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Tema 31: La extinción y modificación de las

obligaciones

Autor:

10 de mayo de 2023

1. El artículo 1156 y las causas de extinción de las obli-


gaciones

Conforme al art. 1.156 CC, “las obligaciones se extinguen:

Por el pago o cumplimiento.

Por la pérdida de la cosa debida,

Por la condonación de la deuda,

Por la confusión de los derechos de acreedor y deudor

Por la compensación

Por la novación”

Las circunstancias o figuras enunciadas se conocen técnicamente con el nombre de causas de


extinción de las obligaciones. De todas ellas la más importante o frecuente es el cumplimiento
o pago.

Junto a las causas enumeradas, existen otras causas particulares de extinción aplicables a
ciertas relaciones obligatorias y no a la generalidad de las obligaciones. Por ejemplo, la muerte
del deudor en caso de obligaciones de hacer personalísimas.

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2. La pérdida de la cosa debida o la imposibilidad sobre-
venida de la prestación

De la causa de extinción nº 2: “pérdida de la cosa debida”, parece desprenderse que


la imposibilidad de llevar a cabo la prestación es referible única y exclusivamente a las
obligaciones de dar. Sin embargo, no es así.

Dado que la imposibilidad de cumplimiento puede afectar tanto a las obligaciones de dar
cuanto a las de hacer (y, por extensión, pero indiscutiblemente, a las de no hacer) la doctrina y
la jurisprudencia han acabado por imponer, de forma acertada, la expresión “imposibilidad
sobrevenida de la prestación”.

2.1. El carácter sobrevenido y otras notas de la imposibilidad de


cumplimiento

La doctrina trata de resaltar que el incumplimiento se ha de producir necesariamente a causa


de circunstancias posteriores al momento constitutivo de la obligación.

La imposibilidad de cumplimiento debe venir provocada por la destrucción física o la des-


aparición material de las cosas que son objeto de la prestación. Sin embargo, hay otra tesis
que apunta a que, incluso en relación con las prestaciones de dar, la imposibilidad sobreve-
nida del cumplimiento podía ser tanto física como jurídica. (Da igual que el Velásquez o el
Goya que deba entregarse desaparezca por un incendio o que una determinada Ley prohíba
el tráfico económico de bienes culturales de la Nación)

La imposibilidad ha de ser, en todo caso, objetiva: referida al objeto de la relación obligatoria,


a la prestación en sí misma considerada, siendo intrascendentes en principio las circunstancias
relativas a la persona del deudor, por ejemplo: enfermedad, insolvencia, etc.

El Código civil regula la imposibilidad sobrevenida de la prestación que tenga carácter total,
es decir, que haga absolutamente imposible el cumplimiento de la obligación En caso de que
la imposibilidad sobrevenida de la prestación sea sólo parcial, habrá que dejar la decisión
en manos del acreedor de la prestación, en las relaciones jurídico-obligatorias de carácter
oneroso, y predicar la extinción parcial de la obligación en los supuestos a título gratuito
(sin contraprestación).

2.2. Los presupuestos de su eficacia extintiva

La imposibilidad sobrevenida de la prestación sólo tendrá eficacia extintiva:

1. Cuando dicha imposibilidad no sea imputable al deudor.

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2. Cuando la imposibilidad sobrevenida de la prestación se produzca con anterioridad a la
eventual constitución en mora del deudor. En caso de deudor moroso, éste responderá
incluso del caso fortuito.
3. Que, en caso de obligaciones de dar:
La cosa sea específica o determinada; pues, para las cosas genéricas, sigue rigiendo
el principio genus nunquam perit.
Que la cosa específica no proceda de delito o falta, (por ejemplo, objeto robado
que debe ser restituido a su legítimo propietario), ya que en tal caso no se exime al
deudor del pago de su precio, cualquiera que hubiese sido el motivo de la pérdida,
a menos que, ofrecida por él la cosa al que la debía recibir, éste se hubiese sin
razón negado a aceptarla.

3. La condonación o remisión de la deuda

El Código civil no recoge expresamente “la condonación de la deuda” en su articulado.

