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Anaximandro

Biografía
Anaximandro, hijo de Praxíades, nació en la ciudad de Mileto (Asia Menor). Fue compañero y
discípulo de Tales. Según Apolodoro tenía sesenta y cuatro años en el segundo año de la
Olimpiada 58 (547/46 a.C.) y murió poco después. Si estos datos son precisos, Anaximandro
habría nacido en el año 610/609 a.C. y habría muerto en el año 546/45 a.C. Poco sabemos con
certeza de la vida de Anaximandro. Se dice que era un hombre de maneras solemnes y que
gustaba de usar vestidos pomposos. Diogenes Laercio opina que es cierta la historia de que
introdujo en Grecia el gnomon, antiguo reloj de sol e instrumento de astronomía. Según
Temistio, Anaximandro fue el primero en escribir un tratado en prosa, inaugurando de esa
manera un nuevo género literario. El libro de Anaximandro se conoce habitualmente con el
título genérico de “Sobre la Naturaleza”, un modo típico de titular los escritos de los filósofos
que Aristóteles denomina físicos. Aunque el libro se ha perdido, es probable que se encontrara
en la biblioteca del Liceo, donde Aristóteles y Teofrasto parecen haberlo consultado.
Principales planteamientos
Lo “indefinido” como Principio
De acuerdo con la interpretación de Aristóteles y Teofrasto, los primeros filósofos intentaron
descubrir el principio u origen (arché) de todas las cosas. De hecho, es probable que
Anaximandro haya sido el primero que utilizó el termino arché para referirse a ese principio.
Hallar el árche es importante porque es él quien da razón de la estabilidad que subyace al
mundo a pesar del cambio constante al que la realidad que se ve sometida. Según las fuentes
Anaximandro identificó este primer principio con lo “indefinido” o “ilimitado” -en griego,
“ápeiron”, es decir, aquello que no tiene límites-. Aristóteles, en concreto, entendió que por
ápeiron Anaximandro quería significar principalmente un infinito de tipo espacial. Teofrasto
lo acompaña en esta valoración cuando dice que el ápeiron no es «ni agua ni ningún otro de los
llamados elementos, sino alguna otra naturaleza infinita de la que nacen todos los cielos»
El origen del Cosmos
Aristóteles y Teofrasto entienden que es el movimiento eterno del ápeiron el que ha dado origen
a los cielos y los mundos. Así también lo sostiene Hipólito: «era eterno el movimiento, en el
que resulta que nacen los cielos». Según Simplicio, ese movimiento eterno del ápeiron ha dado
origen a los elementos opuestos, que dan a su vez, mediante su combinación, origen al universo.
Origen de los animales y del hombre
Aecio nos informa que «Anaximandro dijo que los primeros seres vivientes nacieron en lo
húmedo, envueltos en cortezas espinosas, que, al crecer, se fueron trasladando a partes más
secas y que, cuando se rompió la corteza circundante, vivieron, durante un corto tiempo, una
vida distinta». Es de notar Aecio utiliza aquí para “corteza” la misma palabra (“phloiós”) que
en la metáfora cosmogónica de la corteza de árbol. No parece aventurado pensar, entonces, que
ambas metáforas pertenecen al mismo Anaximandro.
Porción de su obra
El texto de Teofrasto, citado por Simplicio, dice lo siguiente: “éste no es ni el agua ni ninguno
de los llamados elementos, sino alguna otra naturalez, el ápeiron de la que nacen los cielos
todos y los mundos dentro de ellos”.
Otro fragmento, según el texto comúnmente aceptado, dice: "Aquello de donde las cosas tienen
su nacimiento, a ello tienen que ir a parar, según la necesidad; pues, ellas tienen que pagar
reparación y ser justificadas por su injusticia, conforme al orden del tiempo”. Así lo traduce
el joven Nietzsche en el manuscrito para un tratado, concluido en el año 1873, titulado La
filosofía en la época trágica de los griegos.
Opinión personal
El plntiamento de Anaximandro respecto al arché como apeirón (indefinido o eterno) creo que
más que ser un planteamiento filosófico, fue uno de carácter teológico. Aunque no se puede
afirmar esta hipótesis, sí la creo pertinente; ya que como plantea Anaximandro: que el origen
del universo no puede ser atribuido a alguno de los elementos sino más bien a algo externo e
inmaterial. Lo que hoy comparando dicho planteamiento al pasaje de escritura que dice que
“Dios es espíritu” (Juan 4:24a) con términos filosóficos “inmaterial” y en adición a eso viendo
a ese mismo Dios como el Creador podría considerarse que lo que hizo Anaximandro con el
arché fue quehacer teológico.
Algo más que veo con esta misma perspectiva es la primera parte de uno de los fragmento de
Anaximandro antes mencionados. El mismo dice traducido según Nietzsche “Aquello de donde
las cosas tienen su nacimiento, a ello tienen que ir a parar”. Esta frase me trae a la memoria esa
parte del puente de la canción “todo lo que hay en mí te adora” del cantor Marcos Brunet “nadie
va a robar tu gloria… todo viene de ti y todo vuelve a ti” la cual se puede comparar con
Romanos 11:36 en la versión DHH que dice “Porque todas las cosas vienen de Dios, y existen
por él y para él. ¡Gloria para siempre a Dios! Amén.”

Opinión sobre artículo: Coeficiente intelectual


Es una triste realidad la que estamos experimentando. Como la gran mayoría prefiere
entretener su mente a entrenar el cerebro, repetir lo que oye en vez de investigar y confirmar
la información. Creo que la comodidad que demanda la sociedad actual, el deseo de obtener
todo rápido y buscar el camino más corto para obtener las cosas, son solo algunas de las cosas
que han contribuido a que la lectura sea un privilegio de algunos y en mayor número de los
las más adultos. Como destaca el artículo el disminuir las palabras empobrece el lenguaje y a
su vez limita el libre pensamiento lo que lleva a una sociedad fácil de manipular y controlar.
Me impresiona que el autor de este artículo mencione la novela Fahrenheit 451 de Ray
Bradbury ya que recientemente pensaba y quedaba admirado de como Ray en el 1984 escribe
como ciencia ficción una realidad que estamos propensos a vivir en los próximos años. En la
que la libre expresión será cosa del pasado y solo se creerá lo impuesto por los que controlan
el poder. Creo que ver indicios de esto no es para temer al futuro sino más bien un impulso
para tomar acción e influir sobre los que podemos ahora. Otra de las cosas que podemos
hacer es fomentar la lectura y escritura, inspirar a una cultura que cuestiona pero no se queda
en cuestionar sino que persigue infatigablemente las respuestas.

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