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1 La Educación en Colombia en el siglo XX


“Para evidenciar la calidad de la educación de un país no hace falta revisar los resultados en
pruebas, basta con salir a la calle y observar el comportamiento de los ciudadanos”1, el ejercicio es
sencillo de realizar: salir, detenerse en una esquina y observar qué ocurre durante un corto periodo
de tiempo, muy seguramente se evidencian una gran variedad de eventos, principalmente el
incumplimiento de normas2. Pero más que el incumplimiento de normas lo que se quiere plantear es
cuál sería el escenario que se esperaría observar para poder evidenciar los efectos positivos de la
educación en la sociedad.

Los efectos deberían ir en concordancia con los fines de la educación propuestos en la Ley General
de Educación, allí se plantean propósitos como el pleno desarrollo de la personalidad, la formación
por el respeto a la vida, formación para participar en la toma de decisiones de la Nación, formación
para el respeto a la Ley, adquisición y generación de conocimientos científicos, la comprensión de
la diversidad étnica y cultural del país, el acceso al conocimiento, el desarrollo de la capacidad
crítica, la adquisición de una conciencia para la conservación y protección del medio ambiente,
entre otros propósitos que se encuentran muy apropiados para la construcción de una mejor
sociedad.

Pero en el escenario general de la sociedad colombiana se evidencia una realidad que se construye
día a día de la mano de conflictos generados por razones múltiples, como la lucha por la tenencia de
la tierra, las diferencias por pertenecer a un partido político particular, el desplazamiento forzado
tanto del área rural a la urbana como intraurbano, la criminalidad, el narcotráfico, en todos estos
contextos ha estado presente la escuela buscando hacer realidad los propósitos planteados por la ley.
Una de los caminos que se han elegido para hacerlo, muy seguramente, ha sido a través de la
enseñanza de las diferentes áreas del conocimiento forjando en la mentalidad del niño un esquema
académico que riñe con su entorno inmediato y con las expectativas de futuro en cuanto a
continuidad de estudios superiores y mercado laboral.

“En los países de América Latina se han implementado reformas educativas con resultados
sorprendentemente pobres, los jóvenes pasan en promedio doce años de su vida en la escuela y al
final del proceso han aprendido muy poco”3, en efecto puede estar ocurriendo un desencanto por la
educación. Los jóvenes no consideran que todo tiempo pasado fue mejor, no conciben la vida sin
internet ni redes sociales, sin energía eléctrica continua, aunque precaria pero hay atención médica
1
Julián de Zubiria en Conferencia sobre cómo mejorar la calidad de la educación en Colombia.
2
La sociología lo denomina como anomia,
3
Juan Carlos Tedesco, conferencia Seminario Tercer Semestre Doctorado, Semestre A 2012.
cerca y atención relativamente rápida; el futuro es incierto, a diario se les recalca que debe
esforzarse para alcanzar las metas y prepararse para un mundo laboral competido, las implicaciones
de conformar y mantener un hogar, en este sentido qué le espera a los jóvenes en el presente. Surge
así el interrogante de ¿cuál ha sido el papel que la escuela, y en general la educación, ha
desempeñado en Colombia durante los últimos cincuenta años?

Para comprender cuál ha sido la evolución de la educación en Colombia a continuación se describe


de manera muy general los hechos más significativos de lo ocurrido durante el siglo XX. Desde el
punto de vista cuantitativo los cambios en educación en Colombia durante el siglo inmediatamente
anterior se pueden evidenciar al revisar el comportamiento de la tasa de analfabetismo, hacia el año
1900 la tasa era de un 66%, en la década de los ochenta fue de 15,8% y al finalizar la década de los
noventa fue de 8,3% (Ramírez y Tellez, 2006). Este comportamiento con una fuerte tendencia a la
baja es el resultado las políticas educativas implementadas a lo largo del siglo que han buscado
mejorar la cobertura pero con una gran deuda en términos de calidad educativa, se da un tránsito
gradual de una educación restringida para las elites, a comienzo de siglo, a la universalización y
gratuidad en la década de los noventa.

