tener una visión completa, también se debe mostrar como información
complementaria al objetivo interno, el nivel alcanzado por quienes lo están haciendo mejor en el
mercado local y el mejor de su clase a nivel internacional. Esta información se obtiene mediante
un trabajo de benchmarking.
Las reuniones de seguimiento de los indicadores deben ser, como mínimo, mensuales. Es
aconsejable ir rotando entre los gerentes la responsabilidad de asegurar que se encuentre
disponible toda la información necesaria para que la reunión sea eficiente y se focalice en la
revisión de los indicadores y de los planes de mejora. Así, todos los directivos se involucrarán en
las problemáticas de todas las áreas de la empresa (y no sólo en las del sector que administran).
2.3.6) Desarrollo del árbol de indicadores tácticos y operativos
Una vez que se ha puesto en marcha el Tablero de Gestión Estratégico, es necesario que la alta
dirección trabaje con los mandos medios o los supervisores (y éstos, a su vez, con los operarios)
en la definición de mediciones, indicadores,
objetivos y acciones de mejora de segundo y
tercer nivel alineados directa o indirectamente con
los estratégicos.
Quedará así conformada, en toda la organización,
una pirámide de indicadores y acciones de mejora
de la calidad de los resultados en manos de
equipos interdepartamentales de la alta y media
9
Cuando esto ocurra, probablemente el indicador deje de ser estratégico y sea reemplazado por otro que, en las nuevas
circunstancias, sí lo sea.
gerencia y operativos multisectoriales, perfectamente alineados con los objetivos estratégicos
que han sido definidos a partir de las demandas de calidad y valor de los clientes.
Ahora bien, ¿cómo podemos saber si el modelo basado en el Tablero de Gestión Estratégico está
dando resultados? Evidentemente, el indicador clave será la evolución en el índice de satisfacción
del cliente, que expresa su valoración de la calidad percibida por el producto o servicio que ha
comprado.
La experiencia muestra que el proceso de instauración, desarrollo y maduración de un Tablero
de Gestión Integral de la Calidad que pueda acompañar una cultura de Administración Total de la
Calidad, lleva entre 12 y 24 meses, dependiendo del tamaño y complejidad de la empresa y del
nivel de compromiso con la calidad que se tenga desde la base a la cabeza de la organización.
También cabe mencionar que los primeros resultados de mejoras apreciables de las operaciones
se empiezan a dar a los 90 días de haber efectuado la tormenta de ideas de indicadores, esto es
a partir de la tercera reunión de Indicadores de la Alta Gerencia.
Todo este enfoque parte del entendimiento de que la calidad y la productividad son las
resultantes de todo lo que la empresa, sus empleados y quienes la conducen, hacen en cada área
de responsabilidad y de que, para que esa información sea de utilidad, se debe compartir en
todos los niveles. Como dijo Peter Druker: "dentro de las organizaciones la vieja creencia indica
que la información significa poder, entonces cada uno la atesora. Pero en una empresa exitosa el
poder es compartir la información".
En síntesis, en este apartado hemos observado que la gestión de la calidad es mucho más que
llevar a algún que otro indicador de satisfacción y de rechazos internos y externos. Si no se
trabaja a nivel operativo, a nivel de mandos medios y a nivel de la alta gerencia en la medición y
mejora de los procesos y actividades internas que, directa o indirectamente, agregan valor a los
atributos que resultan clave para los clientes, será muy difícil reaccionar a tiempo ante los
cambios en el ambiente del mercado. Y esta forma de entender la calidad desde un punto de
vista sistémico, nos permite introducirnos en la ya célebre filosofía del Total Quality
Management.
Para comenzar a comprender TQM, es fundamental dedicar algunas líneas en presentar la vida y
obra de su creador. William Edwards Deming fue un estadístico y Doctor en ciencias físico-
matemáticas nacido en el estado norteamericano de Iowa. Deming es reconocido como la
persona que transformó a la industria japonesa y no son pocos los que lo consideran como el
Padre de la Tercera Revolución Industrial.
No obstante, si estudiamos en profundidad su obra, descubriremos que Deming no ha realizado
un aporte novedoso. Su gran contribución consistió en hacer confluir dentro de su teoría de la
administración de empresas, el pensamiento humanista de grandes teóricos como Maslow y
Herzberg, el liberalismo como filosofía base para el progreso económico, social y espiritual de la
humanidad, los trabajos de Elton Mayo y el pensamiento sistémico y estadístico como
herramientas de mejora e innovación.