No obstante, la tradición histórica y algunos datos normativos permiten afirmar que, con
carácter general, condonar equivale a perdonar una deuda o renunciar a exigirla, ya se haga:

Mortis causa: caso en el cual se habla de legado de perdón, o


Inter Vivos: condonación o remisión, propiamente dicha.

4. La confusión

4.1. Noción general y supuestos

El Código civil expresa que se dará la extinción de la obligación a causa de la confusión de


derechos cuando se reúnan en una misma persona los conceptos de acreedor y deudor. El
Código declara ipso iure o automáticamente, extinguida la obligación desde el momento en
que el acreedor y deudor se confunden en una misma persona.

La coincidencia de acreedor y deudor puede deberse a circunstancias muy diversas:

Inter Vivos: Ejem: cuando un grupo empresarial estructurado en una S.A. adquiere
una factoría o fábrica del sector, y, cuando el arrendatario que adeuda algunas rentas,
por no habérsele ofrecido tanteo, ejercita posteriormente el retracto y se convierte en
dueño del piso.
Mortis causa: La sucesión hereditaria origina desde antiguo frecuentes casos de con-
fusión, por deber los herederos al causante o viceversa.

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5. La compensación

5.1. Ideas generales: concepto

Jurídicamente, se habla a veces de compensar en sentido amplio, como equivalente de in-


demnizar o resarcir el daño o los perjuicios inferidos a cualquier persona.

No obstante, en Do privado el término compensación tiene una significación propia y bien


definida como causa de extinción de las obligaciones: la total o parcial extinción de dos
deudas homogéneas cuando sus titulares sean mutua y recíprocamente acreedor y deudor.

En la práctica la compensación encuentra una amplia e importante aplicación cotidiana en


todas relaciones comerciales, en particular en las bancarias.

El fundamento básico de la compensación es evitar el doble pago. Algunos autores contem-


plan además que la compensación desempeña también una cierta función de garantía para
los titulares de créditos y deudas recíprocas, pues excluye que uno de los sujetos –por ser
más diligente y consciente de sus propias obligaciones lleve a cabo la prestación debida y,
posteriormente, resulte que el otro desatienda el derecho de crédito del primero.

5.2. Requisitos de la compensación

Enunciados en el art. 1196 del Código civil:

1. Que cada uno de los obligados lo esté principalmente, y sea a la vez acreedor principal
del otro.

2. Que ambas deudas consistan en una cantidad de dinero, o, siendo fungibles las cosas
debidas, sean de la misma especie y también de la misma calidad, si ésta se hubiese
designado.

3. Que las dos deudas estén vencidas.

4. Que sean líquidas y exigibles.

5. Que sobre ninguna de ellas haya retención o contienda promovida por terceras personas
y notificada oportunamente al deudor.

El Código, excepcionalmente, considera vetada la compensación en dos supuestos:

Cuando alguna de las deudas proviniere de depósito o de las obligaciones del depositario
o comodatario.

En el caso de la obligación de alimentos a título gratuito.

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5.3. Efecto de la compensación

El efecto de la compensación es la extinción o liquidación de las deudas recíprocas ho-


mogéneas, dicho efecto tiene lugar en la cantidad concurrente (montante mínimo de cosas
fungibles homogéneas o de cifra dineraria de las deudas), aunque no tengan conocimiento de
ella los acreedores y deudores.

La compensación tiene eficacia retroactiva y antes o después ha de considerarse el momento


temporal en que se producen los requisitos exigidos por el CC y la extinción ope legis de las
obligaciones contrarias.

Al plantearse la eficacia automática de la compensación, la extinción de las obligaciones


tiene lugar de forma inmediata, ipso iure, o por ministerio de la ley, con independencia de
la voluntad de los sujetos de las obligaciones.

6. La novación

6.1. En general: novación extintitva y novación modificada

El Código civil ofrece un doble concepto de la misma:

En algunos artículos, da a entender que la novación de una obligación conlleva nece-


sariamente la extinción de ésta última, generándose una obligación nueva (novación
extintiva).

