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Manual de Especialidades Clinicas
Manual de Especialidades Clinicas
DE ESPECIALIDADES CLÍNICAS
Nefrología
3.ª EDICIÓN
Traducción
Dr. Juan Manuel Igea Aznar
Revisión científica
Mario Alberto Sebastián Díaz
Médico adscrito al Servicio de Nefrología. Hospital Central Sur de Alta Especialidad PEMEX Picacho.
Ciudad de México, México.
Se han adoptado las medidas oportunas para confirmar la exactitud de la información presentada y describir
la práctica más aceptada. No obstante, los autores, los redactores y el editor no son responsables de los errores
u omisiones del texto ni de las consecuencias que se deriven de la aplicación de la información que incluye,
y no dan ninguna garantía, explícita o implícita, sobre la actualidad, integridad o exactitud del contenido
de la publicación. Esta publicación contiene información general relacionada con tratamientos y asistencia
médica que no debería utilizarse en pacientes individuales sin antes contar con el consejo de un profesional
médico, ya que los tratamientos clínicos que se describen no pueden considerarse recomendaciones absolutas
y universales.
El editor ha hecho todo lo posible para confirmar y respetar la procedencia del material que se reproduce en
este libro y su copyright. En caso de error u omisión, se enmendará en cuanto sea posible. Algunos fármacos
y productos sanitarios que se presentan en esta publicación sólo tienen la aprobación de la Food and Drug
Administration (FDA) para un uso limitado al ámbito experimental. Compete al profesional sanitario
averiguar la situación de cada fármaco o producto sanitario que pretenda utilizar en su práctica clínica, por lo
que aconsejamos la consulta con las autoridades sanitarias competentes.
Edición en español de la obra original en lengua inglesa The Washington Manual of Nephrology Subspecialty
Consult, publicada por Wolters Kluwer Health
© 2012 by Department of Medicine, Washington University School of Medicine
Two Commerce Square
2001 Market Street
Philadelphia, PA 19103
ISBN edición original: 978-1-4511-1425-6
Composición: InVivo Proyectos Editoriales
Impresión: R.R. Donnelley-Shenzhen
Impreso en China
iii
Victoria J. Fraser, MD
Titular de la cátedra Dr. J. William Campbell
Directora interina de medicina
Codirectora del Departamento de Enfermedades Infecciosas
Facultad de Medicina de la Universidad de Washington
A.V. y S.C.
vi
Colaboradores iii
Nota de la directora v
Prefacio vi
3. Biopsia renal 1 7
Imran A. Memon
4. Abordaje de la proteinuria 24
Peter J. Juran
5. Abordaje de la hematuria 31
Peter J. Juran
vii
23. Nefrolitiasis 2 7 7
Raghavender Boothpur
Apéndices
A. Fármacos que pueden producir insuficiencia renal 3 6 5
B. Mecanismos de la nefrotoxicidad y alternativas
a algunos fármacos de uso frecuente 3 6 6
C. Medicamentos de uso habitual con metabolitos activos 368
D. Ajustes posológicos de los antimicrobianos 3 6 9
E. Ajustes posológicos de los antirretrovíricos 3 7 3
PRINCIPIOS GENERALES
DIAGNÓSTICO
Recogida de la muestra
• En condiciones ideales, la orina se debe examinar inmediatamente o no más de
2 horas después de su recogida.
• La demora en el análisis hace que la orina se vuelva cada vez más alcalina (la urea se
degrada, lo que genera amoníaco). Un pH mayor disuelve los cilindros y favorece la
lisis celular.
• Si el retraso es inevitable, la orina se puede conservar hasta 6 horas si se refrigera
entre 2 y 8 °C. La refrigeración puede llevar a la precipitación de los fosfatos y de
cristales.
○ Se han utilizado conservantes, como formaldehído y glutaraldehído, y tubos que
contienen polvo de borato-formato/sorbitol liofi lizado para mantener los elementos
formes de las muestras de orina.
• El método para la preparación de una muestra de orina se presenta en la tabla 1-1.
Propiedades físicas
La inspección visual y el registro de otras características físicas generales de una muestra de
orina pueden ofrecer información diagnóstica importante. Las principales propiedades físi-
cas que se deben determinar son color, transparencia, olor y gravedad específi ca.
Color
• La orina normal es de color pálido a amarillo. La orina diluida es más clara, y la
orina concentrada es de color amarillo más oscuro, y puede llegar a ser de color ámbar.
• Se puede observar orina roja cuando hay hematuria.
○ El resultado positivo para sangre en el análisis con tira reactiva sin presencia de eri-
trocitos en el estudio microscópico es un indicio de la presencia de hemoglobina o
mioglobina libre en la orina, lo cual es indicativo de enfermedades como anemia
drepanocítica, transfusión de sangre con incompatibilidad AB0 o rabdomiólisis.
○ También puede producirse orina roja por la ingestión de grandes cantidades de alimen-
tos con pigmentos rojos (p. ej., remolacha, ruibarbo, arándanos), la presencia de un ex-
ceso de uratos, determinados fármacos (p. ej., fenitoína y rifampicina) y en las porfirias.
• Se puede ver orina verde o azul en infecciones del tracto urinario (ITU) por Pseudo-
monas y en la biliverdinuria, así como por la exposición a amitriptilina, cimetidina i.v.,
prometazina i.v., azul de metileno y triamtereno.
• La orina naranja se ve habitualmente cuando se consume rifampicina, fenotiazinas y
fenazopiridina.
• La orina que se vuelve negra tras dejarla reposar se describe clásicamente en la caren-
cia de oxidasa de ácido homogentísico (alcaptonuria).
• También se ve orina marrón o negra en situaciones como intoxicación por cobre o
fenoles y excreción excesiva de levodopa, y por la excreción de cantidades excesivas de
melanina en el melanoma.
Transparencia
• La orina normal habitualmente es transparente.
• El aumento de la turbidez se ve la mayoría de las veces en las ITU (piuria).
• Otras causas son hematuria intensa, contaminación por secreciones genitales, presencia
de cristales de fosfato en una orina alcalina, quiluria, lipiduria, hiperoxaluria e hiperu-
ricosuria.
Olor
• La orina normal habitualmente no tiene un olor intenso.
• Las ITU bacterianas se pueden asociar a un olor acre.
• La cetoacidosis diabética puede hacer que la orina tenga un olor afrutado o dulce.
• Otras enfermedades asociadas a olores poco habituales son la cetoaciduria de cadena
ramificada (olor a jarabe de arce), la fenilcetonuria (olor mohoso), las fístulas gastroin-
testinales-vesicales (olor fecal) y la descomposición de la cistina (olor sulfúrico).
• Diversos medicamentos (p. ej., penicilina) y alimentos (p. ej., espárragos, café) también
pueden producir olores específicos.
Gravedad específica
• La gravedad específica es el método utilizado con más frecuencia para evaluar la densi-
dad relativa de la orina, aunque la mejor forma de determinarla es midiendo la os-
molalidad.
○ Aunque se utilizan habitualmente, las tiras de intercambio iónico habitualmente
ofrecen resultados falsamente bajos con valores de pH urinario 6,5, y resultados
falsamente elevados con concentraciones de proteínas 7 g/l.
• Los valores 1,010 indican una orina diluida.
○ Esto generalmente indica un estado de hidratación relativa.
○ Una gravedad específica muy baja ( 1,005) puede ser indicativa de diabetes insípida
o intoxicación por agua.
• Los valores 1,020 indican una orina más concentrada.
○ Esto habitualmente indica deshidratación y contracción del volumen.
○ Una gravedad específica muy alta ( 1,032) puede ser indicativa de glucosuria, y
valores incluso mayores pueden indicar la presencia de un agente osmótico externo,
como un contraste.
Propiedades químicas
pH urinario
• El pH urinario se puede medir con mucha exactitud y es bastante reproducible.
• El pH urinario normal está en el intervalo de 4,5 a 7,8.
• Se puede observar un pH urinario bajo en pacientes con un gran consumo de proteí-
nas, acidosis metabólica y depleción de volumen.
• Se puede ver un pH urinario alto en la acidosis tubular renal (especialmente distal) y
en personas que consumen dietas vegetarianas. Otras causas son el almacenamiento
prolongado de la orina (que permite la generación de amoníaco a partir de la urea) y la
infección por microorganismos que degradan urea (p. ej., Proteus).
Hemoglobina
• La presencia de hemoglobina en el análisis mediante tira reactiva puede ser indica-
tiva de hematuria o señalar otra patología, como hemólisis intravascular o rabdo-
miólisis. Se puede ver una revisión de la hematuria y la hemoglobinuria en el capí-
tulo 5.
Glucosa
• La medición de la glucosa urinaria es sensible, pero no es suficientemente específica
para poder cuantificarla con los métodos habituales. La mayoría de los laboratorios
presentan una lectura semicuantitativa (p. ej., + para presente hasta ++++ para presente
en grandes cantidades), aunque la correlación con la glucemia es aproximada y varía
con la concentración de la orina.
• Puede detectarse glucosa en la orina en la diabetes, las enfermedades pancreáticas y
hepáticas, el síndrome de Cushing y el síndrome de Fanconi.
Proteínas
• La proteinuria es un importante marcador de nefropatía y se puede determinar me-
diante el análisis con tira reactiva. Los detalles de la metodología y otros métodos más
cuantitativos se encuentran en el capítulo 4.
Cetonas
• La prueba con tira reactiva habitual detecta únicamente ácido acetoacético y no
-hidroxibutirato.
• Las cetonas se ven principalmente en la cetoacidosis diabética y alcohólica, aunque
también se pueden detectar durante el embarazo, con dietas sin hidratos de carbono,
en la inanición, en los vómitos y con el ejercicio intenso.
• La presencia de grupos sulfhidrilo libres, metabolitos de la levodopa y orina muy pig-
mentada puede dar resultados falsamente positivos.
Examen microscópico
• El estudio microscópico del sedimento urinario es una herramienta muy importante y
poco utilizada para evaluar las enfermedades renales7,8. El sedimento urinario puede
contener células, cilindros, cristales, bacterias, hongos y contaminantes.
Células
• Eritrocitos:
○ Más de dos eritrocitos por campo de gran aumento son anómalos e indican una
hemorragia en alguna parte del aparato genitourinario.
○ Los eritrocitos habitualmente miden 4-7 m de diámetro y tienen un pigmento rojo
característico, con una opacidad central y bordes lisos.
○ Los eritrocitos dismórficos se asocian a enfermedades glomerulares y se ven mejor
mediante microscopia de contraste de fase.
○ Los eritrocitos tumefactos (fantasmas) o contraídos (crenados) son eritrocitos
normales que se han alterado por la osmolalidad de la orina. Los eritrocitos crenados
(5 m de diámetro) tienen bordes especulados y se pueden confundir con granulo-
citos pequeños. A menudo hace falta microscopia de contraste de fase para poder ver
las células fantasmas.
• Leucocitos:
○ Los leucocitos se caracterizan por su granulación citoplásmica.
○ Se distinguen de los eritrocitos crenados porque no tienen pigmento y por su gran
tamaño (10-12 m de diámetro). Mediante microscopia de contraste de fase se
puede ver el movimiento browniano de los gránulos de los leucocitos.
○ La presencia de leucocitos en la orina se asocia a infección e inflamación.
○ Aunque se consideraba que los eosinófilos en la orina eran un marcador de nefritis
intersticial alérgica, actualmente se considera que son un marcador poco sensible y
específico. Se pueden ver en la embolia de colesterol, la glomerulonefritis, la prosta-
titis, la pielonefritis crónica y la esquistosomiasis urinaria.
○ Los eosinófilos urinarios no se identifican fácilmente, salvo que se utilicen tinciones
especiales (Hansel o Wright).
• Células epiteliales:
○ Se deben distinguir cuatro grupos principales de células epiteliales:
■ Células epiteliales escamosas: son grandes y planas, con citoplasma irregular, de
parece que son granulares, aunque se distinguen por las características «cruces de
Malta» que se ven con luz polarizada, que reflejan su contenido de colesterol. Los
cuerpos grasos ovalados habitualmente se ven en el síndrome nefrótico e indican
lipiduria.
Cilindros
Se forman cilindros cuando las proteínas segregadas hacia la luz de los túbulos renales
(habitualmente la proteína de Tamm-Horsfall) atrapan células, grasa, bacterias u otras in-
clusiones en el momento de la amalgama, y después se excretan con la orina. Así, un cilin-
dro ofrece una instantánea del entorno del túbulo en el momento de esta amalgama9.
• Cilindros hialinos:
○ Los túbulos renales segregan una proteína denominada proteína de Tamm-Horsfall
(uromodulina). En determinadas circunstancias, la proteína se amalgama por sí sola
sin ninguna otra inclusión tubular, y se forman cilindros hialinos.
○ Se ven mejor con microscopia de contraste de fase.
○ Se ven en orinas concentradas y ácidas.
○ No se asocian a proteinuria y se pueden ver en diversos estados fisiológicos, como el
ejercicio intenso y la deshidratación.
• Cilindros granulares:
○ Están formados por la proteína de Tamm-Horsfall llena de desechos degradados de
células y proteínas plasmáticas, que aparecen como gránulos.
○ Son inespecíficos, y aparecen en muchas enfermedades glomerulares y tubulares.
○ Habitualmente se observan grandes números de cilindros granulares de color «ma-
rrón turbio» en la necrosis tubular aguda.
○ También se han descrito después del ejercicio intenso.
• Cilindros céreos:
○ Representan la última fase de la degeneración de los cilindros hialinos, granulares y
celulares.
○ Tienen extremos romos y lisos.
○ Habitualmente se ven en la insuficiencia renal crónica y no en los procesos agudos.
○ Se debe utilizar luz polarizada para distinguir los cilindros céreos de artefactos, que
tienden a polarizarse, al contrario de los cilindros verdaderos.
• Cilindros grasos:
○ Contienen gotitas de lípidos que son muy refringentes.
○ Se pueden confundir con cilindros celulares, aunque la luz polarizada demuestra el
característico aspecto en cruz de Malta.
○ Se asocian a síndrome nefrótico, intoxicación por mercurio e intoxicación por eti-
lenglicol.
• Cilindros de eritrocitos:
○ Se identifican por su color naranja-rojo en la microscopia de campo brillante, y por
los elementos celulares bien definidos.
○ Se ven mejor en la orina reciente. En ocasiones pueden aparecer fragmentados.
○ La presencia de cilindros de eritrocitos indica una hematuria glomerular y es un
hallazgo importante que sugiere una enfermedad glomerular potencialmente grave.
La detección de cilindros de eritrocitos debe llevar a una evaluación rigurosa del
paciente.
• Cilindros de leucocitos:
○ Contienen leucocitos atrapados en las proteínas tubulares.
○ En ocasiones, los leucocitos aparecen en la orina en agregados, y es importante no
confundirlos con cilindros. La microscopia de contraste de fase es útil para demos-
trar la matriz proteica del cilindro, que no se ve en los agregados de leucocitos o
seudomoldes.
○ Se asocian a procesos inflamatorios intersticiales, como pielonefritis.
• Cilindros de células epiteliales:
○ Se caracterizan por la presencia de células epiteliales de diversas formas, dispuestas de
manera aleatoria en una matriz proteica, y representan la descamación desde diferen-
tes porciones de los túbulos renales.
Cristales
• El enfriamiento de la orina permite que muchas sustancias que normalmente están
disueltas precipiten a temperatura ambiente. Así, la mayoría de los cristales correspon-
den a artefactos y pueden estar presentes en la orina sin ninguna enfermedad subya-
cente.
• La formación de cristales también depende del pH urinario.
○ Los cristales que precipitan en una orina ácida son los siguientes: ácido úrico, urato
monosódico, uratos amorfos y oxalato cálcico.
○ Los cristales que precipitan en una orina alcalina son los siguientes: fosfato triple,
biurato amónico, fosfato cálcico, oxalato cálcico y carbonato cálcico.
• Los cristales que contienen calcio se encuentran entre los que se ven con más frecuen-
cia.
○ Los cristales de oxalato cálcico tienen forma de «sobre» octaédrico característico.
También pueden adoptar formas rectangular, de reloj de arena y ovoidea (se pueden
confundir con eritrocitos).
○ Los cristales de fosfato triple son habitualmente prismas de tres a seis lados con
forma de «tapa de ataúd», aunque pueden aparecer como láminas planas similares a
hojas de helecho.
○ Los cristales de fosfato cálcico habitualmente son rosetas pequeñas.
○ El carbonato cálcico habitualmente se manifiesta como parejas de esferas minúscu-
las o como cruces.
• Los cristales que se producen por un exceso patológico de productos metabólicos (p. ej.,
cistina, tirosina, leucina, bilirrubina y colesterol) se observan con más frecuencia en
orinas ácidas.
• Los cristales asociados a fármacos (p. ej., aciclovir, indinavir, sulfonamidas y ampici-
lina) se ven en la orina concentrada y más ácida.
• Los cristales de ácido úrico se manifiestan con diversas formas, como romboidea, en
rosetas, de limón y de «piedra de afilar» de cuatro lados. Otras formas de los uratos son
minúsculos cristales, esferas o agujas que son difíciles de distinguir.
• El biurato amónico, que habitualmente se ve en la orina antigua, habitualmente es
una esfera de color amarillo oscuro con forma de «estramonio».
• Los cristales de cistina son hexágonos que pueden polarizar y se confunden con cris-
tales de ácido úrico.
• Los cristales de tirosina y leucina habitualmente aparecen juntos. La primera forma
agujas finas dispuestas en rosetas, y la segunda forma esferas con estrías concéntricas,
similares al tronco de un árbol.
• Los cristales de bilirrubina aparecen con muchas formas, aunque habitualmente se
distinguen por el color de la bilirrubina.
• Los cristales de colesterol habitualmente son planos, con una escotadura en una es-
quina, y en ocasiones se confunden con cristales de medio de contraste, que también
tienen una escotadura en una esquina.
• Los cristales de sulfonamida aparecen como esferas o agujas. Los cristales de ampici-
lina habitualmente adoptan la forma de una aguja larga y delgada. Los cristales de
aciclovir tienen una forma de aguja similar, aunque tienen birrefringencia negativa con
luz polarizada.
Microorganismos
• Bacterias:
○ Se observan con frecuencia en muestras de orina, porque la orina habitualmente se
recoge en condiciones no estériles.
○ En las ITU no complicadas tienden a predominar los microorganismos gramnegati-
vos, como Escherichia coli, seguidos por Staphylococcus saprophyticus, y ocasional-
mente los géneros Proteus y Klebsiella, enterococos y estreptococos del grupo B, Pseu-
domonas aeruginosa y Citrobacter.
○ Las ITU complicadas pueden estar producidas por multitud de microorganismos.
La identifi cación y la determinación de la sensibilidad de estos microorganismos
habitualmente precisan ampliación de gran aumento, tinción, cultivo y estudio in
vitro con distintos antibióticos.
• Hongos:
○ Habitualmente se piensa que la presencia de Candida en la orina es un contami-
nante procedente de las secreciones genitales, aunque, cuando hay una sonda vesical
residente de larga evolución, se debe a colonización.
○ Las ITU por Candida pueden producir síntomas similares a los que se ven en las
infecciones bacterianas.
○ El género Candida es la causa más frecuente de ITU micótica, siendo C. albicans la
especie más frecuente, seguida por C. glabrata y C. tropicalis.
○ Candida puede tener el aspecto de una levadura (células esféricas), una levadura en
gemación o seudohifas, dependiendo de la fase del ciclo reproductivo.
○ Otros hongos infecciosos, como Aspergillus, Cryptococcus e Histoplasma, se pueden
ver en pacientes con enfermedades crónicas o inmunodeprimidos.
• Parásitos:
○ Habitualmente se considera que la presencia de Trichomonas vaginalis y de Entero-
bius vermicularis en la orina corresponde a un contaminante que se origina en las
secreciones genitales.
○ Las tricomonádidas son protozoos fl agelados unicelulares que se caracterizan por su
movilidad en «sacacorchos», y pueden producir una enfermedad de transmisión se-
xual con secreción vaginal blanca y prurito como parte de los síntomas.
○ Enterobius vermicularis (oxiuro humano) habitualmente no reside en el aparato
urinario, aunque, ocasionalmente, se puede encontrar en la vagina, desde donde
produce contaminación urinaria.
○ La hematuria dolorosa tras la exposición a aguas de ríos fríos en áreas endémicas es ca-
racterística de Schistosoma haematobium. Se pueden detectar abundantes huevos de
gran tamaño en una muestra de orina reciente, y la orina tiende a tener un color oscuro.
BIBLIOGRAFÍA
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PRINCIPIOS GENERALES
Fisiopatología
• La mejor forma de evaluar la función renal es con el filtrado glomerular (FG).
○ El FG normal es de ~125 ml/min/1,73 m² en hombres y 100 ml/min/1,73 m² en
mujeres.
○ Una disminución del número de nefronas no tiene por qué producir necesariamente
un deterioro del FG, porque las nefronas restantes pueden aumentar el fi ltrado para
compensar (hiperfi ltración compensadora).
■ Por ejemplo, cabría esperar una reducción del FG del 50% después de la donación
fl ejar hiperfi ltración glomerular, mientras que la disminución del FG puede refl ejar
lesión y enfermedad renales.
■ Las directrices del estudio Kidney Disease Outcomes Quality Initiative separan la IRC
FG Descripción
(ml/min/1,73 m²)
1 90 Función renal normal, pero los hallazgos urinarios
o las alteraciones estructurales o un rasgo
genético indican nefropatía
2 60-89 Ligera reducción de la función renal, y otros
hallazgos (como en el estadio 1) indican
nefropatía
3 30-59 Disminución moderada de la función renal
4 15-29 Grave disminución de la función renal
5 15 (o diálisis) Insuficiencia renal o muy grave o terminal
(a veces denominada insuficiencia renal
establecida)
DIAGNÓSTICO
Pruebas diagnósticas
Creatinina
• La creatinina es un producto metabólico de la creatina derivado principalmente de las
células musculares esqueléticas y de la carne de la alimentación.
○ La velocidad habitual de producción diaria es de 20 a 25 (mg/kg)/día en hombres y
de 15 a 20 (mg/kg)/día en mujeres.
■ Las personas con más masa muscular tienen mayor producción de creatinina y
mayor concentración que las que tienen una masa muscular menor.
■ El intervalo normal de la creatinina está entre 0,4 y 1,5 mg/dl.
16
CREATININA SÉRICA 12
(mg/dl)
6
4
2
1
12,5 25 50 100
1,56
3,13
6,35
Urea
• La eliminación de la urea por el riñón es más compleja que la de la creatinina, lo que
hace que el nitrógeno ureico sanguíneo (BUN) sea un marcador menos útil de la fun-
ción renal cuando se utiliza de forma aislada.
• El BUN puede aumentar por diversas causas no renales, como hemorragia digestiva,
uso de corticoesteroides y nutrición parenteral.
• El BUN puede disminuir por desnutrición y hepatopatía, que reducen la velocidad de
generación de urea.
• Con fines prácticos, el BUN es más útil cuando se utiliza el cociente BUN:Cr y este
es mayor de 20:1, lo cual es indicativo de un estado prerrenal.
Aclaramiento
• El aclaramiento describe la cantidad de un líquido que queda totalmente limpio de un
marcador durante un período de tiempo definido.
○ Habitualmente se expresa en ml/min.
○ El marcador ideal debe ser inerte desde el punto de vista biológico, se debe filtrar de
manera libre y completa en el glomérulo, no se debe secretar ni reabsorber en los
túbulos, y no se debe degradar en el riñón.
○ Con un marcador ideal se puede calcular el FG a partir de las mediciones del aclara-
miento del marcador.
• FG = (Umarcador volumen de orina/Pmarcador)/1 440
○ Donde Umarcador es la concentración urinaria del marcador.
○ El volumen de orina es el volumen producido durante 24 h (en ml).
○ Pmarcador es la concentración plasmática del marcador.
○ Se utiliza el valor de 1 440 para convertir las unidades a mililitros por minuto
(1 440 min en 24 h).
• La inulina era el marcador de referencia clásico para dichas mediciones, aunque ha sido
sustituido por otras sustancias, como iotalamato, dietilentriamina, ácido pentaacético,
ácido etilendiaminotetraacético y iohexol.
○ Aunque estos métodos son útiles para obtener una medición muy exacta del FG,
son incómodos para la mayoría de los fines y se utilizan solo en situaciones especí-
ficas que exigen más precisión que las estimaciones del aclaramiento de creatinina
(CrCl).
○ Aunque la creatinina no es un marcador perfecto, debido a la contribución de la se-
creción tubular, se puede medir fácilmente y se utiliza en la práctica clínica para
calcular el FG.
• Se puede determinar el CrCl con ecuaciones o con una muestra de orina de 24 h.
○ Ecuaciones basadas en la creatinina: hay dos ecuaciones muy utilizadas para calcular
la función renal en adultos utilizando las concentraciones séricas de creatinina, ade-
más de las características básicas del paciente.
○ Ecuación de Cockcroft-Gault:
del estudio MDRD tiene una buena correlación. No se ha validado bien en otras
poblaciones de pacientes3. Por ejemplo, no es útil en personas con una función
renal normal, y no se validó en personas de 70 años ni en pacientes hospitaliza-
dos o desnutridos4. Tampoco mide el FG verdadero en pacientes con insuficien-
cia renal avanzada5.
■ La ecuación del estudio MDRD tiene un factor de ajuste para poblaciones afroame-
24 h).
○ En la unidad de cuidados intensivos también se pueden obtener muestras a me-
nores intervalos (p. ej., 8 o 12 h) para reducir los errores en la obtención de la
muestra15.
○ La excreción de creatinina aumenta a medida que disminuye el FG, lo que lleva a
determinar un CrCl normal en el 25-50% de los pacientes con un FG verdadero de
51 a 70 ml/min.
1. FG 60 ml/min/1,73 m²
2. Edad 18 o 70
3. Tamaño corporal extremo
4. Desnutrición grave
5. Embarazo
6. Enfermedad del músculo esquelético
7. Paraplejía o tetraplejía
8. Vegetarianismo
9. Cambio rápido del funcionamiento renal
Diagnóstico diferencial
• El cálculo del FG con cualquiera de estas técnicas debe ofrecer a los médicos una im-
presión moderadamente exacta del funcionamiento renal general. Sin embargo, el mé-
dico astuto debe tener en mente varias difi cultades.
• Factores que afectan a la creatinina sérica.
○ La trimetoprima y la cimetidina bloquean la secreción tubular proximal de creatinina.
Pueden incrementar la concentración plasmática de creatinina hasta en 0,5 mg/dl.
Este efecto es más pronunciado en la IRC cuando la creatinina basal ya está ele-
vada16,17.
○ La cefoxitina y la flucitosina interfi eren con el método de análisis de la creatinina, lo
que da una elevación falsa de las concentraciones plasmáticas de creatinina18,19.
○ El ensayo colorimétrico puede reconocer falsamente el acetoacetato en la cetoacidosis
diabética como creatinina, y puede elevar la creatinina hasta en 0,5 a 2 mg/dl20.
○ El hipotiroidismo incrementa la concentración plasmática de creatinina, y el hiperti-
roidismo reduce la concentración plasmática de creatinina21,22.
• Factores que afectan a CrCl.
○ Las limitaciones de los cálculos basados en ecuaciones se señalan más arriba.
○ Dos factores importantes que pueden reducir la exactitud del análisis de la orina de
24 h son la recogida incompleta de la orina y la secreción creciente de creati-
nina23.
■ Es importante una recogida meticulosa de la orina para evitar una recogida excesiva
(lo que sobrestimaría el CrCl) y una recogida insufi ciente (lo que infraestimaría el
CrCl). En la tabla 2-3 se señalan los pasos necesarios para obtener una muestra de
orina de 24 h.
■ Se puede determinar si la muestra de orina es completa o no calculando la excreción
total de creatinina por kilogramo de peso corporal. Debe ser de ~20 a 25 mg/kg
de peso corporal magro en hombres, y de 15 a 20 mg/kg en mujeres.
■ La medición de CrCl en dos momentos separados puede mejorar también la exac-
titud.
C O N S I D E R A C I O N E S E S P E C I A L E S : P E R S P E C T I VA S
FUTURAS EN LAS METODOLOGÍAS DE ESTUDIO
• Se están buscando activamente nuevos marcadores que permitirán predecir con exacti-
tud el FG y detectarán la pérdida temprana de función renal.
• La cistatina C es prometedora, porque tiene una producción diaria constante y es ex-
cretada por el riñón24.
○ La cistatina C es una proteína de bajo peso molecular que pertenece a la superfamilia
de la cistatina de los inhibidores de las proteasas de cisteína. Se piensa que es produ-
cida por todas las células nucleadas, y se cree que su velocidad de producción es
constante23.
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PRINCIPIOS GENERALES
DIAGNÓSTICO
• El tejido obtenido mediante biopsia renal es muy útil para el diagnóstico de muchas
formas de nefropatía. Ofrece información fundamental sobre la localización de la lesión
renal, los mecanismos subyacentes básicos y el patrón de la lesión, lo que, junto con el
cuadro clínico, permite hacer un diagnóstico correcto3.
○ Localización:
■ El diagnóstico histológico permite determinar qué segmentos del riñón son los que
hacer el diagnóstico.
■ Por ejemplo, la infi ltración densa por linfocitos y monocitos en el intersticio indica
particularmente en el glomérulo.
■ Por ejemplo, la glomeruloesclerosis focal y segmentaria describe un patrón de lesión
en el que hay lesión «segmentaria» (áreas discretas de esclerosis sin afectar a todo el
penacho glomerular) en un subconjunto «focal» de glomérulos (se observa este
patrón en algunos glomérulos, pero no en todos).
• En general, los pacientes en los que más útil es la biopsia renal y el consiguiente diag-
nóstico histopatológico tienen síndrome nefrótico, presentación nefrítica, insufi ciencia
renal aguda, proteinuria y hematuria, o disfunción de un aloinjerto renal (tabla 3-1).
○ En varios estudios se ha visto que en ~ 40 % de los pacientes en los que se realiza una biop-
sia renal se harán cambios del diagnóstico o el tratamiento por los resultados de la biopsia4.
○ Los pacientes adultos con síndrome nefrótico generalmente precisan una biopsia
renal, porque los algoritmos terapéuticos varían según el trastorno, dependiendo de
la anatomía patológica.
17
Principales
Insuficiencia renal aguda: sin un diagnóstico evidente por los datos clínicos
Síndrome nefrótico
Síndrome nefrítico de causa indeterminada
GNRP
Disfunción aguda o crónica de un aloinjerto renal
○ En los pacientes con insuficiencia renal aguda sin una causa clara, se debe realizar
una evaluación para diagnosticar nefritis intersticial, síndromes nefríticos agudos o
trastornos sistémicos, como lupus eritematoso sistémico o vasculitis de vasos peque-
ños.
○ El tratamiento de la proteinuria o hematuria de causa poco clara puede verse afec-
tado por los resultados de la biopsia, aunque el proceso de la decisión es más com-
plejo dependiendo de otras manifestaciones clínicas.
○ En la evaluación de la disfunción del aloinjerto renal, la biopsia del riñón tras-
plantado es sumamente útil para diagnosticar rechazo agudo o necrosis tubular
aguda en el período postrasplante inmediato. También se puede evaluar el deterioro
en el contexto de una función renal previamente estable para distinguir el rechazo
agudo o crónico de la nefrotoxicidad por la ciclosporina o de una infección.
PRUEBAS DIAGNÓSTICAS
• Debe realizarse un estudio de imagen renal para asegurarse de que el paciente tenga
dos riñones de tamaño y forma normales.
○ La biopsia del riñón no trasplantado está contraindicada relativamente en riño-
nes atróficos de 9 cm de tamaño, porque el riesgo de hemorragia capsular au-
menta en los riñones fibróticos (igual que el riesgo de un resultado de la biopsia de
bajo rendimiento).
○ La biopsia renal de un riñón no trasplantado único sólo se debe realizar cuando
sea absolutamente necesario para conservar la función renal, porque puede produ-
cirse una hemorragia grave que llevaría a una nefrectomía.
○ Se ha propuesto que la biopsia renal abierta quirúrgica debe ser la técnica de elección
en esta situación, aunque el riesgo de la biopsia percutánea es tan bajo que puede ser
menor que el riesgo de la anestesia general y la cirugía.
• Debe haber un control óptimo de la presión arterial (PA), con una PA diastólica
95 mm Hg, para minimizar las complicaciones hemorrágicas.
• El urocultivo debe ser estéril antes de un intento de biopsia.
• Se deben normalizar en la medida de lo posible los parámetros de la coagulación
sanguínea antes de la biopsia renal.
○ Se deben suspender los anticoagulantes sistémicos, incluyendo los antiagregantes
plaquetarios, el ácido acetilsalicílico y los antiinflamatorios no esteroideos, 5 días
antes de la biopsia renal.
○ El tiempo de protrombina (TP) debe ser 1,2 veces el testigo; el tiempo de trombo-
plastina parcial activada (TTPa) debe ser 1,2 veces el testigo.
○ No está clara la utilidad del tiempo de hemorragia y de otros métodos de estu-
dio de la función plaquetaria, aunque habitualmente se realiza para detectar
un consumo no sospechado de ácido acetilsalicílico u otros trastornos plaque-
tarios.
○ En los pacientes con insuficiencia renal y elevación de la concentración de nitrógeno
ureico sanguíneo con un tiempo de hemorragia prolongado, por lo general, se admi-
nistra antes de la biopsia desmopresina, 0,4 g/kg i.v. durante 2-3 h.
○ Se debe considerar y sopesar cuidadosamente la utilidad diagnóstica y terapéutica de
una biopsia renal en aquellos pacientes que necesitan anticoagulación crónica con el
riesgo de que se produzca una reversión de la anticoagulación y de la hemorragia
posbiopsia. De hecho, puede ser necesaria la consulta con un cardiólogo y un hema-
tólogo.
■ Una posibilidad es permitir que el cociente normalizado internacional disminuya
Contraindicaciones absolutas
Falta de colaboración del paciente
Diátesis hemorrágica o anticoagulación
Hipertensión no controlada
Contraindicaciones relativas
Riñones pequeños (9 cm)
Quistes bilaterales múltiples o tumor renal
Hidronefrosis
Infección renal activa
Vasculitis de vasos medios o grandes con múltiples aneurismas intrarrenales
Alteraciones anatómicas de los riñones (p. ej., riñón en herradura)
Embarazo
COMPLICACIONES
Las principales complicaciones después de una biopsia se deben a hemorragia y dolor (ta-
bla 3-5).
• La hematuria y la formación de un hematoma perinéfrico se producen en cierto grado
en todos los pacientes después de una biopsia renal, aunque solo el ~ 3-10 % de los
pacientes tienen hematuria macroscópica8.
○ En estos casos es útil el estudio seriado de muestras de orina para detectar sangre
visible. Se debe monitorizar el hemograma completo cada 6 h en todos los pacientes
después de una biopsia renal.
○ Una disminución de la hemoglobina de ~ 1 g/dl es el promedio después de una
biopsia renal o complicada.
○ Se produce hemorragia que precisa transfusión en el 2,4-5 % de las biopsias renales5,9.
■ Esto dependerá, en parte, de la hemoglobina previa a la biopsia y del riesgo.
También puede producirse una hemorragia signifi cativa hacia el sistema colector
urinario, que se manifi esta como hematuria macroscópica y puede producir obs-
trucción ureteral.
■ Hace falta una intervención para controlar la hemorragia en ~ 0,3 % de los
Hemorragia
Hacia el sistema colector: hematuria microscópica o macroscópica
Subcapsular: taponamiento por presión y dolor
Espacio perinéfrico: formación de hematoma y disminución del hematocrito
Dolor cólico por obstrucción ureteral por formación de coágulos sanguíneos por
hemorragia
Fístula arteriovenosa
«Riñón de Page»: hipertensión crónica por isquemia inducida por la presión por un
hematoma subcapsular grande
Infección de las partes blandas perinéfricas
Punción de otros órganos (p. ej., hígado, páncreas o bazo)
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PRINCIPIOS GENERALES
Definición e introducción
• El aumento de las proteínas en la orina es un signo frecuente de nefropatía. Habi-
tualmente, las proteínas urinarias se describen como proteínas totales o albúmina
total.
• Las personas normales excretan 150 mg de proteínas totales y 30 mg de albú-
mina con la orina cada 24 h. Otras proteínas que se encuentran en la orina son
secretadas por los túbulos (proteína de Tamm-Horsfall) o son proteínas fi ltradas
pequeñas que no han sido absorbidas ni biodegradadas por las células tubulares
renales.
• Cualquier nivel de excreción de proteínas en la orina 150 mg/24 h es anómalo
y justifi ca una evaluación adicional.
• El análisis de orina con tira reactiva es la prueba de tamizaje inicial más frecuente para
detectar proteinuria, aunque solo es sensible para concentraciones de proteínas
20 mg/dl (equivalente a ~ 300 mg/24 h).
• Se defi ne el síndrome nefrótico como la excreción de proteínas urinarias
3,5 g/24 h asociada a hipoalbuminemia, hiperlipidemia y edema. El mismo nivel
de proteinuria sin las otras manifestaciones se denomina proteinuria en rango ne-
frótico.
• El abordaje del paciente con proteinuria está determinado por la magnitud de la pro-
teinuria, la presencia de otras manifestaciones renales y el cuadro clínico general.
Fisiopatología
• La proteinuria se puede deber a disfunción glomerular o tubular4.
• La proteinuria glomerular se debe a una alteración de la barrera de fi ltración glomeru-
lar, lo que incrementa la fi ltración de las proteínas plasmáticas en cantidades que supe-
ran la capacidad de reabsorción tubular. Si la cantidad de proteínas en 24 h es 2 g,
habitualmente hay una enfermedad glomerular.
24
Clasificación de la proteinuria
• Proteinuria transitoria:
○ La proteinuria transitoria se ve principalmente en niños y adolescentes sanos y asin-
tomáticos que tienen un sedimento urinario normal5-7. Se piensa que se debe a alte-
raciones de la hemodinámica renal.
○ La proteinuria transitoria ha desaparecido cuando se repite el estudio y no pre-
cisa ninguna evaluación adicional. Algunas personas tienen episodios recurrentes
de proteinuria transitoria, que, a menudo, entra en remisión permanente en un
plazo de varios años.
○ En algunos estudios de esta población de pacientes se han visto alteraciones histoló-
gicas y progresión hacia la insuficiencia renal y la hipertensión8. Por lo tanto, en este
subgrupo se recomienda el seguimiento anual.
○ Puede producirse proteinuria transitoria reversible en estados hiperadrenérgicos,
como la fiebre, el ejercicio, la insuficiencia cardíaca congestiva, las convulsiones, el
uso de vasopresores, el embarazo y la apnea del sueño obstructiva. Se ha descrito una
incidencia de proteinuria funcional del 10 % en los pacientes ingresados en el servi-
cio de urgencias, y las causas más frecuentes son insuficiencia cardíaca congestiva,
convulsiones y fiebre. Se piensa que la patogenia es secundaria a un aumento de la
permeabilidad glomerular y una disminución de la reabsorción tubular de proteínas,
posiblemente por el efecto de la angiotensina II o la norepinefrina9.
• Proteinuria ortostática:
○ Este síndrome se caracteriza por la excreción de cantidades excesivas de proteínas en
bipedestación, con niveles normales de excreción de proteínas en decúbito supino.
○ Se ha descrito proteinuria ortostática hasta en el 3-5 % de los adolescentes y hombres
jóvenes, en su mayoría de 30 años de edad.
○ La mayoría de los pacientes tienen cifras de excreción de proteínas 2 g/24 h en
bipedestación, aunque se han descrito valores mayores10.
○ Se puede realizar el diagnóstico con análisis de muestras de orina divididas de 24 h
en decúbito supino y en bipedestación. La muestra de 24 h se divide en una porción
diurna de 16 h y una porción nocturna de 8 h.
○ En el seguimiento a largo plazo de estos pacientes, se ha visto ausencia de deterioro
de la función renal y resolución espontánea en el 50 % de los pacientes 10 años
después del diagnóstico11.
• Proteinuria persistente:
○ La proteinuria persistente está presente independientemente de la posición, el nivel
de actividad y el estado funcional. Se diagnostica confirmando la proteinuria en un
estudio posterior realizado 1-2 semanas después del primer análisis positivo.
○ Se puede deber a una nefropatía aislada o puede formar parte de un proceso multi-
sistémico con afectación renal.
DIAGNÓSTICO
Métodos semicuantitativos
• Análisis de orina con tira reactiva:
○ El método más sencillo y económico para detectar proteinuria es el análisis con
tira reactiva. Este papel impregnado en colorantes utiliza azul de tetrabromofenol
como indicador del pH. La albúmina urinaria se une al reactivo y cambia su pH,
lo que, a su vez, da lugar a un espectro de cambios de color dependiendo de la
magnitud del cambio del pH. En la tabla 4-1 se muestra una escala típica para una
prueba positiva.
○ La concentración más baja para la detección de proteínas en el análisis con tira reac-
tiva es de ~ 15-20 mg/dl, que es aproximadamente equivalente a 300-500 mg de
proteínas en la orina de 24 h.
○ Pueden producirse resultados falsos positivos y negativos, porque las determinacio-
nes semicuantitativas de la proteinuria dependen de la concentración y, por lo tanto,
del grado de concentración de la orina.
■ En una orina muy concentrada puede haber un resultado anómalo incluso aunque
Negativa
Indicios: 15-30 mg/dl
1+: 30-100 mg/dl
2+: 100-300 mg/dl
3+: 300-1 000 mg/dl
4+: 1 000 mg/dl
Métodos cuantitativos
• Cociente proteína:creatinina en una muestra de orina aleatoria:
○ El grado de dilución de la orina afectará directamente a la concentración de proteí-
nas. La concentración de creatinina en la orina sirve como control interno de la di-
lución de la orina. Por lo tanto, el cociente proteína:creatinina es independiente de
la concentración de la orina.
○ Como la velocidad de excreción de la creatinina es bastante constante, el cociente
proteína:creatinina en una muestra aleatoria es una buena determinación de la can-
tidad de proteínas excretadas.
○ El cociente proteína:creatinina en una persona normal es 0,2, y es aproximada-
mente equivalente a una excreción de 0,2 (g/24 h)/1,73 m² 13. Por ejemplo, un cociente
de 2 se traduce en una excreción urinaria de proteínas en 24 h de aproximadamente 2 g.
○ La exactitud del cociente proteína:creatinina se relaciona con el supuesto de que la
excreción diaria de creatinina es tan solo ligeramente mayor de 1 000 mg/24 h/1,73 m².
• La exactitud del cociente disminuye cuando la excreción de creatinina es muy alta,
como en un hombre musculoso (el cociente infraestimará la proteinuria), o muy
baja, como en un paciente caquéctico (el cociente sobrestimará la proteinuria).
• Cociente microalbúmina:creatinina:
○ La presencia de cantidades elevadas de albúmina en la orina es un marcador impor-
tante de nefropatía temprana y de riesgo cardiovascular. La validación de este con-
cepto tiene su máxima importancia en la nefropatía diabética temprana, aunque
también se puede aplicar a otras formas de nefropatía.
○ El término microalbuminuria surgió de los primeros estudios que utilizaron ensayos
más sensibles para cuantificar la albúmina y detectaron su presencia a pesar de resul-
tados negativos en los análisis con tira reactiva habituales para detectar proteínas. Por
lo tanto, microalbuminuria se refiere a una albuminuria de pequeña magnitud y no
a una forma particular de albúmina.
○ La albúmina urinaria se evalúa la mayoría de las veces utilizando el cociente albú-
mina (microalbúmina):creatinina en una muestra no cronometrada o aleatoria. Se
puede utilizar el cociente microalbúmina:creatinina de la misma forma que el co-
ciente proteína:creatinina.
○ Se considera que un valor 30 g/g es normal, mientras que valores de 30 a
300 g/g indican microalbuminuria. Los valores 300 g/g se detectan con el
análisis con tira reactiva de uso habitual y caen en la categoría de proteinuria franca
(macroalbuminuria).
○ El cociente microalbúmina:creatinina es la prueba de tamizaje preferida en todos
los pacientes diabéticos para la detección de nefropatía temprana14. El análisis de una
única muestra de primera hora de la mañana tiene valores de sensibilidad y especificidad
90 %, tomando como referencia el valor en una muestra de orina de 24 h, aunque
dichos valores varían cuando las muestras de orina se obtienen a otras horas del día.
• Una vez que se ha detectado proteinuria en el análisis con tira reactiva, el siguiente paso
es confirmar el resultado anómalo repitiendo la medición después de varias sema-
nas con una muestra recién excretada.
• No hace falta prueba confi rmatoria si la proteinuria es intensa en el análisis con tira
reactiva.
• Una vez que se ha confi rmado la proteinuria, el siguiente paso es cuantificar la excre-
ción de proteínas con el cociente proteína:creatinina, el cociente albúmina:creatinina
o una muestra de orina de 24 h.
• La anamnesis y la exploración física deben incluir la búsqueda de síntomas y signos
atribuibles a una nefropatía y la identifi cación de factores de riesgo de nefropatía. Los
principales aspectos que se deben abordar son:
○ Presencia y duración de causas frecuentes de nefropatía, como diabetes e hipertensión.
○ Manifestaciones indicativas de un trastorno del tejido conjuntivo, como artralgias,
artritis, exantema y síntomas constitucionales.
○ Deben buscarse manifestaciones clínicas de una neoplasia maligna. Por ejemplo, las
neoplasias de órganos sólidos se han asociado a nefropatía membranosa, mientras
que los linfomas se han asociado a enfermedad con cambios mínimos.
○ Deben buscarse manifestaciones indicativas de infecciones como hepatitis, endocar-
ditis, sífi lis o infección por el virus de inmunodefi ciencia humana. Estos trastornos
pueden causar muchas formas diferentes de enfermedad glomerular.
○ Se debe obtener una historia completa de fármacos y drogas en la que se detallen
todos los fármacos de venta con receta, drogas ilícitas, productos herbales de medi-
cina alternativa y medicamentos de venta sin receta. Por ejemplo, los antiinfl amato-
rios no esteroideos pueden producir síndrome nefrótico.
○ Se deben reseñar los antecedentes familiares de nefropatía, como nefritis hereditaria,
síndrome uña-rótula y nefropatía poliquística.
• Las pruebas adicionales están determinadas por el contexto clínico. En todos los
casos es adecuado evaluar el sedimento urinario, medir la VSG, realizar un hemo-
grama completo y un perfil metabólico básico, y cuantificar la albúmina sérica. Se
debe solicitar la electroforesis de las proteínas urinarias y de las proteínas del suero
si se sospecha una proteinuria por rebosamiento por mieloma, amiloidosis u otras
enfermedades con aumento de las inmunoglobulinas. La presencia de eritrocitos
dismórficos en el sedimento o de proteinuria en el rango nefrótico debería llevar
Tira reactiva +
Falso + o proteinuria
transitoria
+
Prueba reactiva
Cuantificar; SPEP/UPEP
positiva con una
enfermedad sistémica
que produce una
agresión aguda, y
ahora es negativa
Intervalo Pico de proteínas Intervalo
nefrótico anómalas nefrótico
Proteinuria funcional
Sí No
Normales Anómalos
FIGURA 4-1. Evaluación de la proteinuria. ⊕, positivo; FG, filtrado glomerular; PA, pre-
sión arterial; SPEP, electroforesis de las proteínas del suero; UPEP, electroforesis de las
proteínas urinarias.
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PRINCIPIOS GENERALES
Definición
• La hematuria, o presencia de sangre en la orina, puede ser un signo de una enfermedad
grave del riñón o de las vías urinarias. Por lo tanto, es importante identifi carla y, si es
necesario, tratar la enfermedad causal en una fase temprana.
• La hematuria puede ser macroscópica y microscópica:
○ La hematuria macroscópica es la presencia de sangre en la orina que se ve a simple vista.
○ La American Urological Association ha defi nido la hematuria microscópica como
la presencia de tres o más eritrocitos por campo de gran aumento en el estudio mi-
croscópico del sedimento urinario en dos de tres muestras de orina recogidas correc-
tamente en pacientes de riesgo medio o bajo, y en una de tres muestras en pacientes
de riesgo alto (se defi ne más adelante)1.
Epidemiología
• Se calcula que la hematuria macroscópica tiene una prevalencia en la comunidad del
2,5 %.
• De acuerdo con estudios poblacionales, la prevalencia de la hematuria microscópica
varía mucho dependiendo de la distribución por edad y sexo de la población en estudio
y del método de detección que se utilice. La prevalencia en la población general varía
del 0,18 al 16,1 %2. No está claro si la prevalencia se incrementa al aumentar la edad.
Etiología
• La hematuria puede ser glomerular o no glomerular en cuanto a su origen.
• La hematuria no glomerular se puede subdividir en la que procede de las vías
urinarias superiores e inferiores.
• En personas 50 años de edad, las causas glomerulares más frecuentes son nefropatía
por IgA y enfermedad de la membrana basal delgada, mientras que la nefrolitiasis, la
pielonefritis, la cistitis, la prostatitis y la uretritis son las causas no glomerulares más
frecuentes en este grupo de edad.
• En personas 50 años de edad, las causas no glomerulares habituales de la hemorragia
son cánceres renales, prostáticos y de células transicionales (vesicales/ureterales), mien-
tras que la nefropatía por IgA sigue siendo la principal causa de hematuria glomerular.
• Las diversas causas de la hematuria se enumeran en la tabla 5-1.
Tamizaje
• La hematuria habitualmente es un hallazgo casual en el análisis de orina con tira reactiva, y
generalmente no se recomienda el cribado para detectar hematuria microscópica asintomática.
• El resultado positivo del análisis con tira reactiva debe llevar a un estudio mi-
croscópico del sedimento urinario para detectar eritrocitos, porque el análisis con
tira reactiva no permite diferenciar entre eritrocitos, mioglobina y hemo globina.
31
benigna)
Nefritis hereditaria (síndrome de Alport)
Síndrome de hematuria con dolor lumbar (también puede haber
hematuria macroscópica)
Glomerulonefritis por otras causas (v. caps. 17 y 18)
Vías urinarias superiores (renal, vascular y ureteral)
Nefrolitiasis
Pielonefritis
Carcinoma de células renales
Nefropatía poliquística
Riñón en esponja medular
Hipercalciuria, hiperuricosuria o ambas, sin cálculos documentados
Carcinoma de células transicionales de la pelvis renal o el uréter
Traumatismo renal
Necrosis papilar
No glomerular
Carcinoma vesical
Cáncer de próstata/hipertrofia prostática benigna
Pólipos y tumores vesicales y ureterales benignos
Estenosis uretrales y meatales
Schistosoma haematobium en norteafricanos
Traumatismo (cateterismo/traumatismo uretral o vesical cerrado)
Hematuria por esfuerzo
Contaminación menstrual
Incierta
• Puede estar justifi cado un estudio adicional dependiendo de la situación clínica y del
riesgo de enfermedad grave subyacente.
D I A G N Ó S T I C O Y E VA L U A C I Ó N
Presentación clínica
No hay consenso sobre el protocolo estándar que se debe seguir cuando se estudia un caso de he-
maturia. En 2001, la American Urological Association publicó recomendaciones para la evalua-
ción de la hematuria, que se incorporan parcialmente al algoritmo que se muestra en la fi gura 5-1.
• Detección de la hematuria:
○ En la hematuria macroscópica, la orina puede tener color rojo, de refresco de cola o
marrón. En la hematuria microscópica, la orina es transparente y el diagnóstico ha-
bitualmente se realiza mediante análisis con tira reactiva.
○ El análisis de orina se debe realizar con una muestra de orina recién eliminada
y limpia de la porción media del chorro.
○ Análisis con tira reactiva:
■ Es muy sensible (91-100 %), pero poco específi co (65-99 %)3.
contraste de fase; tienen un tamaño y una forma variables, con bordes irregulares
en comparación con los eritrocitos normales, con forma de rosquilla.
■ Si 80 % de los eritrocitos urinarios son dismórfi cos, es muy probable que la
Anamnesis
• Se deben revisar cuidadosamente los medicamentos, porque diversos fármacos de uso
frecuente pueden producir hematuria (antiinfl amatorios no esteroideos, busulfano,
ácido acetilsalicílico, anticonceptivos orales y warfarina).
○ La anticoagulación excesiva con warfarina puede producir hematuria, aunque esta
presentación sigue justifi cando un estudio adicional, porque puede enmascarar una
enfermedad subyacente4.
Estudio
microscópico
CHENG_5_(31-38).indd 34
de la orina
_
Evaluación para detectar
hemoglobinuria o mioglobinuria
+
FIGURA 5-1. Algoritmo para la evaluación de la hematuria microscópica. TC, tomografía computarizada; UIV, urografía intravenosa.
07/02/15 17:30
Diagnóstico y evaluación 35
Edad 40 años
Antecedentes de tabaquismo
Antecedentes de hematuria macroscópica
Exposición laboral a productos químicos o colorantes (bencenos o aminas aromáticas)
Infecciones urinarias de repetición
Síntomas miccionales irritativos
Antecedentes de consumo de ciclofosfamida en dosis altas
Radiación pélvica
Abuso de analgésicos
Exploración física
• La exploración física debe incluir la medición de la presión arterial y el pulso, y la de-
terminación del estado del volumen.
• La hipertensión podría ser una manifestación de una glomerulonefritis.
• El edema puede ser un signo de proteinuria.
• La fiebre, el dolor a la palpación en el ángulo costovertebral y el dolor a la palpación en
la región suprapúbica son indicativos de una causa infecciosa.
• Un exantema purpúrico que desaparece con la presión puede ser un dato de vasculitis.
• En la exploración cardiovascular, se puede detectar fibrilación auricular o soplos debidos
a endocarditis, trastornos ambos que pueden causar una embolia renal.
• La exploración abdominal puede mostrar una masa, aumento del tamaño de la vejiga
o riñones poliquísticos.
• Se debe realizar una exploración genitourinaria detallada para buscar causas locales de
la hemorragia, y excluir hemorragia rectal y vaginal.
• Si la anamnesis y la exploración física cuidadosa son indicativas de un origen be-
nigno de la hematuria, el análisis de orina se debe repetir 48 h después de la fina-
lización de la causa precipitante (p. ej., menstruación, ejercicio intenso, actividad
sexual o traumatismo). Si la hematuria ha desaparecido, no es necesario ningún
estudio adicional.
Pruebas diagnósticas
Evaluación de laboratorio
• La evaluación de laboratorio debe comenzar con el análisis de la orina con tira
reactiva y el estudio microscópico del sedimento urinario.
• Si hay piuria o bacteriuria, se debe realizar un urocultivo para buscar infección. Si el
urocultivo es positivo, se debe administrar el tratamiento antibiótico adecuado, y se
debe repetir el análisis con tira reactiva y el estudio microscópico de la orina 6 semanas
después para asegurarse de que haya desaparecido la hematuria.
• Si la hematuria ha desaparecido, no hace falta ninguna evaluación adicional.
• Si el resultado del análisis con tira reactiva es positivo para proteínas, es necesaria la
cuantificación de la proteinuria. Un cociente proteínas:creatinina en una muestra de
orina aleatoria 0,3, o una excreción urinaria de proteínas en 24 h 300 mg, sugiere
un origen renal de la hemorragia y justifica una evaluación por el nefrólogo.
• Se debe cuantificar la creatinina sérica, y cualquier valor anómalo debe llevar a un
estudio para buscar una nefropatía. También se debe realizar un hemograma completo
y se deben cuantificar los electrólitos y el nitrógeno ureico sanguíneo.
• La presencia de eritrocitos dismórficos, cilindros de eritrocitos o acantocitos en la orina
indica hemorragia glomerular, y se debe realizar un estudio de glomerulonefritis que
incluya la medición de anticuerpos antinucleares, anticuerpos anticitoplasma de neu-
trófilos, anticuerpos antimembrana basal glomerular, concentraciones de comple-
mento, crioglobulinas, serología de los virus de la hepatitis B y C, y anticuerpos contra
el virus de la inmunodeficiencia humana. En este momento, muchas veces está indicada
una biopsia renal.
• La citología urinaria está indicada en los pacientes que tienen riesgo de cáncer
vesical (v. tabla 5-2). Esta prueba tiene una sensibilidad de tan sólo ~ 66-79 %, aun-
que la especificidad es elevada (95-100 %). La sensibilidad mejora si se recoge la orina
tres días consecutivos en la primera micción de la mañana. La sensibilidad es mayor
para el carcinoma in situ y el cáncer de vejiga de alto grado que para los cánceres de
bajo grado histológico. La citología urinaria es poco sensible para el cáncer de células
renales.
Estudios de imagen
• Si se ha descartado una infección y un origen glomerular de la hemorragia, se debe
realizar un estudio de imagen de las vías urinarias superiores para detectar un cáncer
renal, un cáncer de células transicionales del uréter o de la pelvis renal, nefrolitiasis, una
enfermedad quística o lesiones obstructivas.
• La tomografía computarizada (TC) se utiliza con una frecuencia cada vez mayor como
estudio inicial, aunque, tradicionalmente, se ha recomendado como modalidad de elec-
ción la urografía intravenosa (UIV).
• Tomografía computarizada:
○ Es la mejor modalidad para detectar cálculos (sensibilidad del 94-98 %) y ma-
sas sólidas del aparato urinario, así como infecciones o abscesos renales y peri-
rrenales.
○ Cuando sea posible, se debe realizar primero una TC helicoidal sin contraste para
detectar cálculos. Si es negativa, o si el paciente tiene factores de riesgo de carcinoma
renal o de células transicionales, se debe realizar una urografía por TC.
○ Aunque la TC es más costosa que la UIV y la ecografía, después de estas pruebas
muchas veces se realiza un estudio de imagen transversal, lo que lleva a unos costes
aún mayores.
○ La TC permite detectar masas de 3 cm de tamaño que se pueden pasar por alto en
la UIV y la ecografía. También se han descrito elevadas tasas de detección de carci-
nomas de células transicionales con la TC.
MONITORIZACIÓN/SEGUIMIENTO
• Algunos pacientes que inicialmente tienen un estudio negativo por hematuria micros-
cópica fi nalmente llegan a tener una enfermedad grave (aunque la mayoría no).
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PRINCIPIOS GENERALES
Definición: hiponatremia
• La hiponatremia se define como una concentración sérica o plasmática de sodio
135 mmol/l.
• La hiponatremia aguda se define como la disminución del sodio en un período de
48 h.
Clasificación
• La seudohiponatremia (hiponatremia isotónica) clásicamente ha estado producida por
elevaciones intensas de los lípidos o las proteínas plasmáticos. Los fotómetros de llama
miden la concentración de sodio en plasma completo, y asumen que la concentración
de agua en el plasma es del 93 % del plasma. Como el sodio está restringido al agua del
suero, un aumento marcado de los lípidos o las proteínas del plasma en la práctica
«diluye» la concentración de sodio, medida por fotometría de llama1. Los métodos al-
ternativos, utilizando electrodos específicos de ion, miden únicamente la concentración
en la porción acuosa del plasma y ofrecen una medición más exacta10. La seudohipona-
39
Epidemiología
• La hiponatremia es el trastorno electrolítico más frecuente en pacientes hospitalizados,
y en el ingreso está presente en el 15-30 % de los pacientes6,11.
• Cuando está presente, la hiponatremia es un factor predictivo independiente de la
mortalidad, incluso en valores levemente reducidos, tanto a corto como a largo plazo6.
• Como cabría esperar, la prevalencia de la hiponatremia es menor en la población am-
bulatoria general (2-5 %)5,11, aunque, pese a todo, se asocia a peores resultados5.
Etiología
• Hiponatremia isotónica:
○ Seudohiponatremia por elevación de los lípidos o las proteínas
○ Uso de una solución de manitol (al 5 %)12 como solución de irrigación durante in-
tervenciones quirúrgicas
■ La solución es relativamente isotónica, pero no contiene sodio, por lo que se pro-
■ Euvolemia
□ Hipotiroidismo
□ Uso de una solución de glicina (al 1,5 %)15 o sorbitol (al 3 %)1 como solución
Fisiopatología
• A medida que disminuye el sodio plasmático y la tonicidad del plasma, las células del
encéfalo deben reajustar la osmolalidad intracelular reduciendo el contenido osmótico.
