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INCUMPLIMIENTO NO IMPUTABLE AL DEUDOR

INCUMPLIMIENTO NO IMPUTABLE AL DEUDOR


La falta de realización de la prestación debida por el deudor conlleva el incumplimiento de la obligación.
Este incumplimiento puede ser por dolo, negligencia, morosidad o cualquier otra actuación que sea
contraria a lo establecido como prestación en el origen de la relación jurídica. Pero esa responsabilidad
no opera en los casos que no hubieran podido preverse, o que, previstos, fueran inevitables. Este caos
son los denominados “fortuitos y de fuerza mayor”. Los sucesos imprevisibles e inevitables, exoneran
de la responsabilidad por incumplimiento de la obligación del deudor.
Para que opere esa irresponsabilidad, el suceso debe reunir los siguientes requisitos:
1. Debe tratarse de un hecho no imputable al deudor.
2. Debe suponer el cumplimiento de un acto imposible.
3. Debe ser imprevisto, o bien previsto pero inevitable.
4. El suceso fortuito o inevitable debe ser causa y tener como consecuencia el incumplimiento de la
obligación.
a. Caso Fortuito: existe cuando el suceso que impide el cumplimiento de la obligación, no era
previsible usando una diligencia normal, pero, de haberse podido evitar, se habría vitado. Caso
fortuito tiene intima relación con los hechos producidos por mano humana (aunque fuese dado
de forma colateral o no directamente).
b. La Fuerza Mayor: e en latín VIS MAIOR, es un hecho que no se puede evitar y tampoco se puede
prever. Tiene gran importancia, en derecho, a la hora de establecer la responsabilidad por los
daños. El Caso de Fuerza Mayor es asociado a las fuerzas de la naturaleza.
El incumplimiento intencional, como consecuencia del dolo o culpa del obligado, que en la EL
DERECHO ROMANO Lex Aquilia antiguo, Magallón Ibarra, se castigaba como un delito civil; el 1 se
refiere al incumplimiento con mora y el no intencional, como consecuencia del caso fortuito, en los que
el resultado se traducía en el necesario pago de una indemnización.
Es natural que el derecho se preocupe por tutelar adecuadamente el derecho de crédito y que esté atento
a proporcionar al acreedor los mejores instrumentos para su satisfacción cabal o, en últimas, su
frustración menor. En ese sentido no tiene por qué extrañar la tendencia a considerar delanteramente la
posibilidad de ejecución coactiva específica de la prestación, que, sin duda, es la manera natural de
satisfacer el interés del acreedor con el resultado prevenido en el título, podría decirse que sin otros
límites que los de la subsistencia de dicho interés, de la naturaleza o el estado de la cosa, en su caso, de
la capacidad física y mental del deudor y, eventualmente, de la necesidad de asegurar la pars condicio
creditoris.
El deudor, por el solo hecho de serlo, al no cumplir, queda expuesto a la ejecución forzada por parte de
su acreedor, específica o por el equivalente pecuniario, y además por los perjuicios causados a este con
su renuencia. Responde con sus bienes actuales y con los que llegue a adquirir en el futuro,
Ilimitadamente; íntegros esos bienes quedan expuestos a la acción del acreedor o de los acreedores, que
pueden perseguirlos singularmente, en coligación Inicial o posterior, o universalmente, demandando su
embargo, secuestro, avalúo y remate, para alcanzar a la postre el pago de sus créditos con el producto de
la subasta o con la adjudicación a ellos, a prorrata del monto del crédito o atendiendo a motivos de
preferencia, de modo que los acreedores ven el patrimonio del deudor y su porvenir como el último