Por el contrario, en otros artículos, el CC parece estar presidido por la idea de que
la alteración de la obligación preexistente o primitiva no supone necesariamente su
extinción, sino que sólo ocasionará su modificación. (Novación modificativa).

6.2. Alcance de la novación extinttiva

Puede recaer sobre aspectos subjetivos u objetivos de la relación obligatoria.

Novación subjetiva cuando se produce la sustitución del acreedor o del deudor por
otra persona diferente con intención claramente novatoria. (De escasa aplicación prác-
tica en la actualidad).

Novación objetiva puede afectar tanto al propio objeto de la relación obligatoria


cuanto a los demás aspectos de la misma que no incidan sobre las personas de acreedor
y deudor.

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6.3. Requisitos de la novación extintiva
Que la voluntad o intención novatoria de los sujetos de la obligación (animus novandi)
no deje lugar a dudas. La voluntad novatoria puede darse de forma expresa o tácita.

La voluntad novatoria ha de ser común a ambos sujetos de la obligación y que, por


tanto, la novación presupone el acuerdo y la consiguiente capacidad contractual de
ambos para contraer una nueva obligación.

Que la obligación primitiva u originaria sea válida.

6.4. Efectos de la novación extintiva

El efecto o consecuencia fundamental de la novación radica en la extinción de la obligación


primitiva u originaria. En el caso de que ésta sea una obligación compuesta de prestaciones
principales y accesorias la extinción de la obligación principal acarreará de forma automática
la desaparición de las obligaciones accesorias que se asentaban en ella.

No obstante, en caso de haber algún tercero implicado en la relación obligatoria objeto de


novación a causa de haber asumida alguna obligación accesoria, el efecto extintivo de la
obligación principal no conlleva necesariamente la extinción de la obligación accesoria.

7. La cesión del crédito

7.1. La cesión como facultad del acreedor, salvo en caso de créditos


intrasnmisibles

La transmisibilidad del crédito constituye un principio fundamental del Derecho patrimonial.


“Todos los derechos adquiridos en virtud de la obligación son transmisibles con sujeción a
las Leyes, si no hubiese pacto en contrario”.

La cesión del crédito es una facultad del acreedor que éste puede ejercitar por sí mismo y por
propia iniciativa, con independencia de la voluntad del deudor. El acreedor puede disponer
de su crédito aun cuando el deudor no lo sepa o no lo consienta en caso de que llegue a
conocer la cesión.

La cesión del crédito puede encontrar su causa tanto en una compraventa, cuanto en los
actos de liberalidad típicos (esto es, un legado o una donación). Igualmente, pueden cederse
los créditos con finalidad solutoria, es decir, en pago de una obligación preexistente, como
en el caso de la dación de pago y el pago por cesión de bienes.

La regla general de transmisibilidad del crédito quiebra en algunos supuestos que conviene
tener presentes:

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Es una regla de carácter dispositivo (norma dispositiva) que, por tanto, puede ser derogada
por las partes

De forma general y por principio, son intransmisibles los derechos personalísimos derivados
de una relación obligatoria cualquiera (precisamente por el hecho de que ésta se estableció
con particular atención a los sujetos de la misma: por ejemplo, el derecho a cobrar una
pensión de viudedad)

De forma particular, no pueden cederse créditos a ciertas categorías de personas que tengan
una especial relación con el eventual cedente o ciertas funciones públicas en relación con el
crédito de que se trate.

7.2. Régimen normativo de la cesión del crédito

La sustitución del acreedor originario (cedente) por el nuevo acreedor (cesionario) y la per-
manencia del mismo deudor (al que, a veces, se le denomina deudor cedido) plantean una
serie de cuestiones:

Relación entre cedente y cesionario


Salvo en los supuestos de intransmisibilidad, el acreedor puede libremente disponer de
su derecho en favor del cesionario. Por tanto, la validez de la cesión depende única-
mente de que cedente y cesionario lleven a cabo un negocio cualquiera.
En general, el contrato o negocio de cesión puede realizarse eficazmente conforme al
principio de libertad de forma contractual. No obstante, dicha regla encuentra nume-
rosas excepciones de gran importancia práctica.