Si los cambios se producen rápidamente, o si hay una hiponatremia grave, esta adapta-
ción fracasa, lo que produce edema cerebral, alteración del estado mental y crisis con-
vulsivas1. La hiponatremia puede ser mortal si se produce herniación del tronco ence-
fálico.
• Los pacientes con un trastorno metabólico subyacente, como cirrosis16 o una enferme-
dad neurológica subyacente, así como los niños y las mujeres jóvenes17, pueden tener
un riesgo elevado de complicaciones graves si no se revierte rápidamente la hiponatre-
mia aguda.
• Se piensa que la mielinólisis pontina central (desmielinización osmótica)7,18,19 se debe
a la corrección rápida de la hiponatremia crónica. Los pacientes alcohólicos y los que
tienen desnutrición grave parecen tener un riesgo elevado de desmielinización osmó-
tica debido a la corrección rápida del sodio1. Los trastornos cognitivos, conductuales
y del movimiento debidos a la aparición de desmielinización osmótica pueden no ser
evidentes hasta varios días después de la corrección de la hiponatremia, y los cambios
visibles en la resonancia magnética pueden tardar semanas en aparecer. Este fenó-
meno no parece plantear preocupaciones importantes en la corrección de la hipona-
tremia aguda.
FA C T O R E S D E R I E S G O
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Habitualmente es asintomática, hasta que el sodio sérico es 125 mmol/l, aunque se
han descrito muertes con una disminución extremadamente rápida desde una [Na +]
normal hasta el intervalo de 120 a 128 mmol/l.
• Los síntomas incluyen efectos sobre el sistema nervioso central (SNC), como con-
fusión, debilidad, cefalea, obnubilación o crisis convulsivas en la hiponatremia
aguda1.
• La hiponatremia crónica (que se produce en 48 h) en general se tolera bastante bien.
Los síntomas incluyen alteraciones cognitivas, además de náuseas, vómitos, debilidad
y cefalea1.
Anamnesis
• Una anamnesis completa debe incluir la duración estimada de los factores precipitantes
y una evaluación de los síntomas y signos indicativos de que puede ser necesaria una
intervención inmediata (cambio del estado mental, letargo, coma, convulsiones). El
tratamiento de un paciente con hiponatremia depende de si se considera que el proceso
es agudo o crónico, y de la gravedad de los síntomas.
Exploración física
• La exploración física debe estar dirigida a la evaluación del estado de volumen del
paciente en cuestión. La elevación de la presión arterial, la presencia de un tono
cardíaco S3 así como el aumento de la presión venosa yugular indican un exceso de
volumen, muchas veces dentro del contexto de una insuficiencia cardíaca incipiente.
El edema en las extremidades inferiores o en la región presacra y los datos indicativos
de edema pulmonar señalan un aumento del volumen del líquido extracelular en la
insuficiencia cardíaca y la insuficiencia renal. Por el contrario, la hipotensión ortostá-
tica, la disminución de la turgencia cutánea, la sequedad de las mucosas y la disminu-
ción de la presión venosa yugular son datos que indican la depleción del volumen
intravascular.
Pruebas diagnósticas
• Análisis de sangre:
○ Panel de función renal, osmolaridad plasmática, tirotropina y concentración de cor-
tisol
○ Cálculo del hiato osmolar:
■ Osmolaridad plasmática calculada = 2 [Na] + (BUN/2,8) + (glucosa/18)
• Análisis de orina:
○ Osmolaridad urinaria, concentración urinaria de sodio, potasio, proteínas y creati-
nina
• Estudios de imagen
○ Tomografía computarizada (TC) craneal si el paciente tiene síntomas neurológicos
○ Radiografía de tórax para detectar un cáncer de pulmón
Criterios diagnósticos
• Osmolaridad plasmática:
○ Isotónica:
■ Seudohiponatremia: confirmar la hiponatremia con electrodos específicos de ion.
( 100 mOsm/kg)
■ Euvolémica:
( 100 mOsm/kg)
□ Polidipsia primaria/potomanía de cerveza: sodio urinario bajo ( 20 mmol/l) y
T R ATA M I E N T O
tirá que aumente la concentración del sodio sérico por las pérdidas insensibles de
agua (800 a 1 000 ml/día)9. Para un cociente de 0,4, el 60 % del volumen urinario
es agua sin electrólitos (de la Ec. 2). Si el paciente produce 2 000 ml de orina ese día,
1 200 ml corresponderán a agua sin electrólitos. La restricción de la ingestión de lí-
quido a 1 000 ml dará lugar a un resultado neto de 1 000 ml – (1 200 + 800 ml) =
–1 000 ml de agua libre perdidos al día. En consecuencia, las recomendaciones ante-
riores se deben ajustar según la diuresis del paciente. Estas recomendaciones también
parten de la base de que la pérdida urinaria de electrólitos es igual a su consumo con
los alimentos.
• El tratamiento crónico del SIADH raras veces precisa fármacos, que habitualmente se
reservan para los casos resistentes a las intervenciones anteriores.
○ El litio y la demeclociclina inducen diabetes insípida nefrógena22 y se han utilizado
para tratar el SIADH; sin embargo, el primero es impredecible y puede producir
muchos efectos adversos, y la segunda es costosa y potencialmente nefrotóxica1.
Cualquiera de ellos puede producir hipernatremia grave si no hay una ingestión
adecuada de agua libre.
○ La urea oral es otra alternativa segura en casos de SIADH refractario. Su mal sabor
es su principal inconveniente, aunque se ha visto que dosis de 30-60 g/día son efica-
ces en el tratamiento del SIADH23.
○ Se están evaluando nuevas clases de fármacos que bloquean los receptores de la vaso-
presina 2 (acuaréticos) para tratar el SIADH y otros estados en los que hay exceso de
ADH. Hasta la fecha solo han sido autorizados para el tratamiento a corto plazo
de la hiponatremia24.
ción. Cada litro de suero salino normal contiene 154 mmol de sodio. El mismo
se excretará en 154/171 = 900 ml de orina, de manera que se retendrán 100 ml
de agua.
■ Después de la administración de diuréticos del asa, como furosemida, la orina
D E F I N I C I Ó N : H I P E R N AT R E M I A
• Cualquier aumento del sodio sérico hasta 145 mmol/l aumenta automáticamente la
hipertonicidad y lleva a deshidratación intracelular.
Clasificación
• Al contrario que la hiponatremia, todos los casos de hipernatremia son estados hipe-
rosmolares verdaderos.
• Aunque el sodio sérico está elevado, el volumen intravascular puede ser bajo o alto,
dependiendo de la causa.
Epidemiología
• La incidencia total de la hipernatremia es mucho menor que la de la hiponatremia.
○ Se ha descrito hipernatremia en 2 % de todos los ingresos3,11.
○ Se ha señalado que se produce hipernatremia nosocomial en el 2-5 % de todos los
ingresos3,11.
○ Los pacientes con hipernatremia que ingresaron tenían más probabilidad de ser an-
cianos, mientras que los que tenían hipernatremia nosocomial tenían una edad simi-
lar a la población general del hospital3.
Etiología
• Defectos de la capacidad de concentración urinaria:
○ Diuréticos
○ Diuresis de solutos:
■ Infusión de manitol
■ Hiperglucemia
○ Diabetes insípida:
■ Central: disminución o ausencia de ADH
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
Los síntomas evidencian, de manera principal, la afectación del sistema nervioso cen-
tral. Entre dichos síntomas encontramos letargo, irritabilidad, debilidad, confusión y
progresión hasta el coma; sin embargo, en términos generales no aparecen como evi-
dentes hasta que la concentración de sodio alcanza un aumento significativo, de hasta
160 mmol/l2.
Anamnesis
• Se debe realizar una anamnesis cuidadosa similar a la que se ha descrito en la sección
de hiponatremia.
• La anamnesis adicional debe incluir una evaluación cuidadosa de la ingestión de fluidos
y de las salidas (incluyendo las que se produzcan por la ruta enteral).
Exploración física
• Como en el paciente con hiponatremia, la exploración cuidadosa debe permitir evaluar
el estado de volumen.
Pruebas diagnósticas
• Análisis de sangre:
○ Panel de función renal y osmolaridad plasmática
• Análisis de orina:
○ Osmolaridad urinaria, sodio y potasio urinarios
○ Calcular CH2O (Ec. 2)
• Estudios de imagen
○ TC craneal si el paciente tiene síntomas neurológicos
T R ATA M I E N T O
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PRINCIPIOS GENERALES
HIPOPOTASEMIA
PRINCIPIOS GENERALES
Definición
La hipopotasemia se define como una [K+] 3,5 mEq/l.
Fisiopatología
La hipopotasemia se puede deber a disminución del consumo, entrada de K+ en las células
o aumento de las pérdidas de K+ (habitualmente renales o digestivas).
• Disminución del consumo: cuando hay disminución del consumo, el riñón que fun-
ciona normalmente puede reducir la excreción de K+ hasta 25 mEq/d. Así, una res-
tricción moderada del K+ de los alimentos no debe, en sí misma, producir hipopotasemia3.
• Desplazamiento intracelular: diversos factores pueden hacer que entre potasio en las células.
○ Alcalosis: si el pH celular aumenta, saldrá H+ de las células, intercambiándolo por
K+, que entra en las células3.
50
suprarrenal
■ Hiperaldosteronismo secundario por estenosis o displasia fibromuscular de la
□ Deficiencia de 11-hidroxilasa
P R E S E N TA C I Ó N C L Í N I C A
Anamnesis
• En la anamnesis se deben intentar buscar causas frecuentes, como vómitos, diarrea,
abuso de laxantes y uso de diuréticos. Los antecedentes familiares de hipopotasemia
pueden indicar síndrome de Bartter, de Gitelman o de Liddle. El antecedente de debi-
lidad después de estímulos adrenérgicos, insulina o comidas ricas en hidratos de car-
bono sugiere parálisis periódica hipopotasémica. El hipertiroidismo concurrente puede
representar una parálisis periódica tirotóxica.
Exploración física
• Los hallazgos de la exploración física deben centrarse en los signos de depleción de
volumen (la contracción de volumen puede producir alcalosis metabólica e hipopota-
semia) y en la hipertensión (indicativa de exceso de mineralocorticoides).
Pruebas diagnósticas
Análisis de laboratorio
• Excreción urinaria de potasio: la [K+] en una muestra de orina aleatoria puede llevar
a error. Un valor bajo puede sugerir falsamente causas extrarrenales de depleción de K+
si la orina está muy diluida. La cuantificación del K+ urinario de 24 h es útil, pero la-
boriosa. Normalmente, la excreción diaria de K+ debe disminuir hasta 25 mEq/d en
caso de hipopotasemia. El gradiente transtubular de K+ (GTTK) se obtiene con más
facilidad que una muestra de 24 h, y puede ser útil11. El GTTK debe ser 3 si el riñón
conserva K+ correctamente, en cuyo caso es probable que la hipopotasemia se deba a
pérdidas digestivas o con el sudor, o a tratamiento diurético previo.
Electrocardiografía
• Cambios del ECG debidos a hipopotasemia: se observan ondas U prominentes,
ondas T de menor amplitud o invertidas, y descenso del segmento ST; con concentra-
ciones muy bajas de K+ se pueden prolongar los intervalos PR y QRS, y producirse fi-
brilación ventricular. Los cambios del ECG no se correlacionan bien con la magnitud
de la hipopotasemia3,13.
T R ATA M I E N T O
• La reposición de potasio se debe realizar por vía oral cuando sea posible, debido a
la posibilidad de que se produzcan arritmias cardíacas y esclerosis venosa, y al mayor
coste de la administración intravenosa (i.v.).
○ Las dosis orales de 40 mEq de potasio generalmente se toleran bien y se pueden ad-
ministrar cada 4 h.
○ Habitualmente se administra cloruro potásico, porque el componente de cloruro
ayuda a corregir la alcalosis y la bicarbonaturia, que a menudo coinciden.
○ Se puede administrar citrato potásico si hay hipopotasemia asociada a acidemia.
○ Se puede administrar potasio i.v. en concentraciones de 40 mEq/l por un catéter
periférico, o de 60 mEq/l por un catéter central.
■ La velocidad de infusión generalmente no debe ser 10 mEq/h salvo que sea ab-
solutamente necesario.
■ El potasio intravenoso se debe administrar en solución salina y no con glucosa; la
HIPERPOTASEMIA
PRINCIPIOS GENERALES
Definición
La hiperpotasemia se define como [K+] 5 mEq/l.
Fisiopatología
• Se puede producir hiperpotasemia aguda por diversas causas, que habitualmente
reflejan el desplazamiento transcelular de potasio.
○ Seudohiperpotasemia: se caracteriza por la liberación de potasio desde los elemen-
tos celulares (leucocitos, plaquetas, eritrocitos hemolizados) después de la obtención
de la muestra. Las maniobras repetidas de apretar el puño o la aplicación prolon-
gada de un torniquete durante una flebotomía pueden producir también elevaciones
falsas de [K+]15.
○ Cargas orales o i.v. muy grandes de K+: cuando los mecanismos homeostáticos
funcionan normalmente, cargas orales de K+ de hasta 135-160 mEq se toleran razo-
nablemente bien y producen aumentos del K+ plasmático de 3,5 mEq/l. La libera-
ción de potasio desde de los eritrocitos después de la transfusión puede producir
16 17
hiperpotasemia , que se puede prevenir lavando los eritrocitos . El anticoagulante
citrato que se utiliza para el almacenamiento de los eritrocitos puede producir hipo-
calcemia simultánea, lo que incrementa la posibilidad de arritmias.
○ Disminución de la captación celular por deficiencia de insulina o bloqueo no
selectivo. La toxicidad digitálica también reduce la actividad de la Na+/K+-ATPasa
(p. ej., toxicidad de digoxina).
○ Liberación extracelular de K+: se debe a traumatismo, necrosis hística, rabdomió-
lisis, síndrome de lisis tumoral, ejercicio muy intenso18,19, bloqueantes neuromuscu-
lares despolarizantes (succinilcolina)20.
○ Acidosis metabólica no debida a ácidos orgánicos. La acidosis metabólica debida
a ácidos orgánicos (p. ej., cetoácidos y ácido láctico) habitualmente no produce hi-
perpotasemia. Se piensa que el desplazamiento extracelular de K+ que se ve, por
ejemplo, en la cetoacidosis diabética y el estado hiperosmolar no cetósico se debe a
la hiperosmolalidad por la hiperglucemia y la deficiencia de insulina, y no a la acido-
sis metabólica21.
○ Parálisis periódica hiperpotasémica (debida, en algunos casos, a una mutación del
canal de Na+ en el músculo esquelético).
• La hiperpotasemia crónica implica disminución de la excreción renal de K+, gene-
ralmente por disminución del efecto de la aldosterona o reducción del flujo en la ne-
frona distal. En la insuficiencia renal crónica, la disminución de la masa de nefronas se
compensa por un aumento de la secreción de K+ por cada nefrona.
○ Disminución del efecto de la aldosterona:
■ Disminución de la síntesis de aldosterona.
ellas están:
– Insuficiencia suprarrenal (síndrome de inmunodeficiencia adquirida y enfer-
medad de Addison)
– Diabetes mellitus
de cloruro)23
○ Resistencia a la aldosterona:
■ Medicamentos como los antagonistas de la aldosterona (amilorida, triamtereno,
flujo distal y/o una predisposición concurrente hacia la hiperpotasemia (por medica-
mentos como inhibidores de la ECA, antagonistas del receptor de la angiotensina o
antagonistas de la aldosterona, por ejemplo).
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Las dos principales manifestaciones clínicas de la hiperpotasemia son debilidad mus-
cular y trastornos de la conducción cardíaca. La hiperpotasemia incrementa el po-
tencial de membrana en reposo de las células musculares. Aunque la contracción mus-
cular habitualmente se asocia a despolarización de la membrana, la elevación persistente
del potencial de membrana inactiva los canales de Na+, lo que produce debilidad mus-
cular.
Anamnesis
• En la hiperpotasemia, el primer paso es confirmar que es una hiperpotasemia
verdadera midiendo la [K+] en sangre entera y evaluando el ECG para detectar
alteraciones de la conducción que justifican un tratamiento inmediato (v. a con-
tinuación). Cuando el paciente está fuera de peligro, se puede evaluar la causa
subyacente.
• La revisión de los medicamentos y los antecedentes médicos muchas veces per-
mite hacer el diagnóstico. La diabetes mellitus puede indicar hipoaldosteronismo
hiporreninémico, y la insuficiencia renal crónica implica una disminución de la
capacidad de excretar K+. Se debe buscar un antecedente de consumo con la dieta
de alimentos ricos en K+ (plátanos, tomates, patatas, naranjas, melones, aguacates,
carnes, kiwis, leche, espinacas, albaricoques, judías de lima, papaya, pepino) y de
sustitutos de la sal que contienen K+. Un antecedente de traumatismo puede indi-
car rabdomiólisis (CPK elevada). La quimioterapia reciente debe plantear la posi-
bilidad de un síndrome de lisis tumoral (hiperfosfatemia e hiperuricemia). Si toda-
vía no es evidente la causa de la hiperpotasemia, se debe cuantificar la excreción
urinaria de potasio.
Pruebas diagnósticas
Pruebas de laboratorio
• Se debe descartar seudohiperpotasemia cuantificando la [K+] en sangre entera.
• GTTK: como en la hipopotasemia, las mediciones del K+ en una muestra de orina
aleatoria pueden llevar a error. Por lo tanto, se debe medir la el GTTK.
• La respuesta normal a la hiperpotasemia es un aumento de GTTK hasta 10.
○ Un GTTK 7 sugiere una disminución del efecto de la aldosterona. Los dos pre-
rrequisitos para una evaluación válida del GTTK son que la osmolalidad urinaria
debe ser mayor que la osmolalidad plasmática (para asegurarse de que se reabsorbe
agua en el túbulo colector) y que el sodio urinario es 25 mEq/l (para asegurarse
de que la excreción de potasio no está limitada por una menor llegada de sodio).
Las causas de la disminución del efecto de la aldosterona se han descrito más
arriba.
○ Si el GTTK sugiere hipoaldosteronismo y las manifestaciones clínicas no muestran
una etiología evidente, se debe medir la actividad de la renina plasmática y las con-
centraciones de aldosterona y cortisol en una muestra matutina después de que el
paciente haya estado deambulando durante 3 h, o después de la administración de
furosemida la tarde previa y de nuevo por la mañana.
○ El hipoaldosteronismo hiporreninémico se manifiesta con concentraciones bajas o
bajas-normales de renina y bajas de aldosterona.
f, disminuido; D, aumentado.
Electrocardiografía
• Los cambios del ECG clásicamente suponen aumento de la amplitud sin estrecha-
miento de la onda T y acortamiento del intervalo QT con valores de [K+] 6 mEq/l.
A medida que sigue aumentando [K+] hasta 7-8 mEq/l se prolonga el intervalo PR,
y puede producirse pérdida de la onda P junto con ensanchamiento del complejo QRS.
Este patrón de onda sinusoidal puede degenerar rápidamente en fibrilación ventricular
o asistolia si no se trata. La concentración a la que se producen síntomas neuromuscu-
lares o cambios del ECG en un paciente particular es muy variable. Es muy probable
T R ATA M I E N T O
mientras que el gluconato cálcico contiene 4,7 mEq (93 mg) por gramo. Por lo
tanto, puede ser suficiente 1 g de cloruro cálcico, aunque, si se administra gluco-
nato cálcico, pueden ser necesarios 2 g.
■ Si se produce extravasación, el calcio puede producir necrosis hística; se prefiere la
insulina.
■ Debido al riesgo de precipitar episodios coronarios por la taquicardia inducida por
○ Se prefiere la eliminación renal cuando sea posible, y muchas veces es la única me-
dida necesaria en la hiperpotasemia leve o moderada.
■ El aumento de la llegada de sodio y de aniones poco reabsorbibles (p. ej., bicarbo-
bra aislada.
■ Los pacientes con SHA de tipo II responden llamativamente a los diuréticos tiazídicos.
■ Aunque el preparado rectal tiene un inicio de acción más rápido que el preparado
oral, se prefiere la vía oral debido a las recientes descripciones de necrosis intestinal,
particularmente en pacientes con cirugía abdominal reciente, lesión intestinal o
disfunción intestinal30.
■ La dosis normal es 15 g v.o. cada 6 h , o 30-50 g v.r. cuando sea necesario. Cada
gramo elimina hasta 1 mEq de potasio. A cambio, se absorben 1-2 mEq de sodio.
■ Estos fármacos no son útiles en pacientes en los que está previsto un tratamiento
la hemodiálisis (HD).
□ Si se realiza diálisis peritoneal, se pueden hacer varios intercambios rápidos (tiempo
entrada continua de K+ desde el plasma (p. ej., necrosis hística), puede ser necesa-
ria la HD.
□ Si se realiza HD, a menudo es suficiente una [K+] en el dializado de 2 mEq/l.
durante los primeros 30-60 min, con un seguimiento estrecho de [K+] en sangre
entera.
tarda varias horas en actuar y únicamente hará que el paciente tenga diarrea
durante la diálisis.
□ Es importante recordar que la [K+] plasmática inmediatamente después de la HD
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PRINCIPIOS GENERALES
distal de calcio está regulada activamente por las acciones de la hormona paratiroi-
dea (PTH, del inglés parathyroid hormone)1.
• El 99 % del calcio elemental se encuentra en el hueso formando complejos en forma
de cristales de hidroxiapatita. Menos del 1 % del calcio corporal total está en el líquido
extracelular (LEC).
• En el LEC, el 50 % del calcio está en estado ionizado, el 40 % aparece unido a
albúmina y, por lo tanto, no se produce su filtración a cargo del riñón, y el 10 %
está unido a aniones, como el citrato, el sulfato y el fosfato, que representan
un complejo fi ltrable. El intervalo de concentración de calcio normal es de
8,6-10,3 mg/dl. La fracción ionizada es fisiológicamente activa y, por lo tanto, está
regulada de manera estricta en un intervalo estrecho (4,5-5,1 mg/dl) por los si-
guientes mecanismos:
○ PTH:
■ Las glándulas paratiroides detectan la concentración de calcio ionizado en el
62
Alimentos
1 000 mg
400 mg 500 mg
Intestino LEC Hueso
200 mg 500 mg
200 mg
FIGURA 8-1. Flujo diario de calcio en un adulto sano con un equilibrio iónico mineral de
cero. Los valores se expresan en mg/día. LEC, líquido extracelular.
fosfato.
■ En el intestino y el riñón, el calcitriol estimula la absorción de calcio.
HIPERCALCEMIA
PRINCIPIOS GENERALES
Fisiopatología
• La hipercalcemia clínicamente significativa está producida siempre por un aumento de
la entrada de calcio hacia el lec por resorción ósea o absorción intestinal, y una dismi-
nución de la eliminación renal de calcio. El hiperparatiroidismo primario ( 50 %) y
las neoplasias malignas (~ 40 %) suponen la mayoría ( 90 %) de los casos (tabla 8-1)3.
• Aumento de la resorción ósea:
○ El hiperparatiroidismo primario (esporádico, familiar, nem1, nem2, tratamiento
con litio) es la causa más frecuente de hipercalcemia en pacientes ambulatorios.
■ Se encuentra un adenoma de una única glándula en el 85 % de los casos, y el 15 %
células tumorales, que actúan localmente estimulando la resorción ósea por los
osteoclastos.
□ Esta forma de hipercalcemia maligna es responsable de la mayoría de los casos
este síndrome.
■ La hipercalcemia humoral de las neoplasias malignas está producida la mayoría de
las veces por carcinomas epidermoides de pulmón, cabeza y cuello o esófago, o por
carcinomas renales, vesicales u ováricos.
■ En ocasiones se puede producir síntesis tumoral de calcitriol en linfomas de
Hodgkin y no Hodgkin.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• La hipercalcemia leve generalmente es asintomática y se descubre casualmente en aná-
lisis de sangre de rutina. Las manifestaciones crónicas incluyen osteoporosis, nefrolitia-
sis e insuficiencia renal crónica (IRC).
• La hipercalcemia grave a menudo se asocia a síntomas neurológicos y gastrointesti-
nales.
T R ATA M I E N T O
• Reposición de volumen:
○ La corrección de la hipovolemia es el objetivo inicial, y a menudo hacen falta al
menos 3-4 l de suero salino al 0,9 % en las primeras 24 h.
○ El aporte continuado de líquidos i.v. después de restaurar el volumen del LEC favo-
rece la excreción posterior de calcio.
○ Se deben medir las concentraciones de electrólitos cada 8-12 h durante la inducción
y el mantenimiento de la diuresis.
• Diuréticos: aunque los diuréticos del asa reducen la reabsorción tubular de calcio,
generalmente no se utilizan en la hipercalcemia aguda, porque pueden empeorar la
depleción de volumen. Sin embargo, sí son útiles si aparecen datos de sobrecarga de
volumen. Se deben evitar los diuréticos tiazídicos, porque incrementan la reabsorción
de calcio por el riñón.
• Bisfosfonatos: los bisfosfonatos intravenosos inhiben la reabsorción ósea y se deben
administrar precozmente, porque su efecto es tardío.
○ Se infunde pamidronato, 60-90 mg, en 2-4 h.
■ Se ve una respuesta hipocalcémica en 2 días, alcanza su máximo en 7 días, y puede
HIPOCALCEMIA
PRINCIPIOS GENERALES
Fisiopatología
• La hipocalcemia se puede deber a una menor absorción de calcio en el tubo digestivo
o a una menor resorción de calcio desde el hueso.
• Disminución de la absorción del calcio:
○ Carencia de vitamina D: la carencia de vitamina D (calcidiol) es un problema muy
frecuente. La causa principal es una exposición reducida al sol.
■ La carencia nutricional de vitamina D puede producir raquitismo y osteomala-
cia.
■ Como la vitamina D es liposoluble, se puede producir carencia en los síndromes
de malabsorción.
■ Los anticonvulsivos pueden producir carencia de vitamina D, porque estimulan el
ausencia de PTH.
■ Los síntomas pueden producirse poco después de la operación, y se debe hacer un
seguimiento cuidadoso de las concentraciones de calcio del paciente (cada 4-6 h).
■ El síndrome del hueso hambriento también se ha descrito después de la adminis-
casos).
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Los síntomas dependen no solo de la magnitud de la hipocalcemia, sino también de la
velocidad de la disminución de la concentración de calcio plasmático.
○ La aparición de los síntomas también depende del pH plasmático y de la pre-
sencia o ausencia de hipomagnesemia, hipopotasemia o hiponatremia concomi-
tantes.
○ Los síntomas relacionados con la excitabilidad neuromuscular son los más frecuen-
tes.
■ El paciente puede tener parestesias peribucales y en las extremidades distales, o
espasmo carpopedal.
■ Otras manifestaciones son cambios del estado mental, irritabilidad y convul-
siones.
Exploración física
• En la exploración física puede haber hipotensión, bradicardia, espasmo laríngeo y
broncoespasmo.
○ En la exploración neurológica destaca la tetania latente, que se provoca como los
clásicos signos de Chvostek (sacudida facial provocada por un golpe ligero sobre el
nervio facial inmediatamente debajo del arco cigomático con la boca ligeramente
abierta) y Trousseau (flexión de la muñeca y de las articulaciones metacarpofalángi-
cas, hiperextensión de los dedos de la mano y flexión del pulgar después de haber
inflado un manguito de presión arterial hasta 20 mm Hg por encima de la presión
sistólica durante 3 min).
○ Los efectos cardiovasculares incluyen hipotensión, prolongación del intervalo QT y
alteración del acoplamiento entre excitación contracción, lo que produce insuficien-
cia cardíaca congestiva.
○ La hipocalcemia crónica también se puede asociar a cataratas subcapsulares.
T R ATA M I E N T O
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PRINCIPIOS GENERALES
73
HIPERFOSFATEMIA
PRINCIPIOS GENERALES
Definición
• La hiperfosfatemia se defi ne por una concentración de fósforo plasmático por encima
del intervalo normal de 2,3 a 4,3 mg/dl.
• Aunque esta enfermedad se defi ne por la presencia de valores que están fuera del inter-
valo de referencia normal, en algunos estudios se ha observado que concentraciones de
fósforo mayores, incluso aquellas que están dentro del intervalo normal, pueden pre-
disponer a las vasculopatías6,7.
Fisiopatología
• Los tres mecanismos principales que producen hiperfosfatemia son disminución de
la excreción renal, desplazamiento transcelular hacia el LEC y aumento de la ingesta
de fosfato (tabla 9-1).
• Disminución de la excreción renal:
○ Insuficiencia renal:
■ Al producirse la disminución del FG, la excreción fraccional de fosfato co-
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• El depósito hístico de calcio se puede producir en vasos sanguíneos, piel, riñones y otros
órganos.
• Calcifilaxis es el término generalmente empleado para referirse a la isquemia hística que
se puede deber a la calcificación y posterior trombosis de los vasos sanguíneos pequeños.
• La hiperfosfatemia crónica contribuye a la osteodistrofia renal.
Pruebas diagnósticas
Pruebas de laboratorio
• La creatinina plasmática permite evaluar el funcionamiento renal.
• La PTH intacta está elevada en la IRC, aunque está baja en el hipoparatiroidismo.
• La creatina cinasa está muy elevada en la rabdomiólisis.
• A menudo hay una gran elevación de la concentración de ácido úrico en el síndrome
de lisis tumoral, además de la hiperfosfatemia.
• Los marcadores de hemólisis (lactato deshidrogenasa, haptoglobina, bilirrubina, etc.)
son útiles en el contexto adecuado.
• La concentración de calcio es, en términos generales, baja en la hiperfosfatemia
aguda, aunque únicamente se debe tratar en el caso de producirse síntomas, por-
que el tratamiento puede precipitar o empeorar el depósito maligno de fosfato
cálcico.
Tratamiento
• La hiperfosfatemia aguda en pacientes que no tienen insuficiencia renal se puede
tratar corrigiendo la causa subyacente y con diuresis con suero salino.
• La hiperfosfatemia crónica casi siempre se debe a IRC, y el tratamiento se dirige a
reducir la absorción intestinal de fosfato.
○ Reducción de la absorción intestinal de fósforo:
■ Restricción del fosfato de los alimentos. El primer paso es restringir el fosfato de
en aquellos pacientes con IRC que no han sido tratados con diálisis, porque resul-
tan muy asequibles y económicos. Sin embargo, la adición de una carga de calcio
a una población que presenta riesgo de calcificación vascular se debe llevar a cabo
con altos niveles de precaución y con una vigilancia frecuente. En aquellos pacien-
tes que ya padecen hipercalcemia o en quienes presentan datos de calcificación
vascular, se debe utilizar un tratamiento alternativo.
□ Carbonato cálcico en una dosis inicial de 500 mg (200 mg de calcio elemental)
○ Hemodiálisis:
■ En la población en diálisis, la elevación de la concentración de fósforo puede
reflejar una transgresión dietética, el incumplimiento de los quelantes o la
omisión frecuente del tratamiento con diálisis. El reinicio de todo lo anterior
es muchas veces suficiente para mejorar la concentración de fósforo plasmá-
tico.
■ Entre las modalidades de diálisis, la hemodiálisis domiciliaria nocturna diaria es
incluso más eficaz que la hemodiálisis intermitente para la eliminación del fós-
foro.
■ En una situación aguda puede estar justificada la realización de diálisis en aquellos
HIPOFOSFATEMIA
PRINCIPIOS GENERALES
Definición
• La hipofosfatemia se define como una concentración de fósforo plasmático por debajo
del intervalo normal de 2,3 a 4,3 mg/dl.
Fisiopatología
• Los tres mecanismos principales de la hipofosfatemia son redistribución del fosfato
extracelular hacia el espacio intracelular, disminución de la absorción intestinal de fos-
fato y aumento de la excreción renal de fosfatos (tabla 9-2).
• Redistribución del fosfato extracelular (especialmente importante en el entorno hos-
pitalario):
○ La alcalosis respiratoria produce un incremento del pH intracelular, que, a su
vez, estimula la glucólisis, y el fosfato se incorpora al trifosfato de adenosina
(ATP).
○ El síndrome de realimentación se puede producir en pacientes con desnutrición
crónica, habitualmente 2-5 días después del inicio de la alimentación enteral o pa-
renteral9. El aporte calórico incrementa la secreción de insulina, que estimula el
crecimiento celular y aumenta la captación celular de fosfato para diversas vías mo-
leculares.
○ El tratamiento de la cetoacidosis diabética con insulina intravenosa (i.v.) da lugar
a la entrada rápida de fósforo en las células.
○ El síndrome del hueso hambriento después de la paratiroidectomía parcial hace
que entre fosfato en las células, lo que produce hipofosfatemia.
• Disminución de la absorción intestinal (infrecuente):
○ Desnutrición: de forma autónoma, una ingestión baja es raras veces suficiente a la hora
de producir hipofosfatemia. Sin embargo, si la cantidad de fósforo ingerido es menor
que la cantidad que se pierde en las secreciones colónicas a lo largo de un período de
tiempo prolongado, puede producirse hipofosfatemia. Por lo general, la desnutrición
se produce cuando se asocia a una de las siguientes situaciones desencadenantes.
○ Síndromes de malabsorción: además de la disminución de la ingestión y la absor-
ción de fósforo y vitamina D, la diarrea acompañante también contribuye a las pér-
didas digestivas significativas.
○ Quelantes de fosfato orales: el uso indiscriminado de fijadores de fosfato en pacien-
tes con insuficiencia renal terminal que pueden no comer bien puede reducir las
concentraciones de fósforo.
Redistribución celular
Alcalosis espiratoria
Síndrome de realimentación
Insulina
Glucosa intravenosa
Síndrome del hueso hambriento
Sepsis
Crisis blástica
Tratamiento con factor estimulador del crecimiento
Disminución de la absorción intestinal
Síndromes de malabsorción
Quelantes de fosfato orales
Carencia de vitamina D
Alcoholismo
Aumento de la excreción renal
Hiperparatiroidismo primario
Carencia de vitamina D (hiperparatiroidismo secundario)
Disminución del consumo de calcio
Postrasplante renal
Síndrome de Barter
Hipercalcemia hipercalciúrica familiar
Diuresis osmótica (cetoacidosis diabética, necrosis tubular aguda
en recuperación)
Raquitismo hipofosfatémico familiar ligado al cromosoma X
Raquitismo hipofosfatémico autosómico dominante
Síndrome de Fanconi
Enfermedad de Wilson
Osteomalacia tumoral
Síndrome hemolítico urémico
Hiperaldosteronismo
Diuréticos
Glucocorticoides
Metales pesados
Cisplatino, ifosfamida, foscarnet, rapamicina
Tolueno
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• La imposibilidad de sintetizar ATP es la causante de la aparición de los síntomas y
signos de la hipofosfatemia, los cuales se producen en el caso de existir depleción
del fosfato corporal total y cuando la concentración de fósforo plasmático sea
1 mg/dl.
• Síntomas neuromusculares: debilidad, rabdomiólisis, deterioro funcional del dia-
fragma, parestesias, disartria, confusión, convulsiones y coma.
• Síntomas hemáticos: hemólisis y disfunción plaquetaria.
• La hipofosfatemia crónica produce raquitismo en niños y osteomalacia en adultos.
Pruebas diagnósticas
Pruebas de laboratorio
• Excreción fraccional de fósforo y fósforo en la orina de 24 h:
○ Una excreción fraccional de fósforo 5 % o una excreción urinaria de fosfato
100 mg/24 h en un cuadro de hipofosfatemia indica pérdida renal excesiva.
○ La excreción es menor cuando hay disminución de la absorción intestinal e hipofos-
fatemia por desplazamiento transcelular.
○ Una excepción es la carencia de vitamina D, que produce fosfaturia por hiperparati-
roidismo secundario.
T R ATA M I E N T O
cápsula).
• Hipofosfatemia grave ( 1 mg/dl):
○ La mayoría de las veces hace falta fosfato i.v.
■ Fosfato potásico (1,5 mEq de potasio por cada mmol de fosfato).
tico sea 1,5 mg/dl o cuando se pueda administrar el tratamiento por vía oral.
■ Debido a la necesidad de reponer las reservas intracelulares, pueden ser necesarias
ción ectópica.
■ El fosfato i.v. se debe administrar con precaución en la insufi ciencia renal.
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PRINCIPIOS GENERALES
Definiciones
• Un ácido es una sustancia que dona iones de H+, y un álcali es una sustancia que acepta
iones de H+ 1,2.
○ El equilibrio fisiológico del estado acidobásico se puede describir con la ecuación
siguiente:
82
Fisiopatología
• La homeostasis acidobásica está sometida a retos constantes. Por ejemplo, la alimenta-
ción occidental típica genera 1 (mEq de ácido/kg)/día.
• El mantenimiento de un pH compatible con la vida en el contexto de una carga de
ácido significativa precisa la amortiguación inmediata del ácido (principalmente por el
HCO3−), una respuesta ventilatoria para expulsar el CO2 con el aire espirado, y un
sistema de excreción para eliminar la carga de ácido y regenerar el HCO3− 3.
○ Amortiguación:
■ La amortiguación es la capacidad de una solución de resistir a los cambios del pH
la ventilación.
○ Excreción:
■ En último término, hace falta ENA y reabsorción/regeneración del HCO − para
3
devolver el sistema al equilibrio.
■ Esto se consigue mediante la eliminación renal de ácidos titulables (dihidrógeno
ácido diaria.
□ La mayor parte de la reabsorción de bicarbonato se produce en el túbulo proxi-
mal.
□ La reabsorción de bicarbonato está regulada por la concentración de HCO −
3
plasmático y el volumen circulante eficaz.
• Los trastornos acidobásicos se originan cuando se supera la capacidad de resistir a los
cambios del pH, o cuando hay una alteración de los mecanismos que se utilizan para
mantener el pH fisiológico (fig. 10-1).
• Se puede producir acidosis por cualquiera de las siguientes causas:
○ Agresiones metabólicas:
■ Carga de ácido grande
52
35
[HCO3-EN PLASMA ARTERIAL (mmol/l)
48
ALCALOSIS
METABÓLICA
30
44 ACIDOSIS
RESPIRATORIA
CRÓNICA
40
25
36
32
ACIDOSIS 20
28 RESPIRATORIA
AGUDA
24 NORMAL
ALCALOSIS 15
RESPIRATORIA
20 AGUDA
ALCALOSIS
RESPIRATORIA
16 CRÓNICA
10
12
ACIDOSIS
8 METABÓLICA PCO2 (mmHg)
4
0
7,0 7,1 7,2 7,3 7,4 7,5 7,6 7,7 7,8
PH EN SANGRE ARTERIAL
FIGURA 10-1. Mapa acidobásico (v. texto). HCO3−, bicarbonato; pCO2, presión parcial de
CO2; resp., respiratorio. (Adaptado de DuBose TD, Cogan MG, Rector FC Jr. Acid-base
disorders. En: Brenner BM, ed. Brenner and Rector’s The Kidney. 5th ed. Philadelphia:
WB Saunders; 1996:949.)
[HCO3−].
■ En la alcalosis respiratoria, una respuesta metabólica compensadora reduce [HCO −].
3
■ Debe señalarse que las respuestas metabólicas compensadoras tardan en ejercer su
ACIDOSIS METABÓLICA
PRINCIPIOS GENERALES
Definición
• La acidosis metabólica es un trastorno clínico caracterizado por pH bajo y HCO3− bajo.
• La compensación respiratoria adecuada es la hiperventilación, que lleva a una pCO2
baja.
DIAGNÓSTICO
Pruebas diagnósticas
• La diferenciación de las diversas formas de acidosis metabólica es fundamental para el
tratamiento.
• Paso 1: con HA o sin HA.
○ En pacientes con acidosis con HA, el ácido se disocia en H+ y un anión «no me-
dido».
○ Se puede detectar este «anión no medido» con el HA, la simple diferencia entre los
cationes y los aniones medidos que predominan en el espacio del líquido extracelu-
lar.
■ HA = [Na+] – ([Cl−] + [HCO −])
3
■ El HA normal es 10 3 mEq/l
○ El HA urinario es la diferencia entre los cationes medidos (Na y K) y los aniones (Cl)
en la orina. El valor se calcula con la fórmula siguiente:
Diagnóstico diferencial
• Véase la tabla 10-2.
Acidosis metabólica con hiato aniónico
La acidosis metabólica con HA abarca trastornos con acidosis orgánica debidos a un au-
mento de la producción de ácido.
• Acidosis láctica:
○ En condiciones normales, los seres humanos producen cantidades relativamente pe-
queñas de lactato, el producto final del metabolismo anaeróbico del piruvato.
acetoacético es 5:2.
■ Durante el tratamiento de la CDA se favorece la formación de acetoacetato, de
tipo I, el potasio pasa a ser el catión preferido para la excreción, lo cual produce
hipopotasemia.
□ Las principales causas de la ATR de tipo I son hipercalcemia, nefrocalcinosis,
reditaria.
□ El diagnóstico se basa en la imposibilidad de reducir el pH urinario hasta 5,4
proximal de HCO3−.
□ El aumento de la llegada de bicarbonato a la nefrona distal produce también una
−
□ Es un trastorno autolimitado, porque la capacidad de reabsorción de HCO3 en
la nefrona distal se mantiene intacta.
□ Inicialmente, la concentración de HCO − plasmático disminuirá hasta
3
14-20 mEq/l, lo que hace que se filtre una menor carga, que no superará la ca-
pacidad de reabsorción.
□ En este momento, la acidificación volverá a la normalidad en la nefrona distal.
a la misma.
□ El hipoaldosteronismo (primario o secundario a diabetes mellitus) reduce la se-
lo que reduce aún más la capacidad del riñón de excretar una carga de ácido.
□ Los defectos tubulares generalizados, como los producidos por uropatía obstruc-
tiva, ciclosporina y lupus, también pueden producir ATR de tipo IV, porque
afectan a la secreción de H+ en el conducto colector cortical.
□ Las opciones terapéuticas en pacientes con hiperpotasemia y acidosis metabólica
T R ATA M I E N T O
donde espacio de HCO3− (volumen teórico de distribución del HCO3−) = 0,5 – 0,8
peso corporal en kilogramos.
• El espacio de HCO3− no es constante, sino que aumenta al aumentar la gravedad de la
acidosis.
• En una situación normal, este espacio es el 50 % del peso corporal, aunque aumenta
hasta valores tan elevados como el 80 % en la acidosis grave (bicarbonato 10 mEq/l).
Esto se debe al mayor uso de amortiguadores distintos al bicarbonato a medida que
empeora la acidosis.
• En una situación aguda se puede administrar HCO3− sódico intravenoso (i.v.) (50 mEq
en ampollas de 50 ml) en embolada o en infusión continua (de dos a tres ampollas
mezcladas en D5 %).
• En la acidosis metabólica crónica se puede administrar un álcali oral en forma de com-
primidos de bicarbonato sódico o de solución de citrato sódico potásico. La dosis inicial
habitual es bicarbonato sódico 650 mg 2-3 veces/día (16-24 mEq/día), con aumento
de la dosis cuando sea necesario.
ALCALOSIS METABÓLICA
PRINCIPIOS GENERALES
Definición
• La alcalosis metabólica es un trastorno clínico caracterizado por elevación del pH por
aumento de HCO3−. La hipoventilación compensadora da lugar a un aumento de
pCO2.
DIAGNÓSTICO
• La alcalosis metabólica pueden ser sensible a cloruro (la depleción de cloruro actúa como
factor de mantenimiento), resistente a cloruro (la depleción de cloruro no actúa
como factor de mantenimiento) y no clasificada (tabla 10-4).
Pruebas diagnósticas
• La alcalosis metabólica sensible a cloruro se produce en estados de depleción de volu-
men con concentraciones de cloruro urinario bajas ( 25 mEq).
○ En la alcalosis metabólica, la concentración de cloruro urinario puede ser una medi-
ción más exacta del estado de volumen que la concentración de sodio urinario.
○ La concentración de cloruro urinario puede estar elevada si se mide mientras conti-
núa el efecto de un diurético. Sin embargo, más de 24-48 h después de la última
dosis de diurético, el cloruro urinario es adecuadamente bajo, lo que refleja deple-
ción de volumen.
• La alcalosis metabólica resistente a cloruro se produce en estados euvolémicos y se
asocia a concentraciones de cloruro urinario elevadas ( 40 mEq/l).
Diagnóstico diferencial
• Alcalosis metabólica sensible a cloruro:
○ Vómitos o drenaje gástrico:
■ Es una de las causas más frecuentes de alcalosis metabólica.
■ Las secreciones gástricas contienen hasta 100 mmol/l de ácido. Las células parieta-
del volumen.
○ Diuréticos:
■ Los diuréticos que ejercen su efecto en la rama ascendente gruesa del asa de Henle
pleción de volumen.
○ En el estado posthipercápnico, la compensación renal de la hipercapnia crónica es
una elevación del HCO3−. Cuando la hipercapnia se corrige con demasiada rapidez,
el paciente tiene una concentración elevada de HCO3− hasta que se puede produ-
cir el reajuste renal.
• Alcalosis metabólica resistente al cloruro:
○ Hiperaldosteronismo primario:
■ Se produce alcalosis metabólica hipopotasémica secundaria a la estimulación por
○ Exceso de corticoesteroides:
■ Muchos de estos corticoesteroides tienen unos importantes efectos mineralocorti-
corticoesteroides.
■ El regaliz negro contiene ácido glicirrícico, que reduce la conversión enzimática del
ascendente gruesa del asa de Henle, lo que produce pérdida de Na+, K+ y Cl–.
■ Puede ser difícil distinguir el síndrome de Bartter del uso subrepticio de diuréti-
percalcemia.
○ Las transfusiones masivas de hemoderivados ( 10 U de concentrados de eritro-
citos) pueden producir una alcalosis metabólica moderada secundaria a la elevación
del citrato, que se metaboliza a HCO3−.
○ De manera similar, se puede producir alcalosis metabólica en pacientes a los que se
realiza plasmaféresis, porque el plasma para el remplazo tiene citrato.
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ACIDOSIS RESPIRATORIA
PRINCIPIOS GENERALES
Fisiopatología
• La acidosis respiratoria aguda se debe a hipoventilación alveolar aguda cuando solo está
disponible la defensa de la amortiguación.
• La acidosis respiratoria crónica está producida por una disminución crónica de la ven-
tilación alveolar eficaz. Con el paso del tiempo, los mecanismos compensadores renales
actúan a su máxima capacidad.
DIAGNÓSTICO
Diagnóstico diferencial
• Las causas de la acidosis respiratoria aguda incluyen trastornos neuromusculares,
obstrucción de las vías respiratorias, trastornos torácicos-pulmonares, vasculopatías,
fatiga de los músculos respiratorios y ventilación mecánica.
• Las causas de la acidosis respiratoria crónica incluyen trastornos torácicos-pul-
monares (p. ej., enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y trastornos neuromuscu-
lares.
• Cuando un paciente con hipercapnia crónica en estado de equilibrio sufre una nueva
agresión, se produce un aumento agudo de la pCO2. Esto se denomina acidosis respi-
ratoria aguda superpuesta a acidosis respiratoria crónica.
T R ATA M I E N T O
ALCALOSIS RESPIRATORIA
PRINCIPIOS GENERALES
Fisiopatología
• La alcalosis respiratoria aguda se debe a hiperventilación alveolar aguda cuando solo
está disponible la defensa de amortiguación.
DIAGNÓSTICO
Diagnóstico diferencial
• Las causas de alcalosis espiratoria incluyen estimulación central de la respiración
(p. ej., fiebre, ansiedad y traumatismo craneal), estimulación periférica de la respira-
ción (p. ej., embolia pulmonar y neumonía), insuficiencia hepática, sepsis y ventila-
ción mecánica.
T R ATA M I E N T O
• Paso 5: parece que este paciente con acidosis respiratoria crónica compensada presentó
un episodio de alcalosis metabólica aguda. A la vista de las circunstancias clínicas, es
evidente que el tratamiento diurético produjo hipovolemia y alcalosis por contracción,
lo que hizo que el pH fuera alcalémico.
• Paso 6: el tratamiento correcto es la retirada de los diuréticos y la reposición del volu-
men.
Un hiato en el hiato
Un paciente diabético de 25 años de edad ingresó en la UCI con cetoacidosis profunda, pH
de 7,1 y HA de 25. Se inició el tratamiento con suero salino i.v. y una infusión de insulina.
Varias horas después se recibieron los siguientes resultados de la GA: pH, 7,28; pCO2,
28 mm Hg; HCO3−, 13 mEq/l, y HA, 18.
• Paso 1: el pH está reducido, lo que indica acidemia.
• Paso 2: el HCO3− es bajo, lo que sugiere acidosis metabólica. La pCO2 es baja, lo que
refleja la compensación respiratoria de la acidemia.
• Paso 3: el HA es 18. El HCO3− esperado para este HA es 19 (tomando 12 como HA
normal y 25 como el valor normal del HCO3−). Sin embargo, el HCO3− observado es
13. Esto sugiere la presencia de acidosis metabólica sin HA, además de acidosis meta-
bólica con HA y compensación respiratoria.
• Paso 4: la pCO2 esperada es 28 mm Hg. Como la pCO2 observada es también
28 mm Hg, la respuesta compensadora es adecuada.
• Paso 5: es evidente que el paciente que consultó con acidosis metabólica con HA ahora
tiene, además, acidosis sin HA, con acidemia persistente (aunque mejorada) y una
compensación respiratoria adecuada. Los dos factores más importantes para abordar
una acidosis metabólica son medir el HA y decidir si la acidosis se debe por completo
al proceso que produce HA o a una combinación de acidosis con HA y acidosis sin HA.
La comparación del HCO3− observado con el HCO3− esperado para el hiato observado
ayuda a detectar una acidosis sin HA oculta.
La aparición de acidosis sin HA es frecuente en la cetoacidosis, debido al metabolismo de
los cetoácidos y su excreción en la orina. La administración de insulina ayuda a metaboli-
zar los cuerpos cetónicos a HCO3−. El HCO3− generado se utiliza para amortiguar la acido-
sis intracelular. Así, aunque el HA se estrecha (por la eliminación de las cetonas), la concen-
tración de HCO3− y la acidemia tienen un retraso, lo que explica la acidosis sin HA.
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PRINCIPIOS GENERALES
• La lesión renal aguda (LRA) es una de las enfermedades que se encuentra con más
frecuencia en el entorno hospitalario, con una prevalencia nacional del 13 %.
• LRA es sinónimo del término histórico insufi ciencia renal aguda.
• En una situación aguda, una pequeña elevación de la creatinina sérica (CrS; 0,3 mg/l)
se asocia independientemente a un aumento de la mortalidad y a unos costes económi-
cos importantes para el sistema sanitario.
• La detección de la LRA está limitada por la sensibilidad de la CrS, que es el biomarca-
dor estándar de lesión renal, por lo que es necesario el contexto clínico para prever o
mitigar la evolución de la enfermedad.
• La detección temprana de la LRA por el médico es esencial para el tratamiento del
paciente hospitalizado.
Definición
• El criterio de LRA se cumple cuando se da una de las siguientes condiciones: re-
ducción súbita (en 48 h) del funcionamiento renal debido a un aumento de la
CrS 0,3 mg/dl, u oliguria documentada de 0,5 ml/kg/h durante más de
6 h 1.
• También está justifi cada la alarma cuando hay un aumento del 50 % de la CrS, aunque
en estudios epidemiológicos ha sido difícil verifi car estos cambios no fi jos de la CrS.
• Esta defi nición de LRA ha obtenido el respaldo de la fundación Kidney Disease Impro-
ving Global Outcomes, que elabora directrices internacionales en nefrología2.
Clasificación
• Se han estandarizado los criterios de LRA para facilitar la comunicación entre médicos
y para clarifi car los resultados de los estudios basados en los resultados.
• En la tabla 11-1 se muestra un sistema de estadifi cación simplifi cado compilado por el
grupo Acute Kidney Injury Network, en el que se clasifi ca la gravedad de la LRA. Estos
criterios evolucionaron a partir del sistema de estadifi cación que se había perfi lado
previamente en los criterios RIFLE (Risk, Injury, Failure, Loss, End-Stage Renal Disease;
riesgo, lesión, insufi ciencia, pérdida, insufi ciencia renal terminal)3.
• Aún se debe confi rmar que la estadifi cación es un factor predictivo signifi cativo de la
morbilidad y la mortalidad de los pacientes, y se sigue evaluando con covariables que
representan a poblaciones de alto riesgo.
• Aunque la terminología ha cambiado desde insufi ciencia renal aguda hasta LRA, la
enfermedad se sigue subclasifi cando en lesión prerrenal, posrenal e intrínseca.
• Azoemia prerrenal se refi ere a problemas con la perfusión renal, por disminución del
volumen intravascular, disminución de la presión arterial o disminución del volumen
circulante efectivo. La azoemia posrenal está producida por obstrucción al fl ujo urina-
rio y supone ~ 5-15 % de todos los casos de LRA.
99
Epidemiología
• En general, la LRA es una enfermedad de pacientes hospitalizados, y aproximadamente
el 13,5 % de todos los pacientes hospitalizados cumplen los diagnósticos de LRA.
Como cabría esperar, el número es mucho mayor en pacientes con insuficiencia mul-
tiorgánica y en la unidad de cuidados intensivos (UCI)5. Por el contrario, solo ~ 1 %
de los pacientes que acuden al servicio de urgencias tienen el diagnóstico de LRA.
• La LRA se asocia a una mortalidad elevada, que no ha cambiado significativamente en
los últimos 55 años. Se ha señalado que la mortalidad media del paciente de la UCI
que tiene LRA está en el 45-60 %. En diversos estudios se ha visto que la LRA es un
factor independiente que contribuye a la mortalidad, y no tan solo un «espectador
inocente», como se creía previamente. En un estudio de pacientes hospitalizados a los
que se realizaron técnicas con contraste radiológico intravenoso (i.v.), el riesgo de mor-
talidad aumentó en 5,5 veces en los que presentaron LRA (en comparación con los
pacientes que no presentaron lesión renal), después de tener en consideración las enfer-
medades comórbidas1,6.
• Algunos de los posibles motivos de la supervivencia persistentemente baja en la LRA
incluyen:
○ Retraso en el diagnóstico de LRA: en el momento en el que la CrS del paciente
aumenta en 0,3 mg/dl, el funcionamiento renal habría disminuido al menos en el
25 %7. La creatinina sigue siendo un marcador tardío de LRA y está siendo susti-
tuida por marcadores más sensibles y con mayor importancia biológica, como la li-
pocalina asociada a la gelatinasa de neutrófilos y la cistatina C8.
○ Imposibilidad de conseguir una depuración extrarrenal real con diálisis: la diá-
lisis no permite remplazar las funciones endocrinas, de síntesis de citocinas e inmu-
nitaria del riñón.
○ Retraso en el inicio de la diálisis: sigue habiendo dudas sobre el momento óptimo
de la terapia de remplazo renal (TRR), aunque en algunos estudios se ha propuesto
que el inicio temprano de la diálisis podría mejorar la evolución.
○ Prescripción inadecuada de la diálisis: en algunos estudios se ha visto que en la
LRA raras veces se alcanza la eficiencia prescrita de la diálisis. Sin embargo, en dos
estudios recientes de LRA se vio que el aumento de la dosis de la TRR no tiene por
qué mejorar necesariamente la evolución. Estos estudios se analizan en el capítulo de
depuración extrarrenal.
DIAGNÓSTICO
• La evaluación diagnóstica del paciente con sospecha de LRA se pone en marcha por
un aumento de la CrS o una disminución de la diuresis a lo largo de varias
horas.
• Un abordaje escalonado debe centrarse siempre en determinar si la LRA es la conse-
cuencia de procesos prerrenales o posrenales, teniendo en cuenta que una lesión renal
intrínseca probablemente precise una batería de pruebas más completa, y que tal vez
no se pueda diagnosticar con la evaluación del estado de volumen y la diuresis del pa-
ciente como pruebas únicas.
• Por defi nición, las lesiones prerrenales y posrenales imponen limitaciones funciona-
les al funcionamiento del riñón, y se puede esperar una mejoría llamativa de la depu-
ración de solutos después de la eliminación de dichas lesiones, si se consigue en el
momento oportuno. La LRA prerrenal y posrenal se analiza con detalle en el capítulo
siguiente.
• Por el contrario, no se espera que la LRA intrínseca revierta rápidamente, y la evolución
clínica y el pronóstico dependen de la causa subyacente.
• En la UCI, la causa más frecuente es la NTA, generalmente debida a agresiones tanto
isquémicas como tóxicas (NTA multifactorial).
Presentación clínica
• Al fi nal de la anamnesis y la exploración física de un paciente con LRA, se deben res-
ponder las siguientes preguntas:
• ¿Tiene el paciente depleción de volumen?
• ¿El paciente tiene una obstrucción del aparato urinario?
• ¿Este paciente ha estado expuesto a un nefrotóxico importante (medicamentos, con-
traste i.v., fármacos de venta sin receta, productos herbales, etc.)?
• ¿Podría tener este paciente una nefropatía intrínseca?
• ¿Tiene el paciente una enfermedad previa (p. ej., insufi ciencia cardíaca congestiva des-
compensada, cirrosis hepática, diabetes, vasculopatía periférica) que aumenta la vulne-
rabilidad a la lesión renal?
• ¿Es necesario un estudio serológico adicional o una biopsia renal?
Anamnesis
• Patrones urinarios y frecuencia:
○ Calcule la diuresis diaria y las tendencias recientes (1 vaso pequeño = 75 ml, 1 taza
de café = 225 ml, 1 lata de refresco = 350 ml, frasco para orina de 24 h = 2,5 l).
○ Determine la presencia de hematuria, disuria o piuria.
○ La presencia de tenesmo, polaquiuria, goteo o incontinencia, especialmente en varo-
nes ancianos, puede indicar una enfermedad prostática.
○ El inicio de los síntomas urinarios también puede ofrecer indicios temporales sobre
la duración de la enfermedad.
○ En pacientes hospitalizados, es esencial una revisión cuidadosa de la ingesta y las
salidas de líquidos, y el peso diario.
• Estado de volumen:
○ La presencia de mareo, inestabilidad ortostática, estilo de vida dependiente, estancia
prolongada en una residencia de ancianos y consumo de diuréticos sin vigilan-
cia puede indicar depleción del volumen intravascular, mientras que el aumento de
Exploración física
• Estado de volumen:
○ La determinación del estado de volumen de un paciente con una exploración com-
pleta es un prerrequisito absoluto en la exploración del paciente renal.
○ Mida el pulso y la presión arterial del paciente. Si la presión arterial es normal o está
elevada, explore para detectar hipotensión ortostática en las posiciones de sedesta-
ción y bipedestación, prestando también una atención cuidadosa al pulso.
○ Busque la presencia de distensión venosa yugular y edema.
○ Se deben estudiar las membranas mucosas y la turgencia cutánea para determinar el
estado de hidratación.
• Exploración cardíaca:
○ Se debe centrar en la localización y las características del impulso apical, la presencia
de S3 (sobrecarga de volumen) o S4 (sobrecarga de presión), y los soplos de insufi-
ciencia funcional indicativos de dilatación de anillos valvulares por sobrecarga de
volumen.
○ La presencia de disnea y taquipnea indica sobrecarga de líquidos. La acidosis puede
inducir respiración de Kussmaul, aunque esta característica de suspiros profundos no
se debe confundir con la disnea del edema pulmonar.
○ Aparecen crepitantes inspiratorios en las bases pulmonares en el edema pulmonar.
• Exploración abdominal:
○ Puede producirse hepatomegalia, esplenomegalia y ascitis por congestión pasiva en
estados de sobrecarga de líquido.
○ El hígado puede ser pulsátil si la sobrecarga de volumen ha producido insuficiencia
tricúspide funcional grave.
○ Excluya una obstrucción al flujo urinario explorando para detectar distensión vesi-
cal, realizando una exploración de la próstata y colocando una sonda de Foley si está
indicado.