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respaldo con que cuentan; es la así llamada "prenda general" de los acreedores sobre los bienes del
deudor.
EL INCUMPLIMIENTO
Lo ideal sería que las obligaciones jurídicas se cumplan de manera normal tal y como fue pactado o tal
y como lo señala la ley, sin que las partes tengan que acudir al órgano jurisdiccional para buscar su
cumplimiento ante la negativa del deudor. Hay incumplimiento de las obligaciones jurídicas cuando el
deudor no cumple lo debido ya sea porque no previó adecuadamente su capacidad de cumplimiento, es
decir creyó en un inicio poder obligarse y poder cumplir con dichas obligaciones, pero luego por diversas
circunstancias que le son imputables no puede hacerlo (negligencia). Es consecuencia de la mala fe o la
negligencia del obligado y por ende no produce la satisfacción del interés del acreedor que debió haber
quedado satisfecho con el cumplimiento de la prestación.
El incumplimiento de la obligación puede ser absoluto o relativo dependiendo de si la prestación fue
cumplida parcialmente o no. Podemos definir el incumplimiento como la infracción del deber jurídico
por parte del deudor al no realizar la prestación comprometida.
En este caso podemos decir que “Con las palabras caso fortuito o fuerza mayor se designa el impedimento
que sobreviene para cumplir la obligación, debido a un suceso extraordinario ajeno a la voluntad del
deudor”
El caso fortuito, …exonera al deudor en cuanto rompe la relación de causalidad entre las acciones u
omisiones del deudor y los daños experimentados por el acreedor …Lo que no priva al deudor de su
deber de diligencia en orden al cumplimiento, ni de los deberes de previsión y seguridad, sino al
contrario: solo el deudor diligente podrá exonerarse porque si el hecho ha podido ser previsto con la
diligencia exigible o evitado con una actividad diligente, no habrá caso fortuito o forzoso ni,
consecuentemente, liberación o exoneración.1
Independientemente del criterio doctrinal que se adopte acerca de si los conceptos fuerza mayor y caso
fortuito tienen una misma o diversa significación, no se puede negar que sus elementos fundamentales y
sus efectos son los mismos, pues se trata de sucesos de la naturaleza o de hechos del hombre que, siendo
extraños al obligado, lo afectan en su esfera jurídica, impidiéndole temporal o definitivamente el
cumplimiento parcial o total de una obligación, sin que tales hechos le sean imputables directa o
indirectamente por culpa, y cuya afectación no puede evitar con los instrumentos de que normalmente se
disponga en el medio social en el que se desenvuelve, ya para prevenir el acontecimiento o para oponerse
a él y resistirlo.
EL CASO FORTUITO Y LA FUERZA MAYOR EN NUESTRO CÓDIGO CIVIL
Ahora bien en el título IV, de la Insolvencia del Deudor y del Concurso de Acreedores2 , pero en el tema
del caso fortuito o fuerza mayor en el Libro Tercero, título I de las obligaciones, capitulo III de la
naturaleza y efectos de las obligaciones, en el artículo 1864 dice taxativamente “Fuera de los casos
expresamente mencionados en la ley, el deudor no será responsable de los daños e intereses que se
originen al acreedor por falta de cumplimiento de la obligación, cuando éstos resultaren de caso fortuito
o fuerza mayor, a no ser que el deudor hubiere tomado a su cargo las consecuencias del caso fortuito o

