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El kéfir es un producto lácteo fermentado originario del Cáucaso elaborado con leche y granos de kéfir que contienen una matriz de caseína y un polisacárido. Los granos de kéfir contienen una variedad de levaduras y bacterias lácticas que fermentan la leche, produciendo ácido láctico, dióxido de carbono y pequeñas cantidades de alcohol. El proceso de elaboración del kéfir implica la adición de granos de kéfir a leche pasteurizada y su incubación a 20-22
El kéfir es un producto lácteo fermentado originario del Cáucaso elaborado con leche y granos de kéfir que contienen una matriz de caseína y un polisacárido. Los granos de kéfir contienen una variedad de levaduras y bacterias lácticas que fermentan la leche, produciendo ácido láctico, dióxido de carbono y pequeñas cantidades de alcohol. El proceso de elaboración del kéfir implica la adición de granos de kéfir a leche pasteurizada y su incubación a 20-22
El kéfir es un producto lácteo fermentado originario del Cáucaso elaborado con leche y granos de kéfir que contienen una matriz de caseína y un polisacárido. Los granos de kéfir contienen una variedad de levaduras y bacterias lácticas que fermentan la leche, produciendo ácido láctico, dióxido de carbono y pequeñas cantidades de alcohol. El proceso de elaboración del kéfir implica la adición de granos de kéfir a leche pasteurizada y su incubación a 20-22
Es un producto originario de los montes caucásicos que se elabora con leche
de oveja, cabra o vaca, siendo su característica principal el empleo de granos de kéfir, o kefirana como responsables de la fermentación. Estos gránulos de origen desconocido, constan de una matriz de caseína y un polisacárido de D - glucosa y D-galactosa, que llegan a formar una estructura altamente resistente al ataque microbiano. Presentan el aspecto de arroz cocido, de forma irregular y de tamaño variable, y de color amarillo cremoso que al contacto con la leche se hinchan y se tornan blancos y brillantes. La compensación bioquímica de este producto varía según la región donde se elabora, el tipo de leche empleado en su fabricación, como también de la pauta de elaboración seguida. Estudios realizados sobre la microbiología de los gránulos, entre los cuales se destacan Frenderich en 1897 y Orla-Jensen en 1924, han identificado microorganismos del grupo de las levaduras, estreptococos, micrococos y bacilos, sin que necesariamente todos sean deseables y/o esenciales para la fermentación. Observando el gránulo, las levaduras se localizan en la parte interna y en los canales periféricos, llegando a formar nuevas estructuras secundarias que posibilitan la proliferación de los microorganismos adheridos a ella, contribuyendo así a darle la característica esponjosa y discontinua al gránulo, lo que hace aumentar la superficie de contacto entre el cultivo y la leche. El kéfir es el único producto lácteo fermentado que es posible elaborar sin el uso de cultivos microbiológicos controlados, pues su producción requiere de cultivos simbióticos. Los diversos géneros y especies de bacterias comúnmente hallados en la flora del kéfir corresponden a streptococos lácticos mesófilos, bacterias productoras de ácido acético, lactobacilos y levaduras especialmente lactosa (-), cuyas relaciones poblacionales varían considerablemente dependiendo de los factores antes anotados. Vaissier et al, en estudios realizados en 1978, caracterizando los cultivos de kefir, utilizados en diferentes países europeos, encontró en la flora total desde 3 x 106 hasta 6 x 109 microorganismos/ml, con relaciones de levaduras/lactobacterias que van desde 1 x 10 -5 hasta 0 y de lactobacterias/flora láctica desde 0 hasta 100. Entre los géneros dela flora láctica pudo identificar los siguientes: Str lactis, Str diacetylactis, L. casei alactosurs, L. cellobiosus, L. brevis, Leuconostoc mesenteroides, Sach Florentinus, Sach globosus, Sach cereviciae, y sach delbrueckii. Importante también es destacar del anterior estudio, que los autores encontraron los cultivos negativos para coliformes, staphilococos, pseudomonas, micrococos y anaerobios sulfito-reductores. En cuanto a las relaciones simbólicas entre los componentes de la microflora con diferentes procesos metabólicos se halló que las levaduras, no degradativas de la lactosa, eran las responsables de la producción de CO 2 y de alcohol en pequeñas cantidades. Algunos microorganismos aerobios, Gram (-) y catalasa (-) sintetizan vitamina B12, elevando su contenido de 15 a 20 veces más el contenido inicial de la leche, vitamina que es requerida parcialmente por las levaduras y los lactobacilos para su metabolismo. Las bacterias lácticas son responsables de la producción de aroma y de la acidificación de la leche con producción de ácido láctico, e acción simbiótica producen la enzima B-galactosidasa que posibilita la hidrólisis de la lactosa, la cual sirve de sustrato para las levaduras. Manejo del cultivo Si se dispone de gránulos secos, estos retienen su viabilidad por 6 meses