BUN, nitrógeno ureico sanguíneo; CrS, creatinina sérica; UNa, sodio urinario.
Estudios de imagen
• Se debe dar una prioridad elevada a la evaluación para detectar obstrucción en los pa-
cientes que consulten en el servicio de urgencias con LRA.
• La ecografía renal está disponible con facilidad y es muy exacta para excluir una obs-
trucción urinaria como causa de la LRA.
○ La ecografía es útil para delinear el tamaño y la textura ecográfica de los riñones,
y se debe realizar en fases tempranas del estudio diagnóstico de la LRA en pacientes
que acuden al servicio de urgencias o al hospital con hiperpotasemia después de la
colocación de una sonda de Foley.
○ Sin embargo, en cuidados intensivos, donde la obstrucción es una causa improbable
de LRA, el rendimiento de la ecografía es muy bajo y no se debe solicitar de forma
sistemática.
○ Una ecografía puede dar resultados negativos falsos cuando hay una depleción de
volumen intensa, así como en caso de fibrosis retroperitoneal, en la que puede no
haber dilatación de los cálices y los uréteres.
• La tomografía computarizada y la resonancia magnética son modalidades alternativas
para descartar obstrucción por microcálculos o procesos fibróticos, en los casos en los
que puede no verse dilatación de los cálices en la ecografía.
Procedimientos diagnósticos
• Perfil serológico y pruebas especiales:
○ En situaciones indicativas de enfermedad renal intrínseca, están indicadas diversas
pruebas serológicas (tabla 11-4) para definir la etiología. Estas pruebas se analizan
con detalle en otros capítulos que abordan las vasculitis, la nefritis lúpica y las causas
intrínsecas de LRA.
• Diagnóstico tisular:
○ Habitualmente no es necesaria una biopsia renal para establecer el diagnóstico de LRA.
○ Sin embargo, si la causa de la LRA no es evidente, o si se sospecha glomerulonefritis
rápidamente progresiva, entonces sí es necesaria la histología renal para hacer el
diagnóstico y facilitar el tratamiento.
○ Por el contrario, un biomarcador ideal reflejaría la lesión celular real derivada del
riñón (como la troponina en el infarto de miocardio), y detectaría dicha lesión en las
primeras horas tras el episodio.
○ Si se puede iniciar el tratamiento de las fases tempranas de la LRA (fase ini-
cial), entonces se podría prevenir el deterioro mantenido del funcionamiento
renal.
○ Entre los biomarcadores prometedores está la lipocalina asociada a la gelatinasa de
neutrófilos en suero y orina, que aumenta tan pronto como 1 h después del injerto
de derivación arterial coronario en los pacientes que posteriormente presentarán
LRA12.
○ También se han observado resultados similares con la interleucina-18, también
en el contexto del funcionamiento tardío del injerto después del trasplante re-
nal13.
○ Otras moléculas de interés son la cistatina C y la molécula de lesión renal-1. Se están
realizando más estudios para determinar si alguno de estos marcadores mejorará la
utilidad diagnóstica de la creatinina en la LRA.
T R ATA M I E N T O
Tratamiento de la NTA
• La LRA de mecanismo isquémico se produce en muchas situaciones clínicas diferentes.
Las recomendaciones terapéuticas en cualquier caso determinado se deben personalizar
según las circunstancias clínicas.
• Aquí se presenta un marco de tratamiento general y básico. El tratamiento de otras
causas individuales se presenta en los correspondientes capítulos.
Diuréticos
• La provocación con diuréticos se utiliza, a menudo, en pacientes con LRA oligúrica,
en un intento de que pasen a un estado no oligúrico. Esto puede ser útil para el trata-
miento del paciente en relación con la hiperpotasemia y la hipervolemia.
○ Los diuréticos no mejoran la supervivencia ni aceleran la recuperación del fun-
cionamiento renal en la LRA.
○ Teóricamente, los diuréticos evitan que los deshechos celulares obstruyan la luz
tubular por el mayor volumen urinario. Sin embargo, hay pocos datos que indi-
quen que la diuresis forzada puede mitigar el proceso obstructivo intraparenqui-
matoso.
○ El uso de diuréticos para pasar de un estado oligúrico a otro no oligúrico no debe
distraer al médico de la consulta temprana con el nefrólogo o del inicio de la TRR
en un momento adecuado.
○ Si se utilizan diuréticos, las dosis utilizadas deben ser suficientemente elevadas
para llegar al asa de Henle para que sean eficaces en el contexto de una reducción
del FG. Por ejemplo, con un FG 30 ml/min podría ser necesario un bolo i.v. de
160-200 mg de furosemida.
○ Si hay respuesta al diurético, se puede continuar con dosis intermitentes o en infu-
sión continua. No se ha demostrado una diferencia de evolución con cualquiera de
estos métodos.
○ Se debe determinar cuidadosamente el estado de volumen antes del tratamiento
diurético y durante el mismo, para evitar la depleción del volumen intravascular.
sión continua y por haber evaluado el efecto benefi cioso antes del metabolismo del
fármaco29.
• La mayoría de los ensayos en los que se han evaluado fármacos terapéuticos en la NTA
han estado difi cultados por la ausencia de un biomarcador temprano. Se están reali-
zando varios estudios para encontrar un biomarcador renal ideal, que cabe esperar que
allane el camino para encontrar estrategias terapéuticas en la NTA.
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Definición
• La lesión renal prerrenal se caracteriza por un estado en el que la función del parén-
quima renal está conservada y responde adecuadamente a la disminución de la perfu-
sión. Como se conserva la integridad del tejido parenquimatoso renal, la restauración
oportuna de la perfusión y la presión de ultrafiltración glomerular debería corregir el
filtrado glomerular (FG).
• Hay un espectro continuo desde hipoperfusión renal compensada, sin cambios del FG,
hasta lesión prerrenal con reducción del FG hasta NTA isquémica1,2.
Epidemiología
• Se ha descrito que la uremia prerrenal es la causa de la LRA en el 30-70 % de los casos
de LRA que se producen en la comunidad, y de hasta el 30 % de los casos nosocomia-
les de LRA, dependiendo de las diversas poblaciones de pacientes3.
Etiología
• Las causas importantes de LRA se resumen en la tabla 12-1. Entre ellas mismas:
○ Depleción del volumen intravascular.
○ Disminución del volumen circulatorio eficaz.
○ Vasoconstricción renal (p. ej., sepsis, hipercalcemia, hepatopatía, antiinflamatorios
no esteroideos [AINE], inhibidores de la ciclooxigenasa-2 [COX-2]).
○ Fármacos que alteran la autorregulación y reducen el FG (p. ej., vasodilatación
de las arteriolas eferentes por inhibidores de la enzima conversora de la an-
giotensina [IECA] o antagonistas del receptor de la angiotensina-2
[ARA])1.
• Hay varios factores que limitan la capacidad que tiene la autorregulación renal de
mantener la homeostasis.
115
UREMIA PRERRENAL
(PARÉNQUIMA INTACTO)
FIGURA 12-1. Algoritmo para la uremia prerrenal. ADH, vasopresina; BUN, nitrógeno
ureico sanguíneo; CrS, creatinina sérica; NO, óxido nítrico; PA, presión arterial; PG, pros-
taglandina; RATG, retroalimentación tubuloglomerular; SRAA, sistema de renina-angio-
tensina-aldosterona.
Fisiopatología
• El dato que define el estado prerrenal es la disminución de la perfusión del riñón.
Hay respuestas compensadoras sistémicas y renales inmediatas, con la puesta en marcha
de múltiples sistemas neurohumorales, dirigidas a mantener el flujo sanguíneo y el FG.
La cadena de los acontecimientos que se analiza a continuación se muestra en la fi-
gura 12-1.
• El sistema adrenérgico actúa para mantener la presión arterial.
○ La disminución de la presión arterial lleva a un aumento de la actividad simpática,
lo que produce aumento de la resistencia vascular periférica. Por ello aumenta el
gasto cardíaco, lo que lleva a la restauración de la presión de perfusión.
○ Pueden producirse consecuencias negativas para los riñones, porque la vasoconstric-
ción por el impulso simpático puede reducir el flujo sanguíneo renal (FSR).
○ La actividad simpática también estimula la liberación de renina mediada por los re-
ceptores -adrenérgicos.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Los síntomas y signos de la lesión renal prerrenal habitualmente son sutiles, y los pa-
cientes muchas veces están asintomáticos.
• Es fundamental un seguimiento cuidadoso de la diuresis para detectar oliguria ( 400-
500 ml/día) a fin de identificar y revertir la lesión renal prerrenal oligúrica.
• El diagnóstico de LRA prerrenal, en último término, se basa en una combinación de
hallazgos clínicos y estudios de laboratorio.
Anamnesis
• Se debe recoger una historia detallada de los acontecimientos que han llevado a la alte-
ración del estado de volumen.
○ Una historia de mareo o inestabilidad ortostática puede indicar depleción intra-
vascular.
○ La hemorragia, la diarrea, la poliuria y las situaciones que llevan a unas pérdidas in-
sensibles excesivas (p. ej., fiebre o disminución de la ingestión por disfagia) predispo-
nen a la depleción de volumen.
○ El aumento de peso, el edema y la tumefacción periorbitaria pueden indicar reten-
ción de líquidos en el espacio extravascular.
○ Se debe revisar la historia clínica del paciente para detectar episodios de oscilación de
la presión arterial. En pacientes operados es esencial revisar los registros hemodiná-
micos intraoperatorios y postoperatorios para detectar hipotensión.
• Debe obtenerse la historia de los síntomas urinarios y las tendencias. Se deben revisar
cuidadosamente las gráficas de entradas y salidas, y los registros de peso de los pacientes
hospitalizados.
• Se deben reseñar los factores subyacentes previos (p. ej., insuficiencia cardíaca conges-
tiva, hipertensión o diabetes mellitus) que pueden afectar negativamente a la capacidad
de ejercer una autorregulación máxima.
• Debe realizarse una revisión meticulosa de los medicamentos, con un énfasis especí-
fico en los fármacos nefrotóxicos que pueden inducir hipoperfusión glomerular
(p. ej., AINE, inhibidores de la COX-2, IECA, ARA, inhibidores de la calcineurina,
etc.).
Exploración física
• Se debe medir la frecuencia del pulso y la presión arterial en decúbito supino y bipe-
destación en los pacientes en los que se sospeche depleción de volumen.
• Se debe evaluar la turgencia de las membranas mucosas y la piel para evaluar el grado
de hidratación.
• La presencia de distensión venosa yugular y edema sugiere sobrecarga de volumen. Se
debe explorar cuidadosamente la localización y las características del impulso apical, la
presencia de S3 (sobrecarga de volumen) y S4 (sobrecarga de presión), y la presencia de
soplos de insuficiencia funcional. En el edema pulmonar puede haber disnea, taquipnea
y crepitantes.
• Puede producirse esplenomegalia, hepatomegalia y ascitis por congestión pasiva en los
estados de sobrecarga de líquido.
Pruebas diagnósticas
• Pueden ser necesarias algunas técnicas adicionales, como la medición de la presión
venosa central o de la presión en cuña pulmonar, siempre que no se pueda deter-
minar el estado de volumen únicamente con la anamnesis y la exploración física
completas8.
T R ATA M I E N T O
• El tratamiento de la LRA prerrenal debe ser rápido para evitar la isquemia de los tú-
bulos renales y la NTA.
CONSIDERACIONES ESPECIALES
Síndrome hepatorrenal
• El SHR es la causa más frecuente de disfunción renal en pacientes con cirrosis.
• El International Ascites Club definió inicialmente dos tipos de SHR12,13.
○ El SHR de tipo 1 se manifiesta como deterioro rápido y progresivo del funciona-
miento renal, que se define como el aumento al doble de la creatinina sérica inicial
hasta una concentración 2,5 mg/dl (220 μmol/l) o la reducción del 50 % del
aclaramiento de creatinina de 24 h inicial hasta un valor 20 ml/min en 2 sema-
nas. Tiene un pronóstico muy desfavorable.
○ El SHR de tipo 2 se manifiesta como deterioro funcional con concentraciones de
creatinina sérica 1,5 mg/dl (132 μmol/l), pero sin los criterios del SHR de tipo 1.
El SHR de tipo 2 aparece gradualmente a lo largo de semanas y se asocia a mejor
supervivencia.
• La vasoconstricción renal es el principal trastorno hemodinámico que define el
SHR.
○ La principal variable responsable de estos cambios hemodinámicos es la hipertensión
portal en el contexto de la cirrosis, lo que produce vasodilatación arterial esplácnica.
La vasodilatación se produce, principalmente, por la producción de óxido nítrico
como consecuencia de la distensión endotelial y, posiblemente, de translocación bac-
teriana12.
○ La acumulación del volumen plasmático en el lecho esplácnico produce una
respuesta compensadora por la disminución del volumen sanguíneo central, con
activación de sistemas vasoconstrictores sistémicos y antinatriuréticos (SRAA,
sistema simpático, ADH). Esto explica la retención de sodio y agua, además de
la vasoconstricción renal, cuando el riñón detecta un estado hipovolémico rela-
tivo.
○ En estudios recientes se sugiere que la aparición del SHR se puede deber, en parte,
también a una reducción del gasto cardíaco.
• Se produce SHR en ~ 10 % los pacientes hospitalizados que tienen cirrosis y ascitis.
Además, la probabilidad de presentar SHR en pacientes que tenían cirrosis y ascitis fue
del 18 % al cabo de 1 año, y aumentó hasta el 39 % a los 5 años14.
• Los pacientes que presentan SHR la mayoría de las veces tienen manifestaciones clíni-
cas de cirrosis avanzada junto con presión arterial baja, diuresis baja e intensa retención
urinaria de sodio (sodio urinario 10 mEq/l). En casi todos los casos se encuentra
hiponatremia dilucional.
• La elevación de la concentración de creatinina sérica define el SHR. Sin embargo,
estas concentraciones habitualmente son menores que las que se ven en pacientes no
cirróticos con LRA, debido a la reducción de la masa muscular y la baja producción
endógena de creatinina en la cirrosis.
Síndrome cardiorrenal
• La coexistencia de disfunción renal y cardíaca, en la que la disfunción aguda o crónica de
un órgano puede inducir disfunción aguda o crónica del otro, se ha denominado SCR.
• Se ha propuesto una clasificación del SCR con cinco subtipos que reflejan la naturaleza bidi-
reccional de la interacción entre corazón y riñones, el marco temporal y la fisiopatología20:
○ SCR de tipo 1: el deterioro rápido de la función cardíaca produce LRA.
○ SCR de tipo 2: el empeoramiento crónico de la función cardíaca produce IRC pro-
gresiva.
○ SCR de tipo 3: el empeoramiento súbito y primario de la función renal (p. ej., LRA,
isquemia, glomerulonefritis) produce disfunción cardíaca aguda (p. ej., insuficiencia
cardíaca congestiva, arritmia, isquemia).
○ SCR de tipo 4: la IRC primaria contribuye a la disfunción cardíaca (p. ej., hipertro-
fia ventricular, disfunción diastólica, aumento del riesgo de episodios cardiovascula-
res adversos).
○ SCR de tipo 5: trastornos sistémicos agudos o crónicos producen disfunción car-
díaca y renal.
• El SCR clásico que se ve en el contexto hospitalario es el SCR de tipo 1, y el análisis
siguiente se referirá únicamente a este trastorno.
• Se diagnostica insuficiencia renal en el 30-40% de los pacientes que ingresan en el
hospital por insuficiencia cardíaca21.
• La fisiopatología del SCR de tipo 1 supone mecanismos hemodinámicos y neurohor-
monales interconectados.
○ El deterioro del gasto cardíaco en la insuficiencia cardíaca produce llenado insufi-
ciente de las arterias renales y aumento de la presión venosa. Como respuesta, se
produce activación simpática neurohormonal, que aumenta la vasoconstricción sis-
témica y reduce el FG. Esto, a su vez, activa el SRAA, que genera más AII, aldoste-
rona, endotelina-1 y ADH, en un intento de mantener la euvolemia mediante la
retención de líquido, la vasoconstricción o ambas22.
○ La actividad de estos sistemas permanece elevada a largo plazo en pacientes con in-
suficiencia cardíaca, lo que produce congestión sistémica y pulmonar, que es un dato
fundamental del SCR.
• Las manifestaciones del SCR de tipo 1 incluyen presión arterial sistólica baja, ten-
dencia a la hiperpotasemia, resistencia a los diuréticos y anemia. La disfunción renal
previa, además de otros factores, como hipertensión y diabetes mellitus, puede contri-
buir al empeoramiento de la insuficiencia renal y a la mala evolución asociada a la
cardiopatía descompensada23,24.
• El tratamiento del SCR sigue siendo difícil, a pesar de los avances en el tratamiento médico.
○ Cuando hay una sobrecarga de volumen manifiesta, puede ser necesario administrar
grandes dosis de diuréticos de asa (p. ej., furosemida 120-200 mg) por vía intrave-
nosa para conseguir una diuresis aceptable.
○ Si se desea un resultado sinérgico, se deben añadir diuréticos tiazídicos o análogos
(p. ej., metolazona), para bloquear la absorción de sodio en el túbulo contorneado
distal y aumentar la natriuresis.
○ Se han utilizado con éxito fármacos inotrópicos en la fase de shock cardiógeno, aunque
hace falta una evaluación adicional con menores grados de insuficiencia cardíaca.
○ Se ha utilizado la nesiritida, un potente vasodilatador, para reducir rápidamente la
presión de llenado cardíaca y mejorar la disnea en pacientes con insuficiencia car-
díaca. Sin embargo, la nesiritida se debe utilizar con precaución, porque, en algunos
casos, se ha producido deterioro funcional renal25.
○ Aunque en ensayos pequeños se ha demostrado que es beneficiosa, porque consigue
una eliminación de líquidos más rápida, la hemofiltración es invasiva y costosa. Ha-
cen falta estudios multicéntricos de mayor tamaño antes de poder recomendar en
forma generalizada su uso.
○ Se debe tratar la anemia con el uso prudente de hierro intravenoso, fármacos esti-
muladores de la eritropoyesis y transfusiones de sangre, porque se ha demostrado que
NEFROPATÍA POSRENAL
PRINCIPIOS GENERALES
Definición
• Uropatía obstructiva describe un impedimento al flujo urinario por un cambio estruc-
tural o funcional en alguna parte desde la pelvis renal hasta la porción más distal de la
uretra. Esta resistencia al flujo incrementa la presión proximal al punto de la obstruc-
ción. Puede producirse o no lesión del parénquima renal.
• Nefropatía obstructiva describe cualquier cambio funcional o anatomopatológico en
el riñón debido a una OVU.
Clasificación
• La uropatía obstructiva se clasifica por la duración, la localización y el grado de la
obstrucción26.
○ La duración se caracteriza como aguda o crónica (de horas a semanas o de meses a años).
○ Se considera que la obstrucción afecta a las vías urinarias altas si está localizada por encima
de la unión ureterovesical, y a las vías urinarias bajas si está localizada por debajo de ella.
○ El grado de obstrucción puede ser completo o parcial.
○ Las causas habituales de la obstrucción se señalan en las tablas 12-2, 12-3 y 12-4.
Epidemiología
• La OVU supone 5 % de los casos de LRA en los pacientes hospitalizados.
• Sin embargo, en los pacientes que consultan en el servicio de urgencias con LRA, se
puede ver en ~ 20 % de los pacientes.
• Este trastorno tiene una distribución bimodal:
○ En la infancia, la uropatía obstructiva se debe principalmente a malformaciones con-
génitas del aparato urinario.
○ La incidencia aumenta después de los 60 años de edad por el aumento de la inciden-
cia de hiperplasia prostática benigna y cáncer de próstata en ancianos.
• La identificación temprana es fundamental, porque la magnitud de la recuperación
funcional renal con el tratamiento es inversamente proporcional a la duración y el grado
Uréter
Obstrucción de la unión ureteropélvica
Ureterocele
Uréter ectópico
Válvulas ureterales
Vejiga
Mielodisplasias (p. ej., mielomeningocele)
Divertículos vesicales
Uretra
Síndrome de vientre en ciruela pasa
Divertículos uretrales
Válvulas uretrales posteriores
Etiología
• La uropatía obstructiva puede deberse a alteraciones anatómicas o funcionales en cual-
quier parte del aparato urinario. Estas alteraciones pueden ser congénitas (v. tabla 12-2)
o adquiridas (v. tablas 12-3 y 12-4). La causa varía dependiendo de la edad y el sexo del
paciente.
○ En niños, la obstrucción se debe principalmente a malformaciones anatómicas, como
válvulas uretrales o estenosis uretral, y estenosis en la unión ureterovesical o ureteropélvica.
○ La nefrolitiasis es la causa más frecuente de uropatía obstructiva en adultos jóvenes.
○ En mujeres, el embarazo (por los efectos de la progesterona y la presión mecánica
que ejerce el útero grávido) y los tumores ginecológicos son responsables de la mayo-
ría de los casos.
○ En ancianos, las causas más frecuentes son hiperplasia prostática benigna o cáncer de
próstata, tumores retroperitoneales o pélvicos, y litiasis.
Intraabdominales Intramurales
Intrarrenales Anatómicas
Precipitación tubular de proteínas: Tumores (pelvis renal, uréter, vejiga,
proteína de Bence-Jones uretra)
Precipitación tubular de cristales: Estenosis (ureteral o uretral)
ácido úrico, fármacos (p. ej., Infecciones
aciclovir, indinavir, sulfonamida) Enfermedad granulomatosa
Instrumentación o traumatismo
Radioterapia
Extrarrenales Trastornos funcionales de la vejiga
Nefrolitiasis Diabetes mellitus con vejiga autónoma
Coágulos sanguíneos Esclerosis múltiple
Necrosis papilar Lesión medular
Micetomas Anticolinérgicos
Reproductivas y urológicas
Útero (embarazo, prolapso, tumores)
Ovario (absceso, quiste, tumor)
Trompas de Falopio (enfermedad inflamatoria pélvica)
Próstata (hiperplasia benigna, adenocarcinoma)
Gastrointestinales
Enfermedad de Crohn
Apendicitis
Diverticulitis
Carcinoma colorrectal
Trastornos vasculares
Aneurismas (aorta abdominal, ilíacas)
Venosos (tromboflebitis de venas ováricas, uréter retrocavo)
Trastornos retroperitoneales
Fibrosis (idiopática, medicamentosa, inflamatoria, neoplasia maligna)
Infección/absceso
Radioterapia
Tumor y/o linfadenopatía (primaria o metastásica)
Complicación yatrógena de la cirugía
Fisiopatología
• La obstrucción al flujo urinario afecta al riñón mediante diversos mecanismos con in-
teracciones complejas que alteran tanto la hemodinámica glomerular como la función
tubular28.
○ El FG disminuye después del inicio de la OVU por una disminución de la presión
hidrostática neta a través de la pared del capilar glomerular. Inicialmente, esto se
debe a un aumento de la presión intratubular, pero, en las fases tardías de la obstruc-
ción, es secundario a una disminución de la presión intraglomerular. Esta disminución
de la presión intraglomerular es una manifestación de la disminución del FSR, pro-
ducida por la vasoconstricción mediada por la AII y el tromboxano A2.
• La nefropatía obstructiva también se asocia a varias alteraciones de la función tubular que
se piensa que están producidas por un aumento de la presión dentro de los túbulos, lo
que lleva a una alteración del transporte de sodio, agua y otros diversos iones y solutos.
• En la obstrucción de larga evolución, el parénquima se atrofia, y después se produce
fibrosis y cicatrización del espacio tubulointersticial29.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Las manifestaciones clínicas varían con la localización, el grado y la rapidez de inicio
de la uropatía obstructiva29,30. Se debe sospechar el diagnóstico en los pacientes que
tengan cualquiera de los datos siguientes:
○ Dolor:
■ El dolor renal y ureteral habitualmente sigue la distribución de T11 a T12.
■ Las lesiones de la región ureteral superior o de la pelvis renal producen dolor es-
pontáneo o a la palpación en el flanco, mientras que la obstrucción ureteral baja
puede manifestarse con dolor cólico que irradia hacia el testículo o los labios ip-
solaterales.
■ El dolor intenso acompañado de náuseas y vómitos puede deberse a obstrucción
Anamnesis
• Es importante buscar síntomas obstructivos (dificultad para comenzar a orinar, chorro
débil e intermitente) e irritativos (polaquiuria, nicturia, tenesmo), porque las enferme-
dades prostáticas son la causa más frecuente de obstrucción de las vías urinarias infe-
riores. La hematuria también se puede relacionar con otras muchas situaciones patoló-
gicas que pueden causar OVU.
• El dolor en el flanco o en la región suprapúbica, con patrones de irradiación específicos,
es sugestivo.
• También es importante determinar el antecedente de infecciones urinarias, litiasis,
diabetes o enfermedades neurológicas que podrían dificultar la evacuación de la ve-
jiga.
• Las operaciones recientes y los antecedentes de tumores o de radioterapia en la pelvis
pueden ofrecer indicios sobre la causa.
• Se deben explorar cuidadosamente los antecedentes de medicamentos para determinar
causas funcionales de obstrucción, como fármacos anticolinérgicos.
Exploración física
• Debe realizarse una exploración física completa para determinar el estado de volumen
del paciente.
• Se debe poner una especial atención en asegurarse de que se exploran cuidadosamente
el abdomen y los flancos para determinar la presencia de masas palpables. Se puede
palpar la vejiga distendida en la región suprapúbica. Se debe buscar dolor a la palpación
en el ángulo costovertebral.
• Debe realizarse un tacto rectal. En las mujeres se debe realizar una exploración pélvica.
Pruebas diagnósticas
• Debe realizarse análisis de orina, bioquímica sérica y hemograma completo. Los estu-
dios de imagen y las técnicas diagnósticas se realizan dependiendo de los síntomas y el
nivel en el que se sospecha la obstrucción.
Pruebas de laboratorio
• Se espera que en la OVU no complicada el análisis de orina no muestre alteraciones
significativas.
• Las alteraciones de la orina pueden ofrecer indicios sobre la causa subyacente.
○ La hematuria puede indicar la presencia de cálculos, infección o tumor.
○ Pueden verse cristales en el estudio microscópico de la orina en alteraciones metabó-
licas que llevan a la producción de cálculos. Por lo tanto, el tipo de cristal que se ve
ofrece información no solo sobre la presencia de un cálculo, sino, posiblemente,
también sobre el tipo de cálculo que produce la obstrucción.
• El estudio bioquímico del suero puede detectar insuficiencia renal, lo que indica que la
obstrucción es bilateral y grave o completa. Puede haber otras alteraciones metabólicas,
como hiperpotasemia y acidosis.
Estudios de imagen
• La radiografía simple puede ofrecer un cálculo aproximado del tamaño renal. Puede
mostrar cálculos renales, pélvicos, ureterales y vesicales, la mayoría (90%) de los cuales
son radiopacos. Sin embargo, la ecografía ofrece mejor información y está disponible
fácilmente; por lo tanto, raras veces se realizan radiografías simples si se sospecha LRA
por obstrucción urinaria.
FIGURA 12-2. Imagen ecográfica del riñón que muestra los cálices dilatados (cabezas
de flecha) con la corteza renal conservada (entre las flechas). (Por cortesía de William
D. Middleton, MD, Washington University School of Medicine, St. Louis, MO.)
• La urografía intravenosa puede ser útil para definir la anatomía e identificar el nivel
de la uropatía obstructiva. Sin embargo, se realiza raras veces por la posibilidad de
empeoramiento de la insuficiencia renal con el contraste intravenoso.
• Se prefiere la pielografía anterógrada o retrógrada a los estudios que precisan la ad-
ministración intravenosa de un medio de contraste en pacientes con insuficiencia renal.
La pielografía anterógrada supone la colocación percutánea de un catéter dentro de la
pelvis renal, mientras que los estudios retrógrados se realizan con una cistoscopia. Estas
técnicas ayudan a perfilar mejor la obstrucción.
• Los estudios isotópicos permiten detectar la obstrucción sin usar medios de contraste,
aunque precisan que haya cierta función renal. Tras la inyección del radioisótopo se
obtienen imágenes con una gammacámara y se ve la excreción tardía del trazador. La
sensibilidad de la prueba mejora cuando se combina con una renografía con diuresis.
La administración de un diurético de asa (p. ej., furosemida) produce una eliminación
rápida del trazador en casos de obstrucción funcional, aunque no lo hace si hay obs-
trucción mecánica al flujo urinario. Esto puede ayudar a diferenciar entre lesión renal
intrínseca y obstrucción.
• La cistouretrografía miccional es útil para las obstrucciones del cuello vesical y la
uretra, así como para el reflujo vesicoureteral.
T R ATA M I E N T O
COMPLICACIONES
Diuresis postobstructiva
• Después del alivio de una obstrucción bilateral grave, a menudo se ve poliuria asociada
a pérdidas importantes de agua y solutos.
○ Los factores que producen este fenómeno son diuresis osmótica causada por la urea
y otros osmoles retenidos, sobrecarga de volumen, defectos de la concentración tu-
bular y acumulación de factores natriuréticos (p. ej., péptido natriurético auricular).
○ La diuresis osmótica y la sobrecarga de volumen predominan en las fases tempranas
y finalizan con la excreción del exceso de solutos y agua; sin embargo, en ocasiones,
la falta de sensibilidad tubular a la ADH puede persistir durante más tiempo.
PRONÓSTICO
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• Una vez que se hayan excluido las causas hemodinámicas y posrenales de la lesión
renal aguda (LRA), se debe sospechar una disfunción renal aguda intrínseca a los
riñones.
• A la hora de llevar a cabo el abordaje de la LRA intrínseca, resulta de utilidad la agru-
pación de todas las causas en función de la localización de la alteración anatomopato-
lógica inicial de la nefrona: en la microvasculatura, el glomérulo, el túbulo o el inters-
ticio (tabla 13-1). A pesar de que existe una superposición clínica significativa, una
serie de hallazgos clínicos de fácil obtención podrían sugerir la categoría a la que perte-
nece un caso particular de LRA intrínseca.
○ Microvascular: hipertensión nueva o acelerada con datos de anemia hemolítica mi-
croangiopática.
○ Glomerular: hipertensión nueva o acelerada y sobrecarga de volumen, proteinuria
intensa o hematuria significativa, especialmente si hay presencia de cilindros eritro-
citarios.
○ Tubular: el sedimento urinario contiene los característicos cilindros de células tubu-
lares o cristales.
○ Intersticial: presencia de piuria o cilindros de leucocitos.
• En el presente capítulo se presenta un análisis de aquellas causas de la LRA intrínseca
que afectan a los segmentos no glomerulares de la nefrona. Las causas glomerulares de
insuficiencia renal que se encuentran en la tabla 13-1 se analizan posteriormente, en
otros capítulos.
133
NEFROPATÍA ATEROEMBÓLICA
PRINCIPIOS GENERALES
Definición
• Nefropatía ateroembólica se refi ere a la LRA que se origina por la oclusión de la micro-
vasculatura renal por la infl amación causada por el depósito de restos lipídicos.
Clasificación
• En la nefropatía ateroembólica observamos tres patrones de evolución de la enfermedad:
○ Aguda (el 35% de los casos): se produce un deterioro súbito del funcionamiento
renal 3-7 días después del fenómeno precipitante, habitualmente con afectación or-
gánica multisistémica por un embolismo masivo.
○ Subaguda (56 % de los casos): los embolismos masivos repetidos de menor tamaño,
o la arteritis obliterativa progresiva en los vasos afectados previamente, producen
un deterioro escalonado del funcionamiento renal, con estabilización a las 3-8 sema-
nas. Este es el patrón más frecuente de la enfermedad.
○ Crónica (9 % de los casos): la insufi ciencia renal es lentamente progresiva, y es difí-
cil distinguirla del empeoramiento de la nefroesclerosis hipertensiva y de la enferme-
dad renovascular isquémica1.
Epidemiología
• La nefropatía ateroembólica es, la mayoría de las veces, una enfermedad de hombres
blancos ancianos.
• La media de edad de presentación es de 66-70 años, y los hombres enferman con una
frecuencia cuatro veces mayor que las mujeres, en paralelo al sesgo de prevalencia de la
vasculopatía ateroesclerótica2,3.
• No se ha defi nido bien la incidencia de la ateroembolia extrarrenal clínicamente importante.
Se produce con mucha más frecuencia cuando se realizan aortografías y operaciones aórticas4.
Fisiopatología
• La presencia de ateroesclerosis aórtica proximal a los riñones prepara el escenario para
la aparición de la nefropatía ateroembólica.
Prevención
• Las medidas preventivas incluyen la prevención secundaria de los factores de riesgo
ateroescleróticos.
• Se debe plantear la posibilidad de utilizar una vía de abordaje braquial o axilar para las
técnicas endovasculares, porque la mayoría de las placas ateroescleróticas están en la
aorta abdominal.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Las principales manifestaciones de la enfermedad ateroembólica se enumeran en la
tabla 13-2.
• Los pacientes generalmente tienen múltiples factores de riesgo de cardiopatía, antece-
dentes de accidentes cerebrovasculares o un aneurisma de la aorta abdominal.
• Se señala que el paciente típico tiene coloración azul o rojo oscuro de los dedos de
los pies, asociada a un aumento de la creatinina varios días después de una intervención
vascular. La embolia por lípidos se puede producir de 3 días a 3 meses después del fe-
nómeno desencadenante.
○ La piel es el órgano que se afecta con más frecuencia, aunque, si solo se utilizan los
hallazgos cutáneos característicos (p. ej., livedo reticular, cambios cianóticos) para el
diagnóstico, se puede pasar por alto esta enfermedad en razas de piel oscura.
○ También se pueden afectar otros sistemas orgánicos, como el tubo digestivo y el sis-
tema nervioso central1.
○ La afectación multisistémica por la enfermedad, junto con la aparición variable de
eosinofilia y disminución de la concentración del complemento, puede simular
una vasculitis6.
• La histología renal muestra hendiduras vacías en las arterias arqueadas e interlobuli-
llares por la disolución de los lípidos de estas zonas con el proceso de fi jación.
○ En las lesiones tempranas se observa arteritis infl amatoria formada por eosinófi los,
neutrófi los y macrófagos, que, posteriormente, es sustituida por una reacción de
cuerpo extraño con células gigantes, con proliferación y fi brosis de la íntima vascular.
En la fase aguda, los túbulos pueden tener signos de necrosis tubular aguda (NTA).
○ En fases tardías de la evolución puede verse esclerosis glomerular y atrofi a glomerular
parcheadas en las zonas vascularizadas por los vasos afectados. Se puede encontrar
una infl amación arteriolar o una fi brosis similar en otros tejidos, especialmente el
músculo, el tubo digestivo y la piel5,6.
Muy frecuentes
Hipertensión de nueva aparición, acelerada o lábil
Hallazgos cutáneos: cianosis o ulceración de los dedos o el escroto, livedo reticular
en la espalda o las extremidades inferiores, nódulos y/o púrpura
Eosinofiluria mediante la tinción de Hansel
Eosinofilia en sangre periférica
Elevación de la velocidad de sedimentación globular o de la proteína C
reactiva
Frecuentes
Síntomas digestivos: náuseas, dolor abdominal o hemorragia digestiva
Hematuria microscópica
Proteinuria leve (raras veces en el rango nefrótico)
Estenosis arterial renal en estudio de imagen
Diversos marcadores de lesión orgánica isquémica: elevación de creatina cinasa,
amilasa/lipasa y/o transaminasas
Infrecuentes
Fiebre
Síntomas del sistema nervioso central
Déficits neurológicos focales y/o demencia progresiva
Embolia retiniana con placa de Hollenhorst visible en el estudio del fondo de
ojo
Hipocomplementemia
T R ATA M I E N T O
• Como no hay ningún método que permita revertir la lesión hística, se debe aplicar un
tratamiento sintomático intensivo dirigido a los mecanismos más frecuentes de
muerte en las formas multiviscerales agudas de la enfermedad.
○ Estas incluyen isquemia cardíaca, insufi ciencia cardíaca descompensada, accidente
cerebrovascular y malnutrición por isquemia gastrointestinal.
○ En la afectación multivisceral, se debe evitar estrictamente la anticoagulación
adicional y las manipulaciones intravasculares, tal vez incluso aunque haya isque-
mia cardíaca recurrente.
○ Se debe prestar mucha atención al tratamiento de la hipertensión (preferible-
mente mediante bloqueo del sistema de renina-angiotensina) y la sobrecarga de
volumen.
○ Si hace falta terapia de remplazo renal (TRR), se debe realizar hemodiálisis sin
anticoagulación. Si esto no es posible, se puede emplear la diálisis peritoneal.
○ El soporte nutricional debe ser intensivo, incluso por vía parenteral si es necesario,
en los pacientes que tengan isquemia intestinal signifi cativa.
• Además de estos principios terapéuticos básicos, se han intentado otras estrate-
gias.
○ No se ha demostrado que los corticoesteroides afecten a la evolución renal.
○ Datos de asociación indican el efecto benefi cioso del uso de estatinas, tal vez por la
estabilización de la placa ateroesclerótica y la reducción de la infl amación3,5.
EVOLUCIÓN/PRONÓSTICO
• Crisis renal esclerodérmica se refi ere a una entidad clínica de insufi ciencia renal aguda
y progresiva con empeoramiento de la hipertensión en pacientes con esclerodermia. En
su patogenia hay una disfunción endotelial poco conocida con hiperreactividad vascu-
lar, igual que en los otros tejidos a los que afecta la esclerodermia.
• En el SAF, anticuerpos con especifi cidad por los fosfolípidos aniónicos o las proteínas
plasmáticas que se unen a los mismos inducen la activación de las plaquetas y las célu-
las endoteliales, lo que lleva a un estado procoagulante. Si la trombosis se ocasiona
principalmente en la microvasculatura, se puede producir una microangiopatía trom-
bótica aguda o crónica en múltiples órganos, entre ellos el riñón. La trombosis macros-
cópica puede afectar a las arterias renales en el SAF y puede simular las formas micro-
vasculares de la enfermedad, con insufi ciencia renal aguda e hipertensión acelerada7.
○ Se dice que se produce SAF catastrófico si un estímulo procoagulante adicional
(p. ej., infección, cirugía o retirada de la anticoagulación) inicia una trombosis ful-
minante, predominantemente microvascular, que afecta clínicamente al menos a tres
sistemas orgánicos diferentes en un plazo de 1 semana.
• El SUH y la PTT son síndromes en los que hay microangiopatía trombótica sistémica
y una llamativa trombocitopenia por consumo.
○ En el SUH, fármacos, infecciones o toxinas inician la activación endotelial y de los
neutrófi los, o una carencia de las moléculas reguladoras del complemento lleva a una
trombosis microvascular.
○ La PTT parece deberse a la acumulación de grandes multímeros del factor de von
Willebrand por una reducción de la actividad de la proteasa ADAMTS13. Los
grandes multímeros inician la agregación y la activación plaquetarias en los vasos
pequeños.
• La preeclampsia es un síndrome de hipertensión de nueva aparición o empeoramiento
de una preexistente con proteinuria que se produce en las fases tardías del embarazo.
La disfunción endotelial parece deberse a un desequilibrio entre factores angiógenos
derivados de la placenta y factores antiangiógenos.
• El síndrome HELLP es una variante más grave de la preeclampsia en la que la anemia
microangiopática es más llamativa, y también hay datos de disfunción hepática.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Algunas de las manifestaciones clínicas que distinguen a las enfermedades de esta cate-
goría de LRA intrínseca se analizan en la tabla 13-3.
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100 000
pacientes y año
Factores de Hipertensión Afectación cutánea más Estados procoagulantes, • Infección: enteritis Preeclampsia previa o
riesgo prolongada, extensa y rápidamente incluido episodio por bacterias antecedentes
raza negra, progresiva por la trombótico reciente, productoras de toxina familiares positivos,
suspensión esclerodermia, entornos retirada de shiga, VIH, infección primigrávida, edad
súbita de con temperatura fría, anticoagulación, embarazo, neumocócica 40 o 18,
fármacos para raza negra, inicio de infección, cirugía, etc. • Fármacos: quinina, gestación multifetal,
PA, causas corticoesteroides en anticonceptivos, hipertensión o
secundarias de dosis altas, uso de inhibidores de la nefropatía previa,
HT ciclosporina calcineurina, diabetes, obesidad
quimioterápicos,
tienopiridinas
• Periparto
Características Los signos de Signos de SAF (trombosis La anemia hemolítica y La elevación de la PA
clínicas esclerodermia previa en un vaso atípico, la trombocitopenia puede ser relativamente
distintivasa (esclerodactilia, infartos en otros lechos son prominentes. leve. Se suele producir
neumopatía intersticial, vasculares, livedo reticular, Puede haber fiebre. después de la 20.ª
etc.) están presentes y etc.) o de LES. Hay La actividad de semana de gestación.
habitualmente son anticoagulante lúpico o ADAMS13 puede ser Puede haber datos de
evidentes. Puede haber anticuerpo antifosfolipídico. baja en la PTT sufrimiento fetal. La
autoanticuerpos (p. ej., La trombocitopenia puede idiopática, aunque es reducción del FG, suele
anti-Scl-70 o ser significativa. Puede variable. Se ve con ser leve. La proteinuria
antipolimerasa de ácido haber atrofia cortical renal menos frecuencia a menudo llega a ser
ribonucleico). El 10 % focal. La evolución puede hipertensión nefrótica en fases
de los pacientes ser crónica, aguda o acelerada posteriores. La
pueden ser fulminante (es decir, SAF endoteliosis glomerular
normotensos al catastrófico) es prominente desde el
diagnóstico principio
07/02/15 17:41
Principios del • Tratamiento: • Prevención: evitar la • Prevención: evitar los • Tratamiento: Prevención: ácido
tratamiento reducir la PA en isquemia renal por precipitantes (v. factores ○ SUH típico acetilsalicílico en dosis
un 2 5% en fármacos o depleción de de riesgo) ácido (postenteritis): solo bajas en pacientes de
2-6 h, y hacia volumen. Seguimiento acetilsalicílico o tratamiento riesgo elevado10
160/100 mm Hg estrecho de la PA en los hidroxicloroquina sintomático Tratamiento: tratamiento
en 24-48 h. Al pacientes de riesgo; si se • Tratamiento: corregir el ○ SUH atípico o PTT: antihipertensivo y
CHENG_13_(133-162).indd 139
principio, la produce un aumento precipitante subyacente, tratamiento vigilancia estrecha de
función renal mantenido, se debe anticoagulación, sintomático más la madre y el feto
puede empeorar evaluar la función renal antiagregante plasmaféresis hasta la madurez fetal.
ligeramente • Tratamiento: iniciar IECA plaquetario, (menos deseable, Inducir el parto si se
rápidamente. La función glucocorticoesteroides. infusión de plasma alcanza la madurez o
renal puede empeorar al Si hay SAF catastrófico, en dosis elevadas) se produce
principio, aunque el iniciar plasmaféresis o corticoesteroides preeclampsia grave
tratamiento continuo inmunoglobulina
producirá finalmente una intravenosa además de lo
mejoría, y 50 % de los anterior
pacientes podrán
suspender la diálisis8
a
Como todos se pueden manifestar con hipertensión acelerada y deterioro funcional renal, se insiste en las manifestaciones clínicas que distinguen las enfermedades.
b
El síndrome de anticuerpos antifosfolipídicos también puede producir trombosis de arterias grandes, que pueden tener manifestaciones similares a las de la forma micro-
vascular de la enfermedad.
FG, filtrado glomerular; HELLP, síndrome de hemólisis, elevación de las enzimas hepáticas y plaquetas bajas; HT, hipertensión; IECA, inhibidor de la enzima conversiva de
la angiotensina; LES, lupus eritematoso sistémico; LRA, lesión renal aguda; PA, presión arterial; PTT, púrpura trombocitopénica trombótica; SAF, síndrome antifosfolipídico;
SUH, síndrome hemolítico urémico; VIH, virus de inmunodeficiencia humana.
07/02/15 17:41
140 PARTE III LESIÓN RENAL AGUDA Y DEPURACIÓN EXTRARRENAL CONTINUA
T R ATA M I E N T O
Definición
• Nefropatía por cristales hace referencia a la LRA que se debe a la precipitación intratu-
bular de diversos compuestos.
○ La causa más frecuente de nefropatía por cristales es el síndrome de lisis tumoral
(SLT), que incluye las entidades de nefropatía aguda por ácido úrico y nefropatía
aguda por fosfato.
○ Con menos frecuencia, la nefropatía por cristales se puede deber a la precipitación
de oxalato cálcico, aciclovir, sulfonamida, metotrexato, indinavir o triamte-
reno.
○ Hay pocas descripciones de casos de aparición de nefropatía por cristales con el uso
de ciprofl oxacino, foscarnet y ampicilina, y en las discrasias de células plasmáticas.
Prevención
• El pilar de la prevención es evitar los dos factores predisponentes más frecuentes: la
depleción de volumen y la sobredosificación de medicamentos (habitualmente por
no ajustar la dosis por el deterioro funcional renal).
• Es muy importante establecer una diuresis rápida (p. ej., 100-150 ml/h) en pacientes
de riesgo elevado.
• Para las sustancias con un pKa 7 se puede alcalinizar la orina mediante la admi-
nistración por vía intravenosa de soluciones isotónicas de bicarbonato o de citrato
por vía oral12. Se debe medir frecuentemente el pH para garantizar un nivel ade-
cuado de alcalinización. Se puede añadir acetazolamida si se produce alcalosis me-
tabólica.
• Intentar acidifi car la orina para aumentar la solubilidad de los compuestos débilmente
alcalinos es peligroso y no se recomienda.
• Estas estrategias preventivas se basan en los mecanismos fi siopatológicos subyacentes,
y no hay datos de que se reduzca la incidencia de nefropatía por cristales, excepto, tal
vez, en el caso de la administración de metotrexato en dosis elevadas.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Las situaciones clínicas en las que se producen las nefropatías por cristales más frecuen-
tes se resumen en la tabla 13-4. Las manifestaciones clínicas de la intoxicación por
etilenglicol se analizan más adelante.
• El depósito extenso de cristales en cualquiera de las formas de nefropatía por cristales
puede producir dolor por distensión de la cápsula renal, que es similar al cólico
ureteral.
• La nefrolitiasis puede coexistir con el depósito intratubular de cristales en algunos
casos (especialmente con indinavir y sulfonamida)18,19.
• La hipocalcemia por la coprecipitación del calcio en la nefropatía aguda por fosfato y
la nefropatía por oxalato puede producir parestesias, letargo y tetania.
• La acumulación de concentraciones elevadas de aciclovir cuando se inicia la insufi cien-
cia renal puede producir alucinaciones, trastorno confusional agudo y mioclonías. De
forma similar, las concentraciones tóxicas de metotrexato también pueden producir
trastornos neurológicos, así como náuseas, exantema y mucositis.
Pruebas diagnósticas
• En la tabla 13-4 se presenta un resumen de los hallazgos de laboratorio característicos
de las causas más frecuentes de nefropatía por cristales.
• En el sedimento urinario a menudo se ve hematuria, piuria y proteinuria leve.
Aunque las sustancias responsables tienen morfologías cristalinas únicas en el estudio
microscópico de la orina, el examen del sedimento no tiene utilidad diagnóstica inde-
pendiente.
○ Como los túbulos obstruidos pueden no drenar la orina hacia el sistema colector, la
ausencia de cristales no excluye una nefropatía por cristales.
○ La presencia de cristales no demuestra su participación patogénica, porque se puede
ver cristaluria de oxalato cálcico, fosfato cálcico y ácido úrico en personas normales.
Además, los pacientes que reciben los medicamentos responsables típicos, en ocasio-
nes, tienen cristaluria sin LRA.
• La ecografía renal puede mostrar riñones dilatados bilateralmente y ecógenos, y
permite identifi car una litiasis macroscópica coexistente.
• Hace falta una biopsia renal para hacer el diagnóstico defi nitivo.
○ Con microscopia óptica se ven depósitos cristalinos, normalmente en los túbulos
distales, con un infiltrado intersticial circundante que puede contener células gi-
gantes como parte de una reacción de cuerpo extraño. También puede haber datos
de NTA, porque muchas de las sustancias desencadenantes producen toxicidad di-
recta en las células tubulares.
○ El estudio con microscopia polarizada puede mostrar birrefringencia, dependiendo
de la sustancia responsable.
T R ATA M I E N T O
CHENG_13_(133-162).indd 143
hemólisis grave; preparación • Hiperfosfatemia síntomas o haya cambios en el ECG
intestinal con fosfosoda13 desproporcionada respecto a la • Tratamientoa: fijadores de calcio sin
insuficiencia renal en la fosfato; plantear el inicio temprano del
hipocalcemia; en el SLT, la tratamiento de depuración extrarrenal,
rabdomiólisis y la hemólisis, especialmente las modalidades
hiperpotasemia continuas
desproporcionada respecto a
insuficiencia renal, y LDH alta
• Biopsia renal: cristales positivos
para el colorante de Von Kossa
Nefropatía por ácido úrico SLT: especialmente la forma • Cristaluria con placas • Prevencióna: enb los que tienen riesgo
espontánea; muy romboideas, rosetas o agujas elevado de SLT , iniciar tratamiento
infrecuente en rabdomiólisis marronáceas y muy hipouricemiante, habitualmente con
y carencia de HGPRT birrefringentes alopurinol, aunque se puede utilizar
• Ácido úrico 15 mg/ml sin rasburicasa en pacientes con
estado prerrenal, ácido úrico características de riesgo alto,
urinario:creatinina urinaria a especialmente niños
menudo 1 y casi siempre • Tratamientoa: rasburicasa
0,75; en SLT y rabdomiólisis,
hiperpotasemia
desproporcionada respecto a la
insuficiencia renal y LDH
elevada
(Continúa)
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TABLA 13-4 CAUSAS DE NEFROPATÍA POR CRISTALES, ESTRATEGIAS CLÍNICAS DISTINTIVAS PARA EL TRATAMIENTO
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osmolal 10 mOsm/l y alcohólicos; evitar el tratamiento de la
detección temprana de EG en hipocalcemia salvo que produzca
suero y orina, con desaparición síntomas o haya cambios en el ECG
posterior de ambos y aparición • Tratamientoa: alcalinización de la orina;
de acidosis grave con hiato comenzar fomepizol o, menos deseable,
aniónico etanol si la concentración de EG es
• Biopsia renal: cristales positivos 20 mg/ml; plantear diálisis temprana,
con tinción de nitrato de plata/ especialmente si el EG 50 mg/ml y
ácido rubeánico hay insuficiencia renal o acidosis
Aciclovir Embolada de aciclovir i.v. en • Cristaluria con agujas • Prevencióna: aumentar el tiempo de la
dosis alta; muy raras veces birrefringentes, ocasionalmente infusión de aciclovir i.v. hasta 1 h
con aciclovir oral o englobadas por leucocitos • Tratamientoa: en muchos casos puede
valaciclovir oral ser suficiente reducir la dosis sin
suspender el fármaco14
Indinavir El 20% de los pacientes que • Cristaluria con placas, abanicos • Tratamientoa: puede ser necesaria la
reciben tratamiento crónico o «explosiones de estrellas» consulta con el urólogo si hay también
presentan LRA, birrefringentes un cálculo de indinavir
especialmente con • Es frecuente la isostenuria
tratamiento más prolongado • En la tomografía computarizada
y menor tamaño corporal15 con contraste, defectos de
perfusión cuneiformes hasta en
el 50%º
07/02/15 17:41
Metotrexato Tratamiento i.v. en dosis altas • Cristaluria con cilindros • Prevencióna: alcalinización urinaria
administrado para algunas amarillos amorfos hasta pH 8
neoplasias malignas16 • Concentración sérica de • Tratamientoa: alcalinización urinaria
metotrexato elevada, citopenias hasta pH 8; rescate con ácido
folínico timidina por toxicidad
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extrarrenal hasta que la concentración
de metotrexato sea 0,05 mol/l; para
concentraciones de metotrexato muy
altas, considerar carboxipeptidasa G2 o
hemodiálisis diaria con membrana de
flujo elevado
Sulfonamidas Tratamiento i.v. en dosis altas, • Cristaluria con formas variables, • Tratamientoa: normalmente es
especialmente con desde hacinas de trigo hasta suficiente la reducción de la dosis y la
sulfadiazina17 esferas alcalinización de la orina hasta pH
• Prueba de lignina positiva 7,1; puede hacer falta consulta con
(orina naranja al mezclarla con urólogo por cálculos de sulfonamida si
ácido clorhídrico al 10 %) están presentes
• Son frecuentes las zonas
densas en el parénquima renal
y el sistema colector en los
estudios de imagen
Triamtereno Se debe distinguir de NIA, que • Cristaluria con cilindros y • Tratamientoa: alcalinización de la orina
es mucho más frecuente esferas naranjas birrefringentes hasta pH 7,5; puede hacer falta
• Hiperpotasemia consulta con urólogo por cálculo de
desproporcionada respecto a la triamtereno, más frecuente, si produce
insuficiencia renal obstrucción
a
Se recomienda la carga de suero salino con uso concomitante de diuréticos cuando la diuresis es demasiado baja para la prevención y el tratamiento de todas las
nefropatías por cristales cuando sea posible.
b
Véase en el texto la definición de las características de alto riesgo.
ECG, electrocardiograma; EG, etilenglicol; HGPRT, hipoxantina-guanina fosforribosil transferasa; i.v., intravenoso; LDH, lactato deshidrogenasa; LRA, lesión renal aguda;
NIA, nefritis intersticial aguda; SLT, síndrome de lisis tumoral.
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146 PARTE III LESIÓN RENAL AGUDA Y DEPURACIÓN EXTRARRENAL CONTINUA
CONSIDERACIONES ESPECIALES
existente en alantoína, que es 5-10 veces más soluble en la orina que el ácido úrico.
Después de la administración intravenosa de rasburicasa (0,05-0,20 mg/kg en
30 min), la concentración de ácido úrico disminuye un 86 % a las 4 h, en compa-
ración con una reducción del 12% con alopurinol23.
■ No hay datos comparativos del efecto del alopurinol y la rasburicasa sobre criterios
ineficiente, y pueden ser necesarios tratamientos una o dos veces al día para conse-
guir un equilibrio de fósforo negativo. La TRR continua puede ser más eficaz para
reducir las concentraciones de fósforo en esa situación.
• La mayoría de los pacientes con LRA no precisarán diálisis y se recuperarán hasta su
funcionamiento renal previo, aunque el pronóstico de los pacientes y el pronóstico
renal pueden ser peores en el SLT espontáneo.
EVOLUCIÓN/PRONÓSTICO
Definición
• El mieloma múltiple es una neoplasia maligna de células plasmáticas que la mayoría de
las veces lleva a una producción excesiva de una inmunoglobulina monoclonal, la de-
nominada proteína M.
• La nefropatía por cilindros del mieloma (riñón de mieloma) se refi ere a la LRA intrín-
seca que se produce cuando el componente de cadena ligera filtrado de la pro-
teína M (proteína de Bence-Jones) produce una lesión tóxica y obstructiva en los
túbulos.
Epidemiología
• Se observa deterioro funcional renal en ~ 30% de los pacientes con mieloma múltiple
en el momento del diagnóstico inicial26.
Etiología
• Las posibles causas de LRA en pacientes con mieloma incluyen depleción de volu-
men inducida por la hipercalcemia, hipotensión por infección, enfermedades glo-
merulares (como enfermedad por depósito de cadenas ligeras y amiloidosis) y ne-
fropatía por cilindros27. La LRA también se puede asociar al uso de bisfosfonatos
en el mieloma múltiple, especialmente en pacientes con carencia subyacente de
vitamina D.
• Sin embargo, en los pacientes que tienen disfunción renal persistente a pesar del trata-
miento de la hipovolemia y la infección, la nefropatía por cilindros es la causa más
frecuente de LRA28.
Fisiopatología
• La propensión de una cadena ligera del mieloma particular a producir nefropatía por
cilindros depende, en cierta medida, de la magnitud de la proteinuria de Bence-Jones
y también de su tendencia a agregarse con la proteína de Tamm-Horsfall26,29.
• La lesión tubular proximal por las agresiones adicionales y la disminución del volu-
men circulante efi caz aumenta aún más el riesgo de formación de cilindros, porque
ambas situaciones pueden aumentar la concentración de cadenas ligeras en el túbulo
distal.
• A la vista de estos mecanismos, en muchos casos de riñón de mieloma hay un epi-
sodio desencadenante identificable:
○ Depleción de volumen, tal vez por la diabetes insípida inducida por la hipercalce-
mia26.
○ Infección, que produce NTA o disminución del volumen circulante efi caz.
○ Uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), por sus efectos adversos sobre el
fi ltrado glomerular.
○ Exposición al contraste yodado, por su capacidad de inducir vasoconstricción de las
arteriolas aferentes30.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Los pacientes con nefropatía por cilindros generalmente tienen un mieloma más avan-
zado; por lo tanto, habitualmente también están presentes otras manifestaciones de la
enfermedad. Pueden referir fatiga, dolor óseo con fracturas patológicas e infecciones
recurrentes.
• Muchas veces también hay anemia. Es frecuente la hipercalcemia por la reabsorción
ósea inducida por el mieloma, y se puede producir poliuria con signos de depleción de
volumen30,31. El hiato aniónico puede ser bajo por la hipercalcemia y la presencia de pa-
raproteína catiónica circulante.
Pruebas diagnósticas
• El sedimento urinario normalmente es poco llamativo o blando, y en análisis con
tira reactiva se observa poca proteinuria, o no hay proteinuria, porque esta prueba solo
mide la albuminuria.
• La electroforesis y la inmunofi jación de las proteínas de la orina mostrarán la presencia
de una cadena ligera monoclonal en casi todos los casos.
• La electroforesis de las proteínas del suero con inmunofi jación también mostrará la
paraproteína, aunque este hallazgo es menos constante, especialmente en casos de mie-
loma por cadenas ligeras, en los que el clon maligno produce únicamente cadenas lige-
ras, en lugar de la inmunoglobulina completa.
• El ensayo de cadenas ligeras libres séricas es una prueba introducida recientemente,
más sensible para la detección de paraproteína que la electroforesis y la inmunofi jación
de las proteínas, y puede facilitar el diagnóstico.
• En una serie ósea, habitualmente se verá osteopenia y las típicas lesiones óseas en saca-
bocados.
• El diagnóstico de mieloma múltiple, por lo general, se confi rma mediante biopsia de la
médula ósea, que revela la expansión clonal de células plasmáticas.
• El diagnóstico defi nitivo del riñón de mieloma precisa una biopsia renal, aunque el
tratamiento renal específi co puede no ser efi caz.
○ Puede que la biopsia renal solo sea necesaria cuando se plantea la plasmaféresis y
cuando pueda haber otros diagnósticos.
○ Pueden verse cilindros eosinófilos característicos con un aspecto «frágil» o «frac-
turado» en la luz de los túbulos distales con microscopia óptica. Puede haber toxici-
dad sobre las células tubulares e inflamación intersticial circundante, que, en oca-
siones, adopta la forma de una reacción de células gigantes32. La nefropatía por
cilindros se puede interpretar erróneamente como nefritis intersticial; por lo tanto,
es fundamental que el nefrólogo revise la histología con el anatomopatólogo para
evitar un diagnóstico erróneo.
T R ATA M I E N T O
EVOLUCIÓN/PRONÓSTICO
Definición
• La NIA es una reacción de hipersensibilidad que se caracteriza por infl amación en el
intersticio renal, respetando los glomérulos.
Epidemiología
• La NIA es el hallazgo predominante en el 10% de las biopsias realizadas en casos de
LRA38.
• La incidencia parece estar aumentando, tal vez como consecuencia de unas prácticas de
prescripción más liberales y por la disponibilidad de nuevos fármacos.
Etiología
• Las causas principales de NIA son fármacos (70 % de los casos), infecciones
(15 %) y enfermedades sistémicas (tabla 13-5). De entre los casos de NIA inducida
por fármacos, los antibióticos y los AINE, incluyendo los salicilatos y los inhibidores
de la COX-2, pueden ser responsables del 30 % y el 40 % de los casos, respectiva-
mente.