Conocimiento de la cesión por el deudor: relación entre deudor y cesionario

Aunque la cesión de crédito sea válida y eficaz por el mero consentimiento entre ceden-
te y cesionario, se comprenderá que el deudor no puede considerarse vinculado a este
último más que cuando llegue a tener conocimiento de la cesión de crédito. Por ello, “el
deudor, que antes de tener conocimiento de la cesión satisfaga al acreedor (cedente),
quedará libre de la obligación”.

Dicha regla, con todo, no supone que la perfección del negocio de cesión requiera
la notificación al deudor en términos técnicos. Pese a ello, en términos prácticos, es
evidente que al cesionario el conviene poner en conocimiento del deudor la cesión
realizada a la mayor brevedad posible. Además, al cesionario le interesa también que
el deudor acepte la cesión.
El deudor puede enfrentarse a la cesión en muy diferente situación, según que:

• No la haya conocido: podrá oponer al cesionario la compensación de los créditos


que tuviera frente al cedente

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• La haya conocido, pero se haya opuesto a ella: sólo podrá oponer al cesionario
la compensación de los créditos que tuviera frente al cedente con anterioridad al
conocimiento de la cesión.
• La haya consentido: no podrá oponer al cesionario compensación de crédito alguno
que tuviera frente al cedente.

La responsabilidad del cedente frente al cesionario.

En los casos de cesión gratuita, hay que entender que el donante-cedente (y, en gene-
ral, el cedente a título gratuito), aun en el caso de que el crédito fuera incobrable, no
incurriría en responsabilidad alguna.

Para determinar la responsabilidad del cedente a título oneroso, hay que distinguir
entre cedente de buena y de mala fe. El cedente de mala fe responderá siempre al
pago de todos los gastos que haya realizado el cesionario y de los daños y perjuicios
que la falta de cumplimiento por el deudor (incluida su insolvencia). Por el contrario,
en principio, el cedente de buena fe sólo responderá de la existencia y legitimidad del
crédito al tiempo de la venta o cesión, pero no de la solvencia del deudor.

No obstante, la responsabilidad del cedente de buena fe puede verse:

Atenuada: cuando cede el crédito como dudoso (o de dudoso cobro). En tal caso no
habrá de responder ni siquiera de la existencia y legitimidad del crédito.

Agravada: respondiendo incluso de la solvencia del deudor cuando: Tal agravación de


responsabilidad se haya pactado expresamente (durante un plazo que, tendencialmente,
durará un año) La insolvencia del deudor fuese anterior a la cesión del crédito y pública.

Más, pese a la agravación de responsabilidad del cedente de buena fe en estos casos, su


responsabilidad quedará limitada al precio recibido y a los gastos realizados por el cesionario,
sin tener que responder por daños y perjuicios como el cedente de mala fe.

7.3. Efectos de la cesión

Dado que la cesión del crédito es una simple novación modificativa de la obligación pre-
existente, ésta continúa subsistiendo conforme a su estado anterior: el derecho de crédito
pervive o sobrevive de forma exactamente igual a la que tenía antes del cambio de acreedor.
El cesionario se encuentra en la misma posición en que se encontraba el cedente y contará
con las mismas garantías y derechos accesorios inherentes al crédito originario.

El C.C. establece: «la venta o cesión de un crédito comprende la de todos los derechos acce-
sorios, como la fianza, la hipoteca, prenda o privilegio».

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El Código no se refiere para nada al valor o importe nominal del crédito cedido. El cesionario
puede reclamar al deudor el importe íntegro del crédito, aunque lo haya adquirido a título
oneroso por un precio menor (se establece una regla diferente para el caso de cesión de crédito
litigioso).

8. La subrogación del crédito y pago con subrogación

Subrogarse significa suceder a otra persona o a otra cosa en el caso de la subrogación real,
(frecuenten el régimen económico del matrimonio: dinero adquirido con la venta de un bien
privativo es igualmente privativo) en una determinada situación jurídica. Por tanto, en ciertos
casos, el solvente que paga o satisface al acreedor sucede a este en su posición jurídica,
pasando aquel a detentar la titularidad del crédito y sus accesorios. El efecto subrogatorio
no es una consecuencia automática del pago realizado por personas distintas al deudor.