aproximadamente. Para reactivarlos, se sumergen en agua potable a temperaturas de 25 a 30 ºC durante 24 horas, debiendo renovar el agua en 2 o 3 oportunidades, luego se transfieren a leche a la misma temperatura en proporción de 1 parte de granos por 10 partes de leche, hasta que se reactiven totalmente lo que se comprueba cuando los gránulos suben a la superficie. Es conveniente agitar la leche de tiempo en tiempo durante la inclusión, para incorporar aire y reactivar aún más fácilmente las levaduras. Finalizada la reactivación, los granos se separan del kéfir, con ayuda de un colador, y se emplean para preparar un nuevo fermento. La calidad del cultivo se controla, con lavados periódicos del grano con agua hervida y descartando los débiles o frágiles. En la medida en que son usados por largos períodos, el kéfir obtenido va perdiendo sus características, haciéndose necesario reemplazar el cultivo por granos nuevos. Cuando se presenta contaminación por hongos en los gránulos, se pueden colocar en solución de soda al 1 – 2% durante 20 minutos/día, hasta que desaparezca la flora contaminante. Si la contaminación fuera por E. coli, los granos se lavan con agua tibia y se incuban hasta que la acidez del cultivo alcance 180ºD ó b1.8%, condición que debe mantenerse durante 2 a 3 días, luego se lavan nuevamente y se repite la operación por 2 ó 3 veces hasta que la contaminación quede controlada. La consecución de granos de kéfir en Colombia es casual ya que se propaga artesanalmente como una habilidad casera y se transmite de una generación a otra y entre familias y amistades como una adquisición especial. Aunque el cultivo empleado es típico para la producción de kéfir, popularmente se le denomina semilla de yogurt, arroz de la India, semilla de kumis, grano o arroz hindú y otras denominaciones que están alejadas de su verdadero nombre u origen. Aunque predomina la elaboración casera, en algunas regiones se dan los primeros pasos para desarrollarlo semi-industrialmente, pero el producto final se denomina kumis o yogurt y en casos excepcionales leche acidáfila, productos que no poseen las características genuinas que le son propias de su denominación. Otra utilidad que se le dá a los granos de kéfir es la fermentación de azúcares en bebidas a base de jugos y/o cáscaras de frutas, mezclas de té o café con azúcar, agua con azúcar y/o panela y otras que producen finalmente aguas aciduladas, bebidas fermentadas o chichas a las cuales se les atribuye efectos fisiológicos y digestivos mayores de los que en realidad poseen, llegándose a exagerar sus beneficios y atribuyéndoseles poderes curativos que en la práctica no existen. Proceso de elaboración 1. Se parte de leche entera o parcialmente descremada, con niveles de materia grasa entre 3.50 y 1.0%, de composición normal y libre de sustancias inhibidoras. Para obtener kéfir de aroma más limpio y nítido se recomienda utilizar leche con bajo tenor de materia grasa. Ello se puede lograr mezclando en partes iguales leche entera con leche en polvo descremada y rehidratada al 11% de sólidos totales. 2. Se trata térmicamente con pasteurización a altas temperaturas. Industrialmente se recomienda la homogenización. Caseramente se puede emplear leche pasteurizada de marca reconocida, la cual se ha conservado en refrigeración hasta el momento de su uso; es ideal la leche recién comprada. Cuando las leches comerciales pasterizadas son bajas en sólidos, se recomienda adicionar 1 a 2 cucharadas de leche en polvo descremada por litro de leche pasterizada para obtener un kéfir de mejor consistencia y sabor. 3. Enfriar, o calentar según sea el caso, la leche a temperatura de 20 – 22 ºC. 4. Adicionar el cultivo de kéfir, en proporción del 5.0 al 10%, e incorporar a la masa de leche con agitación. 5. Incubar a la temperatura de 20 a 22 ºC por un tiempo tal que estará definido por la clase de producto deseado así: - Kéfir débil – incubar 24 horas - Kéfir medio – incubar de 36 – 48 horas. - Kéfir fuerte – incubar hasta 72 horas. Para propiciar el desarrollo de las levaduras y promover la formación de alcohol y CO2 se recomienda mantener a 12 – 16 ºC por 4 – 6 horas adicionales al período de incubación. En algunos casos, cuando se desea incrementar la productividad, se incuba a 26 – 28 ºC para acelerar la formación de acidez, pero se sacrifica consistencia y aroma en el producto final. 6. Enfriamiento a 6 – 8 ºC para lograr una producción elevada de alcohol, antes del almacenamiento final. Al final de ésta etapa se puede adicionar saborizantes como azúcar y frutas si se desea, con agitación lenta, y suave. 7. Almacenamiento refrigerado a temperaturas de 0 a 4 ºC. 8. Envasado en empaque de tapa hermética para retener el CO2 formado, que le dé consistencia de grano fino y un sabor fresco intenso. 9. En estas consideraciones y producido bajo medidas higiénicas, el kéfir puede almacenarse hasta por 8 – 10 días, sin que se modifiquen mayormente sus características organolépticas, siempre y cuando se conserve a temperaturas de refrigeración, menores de 4 ºC.