• Otras causas menos frecuentes son causas idiopáticas (10 %), nefritis tubulointersticial
con síndrome de uveítis (5 %) y sarcoidosis (1 %)39.
Fisiopatología
• La LRA se debe a una lesión tubular de mecanismo inmunitario. La localización de
la infl amación en el intersticio puede deberse a varios mecanismos, como mimetismo
molecular de epítopos tubulares o depósito de porciones inmunógenas del producto
responsable en una localización específi ca del riñón.
• De manera similar a otras reacciones de hipersensibilidad, la NIA no depende de la
dosis, hay recrudescencia de la actividad de la enfermedad tras la nueva exposición a
compuestos con una estructura bioquímica similar, y muchas veces hay insufi ciencia
multiorgánica40.
• Parecen estar implicadas tanto la inmunidad celular como la inmunidad humoral,
aunque la primera parece ser más importante en la patogenia41.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Las manifestaciones iniciales de la NIA pueden ser bastante variables, debido, en parte,
a la multiplicidad de los productos que pueden iniciar el síndrome. En la tabla 13-6 se
presenta un resumen de las manifestaciones clínicas y de laboratorio asociadas a algunas
de las causas más frecuentes de NIA.
• La combinación de LRA, síntomas urinarios (p. ej., dolor en el fl anco, hematuria
macroscópica y oliguria) y síntomas de hipersensibilidad (p. ej., exantema, fi ebre y
artralgias) debe alertar al médico sobre la posibilidad de una NIA39,48.
○ Puede no haber signos de hipersensibilidad hasta en la mitad de los casos de NIA,
especialmente en los que se pueden atribuir a los AINE49.
• La relación temporal entre el inicio del nuevo fármaco y la aparición de disfunción
renal también puede ayudar al diagnóstico.
○ Las manifestaciones de la enfermedad se producen en las 3 primeras semanas tras el
inicio del fármaco responsable en ~ 80 % de los pacientes, con una latencia media
del inicio de 10 días (intervalo de 1 día a 1 año)50.
○ La duración del inicio puede ser más prolongada con AINE, con un período de la-
tencia media de 2-3 meses49.
• En la NIA relacionada con infecciones o enfermedades sistémicas, a menudo predomi-
nan las manifestaciones clínicas de la enfermedad desencadenante.
Pruebas diagnósticas
• El análisis de orina puede mostrar hallazgos inespecífi cos, como hematuria o piuria
estéril.
○ La presencia de cilindros leucocitarios es más específi ca, aunque también se pueden
ver en la pielonefritis y en algunas glomerulonefritis proliferativas.
○ Se puede ver (habitualmente detectar) eosinofiluria (número de eosinófi los urina-
rios 1 % del recuento leucocitario urinario) de forma más fi able con la tinción de
Hansel que con la tinción de Wright. Aunque el valor predictivo positivo de esta
prueba es bajo, las características de rendimiento de la prueba podrían mejorar si se
Enfermedades
Fármacosa Infecciones sistémicas Otras
Antimicrobianos Bacterias Gammapatía por Picadura
Penicilinas Género Brucella cadenas ligeras de avispa
(especialmente C. jejuni Sarcoidosis Productos
ampicilina y C. diphtheriae Síndrome de herbales
meticilina) Género Chlamydia Sjögren chinos
Cefalosporinas E. coli Lupus eritematoso Idiopática
Ciprofloxacino Género Legionella sistémico
Indinavir L. interrogans Síndrome de
Rifampicina M. tuberculosis nefritis
Sulfonamidas M. pneumoniae tubulointersticial
(incluyendo Género Rickettsia y uveítis
cotrimoxazol) Género Salmonella Enfermedad de
AINE, incluyendo Género Staphylococcus Wegener y otras
inhibidores de Género Streptococcus vasculitis
la COX-2 y Y. pseudotuberculosis
salicilatos Virus
Fenoprofeno CMV
Ibuprofeno VEB
Indometacina Hantavirus
Naproxeno VHB
Fenilbutazona VIH
Piroxicam VHS
Tolmetina Sarampión
Zomepiraco Poliomavirus
Anticonvulsivos Parásitos
Fenitoína L. donovani
Diuréticos T. gondii
Furosemida
Tiazidas
Antisecretores
gástricos
Cimetidina
Inhibidores de la
bomba de
protones
Otros
Alopurinol
Fenindiona
a
Debido a que un buen número de fármacos se han asociado con nefritis intersticial aguda, solo
se han incluido los tipos de fármaco y las medicinas más usuales.
AINE, antiinflamatorios no esteroideos; CMV, citomegalovirus; COX-2, ciclooxigenasa 2; VEB, virus
de Epstein-Barr; VHB, virus de la hepatitis B; VIH, virus de la inmunodeficiencia adquirida;
VHS, virus del herpes simple.
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macroscópica, 17%; 36-40 %
hipertensión nueva o
progresiva, 20 %
Meticilina • Frecuentes síntomas de • Hematuria, piuria y eosinofiluria en casi todos; • Persiste IRC solo en el 10 %
hipersensibilidadb; muy eosinofilia muy frecuente
frecuente hematuria
macroscópica
AINE • Síntomas de b • Proteinuria en el intervalo nefrótico en 1/3 de • Exposición un promedio de
hipersensibilidad los casos 2-3 meses antes de la
infrecuentes • En la biopsia renal también puede haber presentación; la IRC persiste en
hallazgos similares a la nefropatía con cambios 1/2 de los casos
mínimos
Alopurinol • A menudo se produce en • Eosinofilia y hepatitis frecuentes • Se produce la muerte hasta en 1/4
la insuficiencia renal, a • La biopsia renal a veces muestra depósito de de los casos
medida que se acumulan inmunocomplejos en la membrana basal
los metabolitos causales tubular
• Los síntomas de b
hipersensibilidad son
muy frecuentes y
constantes, con signos
de posible vasculitis42
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Rifampicina • Síntomas de • Hemólisis con prueba de Coombs positiva, • Habitualmente se produce con la
hipersensibilidadb trombocitopenia y/o hepatitis administración intermitente
frecuentes y constantes; • Casi todos tienen anticuerpos antirrifampicina • Hace falta diálisis en casi todos los
oligoanuria en casi todos casos, aunque la IRC persiste
raras veces43
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Nefropatía • Exposición previa a • Hepatitis colestásica, anemia hemolítica y • La nefropatía leptospirósica se
leptospirósica excrementos de animales trombocitopenia muy frecuentes; hiponatremia produce en 1/2 de los casos de
• Muy frecuente fiebre, frecuente con hipopotasemia por pérdida renal leptospirosis
ictericia, hepatomegalia, de potasio en algunos casos • Muerte en 1/4 de los casos; puede
hemorragia gingival y/o • Positividad de hemocultivos/urocultivos o haber defectos persistentes del
digestiva y púrpura; serología transporte tubular en 1/3 de los
alteración del estado • La biopsia renal muestra inflamación casos44
mental en 1/2 de los predominantemente en los túbulos proximales
casos; oligoanuria en al comienzo, puede haber hemorragia
casi todos intersticial
Nefropatía por el • La mayoría de las veces • Muy frecuentes «células señuelo» (células • Es evidente un deterioro agudo o
virus BK se produce en aloinjertos tubulares con núcleo agrandado e inclusiones gradual del funcionamiento renal
renales en el año intranucleares) en el sedimento urinario • A menudo desaparece al reducir
siguiente al trasplante • Viremia del BK mediante PCR, sensibilidad del la inmunodepresión
con una 100 %/especificidad del 88%
inmunodepresión • La biopsia renal muestra cuerpos de inclusión
intensiva; se puede intranucleares que captan el colorante para
producir también en SV40
otros estados de
inmunodepresión (p. ej.,
VIH)45
(Continúa)
07/02/15 17:41
CAUSAS, CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS Y DE LABORATORIO, Y EVOLUCIÓN DE LA NEFRITIS INTERSTICIAL
TABLA 13-6
AGUDA
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• Predominan los síntomas • La biopsia renal muestra granulomas
extrarrenales de la intersticiales no caseificados y células gigantes
sarcoidosis, siendo los
más frecuentes
pulmonares, oculares y
cutáneos
NTIU • Predominio femenino • Muy reciente elevación de IgG • La uveítis puede preceder, seguir o
3:1, con mediana de • La biopsia renal puede, en ocasiones, mostrar coexistir con la nefropatía
edad al inicio de los 15 granulomas en el intersticio • La recuperación renal completa a
• Frecuente dolor o menudo se produce
enriquecimiento ocular, espontáneamente en 1 año,
fiebre y pérdida de peso aunque la uveítis recurre en 1/247
a
En la primera fila se muestran las características generales de la nefritis intersticial medicamentosa en conjunto. En las filas siguientes se señalan las características
que distinguen entre los fármacos causales específicos.
b
Fiebre, exantema y/o artralgias.
AINE, antiinflamatorios no esteroideos; GI, gastrointestinal; IgG, inmunoglobulina G; IRC, insuficiencia renal crónica; NIA, nefritis intersticial aguda; NTIU, síndrome
de nefritis tubulointersticial con uveítis; PCR, reacción en cadena de la polimerasa; SV40, virus de simios 40; VIH, virus de inmunodeficiencia humana.
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Nefritis intersticial aguda 157
pueden excluir otras causas de eosinofi luria, como infección urinaria y enfermedad
ateroembólica41,51.
○ La proteinuria leve es común, aunque, en ocasiones, puede estar en el rango nefró-
tico. La proteinuria intensa clásicamente se asocia con AINE, se produce en un ter-
cio de los casos atribuibles a esta clase de fármacos y se asocia con enfermedad glo-
merular con cambios mínimos concomitante. También puede haber nefropatía
membranosa inducida por AINE49,52.
• En ocasiones se ven signos de disfunción multiorgánica, como elevación de las transa-
minasas y hemólisis.
• Los estudios de imagen renales, en ocasiones, pueden mostrar unos riñones de tamaño
normal a grande con ecogenia aumentada.
• La biopsia renal es el método de referencia para el diagnóstico defi nitivo y muestra
un intersticio edematoso infiltrado, sobre todo, por linfocitos T y macrófagos.
También puede haber neutrófi los, eosinófi los y células plasmáticas, y ocasionalmente
puede haber infl amación granulomatosa. Puede haber tubulitis o necrosis tubular
franca en la NIA grave. Los glomérulos, generalmente, son normales, aunque con
microscopia electrónica se puede ver borramiento de los pedicelos en la NIA asociada
a AINE.
T R ATA M I E N T O
EVOLUCIÓN/PRONÓSTICO
• La infi ltración de los riñones por células malignas tiene lugar, habitualmente, en las
leucemias y los linfomas linfoides y mieloides.
• Los riñones son los órganos extramedulares que se afectan con más frecuencia por la
infi ltración leucémica, de modo que el 63 % de las autopsias de pacientes con leucemia
muestran este hallazgo.
• La disfunción renal atribuible a la infi ltración leucémica es poco frecuente56.
DIAGNÓSTICO
• La LRA por infi ltración leucémica puede ser difícil de distinguir del SLT espontáneo,
que se produce con mucha más frecuencia y en contextos similares.
○ La hiperuricemia será evidente en ambos casos, porque la producción de ácido úrico
está elevada en la leucemia, y la insufi ciencia renal de cualquier causa reduce la excre-
ción de ácido úrico.
○ Esta distinción se complica, además, por el hecho de que la infi ltración leucémica de
los riñones es un factor de riesgo de SLT.
• El sedimento urinario no es útil, porque, por lo general, muestra piuria y/o hematu-
ria inespecífi cas.
• El fenómeno es clínicamente silente en la mayoría de los casos, aunque la nefromegalia
sea evidente en el estudio de imagen.
• Para el diagnóstico definitivo se precisa de una biopsia renal. Por lo general,
la histología muestra un gran número de células malignas invadiendo el intersti-
cio, circunstancia que lleva a una separación amplia y una distorsión de los túbu-
los.
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PIELONEFRITIS AGUDA
PRINCIPIOS GENERALES
Etiología
• La LRA en el contexto de la pielonefritis aguda se produce con más frecuencia por fi -
siología prerrenal, obstrucción coexistente o NTA por hipotensión o fármacos nefro-
tóxicos.
• El edema y la infi ltración supurativa del parénquima renal por sí solos pueden producir
LRA en algunos casos.
Fisiopatología
• La reacción infl amatoria puede producir la compresión de los vasos rectos que proveeen
de un soporte tenue a los túbulos medulares; asimismo, se puede producir necrosis
papilar manifi esta en aquellos pacientes con vasculopatía, como ocurre con los diabé-
ticos.
Factores de riesgo
• Las poblaciones que presentan factores de riesgo de esta forma concreta de LRA inclu-
yen pacientes con un solo riñón, pacientes receptores de un aloinjerto renal y pacientes
alcohólicos desnutridos57,58.
DIAGNÓSTICO
• Los pacientes pueden acudir a la consulta con los siguientes síntomas: fi ebre, dolor
en el fl anco o dolor sobre el aloinjerto. Sin embargo, es destacable que los síntomas
clásicos de la pielonefritis no suelen estar presentes en una proporción elevada de
pacientes.
• El análisis de orina muestra bacterias y piuria, con o sin cilindros leucocitarios.
• Los estudios de imagen pueden mostrar aumento del tamaño renal.
• Los resultados de la histología renal muestran edema, infi ltrado neutrofílico intenso del
intersticio, y también aparecen microabscesos en las luces tubulares. Siempre que tam-
bién esté presente la necrosis papilar, puede producirse una pérdida de epitelio de los
conductos colectores.
T R ATA M I E N T O
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PRINCIPIOS GENERALES
Definición
• La definición de NIC varía de unos estudios a otros, y no se ha alcanzado un consenso
absoluto.
• La definición más frecuente de NIC que se utiliza en la bibliografía y la práctica médica
es una elevación de la creatinina sérica 0,5 mg/dl por encima del valor inicial,
o un aumento de la creatinina sérica 25 %, en las 48-72 h siguientes a la admi-
nistración de un MC.
• Se deben excluir otras causas de LRA.
Epidemiología
• La incidencia de la NIC varía mucho de unos estudios a otros debido a las diferencias
en la definición de la NIC, la técnica realizada, la cantidad y el tipo de medio de
contraste utilizado, los factores de riesgo del paciente y las medidas preventivas uti-
lizadas.
• El riesgo de NIC significativa es muy bajo en pacientes con función renal normal.
• En un estudio se vio que el riesgo de NIC era del 2,5 %, el 22,4 % y el 30,6 % en
pacientes con una creatinina sérica de 1,2-1,9 mg/dl, 2,0-2,9 mg/dl y 3,0 mg/dl,
respectivamente.
• La necesidad de hemodiálisis en la NIC es, en general, 1 %, aunque aumenta en los
pacientes de alto riesgo.
Etiología
• Medios de contraste:
○ La osmolalidad, el tipo, la vía de administración y el volumen del MC utilizado
pueden modificar su capacidad nefrotóxica.
○ El riesgo de NIC aumenta a medida que aumenta el volumen del MC utilizado, es-
pecialmente si es 100 ml.
○ La exposición repetida al contraste, especialmente con una separación 72 h,
también aumenta el riesgo de NIC. Se prefiere dejar 2 semanas entre exposiciones
sucesivas, si es posible.
163
Fisiopatología
• Hay varios posibles mecanismos que producen LRA por exposición al contraste yo-
dado.
• En diversos estudios se ha visto de forma constante que la administración de un
contraste intravascular produce reducción de la perfusión renal por vasoconstric-
ción5.
○ La vasoconstricción es más pronunciada en la médula externa, una zona muy suscep-
tible a la hipoxia y la isquemia.
○ Los probables mecanismos de la vasoconstricción son aumentos de vasoconstricto-
res, como la endotelina y la adenosina. También hay disminución de la produc-
ción de óxido nítrico, un potente vasodilatador.
• Además, se ha visto un efecto tóxico tubular directo por la exposición al MC.
• El contraste yodado también puede inducir lesión de las células renales por radicales
libres de oxígeno y disminución de la actividad antioxidante.
Factores de riesgo
• Es importante identificar a los pacientes que tienen mayor riesgo de NIC antes de ex-
ponerlos al posible perjuicio del MC. Los factores de riesgo de presentar NIC se pueden
dividir en factores modificables y marcadores de riesgo fijos (tabla 14-1).
• La insuficiencia renal previa es el factor de riesgo más importante para la aparición
de NIC.
• Una puntuación de estratificación del riesgo podría ser útil para identificar a los pacien-
tes de alto riesgo (tabla 14-2)6,7.
○ Medicamentos concomitantes:
■ Deben evitarse los inhibidores de las prostaglandinas, como los antiinflamatorios
administración del contraste por el aumento del riesgo de rechazo de los órganos
trasplantados. Se deben monitorizar las concentraciones de los fármacos y se deben
ajustar hasta concentraciones adecuadas en el período próximo a la administración
del contraste.
■ En la medida de lo posible, se debe evitar la exposición al MC cuando los pa-
cientes reciban otros fármacos nefrotóxicos, como anfotericina B y aminoglu-
cósidos.
■ La metformina puede aumentar el riesgo de acidosis láctica en la insuficiencia
renal. La U.S. Food and Drug Administration recomienda que se suspenda la
metformina durante 2-3 días después de la exposición al MC, para asegurarse
de que el paciente no ha presentado LRA.
■ Los inhibidores de la HMG-CoA reductasa (estatinas) pueden tener un efecto
beneficioso, y cuando sea posible se deben mantener en el período próximo a la
administración del contraste.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• La LRA por el MC se caracteriza por aumento de la creatinina sérica, habitualmente
en las primeras 24-48 h después de la administración del MC.
• Si la elevación de la creatinina sérica comienza 72 h después de la exposición al
contraste, entonces se debe buscar otra causa.
• La LRA, por lo general, no es oligúrica, y los pacientes suelen estar asintomáti-
cos.
• La elevación de la creatinina sérica normalmente alcanza su máximo ~ 3-5 días después
de la exposición.
• Algunos pacientes pueden presentar LRA oligúrica, y estos pacientes suelen tener
insuficiencia renal previa o enfermedades que les predisponen a otras formas de lesión
renal.
• Aproximadamente el 1% de los pacientes precisará terapia de sustitución renal por
NIC. Estos pacientes habitualmente tienen un período de recuperación más prolon-
gado.
• En general, la NIC es reversible, aunque se puede producir lesión renal persistente en
pacientes con insuficiencia renal significativa.
• Las ateroembolias renales que se producen en el momento de la exploración también
pueden producir lesión renal. El inicio de la insuficiencia renal puede no producirse
hasta después de varios días o semanas, y generalmente tiene una evolución prolongada,
con menos probabilidad de recuperación renal8.
Anamnesis
• La probabilidad de que la causa de la LRA sea la NIC es mayor si el paciente tiene
antecedentes de exposición al MC en las 24-72 h previas.
• Se deben buscar con atención otras causas de LRA, como episodios de hipotensión y la
presencia de fármacos nefrotóxicos.
Exploración física
• La exploración física tiene la máxima importancia para diferenciar la NIC de
otras causas de LRA. Los datos de hipovolemia pueden respaldar el diagnóstico
de NIC.
• La exploración física puede ayudar a diagnosticar ateroembolia si hay datos de livedo
reticular en las extremidades inferiores, «dedos del pie azules» o placas de Hollenhorst
en la retina.
Diagnóstico diferencial
• Se deben explorar otras posibilidades de LRA, incluso con una probabilidad alta de
NIC.
• Entre las otras causas están, sin limitarse a, enfermedad ateroembólica renal, enferme-
dad prerrenal, nefritis intersticial y otras causas de necrosis tubular.
Pruebas diagnósticas
• La excreción fraccional de sodio es habitualmente 1%, debido a la profunda
vasoconstricción que se produce en fases tempranas de la enfermedad. Sin embargo,
este dato no tiene valor diagnóstico.
• El sedimento urinario no suele mostrar alteraciones llamativas y no es concluyente,
aunque es esencial para evaluar otras causas de LRA. Raras veces se observan cilindros
granulosos.
• El MC puede producir un aumento significativo de la gravedad específica urinaria.
• La eosinofilia y las concentraciones de complemento bajas pueden indicar enfer-
medad ateroembólica renal.
• La persistencia de contraste en el riñón en un estudio de imagen realizado 24 h después
de la exposición al MC puede sugerir NIC.
• No se recomienda una biopsia renal para evaluar la NIC, salvo que sea necesaria una
evaluación adicional para descartar otras causas.
PREVENCIÓN
Evitar el contraste
• La única forma de prevenir por completo la NIC es evitar las exploraciones con con-
traste, si es posible9.
• En algunos pacientes se puede utilizar un MC no yodado, como gadolinio y dióxido
de carbono, para prevenir la NIC.
• El dióxido de carbono puede ofrecer imágenes satisfactorias con extracción digital,
aunque conlleva riesgo de neurotoxicidad, y normalmente se limita a estudios de ima-
gen por debajo del diafragma.
• El gadolinio se asocia a seudocalcemia por interferencia con el ensayo del calcio; no se
debe reponer sistemáticamente calcio sin cuantificar la concentración de calcio ioni-
zado.
• El gadolinio también se asocia a fibrosis nefrogénica sistémica, y se debe tener
mucha precaución cuando se administre gadolinio a pacientes con insuficiencia
renal.
Expansión de volumen
• Se piensa que la expansión de volumen próxima al momento de la exposición al con-
traste alivia la vasoconstricción renal y mejora el flujo sanguíneo medular.
• Se ha visto que el suero salino al 0,45 % o hipotónico i.v. es superior al suero salino al
0,45 % o hipotónico con diuréticos (p. ej., furosemida y manitol) en la prevención de
la NIC.
• Se ha visto que la administración de suero salino al 0,9% o isotónico es superior a la de
suero salino al 0,45%.
• Se ha visto que el bicarbonato sódico isotónico i.v. es superior al suero salino isotónico
para la prevención de la NIC después de intervenciones coronarias (el 1,7% en el grupo
de bicarbonato sódico, en comparación con el 13,6 % en el grupo del suero salino
normal)10. En varios estudios se ha demostrado que el bicarbonato sódico tiene una
eficacia igual o superior a la del suero salino normal en la prevención de la NIC en
pacientes de alto riesgo.
N-acetilcisteína
• Se piensa que la N-acetilcisteína (NAC) previene la NIC, porque actúa eliminando los
radicales libres de oxígeno. El perfil de efectos adversos de la NAC también es muy
favorable, lo que hace que sea una estrategia preventiva atractiva.
• Hay controversia sobre la capacidad de la NAC de prevenir la NIC, aunque, en varios
ensayos aleatorizados y controlados, se ha visto que la NAC es eficaz en la prevención
de la NIC cuando se combina con hidratación i.v. en pacientes de alto riesgo.
• La dosis estándar de NAC es de 600 mg v.o. dos veces al día antes de la exploración y
el día de la exploración11.
• Los pacientes a los que se realizó una intervención coronaria percutánea tuvieron una
reducción significativa de la NIC con 1 200 mg de NAC en embolada i.v. más 1 200 mg
v.o. dos veces al día durante 48 h, en comparación con la administración de 600 mg i.v.
y v.o. Esto sugiere un posible efecto beneficioso de NAC dependiente de la dosis12.
• A la vista de los estudios contradictorios sobre la NAC, no podemos recomendar el uso
sistemático de NAC. En pacientes de alto riesgo se puede plantear la administración
i.v. de dosis altas de NAC.
Otros tratamientos
• Ácido ascórbico:
○ El ácido ascórbico puede prevenir la NIC por sus propiedades antioxidantes, y tiene
un sólido perfil de seguridad. Se ha visto que dosis de 3 g antes de la angiografía
cardiaca, seguidos por 2 g dos veces después, produjo una disminución significativa
de la NIC.
○ En el estudio Renal insufficiency following contrast media administration (REME-
DIAL), el tratamiento con suero salino normal más ácido ascórbico se asoció a tasas
de incidencia de NIC similares a las que se vieron en pacientes de alto riesgo tratados
con suero salino normal y NAC13.
• Iloprost:
○ El iloprost es un análogo sintético de la prostaciclina. El iloprost dilata los lechos
vasculares arteriales sistémicos y pulmonares.
○ En un reciente estudio se vio que la administración i.v. profiláctica del análogo de
prostaciclina iloprost en el período próximo a la exploración en pacientes con insu-
ficiencia renal a los que se realizaba una exploración coronaria redujo la incidencia
de NIC en un 70 %14.
○ El iloprost puede estar limitado por sus efectos hipotensores.
○ No se recomienda el uso de iloprost para la prevención de la NIC hasta que haya más
datos que confirmen su eficacia y seguridad.
• Fenoldopam:
○ El fenoldopam es un agonista del receptor dopamínico-1 que favorece la vasodilata-
ción renal y sistémica.
○ En el estudio CONTRAST no se encontró ninguna reducción significativa de la
NIC con el uso de fenoldopam en comparación con el placebo15.
○ No se recomienda el uso sistemático de fenoldopam para prevenir la NIC.
• Teofilina y aminofilina:
○ La teofilina y la aminofilina bloquean los efectos vasoconstrictores de la adenosina.
○ Ambos fármacos tienen una ventana terapéutica estrecha y efectos adversos peli-
grosos.
○ Los estudios en los que se han analizado ambos fármacos para la prevención de la
NIC han dado resultados contradictorios.
○ No se recomienda el uso de estos fármacos para la prevención de la NIC.
• Hemofiltración:
○ En algunos estudios se ha investigado la utilidad de la hemofiltración.
○ En un grupo se demostró que se producía menos NIC en pacientes de alto riesgo
tratados con hemofiltración que en aquellos que recibieron expansión de volumen
i.v. como monoterapia. En este estudio se definió la NIC como el aumento de la
creatinina sérica, y la hemofiltración por sí sola puede alterar la concentración
de creatinina sérica. La incidencia de mortalidad hospitalaria y al cabo de 1 año fue
significativamente menor en el grupo de hemofiltración16.
○ La hemofiltración está limitada por su carácter invasivo, por la necesidad de
cuidados intensivos y por su elevado coste.
○ No se ha visto que la hemodiálisis sea útil para prevenir la NIC.
○ No se recomienda el uso de hemofiltración y hemodiálisis.
○ Sin embargo, en los pacientes con un riesgo extremadamente alto de presentar NIC, se
debe incluir la planificación del tratamiento de depuración extrarrenal y el asesora-
miento de los pacientes sobre la posible necesidad de diálisis después de la exploración.
T R ATA M I E N T O
EVOLUCIÓN/PRONÓSTICO
• La NIC habitualmente es reversible, aunque tiene efectos tanto inmediatos como man-
tenidos.
• Los pacientes que presentaron NIC tuvieron una mayor tasa de mortalidad intrahos-
pitalaria y después del alta.
• Los pacientes que presentan NIC también son vulnerables a otros episodios intrahos-
pitalarios, como infarto de miocardio después de una intervención coronaria percutá-
nea, hemorragia, shock e insuficiencia respiratoria, y tienen un aumento significativo
de la duración de la estancia hospitalaria17.
• La NIC es una enfermedad potencialmente prevenible. Para prevenir la LRA es funda-
mental reconocer a los pacientes de alto riesgo, administrar una hidratación i.v. ade-
cuada y evitar los fármacos nefrotóxicos antes de la exploración.
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PRINCIPIOS GENERALES
• La terapia de remplazo renal (TRR) está indicada en pacientes con lesión renal aguda
(LRA) cuando la función residual de los riñones del paciente es insufi ciente para man-
tener el volumen, los electrólitos y el equilibrio acidobásico, o cuando factores urémicos
producen complicaciones sistémicas, como cambios del estado mental, diátesis he-
morrágica, pericarditis, etc.
• Sigue habiendo controversia sobre el momento del inicio de la TRR en la LRA.
• La TRR se debe dosifi car adecuadamente según datos basados en las pruebas.
• Hay diferentes modalidades de que disponen los pacientes.
• La TRR debe ser supervisada cuidadosamente por el nefrólogo responsable, y se
deben intentar minimizar por todos los medios las complicaciones y acontecimien-
tos adversos. Se debe vigilar de cerca a los pacientes para detectar signos de recu-
peración renal, como aumento de la diuresis y tendencia descendente de la creati-
nina sérica.
Indicaciones
• Los factores convencionales que hacen que sea necesaria la TRR incluyen:
○ Acidosis metabólica
○ Hiperpotasemia
○ Sobrecarga de volumen
○ Uremia
• La defi nición exacta de «uremia» es poco precisa. Por lo tanto, hay una gran variabilidad
en el momento de inicio de unos centros a otros, e incluso de unos nefrólogos a otros
en un mismo centro1,2.
• Las principales indicaciones del inicio de hemodiálisis en la LRA se presentan en la
tabla 15-1.
Modalidades de TRR
• Las modalidades de que se dispone son:
○ Hemodiálisis intermitente (HDI)
○ TRR continua (TRRC)
○ Diálisis de baja eficiencia mantenida (DBEM) o diálisis prolongada.
○ Diálisis peritoneal
• La elección depende de la disponibilidad de tratamientos en el centro, la preferencia
del médico, el estado hemodinámico del paciente y la presencia de enfermedades co-
mórbidas3.
• Los pacientes con sepsis o insufi ciencia hepática pueden benefi ciarse de los tratamientos
continuos.
• En estudios pequeños se ha visto que la presión intracraneal es más estable con TRRC
que con HDI en pacientes con encefalopatía hepática4.
171
DBEM, diálisis de baja eficiencia mantenida; DP, diálisis peritoneal; HD, hemodiálisis; HDI, hemodiá-
lisis intermitente; TRRC, terapia de remplazo renal continua; UCI, unidad de cuidados intensivos.
• La recomendación actual del grupo Acute Dialysis Quality Initiative es prescribir un valor
de Kt/Vurea monocompartimental de 1,3 para cada tratamiento de diálisis en la LRA.
• Esto se basa en el supuesto de que los pacientes con LRA deben recibir, al menos, la
dosis recomendada para pacientes con insuficiencia renal terminal.
• Sin embargo, en distintos estudios se ha visto que incluso esta dosis se alcanza raras
veces en la LRA.
• Se ha propuesto que se puede obtener ese efecto beneficioso aumentando la dosis del
tratamiento de depuración extrarrenal con mayores dosis de tratamiento, tratamientos
más frecuentes o mayores caudales en la TRRC.
• En un pequeño estudio publicado en 2001 se sugería que la diálisis diaria breve mejo-
raba la mortalidad en la LRA en comparación con la diálisis tres veces por semana
Principios de la TRRC
• La TRRC utiliza los principios de difusión, convección o ambos, dependiendo de la
modalidad.
• Difusión:
○ Supone los mismos principios que la diálisis, y hace pasar solutos como la urea a
través de la membrana de diálisis desde la sangre (mayor concentración) hasta el
dializado (menor concentración), que tiene un fl ujo contracorriente respecto a la
sangre.
○ El caudal del dializado es de ~ 15-40 ml/min, en comparación con un caudal del
dializado en la HDI de 300-450 ml/min.
○ Este proceso se denomina hemodiálisis venovenosa continua.
• Convección:
○ Durante la convección, el movimiento de solutos a través de la membrana está diri-
gido por arrastre por solvente.
○ Se hace pasar el agua del plasma a través de la membrana por la presión de fi ltración
y lleva solutos con ella, de manera similar a la ultrafi ltración glomerular.
○ Esta pérdida de gran volumen se debe reponer con los solutos necesarios, por lo que
la convección necesita la adición de una solución líquida de reposición al equipo
de TRRC.
○ Esto se denomina hemofi ltración venovenosa continua.
• Difusión y convección:
○ La combinación de los dos procesos utiliza dializado y soluciones de líquido de repo-
sición, y se denomina HDFVVC.
Abreviaturas
A Arterial
V Venosa
C Continua
HD Hemodiálisis
H Hemofiltración
HDF Hemodiafiltración
UF Ultrafiltración
Modalidades
HVVC/HAVC Hemofiltración venovenosa/arteriovenosa
continua
HDVVC/HDAVC Hemodiálisis venovenosa/arteriovenosa
continua
HDFVVC/HDFAVC Hemodiafiltración venovenosa/arteriovenosa
continua
UFCL Ultrafiltración continua lenta
DBEM Diálisis de baja eficiencia
• Ultrafiltración:
○ La TRRC también se puede utilizar sin dializado ni líquido de reposición para tratar
la sobrecarga de volumen, con un aclaramiento de solutos mínimo. Este proceso se
denomina ultrafiltración continua lenta. La nomenclatura de la TRRC se resume
en la tabla 15-3.
• Algunas de las membranas utilizadas para la TRRC también tienen propiedades adsor-
tivas, pero no está claro en qué medida esto produce un aclaramiento significativo de
sustratos.
• En diversos estudios se ha visto que la adsorción con membranas de polisulfona podría
llevar a la eliminación de citocinas, aunque, hasta la fecha, no se ha demostrado que
esto produzca ningún beneficio clínico.
Líquidos en la TRRC
• En la práctica, las soluciones con bicarbonato han sustituido a las soluciones con
lactato en la TRRC.
• Las soluciones con bicarbonato se preparan en las instituciones individuales por la
farmacia, o las suministran ya premezcladas diversos fabricantes.
• Incluso si las suministran los fabricantes, la composición final del líquido la decide la
farmacia local, porque diferentes productos tienen distintas composiciones e instruc-
ciones de mezclado.
• A continuación se presentan las concentraciones habituales de solutos en la solución:
○ La concentración de bicarbonato es ~ 35 mEq/l.
○ El sodio es 140 mEq/l.
○ El cloruro es ~ 106-109 mEq/l.
○ El magnesio es ~ 1,0-1,5 mEq/l.
○ Las concentraciones de potasio son variables, y la prescripción debe reflejar la con-
centración sérica del paciente.
○ La concentración de calcio debe ser cero si se utiliza anticoagulación con citrato, y el
calcio se debe aportar a través de un catéter venoso central.
Anticoagulación en la TRRC
• El flujo sanguíneo continuo y lento a través del circuito de circulación extracorpórea
obliga a utilizar anticoagulación para evitar la activación plaquetaria y la trombosis del
circuito.
• El objetivo principal de la anticoagulación es evitar la coagulación de los tubos y los
filtros, lo que garantiza la administración del tratamiento prescrito.
• Actualmente, los dos métodos principales de anticoagulación utilizados en los Esta-
dos Unidos son:
○ Heparina intravenosa (a través del circuito o por vía sistémica) para mantener un
tiempo de tromboplastina parcial (TTP) entre 60 y 80 s.
○ Anticoagulación con citrato:
■ Hay diferentes formas de administrar el citrato, aunque los principios son los
mismos.
■ El citrato administrado antes del filtro quela el calcio ionizado del circuito extra-
corpóreo.
■ El calcio es un cofactor esencial para la cascada de coagulación, y su carencia pre-
Complicaciones de la TRRC
• Como con cualquier técnica, los tratamientos de depuración extrarrenal pueden aso-
ciarse a determinadas complicaciones y acontecimientos adversos.
• La vigilancia para detectar estas complicaciones, y su corrección inmediata, son esen-
ciales para prevenir situaciones potencialmente mortales, especialmente en la vulnerable
población de la UCI.
• Algunas se relacionan con el propio procedimiento, mientras que otras se deben a la
extracción de líquido o electrólitos y a los trastornos acidobásicos.
• Además, la necesidad de un catéter venoso central hace que el paciente tenga riesgo de
complicaciones infecciosas.
• Hipotensión:
○ La hipotensión puede producirse en cualquier situación clínica y con todas las mo-
dalidades, aunque se ve con más frecuencia en la HDI, con sus rápidos desplaza-
mientos de líquido.
○ Los pacientes con depleción de volumen y sepsis tienen más riesgo; una atención
cuidadosa a la exploración física, y la monitorización hemodinámica invasiva cuando
esté indicada, pueden ayudar a garantizar una reposición de volumen adecuada antes
de iniciar la sesión de diálisis.
○ En estas situaciones se puede utilizar un objetivo de presión venosa central de
8-12 mm Hg, y puede llevar a reducir o suspender la ultrafiltración de líquido.
○ Por otro lado, si se produce edema pulmonar o lesión pulmonar aguda como com-
plicación del cuadro, entonces se puede utilizar soporte con presores para mantener
la presión arterial, a la vez que se mantiene la ultrafiltración con la TRRC. Sin em-
bargo, esto se debe realizar con mucha precaución, debido al riesgo de isquemia pe-
riférica.
• Arritmias:
○ Pueden producirse arritmias cardíacas en el contexto de la TRR y los desplazamien-
tos de electrólitos.
○ Aunque generalmente se ven con la HDI, también se pueden ver arritmias en la
TRRC.
○ Se deben monitorizar las concentraciones de potasio, magnesio y calcio cada
12-24 h durante la TRRC. Si se utilizan concentraciones de potasio de 0-1 mEq/l,
entonces el potasio se debe monitorizar cada 6-8 h para garantizar una concentra-
ción plasmática de potasio estable.
○ Los pacientes tratados con digital son especialmente sensibles a la hipopotasemia. El
potasio compite con la digital por su unión a la bomba de Na+/K+-ATPasa, y una
reducción de su concentración sérica puede potenciar la toxicidad del fármaco.
○ Se pueden producir arritmias supraventriculares durante la implantación del catéter
de diálisis, o con una colocación inadecuada de dicho catéter.
○ Si la arritmia produce deterioro hemodinámico, entonces se debe suspender inme-
diatamente el tratamiento y se deben iniciar las medidas adecuadas para tratar la
arritmia.
• Problemas con el catéter venoso central:
○ La TRRC precisa la inserción de un catéter venoso central no tunelizado, de gran
calibre y de doble luz en la vena yugular interna, subclavia o femoral.
○ Los catéteres no tunelizados habitualmente se colocan a la cabecera del paciente en
una vena central, y se recomienda una guía ecográfica para reducir las complica-
ciones, como hemorragia e infecciones.
○ Las precauciones estériles deben ser obligatorias durante la implantación de los caté-
teres venosos centrales.
○ Los riesgos inmediatos incluyen hemorragia, lesión de otros órganos o vasos (p. ej.,
neumotórax, lesión de la arteria carótida) y posición inadecuada del catéter.
○ El riesgo de infección aumenta después de 3 semanas para los catéteres de la vena
yugular interna, y después de 1 semana para los catéteres de la vena femoral en pa-
cientes encamados13.
○ Cuando se produce infección y bacteriemia, generalmente se recomienda la extrac-
ción inmediata del catéter, salvo que el acceso vascular sea especialmente difícil. La
bacteriemia persistente, la fiebre y la elevación del recuento leucocitario deben llevar
a buscar endocarditis bacteriana en esta población, que es particularmente vulne-
rable.
○ Se pueden formar vainas de trombo o de fibrina alrededor de los catéteres o dentro
de los mismos, lo que hace que haya un flujo sanguíneo inadecuado para la diálisis.
Aunque normalmente se instila heparina en la conexión del catéter después de cada
sesión de diálisis, esto no previene, necesariamente, la formación de coágulos. Se
puede intentar lisar el coágulo mediante la instilación local de alteplasa (2 mg). La
alteplasa no se debe administrar por vía sistémica para este fin.
○ Si el catéter no funciona correctamente, entonces se puede cambiar sobre una guía o
se puede sustituir, preferiblemente en una localización distinta.
○ En pacientes con insuficiencia renal crónica no se utilizan las venas subclavias para
los catéteres de diálisis, porque hay un riesgo elevado de estenosis de la vena subcla-
via, lo que puede impedir la colocación futura de una fístula arteriovenosa para diá-
lisis en esa extremidad.
○ Los catéteres tunelizados pueden permitir reducir la incidencia de infecciones, aun-
que se considera que los catéteres no tunelizados son de primera elección, debido a
la facilidad de su implantación. Los catéteres tunelizados generalmente se utilizan en
• La DBEM (diálisis prolongada lenta) combina los benefi cios de la TRRC y de la HDI.
• El caudal del dializado es de habitualmente ~ 100-200 ml/min, similar al caudal de la
sangre, y el procedimiento dura 10-12 h.
• La DBEM la realiza el personal de enfermería de diálisis con una máquina de diálisis
modifi cada. Por lo general no se necesita líquido de reposición ni fi ltros o máquinas
especiales. Sin embargo, también se puede realizar con algunas máquinas a las que
normalmente se considera máquinas de TRRC. En estos casos se utilizan soluciones
con bicarbonato como dializado.
• Normalmente hace falta anticoagulación, aunque, en nuestra experiencia, durante la
DBEM con NxStage®, no hace falta anticoagulación en ~ 75 % de los casos.
• El tratamiento se asocia a menos alteraciones hemodinámicas que la HDI y, como
la técnica se puede realizar por la noche en la UCI, deja el día para diversas técnicas,
como estudios radiológicos u operaciones. Esta es una clara ventaja respecto a la TRRC,
en la que la suspensión del tratamiento por diversos motivos impide la aplicación
adecuada de la diálisis.
• Se ha demostrado que la DBEM permite obtener un aclaramiento adecuado de la urea,
y se ha utilizado con éxito en pacientes graves con LRA15. Cada vez más centros utilizan
esta opción, además de la TRRC y la HDI, para el tratamiento de pacientes graves con
LRA.
• No se ha determinado el aclaramiento de diversos fármacos durante la DBEM. Se re-
comienda administrar los fármacos después de esa técnica y, cuando se pueda, se deben
vigilar de cerca las concentraciones.
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PRINCIPIOS GENERALES
Microscopia óptica
• La microscopia óptica es útil para determinar el patrón de la enfermedad, cuantifi car
la celularidad, y evaluar el intersticio y los vasos.
• El preparado estándar de los cortes incluye la tinción con hematoxilina y eosina, ácido
peryódico de Schiff, tricrómico y tinción de metenamina de plata.
• El glomérulo está formado por cuatro regiones: cápsula y espacio de Bowman, arterio-
las, mesangio y pared capilar glomerular (fi g. 16-1A).
182
A B
C D
E F
FIGURA 16-1. Anatomía patológica de las enfermedades glomerulares, microscopia óp-
tica. A. Glomérulo normal en la enfermedad con cambios mínimos. B. Hipercelularidad
difusa, infiltración por neutrófilos (flecha) en la glomerulonefritis postestreptocócica.
C. Acentuación lobulillar por expansión de la matriz mesangial e hipercelularidad me-
sangial en la glomerulonefritis membranoproliferativa. D. Engrosamiento de las asas
capilares (flecha) en la nefropatía membranosa (nefritis lúpica de clase V). E. Esclerosis
segmentaria (flecha) en la glomeruloesclerosis focal y segmentaria. F. Formación de
semilunas (flecha) en la granulomatosis de Wegener. (Por cortesía del Dr. H. Liapis.)
• Esta última está formada por endotelio, membrana basal, epitelio y podocitos.
• Un glomérulo normal tiene bucles completos permeables y aproximadamente dos
o tres células mesangiales por penacho capilar.
• La membrana basal tiene aproximadamente el mismo grosor que la membrana basal
del túbulo proximal. La cápsula de Bowman tiene una capa de células, y el espacio de
Bowman está vacío.
• Las lesiones de las enfermedades glomerulares pueden ser difusas (afectan a la mayor
parte de los glomérulos) o focales (solo a algunos de los glomérulos).
• También pueden ser segmentarias (está afectada solo una parte del glomérulo) o glo-
bales (afectan a todas las regiones de cualquier glomérulo dado). El mejor ejemplo de
una enfermedad segmentaria sería la GEFS (fig. 16-1E).
• Las lesiones también pueden ser hipercelulares o proliferativas, por proliferación
mesangial (nefropatía por IgA), o infiltrativas, por células inflamatorias (leucocitos,
monocitos, neutrófilos) (fig. 16-1B y 16-1C).
• El mesangio está formado por células y matriz. Se puede expandir por proliferación
de las células mesangiales (hipercelularidad), como en la nefropatía por IgA y el lupus
eritematoso sistémico.
• Se puede producir expansión de la matriz en la nefropatía diabética, o se puede deber
a infiltración de la matriz por proteínas anómalas (amiloidosis, glomerulonefritis fibri-
lar).
• Formación de semilunas se refiere a la aparición de semilunas celulares o fibrosas
formadas por invasión por células (proliferación de células epiteliales parietales, inva-
sión por células inflamatorias, y los productos fibrosos de esas células) del espacio de
Bowman, debido a una lesión glomerular grave con salida de células y proteínas a través
de la pared del capilar (fig. 16-1F).
• La proliferación de la membrana basal se puede evaluar con la tinción de plata. El
engrosamiento de la membrana basal glomerular (MBG) se ve en la nefropatía mem-
branosa y en la nefritis lúpica de clase V (fig. 16-1D).
• Las lesiones glomerulares agudas habitualmente se acompañan de inflamación tubu-
lointersticial. La fibrosis intersticial, por lo general, es un signo de mal pronóstico y es
congruente con una lesión irreversible.
Inmunofluorescencia
• Los estudios de inmunofluorescencia incluyen tinción para detectar depósitos de IgG,
IgA, IgM, y los componentes de las vías clásica y alternativa del complemento (C3, C4
y C1q).
• Los patrones tintoriales son lineales (tinción continua a lo largo de la pared del capilar
glomerular) o granulares (tinción discontinua a lo largo de la pared del capilar o en el
mesangio) (fig. 16-2).
• En la mayoría de los casos se desconocen los posibles antígenos, aunque hay algunas
excepciones (p. ej., enfermedad por anticuerpos anti-MBG).
• Varias enfermedades glomerulares se diagnostican, principalmente, mediante tinción
inmunofluorescente. Los ejemplos son las nefropatías por IgA y por C1q.
Microscopia electrónica
• La microscopia electrónica puede detectar el grosor, la duplicación y la infiltración de
la MBG, y el borramiento de los pedicelos de los podocitos.
• La localización precisa de depósitos inmunitarios que parecen ser homogéneos y elec-
trón densos (subepiteliales, subendoteliales, mesangiales o dentro de la MBG) es fun-
damental para la clasificación de la mayoría de las nefropatías glomerulares primarias.
• La enfermedad con membrana basal fina y el síndrome de Alport (nefritis hereditaria) se
pueden diagnosticar por la presencia de áreas anormalmente delgadas de membrana basal.
P R E S E N TA C I Ó N D E L A S E N F E R M E D A D E S G L O M E R U L A R E S
Manifestaciones clínicas
• Los pacientes con enfermedades glomerulares a menudo consultan con uno de los si-
guientes síndromes clínicos. Muchas veces hay una superposición signifi cativa entre los
trastornos proteinúricos y los hematúricos (fi g. 16-3).
Hematuria asintomática
• Este síndrome se define como 2-3 eritrocitos por campo de gran aumento en orina
centrifugada (microscópica), o hematuria macroscópica de color marrón/rojo sin coá-
gulos en un paciente que tiene un funcionamiento renal normal y que no tiene datos
de enfermedades sistémicas que se sepa que afectan a los riñones.
• El diagnóstico diferencial es amplio, y los problemas urológicos (cálculos vesicales,
prostáticos y uretrales, y tumores renales) constituyen hasta el 80 % de todos los casos
de hematuria.
• La presencia de cilindros de eritrocitos o de eritrocitos dismórfi cos indica una causa
glomerular de la hematuria.
• Las enfermedades más frecuentes que se manifi estan como hematuria asintomática
son enfermedad con membrana basal delgada, nefropatía por IgA, nefritis hereditaria
y enfermedad drepanocítica.
• No se suele hacer una biopsia renal para evaluar una hematuria asintomática, salvo que
se sospeche un proceso sistémico que podría justifi car un tratamiento3,4.
Proteinuria asintomática
• La proteinuria en el intervalo de 150 mg a 3 g/día (en una muestra de orina de
24 h) o definida por un cociente proteínas:creatinina en una muestra de orina
aleatoria que varía desde 0,2 g hasta 3 g de proteínas por cada gramo de creati-
nina normalmente es asintomática. En ocasiones se denomina proteinuria no nefró-
tica.
• Puede producirse en enfermedades glomerulares y no glomerulares, como enfermedades
tubulointersticiales y proteinuria ortostática (generalmente 1 g/día).
• Cualquier tipo de enfermedad glomerular puede producir proteinuria en este inter-
valo; la GEFS, la nefropatía membranosa y la nefropatía diabética son ejemplos fre-
cuentes3,4.
Síndrome nefrótico
• Este síndrome es una péntada clínica de proteinuria 3 g/día, hipoalbuminemia
3,5 g/dl, edema, hipercolesterolemia y lipiduria (el hallazgo más específico es la
presencia de cuerpos grasos ovalados en el análisis de orina). Las complicaciones del
síndrome nefrótico incluyen:
○ Hipercoagulabilidad por pérdida de proteínas controladoras de la hemostasia,
como antitrombina III, y aumento de la síntesis hepática de proteína C, fibrinógeno
y factor de von Willebrand. La trombosis venosa es más frecuente que la trombosis
arterial.
○ Infección por pérdida de inmunoglobulinas y por los fármacos inmunodepresores.
○ Hiperlipidemia y ateroesclerosis.
• Las enfermedades glomerulares más frecuentes que se manifiestan como síndrome
nefrótico son enfermedades primarias, como enfermedad con cambios mínimos, nefro-
patía membranosa y GEFS, además de formas secundarias, como nefropatía diabética,
amiloidosis y enfermedad por depósito de cadenas ligeras4,5.
Síndrome nefrítico
• En este síndrome hay hematuria macroscópica o microscópica con eritrocitos dis-
mórficos y/o cilindros de eritrocitos, hipertensión y disminución del filtrado glo-
merular con o sin oliguria. También puede haber proteinuria (habitualmente no
nefrótica) y edema.
• La distinción entre síndrome nefrótico y síndrome nefrítico se suele basar en la evalua-
ción clínica y de laboratorio.
• Las enfermedades más frecuentes que se manifiestan como síndrome nefrítico son
glomerulonefritis postestreptocócica, otras enfermedades postinfecciosas (endocarditis,
absceso), nefropatía por IgA, vasculitis y nefritis lúpica.
• En general, las enfermedades que se manifiestan con síndrome nefrítico tienden a ser
agudas y rápidamente progresivas, y el tiempo es fundamental para el diagnóstico y el
tratamiento tempranos, para evitar la lesión renal crónica3,6.
• La GNRP habitualmente se debe a uno de los siguientes trastornos, que reflejan dife-
rentes mecanismos de lesión glomerular. Se clasifican en cuatro tipos:
○ Tipo 1: enfermedad por anticuerpos anti-MBG
■ El tipo 1 se refiere a la enfermedad por anticuerpos anti-MBG.
a menudo es positivo.
○ Tipo 2: glomerulonefritis por inmunocomplejos
■ El tipo 2 se refiere a la GNRP por inmunocomplejos.
Glomerulonefritis crónica
• En ocasiones, esta terminología se utiliza para describir a los pacientes que se piensa
que tienen alguna forma de enfermedad glomerular previa que se manifestó con
hipertensión, insuficiencia renal crónica (IRC), proteinuria 3 g/día, y riñones
pequeños, atróficos y lisos en la ecografía.
• Cualquier glomerulonefritis puede progresar lentamente hasta IRC; por lo tanto, la
glomerulonefritis crónica puede ser un diagnóstico de presunción cuando los pacientes
consultan con riñones contraídos y no procede realizar una biopsia.
Evaluación de laboratorio
• La evaluación inicial sistemática de los pacientes en los que se sospecha enfermedad
glomerular debe incluir las siguientes pruebas:
○ Análisis de orina: la presencia de proteínas o eritrocitos en el estudio microscópico
del sedimento urinario es útil. Los cilindros de eritrocitos y los eritrocitos dismórfi-
cos son específicos de enfermedad glomerular, y siempre justifican un estudio adicio-
nal. La presencia de otros elementos formes en la orina (p. ej., cilindros granulares,
leucocitos, cilindros de leucocitos) es menos específica. Pueden verse cuerpos grasos
ovalados, cilindros grasos y cilindros hialinos en el sedimento urinario de pacientes
con síndrome nefrótico.
○ Se debe medir la creatinina sérica y el nitrógeno ureico sanguíneo. Pueden ser
importantes los valores previos para determinar la duración de la enfermedad.
○ Cuantificación de las proteínas en la orina: el cociente proteínas:creatinina en una
muestra de orina aleatoria ofrece un cálculo aproximado de la excreción de proteínas
por la orina en 24 h, en gramos/día. La obtención de una muestra de orina de 24 h
para medir las proteínas y la creatinina permite obtener una cuantificación más precisa
de la excreción de proteínas y un cálculo del aclaramiento de creatinina (v. cap. 4).
○ Urocultivo: en los pacientes con hematuria, se debe hacer un urocultivo para descar-
tar cistitis y prostatitis.
○ Ecografía renal:
■ A los pacientes con hematuria se les debe realizar una ecografía renal para detectar
Biopsia renal
• Hace falta una biopsia renal para hacer el diagnóstico y determinar el tratamiento de la
mayoría de las enfermedades glomerulares. En la figura 16-4 se presenta un algoritmo
general para el abordaje de los pacientes con enfermedad glomerular.
• Normalmente no hace falta la biopsia en los siguientes grupos de pacientes especiales:
○ Niños que consultan con manifestaciones típicas de enfermedad por cambios míni-
mos y que responden adecuadamente al tratamiento de prueba con esteroides.
C3 C4 CH50
Nefritis lúpica Bajo Bajo Bajo
Crioglobulinemia esencial mixta Bajo Bajo Bajo
GNMP de tipo I Bajo Bajo Bajo
GN postestreptocócica Bajo Normal Bajo
GN infecciosa (endocarditis, nefritis de derivación, Bajo Normal Bajo
GN relacionada con hepatitis B)
GNMP de tipo II Bajo Normal Bajo
NEFRÓTICO NEFRÍTICO
FIGURA 16-4. Algoritmo para la evaluación inicial del paciente con sospecha de nefro-
patía glomerular. Estrep, estreptocócico; GEFS, glomeruloesclerosis focal y segmentaria;
GN, glomerulonefritis; MBG, membrana basal glomerular.
T R ATA M I E N T O
■ Intolerancia a la glucosa
■ Empeoramiento del control de la diabetes
■ Infecciones oportunistas
absoluto de neutrófi los disminuye hasta 2 000/l, y se debe reiniciar con una
dosis menor cuando el recuento leucocitario se recupere.
■ La incidencia de cistitis hemorrágica se puede reducir con una hidratación inten-
siva con una diuresis diaria 2 000 ml/día y con 2-mercaptoetanosulfonato só-
dico administrado simultáneamente con la ciclofosfamida. Este fármaco se une
a los metabolitos tóxicos en la vejiga y se puede utilizar para reducir el riesgo de
cistitis.
■ La incidencia de insufi ciencia gonadal irreversible se puede reducir con el pretra-
■ Náuseas y vómitos
○ El uso de micofenolato de mofetilo hace que el paciente tenga riesgo de los siguientes
efectos:
■ Aumento del riesgo de linfoma u otras neoplasias malignas
■ Neutropenia
■ Neutropenia
■ Pancitopenia prolongada
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PRINCIPIOS GENERALES
• Las enfermedades glomerulares primarias son un grupo de trastornos en los que las
manifestaciones principales de la enfermedad se relacionan directamente con la afecta-
ción renal, y no son parte de un proceso sistémico. Las enfermedades sistémicas asocia-
das a las enfermedades glomerulares se abordan en otro capítulo.
• Las enfermedades glomerulares primarias se pueden manifestar con síndrome nefrótico,
proteinuria asintomática, hematuria aislada o síndrome nefrítico. En muchos casos
se considera que son idiopáticas, sin ninguna asociación o causa conocida. Para cada una
de las enfermedades glomerulares primarias, también se analizan las causas secundarias.
Por ejemplo, fármacos, infecciones y neoplasias malignas se asocian a enfermedades
glomerulares que son, por lo demás, indistinguibles de las formas idiopáticas.
• El diagnóstico y el tratamiento correctos de las enfermedades glomerulares primarias
precisan el conocimiento de las características del paciente, el riesgo de insufi ciencia
renal progresiva y el uso seguro de los fármacos inmunodepresores.
• Estos casos se pueden tratar colaborando con un médico con experiencia en la evalua-
ción y el tratamiento de las nefropatías glomerulares.
196
VARIANTES HISTOLÓGICAS DE LA
TABLA 17-1
GLOMERULOESCLEROSIS SEGMENTARIA FOCAL
G L O M E R U L O E S C L E R O S I S F O C A L Y S E G M E N TA R I A
IDIOPÁTICA PRIMARIA
Manifestaciones clínicas
• La GEFS fue responsable de ~ 25 % de los casos de nefropatía en una serie de adultos
con 2 g de proteínas cada 24 h, y de hasta el 35 % si los pacientes consultaban con
síndrome nefrótico.
G L O M E R U L O E S C L E R O S I S F O C A L Y S E G M E N TA R I A
SECUNDARIA
Etiología
La GEFS representa una expresión fenotípica común de diversos síndromes clinicopatoló-
gicos con diversas causas.
• Causas genéticas de GEFS:
○ La GEFS se asocia a varias mutaciones genéticas. La mayoría se han relacionado
con defectos en proteínas estructurales de los podocitos y los diafragmas en hendi-
dura.
○ Las mutaciones del gen NHPS1, que codifi ca la nefrina, son responsables del sín-
drome nefrótico congénito recesivo autosómico de tipo fi nlandés. Las mutaciones
heterocigotas compuestas en los pocos adultos estudiados se han relacionado con
GEFS resistente a los esteroides9,10.
○ Las mutaciones del gen NPHS2, que codifi ca la podocina, son responsables de la
GEFS resistente a esteroides recesiva autosómica en niños y, raras veces, en adul-
tos.
○ La GEFS dominante autosómica de niños o adultos se asocia a mutaciones de
ACTN4, que codifi ca la proteína citoplásmica de los podocitos -actinina-4, así
como a una mutación del canal catiónico potencial transitorio de receptor 6 (canal
TRPC6)11,12.
• Infección vírica:
○ La nefropatía asociada al VIH se puede producir en cualquier momento de la
evolución de la infección por el VIH, aunque habitualmente se diagnostica cuando
el recuento de linfocitos CD4 es menor de 20013.
■ La enfermedad glomerular parece deberse a infección directa de los podocitos,
afroamericanos jóvenes con infección por el VIH contraída por cualquier vía
(media de edad: 33 años; cociente de hombres a mujeres: 10:1).
■ La presentación clínica incluye proteinuria nefrótica o no nefrótica, uremia pro-
aumento de la ecogenicidad.
O T R A S VA R I A N T E S D E G L O M E R U L O E S C L E R O S I S F O C A L
Y S E G M E N TA R I A : N E F R O P AT Í A P O R C 1 Q
• No se conoce el mejor tratamiento de esta lesión, aunque debe incluir estrategias anti-
proteinúricas, como inhibidores de la ECA.
Presentación clínica
• La presentación habitual de la ECM es el síndrome nefrótico. La presentación clínica
normalmente se caracteriza por inicio rápido de edema, muchas veces con edema pe-
riorbitario, marcado aumento de peso, derrames pleurales y ascitis.
• Los niños que consultan con las manifestaciones típicas del síndrome nefrótico gene-
ralmente reciben tratamiento empírico con esteroides sin un diagnóstico definitivo
mediante biopsia renal. La sensibilidad a los esteroides en este grupo equivale a un
diagnóstico de ECM.
• Se puede producir lesión renal aguda hasta en el 18 % de los adultos. Los princi-
pales factores de riesgo de esta presentación son sexo masculino, edad avanzada e hiper-
tensión, con albúmina sérica baja y más proteinuria15.
• Otras complicaciones de la ECM son sepsis, peritonitis en el líquido ascítico y trom-
boembolia.
• Todavía se desconoce su patogenia, aunque se puede relacionar con un trastorno de los
linfocitos T. Se ha postulado que hay un factor circulante que actúa sobre los podocitos.
La mayoría de los casos son idiopáticos.
Anatomía patológica
• El estudio con microscopia óptica suele ser normal, aunque puede encontrarse hiper-
celularidad mesangial leve. Las estructuras tubulares e intersticiales son normales.
