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La filosofía de
Nietzsche
Versión española de
Andrés Sánchez Pascual
Alianza
Editorial
Capítulo 1
LA «METAFISICA DE ARTISTA»
* Cuando así se indique, las citas de Nietzsche remiten a las obras publi
cadas en Alianza Editorial, El Libro de Bolsillo, todas ellas prologadas, tradu
cidas y anotadas por Andrés Sánchez Pascual. Ecce homo (núm. 346), La
genealogía de la moral (núm. 356), Así habló Zaratustra (núm. 377), Más allá
del bien y del mal (núm. 406), El nacimiento de la tragedia (núm. 456),
Crepúsculo de los ídolos (núm. 457) y El Anticristo (núm. 507). (N. del E.)
2 XV, 63. (Véase Ecce homo, edición citada, página 69.)
3 XV , 62. (Véase Ecce homo, edición citada, página 68.)
significa, nacida de él, la tragedia? — Y por otro lado: aquello de
que murió la tragedia, el socratismo de la moral, la dialéctica, la sufi
ciencia y la jovialidad del hombre teórico— ¿cómo?, ¿no podría ser
justo ese socratismo un signo de declive, de fatiga, de enfermedad, de
unos instintos que se disuelven de modo anárquico?» 4. Al hablar del
socratismo, lo mismo que al hablar antes del pathos trágico, Nietzsche
se refiere a una actitud humana básica, a la relación con lo existente
denominada «ciencia». En El nacimiento de la tragedia ve Nietzsche,
al volver la vista atrás quince años después, que en él se plantea
la ciencia como problema: «Lo que yo conseguí aprehender enton
ces, algo terrible y peligroso, un problema con cuernos, no necesa
riamente un toro precisamente, en todo caso un problema nuevo:
hoy yo diría que fue el problema de la ciencia misma — la ciencia
concebida por vez primera como problemática, como discutible» 5.
Tal carácter problemático de la ciencia no es, sin embargo, un pro
blema que pueda aparecer en su propio terreno;, no alude a un
problema que ella misma plantee, que surja dentro de ella. La ciencia
misma en su integridad, junto con todos sus problemas, es discutible
para Nietzsche; resulta problemática, sospechosa, cuando se la opone
a una especie completamente distinta de verdad: la verdad de la
tragedia, esa verdad que perfora con su mirada todas las formas y
todas las figuras de primer plano, para llegar a ver el juego cons
tructivo y destructivo de la vida, que Nietzsche bautizó con el nom
bre de Dionisos. La ciencia es vista así — para Nietzsche— con la
óptica del arte, y el arte, con la óptica de la vida.
Al decir «óptica de la vida» hemos mencionado un tema funda
mental que recorre el pensamiento entero de Nietzsche y que sólo
resulta comprensible cuando se entiende el concepto de vida ante
todo desde la experiencia trágica, desde la luminosidad trágica, desde
la inteligencia del ser propia de la tragedia, es decir, desde el conoci
miento de la futilidad de todo existente finito y de la inagotabilidad
del fondo dionisíaco del mundo. El mismo Nietzsche ha disimulado
con demasiada frecuencia su concepto profundo y abismal de la vida,
debido sobre todo a propósitos polémicos; lo ha disimulado y encu
bierto, decimos, bajo un concepto biológico vulgar. Las cosas que
nuestro autor saca de Darwin no debemos tomarlas en serio. No se
comprende su concepto de la «vida» si no se conoce su noción clave
de lo «trágico» como antagonismo de Apolo y Dionisos, que son los
poderes básicos de la realidad del mundo. Aun cuando Nietzsche
opera con categorías estéticas y psicológicas, y todavía en 1888 dice