Así, la filosofía de gestión de Deming puede resumirse en lo siguiente. La base del éxito de una
organización es "comprender y entender a la gente que trabaja en los sistemas" y entender que
"...el proceso de un negocio, cualquiera fuera su naturaleza, empieza y continúa con el Cliente..."
al punto tal que "...el Cliente es la parte más
importante de una línea de producción...".
A través de sus célebres 14 Principios, Deming
ofrece una guía para romper con paradigmas aún
vigentes en este nuevo milenio e instaurar en
nuestras empresas este nuevo concepto de
gestión. Como menciona Pulido en su libro (1997),
algunos de estos principios pueden parecen
utópicos e imposibles de trasladar a nuestras
realidades. Sin embargo, esto no quita que quienes
tengan la responsabilidad de conducir
organizaciones tanto privadas como públicas,
trabajen con la visión de hacer realidad en sus
empresas este enfoque que si bien hasta hoy un ideal, les ha significado a muchas
organizaciones que han iniciado el camino, el llegar a diferenciarse y convertirse en líderes del
mercado con empleados y gerentes que sienten orgullo de pertenecer.
Veamos, a continuación, los célebres 14 Principios del Dr. Deming y algunas recomendaciones
para su aplicación práctica.
Deming propone abandonar las viejas filosofías de administración y adoptar una nueva, basada
en la satisfacción del cliente y la mejora continua de la calidad de productos y servicios. Para
lograrlo, todas las áreas de la empresa deben:
Existe hoy una verdad incontrastable y "sufrida" por innumerables organizaciones: la inspección,
por sí sola, es una pésima herramienta para asegurar calidad final. La experiencia frustrante de
clientes que adquieren día a día productos provistos por empresas que emplean ejércitos de
inspectores, sofisticados sistemas de verificación y control, que sólo agregan costos minando la
productividad, da vigencia y sustento a este principio de Deming.
El gran defecto de la estrategia de detección (esto es, calidad mediante inspección) es que
además de no ser 100 por ciento efectiva nada aporta a la determinación de la causa raíz del
problema de calidad.
Lo que en realidad se debe hacer es poner los recursos y el esfuerzo en el diseño de los procesos
que generan el producto o servicio final, para reducir su variabilidad y hacerlos predecibles. Una
herramienta sencilla (pero con frecuencia mal aplicada) para alcanzar la capacidad de "gerenciar
la variación", es el Control Estadístico de Procesos.
Seguir este principio conlleva un cambio de paradigma y una redefinición de políticas de quienes
administran las áreas de Compras. La reducción de costos sustentada en la búsqueda de
proveedores que ofrezcan el precio inicial más bajo sin considerar el costo final de la pieza
comprada debido a su nivel de calidad es una estrategia errónea si lo que se busca es la mejora
continua de la calidad y la productividad.
En palabras de Deming: "El precio no tiene sentido sin una medida de la calidad de lo que se está
comprando. Sin medidas adecuadas de la calidad, el negocio se encamina hacia el licitador más
bajo y el resultado inevitable es baja calidad y costos elevados".
Para lograr un producto final de calidad y competitivo, tanto los insumos como los
componentes, equipos y herramientas comprados, tienen que ser de calidad. Así, la menor
cantidad de inspecciones de recepción, de rechazos, de reclamos de campo y de clientes
insatisfechos significarán un costo total final más bajo.
El buen comprador debe disponer de especificaciones completas, entender qué está comprando
y asegurar que el proveedor, seleccionado en base a una evaluación de cumplimiento de los 14
Principios, entienda cuáles son los requerimientos
del producto o servicio que va a proveer.
La propuesta de Deming consiste en integrar los
procesos del proveedor con los del cliente: "El
proceso del proveedor es la primera etapa del
proceso del cliente". Se debe establecer, como
meta, el disponer de un único proveedor de cada
insumo. Así, se podrá minimizar la variabilidad,
reducir costos de estructura, burocracia,
comunicaciones, y costos de inventarios muchas
veces duplicados.
Imaginemos una fábrica que recibe insumos de
dos proveedores A y B. Como se observa en la figura, ambos cumplen con las especificaciones.
Sin embargo, el proveedor A fabrica productos cuyas dimensiones críticas están cerca del límite
inferior de especificación. Los del Proveedor B, por el contrario, son cercanos al superior. Lo que,
en definitiva, la fábrica recibe es la suma de las variaciones de ambas fuentes. Ahora,
supongamos que el producto es un pistón que tiene que ajustar con una estricta luz en cilindros
mecanizados internamente. El resultado es que para garantizar que la luz resulte dentro de
valores ideales, el Departamento de Producción deberá estar seleccionando los pistones con los
cilindros que mejor combinen. No es necesaria demasiada imaginación para pensar en los
problemas que tendrán la gente de Producción y, por supuesto, los clientes finales que recibirán
muchos productos de mediocre calidad.