• La inmunofluorescencia puede mostrar IgM y C3 atrapados en las asas capilares daña-
das y el mesangio. Los depósitos mesangiales densos de IgM se asocian a peor pronós-
tico y peor respuesta al tratamiento (la denominada nefropatía por IgM).
• En el estudio con microscopia electrónica se observa fusión difusa de los pedicelos de
los podocitos, aunque se trata de un hallazgo inespecífico.
Tratamiento
• El tratamiento inicial de los adultos con ECM son los corticoesteroides.
○ Los regímenes típicos son la administración diaria de prednisona 1 mg/kg (hasta un
máximo de 80 mg/día), o la administración de 2 mg/kg en días alternos. Estos abor-
dajes parecen producir tasas de respuesta inicial similares.
○ El tratamiento del primer episodio debe durar no menos de 12-16 semanas. Casi
todos los niños responden rápidamente antes de las 8 semanas; sin embargo, los
adultos pueden tardar más; el 75-80 % consiguen la remisión tras 12-16 semanas de
tratamiento.
○ Los adultos que inicialmente responden a los corticoesteroides tendrán, al menos,
una recaída el 70 % de las ocasiones. Las recaídas habitualmente se tratan con un
segundo ciclo de corticoesteroides.
• En los niños, el síndrome nefrótico a menudo se trata empíricamente.
○ Como en los adultos, el pilar del tratamiento son los corticoesteroides (prednisona,
1 [mg/kg de peso corporal ideal]/día sin superar 80 mg/día).
○ Este tratamiento se suele mantener durante 4 semanas tras la desaparición de la
proteinuria, y después se reduce progresivamente la dosis en escalones de 10 mg en
un régimen de días alternos cada 2 semanas (ciclo total de 3-4 meses en los pacientes
que responden a los esteroides).
○ En la evolución clínica se producen remisiones y recaídas, de manera que ~ 75 % de
los pacientes que consiguen inicialmente una remisión con esteroides habrá tenido
una recaída en los 5 años siguientes.
○ Generalmente se pueden utilizar ciclos más cortos de prednisona (6-10 semanas)
para tratar las recaídas.
• Se debe tratar con los fármacos de segunda línea a los pacientes que tengan recaídas
frecuentes (cuatro o más recaídas en 1 año), dependencia de los esteroides (recaída
después de reducir el tratamiento con esteroides o en las 2 semanas siguientes a su
suspensión, y necesidad de esteroides de mantenimiento a largo plazo) o resistencia a
los esteroides (imposibilidad de alcanzar la remisión tras 4 meses de tratamiento con
esteroides). Las opciones para el tratamiento incluyen:
○ Ciclofosfamida oral (2 [mg/kg de peso corporal ideal]/día) durante 8-12 semanas,
con reducción progresiva de la dosis de prednisona. Aunque no hay estudios satisfac-
torios que comparen los ciclos de 8 y de 12 semanas en adultos, puede ser lógico un
ciclo de 12 semanas por extensión de la experiencia en pediatría16.
○ Para los pacientes que tienen una recaída después del tratamiento con ciclofosfa-
mida, también es eficaz la ciclosporina (4-5 [mg/kg]/día, con objetivo de concen-
tración mínima de 125-175 ng/ml) o tacrolimús (objetivo de concentración mínima
de 5-7 ng/ml).
○ Se ha utilizado el MMF como tratamiento alternativo eficaz en pequeñas series de
casos.
○ Los pacientes resistentes a los esteroides son muy susceptibles a las complicaciones
del tratamiento esteroideo (osteoporosis, necrosis avascular, depositó anómalo de
grasa).
• Un pequeño porcentaje de adultos que inicialmente se pensaba que tenían ECM pro-
gresarán hasta IRT. La repetición del estudio histológico habitualmente mostrará GEFS
en estos pacientes.
VA R I A N T E D E L A E N F E R M E D A D C O N C A M B I O S
M Í N I M O S : N E F R O P AT Í A P O R I G M
• Algunos autores utilizan el término nefropatía por IgM para describir a los pacientes
que consultan con síndrome nefrótico y depósitos mesangiales de IgM, muchas veces
con un grado leve de hipercelularidad mesangial en la biopsia renal.
• Hay controversia sobre si se debe incluir o no esta constelación de hallazgos como una
variante de la enfermedad mínima o de la GEFS, o como parte de un espectro continuo
relacionado con ambas entidades.
• Estos pacientes tienen más probabilidad de tener hematuria microscópica y menos
probabilidad de responder a los corticoesteroides. En una serie, el 23 % progresaron
hasta IRT durante un seguimiento de 15 años.
NEFROPATÍA MEMBRANOSA
Epidemiología
• La nefropatía membranosa (NM) es una causa frecuente de síndrome nefrótico por
enfermedad glomerular primaria en adultos, con una incidencia aproximadamente
igual a la de la GEFS (~ 35 %).
• Es la causa más frecuente de síndrome nefrótico en adultos blancos de 60 años de
edad, y tiene predominio masculino (~ 2-3:1).
• Es muy infrecuente en niños y adolescentes.
• La mayoría de los casos (dos tercios) son idiopáticos.
Patogenia
• Todavía no se conoce por completo la patogenia de la NM. Se piensa que se debe a un
trastorno autoinmunitario mediado por autoanticuerpos nefritógenos específi cos.
• La nefritis de Heymann es un modelo de NM en rata inducida por la inoculación
de megalina, una gran (516 kDa) glucoproteína extraída de las nefronas cortica-
les de la rata. Se observa formación de inmunocomplejos en los podocitos, con
activación del complemento y formación del complejo de ataque a la membrana
(C5b–9). Esto lleva a la destrucción de la membrana basal glomerular (MBG) y al
desprendimiento de los inmunocomplejos para formar los característicos depósitos
subepiteliales17.
• Recientemente, estudios experimentales han permitido avanzar en el conocimiento de
la patogenia de la glomerulonefritis membranosa humana.
○ Identifi cación de la endopeptidasa neutra como antígeno diana en el podocito glo-
merular en la NM aloinmunitaria debida a inmunización maternofetal en madres
con carencia de endopeptidasa neutra18.
○ En un reciente estudio se detectaron anticuerpos circulantes contra el receptor de
la fosfolipasa A2 de tipo M, una proteína transmembrana localizada en los podo-
citos19.
Presentación clínica
• La NM se manifi esta como síndrome nefrótico en el 80 % de los pacientes.
• Puede encontrarse hematuria microscópica en el 50 % de los casos, aunque los cilin-
dros de eritrocitos son poco habituales.
• Igual que en otras causas de síndrome nefrótico, es necesaria una biopsia renal para
hacer el diagnóstico.
• Las concentraciones plasmáticas de complemento son normales en la forma idiopá-
tica. La disminución de C3 o C4 debe llevar a una evaluación adicional para detectar
lupus eritematoso sistémico u otros trastornos sistémicos asociados a hipocomple-
mentemia.
• Hay un aumento de la incidencia de tromboembolia, especialmente trombosis venosa
renal. Se ha descrito tromboembolia hasta en el 30 % de los pacientes con NM.
• La NM se caracteriza por progresión lenta de la insuficiencia renal ( 20 % de los
pacientes tienen insuficiencia renal en el momento de la presentación).
• La hipertensión se produce únicamente al avanzar la insuficiencia renal, y general-
mente no es característica de la NM en fases más tempranas.
Causas secundarias de NM
• Un diagnóstico de NM debe llevar una evaluación completa para detectar otras enfer-
medades relacionadas. Se asocia a diversas enfermedades autoinmunitarias, infecciosas
y neoplásicas, además de la exposición a tóxicos y fármacos.
• Las enfermedades autoinmunitarias asociadas a NM incluyen lupus eritematoso sis-
témico (clase V de la OMS), diabetes mellitus de tipo 1, artritis reumatoide, enferme-
dad mixta del tejido conjuntivo, síndrome de Sjögren, tiroiditis de Hashimoto y mias-
tenia grave.
• Las enfermedades infecciosas asociadas son hepatitis B, hepatitis C (VHC), sífilis,
paludismo y esquistosomiasis.
• Los cánceres asociados con más frecuencia son los cánceres de pulmón, mama, riñón
y tubo digestivo, aunque se han descrito casos de NM con la mayoría de las formas de
cáncer. El síndrome nefrótico puede preceder a los datos clínicos de la neoplasia maligna
en 12-18 meses20.
• Se ha descrito NM asociada a fármacos y tóxicos, como antiinflamatorios no esteroi-
deos, oro, penicilamina, hidrocarburos, mercurio, formaldehído y captopril.
Pruebas diagnósticas
Anatomía patológica
• Microscopia óptica:
○ Es normal en fases tempranas, aunque posteriormente progresa hasta engrosamiento
de la pared capilar glomerular con «espigas» («spikes») epiteliales con tinción de
metenamina de plata.
○ Ausencia de infiltración por leucocitos, sin datos de hipercelularidad ni lesiones pro-
liferativas. La presencia de hipercelularidad mesangial significativa indica forma-
ción de inmunocomplejos en el mesangio, y es más compatible con una NM secun-
daria, como una nefritis lúpica de clase V.
• Inmunofluorescencia:
○ Se observa la característica tinción subepitelial granular de IgG en todas las partes del
asa capilar glomerular. En la NM idiopática, la tinción es exclusivamente de IgG. La
subclase de IgG predominante en la NM idiopática es IgG4. La presencia de tinción
de IgM o IgA, particularmente en el mesangio, además de la visualización de estructu-
ras tubulorreticulares con microscopia electrónica, sugiere nefritis lúpica de clase V.
○ También se puede detectar el componente C3 del complemento y cadenas ligeras,
con una localización similar a la IgG, en ~ 50 % de los casos.
• Con microscopia electrónica se ven los depósitos electrón densos subepiteliales
diagnósticos en diversas fases:
○ Fase I: depósitos densos subepiteliales sin proyecciones de la MBG adyacente; mi-
croscopia óptica normal.
○Fase II: proyecciones de la MBG adyacente que forman espigas alrededor de los
depósitos inmunitarios.
○ Fase III: proyecciones de la MBG que rodean por completo los depósitos.
○ Fase IV: MBG muy engrosada con zonas electrón transparentes que sustituyen a los
depósitos densos.
Estas fases reflejan la gravedad y la duración de la enfermedad, aunque no se correlacio-
nan bien con el pronóstico. El hallazgo de depósitos electrón densos mesangiales exten-
sos debe llevar a sospechar NM secundaria a lupus.
Tratamiento
• Todos los pacientes con NM deben recibir tratamiento con control de la presión ar-
terial (objetivo 130/80 mmHg), restricción del sodio de los alimentos, inhibición
de la ECA o bloqueo de los receptores de la angiotensina, y tratamiento hipolipe-
miante.
• Se debe anticoagular con warfarina a los pacientes que tengan trombosis venosa renal
u otra trombosis venosa documentada.
○ Actualmente no hay consenso sobre la anticoagulación para la prevención primaria,
aunque se considera que los pacientes con hipoalbuminemia 2,0 g/dl tienen riesgo
elevado de trombosis, y en ellos se puede plantear la anticoagulación como preven-
ción primaria.
○ Una vez que se ha iniciado la anticoagulación por un episodio trombótico, el pa-
ciente debe seguir recibiendo tratamiento hasta que el síndrome nefrótico se haya
resuelto, y se debe reiniciar si hay una recurrencia.
• El tratamiento citotóxico intensivo se reserva a los pacientes que se considera que
tienen mayor riesgo de progresión de la nefropatía, porque la evolución natural
puede ser relativamente benigna hasta en la mitad de los pacientes afectados. El grupo
de mayor riesgo tiene disminución del funcionamiento renal o proteinuria 8 g/día
durante 6 meses a pesar de un tratamiento máximo para reducir la proteinuria21.
○ Protocolo de Ponticelli para el tratamiento de la NM (estudio de seguimiento de
10 años del grupo italiano)22:
■ Meses 1, 3 y 5: metilprednisolona, 1 g por vía intravenosa durante 3 días, seguido
por prednisona, 0,5 mg/kg de peso corporal ideal v.o. a diario durante el resto de
las 4 semanas.
■ Meses 2, 4 y 6: clorambucilo, 0,2 mg/kg de peso corporal ideal v.o. a diario du-
rante 4 semanas.
■ En el seguimiento a los 10 años, el 88 % de los pacientes tratados con este
nal anti-CD20.
Evolución/pronóstico
• Entre los factores asociados a mal pronóstico están sexo masculino, edad 50 años,
presencia de hipertensión, disminución del filtrado glomerular (creatinina plasmática
1,2 mg/dl en mujeres y 1,4 mg/dl en hombres), síndrome nefrótico de 6 meses
de duración, esclerosis focal y fibrosis intersticial 20 % en la muestra de biopsia renal.
• Se produce remisión espontánea, parcial o completa, hasta del 50 % de los pacientes
con NM en los 3-5 años siguientes al diagnóstico.
• Hasta uno de cada cuatro pacientes que tienen una remisión puede tener una recaída
de la proteinuria en el intervalo nefrótico que puede precisar tratamiento específico de
la enfermedad.
GLOMERULONEFRITIS MEMBRANOPROLIFERATIVA
La GNMP es un diagnóstico anatomopatológico basado en el hallazgo de proliferación
mesangial difusa, engrosamiento de la pared capilar, depósitos inmunitarios subendotelia-
les e hipercelularidad. La mayoría de los casos se asocian a inmunocomplejos circulantes e
hipocomplementemia.
Clasificación
Glomerulonefritis membranoproliferativa de tipo I
• Anatomía patológica:
○ La GNMP de tipo I se define por depósitos inmunitarios subendoteliales y me-
sangiales observados con microscopia electrónica en la biopsia renal.
○ Con microscopia óptica se ve expansión del mesangio, con aumento de la matriz y
de la celularidad, con un aspecto lobulillar clásico de los glomérulos. Utilizando la
tinción de metenamina de plata muchas veces se puede ver un doble contorno de
la MBG («rieles de tranvía»).
○ La inmunofluorescencia suele mostrar una tinción granular discreta para IgG y C3
de la pared capilar periférica.
○ La GNMP de tipo I frecuentemente es idiopática, aunque también se asocia muchas
veces a crioglobulinemia, infección crónica por el VHC, infección crónica por el
virus de la hepatitis B, endocarditis e infección palúdica.
○ La GNMP crioglobulinémica puede tener un aspecto histológico similar al de la
GNMP de tipo I. Sin embargo, algunas veces se pueden ver con microscopia óptica
depósitos intracapilares de aspecto hialino (crioprecipitados). La microscopia elec-
trónica también puede mostrar estructuras tubulares muy organizadas o finamente
fibrilares compatibles con crioglobulinas.
• Patogenia:
○ Es muy probable que la GNMP de tipo I se asocie a enfermedades crónicas por in-
munocomplejos.
por los virus de la hepatitis B y C y el VIH; evaluación para detectar neoplasias malig-
nas; hepatopatía crónica; o lupus eritematoso sistémico.
Hallazgos de laboratorio
• Tipo I y GNMP crioglobulinémica: C3 bajo, C4 bajo, CH50 bajo.
• Tipo II: C3 bajo, C4 normal, CH50 bajo, factor nefrítico C3 presente en ~ 60 % de
los casos.
• Tipo III: C3 bajo, C5 a C9 bajo.
• Crioglobulinemia:
○ Las crioglobulinas son inmunoglobulinas que precipitan a temperaturas frías.
○ La crioglobulinemia de tipo I está producida por una inmunoglobulina monoclo-
nal (IgG, IgA o IgM), asociada a una enfermedad linfoproliferativa (mieloma múlti-
ple, leucemia linfocítica crónica, macroglobulinemia de Waldenström).
○ La de tipo II (crioglobulinemia esencial mixta) está producida por una IgM mo-
noclonal, generalmente IgM-, y también se detecta IgG policlonal. Este autoanti-
cuerpo IgM monoclonal es un factor reumático, es decir, se dirige contra la porción
Fc de otras inmunoglobulinas.
○ La de tipo III está causada por una IgM policlonal dirigida contra IgG policlonal.
○ Los tipos II y III son los que se asocian con más frecuencia a GNMP. También tienen
una relación sólida con la infección crónica por el VHC.
○ La crioglobulinemia sistémica, en pacientes que habitualmente tienen infección
crónica por el VHC, puede manifestarse con la tríada de debilidad, artralgias y
púrpura indolora, palpable y no pruriginosa. Las lesiones vasculíticas afectan clá-
sicamente a las extremidades inferiores y las nalgas. Otras manifestaciones pueden
incluir fenómeno de Raynaud, necrosis digital, neuropatía periférica y hepatomega-
lia.
Tratamiento
• Antes de planificar el tratamiento siempre se deben excluir causas de GNMP secun-
daria.
• Las medidas generales para reducir la proteinuria, controlar la presión arterial y tratar
la dislipidemia están indicadas en todos los tipos.
• En pacientes con función renal normal y proteinuria no nefrótica y asintomática,
no hace falta ningún tratamiento específico. Se recomienda un seguimiento estrecho
cada 3-4 meses25.
• En pacientes con síndrome nefrótico o insuficiencia renal progresiva se pueden prescri-
bir corticoesteroides (prednisona en dosis decrecientes, comenzando con 1 [mg/kg]/
día), con o sin fármacos citotóxicos, durante 3-6 meses.
• Se puede plantear el tratamiento con ciclosporina, tacrolimús o MMF si no hay
respuesta a los esteroides en un plazo de 3 meses.
• Otros tratamientos:
○ En algunos estudios se han evaluado los tratamientos antiagregantes plaquetarios,
como ácido acetilsalicílico y dipiridamol. Aunque en el grupo tratado se redujo la
proteinuria, no se observaron diferencias en la función renal.
○ También se ha estudiado la anticoagulación sistémica con warfarina en la población
con GNMP; no está claro que produzca un efecto beneficioso, aunque sí se asocia a
un riesgo hemorrágico elevado.
• La crioglobulinemia asociada al VHC se ha tratado con éxito con interferón pegi-
lado más ribavirina en pacientes con función renal estable. Si hay deterioro rápido de
la función renal (lo que se suele denominar crioglobulinemia fulminante), está indi-
cado el tratamiento con esteroides en dosis elevadas, con o sin tratamiento citotóxico
y plasmaféresis26.
Evolución natural
• La GNMP progresa hasta la muerte o la IRT en el 50 % de los adultos en un plazo de
5 años, y hasta en el 90 % en 20 años.
• Los factores asociados a la evolución incluyen: gravedad de las semilunas (independien-
temente del tipo anatomopatológico), lesiones tubulointersticiales y fibrosis intersticial.
• La enfermedad puede recurrir después del trasplante renal, especialmente en los tipos
II y III y la GNMP asociada al VHC.
Presentación clínica
• La hematuria microscópica o macroscópica casi siempre forma parte de la presenta-
ción inicial de la nefropatía por IgA.
○ Se encuentra hematuria microscópica sintomática con grados variables de proteinu-
ria en el 30-40 % de los casos.
○ Se observa hematuria macroscópica aguda al mismo tiempo que una infección del
aparato respiratorio superior aproximadamente en el 50 % de los pacientes. El mo-
mento de aparición de la hematuria generalmente es de 1-2 días después de la infec-
ción. Esto contrasta con la glomerulonefritis postestreptocócica, en la que la he-
maturia (muchas veces asociada a síndrome nefrítico) se produce 10-14 días
después de la faringitis.
• En ocasiones, los pacientes consultan con síndrome nefrótico, lesión renal aguda o una
evolución rápida y progresiva con semilunas epiteliales glomerulares en la biopsia
( 5 %).
• En una pequeña proporción de pacientes se observa insuficiencia renal progresiva con
hipertensión.
• La evaluación de laboratorio muestra concentraciones de complemento normales, y
aumento de la concentración plasmática de IgA aproximadamente en un tercio de los
pacientes.
• El diagnóstico se realiza mediante biopsia renal.
• La púrpura de Schönlein-Henoch es un síndrome con nefropatía por IgA asociado a
una vasculitis sistémica producida por depósito de IgA. Generalmente se ve en niños y
adolescentes, y se manifiesta con artralgias, exantema purpúrico (nalgas, abdomen y ex-
tremidades inferiores), dolor abdominal, íleo o hemorragia digestiva. La afectación
renal puede ser transitoria.
Pruebas diagnósticas
Anatomía patológica
• La microscopia óptica muestra hipercelularidad mesangial generalizada o segmenta-
ria, con MBG periféricas de aspecto normal.
• La inmunofluorescencia muestra depósito mesangial de IgA, depósito asociado de C3
y, con menos frecuencia, depósito asociado de IgG e IgM.
• La microscopia electrónica muestra depósitos electrón densos mesangiales y adelgaza-
miento focal de la MBG hasta en un tercio de los pacientes.
Tratamiento
• Hay poca controversia sobre el tratamiento general de los pacientes con nefropatía por IgA.
• En todos los pacientes hipertensos con nefropatía por IgA está indicado el control de la
presión arterial con inhibidores de la ECA o antagonistas del receptor de la angioten-
sina, y puede tener cierta utilidad a pesar de una presión arterial normal en la presentación.
• Si la proteinuria es 1 g/día, no está indicado ningún tratamiento específico.
• Sigue habiendo controversia sobre el tratamiento de la nefropatía por IgA con protei-
nuria 1 g/día.
○ Varios grupos han estudiado el efecto del aceite de pescado que contiene ácidos
grasos omega-3. Un grupo encontró que los pacientes que recibían aceite de pes-
cado (12 g al día) tenían una incidencia significativamente menor de progresión de
la insuficiencia renal y una menor velocidad de progresión hasta IRT que el grupo
del placebo28. En otros estudios no se ha observado ningún efecto beneficioso. Toda-
vía no está claro si algunos subgrupos se podrían beneficiar de este tratamiento.
○ Tratamiento inmunodepresor:
■ Si la proteinuria sigue siendo 1 g/día con el tratamiento de soporte máximo y no
Evolución natural
• La mayoría de los pacientes con nefropatía por IgA no tienen progresión hasta IRT, y
tienen una evolución benigna de la enfermedad.
• Varios marcadores que predicen una mejor evolución son proteinuria mínima, pre-
sión arterial normal y función renal normal en la presentación. Además, la ausencia de
fi brosis glomerular y tubulointersticial es un signo de buen pronóstico.
• Aproximadamente el 30 % de los pacientes con nefropatía por IgA tendrán enfermedad
progresiva. Estos pacientes muchas veces tienen características de mal pronóstico,
como hipertensión mal controlada, edad avanzada al diagnóstico, proteinuria 1 g/día
de forma persistente, reducción de la función renal al diagnóstico, y fi brosis tubuloin-
tersticial o lesiones glomerulares más avanzadas en la biopsia renal27.
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Epidemiología
• La incidencia y la prevalencia del LES varían con la edad (más frecuentes en personas
de 55 años de edad)1, el sexo (mujeres hombres) y la etnicidad (afroamericanos
e hispanos caucásicos)2.
• Los hombres, los estadounidenses de origen no europeo y los pacientes menores de
33 años tienen más probabilidad de presentar nefritis3.
• Aproximadamente el 25-50 % de pacientes no seleccionados con LES tendrán datos
clínicos de nefritis lúpica (NL) al inicio de la enfermedad, mientras que hasta el 60 %
de los adultos y el 80 % de los niños pueden presentar nefropatía en fases posteriores de
la evolución4.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• La NL habitualmente se acompaña de las manifestaciones extrarrenales del lupus, aun-
que, en algunos pacientes, puede ser la presentación inicial del LES.
• Prácticamente todos los pacientes con afectación renal tienen proteinuria.
• El 45-65 % de los pacientes con proteinuria tienen síndrome nefrótico4.
• La hematuria microscópica es muy frecuente; la hematuria macroscópica es infre-
cuente.
• Se pueden ver cilindros de eritrocitos, cilindros de leucocitos y cilindros granu-
lares.
• La insufi ciencia renal puede ser rápidamente progresiva.
• También se observa disfunción tubular renal (acidosis tubular renal de los tipos I y IV),
que se asocia a hipopotasemia o hiperpotasemia.
• Puede haber hipertensión, especialmente en los que tienen nefritis grave.
• Los hallazgos clínicos no se correlacionan necesariamente con los hallazgos histológicos
en la biopsia.
213
Exantema malar
Exantema discoide
Fotosensibilidad
Ulceración bucal
Artritis no erosiva
Serositis (pleuritis, pericarditis)
Afectación renal (proteinuria, hematuria o cilindros celulares)
Trastorno neurológico (convulsiones y psicosis sin otra causa)
Leucopenia, anemia hemolítica o trombocitopenia
Positividad de células LE, anticuerpos anti-ADN bicatenario, anticuerpo anti-Smith
o resultado falsamente positivo en la prueba antitreponémica
Anticuerpos antinucleares positivos
LE, lupus eritematoso.
Criterios diagnósticos
• El diagnóstico de LES se puede hacer con los criterios revisados en 1982 del Ame-
rican College of Rheumatology (tabla 18-1)5. La presencia de 4 criterios ofrece
una sensibilidad y una especificidad del 96 % para el LES. Posteriormente se revisa-
ron los criterios en 1997 con la adición de «hallazgo positivo de anticuerpos antifos-
folípidos»6.
• Se encuentra hipocomplementemia en 70 % de los pacientes con LES no tratados,
y es más frecuente en la nefritis activa4. Suele haber una mayor disminución de C4 que
de C3.
• Aunque se puede hacer un diagnóstico de presunción de NL en pacientes con LES
con proteinuria, hematuria, cilindros granulares o insuficiencia renal, la biopsia re-
nal es absolutamente necesaria para confirmar el diagnóstico, guiar el tratamiento
e informar sobre el pronóstico, porque el pronóstico y las opciones terapéuticas de-
penden del subtipo histológico. Además, se produce recurrencia de la NL, incluso
después de varios años de remisión, en el 50 % de los pacientes. La transformación de
una clase de NL a otra se puede producir en cualquier momento de la evolución de la
enfermedad, espontáneamente o durante el tratamiento. Es frecuente que la clase III
progrese hasta nefritis de la clase IV, y que la nefritis de clase IV se convierta en ne-
fritis de clase V.
• Habitualmente se recomienda una biopsia renal en todos los pacientes con LES que
tengan proteinuria, hematuria, sedimento urinario activo o deterioro funcional
renal.
Pruebas diagnósticas
Anatomía patológica renal
• La NL puede afectar a todas las partes del riñón: glomérulo, microvasculatura, inters-
ticio y túbulos.
• La clasificación de la NL de la International Society of Nephrology/Renal Pathology
Society de 2003 se basa en el grado de afectación glomerular (tabla 18-2)8.
• Con microscopia de inmunofluorescencia (IF), la IgG es la inmunoglobulina predomi-
nante (especialmente IgG1 e IgG3). Se suele detectar complemento. La presencia de
los tres isotipos de inmunoglobulina, C3, C4 y C1q, se denomina «full house» y es muy
indicativa de NL.
• Puede haber una microangiopatía trombótica (MAT) de los vasos intrarrenales y los
glomérulos, asociada a la presencia de anticuerpos antifosfolipídicos.
T R ATA M I E N T O
Clases I y II
• Los pacientes con NL mesangial tienen un pronóstico renal excelente y no precisan
tratamiento específico dirigido al riñón. El tratamiento conservador debe incluir
control óptimo de la presión arterial y bloqueo del sistema de renina-angiotensina-al-
dosterona.
• Se debe ser consciente de que se puede producir transformación en una clase diferente
en cualquier momento.
Clases III y IV
• Sigue habiendo controversia sobre el tratamiento de la NL de clase III. El tratamiento
generalmente se basa en el porcentaje de glomérulos afectados, la gravedad de los ha-
llazgos de la histología renal y las manifestaciones clínicas, como la gravedad de la
proteinuria, la hipertensión y la insufi ciencia renal. En los casos leves de NL de clase III
Clase V
• No hay ninguna estrategia terapéutica bien definida para los pacientes con proteinuria
subnefrótica.
• En pacientes con proteinuria en el intervalo nefrótico, se ha demostrado la eficacia del
MMF, la ciclosporina y la ciclofosfamida11,16. La ciclosporina se puede asociar a mayor
incidencia de recaída.
• Los pacientes con características proliferativas concurrentes tienen peor pronóstico re-
nal a largo plazo, y en ellos puede ser mejor el tratamiento combinado con MMF y
tacrolimús como terapia de inducción17.
GLOMERULONEFRITIS PAUCIINMUNE:
GRANULOMATOSIS DE WEGENER, SÍNDROME DE
CHURG-STRAUSS Y POLIANGITIS MICROSCÓPICA
PRINCIPIOS GENERALES
EPIDEMIOLOGÍA
• Las vasculitis pauciinmunes de vasos pequeños son la causa más frecuente de GN rápi-
damente progresiva (GNRP) en adultos.
• Pueden aparecer a cualquier edad, aunque son más frecuentes en adultos de 50 años.
• No hay diferencia entre sexos, y la incidencia es mayor en caucásicos que en afroame-
ricanos.
• La enfermedad está limitada solo al riñón en aproximadamente un tercio de los ca-
sos1.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• La presentación clínica de la GW, la PAM y el SCS puede ser bastante variada. La
magnitud de la afectación de otros órganos puede diferir. Son frecuentes los síntomas
y signos generalizados e inespecífi cos de infl amación sistémica (malestar, anorexia, fi e-
bre, artralgias, mialgias, etc.).
• La GW se caracteriza por infl amación granulomatosa necrosante que, por lo general,
afecta al aparato respiratorio superior e inferior y a los riñones, aunque se puede afectar
casi cualquier órgano.
• El SCS, igual que la GW, se caracteriza por inflamación granulomatosa necroti-
zante. Además, los pacientes con SCS tienen asma y eosinofilia en la sangre peri-
férica.
• La PAM generalmente es un diagnóstico de exclusión en presencia de GN pauciinmune
y vasculitis sistémica, sin granulomas, eosinofi lia ni asma.
• Puede producirse afectación renal en el 80 % de los pacientes con GW, el 90 % de los
pacientes con PAM y el 45 % de los pacientes con SCC18. Los pacientes normalmente
consultan con sedimento urinario nefrítico, grados variables de proteinuria, hiperten-
sión y, muchas veces, un deterioro rápido del funcionamiento renal. Sin embargo, al-
gunos pacientes tienen una evolución renal más subaguda.
Pruebas diagnósticas
• El diagnóstico de vasculitis de vasos pequeños se debe realizar rápidamente para poder
iniciar un tratamiento adecuado. La presentación clínica y el análisis de orina muchas
veces son sugestivos.
• Los ANCA son un marcador diagnóstico útil, y se deben medir si hay sospecha previa
de GN asociada a ANCA.
• Se debe realizar microscopia con IF indirecta como prueba de tamizaje para diferen-
ciar los ANCA citoplásmicos (C-ANCA) de los perinucleares (P-ANCA), a lo que debe
seguir la prueba de ELISA, que identifi ca el autoantígeno específi co (mieloperoxidasa
[MPO] o proteinasa 3 [PR3]).
• La sensibilidad y la especifi cidad del estudio combinado (IF indirecta + ELISA) son del
72,5 y el 98,4 %, respectivamente19. Los valores predictivos positivo y negativo del es-
tudio de los ANCA están determinados no solo por la sensibilidad y la especifi cidad de
los ANCA, sino también por la prevalencia de la enfermedad en una población deter-
minada. La prevalencia de GN pauciinmune varía mucho con las presentaciones clíni-
cas de los pacientes, y tiene su máxima frecuencia en aquellos que tienen datos clínicos
de enfermedad glomerular grave20.
• Una prueba de ANCA negativa no excluye el diagnóstico, porque el 10-20 % de los
pacientes con vasculitis pauciinmune tienen resultados negativos en las pruebas de
ANCA.
• Los C-ANCA la mayoría de las veces tienen especifi cidad para PR3, y los P-ANCA la
mayoría de las veces tienen especifi cidad para MPO. La GW se asocia a ANCA-PR3,
mientras que la PAM, el SCS y la vasculitis limitada al riñón se asocian principal-
mente a ANCA-MPO.
• Muchas veces es necesaria la biopsia renal para confi rmar el diagnóstico de GN pauciin-
mune, a la vista de la posible toxicidad asociada al tratamiento, salvo que haya una
contraindicación absoluta a la realización de la biopsia.
T R ATA M I E N T O
• Terapia de inducción:
○ Tratamiento combinado con ciclofosfamida y corticoides.
■Se puede administrar ciclofosfamida en una dosis de 1,5-2,0 (mg/kg)/día v.o.,
o 15 mg/kg i.v. a intervalos mensuales (ajustando según la función renal y la
edad).
■ Las formas v.o. y i.v. tienen una efi cacia similar, aunque la exposición total al fár-
maco es menor con la forma i.v., lo que se puede traducir en menos toxicidad21.
Hay una mayor tendencia a las recaídas en los pacientes tratados por vía i.v.
■ La ciclofosfamida se debe continuar hasta la remisión clínica (habitualmente
nistrar metilprednisolona en pulsos de 250-1 000 mg/día i.v. durante 3 días antes
de iniciar la prednisona). Se puede reducir progresivamente la dosis de prednisona
a las 4 semanas si se observa mejoría clínica, con el objetivo de suspender los cor-
ticoides a los 6-9 meses (si no hay manifestaciones extrarrenales).
○ En los pacientes que no puedan tomar ciclofosfamida, el rituximab es un trata-
miento alternativo efi caz22,23.
○ Se debe plantear la plasmaféresis (intercambio de 1-1,5 volúmenes plasmáticos du-
rante 5-7 días) en pacientes con enfermedad potencialmente mortal que dependan
de la diálisis en la presentación, tengan hemorragia pulmonar o tengan también an-
ticuerpos antimembrana basal glomerular (anti-MBG)22.
○ En los pacientes que dependan de la diálisis, pero que no tengan signos de recupera-
ción renal después de 2-3 meses de tratamiento de inducción, el tratamiento inmu-
nodepresor continuo deberá estar dictado por la afectación extrarrenal.
• Tratamiento de mantenimiento:
○ La azatioprina (2 [mg/kg]/día v.o.) y el metotrexato (20-25 mg/semana como
máximo, con ácido fólico) tienen la misma efi cacia para la prevención de las recaídas.
○ El micofenolato mofetilo es menos efi caz que la azatioprina para el mantenimiento
de la remisión de la enfermedad23.
○ Los corticoesteroides son muy poco útiles en el tratamiento de mantenimiento, y
sólo se deben utilizar en las manifestaciones extrarrenales.
○ Se desconoce la duración óptima del tratamiento de mantenimiento. La mayoría de
los autores recomiendan 12-18 meses para reducir el riesgo de recaída.
PRONÓSTICO
Epidemiología
• La enfermedad por anticuerpos anti-MBG es una enfermedad muy poco frecuente, y
supone el 1-2 % de todas las enfermedades glomerulares.
• La enfermedad puede producirse a cualquier edad, aunque habitualmente alcanza su
máximo en la segunda a la tercera décadas, con un pico menor más tardío, en la sexta
década. Tiende a haber predominio masculino en el grupo de menor edad, y predomi-
nio femenino en los pacientes de mayor edad.
• Aproximadamente el 70 % de los pacientes tienen hemorragia pulmonar. La afec-
tación pulmonar es más frecuente en hombres jóvenes, mientras que los pacientes de
mayor edad tienen más probabilidad de tener GNRP aislada. Los que tienen hemorra-
gia pulmonar generalmente son fumadores.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• La enfermedad renal normalmente se manifi esta con GNRP con deterioro rápido de
la función renal (en días a semanas), oliguria y sedimento urinario activo. También
puede haber hipertensión y edema. En ocasiones, los pacientes pueden tener una evo-
lución subaguda, con un deterioro más lento de la función renal.
• La enfermedad pulmonar se manifi esta con hemoptisis, tos y disnea, con infi ltrados
alveolares en la radiografía de tórax.
• Hasta el 30 % de los pacientes con enfermedad por anticuerpos anti-MBG tienen
ANCA positivos, por lo general ANCA-MPO, y pueden tener otras manifestaciones
de vasculitis sistémica, como fi ebre, malestar y adelgazamiento.
• En el síndrome de Alport ligado al cromosoma X, los pacientes pueden presentar
enfermedad por anticuerpos anti-MBG de nueva aparición después del trasplante
renal, y los anticuerpos se dirigen principalmente contra la cadena 5 del colágeno
de tipo IV.
Criterios diagnósticos
• Se debe sospechar el diagnóstico cuando un paciente consulte con las manifestaciones
clínicas ya mencionadas, y se confi rma por la presencia de anticuerpos anti-MBG cir-
culantes y los hallazgos en la muestra de la biopsia renal. La histología renal también
ofrecerá información pronóstica.
Pruebas diagnósticas
Anatomía patológica renal
• La microscopia óptica (MO) muestra una GN focal y segmentaria, con áreas de necro-
sis fi brinoide y formación de semilunas.
• La IF muestra el patrón clásico de depósito lineal de IgG a lo largo de la MBG. En
ocasiones, también se puede ver tinción para IgA, IgM y C3.
T R ATA M I E N T O
PRONÓSTICO
• Los pacientes no tratados tienen una evolución fulminante, con una tasa de mortali-
dad 90 %, lo que pone de manifi esto la necesidad de un elevado nivel de sospecha
para esta enfermedad, para poder diagnosticarla y tratarla precozmente. Con un trata-
miento rápido, la mortalidad disminuye hasta 10 %1.
• En los pacientes que dependen de la diálisis en el momento de la presentación, la su-
pervivencia del paciente y del riñón es de tan solo el 65 y el 8 %, respectivamente, al
cabo de 1 año con tratamiento adecuado. La supervivencia al cabo de 1 año en los que
no precisan diálisis en la presentación es del 95 % si la creatinina es 5,7 mg/dl, y del
82 % si la creatinina es 5,7 mg/dl26.
• Las recurrencias clínicas son infrecuentes.
El pronóstico de los pacientes con positividad de ANCA y anticuerpos anti-MBG es
paralelo al de los pacientes con enfermedad por anticuerpos anti-MBG (aunque persiste la
controversia).
GLOMERULONEFRITIS POSTESTREPTOCÓCICA
PRINCIPIOS GENERALES
Epidemiología
• La GNPE es, fundamentalmente, una enfermedad de niños, y la incidencia máxima se
produce en la primera década de vida (frecuentemente antes de los 3 años de edad). Sin
embargo, cada vez se ha descrito con más frecuencia GNPE en personas de más edad
(especialmente de 60 años). Hay predominio masculino.
• La incidencia de GNPE está disminuyendo en los países industrializados, aunque sigue
siendo elevada en los países en desarrollo26.
Prevención
• El riesgo se minimiza con el tratamiento antibiótico temprano de la infección estrep-
tocócica.
• Los familiares y contactos íntimos deben recibir antibióticos profi lácticos.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Habitualmente hay hematuria de inicio súbito (por lo general se describe como
color de té o de Coca-Cola), aumento de la CrS, hipertensión y edema, que se
produce ~ 1-3 semanas después de una faringitis o una infección cutánea (el período
de latencia puede ser más prolongado). Puede producirse oliguria y, con menos fre-
cuencia, anuria.
• Pueden producirse formas subclínicas de GNPE, que se manifi estan con hematuria
microscópica y pueden ser más frecuentes que la nefritis manifi esta.
• Suele haber un antecedente reciente de faringitis o infección cutánea estreptocó-
cica.
T R ATA M I E N T O
E V O L U C I Ó N N AT U R A L Y P R O N Ó S T I C O
• La MAT describe las lesiones histológicas que son características de varios trastornos
diferentes desde el punto de vista clínico, de los cuales la púrpura trombocitopénica
trombótica (PTT) y el síndrome urémico hemolítico (SUH) son los más frecuentes.
Aquí no se analizarán otros trastornos, como la hipertensión maligna, la esclerodermia
y el síndrome de anticuerpos antifosfolipídicos.
• La MAT es la consecuencia de procesos anatomopatológicos que afectan a la microvascula-
tura sistémica y dan lugar a agregación plaquetaria y formación de trombos intraluminales.
• La PTT y el SUH son enfermedades con múltiples etiologías asociadas a mecanismos
patogénicos potencialmente diferentes. Se caracterizan por el síndrome clínico de trom-
bocitopenia, anemia hemolítica microangiopática (AHMA) y un grado variable de le-
sión orgánica, siendo el riñón y el sistema nervioso central los órganos que se afectan
con más frecuencia.
Definición
• Los criterios diagnósticos de PTT actuales incluyen trombocitopenia y AHMA de
causa no explicada. Los criterios son mucho menos estrictos que la péntada clásica
de trombocitopenia, AHMA, fi ebre, cambios neurológicos e insufi ciencia renal
aguda28.
○ Habitualmente afecta a adultos.
○ Tradicionalmente predominan los síntomas neurológicos, aunque algunos pacientes
consultan con alteraciones neurológicas e insufi ciencia renal.
○ La mayoría de los casos de PTT son adquiridos; una pequeña proporción tiene ca-
rencia hereditaria de una desintegrina, y una metaloproteasa con dominios similares
a la trombospondina-1 (ADAMTS-13).
• El SUH se defi ne por los mismos criterios que la PTT más la presencia de insufi-
ciencia renal.
○ Habitualmente afecta a niños.
○ Típico (con diarrea, D+): asociado a E. coli O157:H7 productor de toxina Shiga
(90 %).
○ Atípico (sin diarrea, D–): asociado a mutaciones genéticas que llevan a una altera-
ción de la regulación del sistema del complemento (10 %).
• A la vista de la superposición de las manifestaciones de ambos, algunos autores prefi eren
utilizar el término PTT-SUH para referirse al síndrome de trombocitopenia y AHMA
sin una causa manifi esta.
Etiología y patogenia
Púrpura trombocitopénica trombótica
• La PTT muchas veces es idiopática, aunque puede ser familiar o relacionarse con el
embarazo, enfermedades del colágeno vascular (como el LES), neoplasias malignas,
infecciones (VIH, parvovirus), trasplante de médula ósea y fármacos. Los anticoncep-
tivos orales, la ticlopidina (y, con menos frecuencia, el clopidogrel), la mitomicina C,
la gemcitabina y otros múltiples quimioterápicos, los inhibidores de la calcineurina, el
interferón y la quinina se han asociado a PTT.
• La patogenia de la PTT se relaciona con carencias hereditarias o adquiridas de la pro-
teasa que escinde el factor de von Willebrand, que normalmente es responsable de es-
cindir y eliminar los grandes multímeros de factor de von Willebrand que favorecen la
agregación plaquetaria y la trombosis microvascular. En pacientes con PTT adquirida
se ha encontrado un autoanticuerpo inhibidor contra la proteasa que escinde el factor
de von Willebrand.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
Síndrome urémico hemolítico
• El SUH D+ se produce la mayoría de las veces en niños pequeños (de 5 años) en
verano, y está precedido por una enfermedad diarreica hemorrágica aguda. El SUH D+
supone 90 % de los casos de SUH.
• Las manifestaciones clínicas del SUH incluyen inicio súbito de insuficiencia renal
oligoanúrica, palidez y, en algunos casos, cambios del estado mental (letargo, confu-
sión, coma, convulsiones), precedidos por 1 semana de enfermedad diarreica. Algunos
pacientes pueden tener hipertensión, exantema purpúrico, ictericia y pancreatitis.
• Los datos de laboratorio incluyen esquistocitos en el frotis de la sangre periférica,
elevación de la lactato deshidrogenasa, trombocitopenia, elevación del nitrógeno
ureico sanguíneo y de la CrS, y tiempo de protrombina y tiempo de tromboplastina
parcial normales. La mayoría de los pacientes tienen hematuria microscópica en el
análisis de orina y proteinuria de intensidad variable. Puede haber datos de infección
por E. coli O157:H7.
T R ATA M I E N T O Y P R O N Ó S T I C O
AMILOIDOSIS RENAL
PRINCIPIOS GENERALES
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• La mayoría de los pacientes consultan con proteinuria de intensidad variable (en el
intervalo nefrótico en 50 %) e insuficiencia renal. En la amiloidosis AL hay cadenas
ligeras monoclonales, que habitualmente se detectan mediante electroforesis de las pro-
teínas del suero o de la orina con inmunofi jación. El ensayo de cadenas ligeras libres
del suero es más sensible para detectar cadenas ligeras.
• El análisis de orina por lo general no muestra alteraciones evidentes, aunque, en oca-
siones, se observa hematuria microscópica.
• Cuando hay depósitos tubulares de amiloide, se pueden ver defectos tubulares renales,
como acidosis tubular renal y diabetes insípida nefrógena.
• La ecografía renal suele mostrar riñones aumentados de tamaño.
• Los depósitos en otros órganos pueden producir miocardiopatía restrictiva, hepatoes-
plenomegalia, hipotensión ortostática, macroglosia y trastornos de la motilidad y la
absorción gastrointestinal.
• El pronóstico de la amiloidosis AL es malo, con una mediana de superviven-
cia 2 años. Cuando se produce IRT, la supervivencia de la mayoría de los pacientes
es 1 año.
• El pronóstico de la amiloidosis AA es bueno si se puede controlar el proceso infl ama-
torio subyacente. Si no se trata, la progresión hasta IRT es rápida.
Pruebas diagnósticas
Anatomía patológica renal
• El estudio con MO muestra depósitos hialinos eosinófi los amorfos en el mesangio, a lo
largo de la MBG y, en ocasiones, en los vasos sanguíneos. Los depósitos subepiteliales
pueden producir «espigas» («spikes») similares a las de la nefropatía membranosa. Las
lesiones no son proliferativas. La tinción de rojo Congo muestra birrefringencia de
color verde manzana con luz polarizada.
• En la amiloidosis AL, la IF es positiva para la tinción de cadenas ligeras, normalmente de
tipo . En la amiloidosis AA, la tinción para la proteína del amiloide A sérico suele ser positiva.
• Con ME se ve que las fibrillas de amiloide tienen 8-15 nm de diámetro, están orien-
tadas aleatoriamente y no están ramifi cadas.
T R ATA M I E N T O
• Los regímenes terapéuticos para la amiloidosis AL, con o sin mieloma, incluyen mel-
falán y glucocorticoides. Algunos pacientes pueden ser candidatos a melfalán en dosis
elevadas y trasplante de células hematopoyéticas31. En ensayos pequeños se ha visto
que el bortezomib es útil, y se está realizando un estudio de fase III. La respuesta renal
se relaciona directamente con la respuesta hemática.
• El tratamiento de la amiloidosis AA supone actuar sobre el proceso infl amatorio sub-
yacente. El eprodisato, que interfi ere con la interacción entre las fi brillas de amiloide y
los glucosaminoglucanos, puede tener cierta utilidad para ralentizar la progresión renal
en la amiloidosis AA32. La fi ebre mediterránea familiar, que es prevalente en judíos se-
fardíes, es una causa recesiva autosómica de amiloidosis AA. La colchicina es benefi ciosa
en el tratamiento de esta enfermedad.
• La enfermedad por depósito de cadenas ligeras (EDCL) generalmente se manifi esta como
proteinuria con insufi ciencia renal, y no se asocia a tinción con rojo Congo en la biopsia.
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PRINCIPIOS GENERALES
Definición
• La ND es un síndrome clínico que se caracteriza por la pérdida progresiva de la
función renal debido a la diabetes. La aparición de albuminuria es uno de los
datos definitorios de esta enfermedad, y se utiliza con el fin de realizar el tamizaje
de la ND. Aunque la confirmación de la presencia de ND precisa de una biopsia
renal, las características clínicas normalmente suelen ser suficientes para llevar a
cabo el diagnóstico.
Epidemiología
• La ND es la causa más frecuente de insufi ciencia renal terminal (IRT) en Estados
Unidos.
• Aunque la diabetes, tanto de tipo 1 como de tipo 2, puede producir insufi ciencia
renal progresiva, la mayoría de los pacientes diabéticos con IRT tienen diabetes de
tipo 2, lo que probablemente refl eje la mayor prevalencia de esta forma de la enfer-
medad.
• La ND confi ere un aumento signifi cativo de la morbilidad y la mortalidad, y el paciente
en diálisis diabético tiene una tasa de mortalidad un 50 % mayor que el paciente no
diabético. La detección temprana y una intervención intensiva son fundamentales para
el tratamiento óptimo de esta población.
Fisiopatología
• La hiperglucemia tiene una participación fundamental en la aparición de la ND al
mediar cambios hemodinámicos y estructurales en el riñón.
○ La exposición directa a concentraciones elevadas de glucosa sanguínea de forma
mantenida produce glucosilación de las proteínas mesangiales, lo que causa expan-
sión y lesión mesangiales.
○ Además, el entorno hiperglucémico induce varias vías bioquímicas superpuestas que
son perjudiciales para la arquitectura renal. Estas incluyen la generación de produc-
tos fi nales de la glucosilación avanzada y de especies reactivas del oxígeno, la estimu-
lación del factor de crecimiento transformante- y la generación de citocinas proin-
fl amatorias1-3.
• Es probable que los cambios hemodinámicos también contribuyan a la progresión de
la nefropatía.
○ Se puede detectar hiperfi ltración en el glomérulo antes del inicio de la microalbumi-
nuria, lo que refl eja la alteración de la autorregulación y el aumento de las presiones
glomerulares4.
229
Factores de riesgo
• Entre los factores de riesgo modificables, el control de la glucemia es, tal vez, el más
evidente y el más importante.
○ En diversos estudios extensos, como los estudios United Kingdom Prospective Diabe-
tes Study (UKPDS) y Diabetes Control and Complications Trial, se ha visto que un
mal control glucémico se asocia a mayor riesgo de presentar microalbuminuria y
otras complicaciones microvasculares de la diabetes, como retinopatía y neuropa-
tía5,6.
○ El riesgo aumenta para todas las concentraciones de hemoglobina A1C por encima
del intervalo no diabético, y es máximo a concentraciones 12 %.
• La hipertensión también se asocia claramente con la aparición de nefropatía.
○ Diversos factores pueden contribuir a la aparición de hipertensión en estos pacientes,
como hiperinsulinemia, retención de líquido, aumento de la rigidez arterial y apari-
ción de nefropatía.
○ Las cifras de presión arterial superiores de forma constante al objetivo actual de
130/80 mm Hg exponen a los pacientes diabéticos a un mayor riesgo de aparición o
progresión de la ND.
• La obesidad aumenta aún más este riesgo, aunque se desconoce si este efecto es inde-
pendiente del control diabético y glucémico.
• También están bien documentados otros factores de riesgo no modificables.
○ Algunos autores han propuesto que determinadas variaciones del gen que codifica la
enzima conversora de la angiotensina (ECA) se asocian al agravamiento de la protei-
nuria y a nefropatía manifiesta7.
■ La predisposición genética está respaldada también por el hecho de que las personas
Prevención
• Para prevenir la progresión a ND se debe estudiar a los pacientes diabéticos para detec-
tar microalbuminuria, un precursor de la ND e indicador temprano de lesión renal.
• El tamizaje de la ND supone la evaluación periódica para detectar microalbuminuria.
○ Microalbuminuria se refiere a la detección en la orina de una pequeña cantidad de
albúmina en las fases tempranas de la ND.
■ La microalbuminuria es la excreción de entre 30 y 300 mg de albúmina en un
período de 24 h.
■ La albuminuria (a veces denominada macroalbuminuria) es la extensión de
embargo, esto puede ser laborioso y, a menudo, es difícil de interpretar por una
obtención inadecuada de la muestra y por las dificultades logísticas de recoger orina
durante 24 h.
■ El cociente de excreción de albúmina a creatinina tiene una correlación elevada con
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Es probable que la evolución natural y la progresión de la nefropatía sean similares en
los dos tipos de diabetes. Sin embargo, la evolución temprana de la nefropatía diabética
se ha estudiado mejor en la diabetes de tipo 1, porque hay una correlación más exacta
entre el inicio de la enfermedad y el momento del diagnóstico.
• En la diabetes de tipo 1, los primeros 5 años se caracterizan, por lo general, por valores
de laboratorio normales para las concentraciones séricas de creatinina y electrólitos y
para la concentración urinaria de proteínas.
○ A pesar de los valores de laboratorio normales, las concentraciones de glucosa eleva-
das producen hiperfi ltración glomerular y se inician cambios anatomopatológicos
sutiles.
• La microalbuminuria se suele producir 5-10 años después del diagnóstico.
○ Este es uno de los marcadores más tempranos de afectación renal diabética, y cons-
tituye el pilar del proceso de tamizaje de la ND.
• A partir de los 15-20 años se produce albuminuria e hipertensión, con un deterioro
bastante rápido hasta IRT después de los 20 años.
• A menudo se deriva a los pacientes diabéticos a la consulta de nefrología porque tienen
albuminuria o elevación de la concentración de creatinina sérica. La valoración com-
pleta de estos pacientes precisa una evaluación detallada para detectar factores de riesgo
Anamnesis
• Una anamnesis detallada debe permitir determinar la duración de la diabetes, el nivel
de control glucémico y la presencia de diagnósticos indicativos de enfermedad micro-
vascular de otros órganos asociada a la diabetes.
• Como ya se ha mencionado, los pacientes habitualmente presentan microalbuminuria
5-10 años después del inicio de la enfermedad. El riesgo de ND aumenta aún más en
los que tienen mal control glucémico.
• En todas las visitas se debe preguntar a los pacientes por el cumplimiento de la dieta
diabética y el nivel actual de control glucémico. Muchas veces, un registro escrito de las
glucemias medidas es útil para la determinar las tendencias generales y las variaciones
diarias de las concentraciones de glucosa.
• Un antecedente de retinopatía o neuropatía a menudo respalda el diagnóstico de
ND.
○ Los diabéticos de tipo 1 con nefropatía casi siempre tienen datos de retinopatía o
neuropatía10.
○ Esta asociación está peor establecida en la diabetes de tipo 2. Aunque la ausencia de
retinopatía no debe excluir la consideración de ND en estos pacientes, los médicos
también deben plantearse diagnósticos alternativos.
Exploración física
• En todas las visitas en la consulta se debe medir sistemáticamente la presión arterial.
La hipertensión es una comorbilidad frecuente en diabéticos, y tiene mucha influencia
tanto en la aparición como en la progresión de la ND.
• También debe evaluarse cuidadosamente el estado de volumen de los pacientes,
porque una expansión del compartimento del líquido intersticial del cuerpo, que se
manifiesta como edema, puede reflejar la retención ávida de sodio en la hipertensión
o la pérdida de la presión oncótica por la excreción urinaria de albúmina en el rango
nefrótico.
• La presencia de retinopatía y neuropatía puede reflejar una enfermedad microvascular
concurrente, y se debe evaluar con un estudio del fondo de ojo y una exploración
neurológica.
Diagnósticos diferenciales
• Aunque el término «nefropatía diabética» se refiere específicamente a la enfermedad
glomerular producida por los mecanismos que se han señalado más arriba, en los pa-
cientes diabéticos se pueden producir otras formas de lesión renal.
• De las otras enfermedades glomerulares, la nefropatía membranosa se asocia a la
diabetes, y puede producirse en diabéticos de larga evolución de 40-60 años de
edad.
• Los diabéticos también son susceptibles a la aparición de vasculopatía renal, que puede
manifestarse después del inicio de un antagonista de la angiotensina, y de nefropatía
obstructiva, que es particularmente preocupante en el 40 % de los diabéticos que pre-
sentan neuropatía autónoma de la vejiga.
• Los diabéticos son más propensos a presentar determinadas secuelas infecciosas tam-
bién, como necrosis papilar renal y tuberculosis renal.
○ La necrosis papilar se puede manifestar en pacientes con infecciones del tracto
urinario frecuentes que presentan hematuria, piuria e insuficiencia renal leve. Tam-
bién es frecuente un grado leve de proteinuria.
○ La tuberculosis renal también se puede manifestar con piuria estéril, hematuria y
uremia; el diagnóstico se basa en la sospecha clínica y el crecimiento de micobacte-
rias en la orina.
• En un diabético que presenta proteinuria o insuficiencia renal, los datos siguientes
deben plantear la sospecha de un diagnóstico diferente a la ND:
○ Aparición de albúmina 5 años después del inicio de la diabetes.
○ Lesión renal aguda.
○ Sedimento urinario activo.
○ Trombosis asociada a síndrome nefrótico.
○ Ausencia de retinopatía o neuropatía, particularmente en diabéticos de tipo 1.
Pruebas diagnósticas
Pruebas de laboratorio
• Los datos de laboratorio recientes siempre se deben interpretar en el contexto de
las tendencias a largo plazo y de la situación clínica actual. Una única elevación
de la creatinina sérica o de la albúmina urinaria se debe confirmar repitiendo el estu-
dio, especialmente si hay indicios que sugieren un aumento transitorio de dichos
marcadores (deshidratación, enfermedad febril, infecciones del tracto urinario y nue-
vos fármacos).
• La ND se confirma por la persistencia de la albuminuria en dos muestras separadas
entre sí 3-6 meses.
• Como los cambios del funcionamiento renal en la ND habitualmente siguen una evolu-
ción gradual, pero progresiva a lo largo del tiempo, inicialmente cabría esperar que la
creatinina sérica aumentara lentamente, y muchas veces se observan incrementos peque-
ños y sutiles cuando se analizan con detalle las tendencias de laboratorio en los meses y
años previos. Las fluctuaciones súbitas de los parámetros de laboratorio se deben confir-
mar repitiendo los análisis y planteando diagnósticos alternativos (v. más adelante).
Procedimientos diagnósticos
• El diagnóstico definitivo precisa una biopsia renal.
• Se debe realizar una biopsia si se sospechan diagnósticos alternativos debido a la pre-
sentación atípica de la ND.
○ Se puede ver hipertrofia glomerular en fases tempranas de la ND, con expansión
mesangial y engrosamiento de la membrana basal glomerular.
■ Esto normalmente progresa hasta un patrón nodular de glomeruloesclerosis cono-
T R ATA M I E N T O
y son los únicos fármacos que producen una reducción signifi cativa del riesgo de
presentar microalbuminuria.
■ Algunos autores especulan que puedan producirse efectos benefi ciosos adicionales
ECA y los ARA son equivalentes, aunque, en la práctica clínica, a menudo se uti-
lizan de forma indistinta.
■ En un estudio comparativo de inhibidores de la ECA y ARA en diabéticos de tipo 2
ARA para una reducción máxima de la proteinuria. Aunque se ha visto que esta
combinación reduce la proteinuria intensa en pacientes no diabéticos25, en general,
se debe evitar el uso simultáneo de inhibidores de la ECA y ARA por el aumento
del riesgo de efectos adversos.
■ También se han utilizado inhibidores directos de la renina con ARA, y se ha visto
COMPLICACIONES
mar el funcionamiento renal de un paciente se pueden realizar con las fórmulas que
se describen en otros capítulos de este libro, y pueden servir como recordatorio para
ajustar las dosis de los fármacos según el contexto clínico.
• Insuficiencia renal aguda:
○ La insufi ciencia renal aguda se manifi esta por un aumento súbito de la creatinina que
supera el deterioro funcional gradual previsto que se ve en la ND.
○ Se deben tener en mente las causas tanto prerrenales como posrenales, porque los
pacientes diabéticos son propensos tanto a depleción intravascular como a obstruc-
ción por la neuropatía autónoma.
○ En pacientes que inician un fármaco inhibidor de la angiotensina, muchas veces se
produce una elevación de la creatinina.
■ Esto habitualmente refl eja una respuesta fi siológica esperada al cambio del fi ltrado
generación de amoníaco, que es necesario para excretar una cantidad sufi ciente de
ácido, lo que produce acidosis metabólica.
■ Aunque la acidosis tubular renal de tipo 4 muchas veces se trata con aporte de
MONITORIZACIÓN/SEGUIMIENTO
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PRINCIPIOS GENERALES
239
Displasia fibromuscular
• La DFM se ve, sobre todo, en mujeres con hipertensión de inicio antes de los 30 años
de edad, o en mujeres menores de 50 años con hipertensión refractaria o con un
empeoramiento súbito. La forma más frecuente de DFM es la fibroplasia de la íntima,
que se manifiesta con el clásico aspecto de «collar de perlas» en el angiograma. En esta
enfermedad también se pueden afectar otras arterias.