Durante la primera mitad del siglo la educación no fue prioridad para los gobiernos, esto se
evidencia en el comportamiento de la proporción del presupuesto para educación frente al
presupuesto total de la nación. Esta proporción osciló entre un valor mínimo del 3% hacía finales de
la década de los veinte y un máximo del 10% durante la primera mitad de la década de los años
cuarenta. Este periodo coincide con eventos bélicos tanto locales como internacionales, por ejemplo
a inicios del siglo XX sucede la Guerra de los Mil Días, la cual devastó la infraestructura del país y
en su momento el gasto público se orientó hacia a su reconstrucción. La economía mundial se ve
afectada con la Primera Guerra Mundial en el periodo de 1914 a 1918, por consiguiente sus efectos
sobre la débil economía colombiana, finalizando la década de los veinte ocurre la crisis económica
conocida como la Gran Depresión que también influye directamente en la economía afectando la
inversión en educación.

Sumado a la baja inversión, la descentralización fue una manera de delegar la responsabilidad a los
departamentos y así zanjar las diferencias dentro del territorio colombiano, departamentos con
mayor vocación industrial, más recursos y por ende mayor acceso a educación. También se
identifica una clara oposición a las reformas educativas por parte de la iglesia católica quien durante
el siglo XIX e inicios del XX direccionó la educación en Colombia, acceder a las reformas
significaba perder manejo de recursos e influencia sobre los contenidos impartidos, los maestros y
los administrativos. Ahora, el docente, un elemento esencial en el proceso educativo, no tenía la
formación idónea para enseñar debido ya que era muy poco llamativa la profesión de enseñar sobre
todo por los bajos salarios comparados con otras labores, al igual que las condiciones donde se
debían desempeñar eran muy precarias, sobre todo en el área rural.

En 1916 la proporción de maestros sin grado era del 79%, hacia 1923 fue del 73% y para 1928 fue
del 72%4, aunque se evidencia una tendencia a disminuir la proporción sigue siendo grande, la falta
de preparación del maestro, al igual que en la actualidad, es una variable que impacta en la calidad
de la educación. Pasados los primeros treinta años del siglo XX, que en materia de educación
estuvieron regidos por la Ley 39 de 1903, hacía 1936 durante el gobierno de Alfonso López
Pumarejo se propicia una reforma constitucional que en materia de educación permite su
secularización, la libertad de enseñanza y mayor intervención del Estado. Aunque hubo cambios en
materia de política educativa, en términos de variables no ocurrieron incrementos ni cambios
significativos en las tendencias.

“Desde 1950 y hasta mediados de los setenta los indicadores de la educación sufrieron una mejora
nunca antes vista” (Ramírez y Tellez, 2006), una combinación de factores hace que esto sea posible,
el crecimiento de la población de la mano con el incremento de la proporción de personas en las
áreas urbanas, los cambios en la vocación económica de lo agrícola a lo industrial y servicios
requiere cambios para adaptar la población las nuevas demandas del mercado laboral y urbano,
también crece la proporción del presupuesto para educación respecto al presupuesto total el cual se
incrementa de 8,6% en 1950 a 19,4% en 1976.

Estos cambios propuestos son resultado de las recomendaciones hechas por las comisiones
internacionales que incorporaron en sus estudios para Colombia el concepto de desarrollo y
planificación, muy de moda a nivel mundial a comienzos de la década de los cincuenta, lo cual
implicó cambios en la asignación presupuestal de la nación con destino a educación quedando a
cargo de su financiación en básica primaria y los entes territoriales encargados de administrar la
planta docente. Nuevamente los diagnósticos derivados de las comisiones mostraban como una
debilidad del sistema educativo colombiano era la poca formación para la enseñanza de los
maestros en básica primaria y secundaria, que para este periodo si encontró eco y se promovieron
programas de formación y capacitación docente, el porcentaje de maestros en primaria que no
tenían grado pasó del 64% en 1950 al 40,6% en 1967 (Ramirez y Tellez, 2006).

Como resultado de la agremiación de los maestros a nivel nacional quienes conformaron la


Federación Colombiana de Educadores (FECODE) en 1962, obtuvieron logros importantes en la

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Ajustado de Ramírez y Tellez
estabilidad laboral mediante huelgas que dificultaron el proceso educativo, dentro de estos logros
obtenidos se encuentran acciones de capacitación que permitieron una reflexión de la problemática
pedagógica las cuales culminaron en la creación de los Centros Experimentales Piloto (CEP) en
1979. Cada departamento de Colombia debió conformar un centro cuyas funciones se centraban en
la investigación, la experimentación y adecuación de currículos, fomentar la innovación docente,
validar las estrategias probadas en los planteles educativos, divulgar reformas, difundir normas,
sistematizar resultados de programas implementados por el MEN, entre otras funciones de
promoción y validación de cursos y programas de capacitación docente en las regiones.