Para que la visión de Deming sea posible debe existir confianza mutua, acuerdos a largo plazo y
una "real sociedad" entre la empresa proveedora y la empresa compradora en la búsqueda de la
satisfacción del cliente final común.
El proceso de mejora continua propuesto por Deming, hoy conocido como Kaizen de la Calidad,
propone ciclos continuos de pequeñas mejoras incrementales en todos los procesos de la
empresa y la estandarización de cada mejora. En cada ciclo, se deben seguir cuatro pasos:
planear la mejora, implementar la mejora, verificar los resultados y actuar ajustando toda vez
que sea necesario.
Este ciclo se debe complementar con acciones
también cíclicas de cara al cliente final:
Elaborar mapas de contactos con el cliente.
Escuchar y luego gestionar internamente la Voz
del Cliente sobre la calidad percibida.
Diseñar o rediseñar a partir de la Voz del Cliente
pero anticipándose a sus necesidades buscando
lograr calidad atractiva.
Desarrollar y controlar estadísticamente procesos
capaces de producir consistentemente el diseño
previo.
Nuevamente obtener la Voz del Cliente,
capitalizando, de corresponder, cada oportunidad de mejora.
Se debe adoptar un estilo de Dirección comprometido con la nueva filosofía, orientado al trabajo
en equipo, la mejora continua, la innovación y la comunicación efectiva.
El líder debe buscar continuamente la forma de facilitar y optimizar la tarea de su personal para
mejorar el resultado de sus actividades.
En Deming, el concepto de líder como persona con carisma, guía de multitudes, solitario y
buscador de estatus, está superado. Lo que se necesita es comunicación, trabajo en equipo,
conocimiento, compromiso, predicar con el ejemplo, facilitar y guiar. Desde este enfoque, los
líderes deben utilizar el pensamiento y las herramientas estadísticas para detectar qué está
desestabilizando al sistema y qué precisa una ayuda especial. Como mencionaba Deming, se
necesitan muchos más líderes verdaderos que "jueces".
Según Deming, los viejos estilos de administración imponen miedo en los empleados, coartando
la creatividad y la capacidad de innovar. La transformación planteada por Deming requiere de
trabajadores y directivos que no teman opinar, participar y disentir.
Dentro de sus Nuevos Principios, Toyota sostiene como elementos impulsores de la creatividad
el tratar al ser humano como tal, el motivar la cooperación, el alentar a perder el temor por el
fracaso y el de propender a la participación y a la acción de sus empleados: “antes de decir no
puedo, inténtalo”.
FedEx en su declaración de Valores Fundamentales entre otros menciona a la “Comunicación
abierta” en la que “Se exhorta a los miembros del equipo a que compartan abiertamente su
opinión y puntos de vista”.
3.2.10) Eliminar los lemas, las exhortaciones y las metas para la mano de obra
Las pancartas y letreros que adornan las paredes de muchas organizaciones, exhortando al
compromiso y a lograr esto o aquello, si bien tienen una intención noble, no funcionan porque,
en palabras de Deming, "están dirigidos a las personas equivocadas". Parten de suponer que los
trabajadores, por el solo hecho de tener carteles en sus puestos de trabajo, pueden llegar al cero
defecto, producir con calidad y mejorar la productividad.
No obstante, la realidad es que el 80 por ciento de las causas que impiden alcanzar los objetivos
provienen de procesos diseñados por la alta gerencia (y que, por lo tanto, sólo pueden ser
modificados por ella). Para que un operario calificado produzca la calidad deseada desde el
primer momento, no debemos colocarle un letrero sino asegurarnos de que los insumos, la
máquina y el dispositivo de medición no presenten ningún defecto o problema.
10
Para más información, ver el capítulo 6, Estrategia, estructura y cultura, del tomo 6 de la colección, Estrategia.
Deming siempre recordaba un ejemplo real de un slogan que lo había impactado en una visita a
una Planta de USA: “No patine en una mancha de aceite”. En las fábricas de Japón, mencionaba
Deming, lo que se hace es evitar las manchas de aceite.