Fisiopatología
• En 1934, Goldblatt produjo experimentalmente hipertensión en perros pinzando las
arterias renales, y demostró que la reducción de la perfusión en uno o en los dos riñones
podía producir hipertensión sistémica.
• Para que una lesión produzca un deterioro hemodinámico significativo del flujo san-
guíneo a través de una arteria renal, debe ocluir el diámetro luminal de la arteria en un
75-80 %. Cuando se alcanza este nivel crítico de estenosis, se activan numerosos me-
canismos, en un intento de restaurar la perfusión renal. Es fundamental para este pro-
ceso la producción en el aparato yuxtaglomerular de renina, que, a su vez, activa el
sistema de renina-angiotensina-aldosterona (SRAA).
• Posteriormente, aumenta la presión arterial sistémica hasta que se restablece o mejora
la perfusión renal. Si se bloquea experimentalmente el SRAA, con fármacos o con in-
activación genética del receptor 1A de la angiotensina II en modelos animales, se puede
prevenir este aumento de la presión arterial sistémica6.
• Otros mecanismos pueden tener una mayor contribución a la elevación a largo plazo
de la presión arterial, como la activación crónica del sistema nervioso simpático, la
activación de las vías del estrés oxidativo, la reducción de la producción de óxido nítrico,
la síntesis de endotelina y la nefroesclerosis hipertensiva.
Mantenimiento de la hipertensión
• Los mecanismos de la HTNRV mantenida dependen de que la EAR afecte a un riñón
o a los dos. La terminología que ha surgido de los modelos animales experimentales
ilustra los conceptos fisiopatológicos en la enfermedad humana.
• El modelo de dos riñones y una pinza (2R1P) de Goldblatt representa una EAR
unilateral en un paciente con dos riñones funcionantes. Es fundamental en este con-
cepto el hecho de que el riñón contralateral a la estenosis sea normal y experimente una
mayor presión de perfusión. El riñón se adapta al aumento de la presión arterial me-
diante la supresión local del SRAA y la excreción de una cantidad excesiva de sodio y
agua. Debido a la normalización del estado de volumen, se mantiene la mala perfusión
del riñón estenótico, y en este riñón se produce activación persistente del SRAA. Este
modelo se conoce como HTNRV dependiente de la angiotensina II7.
• El modelo de un riñón y una pinza (1R1P) significa que toda la masa renal es distal
a una estenosis hemodinámicamente significativa, ya sea EAR bilateral en un paciente
con dos riñones funcionantes o EAR unilateral en un paciente con un único riñón
funcionante. En el modelo 1R1P, toda la masa renal está hipoperfundida, lo que pro-
duce activación del SRAA con retención de sodio y expansión de volumen, lo que
lleva a un aumento de la presión de perfusión renal. Una vez que ocurre esto, se suprime
el SRAA, y se piensa que la hipertensión está más relacionada con la expansión de vo-
lumen persistente. Esta situación se conoce como HTNRV independiente de la angio-
tensina o dependiente del volumen7.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• No hay características clínicas que permitan diferenciar de forma absoluta la HTNRV
de otras causas de hipertensión.
• Las manifestaciones que pueden ser útiles incluyen inicio agudo de hipertensión
moderada a grave en fases tempranas o tardías de la vida, e hipertensión refractaria
al tratamiento habitual. En la tabla 20-1 se presenta una lista de características que
elevan la sospecha clínica.
• La mejora y la mayor intensidad de los tratamientos médicos de la hipertensión hacen
que la hipertensión refractaria sea menos frecuente; por lo tanto, se debe tener un ele-
vado índice de sospecha cuando se evalúe a pacientes con hipertensión. Se piensa que
la detección temprana de la HTNRV es importante, porque el éxito de la revasculari-
zación parece relacionarse inversamente con la duración de la hipertensión.
Pruebas diagnósticas
• Antes de embarcarse en una extensa evaluación diagnóstica para detectar enfermedad
arterial renal, el médico debe plantearse si se realizará una intervención adicional en
caso de detectarse la enfermedad. La enfermedad arterial renal es un hallazgo no sospe-
chado relativamente frecuente en determinados grupos de alto riesgo, como se ha visto
más arriba.
• La mayoría de los expertos proponen buscar una EAR únicamente si se considera
que el paciente se beneficiará del tratamiento de revascularización. En el proceso
de toma de decisiones se deben tener en consideración factores como la comorbilidad,
la edad y el riesgo de la intervención (tabla 20-2).
• Como las pruebas funcionales que miden la actividad de la renina en la sangre carecen
de potencia estadística para el diagnóstico, el estudio de imagen radiográfico de la
vasculatura renal se ha convertido en el principal abordaje diagnóstico en la EAR. La
prueba elegida depende de la experiencia del centro, aunque, inicialmente, se prefieren,
en general, pruebas poco invasivas.
Estudios de imagen
• Ecografía renal con Doppler:
○ Las velocidades del flujo sanguíneo en las arterias renales y la aorta se miden con
ecografía con Doppler para detectar EAR. Mayores velocidades indican menor diá-
metro luminal.
Estudio funcional
• Se puede utilizar el conocimiento de la fisiopatología de la HTNRV para determinar
el significado fisiológico de una lesión estenótica y, posiblemente, si está contribuyendo
T R ATA M I E N T O
Evolución natural
• Como en cualquier enfermedad, el abordaje terapéutico debe tener en consideración la
evolución natural de la enfermedad.
• En estudios prospectivos recientes, en los que se utilizó ecografía Doppler, se ha visto
que la progresión de la VRA puede no producirse con tanta frecuencia y rapidez como
se pensaba en otro tiempo.
• Puede producirse progresión hasta en el 30 % de los pacientes de alto riesgo a los 3 años,
y tan solo en el 4 % de los pacientes de bajo riesgo a los que se siguió durante hasta
8 años.
• La progresión de la enfermedad se relaciona con el grado inicial de la estenosis.
Puede producirse progresión a oclusión completa hasta en el 3-7 % de los pacientes.
Todavía se conocen mal los factores de riesgo de progresión, aunque, aparentemente,
son similares a los factores de riesgo de la enfermedad ateroesclerótica general13.
• La situación se complica aún más, porque la progresión de una lesión estenótica puede
no traducirse clínicamente en empeoramiento de la hipertensión o deterioro del fun-
cionamiento renal. En un grupo de pacientes con EAR de alto grado ( 70 %) a los
que se siguió durante algo más de 3 años, solo el 8 % precisó finalmente revasculariza-
ción por hipertensión refractaria. En todo el grupo aumentó la necesidad de fármacos
antihipertensivos, pero la presión arterial se mantuvo relativamente estable y la creati-
nina aumentó desde 1,4 hasta 2 mg/dl. Este aumento de la creatinina sérica fue más
llamativo en pacientes con EAR bilateral. La mortalidad en este grupo fue del 30 %, y
se debió, principalmente, a enfermedad cardiovascular14.
• Como ya se ha señalado, se ha visto que el hallazgo de una estenosis de alto grado es un
factor predictivo independiente de la mortalidad por todas las causas, y se ha observado
que los pacientes con VRA tienen mayor tendencia a los episodios cardiovasculares
ateroescleróticos que la población general.
• Es posible que los defectos neuroendocrinos a largo plazo producidos por la VRA
puedan contribuir al empeoramiento de la enfermedad cardiovascular. Por lo tanto, el
tratamiento se debe dirigir no solo al control de la presión arterial y el mantenimiento
del funcionamiento renal, sino que también debe incluir la reducción de los episodios
cardiovasculares en su conjunto15,16.
Indicaciones de la intervención
• Los pacientes con hipertensión acelerada recién diagnosticada y nefropatía rápida-
mente progresiva en los que se encuentre una EAR muy probablemente se beneficiarán
de la revascularización (v. tablas 20-2 y 20-3). Otras indicaciones de la revasculariza-
ción son episodios recurrentes de insuficiencia cardíaca congestiva y edema pul-
monar súbito y recurrente17.
• El dilema más frecuente en relación con la intervención es el paciente con VRA que
tiene hipertensión bien controlada y un funcionamiento renal estable. Aunque la pre-
sencia de VRA conlleva una mayor probabilidad de episodios cardiovasculares futuros,
la intervención puede o no modificar ese riesgo18,19.
• Los tratamientos de que se dispone actualmente para la HTNRV y la nefropatía isqué-
mica son tratamiento médico, ARTP con o sin implantación de una endoprótesis, y
revascularización quirúrgica20.
Tratamiento médico
• En todos los pacientes con VRA se recomienda el tratamiento médico intensivo diri-
gido a reducir la enfermedad ateroesclerótica. Esto incluye abandono del tabaco, con-
trol de la dislipidemia (normalmente con estatinas, con un objetivo de lipoproteínas
de baja densidad 70 mg/dl), control glucémico, ácido acetilsalicílico y control
de la presión arterial según los siete objetivos del Joint National Committee (JNC)21.
• Los IECA y los ARA son los fármacos de primera línea preferidos, porque se ha demos-
trado su eficacia en la EAR y las enfermedades cardiovasculares. Es poco frecuente que
los pacientes tengan una disminución clínicamente significativa del FG después del
inicio de estos fármacos, aunque se recomienda un seguimiento estrecho de la crea-
tinina sérica y la optimización del estado de volumen después de su inicio22,23.
• Si se observa disminución del FG, habitualmente es en pacientes con enfermedad bi-
lateral o EAR en un riñón funcionante único, y se debe plantear la revascularización.
• La hipertensión refractaria se define, en general, como el control inadecuado con tres
fármacos, y, en este caso, se puede plantear la revascularización, aunque no está claro
si es beneficiosa. Incluso después de la realización de una revascularización con éxito,
normalmente es necesario el tratamiento médico, y es poco frecuente que se puedan
suspender todos los antihipertensivos24.
No Sí
FIGURA 20-1. Abordaje terapéutico. EAR, estenosis arterial renal; HTNRV, hipertensión
renovascular.
Cirugía
• Antes de la era de la radiología intervencionista, la cirugía era el tratamiento definitivo
de la EAR. En la actualidad se reserva a las situaciones en las que es necesaria la revas-
cularización, pero no se puede conseguir por la vía percutánea.
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Epidemiología
• La ERPAD tiene una incidencia de 1 de cada 400-1 000 recién nacidos vivos, sin pre-
dilección por raza o sexo; ~ 85 % tienen un defecto en el gen PKD1 (cromosoma 16);
mientras que el 15 % tienen un defecto en el locus PKD2 (cromosoma 4).
• La ERPAR tiene una incidencia de 1 de cada 10 000-40 000 recién nacidos vivos.
Fisiopatología
• Los productos génicos de PKD1 (policistina-1) y PKD2 (policistina-2) se localizan en
los cilios primarios de la nefrona, las vías biliares y el epitelio de los conductos pancreá-
ticos, y en otros diversos tejidos del cuerpo.
• Se piensa que estos productos génicos participan en la sensibilidad mecánica mediada
por el fl ujo, además de en interacciones intercelulares, y sus defectos producen prolife-
ración anómala de las células epiteliales.
• En la ERPAD, las células epiteliales proliferan en respuesta a diversas señales; puede haber
una alteración de la transducción de señales de la vasopresina, y las células afectadas tie-
nen una respuesta anómala a los aumentos del monofosfato de adenosina cíclico.
• No está claro por qué la ERPAD tiene una evolución variable incluso en pacientes empa-
rentados; tan solo un pequeño porcentaje de túbulos presentan quistes, lo que sugiere que
hace falta una mutación somática de «second hit» en el alelo normal para iniciar la cistogenia.
• A medida que aumentan de tamaño los quistes, quedan separados del resto del sistema
colector por una pared, lo cual explica por qué los fenómenos que se producen dentro
del quiste (como hemorragia e infección) pueden no manifestarse en la orina.
• Los quistes en crecimiento pueden difi cultar el fl ujo sanguíneo hacia las nefronas nor-
males, lo que da lugar a hipertensión resistente y fi brosis intersticial.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• El diagnóstico muchas veces es tardío, porque la enfermedad es asintomática hasta
fases avanzadas de la evolución.
250
• Muchas veces se descubre en un estudio de imagen abdominal realizado por otra indi-
cación; los motivos para realizar una ecografía específicos de la ERPAD incluyen hiper-
tensión de inicio temprano y de causa no explicada, elevación de la creatinina o dolor
por expansión, hemorragia o infección del quiste.
Anamnesis
• La anamnesis debe incluir unos antecedentes familiares detallados, en los que se in-
cluyan los familiares que puedan haber necesitado diálisis o trasplante y la edad en la
que presentaron insuficiencia renal terminal.
• Deben obtenerse los antecedentes familiares de aneurismas cerebrales o muerte súbita
de causa desconocida, porque esto haría que el paciente tuviera riesgo de un episodio
similar y necesitara estudios de tamizaje.
• Se debe buscar un antecedente personal de cefalea o síntomas neurológicos.
• La exploración del flanco y del abdomen puede ser indicativa de quistes renales o he-
páticos sintomáticos.
• Se debe investigar el antecedente de hematuria, disuria y nefrolitiasis.
• Se debe cuantificar el consumo de cafeína1.
• En las mujeres, se debe evaluar el antecedente de exposición a estrógenos (embarazo,
anticoncepción, tratamiento de restitución hormonal).
Exploración física
• La exploración física a menudo es normal en las fases tempranas de la ERPAD.
• El primer síntoma inicial de un problema subyacente es, muchas veces, la hipertensión
de inicio a una edad temprana.
• A medida que los riñones aumentan de tamaño progresivamente, se pueden palpar los
quistes en la exploración del abdomen.
• También pueden palparse quistes hepáticos, y provocar dolor a la palpación en el epi-
gastrio.
• La auscultación cardíaca puede mostrar el clic mesosistólico de la estenosis mitral.
Criterios diagnósticos
• El diagnóstico de ERPAD se realiza utilizando la combinación de quistes renales,
antecedentes familiares y la constelación de manifestaciones extrarrenales.
• Se han establecido criterios diagnósticos ecográficos para pacientes con riesgo de
ERPAD de tipo 1 (tabla 21-1); sin embargo, la ausencia de quistes en un paciente
menor de 30 años no excluye la enfermedad2.
• Como la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM) pueden
detectar quistes más pequeños, los criterios diagnósticos convencionales no se aplican
a estas modalidades, y no hay directrices validadas.
• El uso de la tecnología de RM está limitado, principalmente, al contexto de investiga-
ción, en el que se puede medir la velocidad de crecimiento del volumen del riñón y del
quiste como marcador indirecto de la progresión de la enfermedad3,4.
• Se dispone de estudios genéticos comerciales para la ERPAD (de los tipos 1 y 2), que
se deben utilizar, fundamentalmente, en pacientes jóvenes que contemplen una dona-
ción de riñón a un familiar afectado para descartar enfermedad subclínica; la exactitud
de la prueba depende de que identifi que la mutación específi ca (que difi ere de unas
familias a otras), por lo que la utilidad de la prueba genética es baja en los pacientes que
no tienen familiares afectados o que tienen pocos.
• Actualmente no se recomienda el estudio de tamizaje sistemático de los familiares
en riesgo (con ecografía o estudio genético), porque no se dispone de ningún trata-
miento específi co modifi cador de la enfermedad para el paciente asintomático; el diag-
nóstico temprano puede producir sufrimiento emocional y, posiblemente, difi cultades
para obtener seguros sanitarios.
• Sin embargo, sí es prudente que se mida periódicamente la presión arterial de los fami-
liares en riesgo y que se realice una evaluación adicional cuando esté indicado.
Diagnóstico diferencial
• El diagnóstico de ERPAD no es difícil cuando hay unos antecedentes familiares claros
de enfermedad; cuando no se dan estos antecedentes, se debe excluir la posibilidad de
una enfermedad renal quística alternativa.
• En la enfermedad renal quística adquirida con insufi ciencia renal, habitualmente los
riñones son pequeños y están contraídos.
• Los quistes de la enfermedad renal quística medular muchas veces son una manifesta-
ción tardía, con riñones de tamaño pequeño o normal y con contornos lisos, y quistes
confi nados a la unión corticomedular o la médula renal.
• El riñón en esponja medular (REM) también se puede distinguir de la ERPAD por la
localización medular de los quistes y la dilatación de los conductos colectores.
• Los nódulos renales sólidos son poco frecuentes en la ERPAD, pero se pueden ver en
la esclerosis tuberosa y el síndrome de von Hippel-Lindau (VHL).
• La presencia de manifestaciones extrarrenales, como quistes hepáticos, puede ser un
indicio útil para hacer el diagnóstico de ERPAD.
T R ATA M I E N T O
COMPLICACIONES
Manifestaciones renales
• La hematuria es un hallazgo frecuente en pacientes con ERPAD, y puede deberse a
rotura de un quiste, nefrolitiasis o infección.
• La hemorragia de un quiste es autolimitada, dura desde varios días hasta 1-2 semanas,
y puede ser muy dolorosa; como los quistes pueden haber quedado separados del resto
del aparato urinario por un tabique, no siempre hay hematuria. La hemorragia de un
quiste se trata de forma conservadora con hidratación oral, reposo en cama y analgési-
cos.
• La infección de un quiste se puede manifestar con fi ebre, disuria, piuria y dolor en el
fl anco; sin embargo, igual que en la hemorragia del quiste, puede no haber comunica-
ción directa con el resto del sistema colector, por lo que los hallazgos urinarios inferio-
res pueden ser mínimos y el urocultivo puede ser negativo. El tratamiento de la infec-
ción de un quiste debe incluir un antibiótico con buena penetración en el quiste
(ciprofl oxacino, sulfametoxazol-trimetoprima o cloranfenicol) durante al menos 3-4 se-
manas.
• Puede producirse nefrolitiasis en pacientes con ERPAD, con mayor frecuencia de
cálculos de ácido úrico que en la población general; en este grupo también son frecuen-
tes los cálculos que contienen calcio.
• En los pacientes con ERPAD y nefrolitiasis, se debe hacer un estudio metabólico com-
pleto de los cálculos para buscar hipocitraturia, hipercalciuria, hiperuricosuria y diure-
sis baja.
• Se piensa que, en esta población, la hipertensión está mediada, al menos en parte, por
activación del eje de renina-angiotensina-aldosterona por la isquemia local debida a la
compresión externa por los quistes que están aumentando de tamaño; el inicio de
la hipertensión muchas veces es temprano, con fi ltración renal mantenida.
• Puede verse un defecto de la concentración, generalmente leve, en fases tempranas de
la evolución de la enfermedad; esto se puede explicar por alteraciones de la transducción
de señales del receptor de la vasopresina (V2).
Manifestaciones extrarrenales
• Los quistes hepáticos son frecuentes, y están presentes hasta en el 80 % de los pacientes
con ERPAD; sin embargo, la progresión hasta insufi ciencia hepática es muy infrecuente.
○ El aumento del tamaño del hígado puede producir repleción abdominal, molestia o
saciedad temprana; en circunstancias poco habituales, el dolor puede ser sufi ciente-
mente intenso como para llevar al drenaje del quiste, con esclerosis o periquistecto-
mía parcial quirúrgica.
• Los quistes hepáticos son más frecuentes en mujeres con una mayor exposición a los
estrógenos.
○ Los aneurismas cerebrales constituyen la manifestación extrarrenal más grave, y se
ha visto que se agregan en familias con determinadas mutaciones.
○ Cuando hay antecedentes familiares de aneurisma cerebral o muerte súbita de causa
desconocida, la incidencia aumenta hasta el 20 %; cuando no se dan esos anteceden-
tes familiares, el riesgo no es mayor que en la población general (1-2 %).
○ El riesgo de rotura del aneurisma es mayor en pacientes con hipertensión no controlada.
○ Se debe realizar una angiografía por resonancia magnética a los pacientes que tengan
síntomas neurológicos y a aquellos que tengan antecedentes familiares de aneurisma
cerebral; otros pacientes en los que se debe realizar el tamizaje son aquellos con pro-
fesiones de alto riesgo en las que una pérdida de conciencia haría que otras personas
corrieran riesgo (como pilotos comerciales), pacientes que precisen anticoagulación
y pacientes a los que se vaya a operar con una posible inestabilidad hemodinámica.
E D U C A C I Ó N D E L PA C I E N T E
• Se debe informar a todos los pacientes con ERPAD de la forma de herencia y del riesgo
de enfermedad del 50 % en cada uno de los descendientes.
• Otros familiares también pueden estar en situación de riesgo (dependiendo de que la
enfermedad del paciente sea familiar o esporádica); sin embargo, actualmente no se
recomienda el tamizaje sistemático, porque no se dispone de ningún tratamiento mo-
difi cador de la enfermedad.
• En los familiares en riesgo se debe vigilar la presión arterial y la presencia de síntomas
neurológicos indicativos de aneurisma cerebral, y se debe realizar una ecografía solo si
los resultados alterarían de forma signifi cativa el tratamiento.
• Aunque no se ha defi nido la naturaleza exacta del riesgo, se debe aconsejar a los pacientes
que reduzcan el consumo de cafeína y que eviten los tratamientos que contengan estrógenos.
PRONÓSTICO
Epidemiología
• Los quistes renales simples son muy frecuentes en la población general (5 %) y se
pueden encontrar en riñones sanos.
• La prevalencia aumenta con la edad, de forma que aproximadamente la cuarta parte de
la población general tiene un quiste simple en la ecografía a los 50 años.
Fisiopatología
• Los quistes simples habitualmente son solitarios, aunque no es infrecuente encontrar
quistes múltiples.
• Pueden ser uniloculados o multiloculados. Están tapizados por una monocapa de célu-
las epiteliales aplanadas y están limitados a la corteza renal.
• No se conoce por completo la causa de la formación de quistes simples.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Los quistes simples casi siempre son asintomáticos, y normalmente se encuentran de
forma casual en estudios de imagen realizados por otros fi nes.
• En algunas circunstancias poco frecuentes, los quistes grandes ( 10 cm de diámetro)
pueden producir síntomas locales, como masa abdominal palpable y dolor abdominal.
• La infección o la hemorragia del quiste y la obstrucción urinaria (si está cerca de la
pelvis renal) complican raras veces los quistes simples.
• Por lo general está conservada la función renal, aunque se puede producir hipertensión
si el quiste comprime un gran vaso.
Criterios diagnósticos
• El tamaño de los quistes es bastante variable, y puede oscilar desde 1 hasta 10 cm
de diámetro.
• La ecografía es la mejor modalidad inicial para evaluar los quistes simples.
• Habitualmente, los quistes simples que se ven en la ecografía: a) son anecoicos; b) tie-
nen forma redondeada y paredes lisas, y c) tienen una pared posterior bien defi nida con
refuerzo acústico intenso.
• La TC puede caracterizar mejor los quistes renales, en caso de que hubiera dudas sobre
el diagnóstico7.
Diagnóstico diferencial
• Los quistes simples se pueden diferenciar de la enfermedad renal poliquística por su
menor número, la ausencia de manifestaciones extrarrenales, la normalidad del tamaño
y el funcionamiento de los riñones, y la ausencia de antecedentes familiares.
• Al contrario que en las enfermedades quísticas adquiridas, los quistes simples general-
mente se asocian a una concentración de creatinina normal (salvo que una enfermedad
distinta haya producido insufi ciencia renal).
• El principal diagnóstico diferencial es distinguir entre quistes simples y masas malignas.
• Si el aspecto es el típico de un quiste simple en la ecografía, no está indicada ninguna
evaluación adicional; el sistema de clasifi cación de Bosniak en la TC (tabla 21-2)
puede ayudar a caracterizar la lesión si sigue habiendo preocupación; las categoría III
y IV precisan una evaluación quirúrgica, porque el riesgo de neoplasia maligna es
elevado.
T R ATA M I E N T O
• Casi todos los quistes simples son asintomáticos y no precisan tratamiento específico.
• El dolor debido a un quiste grande se trata de forma conservadora.
• Cuando esté indicado por criterios clínicos, un quiste doloroso resistente al tratamiento
se puede aspirar y esclerosar por vía percutánea o quirúrgica.
PRONÓSTICO
Categoría Descripción
I Quiste benigno simple
Pared del grosor de un cabello
Contenido con densidad de agua
Sin realce
Sin tabiques, calcificaciones ni componentes sólidos
II Quiste benigno con características adicionales
Calcificaciones finas
Pocos tabiques, del grosor de un cabello
Realce «percibido»
Masa de 3 cm con atenuación elevada, pero sin realce
IIF Quistes con características mínimamente complicadas
Múltiples tabiques del grosor de un cabello, o engrosamiento liso
de la pared o los tabiques
Las calcificaciones pueden ser gruesas y nodulares
No hay realce medible
Generalmente bien delimitado
Lesiones de 3 cm con atenuación elevada
III Masa quística «indeterminada»
Engrosamiento liso o irregular de las paredes o los tabiques,
con realce
IV Masa con elevada probabilidad de malignidad
Todos los criterios de la categoría III
Componentes de partes blandas con realce adyacentes
Epidemiología
• La enfermedad renal quística adquirida se produce en pacientes con insufi ciencia renal
crónica avanzada o insufi ciencia renal terminal.
• La incidencia aumenta con el tiempo en diálisis, de forma que hasta el 90 % de los
pacientes se ven afectados después de al menos 10 años.
• Los hombres afroamericanos tienden a presentar la enfermedad en fases más tempranas.
Fisiopatología
• Se piensa que la uremia crónica, con hipertrofi a compensadora de la nefrona, subyace
a la aparición de una enfermedad renal quística adquirida, con afectación bilateral en
muchos casos.
• Los quistes se forman principalmente en los túbulos proximales con hiperplasia epite-
lial.
• El tamaño total del riñón tiende a ser pequeño o normal, en contraposición con el
aumento masivo de tamaño que se ve con frecuencia en la ERPAD.
• La transformación en carcinoma de células renales se produce con más frecuencia que
cuando no hay enfermedad renal quística adquirida; predomina el subtipo papilar, en
contraposición con los tumores de células claras y los tumores granulares, que, en ge-
neral, son más frecuentes.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• La mayoría de las veces, la enfermedad renal quística adquirida es asintomática.
• Puede producirse hemorragia dentro del quiste, que se manifi esta con dolor en el fl anco
o en la espalda, además de hematuria.
• Puede haber dolor por aumento del tamaño del propio quiste, aunque es infre-
cuente.
Criterios diagnósticos
• La ecografía puede identifi car fácilmente los quistes; sin embargo, se recomienda la
TC/RM para evaluar a pacientes sintomáticos y a aquellos que tengan quistes
sospechosos.
• Sigue habiendo controversia sobre el tamizaje para detectar transformación en carci-
noma de células renales, a la vista de la esperanza de vida habitualmente reducida de
los pacientes en diálisis; los pacientes que tienen una esperanza de vida prolongada,
que han sobrevivido más de 3 años a la diálisis y a los que se evalúa para un trasplante
se pueden benefi ciar del tamizaje, aunque no se dispone de directrices formales8.
Diagnóstico diferencial
• La enfermedad renal quística adquirida se puede distinguir de la herencia autosómica
dominante porque los riñones mantienen un tamaño pequeño o normal, con un con-
torno liso.
• Los quistes simples suelen ser menos numerosos que los quistes adquiridos.
T R ATA M I E N T O
PRONÓSTICO
Clasificación
• La enfermedad renal quística medular (ERQM) es un complejo de trastornos que se
manifi esta por la aparición de quistes en la unión corticomedular; la progresión con
fi brosis intersticial habitualmente lleva a insufi ciencia renal terminal.
Epidemiología
• Todas las formas de ERQM son poco frecuentes.
• Aunque la nefronoptisis juvenil tiene una incidencia de 1 de cada 1 000 000, es la
causa genética más frecuente de insuficiencia renal terminal en menores de
20 años.
• No hay predilección de raza o sexo para la ERQM.
Fisiopatología
• Los productos de los genes MCKD parecen situarse en los cilios primarios de la ne-
frona.
• Igual que en la ERPAD, puede haber un defecto de la sensibilidad mediada por el fl ujo
o de la interacción intercelular, que lleva a la proliferación celular y la formación de
quistes9.
• Los quistes se forman en la unión corticomedular y surgen en fases tardías de la evolu-
ción de la enfermedad; no son absolutamente necesarios para el diagnóstico.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Los pacientes con las formas del adulto por lo general consultan en la tercera y la cuarta
décadas de la vida.
• Son frecuentes los antecedentes familiares debido al patrón hereditario autosómico
dominante, aunque pueden producirse mutaciones esporádicas.
• Puede haber un intenso defecto de la concentración en el riñón, con pérdida grave
de sodio.
• Son frecuentes otros defectos de la nefrona distal, como reducción de la excreción de
H+, lo que produce acidosis tubular renal distal (ATR de tipo 1).
Criterios diagnósticos
• La TC puede detectar numerosos quistes pequeños en la unión corticomedular, con
tamaños que van desde 0,5 hasta 2 cm de diámetro.
• También se puede utilizar la ecografía para detectar los quistes de mayor tamaño, y se
observan riñones pequeños o de tamaño normal con contornos lisos.
Diagnóstico diferencial
• Al contrario que en la ERPAD, los riñones en la ERQM son lisos y no están agrandados,
mientras que los quistes, cuando están presentes, están confi nados a la unión cortico-
medular o a la médula renal.
• Además, los quistes extrarrenales no son frecuentes en la ERQM.
T R ATA M I E N T O
PRONÓSTICO
Epidemiología
• El REM es un trastorno del desarrollo con dilatación quística de la nefrona distal
(conductos colectores dentro de las pirámides medulares).
• No se cree que sea un trastorno genético hereditario.
• La incidencia es de 1 de cada 5 000 recién nacidos vivos, y no tiene predilección
de raza ni de sexo, aunque es probable que haya muchos más casos no diagnosti-
cados.
Fisiopatología
• Solo las porciones papilares internas de la médula están afectadas por la dilatación
quística, cuyo tamaño varía de 1 a 7 mm.
• La mayoría de los quistes se comunican directamente con el sistema colector.
• Son frecuentes las alteraciones de la función tubular distal, que son responsables de las
complicaciones habituales del REM.
• Los defectos de la concentración urinaria pueden deberse a una menor respuesta a la
vasopresina (diabetes insípida nefrógena).
• La disminución de la excreción de H+ produce acidosis tubular renal (ATR de tipo I),
y la hipocitraturia acompañante y la mayor fi ltración de calcio pueden producir nefro-
litiasis.
• La estasis urinaria dentro de los quistes predispone a la infección, la pielonefritis y la
formación de abscesos.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Los pacientes habitualmente están asintomáticos, y la alteración frecuentemente se
detecta en un estudio de imagen por otra causa.
• Las complicaciones de la enfermedad, como nefrolitiasis e infecciones recurrentes del
tracto urinario, pueden llevar a estos pacientes a solicitar asistencia médica.
• Se puede producir hematuria macroscópica hasta en el 20 % de los pacientes, ya sea
de forma aislada o asociada a un cálculo o a una infección renal.
• La función renal suele ser normal, siempre que las complicaciones litiásicas e infeccio-
sas se traten correctamente.
Criterios diagnósticos
• El método de referencia para hacer el diagnóstico de REM es la pielografía excretora
intravenosa.
○ Los conductos colectores dilatados aparecen como estriaciones bien defi nidas, lo que
produce el clásico efecto de «pincel».
T R ATA M I E N T O
• Se debe indicar a los pacientes con REM que deben mantener una ingestión ade-
cuada de líquidos con el fi n de evitar la estasis urinaria y para reducir la formación
de cálcu los.
• La vigilancia estrecha y la erradicación temprana de las infecciones del tracto urinario
pueden reducir las complicaciones infecciosas.
• La hematuria persistente, particularmente en pacientes 50 años de edad, debe
llevar a una evaluación con el fin de detectar neoplasias malignas y otra serie de
trastornos.
• Se debe vigilar el equilibrio acidobásico y se debe tratar la acidosis metabólica
persistente a fi n de proteger la salud ósea a largo plazo.
PRONÓSTICO
ESCLEROSIS TUBEROSA
PRINCIPIOS GENERALES
Epidemiología
• La esclerosis tuberosa es un complejo hereditario en el que hay tumores benignos en
los riñones (angiomiolipomas), el encéfalo, la retina, los pulmones y las partes blandas.
• Se han defi nido dos tipos diferentes desde el punto de vista genético: la causada por
mutaciones de TSC1 en el cromosoma 9 (hamartina), y de TSC2 en el cromosoma 16
(tuberina), con transmisión autosómica dominante.
• Su incidencia se estima en 1 de cada 6 000-10 000 recién nacidos vivos, y afecta a todas
las razas y orígenes étnicos.
• El locus genético de TSC2 es adyacente al locus de PKD1, por lo que ~ 2 % de los
pacientes con ET2 también tienen PKD1 (con un fenotipo renal más grave y una
progresión más temprana).
Fisiopatología
• Los productos génicos de TSC1 y TSC2 son supresores tumorales que actúan sobre el
complejo de mTOR (diana de rapamicina en mamíferos).
• Se producen hamartomas, angiomiolipomas y quistes renales por proliferación celular
sin control.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• Las manifestaciones extrarrenales son las más características, con hamartomas de
encéfalo, retina, partes blandas y pulmones; es frecuente un antecedente de epilep-
sias.
• En los riñones, por lo general, se producen angiomiolipomas, que pueden causar he-
maturia.
• Aunque se forman quistes solo en el 20-30 % de los pacientes, pueden tener un tamaño
bastante grande.
• La insufi ciencia renal es infrecuente, y la aparición de carcinoma de células renales es
poco habitual, aunque el riesgo es mayor que en la población general.
• Los síntomas tienden a ser más graves con las mutaciones de TSC2 que con las de
TSC1.
Criterios diagnósticos
• El diagnóstico se basa en las manifestaciones clínicas habitualmente extrarrenales; se
han defi nido criterios mayores y menores (tabla 21-3)10.
• Los angiomiolipomas renales constituyen un criterio mayor, mientras que los quistes
renales constituyen un criterio menor.
• La ecografía puede defi nir las estructuras quísticas, aunque los angiomiolipomas se
evalúan mejor con TC o RM.
• Los estudios genéticos para evaluar TSC1 y TSC2 están disponibles desde 2002, aunque
tienen una incidencia signifi cativa de resultados falsos negativos.
Diagnóstico diferencial
• La presencia de grasa en las lesiones renales, detectada en los estudios de imagen, puede
ayudar a identifi carlas como angiomiolipomas.
• Se debe realizar un seguimiento anual con TC o RM de las lesiones conocidas para
determinar si se producen patrones de crecimiento sospechosos.
T R ATA M I E N T O
Epidemiología
• El síndrome de VHL es un complejo hereditario de hemangioblastomas cerebelosos y
retinianos, feocromocitomas suprarrenales (hasta el 20 %), y quistes y carcinomas re-
nales/pancreáticos (incidencia del 40 %).
• La herencia es autosómica dominante, y la alteración genética está en el cromosoma 3.
• La incidencia de esta enfermedad es de ~ 1 de cada 35 000.
Fisiopatología
• No se ha determinado por completo la naturaleza exacta del proceso subyacente de
formación de tumores y quistes.
• En algunos estudios se ha observado angiogenia descontrolada, por alteración de la
regulación de los factores inducibles por la hipoxia, sobreactividad de mTOR y altera-
ciones de los microtúbulos durante la división celular.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
• El síndrome de VHL puede manifestarse con neoplasias malignas de riñón, páncreas,
glándulas suprarrenales (feocromocitomas), o encéfalo y retina (hemangioblastomas).
• Los síntomas neurológicos dependen de la expansión local de los hemangioblastomas
cerebelosos no metastásicos.
• Los quistes renales pueden ser grandes y abundantes, y simular una ERPAD con in-
sufi ciencia renal.
• Los tumores malignos generalmente se originan independientemente de los quistes,
aunque en los quistes renales puede haber datos de displasia epitelial y pueden avanzar
hasta lesiones malignas sólidas.
• No todas las mutaciones confi eren el mismo riesgo de presentar carcinoma de células
renales; las mutaciones que llevan a la síntesis de proteínas truncadas se asocian a mayor
riesgo de presentar estas neoplasias malignas y, por ello, tienden a agregarse en fami-
lias12.
Criterios diagnósticos
• Se prefi ere la TC a la ecografía, debido a su capacidad de identifi car las lesiones de
menor tamaño.
• Sin embargo, la ecografía puede ser útil para distinguir las lesiones quísticas de las
masas sólidas.
• Se dispone de estudio genético para el síndrome de VHL, y puede determinar la ne-
cesidad de tamizaje de cáncer en los familiares en situación de riesgo.
Diagnóstico diferencial
• Puede ser muy difícil distinguir el síndrome de VHL de la enfermedad renal poliquística
autosómica dominante cuando no hay antecedentes familiares y los quistes son grandes
y numerosos; las manifestaciones extrarrenales pueden ser útiles para diferenciar esas
enfermedades.
• Se debe tener un elevado índice de sospecha cuando se evalúe a un paciente con quistes,
pero sin antecedentes familiares de síndrome quístico.
T R ATA M I E N T O
• Se recomienda el estudio de imagen de las lesiones renales con TC cada 6-12 me-
ses.
• Se debe realizar una resección quirúrgica conservadora de nefronas en caso de lesiones
sólidas sospechosas que aumentan de tamaño.
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PRINCIPIOS GENERALES
265
No embarazada Embarazada
Hematocrito (vol/dl) 41 33
Creatinina plasmática (mg/dl) 0,7-0,8 0,4-0,5
Osmolalidad plasmática 285 275
(mOsm/kg)
Sodio plasmático (mmol/l) 140 135
PCO2 arterial (mm Hg) 40 30
pH 7,40 7,44
Bicarbonato (mmol/l) 25 22
Ácido úrico (mg/dl) 4,0 3,0
Proteínas plasmáticas (g/dl) 7,0 6,0
• Hemodinámica renal:
○ La resistencia vascular renal disminuye en fases tempranas del embarazo por meca-
nismos que no se conocen por completo, lo que lleva a un aumento significativo
del flujo sanguíneo renal.
○ El filtrado glomerular (FG) aumenta un 50 % en fases tempranas del embarazo por
el aumento del flujo sanguíneo renal y del gasto cardíaco4.
○ El aumento del FG da lugar a una disminución de las concentraciones de creatinina
sérica (desde 0,8 mg/dl hasta 0,4-0,5 mg/dl), nitrógeno ureico sanguíneo (desde
13 mg/dl hasta 8-10 mg/dl) y ácido úrico sérico (desde 4 mg/dl hasta 2-3 mg/dl)
(tabla 22-1).
○ Es importante recordar que una creatinina sérica que se considera normal en una
mujer no embarazada podría realmente indicar insuficiencia renal significativa
en una paciente embarazada.
Clasificación
• Hipertensión crónica (o hipertensión preexistente)8:
○ Hipertensión diagnosticada antes de las 20 semanas de embarazo, o que persiste
durante más de 12 semanas después del parto.
• Hipertensión gestacional:
○ Hipertensión de nueva aparición que se produce después de las 20 semanas del
embarazo y que desaparece en las 12 semanas siguientes al parto.
• Preeclampsia:
○ Nueva aparición de hipertensión y proteinuria ( 300 mg/24 h) que se produce
después de las 20 semanas de embarazo.
○ El diagnóstico pasa a ser eclampsia si se producen crisis convulsivas.
• Preeclampsia superpuesta a hipertensión crónica.
Hipertensión crónica en el embarazo
• Se produce hipertensión crónica en el 3-5 % de todos los embarazos3, y contribuye
significativamente a la morbilidad y la mortalidad maternas y fetales.
• Los embarazos complicados por hipertensión tienen mayor riesgo de preeclampsia,
retraso del crecimiento intrauterino, desprendimiento prematuro de la placenta, parto
pretérmino y aborto espontáneo.
• En las fases tempranas del embarazo, la hipertensión crónica puede estar enmascarada
por la disminución fisiológica de la presión arterial.
• Un control estricto de la presión arterial no mejora la evolución del recién nacido
ni previene la preeclampsia incidente, y puede poner en peligro el crecimiento
fetal, porque reduce la perfusión placentaria9.
• El objetivo de presión arterial está mal definido. La mayoría de los expertos recomien-
dan un objetivo de 140-150/90 mm Hg.
• Tratamiento (tabla 22-2):
○ Se recomienda el tratamiento farmacológico cuando la presión arterial es
150/100 mm Hg, para prevenir la lesión orgánica en la madre10.
○ La hipertensión grave ( 170/110 mm Hg) se puede tratar por vía intravenosa con
labetalol, hidralazina o nicardipino, porque estos fármacos se han utilizado mucho
durante el embarazo.
○ Los fármacos orales que se utilizan para tratar la hipertensión arterial en el emba-
razo incluyen metildopa, labetalol, nifedipino de acción prolongada e hidralazina.
○ Generalmente, no se recomiendan los diuréticos durante el embarazo por el riesgo
de depleción de volumen en el feto.
○ Los inhibidores de la enzima conversiva de la angiotensina (ECA) y los antago-
nistas del receptor de la angiotensina (ARA) están contraindicados, debido al
Tratamiento antihipertensivo
Tratamiento antihipertensivo subagudo agudo
Metildopa: 250 mg v.o. dos-tres veces/día; Labetalol: 20 mg i.v.; se puede
dosis habitual, 1,0-1,5 g/día; dosis repetir a intervalos de 10-15 min
máxima, 3 g/día (con dosis crecientes, por
ejemplo 40 mg, 60 mg, etc.)
hasta una dosis acumulada total
de 300 mg
Nifedipino de acción prolongada: 30 mg/día Hidralazina: 5-10 mg i.v.; se
v.o.; dosis máxima 120 mg/día puede repetir a intervalos de
15 min hasta una dosis
acumulada máxima de 30 mg
Labetalol: 100 mg v.o. dos-tres veces/día; —
dosis máxima, 1 200 mg/día
Preeclampsia
Epidemiología
Tratamiento
• El tratamiento definitivo es el parto. La edad gestacional, la gravedad de la preeclamp-
sia, y la situación de la madre y el feto son factores importantes para decidir la acción
correcta.
FG, filtrado glomerular; HELLP, hemólisis, elevación de enzimas hepáticas y plaquetas bajas.
Pielonefritis aguda
• Factores de riesgo16:
○ La estasis urinaria por el hidrouréter y la hidronefrosis fisiológicos aumenta el
riesgo de infección del aparato urinario superior.
○ El desplazamiento anatómico de los uréteres por el útero grávido también puede
producir estasis y obstrucción, lo que aumenta el riesgo de pielonefritis.
○ La bacteriuria asintomática no tratada es un factor de riesgo conocido de infección
del tracto urinario. Se define por la presencia de urocultivo positivo en una persona
asintomática: 105 unidades formadoras de colonias por mililitro en la orina expul-
sada en dos muestras separadas, o 102 unidades formadoras de colonias por mili-
litro en una muestra obtenida mediante sondaje. Aumenta el riesgo de evolución
fetal desfavorable, y se recomienda el tamizaje sistemático a las 12-16 semanas. Siem-
pre está justificado el tratamiento de la bacteriuria asintomática.
• Presentación clínica:
○ Fiebre, disuria, dolor en el flanco.
○ Puede producir sepsis y shock.
○ Puede haber LRA por microabscesos focales y sepsis/shock.
• Tratamiento:
○ Tratamiento intensivo con antibióticos intravenosos y medidas de soporte.
Esteatosis
hepática aguda
Características SUH HELLP del embarazo
Momento de inicio Habitualmente Después de las Tercer trimestre
puerperio 20 semanas
Afectación hepática No Sí Sí
Trombocitopenia Grave Moderada Quizá
Coagulopatía No Quizá Frecuente
Anemia hemolítica Sí Sí No
Hipertensión Quizá Sí Quizá
Proteinuria Quizá Sí Quizá
Disfunción renal Grave Leve Grave
Tratamiento Plasmaféresis Parto Parto
HELLP, hemólisis, elevación de enzimas hepáticas y plaquetas bajas; SUH, síndrome urémico
hemolítico.
○ Dolor abdominal.
○ LRA: el mecanismo no está claro, y el estudio anatomopatológico renal normal-
mente no muestra alteraciones reseñables.
• Etiología:
○ Hay una extensa infiltración grasa microvesicular de los hepatocitos por alteraciones
en la oxidación mitocondrial de los ácidos grasos. Se desconoce el desencadenante de
este trastorno.
• Datos de laboratorio:
○ Elevación de las transaminasas.
○ Aumento de las concentraciones de bilirrubina y amoníaco.
○ Prolongación del tiempo de tromboplastina parcial/ tiempo de protrombina.
○ Trombocitopenia (no llamativa).
○ Hipoglucemia.
• Tratamiento:
○ Inducir el parto y tratamiento sintomático.
○ La mayoría de las pacientes se recuperan espontáneamente, aunque algunas pueden
necesitar trasplante hepático.
■ Empeoramiento de la hipertensión.
○ Complicaciones fetales:
■ Prematuridad.
• Las pacientes con IRC moderada (creatinina 1,4-2,5 mg/dl) o grave (creatinina
2,5 mg/dl) tienen un aumento significativo del riesgo de presentar empeoramiento
de la función renal, proteinuria e hipertensión, además de una mayor incidencia de
complicaciones fetales 22,23.
• En un estudio, la presencia combinada de FG 40 (ml/min)/1,73 m² (IRC en fase 3)
y proteinuria 1 g/día antes de la concepción predecía una pérdida más rápida de
FG después del parto, menor tiempo hasta la diálisis y bajo peso al nacimiento24.
• La necesaria suspensión de algunos fármacos (inhibidores de la ECA, ARA o algunos
inmunodepresores) puede producir un empeoramiento renal o un brote de la enfermedad.
• Se debe informar a las mujeres en edad fértil con IRC de los posibles efectos adversos
maternos y fetales relacionados con el embarazo.
○ Materna:
■ Hipertensión grave (85 %).
• Tratamiento26,27:
○ Hemodiálisis:
■ Sesiones de diálisis más largas y frecuentes pueden mejorar la evolución fetal
( 20 h/semana).
■ Es importante evitar la hipotensión, la hipocalcemia y la acidosis metabólica.
○ Diálisis peritoneal:
■ Podrían ser beneficiosos la disminución del volumen de llenado y los intercambios
frecuentes.
○ Anemia:
■ Se debe mantener la hemoglobina por encima de 10 g/dl.
vitaminas.
○ Control de la presión arterial:
■ Los diuréticos no son importantes en la paciente en diálisis, y se deben utilizar con
○ Cuidados obstétricos:
■ Se recomienda una asistencia obstétrica de riesgo elevado y monitorización fetal
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PRINCIPIOS GENERALES
• Los cálculos renales son estructuras cristalinas en el aparato urinario que han alcanzado
un tamaño sufi ciente como para producir síntomas o poderse ver con técnicas de ima-
gen radiológicas.
• La mayoría de los cálculos renales en los países occidentales están formados por sales de
calcio y aparecen en el aparato urinario superior. Por el contrario, en los países en desarrollo,
la mayoría de los cálculos están constituidos por ácido úrico y se forman en la vejiga urinaria.
• Se piensa que la alimentación occidental rica en proteínas y el estilo de vida occidental
son responsables de esta diferencia. Las consecuencias económicas de los cálculos rena-
les se relacionan con la extracción quirúrgica o la fragmentación de los cálculos, la
pérdida de productividad y la necesidad de un tratamiento preventivo.
• La formación de cálculos se asocia a mayor riesgo de insufi ciencia renal crónica1.
Clasificación
• La composición química de los cálculos se puede determinar en laboratorios especiali-
zados. De acuerdo con su composición química, los cálculos urinarios se pueden clasi-
fi car de la manera siguiente:
• Cálculos formados de sales de calcio: en las sociedades occidentales, el 80 % de todos
los cálculos renales están formados por sales de calcio. De ellos, el 35 % están forma-
dos exclusivamente por oxalato cálcico, el 40 % son mixtos (es decir, formados por
oxalato cálcico y fosfato cálcico), y el 5 % están formados exclusivamente por fosfato
cálcico (hidroxiapatita o brushita).
• Cálculos de ácido úrico y cálculos de estruvita: suponen, aproximadamente, el 10-
20 % de todos los cálculos del aparato urinario. Los cálculos de ácido úrico son radio-
transparentes.
• Cálculos de cistina: el trastorno hereditario cistinuria (que no se debe confundir con
la cistinosis) constituye ~ 1 % de todos los casos. La cistinuria se caracteriza por una
alteración del transporte de aminoácidos en el túbulo renal proximal, lo que lleva a la
pérdida urinaria de aminoácidos dibásicos (fi g. 23-1).
• Otros: raras veces se pueden producir cálculos por fármacos poco solubles (p. ej., tria-
mtereno, indinavir), xantina, hipoxantina o urato amónico.
Epidemiología
• La nefrolitiasis es una de las enfermedades más frecuentes en los países occidentales. En
Estados Unidos, la prevalencia de la nefrolitiasis ha aumentado a lo largo de los años.
Los blancos se afectan con más frecuencia que los negros, hispanos y estadounidenses
de origen asiático. La prevalencia depende de la edad, el sexo, la raza, el tamaño corpo-
ral y la distribución geográfi ca2.
• La edad de inicio de mayor incidencia es la tercera década, con una prevalencia creciente
hasta los 70 años. En mujeres, hay un segundo pico a los 55 años2,3.
277
Sangre
Luz urinaria
Tac AA básicos:
Lys, Arg, Orn
Lys
Arg Intolerancia a la
Orn proteína lisinúrica
Cistina
Cistina
Cistinuria aislada
Cistinuria
• Históricamente, los hombres han tenido un riesgo de dos a tres veces mayor que las
mujeres. Más recientemente, el aumento de la incidencia de nefrolitiasis en mujeres se
ha atribuido a la mayor prevalencia de la obesidad. Un mayor índice de masa corporal
se asocia a mayor riesgo de nefrolitiasis4.
• El riesgo de presentar un cálculo renal a lo largo de toda la vida es de ~ 12 % en los
hombres y del 6 % en las mujeres.
• Los estados del sudeste tienen la mayor incidencia de nefrolitiasis, lo que se atribuye a
las mayores temperaturas medias y la mayor exposición al sol, que llevan a una sobre-
saturación de sales formadoras de cálculos en la orina.
Fisiopatología
De los distintos tipos de cálculos observados, se puede inferir que hay varios mecanismos
fisiopatológicos responsables de la formación de cálculos. Sin embargo, una vía común que
lleva a la formación de cálculos es la supersaturación urinaria. Se forman cristales cuando la
cantidad de soluto en la orina supera sus límites de solubilidad.
Formación de cálculos
Hay tres pasos necesarios para que se forme un cálculo:
1. Formación de un pequeño cristal inicial, o nido.
2. Retención del nido en el aparato urinario. Si es arrastrado por el flujo urinario, la for-
mación de cristal sería tan solo una simple curiosidad fisiológica.
3. Crecimiento del nido hasta un tamaño que produce síntomas o se puede ver con téc-
nicas de imagen.
oxalato que no permite que el cristal se disuelva. Al mismo tiempo, el producto es de-
masiado bajo como para permitir que crezca el cristal; el tamaño del cristal de oxalato
cálcico se mantiene sin modificaciones. Las concentraciones menores que los productos
de solubilidad son infrasaturadas. Las concentraciones mayores que el producto de
solubilidad son supersaturadas.
• Producto de formación:
○ El producto de formación es el nivel de supersaturación en el cual un soluto ya
no puede permanecer en solución y precipita espontáneamente (nucleación ho-
mogénea).
○ La nucleación se puede producir a un nivel menor de supersaturación si ya hay una
fase sólida (nucleación heterogénea). Incluso la orina normal está muchas veces su-
persaturada con oxalato cálcico. El producto del oxalato cálcico puede superar a su
solubilidad en tres o cuatro veces. Se produce cristaluria de oxalato cálcico en personas
formadoras de cálculos y no formadoras. En diversos estudios se ha visto que la forma-
ción de cristales de oxalato cálcico se produce mediante nucleación heterogénea. Los
posibles agentes nucleadores son cristales de fosfato cálcico o de ácido úrico y deshe-
chos celulares. De hecho, a menudo hay fosfato cálcico en cálculos formados principal-
mente por oxalato cálcico. Mediante un mecanismo similar de nucleación heterogé-
nea, la hiperuricosuria contribuye a la formación de cálculos de oxalato cálcico.
• Saturación urinaria: los niveles de saturación urinaria dependen de la cantidad de
soluto y del volumen de la orina. La importancia de la cantidad absoluta del soluto y
del volumen de la orina es evidente: cuanto más soluto se excrete en un volumen menor,
mayores niveles de saturación se alcanzarán.
• pH urinario: el pH urinario tiene un efecto variable, dependiendo de los solutos im-
plicados.
○ Un pH urinario bajo reduce significativamente la solubilidad del ácido úrico.
Este efecto se debe a las diferentes solubilidades de las formas protonada y disociada
del ácido úrico. La solubilidad de la forma no disociada en orina ácida es muy baja.
Un pH urinario bajo hace que se consiga fácilmente la supersaturación del ácido
úrico, incluso con tasas normales de excreción de ácido úrico de 600-800 mg/día
(3,6-4,8 mM/día). Los cristales de ácido úrico no solo se transforman en cálculos de
ácido úrico, sino que también pueden nuclear cálculos de oxalato cálcico (nucleación
heterogénea). Por lo tanto, un pH urinario bajo es un factor de riesgo de cálculos de
ácido úrico y de oxalato cálcico.
○ Un pH urinario alcalino predispone a la formación de cristales que contienen
fosfatos: cálculos de fosfato cálcico y estruvita (fosfato magnésico amónico).
■ La nefrolitiasis por fosfato cálcico es la que se observa con más frecuencia en pa-
cientes con acidosis tubular renal (ATR) distal, un trastorno que lleva a un pH
urinario alto de forma persistente.
■ Los cálculos de estruvita se forman cuando hay una infección del tracto urinario
Factores de riesgo
Factores de riesgo de nefrolitiasis por oxalato cálcico y fosfato cálcico
• Hipercalciuria: la hipercalciuria es el trastorno metabólico más frecuente en forma-
dores de cálculos. La cantidad de calcio que se excreta con la orina varía con el tamaño
corporal y la ingestión de calcio con los alimentos. El límite normal de la excreción
normal de calcio con la orina desde 4 (mg/kg)/día (aproximadamente 280 mg/día en
hombres y 240 mg/día en mujeres) en personas que consumen 1 000 mg de calcio
elemental. En personas que consumen tan solo 400 mg, el valor superior es de aproxi-
madamente 200 mg/día. La hipercalciuria puede ser idiopática o secundaria a hipercal-
cemia (tabla 23-1).
○ Hipercalciuria debida a hipercalcemia: la hipercalcemia impone una mayor carga
filtrada de calcio y lleva a hipercalciuria por sobreflujo. Las causas y el abordaje de la
hipercalcemia se analizan en el capítulo 8.
○ Hipercalciuria idiopática:
■ Por definición, la hipercalciuria idiopática no es una consecuencia de la hiper-
los alimentos. Una ingestión excesiva de sodio produce expansión del volumen del
líquido extracelular y disminución de la reabsorción de sodio a lo largo de la ne-
frona. La expansión de volumen produce no solo natriuresis, sino también calciu-
resis. Por lo tanto, la restricción de la sal de los alimentos puede ser un método
eficaz para reducir la hipercalciuria.
■ Los diuréticos tiazídicos reducen la hipercalciuria predominantemente redu-
ciendo el volumen del líquido extracelular, lo que lleva a una mayor reabsorción
proximal y distal de calcio5.
• Hiperoxaluria: la hiperoxaluria se divide en las formas alimentaria, entérica y primaria
(tabla 23-2).
○ Hiperoxaluria alimentaria: la excreción urinaria diaria normal de oxalato es
40 mg/día. Un consumo excesivo de alimentos ricos en oxalato puede llevar
a una forma leve de hiperoxaluria alimentaria (excreción urinaria de oxalato de
50-60 mg/día). Entre los alimentos ricos en oxalato están frutos secos, semillas
de girasol, espinacas, ruibarbo, chocolate, acelgas, cáscara de lima, carambola, pi-
Prevención
• El principio básico de la prevención de la nefrolitiasis es el mantenimiento de un
volumen urinario elevado. Los pacientes con nefrolitiasis deben conseguir un volu-
men urinario diario 2,5 l.
○ Los volúmenes urinarios altos reducen la saturación urinaria de todas las sales9,10.
○ Hay varias estrategias útiles para ayudar a los pacientes a aumentar el volumen urinario.
■ Se les puede indicar que beban cantidades suficientes de líquido hasta el punto en
el que la orina sea transparente. Los pacientes pueden tomar cantidades medidas
de agua a lo largo de todo el día, incluyendo a última hora de la tarde, para evitar
una concentración excesiva de la orina por la noche. Esto es particularmente im-
portante en los pacientes que tienen trastornos diarreicos crónicos que producen
pérdidas excesivas de líquido por el tubo digestivo.
■ La ingestión adecuada de líquidos también es muy importante en pacientes que
Enfermedades asociadas
• La cistinuria es un trastorno hereditario del transporte de aminoácidos dibásicos en el
túbulo renal proximal.
○ El defecto radica en un transportador común de aminoácidos dibásicos situado en la
membrana apical de la célula tubular proximal (fi g. 23-1). Un defecto genético de
este transportador produce pérdida urinaria de los aminoácidos dibásicos cisteína,
ornitina, arginina y lisina.
○ La cistina es un disulfuro poco soluble del aminoácido cisteína. La solubilidad de la
cisteína es de ~ 300 mg/l (1,25 mmol/l).
○ La excreción urinaria normal de cistina es de solo 30-50 mg/día (0,12-0,21 mmol/día).
Los pacientes con cistinuria a menudo excretan hasta 480-3 600 mg/día (2-15 mmol/día),
con lo que se alcanza fácilmente el estado de supersaturación urinaria. Los otros tres ami-
noácidos dibásicos son solubles, y su pérdida en la orina no tiene ninguna consecuencia.
• Alteraciones estructurales del riñón, como nefropatía poliquística, riñón en herra-
dura y obstrucción de la unión ureteropélvica, producen más estasis de la orina y pre-
disponen a la formación de cálculos11.
○ El riñón en esponja medular, un diagnóstico radiológico de dilatación de los con-
ductos colectores distales que se ve en la pielografía intravenosa (i.v.), puede refl ejar
el daño de los conductos colectores por la hipercalciuria, lo cual también predispone
a la formación de nefrolitiasis por oxalato cálcico.
DIAGNÓSTICO
Presentación clínica
La presentación clínica de la nefrolitiasis varía desde el diagnóstico casual de la enfermedad,
por lo demás asintomática, hasta la presentación con síntomas graves, como dolor abdomi-
nal o en el fl anco (cólico renal), hematuria macroscópica o microscópica, ITU o incluso
insufi ciencia renal debida a obstrucción bilateral de las vías urinarias.
• Enfermedad asintomática: los pacientes con nefrolitiasis pueden estar asintomáticos
durante años. Habitualmente presentan síntomas si un cálculo o sus fragmentos em-
Anamnesis
Cuando se interroga a un paciente con cálculos renales, se debe preguntar por los antece-
dentes de cálculos previos, alimentación, antecedentes laborales y antecedentes familiares
de cálculos, además del consumo de medicamentos, incluyendo complementos como cal-
cio y vitamina C. Los médicos también deben identificar diversos factores de riesgo,
como enfermedad inflamatoria intestinal, cirugía intestinal, ITU recurrentes, enfer-
medades que predisponen a la hipercalcemia, etc.
Exploración física
En la exploración física, el paciente con cólico renal puede tener dolor a la palpación cos-
tovertebral sobre el área afectada.
Diagnóstico diferencial
En su forma clásica, la presentación clínica del cólico renal es bastante indicativa del diag-
nóstico. Sin embargo, se deben incluir en el diagnóstico diferencial otras enfermedades
graves que pueden manifestarse como un cólico renal: embarazo ectópico, obstrucción in-
testinal, apendicitis aguda, diverticulitis y otros muchos trastornos abdominales graves que
se han confundido con cólicos renales. La presencia de hematuria es indicativa del diagnós-
tico, pero no es una demostración concluyente; hace falta un estudio de imagen para hacer
un diagnóstico positivo.