Como se evidencia en la enumeración de las funciones, estos CEP tenían una gran responsabilidad
en liderar la acción investigativa de los docentes colombianos en las regiones alrededor de la
problemática presente en el proceso pedagógico, pero los resultados de estos trabajos se concentran
nuevamente en las áreas urbanas y principalmente en las ciudades con mayor trayectoria académica
derivada de mayor inversión en educación en décadas anteriores. A mediados de la década de los
setenta como respuesta a las necesidades del área rural se implementa el modelo pedagógico
denominado Escuela Nueva el cual busca atender particularidades propias del campo colombiano:
asistencia intermitente de los estudiantes debido a las dificultades geográficas, climáticas, laborales
o de seguridad, menor número de estudiantes por grado lo cual en términos numéricos compone
solamente un grupo atendido por un maestro que enseña las áreas básicas a todos los grados.

El modelo de Escuela Nueva permitió generar una práctica novedosa de la educación rural que fue
reproducida en otros países debido al éxito en su implementación. Un factor fundamental para el
éxito del modelo consistió en la capacitación para la adaptación del material y todos sus
componentes, brindada al maestro a través de los CEP y reproducida en campo a través de una
estrategia derivada que se denominó Microcentros. Durante las tres etapas de implementación, las
cuales se realizaron así: primera etapa de 1975 – 1978, la segunda etapa de 1979 a 1986 y la tercera
de 1987 a 1994, se formaron los docentes que asistían al área rural con una limitación identificada
respecto a la dualidad de adaptación – adopción del modelo y del material de apoyo, para algunos
restringía la capacidad de producción del maestro y para otros permitía adecuación a las
necesidades de las regiones.

Dado el contexto colombiano de baja profesionalización del docente durante lo transcurrido del
siglo XX, con riesgo de volverse una acción simple de reproducción, se promueve más como un
modelo para adoptar y replicar debido a las condiciones de formación y producción de los docentes
colombianos. Ahora, ocurre un fenómeno particular y es que la mayoría de docentes formados en la
implementación del modelo Escuela Nueva fueron trasladados del área rural al área urbana debido a
los espacios y necesidades que se iban generando en las escuelas urbanas, así el nuevo docente que
llegaba a cubrir la vacancia no tenía conocimiento de la metodología para la implementación del
modelo generándole dificultad el pretender implementar la planeación tradicional por áreas y por
grados, y el docente trasladado que tenía el conocimiento llega al área urbana a implementar el
modelo tradicional en un aula con un solo grado y en ocasiones a cargo de una sola asignatura.

Ya en la década de los noventa se presentan reformas y ajustes en el marco de la nueva Constitución


Política de Colombia de 1991, también se promulga la Ley 115 de 1994 o mejor conocida como
Ley General de Educación, cuyos fines se enuncian al comienzo de este apartado, y que en la
actualidad rige la educación colombiana. En este periodo los indicadores de cobertura y matrícula
mejoran ostensiblemente junto con la tasa de analfabetismo, la proporción del presupuesto en
educación frente al presupuesto total que desde comienzos de los sesenta se había mantenido en una
tendencia positiva del 15% hasta el 22% a comienzos de los años ochenta muestra un giro en la
tendencia la cual se muestra a la baja que se mantiene hasta el inicio del año 2000.

En esta década también se inicia la medición de la calidad de la educación a través de pruebas


estandarizadas, las cuales, con gran preocupación para le época muestran que “la mayoría de
estudiantes de tercero y quinto grado de básica primaria poseen un nivel académico inferior para su
edad” (Ramírez y Tellez, 2006).

Como cierre de este breve recuento de lo que ha sido la educación en Colombia durante el siglo XX
se puede concluir que el Estado ha realizado esfuerzos por invertir en el sector aunque de manera
accidentada y fragmentada, se identifica una debilidad a lo largo de todo el siglo XX y es el bajo
nivel de profesionalización del docente colombiano relacionado con los bajos salarios y las
condiciones geográficas, físicas y de seguridad difíciles que se tienen en la mayor parte del
territorio; esto se traduce en una práctica pedagógica débil en innovación, dedicada a la
reproducción de contenidos y temas.

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