La tarea de la Gerencia es estabilizar los sistemas de manera que las metas sean una
consecuencia natural. Dice Deming: “ Se puede fustigar a los caballos: corren más rápido durante
algún tiempo. Las metas son como el heno que alguien amarra frente al hocico del caballo. El
caballo es lo suficientemente listo como para descubrir que no puede alcanzarlo, no importa si
anda a paso largo o galopa, trota o camina. Lo mismo da quedarse parado. ¿Porqué discutir al
respecto? Nada sucederá a menos que cambie el sistema. Esa es la tarea de la gerencia; no de la
gente que trabaja en sistemas que no crearon”
3.2.11) Eliminar las cuotas numéricas para la mano de obra y los objetivos cuantitativos para la
gerencia
Los ingenieros metodistas determinan tiempos de producción para el trabajador medio. Así, los
empleados que, por causas comunes como la falta de entrenamiento o por causas especiales
como "tener un mal día", no llegan a la cuota diaria que fijan los estándares acaban frustrados. El
efecto es doblemente nocivo porque los que están por sobre la cuota se amoldan al estándar
cuando podrían haber producido más. Por otro lado, generalmente se pide cantidad sin un
requerimiento de calidad lo cual va en contra de la filosofía de Deming y de toda lógica.
La función de la gerencia es trabajar sobre las causas que impiden que el rendimiento promedio
suba. En ausencia de un método, el imponer estándares de trabajo a los empleados y objetivos
numéricos a la gerencia es, en palabras de Deming, una farsa que termina generando frustración
en la gente.
Si un sistema es estable, establecer un objetivo más allá de los límites definidos por el diseño de
ese sistema es simplemente una utopía. Para alcanzar ese objetivo la gerencia tiene que
rediseñar el sistema. Si por el contrario, el sistema no es estable, el cumplir o no un objetivo es
una cuestión del azar, algunos años se alcanzará y otros tantos no. Para Deming "los resultados
numéricos serán una consecuencia del trabajo sistemático por mejorar".
3.2.12) Eliminar las barreras que privan a la gente del derecho a estar orgullosos de su trabajo
Para que el trabajo sea una fuente de satisfacción, la gente debe disponer de la capacitación, de
los medios, de los sistemas, de los métodos y procesos adecuados para que la tarea pueda
hacerse adecuadamente. De lo contrario, cabe la pregunta de Deming: "¿Puede una persona
sentirse orgullosa por su trabajo cuando tiene que gastar su tiempo intentando corregir o
examinar un trabajo deficiente de una operación anterior, cuando nadie atiende su pedido de
mantenimiento de su equipamiento?"
Otras barreras a eliminar son los actuales sistemas de
evaluaciones por desempeño que solo sirven para
promover el trabajo individual porque se basan en
promedios de rendimientos respecto de objetivos,
que como se mencionó en el punto anterior algunas
veces resultan ser utópicos y otros azarosos,
penalizando al 50 por ciento que está por debajo del
promedio.
Bien aclara Deming que "es sabido que, en cualquier
grupo de personas, una de ellas estará dentro del 50
por ciento superior y otra dentro del 50 por ciento
inferior, cualesquiera sean las características que se
evalúen y nada puede hacerse al respecto". Supervisores y gerentes tienen que entender esto y
dialogar con sus empleados acerca de sus fortalezas y debilidades y asistirlos para optimizar el
resultado final del equipo subiendo el rendimiento promedio.11
La transformación que los 13 puntos anteriores implican no es tarea de una sola persona, por
más autoridad que tenga. El plan, para que la Administración Total de la Calidad sea una realidad,
debe involucrar a todos los miembros de la organización. Desde luego, como en todo proceso de
cambio, existirá una resistencia.
Para vencerla, el CEO deberá convocar, entre sus directivos, a los que puedan conformar una
masa crítica inicial que comprenda y apoye esta transformación. Este equipo deberá tener el
valor de romper con la tradición, incluso hasta el extremo de quedar aislado de sus pares y
difundir el plan de cambio en toda la organización.
Ese equipo de transformadores serán los encargados de diseñar, planificar y desarrollar el cómo.
Lo importante en esta etapa del diseño del formato a seguir, es comprender que el cómo debe
ser adaptado a cada realidad, a cada situación, a cada cultura formal e informal. No existe tal
cosa como un modelo de aplicación universal, apenas pautas: somos únicos como seres, somos
únicos como equipos de trabajo, somos únicos como empresas, somos únicos como sociedad,
somos únicos como país, pretender una solución capaz de dar respuesta a tanta diversidad de
factores es cuanto menos una utopía.
Hasta aquí, hemos presentado los célebres 14 Principios de Deming que han sido fundamentales
para el desarrollo del modelo TQM. Conceptualmente, la gestión integral de la calidad no es otra
cosa que buscar que la satisfacción del cliente sea la prioridad y el foco de todo lo que la
organización hace en todos sus niveles.