Pruebas diagnósticas
Pruebas de laboratorio
• Análisis de orina: la presencia de hematuria es indicativa de nefrolitiasis, pero su
presencia no es suficiente para hacer el diagnóstico.
• Estudio microscópico de la orina: el reconocimiento de tipos específicos de cristales
en la orina identifica el tipo de cálculo que se está formando y puede guiar el trata-
miento posterior. Se puede encontrar una revisión del aspecto de los diferentes cristales
en el capítulo 1, «El arte y la ciencia del análisis de orina».
• Bioquímica sérica: se deben analizar parámetros bioquímicos básicos para evaluar el
funcionamiento renal, además de cualquier trastorno del equilibrio electrolítico o mi-
neral. Las concentraciones séricas de calcio, magnesio y ácido úrico pueden ser útiles
para determinar el proceso subyacente que ha llevado a la formación de cálculos. En
pacientes con hipercalcemia, se debe medir la concentración de hormona parairoidea
intacta y de 1,25 (OH)2 D3.
Estudios de imagen
• Radiografía simple de abdomen:
○ ~ 90 % de los cálculos renales son radiopacos y se pueden ver en radiografías
simples de abdomen. Sin embargo, la radiografía simple no ofrece información
con carbonato o fosfato cálcico, también se pueden ver cómo cálculos grandes e
irregulares. En ocasiones adoptan la forma de los cálices y se denominan cálculos
en asta de ciervo.
■ Una radiografía simple del abdomen (riñones, uréteres y vejiga) puede no detec-
muy infrecuentes.
• Urografía i.v. y tomografía computarizada (TC): la urografía i.v. era la prueba
de elección preferida para la evaluación de estos pacientes. La aplicación de la TC
helicoidal sin contraste la ha sustituido, en gran medida, como paso inicial para la
evaluación de la sospecha de cólico renal. Permite excluir o confi rmar rápidamente
la nefrolitiasis sin administrar un medio de contraste radiológico potencialmente
nefrotóxico. La sensibilidad y la especifi cidad de la TC son superiores a las de la
urografía i.v.12,13.
• Ecografía renal: la ecografía es útil para descartar una hidronefrosis o un hidrou-
réter significativos; sin embargo, puede no detectar los cálculos hasta que sean
relativamente grandes. En ocasiones, puede que tampoco se detecte claramente
la localización exacta de la obstrucción. Aunque la sensibilidad de la ecografía
para detectar cálculos es baja en comparación con la TC, sigue siendo muy útil
para la evaluación de pacientes que no pueden recibir radiación, como las emba-
razadas14.
T R ATA M I E N T O
distal.
○ Los efectos de los diuréticos tiazídicos se pueden abolir por completo con un con-
sumo elevado de sal con los alimentos. Una excreción urinaria de sodio 120 mEq/
día indica el incumplimiento de una dieta pobre en sodio. Si la excreción de calcio
no se reduce, debe ponerse en duda el cumplimiento del tratamiento con tiazidas y
de la restricción del consumo de calcio.
○ El tratamiento con diuréticos tiazídicos se puede complicar con hipopotasemia e
hipocitraturia, que se pueden prevenir añadiendo citrato potásico por vía oral. En
ocasiones, se puede añadir amilorida para potenciar el efecto de las tiazidas y conser-
var potasio.
○ Los regímenes terapéuticos opcionales que se han estudiado incluyen: clortalidona
12,5-25 mg al día hasta un máximo de 100 mg al día; hidroclorotiazida 25-50 mg
2 veces/día; hidroclorotiazida 50 mg con amilorida medio comprimido 2 veces/
día.
• Fosfato oral:
○ Los pacientes con pérdida urinaria de fosfato e hipofosfatemia se pueden beneficiar
del tratamiento sustitutivo de fosfato.
○ El fosfato potásico neutro dividido en 3-4 dosis (dosis diaria total de 1 500 mg)
puede reducir la excreción urinaria de calcio en algunos pacientes y, como se ha
mostrado en un estudio, puede ser tan eficaz como los diuréticos tiazídicos. Sin
embargo, es difícil conseguir el cumplimiento debido a la frecuencia de la adminis-
tración y los efectos adversos, como diarrea y distensión abdominal.
• Citrato:
○ El tratamiento con citrato es la principal intervención en un gran número de forma-
dores de cálculos con calcio. En particular, muchas veces se produce hipocitraturia
en pacientes con síndromes de malabsorción en el intestino delgado y ATR distal.
Como ventaja añadida, en estos pacientes con acidosis crónica, el citrato actúa como
fuente de álcali (el citrato es metabolizado en el hígado hasta bicarbonato).
○ El citrato se administra en dosis divididas a lo largo del día; la dosis inicial es habi-
tualmente 10 mEq v.o. 2-3 veces al día.
○ La administración de una cantidad excesiva de citrato puede producir un pH urina-
rio alcalino de forma persistente, lo que puede aumentar el riesgo de formación de
cálculos de fosfato cálcico en algunos pacientes.
• Modificaciones de la alimentación:
○ La hiperoxaluria alimentaria se trata con restricción de los alimentos ricos en oxalato.
○ El tratamiento de la forma entérica de hiperoxaluria se debe dirigir a la corrección de
los trastornos metabólicos que llevan a la formación de cálculos y la nefrocalcinosis.
Los diuréticos tiazídicos habitualmente no son eficaces, porque los pacientes con
malabsorción en el intestino delgado tienen hipocalciuria.
○ La hiperoxaluria absortiva la mayoría de las veces se trata con restricción de alimen-
tos ricos en oxalato de la dieta y administración de fijadores intestinales de oxalato,
como carbonato cálcico, que forman compuestos no reabsorbibles en el tubo diges-
• Un consumo elevado de líquido puede prevenir los cálculos solo en algunos pacientes
con niveles bajos de excreción de cistina.
• La mayoría de los pacientes necesitan tratamiento con penicilamina, tiopronina o
captopril. Estos fármacos reducen la saturación urinaria con cistina mediante la forma-
ción de disulfuros solubles. Sin embargo, sus efectos adversos pueden limitar su uso.
• La restricción en los alimentos del aminoácido esencial metionina, un precursor de la
cistina, no es práctica.
• La alcalinización de la orina hasta un pH 7,5 incrementa la solubilidad de la cistina.
Sin embargo, es difícil conseguir una orina alcalina de forma persistente.
• Una vez formados, los cálculos de cistina muchas veces deben ser extraídos mediante cirugía.
Tratamiento quirúrgico
• Las indicaciones para la extracción inmediata de los cálculos son obstrucción com-
pleta, ITU, sepsis urinaria, insufi ciencia renal progresiva o cólico incontrolable con
náuseas y vómitos graves15.
• Los cálculos sintomáticos durante más de 4 semanas pueden producir complicaciones,
como estenosis ureteral.
• Las modalidades terapéuticas incluyen litotricia extracorpórea por ondas de choque
(LEOC), nefrostolitotomía percutánea (NPC), extracción ureteroscópica, cirugía y
quimiólisis. La selección de la modalidad terapéutica está determinada por el tamaño,
la composición y la localización anatómica del cálculo, la anatomía del sistema colector,
y el estado de salud y la preferencia del paciente.
○ Los cálculos de menos de 1 cm que están alojados en el uréter proximal por encima
de los vasos ilíacos se tratan con LEOC.
○ Para los cálculos mayores de 1 cm en el uréter proximal, la ureteroscopia con láser
YAG es superior a la LEOC.
○ Para los cálculos en el uréter distal, la LEOC y la ureteroscopia ofrecen tasas similares
de eliminación de cálculos18.
○ Los cálculos de brushita y cistina responden peor a la LEOC.
○ Los cálculos de 2 cm habitualmente se tratan con NPC.
○ La intervención quirúrgica es el tratamiento preferido de los grandes cálculos en asta
de ciervo.
Alimentación
• La intervención dietética es fundamental para el tratamiento preventivo de la nefroli-
tiasis por calcio.
• Se ha demostrado que una alimentación pobre en proteínas y en sal reduce signifi cati-
vamente la tasa de recurrencia de nefrolitiasis en pacientes con hipercalciuria idiopática19.
Se ha visto que el cumplimiento a largo plazo de una alimentación pobre en proteínas y
en sal es mejor que el de una dieta pobre en calcio para la prevención de la nefrolitiasis.
• Una alimentación pobre en calcio puede incrementar la absorción intestinal de oxalato,
lo que reduce la efi cacia de este tratamiento. Por lo tanto, no se recomiendan dietas
pobres en calcio. Las dietas que contienen 700-800 mg de calcio son adecuadas en
pacientes con hipercalciuria idiopática.
• La alimentación pobre en proteínas reduce la ingestión de purinas, lo que lleva a una
disminución de la carga sistémica de ácido y de ácido úrico. Las dietas pobres en sodio
reducen la cantidad de calcio en la orina por los mecanismos que ya se han descrito.
MONITORIZACIÓN Y SEGUIMIENTO
ecografía o una TC helicoidal de riñones, uréteres y vejiga. Si no hay datos de nuevos cálcu-
los, entonces los estudios de imagen se pueden repetir cada 5 años. La nefrolitiasis recurrente
puede obligar a repetir los estudios de imagen con más frecuencia. En todos los pacientes
con nefrolitiasis se debe realizar una evaluación de tamizaje para detectar los problemas fre-
cuentes que pueden llevar a la formación de cálculos, aunque no hay consenso sobre lo ex-
tensa que debe ser la evaluación después del primer episodio. En los pacientes que tienen
nefrolitiasis recurrente está indicada una evaluación metabólica completa, que se debe reali-
zar cuando se haya resuelto el episodio agudo y el paciente haya vuelto a su rutina habitual.
• Se debe obtener una muestra de orina de 24 h en al menos dos ocasiones, y ~ 4 sema-
nas después de que se haya resuelto el episodio agudo y de que el paciente haya vuelto
a su estilo de vida habitual. Los fármacos prescritos para la enfermedad calculosa, ade-
más de los complementos de vitaminas, se deben interrumpir 5 días antes de la obten-
ción de la orina20.
○ Cuando se evalúa el riesgo de formación de cálculos, se analizan sistemáticamente
los siguientes parámetros urinarios:
■ Volumen urinario total: es deseable conseguir un volumen urinario 2,5 l/día.
■ pH urinario.
■ Sodio: 100 mmol/día es compatible con un consumo bajo de sodio con los
alimentos.
■ Fósforo: normal 1 100 mg/día.
EVOLUCIÓN/PRONÓSTICO
La incidencia de litiasis renal ha aumentado en los últimos años y, si no se tratan, los cálcu-
los tienen una elevada tasa de recurrencia. Afortunadamente, la mayoría de los cálculos
renales se pueden prevenir modifi cando los hábitos alimentarios y el estilo de vida, como
aumentando el consumo de líquido y reduciendo el contenido de sodio y proteínas anima-
les en la alimentación.
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PRINCIPIOS GENERALES
Definición
• Insufi ciencia renal crónica (IRC) es un término que se utiliza para describir la reducción
gradual de la capacidad funcional renal en un plazo que va de semanas a años.
• También se puede defi nir la IRC como una lesión renal que se manifi esta por protei-
nuria o hematuria de origen glomerular o intersticial en el contexto de un fi ltrado
glomerular (FG) normal o mayor de lo normal1 (p. ej., la nefropatía diabética en las
fases tempranas se manifi esta por proteinuria o nefropatía por IgA con hematuria).
• Sin embargo, el término se aplica la mayoría de los veces para describir a los pacientes
que tienen FG 60 ml/min.
• La estadifi cación de la IRC depende del nivel del FG, y las complicaciones secundarias
aumentan de gravedad al empeorar el funcionamiento renal (fi g. 24-1).
• La mayoría de los pacientes pueden precisar terapia de remplazo renal (TRR) o tras-
plante renal con valores de FG 15 ml/min. La discusión de este capítulo se centrará
en el tratamiento de la IRC antes de la diálisis.
• Se debe tener en cuenta que el tratamiento de los pacientes con IRC es complicado, y
supone una colaboración estrecha con el médico de atención primaria y otros especia-
listas (endocrinólogos, cardiólogos, cirujanos vasculares, etc.).
Clasificación
• En 2002, un grupo de trabajo de la National Kidney Foundation (NKF) elaboró direc-
trices para clasifi car la IRC1 (tabla 24-1).
• Esta clasifi cación ha ayudado a racionalizar el tratamiento de la IRC, porque la termi-
nología ayuda a los profesionales sanitarios y a los pacientes a comprender claramente
la gravedad de la enfermedad y a decidir las estrategias terapéuticas adecuadas para cada
uno de los estadios de la IRC.
Enfermedades asociadas
• En la fi gura 24-1 se muestra la presentación de algunas de las enfermedades comórbidas
en relación con el FG y el estadio de la IRC.
• Hipertensión: la fi siopatología de la hipertensión es multifactorial, aunque tienen una
participación importante la retención de sodio y agua y la secreción excesiva de renina.
Un balance de sodio positivo neto produce expansión de volumen, con la consiguiente
hipertensión.
○ En el informe Seventh Report of the Joint National Committee on Prevention, Detec-
tion, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure se señaló que la mayoría de los
pacientes con FG 60 ml/min tenían hipertensión.
○ El comité recomendó un objetivo de presión arterial sistólica 130 mm Hg
y una presión arterial diastólica 80 mm Hg en pacientes con diabetes
o IRC2,3.
292
FG en ml/min
0 15 30 45 60 90
Estadio 5 Estadio 4 Estadio 3 Estadio 2 Estadio 1
Hipertensión/edema
Hiperparatiroidismo 2.º
Anemia
Hiperpotasemia
Acidosis metabólica
Síntomas urémicos
FIGURA 24-1. Inicio de las complicaciones relacionadas con la disminución del FG. En
esta figura se muestran las complicaciones de la disfunción renal en relación con el FG
y el estadio de la IRC. FG, filtrado glomerular; IRC, insuficiencia renal crónica.
FG
Estadio Descripción (ml/min/1,73 m²) Acción
1 Lesión renal con FG 90 Diagnóstico y
normal o tratamiento;
aumentado ralentizar la
progresión
2 Lesión renal con ligera 60-89 Determinar la
disminución del FG progresión
3 Disminución 30-59 Evaluar y tratar las
moderada del FG complicaciones
4 Grave disminución 15-29 Preparar para el
del FG tratamiento de
TRR
5 Insuficiencia renal 15 o diálisis TRR (si hay uremia)
○Los riñones producen y secretan eritropoyetina, una hormona que estimula la pro-
ducción de eritrocitos por la médula ósea.
○ Al avanzar la lesión renal, los riñones tienen menos capacidad de producir cantidades
adecuadas de eritropoyetina, que es necesaria para mantener las concentraciones de
hemoglobina normales4.
○ La resistencia a la acción de la eritropoyetina también es importante en la aparición
y el mantenimiento de la anemia.
• Osteodistrofia renal: debido a la compleja naturaleza de esta enfermedad y de sus
efectos sobre otros órganos y tejidos aparte del hueso, este trastorno también se deno-
mina trastorno mineral y óseo, o enfermedad ósea metabólica. La alteración de la regu-
lación del metabolismo del calcio y el fósforo puede producir calcifi cación cardíaca,
vascular y de otros tejidos.
○ La disminución del FG produce retención de sodio, que lleva a una mayor produc-
ción de paratirina (PTH, del inglés parathyroid hormone).
○ La disminución de la hidroxilación 1- de la 25-OH vitamina D y la disminución
de la concentración de vitamina D activa producen hipocalcemia y elevación de la
concentración de PTH.
○ El hiperparatiroidismo secundario puede producir un estado de recambio óseo ele-
vado denominado «osteítis fi brosa», que hace que los pacientes con IRC tengan un
riesgo elevado de fracturas óseas5,6.
• Acidosis metabólica e hiperpotasemia:
○ Al avanzar la IRC y disminuir el FG, se reduce la capacidad del riñón de eliminar de
forma efi caz la carga total de ácidos y el potasio.
○ Una persona generalmente genera 1 mEq de H+ (ácido) por kilogramo de peso cor-
poral y día, y, cuando se deteriora la función renal, el riñón es incapaz de excretar esa
carga de ácido.
○ La acidosis habitualmente se produce con FG 40 ml/min, salvo que haya aci-
dosis tubular renal asociada a enfermedades como nefropatía diabética, nefropatía
obstructiva, anemia drepanocítica, etc., en cuyo caso se produce acidosis en fases más
tempranas de la IRC.
○ Estos pacientes también tienen un riesgo mayor de presentar hiperpotasemia.
• Hiperlipidemia y enfermedad cardiovascular:
○ La IRC se asocia a un aumento de la incidencia de episodios cardiovasculares, muerte
e ingresos hospitalarios7.
○ Debe señalarse que un número significativamente mayor de pacientes con IRC
en estadio 3 o 4 muere por causas cardiovasculares antes de llegar a necesitar
diálisis o trasplante.
○ La modifi cación de factores de riesgo, como la hiperlipidemia, la hipertensión y los
trastornos óseos y minerales, es fundamental para reducir la morbilidad y la morta-
lidad por enfermedad cardiovascular.
DIAGNÓSTICO
Pruebas diagnósticas
Datos de laboratorio
• El cálculo del FG a través de la fórmula del estudio modifi cación de la dieta en las
enfermedades renales (MDRD) es una ecuación basada en la creatinina que se utiliza
para calcular el FG de un paciente.
○ Hace falta que el paciente tenga una concentración de creatinina estable8.
○ La ecuación depende de su capacidad de predecir el nivel de producción de creati-
nina normal de un paciente.
Pruebas y estudios
diagnósticos Significado y/u objetivo
• Creatinina sérica • Se utiliza para calcular el filtrado glomerular utilizando
ecuaciones
• Los valores históricos ayudan a determinar la cronicidad
y la progresión de la enfermedad
• Análisis de orina • La presencia de eritrocitos, cilindros de eritrocitos o
con microscopia proteinuria indica un proceso glomerular
• Hace falta un estudio adicional para diagnosticar la
enfermedad subyacente
• Evaluación de la • En la visita inicial se recomienda el cálculo del cociente
proteinuria de proteínas a creatinina en una muestra de orina de
24 h o en una muestra de orina aleatoria
• Si hay proteinuria intensa, se debe evaluar la proteinuria
en las visitas de seguimiento para determinar la
respuesta al tratamiento
• Electrólitos • Las concentraciones de electrólitos son necesarias para
guiar el tratamiento antihipertensivo (p. ej., hiponatremia,
hipopotasemia por diuréticos)
• Las concentraciones de potasio y bicarbonato son
necesarias para descartar hiperpotasemia y acidosis
• Habitualmente se miden en todas las visitas en la
consulta
• Calcio, fósforo, • Ayudan al tratamiento de la enfermedad ósea metabólica
paratirina intacta, • Normalmente se realizan en la visita inicial en la consulta
25-OH vitamina D y luego cada 3-6 meses
• Hemograma • Evaluación y tratamiento de la anemia
completo • Por lo general se realiza en todas las visitas en la
consulta
• Ferritina y hierro • Útil para la evaluación y el tratamiento de la ferropenia
• Los pacientes con ferropenia precisan un estudio
adicional para encontrar la causa subyacente
• Habitualmente se realiza cada 3-6 meses
• Panel lipídico en • Los pacientes con insuficiencia renal crónica tienen un
ayunas riesgo elevado de enfermedad cardiovascular
• A menudo se ve dislipidemia en el síndrome nefrótico
• Suele realizarse en la visita inicial y, después, cada
6-12 meses
• Serología de las • Un estudio negativo para hepatitis B obliga a la
hepatitis B y C vacunación
• La positividad del antígeno de superficie o del anticuerpo
antinuclear de la hepatitis B puede ser un indicio de una
nefropatía subyacente
• La hepatitis C se asocia a crioglobulinemia y
glomerulonefritis
• Electroforesis e • Muy recomendada en pacientes que consultan con
inmunofijación de creatinina elevada y anemia, especialmente ancianos
las proteínas del • La electroforesis sola tiene una sensibilidad baja, por lo
suero y la orina que hace falta la inmunofijación
• Las cadenas ligeras libres séricas son más sensibles para
diagnosticar gammapatías monoclonales
Pruebas y estudios
diagnósticos Significado y/u objetivo
• Anticuerpos • Justificados en poblaciones seleccionadas con factores
contra el VIH de riesgo para descartar nefropatía asociada al VIH
• Anticuerpos • Justificados en adultos con proteinuria para descartar
antinucleares nefritis lúpica u otra nefropatía secundaria a trastornos
autoinmunitarios
• Ecografía renal • Caracteriza el número, el tamaño y la ecogenia de los
con o sin Doppler riñones
arterial • Descarta obstrucción
• Detecta enfermedad renovascular
• Detecta la presencia de quistes/neoplasias malignas/
cálculos
• Biopsia renal • Indicada en pacientes con hematuria y/o proteinuria o
elevación de la creatinina de causa no explicada. También
es útil para diagnosticar y tratar la sospecha
de enfermedad glomerular (p. ej., nefritis lúpica, vasculitis)
• Las directrices actuales sobre nutrición del grupo KDOQI recomiendan cuantificar la
albúmina sérica cada 1-3 meses en pacientes con un FG 20 ml/min como evaluación
del estado nutricional, porque la albúmina es un sólido indicador pronóstico en pacien-
tes con insuficiencia renal terminal (IRT).
• Las serologías de las hepatitis B y C y del virus de inmunodeficiencia hu-
mana (VIH) pueden ayudar a diagnosticar la causa subyacente de la IRC del paciente
(p. ej., glomerulonefritis membranoproliferativa secundaria a crioglobulinemia indu-
cida por hepatitis C o nefropatía por el VIH). Los títulos de anticuerpos contra el virus
de la hepatitis B también son útiles para determinar a qué pacientes se debe vacunar
contra la enfermedad cuando avance la IRC.
• La presencia de anticuerpos antinucleares puede indicar la presencia de una enferme-
dad autoinmunitaria como causa de la IRC del paciente, y títulos elevados pueden
justificar un estudio adicional, como las concentraciones del complemento y el tamizaje
de anticuerpos nucleares extraíbles.
• En el paciente con un aumento no explicado de la creatinina sérica y anemia (especial-
mente un anciano), se debe descartar una gammapatía monoclonal.
○ La electroforesis de las proteínas del suero y de la orina, junto con la inmunofi-
jación, son herramientas diagnósticas útiles para detectar una paraproteinemia y los
trastornos renales asociados, como enfermedad por depósito de cadenas ligeras, ne-
fropatía por cilindros y amiloidosis.
○ Las cadenas ligeras libres séricas son más sensibles para detectar gammapatías mono-
clonales y se deben analizar en pacientes con un elevado índice de sospecha.
Estudios de imagen
• Habitualmente se realiza una ecografía renal después de la visita inicial por varios motivos.
○ Ayuda a perfilar la anatomía renal y a verificar la presencia de dos riñones de tamaño
normal.
○ Es útil para descartar obstrucción.
Procedimientos diagnósticos
• Estudio microscópico de la orina:
○ En todos los pacientes que tengan hematuria en el análisis con tira reactiva, se debe
realizar un examen microscópico de la orina por un nefrólogo para detectar cilindros
y células anormales.
• Debe realizarse una biopsia renal cuando haya proteinuria y hematuria, o un aumento
no explicado de la creatinina sérica.
○ Se deben sopesar los riesgos de la biopsia (especialmente, el riesgo de hemorragia
potencialmente mortal) con las ventajas de diagnosticar una enfermedad subyacente.
Si el diagnóstico no va a alterar signifi cativamente el tratamiento o el pronóstico,
entonces puede no ser necesaria la biopsia.
○ Puede ser necesaria una biopsia renal en algunas situaciones (sospecha de nefritis
lúpica, vasculitis) para guiar el tratamiento.
T R ATA M I E N T O
Hipertensión
• Como ya se ha señalado, el objetivo de presión arterial es 130/80 mm Hg.
• Para conseguir los objetivos de presión arterial, se utilizan diuréticos, -bloqueantes,
inhibidores de la enzima conversiva de la angiotensina (ECA) y/o antagonistas del re-
Anemia y ferropenia
• Si se diagnostica ferropenia, se debe realizar un estudio digestivo adecuado.
• La ferropenia, incluso sin anemia, se asocia a disfunción neurológica, síndrome de
piernas inquietas, fatigabilidad, alopecia e incluso empeoramiento de la disfunción
cardíaca.
• Si no hay contraindicaciones, el remplazo de hierro debe comenzar por vía oral, que
es la primera línea preferida de tratamiento.
○ Recomendamos sulfato ferroso 325 mg v.o. 2-3 veces/día.
○ El hierro se absorbe mejor con el estómago vacío y en un entorno ácido.
○Los pacientes tratados con fármacos antirreflujo no absorberán el hierro con tanta
eficiencia como los pacientes que no tomen estos fármacos.
• Si el paciente tiene una respuesta subóptima al hierro oral, o si no tolera el tratamiento,
entonces se debe plantear el hierro intravenoso.
○ Hay varias opciones para el tratamiento intravenoso: hierro dextrano, hierro saca-
rosa, gluconato férrico y ferumoxitol.
○ La opción más económica es el hierro dextrano. Debido al riesgo de relaciones
anafilácticas, se debe administrar una dosis de prueba de 25 mg y se debe vigilar al
paciente para detectar acontecimientos adversos. Si el paciente tolera la dosis sin di-
ficultad, se puede administrar una dosis de 500-1 000 mg de hierro dextrano durante
3-4 h.
○ Los preparados de hierro sacarosa y gluconato férrico precisan múltiples infusio-
nes de dosis pequeñas (125 y 200 mg, respectivamente), porque las dosis mayores se
pueden asociar a cambios hemodinámicos e hipotensión por liberación súbita del
hierro hacia la circulación. Estos preparados son útiles en pacientes con antecedentes
de alergias medicamentosas17.
○ El ferumoxitol se ha asociado a reacciones anafilácticas.
○ El menor número de acontecimientos adversos se ha asociado al hierro sacarosa17.
○ No todos los pacientes con IRC y anemia tendrán un mecanismo fisiopatológico de
origen renal para la reducción de la concentración de hemoglobina.
○ El paciente con IRC en estadio 3 y ferropenia precisa un estudio estándar de la ane-
mia, que debe incluir medidas de tamizaje del cáncer adecuadas para su edad para
descartar neoplasias malignas.
• Fármacos estimuladores de la eritropoyesis (FEE):
○ El tratamiento con eritropoyetina o FEE es necesario cuando la concentración de
hemoglobina disminuye a 10 g/dl.
○ Las directrices actuales de la Food and Drug Administration recomiendan utilizar
FEE solo para prevenir las transfusiones sanguíneas, y no para tratar síntomas como
fatigabilidad y disminución de la energía.
○ Los FEE autorizados actualmente son eritropoyetina y darbepoetina .
○ No hay un umbral crítico bien definido para iniciar el tratamiento con FEE en pa-
cientes con IRC. En opinión del grupo de trabajo de tratamiento de la anemia del
estudio KDOQI, no se han definido todavía las dosis iniciales de los FEE aprobados
que se señalan más arriba, y se deben determinar según las circunstancias clínicas y
la concentración de hemoglobina del paciente.
○ Una dosis inicial habitual de epoetina es de 50-100 unidades/kg por vía subcu-
tánea cada semana, o darbepoetina 40 g por vía subcutánea cada 2 semanas.
○ Se prefiere la vía subcutánea en pacientes con IRC en los estadios 3 y 4.
○ Las directrices de la NKF KDOQI de 2006 recomiendan mantener la concentración
de hemoglobina 11 g/dl; sin embargo, la Food and Drug Administration también
recomienda un límite superior de la hemoglobina de 12 g/dl22.
○ Las concentraciones mayores de hemoglobina no tienen por qué ser beneficiosas
para los pacientes (estudios Normal Hematocrit y CHOIR18,19).
○ En el estudio TREAT se evaluó recientemente a pacientes con IRC tratados con
darbepoetina con un objetivo de concentración de hemoglobina de 13 g/dl. Los
pacientes tratados precisaron significativamente menos transfusiones, aunque tuvie-
ron una incidencia significativamente mayor (desde el punto de vista estadístico) de
accidente cerebrovascular. No hubo diferencias significativas en cuanto a los episo-
dios cardiovasculares, la progresión hasta IRT y la muerte20.
○ Como concentraciones de hemoglobina 13 g/dl durante el tratamiento con FEE
se han asociado a mayor incidencia de coágulos sanguíneos, infartos de miocardio,
accidentes cerebrovasculares y muerte, se debe realizar un seguimiento del hemo-
grama completo al menos una vez al mes durante el tratamiento con FEE para
evitar superar esa concentración21.
Acidosis metabólica
• La acidosis metabólica puede dar lugar a una disminución de la producción de albú-
mina, un aumento de la reabsorción de calcio desde el hueso y un empeoramiento del
hiperparatiroidismo secundario.
○ La mejor opción de que se dispone para tratar la acidosis es el bicarbonato sódico
650-1 300 mg v.o. 2-3 veces/día. Un comprimido de 650 mg contiene 7,6 mEq de
bicarbonato.
• El mantenimiento de las concentraciones de bicarbonato por encima de 22 mEq/l
ayuda a conservar la histología ósea y atenúa el efecto de la acidosis sobre el catabolismo
de las proteínas.
• La corrección de la acidosis también ayuda a tratar la hiperpotasemia.
• En un reciente estudio aleatorizado y controlado, también se observó que el tratamiento
con bicarbonato sódico ralentizaba la velocidad de progresión hasta IRT, a la vez
que mejoraba los parámetros nutricionales en pacientes con IRC24.
Hiperlipidemia
• Debe considerarse que los pacientes con IRC están en el grupo de mayor riesgo de ar-
teriopatía coronaria.
• Las directrices actualizadas del programa National Cholesterol Education Program Adult
Treatment Program III para el tratamiento del colesterol recomiendan un objetivo de
colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad 100 mg/dl en los pacientes de riesgo
elevado, que son aquellos con cardiopatía isquémica establecida o equivalentes de
riesgo25.
○ Se recomiendan modificaciones del estilo de vida como tratamiento inicial en pa-
cientes con LDL de 100 a 130 mg/dl.
○ Se recomiendan fármacos en los que tienen una concentración de LDL 130 mg/dl,
y en aquellos en los que no sean eficaces las modificaciones del estilo de vida.
○ Las estatinas son los fármacos de primera línea en la IRC.
• La hipertrigliceridemia se trata con modificaciones del estilo de vida y de la alimenta-
ción, además de fármacos, con un objetivo de triglicéridos 200 mg/dl.
○ Los fibratos, como el gemfibrozilo, son útiles en la IRC, aunque la combinación de
fibratos y estatinas en la IRC puede producir rabdomiólisis.
○ Hacen falta ajustes de la dosis según el nivel de funcionamiento renal.
• En una reciente revisión, se ha resumido brevemente la utilidad, la seguridad, la posolo-
gía inicial y los posibles efectos beneficiosos de las estatinas en pacientes con IRC e IRT.
En resumen, las estatinas son seguras en la población con IRC y, aunque producen re-
ducciones del riesgo relativo de episodios cardiovasculares similares a las que producen en
pacientes sin IRC, la reducción del riesgo absoluto es mayor en la población con IRC
debido a la elevada prevalencia de enfermedad cardiovascular subyacente26.
Hiperpotasemia
• La hiperpotasemia es una complicación potencialmente mortal de la IRC.
• El tratamiento agudo de este trastorno electrolítico se discute en otro capítulo.
• Restricción en la alimentación:
○ Debe aconsejase a los pacientes sobre la restricción de alimentos ricos en potasio en
la alimentación.
○ Se observa un alto contenido de potasio en todos los tipos de alimentos, aunque los
habituales son: cítricos y sus zumos; plátanos; sandías; frutas secas, como uvas pasas,
ciruelas y dátiles; verduras, como tomates, patatas y brócoli; y otros alimentos, como
la leche.
○ En la tabla 24-4 se puede ver una lista más completa de los alimentos ricos en pota-
sio. Sin embargo, esto no incluye todos los posibles alimentos que pueden tener un
alto contenido de potasio.
○ Un dietista titulado debe ofrecer tratamiento nutricional médico a los pacientes, y se
les debe enseñar a leer las etiquetas de los alimentos en relación con la concentra-
ción de potasio.
• Medicamentos:
○ Debe aconsejase a los pacientes que eviten medicamentos como los antiinflamatorios
no esteroideos y los inhibidores de la COX-2.
○ Los inhibidores del sistema de renina-angiotensina-aldosterona deben utilizarse con
precaución, porque se produce deterioro funcional renal, y se deben medir sistemá-
ticamente los electrólitos.
• Correcciones de la acidosis:
○ El tratamiento de la acidosis metabólica ayudará a corregir la hiperpotasemia.
• Diuréticos del asa:
○ El tratamiento con diuréticos del asa también ayudará a excretar potasio.
Hiperuricemia
• La hiperuricemia se asocia a síndrome metabólico y aumento del riesgo de enfermedad
cardiovascular y de mortalidad por todas las causas27.
P R E PA R A C I Ó N PA R A L A D I Á L I S I S Y E L T R A S P L A N T E
RENAL
Educación del paciente
• Las modifi caciones del estilo de vida son esenciales para reducir el riesgo cardiovascular
e incluyen, entre otras, pérdida de peso, reducción del consumo de sodio con los ali-
mentos, ejercicio habitual y abandono del tabaco.
• El tabaquismo se asocia a progresión acelerada hasta IRT.
• Habitualmente se ofrece a todos los pacientes con IRC un programa educativo
exhaustivo, por lo general cuando el FG disminuye por debajo de 30 ml/min, para
prepararles para la TRR.
○ El programa debe incluir la educación de los pacientes sobre las diferentes modalida-
des de TRR, como hemodiálisis (HD), diálisis peritoneal (DP) y trasplante renal.
○ Debe poderse contar con dietistas para ofrecer asesoramiento nutricional.
○ Se debe aconsejar a los pacientes que acudan a un centro de HD y que conozcan a
pacientes en HD y DP.
○ También se debe ofrecer a los pacientes información sobre las diferentes opciones
de HD (nocturna, intrahospitalaria, HD domiciliaria, etc.), además de la posibili-
dad de ser evaluados para un trasplante renal.
○ Los trabajadores sociales deben estar disponibles para abordar preocupaciones como
el seguro, los costes, el trasporte hasta la diálisis, etc.
• El nefrólogo que trate al paciente tiene la responsabilidad de abordar la adecua-
ción del inicio de la diálisis con sus pacientes, y muchas veces con sus familiares, y de
actuar en consecuencia.
• El inicio de la diálisis puede no ser adecuado en pacientes de edad muy avanzada (en
pacientes con múltiples enfermedades comórbidas) y en pacientes que están en residen-
cias de ancianos, porque no se ha demostrado que la diálisis mejore la calidad de vida
o que prolongue esta significativamente31.
Asesoramiento nutricional
• Las recomendaciones del grupo KDOQI de 2004 se elaboraron a partir de modifica-
ciones de la dieta del estudio Dietary Approaches to Stop Hypertension para aplicarla a los
pacientes con IRC.
• La individualización del tratamiento dietético, en último término, puede ser la estrate-
gia más adecuada en pacientes con IRC.
• Es esencial que los pacientes con IRC reciban asesoramiento sobre el tratamiento
nutricional médico. Esto lo realizan dietistas renales titulados, y lo cubren algunos
planes de seguro.
• Se debe informar a los pacientes de las consecuencias de una alimentación rica en
proteínas, entre ellas la generación de solutos adicionales (p. ej., urea), que se deberán
eliminar, y la mayor producción de una carga ácida, que también se deberá excretar.
• Aunque las recomendaciones actuales sugieren reducir el consumo de proteínas con los
alimentos para minimizar la necesidad de excreción de urea y ácido, existe riesgo de
desnutrición.
• La desnutrición en el contexto de un FG mayor que aquel en el que normalmente se
recomendaría el inicio de la TRR puede ser una indicación de iniciar la diálisis.
• El consejo adecuado sobre la alimentación pobre en potasio o en fósforo también
forma parte del tratamiento nutricional.
• El tratamiento nutricional médico también incluye el asesoramiento sobre las opciones
de alimentos adecuadas en los pacientes con diabetes mellitus e hiperlipidemia.
Vacunaciones
• El programa de vacunaciones para adultos de enero de 2010 del Center for Disease
Control and Prevention (CDC) se puede encontrar en línea en http://www.cdc.gov/
mmwr/PDF/wk/mm5901-Immunization.pdf32.
• Las vacunas que se administran con más frecuencia a los pacientes con IRC se señalan
a continuación.
• Hepatitis B:
○ Aunque la vacunación contra la hepatitis B no es necesaria en todos los pacientes con
IRC, generalmente se recomienda en aquellos en los que se espera que comience la
diálisis, a la vista del riesgo de transmisión en las unidades de diálisis.
○ Hay un régimen de tres dosis, con administración de la segunda dosis al menos 1 mes
después y la tercera al menos 2 meses después, pero 4 meses después de la primera dosis.
○ Hace falta un régimen alternativo si se utiliza la vacuna combinada contra la hepati-
tis A y la hepatitis B.
○ Se puede comprobar la inmunidad con los anticuerpos contra antígenos de superfi-
cie cada 1-6 meses después de finalizar la vacunación. Las concentraciones de anti-
cuerpos contra antígenos de superficie de la hepatitis B deben ser 10 mUI/ml.
○ Se recomiendan dosis de refuerzo en los pacientes en diálisis si las concentraciones
disminuyen por debajo de este valor.
• Vacunación antineumocócica:
○ El CDC recomienda la vacunación con polisacárido neumocócico en todos los pa-
cientes con IRC.
○ En las directrices actuales se recomienda una única revacunación 5 años después de
la vacunación inicial en pacientes ~ 65 años, si la vacunación inicial se administró
cuando tenían 65 años.
• Vacunación antigripal:
○ Se recomienda la vacunación antigripal anual en todos los pacientes 50 años.
○ El CDC también recomienda la vacunación antigripal anual (vacuna inactivada) en
todos los pacientes más jóvenes con IRC.
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PRINCIPIOS GENERALES
Epidemiología
• De los 490 000 pacientes con IRT en Estados Unidos, 300 000 están tratados actual-
mente con HD1.
○ Igual que la población general con IRT, la población tratada con HD es predo-
minantemente blanca (55 % blancos; 38 % negros; 4 % asiáticos; 3 % nativos
estadounidenses/otros), con una proporción ligeramente mayor de hombres
(54 %).
○ La diabetes es el diagnóstico de base más frecuente, seguida por hipertensión, glo-
merulonefritis, y nefropatías congénitas y quísticas.
○ El mayor grupo etario de pacientes en HD está entre los 70 y los 79 años. Esto difiere
de la población general con IRT, cuya media de edad es de 58 años, lo cual refleja
una cohorte más joven y, en general, más sana a la que se realiza trasplante y diálisis
peritoneal.
• A pesar de los avances en la asistencia, la tasa de mortalidad en pacientes en HD es
elevada.
○ La enfermedad cardiovascular es claramente la principal causa de muerte en
pacientes en HD, seguida por la septicemia.
○ La probabilidad de muerte en los primeros 5 años después de iniciar la HD es del
63 %2.
■ En pacientes diabéticos en HD, esta probabilidad aumenta hasta el 71 %.
■ Los pacientes en diálisis mayores de 65 años tienen una tasa de mortalidad siete
DIAGNÓSTICO
310
○ Incluso con tratamiento médico temprano e intensivo, la diálisis puede llegar a ser
necesaria para aliviar los síntomas urémicos, los trastornos electrolíticos y la acumu-
lación de líquido debidos al deterioro del funcionamiento renal.
• La inmensa mayoría de los pacientes que precisan HD tiene nefropatías crónicas
con pérdida gradual, pero progresiva, del funcionamiento renal a lo largo del
tiempo.
○ Los pacientes normalmente presentan síntomas urémicos, y necesitan iniciar la diá-
lisis, cuando el filtrado glomerular estimado disminuye por debajo de 10 ml/
min/1,73 m².3
○ Los pacientes con comorbilidades significativas, en particular diabetes, pueden
requerir el inicio de diálisis en una fase más temprana, normalmente cerca de un
filtrado glomerular estimado de 15 ml/min/1,73 m2.
○ Los síntomas urémicos se producen por la acumulación de metabolitos tóxicos,
que ya no se eliminan de forma adecuada por el riñón, que se está haciendo insu-
ficiente.
■ Esto se puede manifestar de diversas formas, como náuseas, vómitos, escaso
□ Elevada hidrosolubilidad.
gena.
□ Las siguientes sustancias se pueden eliminar con diálisis: barbituratos, bromuros,
T R ATA M I E N T O
Modalidades de diálisis
• La elección de la modalidad de HD adecuada es una decisión importante que se debe
tomar teniendo en consideración tanto la preferencia del paciente como una evaluación
práctica de sus recursos y capacidades.
○ Las principales variables que diferencian las distintas modalidades son: localización,
independencia, duración y dosis acumulada de diálisis.
• La HD institucional intermitente es la forma más frecuente de HD.
○ Esta forma de HD habitualmente supone tratamientos tres veces a la semana, y cada
sesión dura en promedio 3-4 h.
○ Los pacientes reciben HD en una localización institucional, en la que personal bien
formado puede preparar y supervisar cada uno de los tratamientos. En los pacientes
que inician la HD, ésta es, a menudo, la modalidad de elección para aclimatar a los
pacientes a una sesión de HD supervisada y controlada.
• La HD domiciliaria intermitente es similar a la HD institucional intermitente en
cuanto a la frecuencia y la duración de los tratamientos.
○ La diferencia fundamental es el lugar en el que se aplica, lo que da a los pacientes
mayor libertad para poder realizar los tratamientos en su propio domicilio.
○ Se debe evaluar cuidadosamente el entorno domiciliario, y se debe poder adaptar el
suministro de agua y la electricidad al sistema de diálisis. Además, los pacientes de-
ben demostrar que tienen responsabilidad suficiente sobre sus tratamientos y capaci-
dad de canular sus propios accesos vasculares arteriovenosos con una técnica segura
y estéril.
• La HD diaria breve expone a los pacientes a tratamientos más frecuentes (por lo gene-
ral, seis veces a la semana), aunque cada sesión tiene una duración menor.
○ La dosis semanal acumulada de diálisis es similar a la que se obtiene con la HD in-
termitente. Sin embargo, dividir los tratamientos en ciclos frecuentes y más cortos
puede prevenir las complicaciones intradialíticas, particularmente la hipotensión y
los calambres.
○ Esta modalidad se realiza predominantemente en el domicilio, aunque algunos cen-
tros institucionales pueden administrar tratamientos diarios.
• La HD nocturna es diferente, porque ofrece una mayor dosis acumulada de diálisis
cada semana.
○ Los pacientes que realizan HD nocturna en su hogar habitualmente tienen períodos
de tratamiento más largos, en promedio de 6-8 h, que se realizan seis noches a la
semana.
○ Esta modalidad tiene la ventaja añadida de ofrecer al paciente una mayor libertad
durante el día.
○ Al igual que la HD diaria breve, la HD nocturna se realiza predominantemente en
el domicilio, aunque se dispone de instituciones que la realizan. La HD nocturna
institucional normalmente ofrece tratamientos de 8 h tres noches a la semana.
• La decisión de dializar pacientes con insuficiencia renal aguda generalmente se toma ba-
sándose en las indicaciones agudas, y la selección de las modalidades muchas veces se
realiza teniendo en consideración el estado hemodinámico del paciente. En el capítulo 15,
«Tratamiento de depuración extrarrenal en la lesión renal aguda», se ofrece una descrip-
ción completa de las opciones de diálisis, incluyendo las modalidades de diálisis continua.
• Hay tres tipos de acceso vascular para la diálisis: fístulas arteriovenosas (FAV), injer-
tos arteriovenosos (IAV) y catéteres de diálisis.
○ Las fístulas y los injertos son conductos vasculares que permiten el paso de un flujo
elevado de sangre. Se canulan en cada tratamiento de diálisis con dos agujas, una a
través de la cual se bombea sangre arterial hacia el dializador y otra a través de la cual
la sangre vuelve hacia el sistema venoso.
○ Los catéteres se colocan en una posición venosa central, normalmente en la vena
yugular interna, y la sangre fluye a través de conexiones luminales separadas para si-
mular la salida arterial y el retorno venoso. A continuación se describen las caracte-
rísticas especiales de cada uno de los tipos de acceso vascular.
• La FAV es la forma más deseable de acceso vascular. Se crea mediante la manipulación
quirúrgica de la vasculatura original del paciente.
○ Un cirujano vascular con experiencia la realiza con anestesia regional, y puede estar
formada por una anastomosis laterolateral entre una arteria y una vena, o una
anastomosis de la zona lateral de la arteria a la parte terminal de la vena.
○ El objetivo es disponer de un punto de acceso vascular que permita la canulación
repetida con agujas de gran calibre y el paso de sangre a un flujo elevado necesario
para la diálisis. El flujo a través de una FAV es, en promedio, de 600-800 ml/min, y
debe poder mantenerse la permeabilidad a flujos de 200 ml/min.
○ Las complicaciones, como trombosis, infección y robo vascular, son menores que
con el IAV.
○ La colocación de una FAV precisa visión de futuro, porque puede tardar 3-4 meses
en madurar. Además, puede no ser posible realizar una FAV adecuada si el paciente
no tiene una vasculatura sana. En particular, los pacientes con diabetes avanzada o
vasculopatía periférica pueden no tener vasos adecuados para la creación de una fís-
tula.
• El IAV se puede implantar en pacientes en los que no se puede crear una FAV.
○ En lugar de la vasculatura original del paciente, se coloca un injerto sintético
(que muchas veces se realiza con politetrafluoroetileno) para la conexión arterio-
venosa.
○ Las tasas de permeabilidad a largo plazo son menores que las que se obtienen con
las FAV. Sin embargo, el IAV tiene algunas ventajas, como gran área superficial
para la canulación y menor tiempo de maduración, en el intervalo de 3-4 sema-
nas.
○ El caudal a través de un IAV es de habitualmente 1 000-1 500 ml/min, y se produce
trombosis con flujos menores de 600-800 ml/min.
• Un catéter es la forma menos deseable de acceso vascular para la HD.
○ Los catéteres de diálisis tunelizados suelen colocarse en la vena yugular interna dere-
cha, con un punto de entrada tunelizado inmediatamente debajo de la clavícula
ipsolateral.
○ Se pueden implantar en pacientes que precisan HD y que no tengan todavía un lugar
para un acceso vascular permanente. Sin embargo, a la vista del éxito variable con los
distintos flujos, las dificultades con la recirculación, la disfunción del catéter y el
elevado riesgo de infección, no se debe utilizar el catéter excepto como acceso vascu-
lar de último recurso.
• El objetivo de la HD es remplazar las funciones básicas del riñón que se está ha-
ciendo insuficiente. Para acercarse al funcionamiento normal del riñón, la HD debe
eliminar los solutos urémicos, ajustar los electrólitos séricos y eliminar el líquido
acumulado.
de la membrana de diálisis.
Prescripción de la diálisis
• La prescripción de la diálisis se debe adaptar a los objetivos específicos de conseguir una
eliminación adecuada de toxinas, mantener el equilibrio electrolítico y eliminar los
aumentos excesivos de líquido (tabla 25-1).
Prescripción
Objetivo Variable habitual Comentarios
Adecuación Tiempo 3-4 h Se puede ajustar en
de la incrementos de 15 min
diálisis Frecuencia 3 veces/semana Se pueden añadir
(Kt/V 1,2 tratamientos semanales
o TRU cuando hay grandes
65 %) volúmenes de
distribución
Dializador Variable según el Los dializadores de alta
centro eficiencia tienen
mayores áreas
superficiales
Flujo 350-400 ml/min Injertos y fístulas AV:
sanguíneo 400-500 ml/min
Catéteres:
350-400 ml/min
Flujo del 500-800 ml/min Pocas ventajas de
dializado caudales del dializado
800 ml/min
Sin embargo, muchas veces depende de la voluntad del paciente de quedarse para un
tiempo de tratamiento adicional.
○ El flujo sanguíneo depende, en gran medida, del acceso vascular utilizado. La mayoría
de los injertos y fístulas permiten un flujo de sangre de 400-500 ml/min. Los catéteres
son menos predecibles y, en promedio, permiten flujos de 350-400 ml/min.
■ Maximizar los flujos de sangre puede ser muy útil para conseguir los objetivos.
■ Se debe evaluar a los pacientes con una dosis de la diálisis inadecuada y flujos
flujo del dializado prescrito menor de 800 ml/min, aunque es poco probable que
el aumento del caudal más allá de 800 ml/min contribuya, significativamente, a
una mayor depuración.
○ El tamaño del dializador se refiere a la cantidad de área expuesta entre la sangre y el
dializado.
■ También se puede usar una mayor área expuesta para mejorar la adecuación.
evitar la hipopotasemia.
■ Una concentración de potasio en el dializado de 4 mEq/l es adecuada en pacientes
hiperpotasemia, puede ser necesario un baño con 0-1 mEq/l de potasio para una
corrección rápida. Sin embargo, esto puede producir una disminución rápida de
las concentraciones de potasio, por lo que las concentraciones séricas de potasio se
deben monitorizar cada 30-60 min.
■ Es importante reconocer también que hay un rebote de las concentraciones de pota-
indican un consumo excesivo de agua libre en un paciente con una capacidad escasa
o nula de manejo renal del agua.
■ Se puede tratar a la mayoría de estos pacientes mediante restricción de líquidos.
dializado debe estar entre 3 y 5 mEq/l por debajo de las concentraciones séricas.
○ La mayoría de los preparados de dializado están disponibles con concentraciones de
Ca de 2,5, 3 o 3,5 mEq/l.
■ Una concentración de calcio de 2,5 mEq/l es equivalente a una concentración de
pacientes a los que se realiza HD en situación aguda o que tienen, además, acido-
sis significativa, porque la corrección de la acidosis con la diálisis reduce aún más
la concentración plasmática de calcio.
○ La mayoría de los centros de diálisis utilizan soluciones de dializado que contie-
nen concentraciones de bicarbonato de 35-38 mEq/l. Esto habitualmente es
suficiente para corregir la acidosis metabólica asociada a la insuficiencia renal
crónica.
■ Hay pacientes que son susceptibles a la alcalosis, particularmente los que reciben
○ En los pacientes que tienen aumentos pequeños de líquido entre sesiones de diálisis
sin edema, y que presentan hipotensión, mareo o calambres intensos, se debe plan-
tear un aumento del PSE.
○ En los pacientes que alcanzan su PSE habitual, pero que tienen edema o dificultad
respiratoria progresivos, se debe eliminar líquido hasta un PSE menor para evitar la
retención de volumen manifiesta.
Anticoagulación
• La heparinización durante la HD minimiza la coagulación del circuito de diálisis du-
rante el tratamiento.
○ La coagulación es particularmente problemática en pacientes con una hemoglobina
y hematocrito elevados, una tasa elevada de ultrafiltración y un flujo sanguíneo bajo
en la diálisis.
○ En Estados Unidos, el fármaco más utilizado para prevenir la coagulación es la heparina
no fraccionada, aunque también se pueden utilizar heparinas de bajo peso molecular.
○ La heparina se puede administrar en forma de embolada de 1 000-2 000 U, seguida
por una infusión constante de 1 000-1 200 U/h.
○ De manera alternativa, tras la embolada inicial se pueden administrar emboladas de
manera intermitente según sea necesario para mantener los objetivos de los tiempos
de coagulación.
COMPLICACIONES
nosis.
■ Se puede realizar una trombectomía para tratar la trombosis de un IAV, aunque
tiene poco éxito en las FAV. La trombosis de una fístula puede precisar la derivación
al cirujano que realizó el acceso vascular para una revaluación. Si es necesaria una
revisión quirúrgica extensa o la realización de una nueva fístula, el paciente puede
necesitar un catéter tunelizado como acceso vascular transitorio hasta que el nuevo
acceso vascular esté listo.
○ El flujo inadecuado en un catéter se puede deber a colocación inadecuada, torsión,
trombosis y estenosis venosa central.
flujo, aunque está justificado un nuevo ensayo de 30-60 min si la posible trom-
bosis del catéter no ha respondido al tratamiento inicial.
□ El fallo persistente de un catéter tunelizado justifica un estudio con contraste
para detectar una vaina de fibrina, que se puede extraer o romper mediante de-
nudación o angioplastia con balón.
■ La implantación de catéteres rígidos de un material distinto a la silicona, particular-
Máquina
de diálisis
Máquina
de diálisis
■ También puede producirse recirculación si la zona del retorno venoso está muy
cerca de la salida arterial.
■ La corrección de la estenosis, la colocación correcta de la aguja y la recolocación de
los catéteres de diálisis son técnicas útiles para reducir la probabilidad de recircu-
lación en el acceso vascular.
• Infección:
○ La infección es la segunda causa más frecuente de mortalidad en pacientes con IRT,
y su terapia es una parte importante del tratamiento de los pacientes en diálisis.
○ Las infecciones en el punto de salida se identifican mediante los cultivos de la he-
rida en el sitio de salida de un catéter que presenta eritema y dolor a la presión.
■ Los puntos de acceso vascular infectados se deben limpiar cuidadosamente, y se
gentamicina.
■ El crecimiento en un hemocultivo, la determinación de la especie y la sensibilidad
var los catéteres únicamente con antibióticos. Sin embargo, como los pacientes
en diálisis precisan un acceso vascular frecuente para las sesiones de tratamiento,
algunos autores consideran que no es práctico extraer todos los catéteres8.
□ En un paciente estable que tenga una mejoría clínica rápida y que no tenga in-
tectar abscesos.
■ Las infecciones extensas de los injertos pueden precisar la escisión parcial o com-
○ Se puede seguir de forma conservadora a los pacientes que tengan síntomas leves,
como frialdad y parestesias.
○ El dolor y la mala cicatrización de la herida precisan una evaluación quirúrgica,
y se considera que la pérdida motora o sensitiva es una urgencia quirúrgica.
○ Los flujos elevados a través del acceso vascular también pueden ser problemáticos en
pacientes con enfermedad cardiovascular. Una insuficiencia cardíaca de gasto ele-
vado puede empeorar por la implantación de un IAV, y puede ser necesaria su liga-
dura para restaurar la estabilidad hemodinámica.
• Aneurismas y seudoaneurismas:
○ Pueden producirse aneurismas y seudoaneurismas en fístulas e injertos, estimulados
por el traumatismo de la canulación repetitiva. En general, se pueden tratar me-
diante observación y evitando la canulación en la zona de la dilatación aneurismá-
tica.
○ Sin embargo, en pacientes que tengan aneurismas de crecimiento rápido, formación
inadecuada de una escara o hemorragia espontánea, se debe realizar con urgencia una
evaluación quirúrgica. La rotura de un aneurisma o un seudoaneurisma puede llevar
a la exanguinación rápida y a la muerte inminente.
Lesiones cutáneas
• La arteriolopatía calcificante urémica, previamente conocida como calcifilaxia, está
producida por la mineralización arteriolar y la consiguiente isquemia hística.
○ Se han descrito varios factores que se piensa que favorecen el proceso subyacente de
mineralización ectópica, como elevación de las concentraciones de fósforo y paratirina,
y administración de fármacos que contienen calcio y del anticoagulante warfarina.
○ Las lesiones muchas veces comienzan como lesiones eritematosas o lesiones nodula-
res subcutáneas que pueden ser muy dolorosas. La progresión a lesiones ulceradas
que no cicatrizan se asocia a una elevada tasa de mortalidad, especialmente cuando
tienen localización central.
calcio12.
■ En pacientes con hiperparatiroidismo refractario o hipercalcemia e hiperfosfatemia
Reacciones al dializador
• Reacciones de tipo A:
○ Se caracterizan por disnea intensa, prurito, dolor abdominal cólico y angioedema, y
se producen en los primeros 30 min de tratamiento.
○ Previamente se habían atribuido al óxido de etileno utilizado para la esterilización de
los dispositivos, un dializado contaminado, alergia al látex, y bradicininas, particu-
larmente en pacientes que toman inhibidores de la enzima conversora de la angio-
tensina, además de la exposición a la membrana de diálisis AN69 15.
○ El tratamiento de los cuadros sospechosos de ser una reacción de tipo A incluye finali-
zación de la diálisis, difenhidramina (25 mg i.v. para el prurito), oxígeno a demanda y
200 ml de suero salino normal en caso de hipotensión. No se debe devolver la sangre.
○ Para prevenir las reacciones posteriores, se puede utilizar un esterilizador alternativo,
y los dializadores se deben lavar meticulosamente antes de su uso.
• Reacciones de tipo B:
○ Se caracterizan por dolor leve de espalda y tórax, y se producen en la primera hora de
la diálisis.
○ Se puede intentar tratar los síntomas con oxígeno suplementario y antihistamínicos
a demanda. Los síntomas deben disminuir durante el resto del tratamiento.
○ Como se desconoce la etiología de las reacciones de tipo B, también se desconocen
los métodos preventivos, aunque puede ser útil ensayar una membrana alternativa.
Complicaciones cardiovasculares
• La enfermedad cardiovascular es, con mucho, la principal causa de mortalidad en pa-
cientes con IRT. Como los pacientes tienen mayor riesgo cardiovascular, el dolor torá-
cico no se debe tomar a la ligera en las unidades de diálisis.
○ Aunque debe mantenerse un elevado grado de sospecha de enfermedad coronaria, se
debe plantear un diagnóstico diferencial amplio en el que se incluyan causas osteo-
musculares, reacciones al dializador, enfermedad por reflujo y edema pulmonar.
○ Cuando se sospeche angina, los pacientes deben recibir oxígeno nasal, se debe sus-
pender la ultrafiltración y se debe realizar un ECG, y se debe plantear la administra-
BIBLIOGRAFÍA
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PRINCIPIOS GENERALES
Fisiología
• Difusión:
○ La mayor parte de la eliminación de solutos en la DP se produce mediante difusión.
○ Las sustancias retenidas en la insufi ciencia renal (urea, creatinina, potasio, fósforo)
están presentes en mayores concentraciones en la sangre, por lo que se desplazan por
gradiente de concentración hacia la solución de diálisis.
○ La glucosa, que está en concentraciones elevadas en la solución de diálisis, difunde
hacia el interior.
○ El equivalente alcalino, habitualmente lactato, también difunde hacia el interior, lo
que corrige la acidosis metabólica presente en la insufi ciencia renal.
• Ultrafiltración:
○ Es el proceso mediante el cual se elimina del cuerpo el exceso de agua.
○ En contraposición con la HD, en la que la presión hidrostática expulsa el exceso de
agua, en la DP, un gradiente osmótico hace que el agua se desplace desde la sangre
hasta la solución de diálisis, relativamente hiperosmolar.
○ El gradiente hiperosmolar está producido, la mayoría de las veces, por la elevada
concentración de glucosa de la solución de diálisis.
• Absorción:
○ La absorción es la recaptación del agua y de los solutos disueltos, mediante movi-
miento en masa, a través de los linfáticos de la pared abdominal.
○ Esto contrarresta su eliminación, lo que hace que la DP sea menos efi ciente.
○ El aumento de la presión abdominal (como en sedestación y bipedestación) favorece
la absorción.
324
Aparato
• Catéter y montaje:
○ La mayoría de los centros utilizan un catéter Tenckhoff de silastic con dos cojine-
tes.
○ La porción intraabdominal contiene muchas perforaciones laterales para maximizar
el flujo de líquido.
○ El catéter, que se implanta quirúrgicamente, debe tener un período de adaptación de
10-14 días antes del inicio de la diálisis, para reducir la incidencia de fugas tempra-
nas y de infección.
○ El cojinete profundo se cose a la musculatura de la pared abdominal y fija el catéter
en su posición.
○ El cojinete superficial permite que se forme tejido de granulación, lo que crea una
barrera a la infección; sin embargo, puede producirse exteriorización de este cojinete,
lo cual no indica migración del catéter.
○ Los catéteres preesternales tunelizados se asocian a menos complicaciones infecciosas
en pacientes obesos.
○ El montaje en Y es el montaje estándar en la DP manual (fig. 26-1)1.