8.1. Subrogación convencional

Existe subrogación convencional en los supuestos de pago del tercero en que el solvente y el
acreedor llegan a tal acuerdo. Para ello se requiere: que se establezca con claridad y que el
solvente haya realizado el cumplimiento de la obligación con conocimiento del deudor.

8.2. Subrogación legal

De acuerdo con el art. 1.210 del C.C., existe subrogación por imperativo de la ley en los
supuestos siguientes:

“Cuanto un acreedor pague a otro acreedor preferente”: así, por ejemplo, para evitar
que la finca se saque a subasta, el segundo acreedor hipotecario paga primero.

“Cuando un tercero, no interesado en la obligación, pague con aprobación expresa o


táctica del deudor”: el tercero interviene en el cumplimiento consintiéndolo el deudor.

“Cuando pague el que tenga interés en el cumplimiento de la obligación [v.gr., el fiador


subsidiario], salvo los efectos de la confusión en cuanto a la porción que le corresponda”
(art. 1.210.3.o). Un supuesto particular de subrogación legal se contempla en el artículo
1.211: “El deudor podrá hacer la subrogación sin consentimiento del acreedor, cuando
para pagar la deuda haya tomado prestado el dinero pro escritura pública, haciendo
constar su propósito en ella, y expresando en la carta de pago la procedencia de la
cantidad pagada”

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8.3. Efectos del pago con subrogación

Las consecuencias inherentes a la subrogación son las mismas de la cesión de crédito: el


mantenimiento del crédito tal y como se encontraba en el patrimonio del acreedor.

9. Los cambios del deudor: la transmisión de la deuda

El fenómeno contrapuesto a la transmisión del crédito es la transmisión de deuda: el nuevo


deudor ocupa la posición detentada por el deudor primitivo.

No obstante, este procedimiento es mucho más complejo que la cesión de crédito por el
efecto que tiene sobre el deudor y el acreedor. Es muy importante tanto la identificación del
deudor o nuevo deudor como su capacidad de cumplimiento o solvencia. Por tanto, en la
transmisión de deudas es fundamental que la situación del deudor originario se lleve a cabo
con consentimiento del acreedor para que aquel pueda decirse liberado del cumplimiento de
la obligación. En tal sentido, se expresa en el C.C. que la sustitución “un nuevo deudor en
lugar del primitivo, puede hacerse sin el consentimiento de este, pero no sin el consentimiento
del acreedor”.

9.1. Forma de transmisión de deuda

El cambio de deudor puede llevarse a cabo mediante ex promisión y delegación.

La ex promisión consiste en un pacto o acuerdo entre el acreedor y un tercero, nuevo deu-


dor, que se sitúa como sujeto pasivo de la relación obligatoria, liberando de la obligación
correspondiente al deudor primitivo. Se presupone el consentimiento del acreedor, siendo
intrascendente el del deudor primitivo.

La delegación consiste en que el cambio de deudor tiene lugar a consecuencia de un acuerdo


entre el deudor primitivo y el nuevo deudor, que se coloca en situación de sujeto pasivo de
la relación obligatoria, liberando de la misma al deudor originario. Esta situación requiere el
consentimiento del acreedor.

9.2. Efectos de la transmisión de deuda

Las garantías y accesorios de la obligación principal, pese a la continuidad de la relación


obligatoria, se extinguirán a consecuencia del cambio de deudor, en contra de lo que ocurre
en la cesión de créditos; solo se mantendrán las obligaciones accesorias relacionadas con
terceros que no hubieran dado su consentimiento a la transmisión de deuda.

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10. La cesión del contrato

Además del crédito, la posición contractual que una persona ocupe en un determinado con-
trato puede ser objeto de transmisión. Por ejemplo, en el caso del comprador de un piso
en construcción que cede su posición contractual, como comprador a otra persona, en el
supuesto de un contrato de suministros, etc.

No es reconocido por Código civil pero si por la Jurisprudencia.

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