Aquella organización que pueda entender y adaptar estos principios a su gestión empresarial, no
estará lejos de administrar siguiendo el modelo que con pequeños matices da sustento a los
Premios Nacionales de Calidad tales como el Malcom Baldrige de EEUU, el Premio Europeo a la
Calidad, el Premio Deming de Japón o el Premio Nacional de Calidad de la Argentina.
Así lo hicieron compañías y organizaciones productoras de bienes o servicios como Procter,
Campbell Soup, AT&T, Nassua, Exxon, George Washington School of Engineering, Honeywell,
Bridgestone, Komatsu, Tata Steel, Rane TRW, Nec, Thai Ceramic, Philips, Ricoh, Fuji Photo
Optical, Canon, Konica, Mitsubishi, Nissan, Toyota, Hitachi, Yamaha Motor, Hewlett Packard, por
mencionar las más renombradas.
11
Para más información, ver el capítulo 6, La gestión del desempeño, del tomo 1 de la colección, Capital Humano.
Los 14 Principios que dan sustento al modelo TQM se fueron adaptando y aplicando a distintas
ramas de la industria y de la producción como también a la educación, la asistencia sanitaria,
bancos, instituciones de bien público y organizaciones estatales. 12
A partir de la fundación W. Edwards Deming Institute, una asociación sin fines de lucro, en 1993,
escuelas de negocios y asociaciones en todo el mundo continúan difundiendo los Principios de
Deming y replicando su ya famoso Seminario de 4 Días.
No obstante, alguien podría preguntarse si las enseñanzas de Deming siguen vigentes en
nuestros días. Al fin y al cabo, han pasado ya varias décadas desde que estos 14 Principios fueran
enunciados y los mercados han experimentado severos cambios desde aquel entonces. Pero lo
cierto es que, a la hora de pensar en el futuro de los modelos de gestión de calidad, no
deberíamos buscar teorías revolucionarias. Lo cierto es que el modelo del futuro ya está
desarrollado. Deming nos lo ha legado. Lo que falta es trabajar seriamente en aplicarlo en toda
su dimensión.
Por el momento, son pocas las organizaciones que, además de entender la Gestión Total de la
Calidad en toda su dimensión, la han aplicado en base al modelo propuesto por Deming. La
mayoría sólo ha transitado este camino a medias o con atajos desacertados. Para expresarlo en
términos del mentor, podemos compartir algunas ideas extraídas de su libro Out of the Crisis: "El
objetivo de este libro es transformar el estilo de gestión de América... Hace falta una nueva
estructura de la base hasta el final. La palabra adecuada podría ser mutación... También es
necesaria la transformación de las relaciones del gobierno con la industria... El primer paso de la
transformación es aprender cómo se debe cambiar... Los tímidos y timoratos, y los que esperan
resultados rápidos, están condenados a la decepción".
4) Conclusiones
A lo largo de este capítulo, hemos ofrecido un panorama de los principales temas vinculados con
la gestión de calidad.
En la actualidad, ya nadie duda de que es necesario mejorar continuamente la calidad de
productos y servicios para ser competitivos y permanecer en el negocio. Tampoco hoy se puede
dudar de que, para interpretar el significado que cada cliente le asigna al concepto calidad y
utilizarlo como objetivo en los indicadores, cada organización tiene que indagar mediante
encuestas, qué significancia cualitativa y valorativa le asignan a su propuesta de valor y a la de la
competencia, tanto los usuarios actuales y como los potenciales.
En lo que habitualmente no se coincide es en la forma de lograrlo. Hay quienes siguen aferrados
a la idea de que la calidad se consigue imponiendo mayor disciplina y control a los trabajadores.
Sin embargo, lo que en realidad se necesita es un profundo y adecuado diagnóstico de la
situación de cada organización, rescatar y valorar al hombre como fuente esencial de la
resultante de los procesos, hacer una adecuada selección del tratamiento y por sobre todo
reflexionar profundamente sobre la responsabilidad y el compromiso que les cabe a quienes
dirigen a la organización para instaurar un modelo de gestión tal, que su emergente natural sea
un ámbito en el que se respire calidad, se viva la calidad y en el que, por más elemental o más
compleja, por más intrascendente o más gravitante que para el negocio cada actividad sea,
quienes la ejecuten, al nivel que sea, lo hagan transpirando calidad.
Bibliografía
12
Los 14 Principios de Deming se pueden también encontrar adaptados de manera singular en los “coincidentemente”
denominados 14 Principios del Toyota Way.
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Cantú Delgado, Humberto (2007). Desarrollo de una Cultura de Calidad. Editorial McGraw-Hill. 3ra
Edición.
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Rico, Rubén Roberto (1993). Calidad Estratégica Total: Total Quality Management. Ediciones
Macchi.