FIGURA 26-1. Montaje en Y para la diálisis peritoneal, con una demostración de la téc-
nica de «purgado antes de llenado».
○El riesgo de infección se reduce porque solo hay un punto de conexión (el punto de
salida del tubo del paciente) en el que se puede producir accidentalmente un fallo en
la técnica estéril.
○ La técnica de purgado antes del llenado es aquella en la que el paciente primero ex-
pulsa el aire de la línea, permitiendo que una pequeña cantidad de solución de diá-
lisis pase hacia la bolsa de drenaje; después se pinza la bolsa de drenaje y se infunde
el resto de la solución de diálisis hacia la cavidad peritoneal por medio de la gravedad
(10-15 min).
○ Entre los intercambios, se desconectan las bolsas y se tapa el tubo.
○ Cuando ha transcurrido el tiempo de permanencia especificado, se conecta un nuevo
equipo de transferencia, y la cavidad peritoneal se drena por medio de la gravedad
(20-25 min) antes de iniciar una nueva infusión, una vez más con la técnica de pur-
gado antes de llenado.
○ Generalmente, se recomienda que no se sumerja en agua el catéter.
• Solución de diálisis:
○ Las soluciones de DP estándar contienen sodio, cloruro, lactato, magnesio, calcio y
concentraciones variables de glucosa (tabla 26-1).
○ La mayoría de las soluciones comerciales contienen una concentración de sodio de
132 mEq/l, para permitir que una pequeña cantidad de sodio salga de la sangre; esto
protege de la hipernatremia que se podría producir en caso contrario, particular-
mente con las soluciones más hipertónicas.
○ Las soluciones estándar no contienen potasio.
○ Tampoco contienen fósforo, aunque la eliminación mediante DP no es eficiente, y
habitualmente no permite extraer por completo la carga diaria que se ingiere con los
alimentos.
○ En la era actual de uso generalizado de fijadores de fósforo que contienen calcio, se
prefiere una solución de DP con menor concentración de calcio (2,5 mEq/l).
○ El lactato ha sido el principal equivalente alcalino utilizado en la DP por las dificul-
tades técnicas con el bicarbonato en el proceso de fabricación; el consiguiente pH
ácido de 5,5 puede producir dolor en el punto de entrada, y puede dañar el mesote-
lio.
○ Se dispone de nuevas bolsas de cámara dual con bicarbonato que permiten el mez-
clado en el momento de la utilización, aunque todavía no se utilizan de forma habi-
tual.
○ La hipertonía que permite que se produzca la ultrafiltración se suele generar por la
glucosa de la solución.
○ La concentración de glucosa puede ser del 1,5, el 2,5 o el 4,25 %; mayores concen-
traciones generan una mayor fuerza osmótica y producen un mayor grado de ultra-
filtración.
○ La mayoría de las soluciones comerciales tienen etiquetas con código de color con las
que los pacientes se pueden familiarizar más que con el porcentaje real de glucosa
(tabla 26-2).
○ Un inconveniente de las soluciones que contienen glucosa es que el 60-80 % puede
difundir hacia el interior del cuerpo durante un tratamiento, lo que disipa el gra-
diente osmótico, limita la ultrafiltración conseguida y lleva a la aparición de compli-
caciones metabólicas.
○ Las nuevas soluciones con polímeros de glucosa de cadena larga (icodextrina) permi-
ten obtener un efecto osmótico más mantenido, equivalente al de una solución de
glucosa al 2,5 % durante un período de 18 h; la icodextrina puede producir falsas
elevaciones de las concentraciones de glucosa en los análisis con algunas tiras reacti-
vas, y dichos resultados se deben interpretar con precaución.
○ También se pueden utilizar aminoácidos como agentes osmóticos, particularmente
en pacientes desnutridos, aunque su uso frecuente o a largo plazo puede llevar a
acidosis metabólica y elevación de la concentración de urea sérica; la capacidad de
ultrafiltración es escasa, aproximadamente equivalente a la de una solución de glu-
cosa al 1,5 %2.
• Membrana peritoneal:
○ La membrana que separa la sangre que está en los capilares de la solución que hay en
la cavidad peritoneal está formada por muchas capas.
■ Capa estacionaria en la sangre.
■ Endotelio capilar.
■ Intersticio.
■ Mesotelio peritoneal.
Cociente de
Tipo de membrana creatinina D/P Características
Alto 0,81 Transporta solutos rápidamente,
ultrafiltración escasa, problemas
de pérdida de proteínas
Medio-alto 0,65-0,81 Transporta solutos bien, con
ultrafiltración adecuada
Medio-bajo 0,50-0,64 Transporta solutos algo despacio,
con buena ultrafiltración
Bajo 0,50 Transporta solutos lentamente, con
ultrafiltración excelente
D/P, cociente dializado/plasma.
○ No todas las membranas son iguales, y hay una gran variabilidad de unos pacientes
a otros en cuanto a las características de la membrana peritoneal.
○ Se han definido cuatro clases de características de transporte de membrana de
acuerdo con la facilidad de difusión de la creatinina (tabla 26-3).
○ Una prueba de equilibrio peritoneal permite determinar el tipo de membrana que posee
un paciente, y después adaptar la prescripción de la DP para maximizar la eficiencia.
■ Se permite que una infusión de 2 l de una solución de glucosa al 2,5 % permanezca
durante 4 h.
■ Se calcula el cociente de las concentraciones de creatinina en el dializado respecto
al plasma.
○ Mayores valores se correlacionan con una mayor difusión y un mayor aclaramiento
de los solutos; sin embargo, también se pierde más rápidamente el gradiente osmó-
tico, lo que limita la ultrafiltración.
○ El Canada-USA (CANUSA) Study Group encontró mayor riesgo de fracaso técnico
o de muerte en pacientes con membranas de transporte elevado que realizaban inter-
cambios manuales; se piensa que los mecanismos que subyacen a este mayor riesgo
son ultrafiltración escasa (con la consiguiente hipertensión e hipertrofia ventricular
izquierda) y aumento de las pérdidas de proteínas3.
Modalidades y prescripción
• Intercambios manuales:
○ La diálisis peritoneal ambulatoria continua (DPAC) precisa que el paciente realice
intercambios manuales durante todo el día.
○ Habitualmente se utilizan volúmenes de 2-3 l, con tiempos de permanencia de 6-8 h
cada vez.
○ Al principio se educa y forma a la mayoría de los pacientes en DPAC antes de apren-
der otras modalidades, porque esta se puede utilizar como modalidad de respaldo o
de urgencia en caso de corte de corriente o de problema de funcionamiento de la
máquina.
○ Los pacientes que ingresan en el hospital por una noche pueden recurrir a la DPAC
si hay problemas de disponibilidad de personal o de equipos.
○ Un modelo de prescripción sería 2 l de solución de glucosa al 2,5 % con cuatro in-
tercambios de ~ 6 h cada uno (o se pueden espaciar de manera desigual a horas más
cómodas del día, como al despertarse, a mediodía, por la tarde y al acostarse, con el
mayor tiempo de permanencia por la noche).
■ El valor de Kt/V
urea de 24 h se multiplica por 7 para obtener el aclaramiento semanal.
■ La función renal residual se calcula con la misma ecuación, sustituyendo V y
D
Durea por los respectivos valores en la orina, y después se multiplica por 7 y se suma
al aclaramiento con el dializado.
■ Obsérvese la similitud de esta ecuación con la ecuación genérica del aclaramiento
UV/P.
○ La protección de la función renal residual es importante en la población en DP,
y se deben evitar, en la medida de lo posible, los fármacos nefrotóxicos y los medios de
COMPLICACIONES
Complicaciones infecciosas
• Peritonitis:
○ En la tabla 26-4 se describen algunos de los síntomas y signos frecuentes que se en-
cuentran en la peritonitis en pacientes en DP.
○ La peritonitis sigue siendo una complicación frecuente y potencialmente grave en la
población tratada con DP.
○ Aunque muchos casos se pueden tratar de forma ambulatoria, los episodios recurren-
tes ponen en peligro la integridad a largo plazo de la membrana peritoneal.
○ Las causas más frecuentes incluyen fallo accidental de la técnica estéril, migración
de patógenos desde el punto de inserción del catéter, y migración bacteriana por una
enfermedad intestinal como la diverticulitis.
○ Las manifestaciones pueden ser sutiles, aunque los datos más frecuentes son líquido
peritoneal turbio, dolor abdominal y fi ebre.
○ Para el diagnóstico se debe estudiar la solución de diálisis recogida con tinción de
Gram, cultivo (preferentemente antes de los antibióticos) y recuento leucocitario
con recuento diferencial; un recuento leucocitario 100 células/mm³, de las cuales
al menos el 50 % son neutrófi los polimorfonucleares, confi rma el diagnóstico.
○ La International Society of Peritoneal Dialysis ha recomendado el tratamiento empí-
rico con una combinación de cefalosporina de primera generación (cefazolina o
cefalotina) con ceftazidima.
○ NO se recomienda el uso sistemático de aminoglucósidos en pacientes en DP,
para conservar la función renal residual6.
CHENG_26_(324-337).indd 331
Difuso/rebote Peritonitis Analizar el líquido: recuento de células y diferencial,
Obstrucción intestinal cultivo, tinción de Gram; antibióticos empíricos
Focal/localizado Hernia abdominal Corrección quirúrgica
Estreñimiento Ensayo de ablandador de las heces o enema
Cambio del Líquido turbio Peritonitis Medir el recuento celular y el recuento diferencial
dializado Reacción alérgica a la solución o el equipo (eosinófilos en proceso alérgico), cultivo, tinción
de diálisis de Gram; antibióticos empíricos
Derrame quiloso/síndrome de vena cava Medir la concentración de triglicéridos
superior
Pancreatitis Medir la concentración de amilasa
Patología del tubo digestivo (apendicitis, Estudio de imagen abdominal o vascular
isquemia mesentérica)
Hebras de fibrina Añadir heparina (200-500 U/l) a la solución de diálisis
para deshacer las hebras de fibrina
Líquido Neoplasia maligna Citología de líquido dializado
hemorrágico Peritonitis encapsulada esclerosante Estudio de imagen del abdomen, con posible necesidad
de biopsia
Origen ginecológico (menstruación Reacción en cadena de la polimerasa para
retrógrada, rotura de quiste) Mycobacterium tuberculosis
Peritonitis tuberculosa
Fiebre Temperatura Peritonitis Medir el recuento celular y el recuento diferencial
38 °C Reacción alérgica a la solución o el equipo (eosinófilos en proceso alérgico), cultivo, tinción
de diálisis de Gram; antibióticos empíricos
Patología del tubo digestivo (apendicitis, Estudio de imagen abdominal o vascular
isquemia mesentérica)
Infección en el punto de salida o en el túnel
Causa infecciosa no abdominal Estudio general de la fiebre como en pacientes que no
están en diálisis
GI, gastrointestinal.
331
07/02/15 17:45
332 PA RT E V I I N S U F I C I E N C I A R E N A L C R Ó N I C A
CHENG_26_(324-337).indd 333
Grampositivos Enterococcus Vancomicina o ampicilina i.p. Se puede añadir aminoglucósido; en 21 días
caso de ERV, plantear daptomicina
o quinupristina/dalfopristina
Staphylococcus aureus Vancomicina o cefalosporina de Se puede añadir rifampicina oral 21 días
primera generación i.p. 450-600 mg/día durante 5-7 días
Otros grampositivos Cefalosporina de primera Vancomicina i.p. en caso de 14 días
generación i.p. resistencia
Gramnegativos Pseudomonas/ Ceftazidima i.p. con Si diuresis 100 ml/día, sustituir 21-28 días
Stenotrophomonas aminoglucósido si diuresis aminoglucósido por ciprofloxacino
100 ml/día oral (500 mg 2 veces/día), o
piperacilina i.v. (4 g 2 veces/día), o
TMP/SMX oral (doble dosis al día),
o aztreonam i.p.
Otros gramnegativos Aminoglucósido i.p. si diuresis Ceftazidima i.p. si diuresis 100 ml/ 14 días
aislados 100 ml/día día
Múltiples gramnegativos o Cefazolina i.p., ceftazidima i.p. Estudio de imagen abdominal o 14-21 días
anaerobios y metronidazol oral (500 mg intervención quirúrgica
3 veces/día)
Hongos Levaduras u otros hongos Extracción inmediata del catéter; Continuar con flucitosina oral Variable
anfotericina B y flucitosina i.v. (1 000 mg/día) y fluconazol (100-
hasta que se conozca la 200 mg/día) otros 10 días después
sensibilidad de la extracción del catéter si el
paciente está estable
ERV, Enterococcus resistente a vancomicina; i.p., intraperitoneal; i.v., intravenoso; TMP/SMX, trimetoprima-sulfametoxazol.
333
07/02/15 17:45
334 PA RT E V I I N S U F I C I E N C I A R E N A L C R Ó N I C A
Complicaciones mecánicas
• Fallo del flujo de salida:
○ El fallo del flujo de salida se define como un volumen drenado que es, de manera
constante, mucho menor que el volumen que se infunde, en ausencia de fugas evi-
dentes de líquido.
○ Las causas habituales incluyen torsión del catéter, estreñimiento, formación de
adherencias y oclusión por tapones de fibrina.
○ La disección del líquido a lo largo de la pared abdominal puede producir un fallo del
flujo de salida aparente, y se puede manifestar como edema escrotal.
○ Puede utilizarse un abordaje sistemático para investigar y corregir el problema:
■ Realizar una radiografía simple del abdomen para evaluar el trayecto del catéter,
que, en condiciones ideales, se debe dirigir hacia la pelvis, para evitar el contacto
con el epiplón.
■ El estreñimiento se debe tratar de forma intensiva, y puede resolver ~ 50 % de
los casos de fallo del flujo de salida (el mecanismo no está claro); se deben evitar
los productos con magnesio y fosfato para tratar el estreñimiento en la insufi-
ciencia renal terminal. La lactulosa es una opción aceptable.
■ Se puede añadir heparina a la solución de DP (250-500 U/l), especialmente si se
Complicaciones metabólicas
• Hiperglucemia:
○ Hasta el 75 % de la glucosa de la solución de diálisis puede difundir hacia la sangre,
particularmente en pacientes con membranas permeables con transporte alto.
○ Los pacientes con diabetes mellitus o intolerancia a la glucosa subyacente son los más
susceptibles a esta complicación.
○ Las calorías que aporta la glucosa suponen la mayor parte del aumento de peso del
5-10 % que se observa a menudo en el primer año de DP.
• Hiperlipidemia:
○ En los pacientes en DP a menudo se encuentra un perfil lipídico aterógeno.
○ La difusión interna de la glucosa produce elevación de los triglicéridos, además de
elevación del colesterol total y de las lipoproteínas de baja densidad (LDL, del
inglés low density lipoproteins); las proteínas de menor tamaño, como las lipoproteí-
nas de alta densidad, se pierden en el dializado que se desecha, lo que incrementa aún
más el riesgo cardiovascular.
○ El tratamiento se centra en la modificación de la alimentación, el ejercicio y los inhibi-
dores de la HMG-coenzima A reductasa como tratamiento médico de primera línea.
○ No se han definido los objetivos de colesterol-LDL específicos en pacientes en DP;
si no hay arteriopatía coronaria establecida o equivalentes de cardiopatía isquémica,
el objetivo aceptado es 100 mg/dl.
• Pérdida de proteínas y desnutrición:
○ En la DP se produce la pérdida de ~ 0,5 g de proteínas/l de líquido drenado, y la
velocidad de la pérdida puede ser incluso mayor en pacientes con membranas de
transporte alto.
○ La principal proteína que se pierde es la albúmina.
○ Los factores que aumentan la permeabilidad de la membrana, como la peritonitis,
pueden amplificar significativamente la velocidad de pérdida de proteínas.
○ Las directrices de la iniciativa KDOQI recomiendan un consumo de proteínas con
los alimentos de 1,2-1,3 (g/kg)/día en pacientes en DP.
• Hipopotasemia:
○ Aproximadamente un tercio de los pacientes en DP tienen hipopotasemia.
○ Los pacientes habitualmente tienen un equilibrio de potasio negativo, porque las
soluciones de DP estándar carecen de este electrólito, y el aumento de la liberación
endógena de insulina (estimulada por la carga de azúcar) produce desplazamiento
intracelular del potasio.
○ Un estado nutricional deficiente en pacientes hospitalizados (sobre todo cuando se
les asigna una «dieta renal» pobre en potasio) puede empeorar la hipopotasemia.
○ En la hipopotasemia leve se recomienda que los pacientes liberalicen la ingestión de
potasio, o se inician los complementos orales.
○ En la hipopotasemia grave puede ser necesaria la adición de potasio a la solución de DP.
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PRINCIPIOS GENERALES
FA R M A C O C I N É T I C A
338
Absorción
• La absorción intestinal y la biodisponibilidad (la fracción del fármaco que llega a la
circulación sistémica) dependen de muchas variables, y son la consecuencia de nume-
rosos procesos fisiológicos.
• Los pacientes con IRC y LRA tienen cambios en el tubo digestivo que afectan a la
biodisponibilidad.
Distribución
• La distribución de un fármaco, o el volumen de distribución (Vd), es la cantidad total
de fármaco presente en el cuerpo dividida por la concentración plasmática, y se expresa
en litros.
• El Vd determina las concentraciones máximas. La unión a las proteínas plasmáticas, la unión
a los tejidos, el transporte activo y la composición del cuerpo pueden influir en el Vd.
• Las alteraciones de la unión a las proteínas pueden afectar a la concentración del fár-
maco, al modificar el cociente de fármaco libre a fármaco unido.
• La concentración plasmática del fármaco también representa el fármaco unido y no
unido, pero solo el fármaco libre puede atravesar las membranas celulares y ejercer sus
efectos farmacológicos.
la albúmina.
■ Por lo tanto, aunque la concentración del fármaco total podría seguir siendo tera-
Metabolismo
• La mayoría de los fármacos que se utilizan en la práctica clínica tienen una cinética de
primer orden (la concentración del fármaco disminuye logarítmicamente a lo largo del
tiempo), y las velocidades son proporcionales a la concentración corporal total del fár-
maco presente5.
• El metabolismo se puede producir en numerosas partes del cuerpo, principalmente el
intestino, el hígado y los riñones.
• La biotransformación en estos órganos se produce por una de dos fases de reacciones:
○ Las reacciones de fase I (más frecuentes) incluyen hidrólisis, reducción y oxidación.
Estas reacciones incrementan la hidrofilia del fármaco para prepararlo para su excre-
ción o para un metabolismo de fase II adicional.
○ Las reacciones de fase II, o reacciones de conjugación, incluyen glucuronidación,
sulfación, conjugación con glutatión, acetilación y metilación.
• Acumulación de metabolitos activos que se excretan por vía renal: puede ser nece-
sario ajustar la dosis de algunos fármacos para prevenir la toxicidad por los metabolitos
activos6. (V. apéndice C: «Medicamentos de uso habitual con metabolitos activos».)
Eliminación
• La eliminación habitualmente se describe como la vida media (T½), o el tiempo ne-
cesario para reducir la concentración plasmática del fármaco en un 50 %.
• Hacen falta aproximadamente cinco vidas medias para eliminar del cuerpo el
97 % del fármaco.
• Este parámetro es especialmente útil para estimar el tiempo necesario para alcanzar el
estado de equilibrio (~ 4-5 vidas medias) y para estimar los intervalos posológicos ade-
cuados.
• La velocidad de eliminación renal depende del FG y de la secreción y la reabsorción en
los túbulos renales.
• Diversas características específi cas de fármaco (p. ej., peso molecular y unión a proteí-
nas) determinan el FG, y la velocidad de fi ltrado depende de la fracción libre.
• Los fármacos muy unidos a proteínas no se fi ltran, sino que se secretan activamente
hacia el túbulo contorneado proximal mediante un proceso que se puede saturar. En la
porción distal de la nefrona se produce una importante reabsorción pasiva.
• Este proceso depende de la actividad concentradora de la orina, el pH, la lipofi lia y la
unión a las proteínas.
• En general, la insufi ciencia renal hace que sea difícil predecir si una dosis de un fármaco
producirá un efecto adecuado, supraterapéutico o subterapéutico7.
• Habitualmente, no es necesario alterar las dosis de carga, que se utilizan para conseguir
rápidamente una concentración terapéutica del fármaco.
• Una excepción importante a esta regla es la digoxina. En la insufi ciencia renal hay una
importante reducción del Vd de la digoxina, por lo que, en promedio, es necesaria
una reducción de la dosis del 50 %. Los determinantes fi siológicos que afectan a la
dosis de carga, como el aumento del agua corporal total (en caso de edema o ascitis),
pueden justifi car una dosis de carga mayor de lo normal para tener en consideración el
cambio del Vd, mientras que la deshidratación puede precisar una reducción de la dosis
de carga. Puede utilizarse la siguiente ecuación para estimar la dosis necesaria para al-
canzar una concentración sérica específi ca:
(Vd [l/kg]; PCI [peso corporal ideal; kg]; Cp [concentración plasmática deseada; mg/l])
• Las dosis de mantenimiento se utilizan para conseguir las concentraciones en estado
de equilibrio.
○ Se puede reducir la dosis, aumentar el intervalo o utilizar ambas estrategias para evitar
la acumulación de los fármacos que se eliminan por vía renal o de sus metabolitos.
Anticoagulantes
• El metabolismo de la warfarina no se altera significativamente en la insuficiencia renal.
○ Sin embargo, en un estudio se ha visto que, en comparación con los pacientes sin
insuficiencia renal o con insuficiencia renal leve, los que tenían insuficiencia renal
moderada necesitaban dosis un 9,5 % menores (p 0,001), y los que tenían insufi-
ciencia renal grave necesitaban dosis un 19 % menores (p 0,001)8.
○ Además, la insuficiencia renal hace que los pacientes tengan mayor riesgo de he-
morragia, probablemente debido a disfunción plaquetaria e interacciones medica-
mentosas.
• Las heparinas de bajo peso molecular se eliminan principalmente mediante elimina-
ción renal, y se debe ajustar su dosis en la insuficiencia renal.
○ Se ha recomendado la monitorización de anti-Xa en esta población con FG 30 ml/min
(la concentración máxima se debe analizar 4 h después de la dosis).
○ De forma similar a la warfarina, el riesgo de hemorragia es mayor en pacientes con
insuficiencia renal.
• La bivalirudina, la desirudina y la lepirudina son inhibidores directos de la trombina
que se eliminan por vía renal, por lo que es necesario ajustar la dosis.
• El argatrobán no se elimina por vía renal, y es el fármaco preferido en pacientes con
insuficiencia renal, pero sin insuficiencia hepática.
Antihipertensivos y diuréticos
• Los diuréticos tiazídicos, a los que se considera fármacos de primera línea para la hi-
pertensión no complicada, no se recomiendan con concentraciones de creatinina sérica
(CrS) mayores de 2,5 mg/dl o con valores de FG menores de 30 ml/min.
○ Estos fármacos deben actuar en la luz de la nefrona para producir un efecto natriu-
rético, lo cual no se consigue en la insuficiencia renal avanzada.
• Se debe evitar la acetazolamida en la IRC en fase 4 o 5 debido al mayor riesgo de
acidosis metabólica.
• Los diuréticos del asa son los diuréticos que se prescriben con más frecuencia en pa-
cientes con insuficiencia renal.
○ Su aclaramiento muchas veces está reducido, aunque los pacientes necesitan mayores
dosis para conseguir concentraciones intraluminales similares.
○ Esto puede llevar a mayor riesgo de ototoxicidad.
○ Muchas veces se produce resistencia a los fármacos por disminución de la llegada del
fármaco a la luz de la nefrona, aumento de la reabsorción de sodio entre las dosis y
aumento de la reabsorción distal de sodio.
○ Para superar la resistencia se puede aumentar la dosis, cambiar a una infusión conti-
nua o añadir un diurético tiazídico para alterar la absorción distal de sodio.
-bloqueantes
• Los -bloqueantes hidrófilos, como atenolol, bisoprolol, nadolol y acebutolol, se eli-
minan por vía renal y es necesario reducir su dosis en la insuficiencia renal.
• No es necesario ajustar la dosis de metoprolol, propranolol y labetalol.
• Sin embargo, aumenta la unión a las proteínas del propranolol en la IRC, lo que lleva
a que haya menos fármaco libre y a una reducción de la eficacia.
Insulina
• La insulina se elimina por vía renal, y se debe reducir la dosis de todos los preparados
en la insuficiencia renal.
Antimicrobianos
• Muchos antimicrobianos se eliminan por vía renal, y es necesario ajustar la dosis.
• Los errores son frecuentes, y hacen que los pacientes tengan mayor riesgo de toxicidad
y de ineficacia.
• Los ajustes de la dosis son complejos, y varían según el fármaco individual y el grado
de insuficiencia renal.
• En los apéndices D y E se presentan antimicrobianos y antirretrovíricos de uso habitual
cuya dosis se debe ajustar.
• A continuación se presentan recomendaciones más detalladas sobre la posología de los
aminoglucósidos y la vancomicina, dos de los antimicrobianos que afectan a la función
renal con más frecuencia.
Aminoglucósidos
• Los aminoglucósidos se encuentran entre los fármacos que se asocian con más frecuen-
cia a LRA. Tienen un índice terapéutico muy bajo.
• Son filtrados por completo por el glomérulo y captados por las células tubulares proxi-
males. La toxicidad produce necrosis tubular aguda en los túbulos proximales. También
pueden producir otros efectos tóxicos9.
• Hay dos estrategias posológicas disponibles: posología tradicional y posología con
prolongación del intervalo (PI).
○ Posología tradicional:
■ Paso 1: calcular el peso para la administración. Para calcular el peso para la
administración (PPA), se debe comparar el peso corporal real (PCr) del paciente
con su peso corporal ideal (PCI). Se deben realizar correcciones en pacientes obe-
sos. Se pueden utilizar las siguientes fórmulas para calcular estos pesos:
PCI en hombres = 50 kg + 0,91 (altura [cm] – 152,4)
PCI mujeres = 45,5 kg + 0,91 (altura [cm] – 152,4]
PPA obeso = PCI + 0,4 (PCr – PCI)
El PPA se puede calcular ahora como sigue:
Si PCr 1,2 (PCI), entonces PPA = PPA obeso
Si PCI PCr 1,2 (PCI), entonces PPA = PCI
Si PCI PCr, entonces PPA = PCr
■ Endocarditis.
Aclaramiento
de creatinina Vida media Cada 12 h Cada 24 h
(ml/min) (h) Cada 8 h (%) (%) (%)
90 3,1 84 100 —
80-89 3,4 80 91 —
70-79 3,9 76 88 —
60-69 4,5 — 84 —
50-59 5,3 — 79 —
40-49 6,5 — — 92
30-39 8,4 — — 86
25-29 9,9 — — 81
20-24 11,9 — — 75
20 12 Administre la dosis de carga, siga las
concentraciones y vuelva a administrar
cuando la concentración disminuya hasta
2 g/ml
Dosis de carga
(mg/kg de peso
Localización para la Máxima Mínima
Aminoglucósido de la infección administración) (mg/ml) (mg/ml)
Gentamicina/ General — 4-8 2
tobramicina
Ginecológica, 1-1,5 5-7 2
ocular, partes
blandas
Pulmón 2 8-10 2
Pulmón en fibrosis 2-2,5 10-12 2
quística
Aparato urinario 1-1,5 3-5 2
Sistema nervioso 2,5 8-10 2
central
Sangre 2 6-8 2
Sepsis 2,5 6-8 2
Endocarditis/ 1-1,5 3-5 2
sinergia
Amikacina General — 25-35 4-10
■ Fibrosis quística.
■ Infección micobacteriana.
■ Edades extremas: ancianos y lactantes.
○ Protocolo para la administración con PI: calcular el PPA del paciente como se señaló
más arriba. El régimen posológico intravenoso inicial es el siguiente:
■ Gentamicina, 5 mg/kg de PPA (redondeado hasta los 50 mg más próximos).
GENTAMICINA/TOBRAMICINA 5 mg/kg
14 14
Régimen posológico tradicional
Concentración (μg/mL) 12 12
Concentración (μg/mL)
10 10
cada 48h
8 8
6 6
cada 36h
4 4
cada 24h
2 2
0 0
6 7 8 9 10 11 12 13 14
Horas después del final de la infusión
AMIKACINA 15 mg/kg
40 40
35 35
Régimen posológico tradicional
Concentración (μg/mL)
Concentración (μg/mL)
30 30
25 25
cada 48h
20 20
cada 36h
15 15
10 10
cada 24h
5 5
0 0
6 7 8 9 10 11 12 13 14
Horas después del final de la infusión
Vancomicina
• El régimen posológico habitual es de 10-15 mg/kg cada 12 h, basado en el peso cor-
poral real y la función renal actual.
• En pacientes con deterioro funcional renal se debe estimar el intervalo posológico según
la tabla 27-4. En los pacientes en diálisis hacen falta regímenes posológicos especializa-
dos, como se describe a continuación.
Analgésicos
Analgésicos opioides
• Estos fármacos se deben utilizar con precaución en pacientes con insufi ciencia renal,
debido al riesgo asociado a la acumulación de los metabolitos tóxicos comunes a mu-
chos de estos fármacos.
• Los metabolitos de la meperidina, el dextropropoxifeno, la morfi na, el tramadol y la
codeína se pueden acumular, produciendo efectos adversos en el sistema nervioso cen-
tral y el aparato respiratorio.
• Uno de los analgésicos opioides más seguros que se puede utilizar en la insufi ciencia
renal en pacientes hospitalizados es la hidromorfona, que se metaboliza, principal-
mente, por glucuronidación en el hígado.
A J U S T E S D E L A D O S I S D U R A N T E E L T R ATA M I E N T O
DE SUSTITUCIÓN DE LA FUNCIÓN RENAL
• Características del fármaco (peso molecular, unión a las proteínas plasmáticas, volumen
de distribución).
○ Dializador (tipo de membrana, área superfi cial, grosor).
○ Geometría del sistema de diálisis (fl ujo de sangre y dializado contra corriente o a
favor de corriente).
○ Condiciones de la diálisis (fl ujo de sangre y dializado, duración del tratamiento de
diálisis).
○ Tipo de tratamiento de sustitución de la función renal: hemodiálisis intermitente,
tratamiento de sustitución de la función renal continuo, diálisis mantenida de baja
efi ciencia.
• Se debe prestar mucha atención a reponer el fármaco perdido, según la estimación de
la cantidad eliminada.
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PRINCIPIOS GENERALES
E VA L U A C I Ó N PA R A E L T R A S P L A N T E
Objetivo
• Se debe ofrecer información sobre los posibles riesgos y beneficios del trasplante como
opción para el tratamiento de la IRT2-7.
• Se debe evaluar cuidadosamente a los posibles receptores de un trasplante renal para
detectar y tratar enfermedades coexistentes que puedan influir en la selección para el
trasplante, el riesgo perioperatorio y la supervivencia después del trasplante.
• En general, los candidatos deben tener una esperanza de vida prevista mayor de
5 años.
• Se debe derivar a los pacientes si filtrado glomerular 30 ml/min, con datos de ne-
fropatía irreversible y progresiva. Se suman puntos para el tiempo en la lista de espera
una vez que el filtrado glomerular es 20 ml/min. Dependiendo del tipo sanguíneo,
351
Exploraciones
• Además de hemograma completo, panel bioquímico y estudios de la coagulación, se
debe determinar el tipo sanguíneo y se debe realizar un estudio serológico para el virus
de inmunodeficiencia humana (VIH), citomegalovirus (CMV), varicela-zóster, herpes
simple, virus de Epstein-Barr (VEB), hepatitis B y C, y la reagina plasmática rápida3,4.
• Se debe realizar un electrocardiograma y una radiografía de tórax a todos los candi-
datos; dependiendo de los antecedentes cardiopulmonares, el estudio adicional puede
incluir prueba de esfuerzo cardíaca, ecocardiograma, cateterismo cardíaco, pruebas
funcionales pulmonares y tomografía computarizada de tórax.
• Se debe realizar tamizado del cáncer según las directrices de la población general, con
frotis de triple toma, mamografía, tacto rectal, antígeno prostático específico y colonoscopia.
• Debe realizarse de manera sistemática análisis de orina, urocultivo y estudio de imagen de
los riñones (ecografía/tomografía computarizada); en los candidatos con antecedentes
urológicos se deben realizar más estudios (p. ej., cistouretrograma miccional) cuando proceda.
• Se debe realizar un estudio inmunológico para evaluar la «sensibilización» o presencia
de anticuerpos preformados contra los antígenos leucocitarios humanos (HLA) debidos
a trasplantes previos, embarazos y transfusiones sanguíneas.
○ HLA: complejo mayor de histocompatibilidad en seres humanos, que es un compo-
nente esencial de la función inmunitaria. Los HLA no compartidos por el donante y el
receptor pueden estimular el rechazo. Los seis HLA que se incluyen para determinar la
«compatibilidad» para el trasplante renal son los dos alelos de los locus A, B y DR.
○ Panel de anticuerpos reactivos: cuantificación de anticuerpos anti-HLA preexis-
tentes. Se expresan como porcentaje, y reflejan el grado de sensibilización a un posi-
ble conjunto de donantes.
○ Anticuerpos específicos de donante: anticuerpos preexistentes en el receptor con-
tra HLA específicos del donante; pueden impedir el trasplante, dependiendo de los
resultados de las pruebas cruzadas.
○ Pruebas cruzadas: en el estudio de citotoxicidad dependiente del complemento
(CDC) se utilizan células del receptor y suero del donante para detectar la presencia de
anticuerpos citotóxicos antidonante. Una prueba cruzada positiva mediante CDC es
una contraindicación al trasplante. La prueba cruzada mediante citometría de flujo
es más sensible que la prueba cruzada de CDC, pero puede detectar anticuerpos no
dirigidos contra HLA y anticuerpos no citotóxicos. El trasplante con pruebas cruzadas
mediante citometría de flujo positivas y pruebas cruzadas mediante CDC negativas se
debe realizar con precaución y con un seguimiento postrasplante adecuado.
• El trasplante renal en pacientes con infección por el VIH que tienen una viremia in-
detectable y un recuento de linfocitos CD4 200 células/l con tratamiento antiviral
se realiza en centros seleccionados. Se debe revisar el antecedente de infecciones opor-
tunistas y neoplasias malignas.
• Los pacientes con IRT y con insuficiencia terminal de otros órganos pueden ser candi-
datos a trasplante de órganos combinados (p. ej., riñón-hígado si hay cirrosis u oxa-
losis primaria; riñón-páncreas si hay diabetes de tipo 1; riñón-corazón si hay miocar-
diopatía irreversible grave).
• Debe prestarse atención a la causa de la IRT y a la probabilidad de recurrencia, aunque
ninguna enfermedad, aparte de la oxalosis primaria, tiene una tasa de recurrencia y de
insuficiencia del injerto que impida el trasplante renal inicial. Se debe considerar cuida-
dosamente el retrasplante en caso de pérdida del injerto por enfermedad recurrente.
Opciones de donante
• DV: en la era actual de la inmunodepresión, se observan resultados del injerto similares
con DV emparentados y DV no emparentados5,7,8. La excepción a esto es la concordan-
cia de dos haplotipos de un hermano, que se asocia a una supervivencia mayor.
• DF: la mayoría de los riñones de cadáver en Estados Unidos se obtienen de donantes con
muerte cerebral; cada vez se utilizan más riñones de donantes con muerte cardíaca, que tienen
mayores tasas de función tardía del injerto, aunque la supervivencia a largo plazo del injerto
es aceptable.
• Los donantes con criterios expandidos tienen 60 años, o 50-59 años con dos de los
siguientes datos: hipertensión, accidente cerebrovascular como causa de la muerte o crea-
tinina terminal 1,5. Estos riñones se asocian a peor supervivencia del injerto a largo plazo,
pero pueden ser adecuados en los pacientes que tienen una mortalidad elevada mientras
están en la lista de espera, como los candidatos de mayor edad, algunos diabéticos, pacien-
tes con opciones escasas de acceso a diálisis y pacientes que no toleren la diálisis.
• Los candidatos con positividad del virus de la hepatitis C (VHC) pueden optar por
recibir un trasplante de un donante positivo para hepatitis C; en diversos estudios se
han visto tasas de supervivencia del injerto y del paciente comparables a las de los riño-
nes procedentes de donantes negativos para la hepatitis C7.
• Las opciones en pacientes con incompatibilidad HLA o ABO, pero que, por lo demás,
son donantes aceptables desde el punto de vista médico, incluyen protocolos de desen-
sibilización con trasplante con incompatibilidad AB0, y programas de intercambio
de riñones locales o nacionales8.
I N M U N O D E P R E S I Ó N PA R A E L T R A S P L A N T E
Principios generales
• La inmunodepresión se utiliza para la inducción en el momento del trasplante, a fin
de favorecer la aceptación del injerto, para prevenir el rechazo (mantenimiento) y para
tratar el rechazo agudo (RA)5,8.
Inmunodepresión de mantenimiento
• Los fármacos inmunodepresores disponibles para la inmunodepresión de manteni-
miento incluyen glucocorticoides, inhibidores de la calcineurina (ICN), antimetaboli-
tos e inhibidores de la diana de rapamicina en mamíferos (ImTOR).
• Debido a sus diferentes mecanismos de acción, junto con los efectos tóxicos renales y
no renales de cada fármaco, se utiliza un tratamiento combinado para conseguir el
efecto inmunodepresor deseado, a la vez que se minimizan los efectos adversos.
• Glucocorticoides (prednisona, prednisolona): son fármacos antiinflamatorios que in-
hiben la producción de citocinas y quimiocinas e inducen linfopenia. Los efectos adver-
sos son bien conocidos, e incluyen aparición de diabetes mellitus postrasplante, enferme-
dad ósea, retraso de la cicatrización de las heridas, infecciones, cataratas, hematomas,
dislipidemia, efectos psicopatológicos y miopatía esteroidea. Las dosis de mantenimiento
generalmente son 0,1 mg/kg. En algunos centros se ofrecen protocolos sin corticoes-
teroides o de minimización de los corticoesteroides, pero las mayores tasas de incidencia
Primera semana
postrasplante 3 meses postrasplante 3 meses postrasplante
NTA Rechazo agudo Rechazo agudo
Rechazo acelerado Toxicidad del inhibidor Rechazo crónico
de la calcineurina
Hipovolemia Hipovolemia Toxicidad del inhibidor
de la calcineurina
Obstrucción Hiperglucemia, Hipovolemia
hipercalcemia
Obstrucción Obstrucción
Fuga urinaria Infección Nefropatía recurrente
o de novo
Trombosis vascular Nefritis intersticial Infección
infecciosa (p. ej.,
NVBK) o
medicamentosa
Ateroembolia Nefropatía recurrente Estenosis de la arteria
renal trasplantada
o de la arteria ilíaca
Infecciones Neoplasia maligna Neoplasia maligna
(ELPT en el aloinjerto)
Microangiopatía Microangiopatía Microangiopatía
trombótica trombótica trombótica
ELPT, enfermedad linfoproliferativa postrasplante; NTA, necrosis tubular aguda; NVBK, nefropa-
tía por el virus BK.
Complicaciones quirúrgicas
• Las causas urológicas de disfunción del injerto incluyen fuga de orina y obstrucción.
○ La fuga de orina se puede producir por necrosis ureteral por una vascularización
inadecuada, o por alteración mecánica de la implantación del uréter en la vejiga. El
diagnóstico se puede confirmar con una gammagrafía o, si se ha colocado un dre-
naje de Jackson Pratt, con la creatinina en el líquido del Jackson Pratt, que es
significativamente mayor que la creatinina sérica. Las opciones terapéuticas son son-
daje continuo con sonda de Foley, nefrostomía de derivación y revisión quirúrgica.
○ Puede producirse obstrucción por compresión ureteral por acumulación de líquido
perinéfrico, estenosis ureteral (isquémica) u obstrucción del uréter por nefrolitiasis o
por un coágulo sanguíneo. También se puede producir obstrucción en la vejiga por
obstrucción de la sonda o, con frecuencia en hombres, por hipertrofia prostática.
reparación quirúrgica.
■ La obstrucción vesical se trata mediante la colocación de una sonda de Foley y
consulta con un urólogo, y la hiperplasia prostática benigna se debe tratar con ci-
rugía si es preciso.
• Causas vasculares: la trombosis venosa o arterial renal es una causa infrecuente, y
muchas veces irreversible, de la disfunción del injerto. Su aparición se asocia con re-
chazo hiperagudo o acelerado, trastornos de hipercoagulabilidad y problemas técnicos.
En ocasiones pueden ser eficaces la anticoagulación y la trombectomía quirúrgica, aun-
que la incidencia de pérdida del injerto sigue siendo elevada.
Complicaciones renales
• RA: afecta al 10-15 % de los trasplantes en el primer año utilizando los protocolos de
inmunodepresión actuales. El RA es más frecuente si no se administra inmunodepre-
sión de inducción5,9-11.
○ Raras veces se produce rechazo acelerado por el uso de las pruebas cruzadas pretras-
plante, y está causado por anticuerpos preformados contra antígenos del donante. El
rechazo hiperagudo produce rápidamente trombosis del injerto después la perfu-
sión, con pérdida del injerto, mientras que el rechazo hiperagudo diferido se pro-
duce en los días siguientes al trasplante. El riesgo de rechazo celular agudo es
máximo en las primeras semanas o meses después del trasplante. Los síntomas y
signos incluyen elevación de la creatinina sérica, disminución de la diuresis, edema
y empeoramiento de la hipertensión. Muchas veces no se observa fiebre, anuria,
dolor sobre el aloinjerto ni tumefacción del aloinjerto.
○ Se aplican los criterios de Banff a los hallazgos de la biopsia para determinar la pre-
sencia y la gravedad del rechazo y descartar otras causas. La presencia de infiltrados
intersticiales, tubulitis o arteritis es compatible con rechazo celular agudo. Los prin-
cipales diagnósticos diferenciales son nefritis infecciosas y medicamentosas que pro-
ducen hallazgos similares en el intersticio. Los datos anatomopatológicos compati-
bles con rechazo humoral agudo pueden variar desde necrosis tubular aguda,
capilaritis peritubular y glomerulitis, hasta arteritis necrosante y necrosis fibrinoide
mural en los casos graves. Para diagnosticar rechazo humoral hace falta la positividad
de la tinción de C4d mediante inmunofluorescencia, o la presencia simultánea de
anticuerpos antidonante. Puede producirse rechazo mixto celular y humoral. Las
estrategias terapéuticas están determinadas por la clasificación de Banff, el momento
de aparición (temprano o tardío), factores clínicos y la función renal subyacente.
• La falla crónica del injerto es la segunda causa más frecuente de pérdida de un injerto,
tras la muerte con un injerto funcionante. Los datos histológicos característicos inclu-
yen fibrosis intersticial y atrofia tubular10.
○ Pueden contribuir a la falla crónica del injerto factores inmunitarios y no inmuni-
tarios, que producen un deterioro lento y progresivo de la función del aloinjerto,
normalmente con proteinuria. Los términos utilizados previamente, como nefropa-
tía crónica del aloinjerto y rechazo crónico, han caído en desuso por la ausencia de una
nefropatía específica y la contribución de causas no inmunitarias a la falla crónica del
injerto.
○ Los factores de riesgo inmunitarios incluyen rechazo, escasa concordancia de HLA y
uso de ICN. Los factores de riesgo no inmunitarios incluyen el origen del donante
(cadáver), un tiempo de isquemia prolongado, la edad del donante, la discordancia
de tamaño y factores del receptor, como hipertensión, hiperlipidemia y tabaquismo.
• La principal causa de pérdida del injerto es la muerte del paciente con un injerto fun-
cionante5,12-14.
• Los efectos de los inmunodepresores contribuyen a la mortalidad postrasplante, porque
empeoran los factores de riesgo cardiovascular y cerebrovascular, y pueden producir
neoplasias malignas e infecciones.
• La enfermedad cardiovascular es la causa más frecuente de muerte en pacientes con
un aloinjerto funcional. La arteriopatía coronaria, la insuficiencia cardíaca congestiva
y la hipertrofia ventricular izquierda son más frecuentes en pacientes con IRT y tras-
plante renal debido a los factores de riesgo tradicionales (edad, sexo, diabetes, hiperten-
sión, dislipidemia, tabaquismo) y no tradicionales (duración de la diálisis, proteinuria,
inflamación, calcificación vascular, alteración de los perfiles de la coagulación).
HIPERTENSIÓN
C O M P L I C A C I O N E S E N D O C R I N A S Y M E TA B Ó L I C A S
○ Los fijadores de ácidos biliares pueden reducir la absorción de los fármacos inmuno-
depresores.
• La diabetes mellitus postrasplante (DMPT) también se denomina diabetes de nueva
aparición después del trasplante:
○ El 30-40 % de los pacientes tienen diabetes antes del trasplante, y otro 25 % de
pacientes sin diabetes antes del trasplante tiene DMPT a los 3 años.
○ La hiperglucemia puede empeorar después del trasplante por los corticoesteroides,
además de la menor vida media de la insulina endógena y exógena por la mejora de
la función renal.
○ Los factores de riesgo de DMPT incluyen edad, obesidad y aumento de peso después
del trasplante, raza/etnicidad (más frecuente en afroamericanos e hispanos), uso de
ICN, infección por el VHC y sexo masculino.
○ Hay controversia sobre los criterios diagnósticos de la DMPT, aunque se pueden
utilizar las directrices actuales de la American Diabetes Association.
• Obesidad: el índice de masa corporal medio está aumentando en los candidatos a
trasplante, igual que en la población general, lo que lleva a valores de corte de índice
de masa corporal de 35-40 kg/m² en la mayoría de los centros.
○ Aunque los pacientes obesos tienen menos mortalidad general después del trasplante
que si continúan con la diálisis de mantenimiento, la obesidad conlleva un mayor
riesgo de función tardía del injerto, tratamiento por RA, pérdida del injerto, retraso
de la cicatrización de las heridas y complicaciones infecciosas.
○ El tratamiento incluye modificaciones de la alimentación, ejercicio y asesoramiento
sobre el estilo de vida, y se debe plantear la cirugía bariátrica.
○ En diversos estudios se ha visto un efecto escaso de la retirada de los corticoesteroi-
des, en comparación con su mantenimiento, sobre el aumento de peso postrasplante,
lo que pone de manifiesto la importancia de las modificaciones del estilo de vida.
• Enfermedad ósea: al contrario que en la población general, las causas de la enfermedad
ósea de los pacientes con IRT son multifactoriales.
○ Entre ellas están la osteítis fibrosa relacionada con hiperparatiroidismo secundario, además
de la enfermedad ósea adinámica (recambio bajo), las artropatías asociadas a 2-microglo-
bulina y, con menos frecuencia, la osteomalacia relacionada con el consumo de aluminio.
○ Esto se complica por el uso de corticoesteroides antes y después del trasplante, que
producen pérdida ósea y osteoporosis.
○ Los bisfosfonatos pueden empeorar la enfermedad ósea adinámica. Por lo tanto, hay
controversia sobre el taizado sistemático con densitometría ósea, además del uso de
bisfosfonatos, en los receptores de un trasplante.
○ Actualmente se aconseja la vigilancia para detectar hiperparatiroidismo después del
trasplante, y la corrección de la carencia de vitamina D, planteándose la paratiroidec-
tomía en pacientes con hipercalcemia persistente e hiperparatiroidismo secundario
después del trasplante.
COMPLICACIONES HEMÁTICAS
NEOPLASIAS MALIGNAS
INFECCIONES
• Inmediatamente después del trasplante se debe vigilar a los pacientes para detectar in-
fecciones postoperatorias frecuentes, como infecciones de la herida, el catéter y uri-
narias, y neumonía5,16.
• La inmunodepresión intensiva utilizada en el momento del trasplante aumenta el riesgo
de infecciones oportunistas en los primeros 6 meses, como las debidas al CMV y
○ Los candidatos con positividad de HBsAg o del VHC deben ser evaluados por un
hepatólogo antes del trasplante para determinar su adecuación para el trasplante re-
nal. El trasplante renal está contraindicado si hay cirrosis, salvo que se vaya a rea-
lizar un trasplante hepático-renal combinado.
○ En los candidatos a un trasplante con positividad de HBsAg se debe utilizar trata-
miento antivírico antes y después del trasplante, particularmente si hay datos de re-
plicación vírica (HBeAg, ADN del virus de la hepatitis B).
○ Se debe plantear el tratamiento antivírico de la hepatitis C antes del trasplante, porque
la administración de interferón después del trasplante se asocia a mayor riesgo de RA.
○ En diversos estudios se ha visto peor evolución del paciente y del injerto en recep-
tores positivos para el VHC que en los seronegativos para el VHC. Sin embargo,
en los pacientes infectados por el VHC, el trasplante se asocia a mayor supervivencia
que el tratamiento de mantenimiento con diálisis, y es el tratamiento de elección.
CONSIDERACIONES ESPECIALES
Embarazo
• Se debe asesorar a las receptoras de un trasplante en edad fértil sobre el aumento de la
fertilidad y la probabilidad de embarazo después de un trasplante con éxito, para iniciar
medidas anticonceptivas si lo desean, y para ofrecer asesoramiento sobre la medicación18.
• Se observan mejores resultados si el embarazo se produce 12-24 meses después de
un trasplante con éxito en una receptora con creatinina sérica 1,5-2,0 mg/dl y
proteinuria mínima, sin antecedentes de rechazo, que precisa un tratamiento hipoten-
sor mínimo o que no lo precisa, con enfermedades comórbidas mínimas y con un
asesoramiento médico previo a la concepción adecuado.
• El uso práctico de inmunodepresores en el trasplante ha surgido de la experiencia clí-
nica. Todos los inmunodepresores pertenecen a la clase C de seguridad en el embarazo
de la Food and Drug Administration (no se puede descartar el riesgo) o a la clase D
(datos positivos de riesgo), de acuerdo con datos obtenidos en seres humanos y en es-
tudios en animales. Sin embargo, se ha demostrado claramente que el MMF es te-
ratógeno, produciéndose malformaciones estructurales de la cara y del oído, por lo que
se debe sustituir por azatioprina. Se deben evitar los ImTOR por el riesgo de embrio-
toxicidad y fetotoxicidad en modelos animales. Durante el embarazo se utiliza predni-
sona, ICN y azatioprina.
• Las concentraciones de los ICN pueden disminuir durante el embarazo por un aumento
del volumen sanguíneo materno, y es necesario un seguimiento estrecho de las con-
centraciones de los fármacos para evitar que se produzca rechazo.
• Las complicaciones habituales incluyen preeclampsia, parto pretérmino y lactantes pe-
queños para la edad gestacional. Además, las infecciones urinarias son frecuentes y se
deben tratar rápidamente en la receptora de un trasplante, debiéndose documentar la
desaparición de la infección mediante cultivo.
BIBLIOGRAFÍA
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366
368
CHENG_D_(369-372).indd 369
Ampicilina 250 mg-2 g Sin cambio Cada 8-12 h Cada HD: dosis después de la HD
cada 6 h 24 h DPAC: 250 mg cada 12 h
Ampicilina/ 1,5-3 g cada 6 h Sin cambio Cada 8-12 h Cada HD: dosis después de la HD
sulbactam 24 h DPAC: cada 24 h
Aztreonam 2 g cada 8 h Sin cambio 50-75 % 25 % HD: 0,5 g adicionales
después de la HD
DPAC: 25 %
Cefazolina 1-2 g i.v. cada Sin cambio Cada 12 h Cada HD: 1 g después de la HD
8h 24 h DPAC: 0,5 g cada 12 h
Cefepima 1-2 g i.v. cada Sin cambio Cada Cada HD: 1-1,5 g después
8h 12-24 h 24 h de la HD
DPAC: 1-2 g cada 48 h
Cefotaxima 1-2 g cada 8 h Cada 8-12 h Cada Cada HD: 1 g después de la HD
12-24 h 24 h DPAC: 0,5-1 g cada 24 h
Cefotetán 1-2 g cada 12 h Sin cambio 50 % 25 % HD: 1 g después de la HD
DPAC: 1 g cada 24 h
Ceftazidima 1-2 g cada 8 h Cada 8-12 h Cada Cada HD: 1 g después de la HD
Ajustes posológicos
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370
Aclaramiento de creatinina (ml/min)
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Gemifloxacino 320 mg cada 24 h Sin cambio 160 mg cada 160 mg cada HD: dosis después de la diálisis;
24 h 24 h DPAC: 160 mg cada 24 h
Claritromicina 500 mg cada 12 h Sin cambio 75 % 50 % HD: dosis después de la diálisis;
DPAC: sin cambio
Eritromicina 250-500 mg cada 6 h Sin cambio Sin cambio 50 % Sin cambio
TMP-SMX i.v. 5 mg/kg del Sin cambio ( 30) 50 % No se HD: 50 %
componente de tmp Cada 12 h recomienda
cada 6-8 h
Tmp-smx v.o. 1 comprimido 2 veces/ Sin cambio ( 30) 50 % No se HD: 50 %
día recomienda
Telitromicina 800 mg cada 24 h Sin cambio ( 30): 600 mg 600 mg cada HD: administrar después de la HD
cada 24 h 24 h
Daptomicina 4-6 mg/kg cada 24 h Sin cambio ( 30): 4-6 mg/ 4-6 mg/kg cada HD: 4-6 mg cada 48 h, administrar
kg cada 48 h 48 h después de la HD
DPAC: 4-6 mg/kg cada 48 h
Imipenem 500 mg i.v. cada 6 h Sin cambio 250 mg cada 125-250 mg HD: administrar después de la HD
6-12 h cada 12 h DPAC: 125-250 mg cada 12 h
Meropenem 1 g i.v. cada 8 h Sin cambio 1 g cada 12 h 0,5 g cada 12 h HD: administrar después de la HD
DPAC: 0,5 g cada 12 h
Ertapenem 1 g cada 24 h Sin cambio ( 30) 500 mg 500 mg cada HD: 500 mg cada 24 h
cada 24 h 24 h
PCN G 0,5-4 mU cada 4 h Sin cambio 75 % 25-50 % HD: administrar después de la HD
DPAC: 25-50 %
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Piperacilina 3-4 g cada 4-6 h Sin cambio Cada 6-8 h Cada 8 h HD: administrar después de la HD
DPAC: cada 8 h
Piperacilina/ 3,375 g cada 6 h Sin cambio 2,25 g cada 6 h 2,25 g cada 8 h HD: 2,25 g cada 8 h + 0,75 g
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tazobactam después de la HD; DPAC: 2,25 g
cada 8 h
Ticarcilina/ 3,1 g cada 4 h Sin cambio 2 g cada 4-8 h 2 g cada 12 h HD: 3,1 g adicionales después
clavulanato de la HD
DPAC: 2 g cada 12 h
Tetraciclina 250-500 mg cada 6 h Cada 8-12 h Cada 12-24 h Cada 24 h Evitar
Antimicóticos
Anfotericina 0,4-1 mg/kg/día Sin cambio Sin cambio Cada 24-48 h HD: sin cambio
DPAC: cada 24-48 h
Fluconazol 200-400 mg cada 24 h Sin cambio 50 % 50 % HD: 200 mg adicionales después
de la HD
DPAC: 50 %
Itraconazol 100-200 mg cada 12 h Sin cambio Sin cambio 50 % HD, DPAC: 100 mg cada 12-24 h
Voriconazol i.v. 6 mg/kg cada 12 h 2, Sin cambio No se No se No se recomienda (el vehículo
después 4 mg/kg i.v. recomienda recomienda tóxico se puede acumular,
cada 12 h (el vehículo (el vehículo utilizar v.o.)
tóxico se tóxico se
puede puede
acumular, acumular,
utilizar v.o.) utilizar v.o.)
Voriconazol v.o. 200 mg v.o. 2 veces/día Sin cambio Sin cambio Sin cambio Sin cambio
(si 40 kg); 100 mg
v.o. 2 veces/día
(si 40 kg)
(Continúa)
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Aclaramiento de creatinina (ml/min)
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Nombre Dosis habitual 50 10-50 10 Diálisis
Antivíricos
Aciclovir v.o. 200-800 mg cada 4-6 h Sin cambio ( 25) cada 8 h Cada 12 h HD: después de la HD
Aciclovir i.v. 5-12,4 mg/kg cada 8 h Sin cambio Cada 12-24 h 2,5 mg/kg cada HD: después de la HD
24 h DPAC: 2,5 mg/kg cada 24 h
Amantadina v.o. 100 mg 2 veces/día Cada Cada 48-72 h Cada 7 días Sin cambio
CHENG_D_(369-372).indd 372
24-48 h
Cidofovir para 5 mg/kg cada 1 semana Sin cambio 0,5-2 mg/kg 0,5 mg/kg cada Datos escasos
inducción cada 1 semana
1 semana
Cidofovir para 5 mg/kg cada Sin cambio 0,5-2 mg/kg 0,5 mg/kg cada Datos escasos
mantenimiento 2 semanas cada 2 semanas
2 semanas
Entecavir 0,5-1 mg cada 24 h Sin cambio (CrCl 30-49): el El 10 % de la HD: administrar el 10 % de la
50 % de la dosis habitual dosis habitual después de la HD
dosis habitual
(CrCl 10-29): el
30 % de la
dosis habitual
Famciclovir 500 mg cada 8 h Sin cambio Cada 12-24 h 250 mg cada HD: después de la HD
24 h DPAC: sin datos
Ganciclovir i.v. 5 mg/kg cada 24 h 2,5-5 mg/kg 0,6-1,25 mg/kg 0,625 mg/kg HD: 0,6 mg/kg después de la HD
cada 24 h cada 24 h 3 /semana DPAC: 0,625 mg/kg 3 /semana
Ganciclovir v.o. 1 g 3 veces/día 0,5-1 g 0,5-1 g 1 vez/ 0,5 g 3 / HD: 0,5 g después de la HD
3 veces/día día semana
Valaciclovir 1 g cada 8 h Sin cambio Cada 12-24 h 0,5 g cada 24 h HD: después de la HD
DPAC: 0,5 g cada 24 h
Valganciclovir 900 mg cada 12-24 h Sin cambio 450 mg cada No se —
24-48 h recomienda
DPAC, diálisis peritoneal ambulatoria continua ; HD, hemodiálisis; PCN, penicilina; TMP-SMX, trimetoprima-sulfametoxazol.
07/02/15 14:54
Aclaramiento de creatinina (ml/min)
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60 kg:
250 mg
1 vez/día
Lamivudina 150 mg Sin cambio 150 mg 1 vez/día 50 mg HD: 25-50 mg 1 vez/día
(3TC) 2 veces/día 1 vez/día DPAC: sin datos
Estavudina (d4T) 60 kg: 40 mg Sin cambio 50 mg cada 50 % cada HD, DPAC: 25 %
1 vez/día 12-24 h 24 h
60 kg: 30 mg
1 vez/día
Zidovudina 300 mg Sin cambio Sin cambio 300 mg HD: 300 mg 1 vez/día
(AZT) 2 veces/día 1 vez/día DPAC: 300 mg 1 vez/día
Zalcitabina (ddC) 0,75 mg Sin cambio 0,75 mg 2 veces/ 0,75 mg HD: 0,75 mg 1 vez/día
3 veces/día día 1 vez/día DPAC: sin cambio
Tenofovir 300 mg cada Sin cambio No se recomienda No se No se recomienda
24 h con 60 ml/ recomienda
min
Ajustes posológicos
Productos combinados: utilizar los productos por separado y ajustar cada uno de ellos por separado. Están disponibles las siguientes com-
binaciones: AZT + 3TC, abacavir + AZT + 3TC.
No hay recomendación o no es necesario ajustar la dosis:
Inhibidores de la transcriptasa inversa nucleosídicos (ITIN): abacavir, emtricitabina
Inhibidores de la transcriptasa inversa no nucleosídicos (ITINN): nevirapina, delavirdina, efavirenz
Inhibidores de la proteasa: atazanavir, amprenavir, indinavir, saquinavir, ritonavir, nelfinavir, lopinavir + ritonavir, tipranavir, darunavir
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Índice alfabético
de materias
Los números de página seguidos por f se refieren a figuras; los números de página seguidos por
t se refieren a tablas.
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