1 Montes Penades. Derecho Civil. Obligaciones y contratos. Edita Tirant lo Blanch, 1998 Op. cit., pág. 214.
2 Código Civil Nicaragüense paginas 11081 hasta la 11094.
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fuerza mayor, o éste hubiere ocurrido por su culpa, o hubiere ya sido aquel constituido en mora, que no
fuere motivada por sucesos que no hubieran podido preverse, o que, previstos, fueren inevitables.”
En el capítulo V de las obligaciones a plazo, articulo 1901, inciso 3° dice taxativamente “Cuando por
actos propios hubiere disminuido aquellas garantías después de establecidas, y cuando por caso fortuito
o fuerza mayor desaparecieren, a menos que sean inmediatamente sustituidas por otras nuevas e
igualmente seguras.”
En el capítulo VI de las obligaciones alternativas, artículo 1912 dice taxativamente” Cuando la elección
hubiere sido expresamente atribuida al acreedor, la obligación cesará de ser alternativa desde el día en
que aquella hubiere sido notificada al deudor. Hasta entonces la responsabilidad del deudor se regirá por
las siguientes reglas: 1°. Si alguno de los bienes se hubiere perdido por caso fortuito, cumplirá entregando
el que el acreedor elija entre los restantes o el que haya quedado si uno solo subsistiera; 2°. Si la pérdida
de los bienes hubiere sobrevenido por culpa del deudor, el acreedor podrá reclamar cualquiera de los que
subsistan, o el precio del que, por culpa de aquel, hubiere desaparecido; 3°. Si todos los bienes se hubieren
perdido por culpa del deudor, la elección del acreedor recaerá sobre su precio; Las mismas reglas se
aplicarán a las obligaciones de hacer o de no hacer, en el caso de que algunas o todas las prestaciones
resultaren imposibles.”
Ahora en el título II de Los Modos de Extinguirse las Obligaciones, capítulo II del pago, artículo 2026
dice taxativamente en el párrafo primero “Si la deuda es de un cuerpo cierto, debe el acreedor recibirlo
en el estado en que se halle; a menos que se haya deteriorado y que los deterioros provengan del hecho
o culpa del deudor, o de las personas por quienes éste es responsable; o a menos que los deterioros hayan
sobrevenido después que el deudor se haya constituido en mora, y no provengan de un caso fortuito, a
que el bien hubiere estado expuesto igualmente en poder del acreedor.”
En el capítulo VI del pago indebido en el artículo 2077 dice taxativamente “El que de mala fe recibe el
pago, en caso de pérdida o enajenación del bien, debe restituir el valor real de él; y en caso de haber
deterioros, indemnizarlos, aunque la pérdida o deterioros provinieren de caso fortuito; a menos que se
probare que lo mismo hubiera acontecido estando el bien en poder del propietario.”
En el capítulo XIII, de la imposibilidad de pago, artículo 2166 dice taxativamente “Si el bien cierto y
determinado perece por culpa o durante la mora del deudor, la obligación de éste subsiste, pero varía de
objeto; el deudor es obligado al precio y a los daños y perjuicios. Con todo, si estando en mora el deudor,
el bien cierto y determinado perece por caso fortuito que prueba el deudor que habría sobrevenido
igualmente a dicho bien en poder del acreedor, solo deberá los daños y perjuicios de la mora. Pero si el
caso fortuito pudo no haber sobrevenido igualmente en poder del acreedor, se debe el precio del bien y
los daños y perjuicios de la mora.”
Ahora bien el título XX de los contratos aleatorios, capítulo II del seguro, artículo 3539 dice
taxativamente “Seguro es el contrato por el cual una persona se obliga mediante un premio, a responder
de los riesgos y daños que por caso fortuito pueda sufrir el bien de otro.” En el artículo 3556 dice
taxativamente “En el caso fortuito no se comprende la fuerza mayor si no se ha pactado así
expresamente.”
La fuerza mayor toma una significación especial y autónoma a partir de la concepción de la
responsabilidad objetiva (ajena a la idea de culpa) diferenciándola de la responsabilidad extracontractual
subjetiva (Culpa como elemento central). Solo la fuerza mayor exonera de responsabilidad objetiva.

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Podemos concluir que, las obligaciones jurídicas nacen para ser cumplidas y así cumplir su fin para el
que fueron concebidas. Cumplidas satisfactoriamente satisfacen el interés del acreedor en la prestación.
El incumplimiento de la obligación es la infracción que comete el deudor al no realizar la prestación a la
cual él se encontraba obligado. El deudor puede incumplir la prestación en forma consciente y voluntaria
(dolo) o en virtud de actuar en forma negligente, imprudente o con impericia (culpa).
Nuestro Código Civil en general se habla de caso fortuito y fuerza mayor y en la mayoría de los casos se
mencionan ambas como eximentes de responsabilidad. Sin embargo, tratándose de la responsabilidad
objetiva solamente la fuerza mayor se puede decir que se exoneraría de responsabilidad al deudor en
virtud de que la responsabilidad objetiva no analiza la culpa del obligado sino la existencia de una
actividad riesgosa.

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