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ANAXIMANDRO

Anaximandro, milesio, discípulo de Tales, es el primer filósofo del que nos


ha llegado un testimonio de su producción escrita: un corto fragmento, que ha sido
numerosas veces comentado a lo largo de la historia de la filosofía. También
hemos recibido algunas noticias suyas por medio de diversas fuentes históricas. A
pesar de la escasa información que poseemos, es posible afirmar que, al igual que
Tales, Anaximandro procuró encontrar una explicación para el problema del
cambio. En su caso, el primer principio que da razón de la estabilidad de la
realidad no es el “agua” sino en el “ápeiron” – lo “indefinido”. Para algunos esto
hace de Anaximandro el primer metafísico. Según el testimonio de los autores
antiguos, Anaximandro hizo importantes aportaciones en los campos de la
geografía y la biología, aunque era considerado sobre todo como un importante
astrónomo.

Anaximandro, hijo de Praxíades, nació en la ciudad de Mileto (Asia Menor).


Fue compañero y discípulo de Tales. Si estos datos son precisos, Anaximandro
habría nacido en el año 610/609 a.C. y habría muerto en el año 546/5 a.C.

Poco sabemos con certeza de la vida de Anaximandro. Se dice que era un


hombre de maneras solemnes y que gustaba de usar vestidos pomposos.opina
que es cierta la historia de que introdujo en Grecia el gnomon, antiguo reloj de sol
e instrumento de astronomía. El gnomon, que consiste en una escuadra o una
vara vertical cuya sombra señala la dirección y la altura del sol, ya era conocido
por los babilonios, pero Anaximando habría sido el primero en construir uno en
Esparta. De hecho, era tenido por un gran astrónomo y se dice que construyó una
esfera, es decir un globo celeste o mapa de los cielos.

Es probable que Anaximandro haya dibujado una carta o mapa de la tierra


habitada (es decir, la conocida por los griegos). Al parecer, fue un gran viajero y se
dice que lideró la expedición que fundó la colonia Apolonia en la costa del Mar
Egeo. Según las fuentes, en una ocasión predijo un terremoto. También tenía
originales ideas acerca del comienzo de los seres vivos y, en concreto, del
hombre.

Era filósofo, geómetra y astrónomo griego. Como los restantes filósofos de


Mileto, ciudad griega en que surgió la primera escuela filosófica de la historia del
pensamiento occidental, Anaximandro de Mileto supuso la existencia de un arjé o
principio constitutivo y originario común a todos los seres de la naturaleza. Pero a
diferencia de sus compañeros de escuela, que identificaron el arjé con una
sustancia física (el agua en Tales de Mileto, el aire en Anaxímenes), Anaximandro
estableció como primer principio el ápeiron, término que puede traducirse como
«lo indeterminado» o «lo indefinido».

Anaximandro se dedicó a múltiples investigaciones. A su nombre ha


quedado unida la confección del primer mapa de la Tierra, elaborado a partir de
los mapas y noticias de los mercaderes griegos. Anaximandro imaginaba la Tierra
como un cilindro inmóvil, contra la opinión general que la consideraba aplastada.
También se le atribuyen otros trabajos, como la fijación de los equinoccios y los
solsticios y el cálculo de las distancias y los tamaños de las estrellas, así como la
elaboración de un reloj de sol y de una esfera celeste, entre otras aportaciones.

No menos asombrosas son las elucubraciones de Anaximandro sobre el


origen de los seres vivos y del hombre. Todos proceden del fenómeno húmedo (la
tierra en un principio era líquida, y por el proceso de disociación, lo húmedo dio
lugar a lo viviente). El hombre tuvo como primeros antepasados a los peces y
luego a otros animales primitivos. Con razón, por lo tanto, podría ser considerado
como el primer cosmólogo y como el antecesor (aunque sin ningún apoyo en
evidencias científicas) de la moderna teoría de la evolución.

 La filosofía de Anaximandro

Anaximandro de Mileto fue también el primer pensador griego que puso en


prosa sus reflexiones filosóficas. Su tratado Sobre la naturaleza debió ser una de
las más notables tentativas de sistematización de lo real anterior a Aristóteles; sólo
ha llegado hasta nosotros un fragmento, pero algunas noticias de Aristóteles y de
Simplicio permiten reconstruir, al menos en parte, la doctrina del autor.

En su filosofía, Anaximandro coincide con Tales de Mileto en defender que


existe un solo principio básico (arjé o arché) como generador de todas las cosas,
al que Anaximandro llamó ápeiron (lo indefinido o indeterminado): una sustancia
indeterminada, ilimitada e infinita, que es a la par eterna. Sólo el ápeiron es
incorruptible e imperecedero. Todos los seres del universo se derivan de él y están
sujetos a nacimiento y desaparición por la fuerza de los contrarios presentes en
ellos: caliente y frío, húmedo y seco, etc.

En su intento de determinar el principio primero, Anaximandro sigue la


constante de los demás filósofos milesios, pero es preciso subrayar que en lugar
de hallar este principio en una naturaleza finita (el agua, según Tales, o el aire,
según Anaxímenes), Anaximandro lo ve en algo (el ápeiron) que no es percibido
por la experiencia, sino que ha de postularse como causa permanente y
trascendente del acontecer del mundo empírico; algo indefinible en el espacio y en
el tiempo que es causa y principio de las cosas perecederas y definidas, las cuales
están destinadas a disolverse de nuevo en el ápeiron. La novedad de
Anaximandro, en cuya doctrina quedan, sin embargo, muchos detalles oscuros,
consiste en haber buscado el principio infinito de las cosas finitas fuera de las
materias que son objeto de nuestra experiencia. Las investigaciones y reflexiones
sobre el arjé o primer principio seguirían ocupando en mayor o menor medida a
las distintas escuelas y filósofos posteriores. De este modo, la problemática
inaugurada por la escuela de Mileto se convirtió en un tema recurrente de la
filosofía griega, especialmente a lo largo del llamado periodo cosmológico, es
decir, del anterior a Sócrates, en quien se sitúa el inicio del periodo antropológico.

La originalidad e importancia de Anaximandro no reside tan sólo en el


hecho de haber propuesto que el arché que Tales buscaba en el agua era en
realidad el “ápeiron”, sino en que dio argumentos a favor de su tesis. De hecho,
Anaximandro es el primer autor del que se han conservado verdaderos
argumentos filosóficos. Por eso, algunos estudiosos opinan que hay que
considerar a Anaximandro y no a Tales como el primer filósofo.

Tras esta invitación a la prudencia, ¿qué podemos decir acerca de las


características del ápeiron? En primer lugar, que el “ápeiron” no tiene origen ni fin,
porque el mismo es el origen o principio de todas las cosas.

El ápeiron sería así una especie de fuente inextinguible, garante del


proceso incesante que permite la continua generación y la destrucción de los
seres.

Otro argumento de Anaximandro a favor de la infinitud del arché es


presentado por Aristóteles, en su crítica a aquellos postulan la existencia de un
cuerpo infinito, uno y simple, que existe fuera de los elementos y del cual éstos
proceden:

Anaximandro argumenta, de manera lógica, que el ápeiron no puede ser


uno más de los elementos. Tal vez en esto haya que ver una respuesta a la teoría
de Tales de que el agua es el principio de todas las cosas. El razonamiento de
Anaximandro parece ser: ¿cómo es posible que si el agua es el elemento que da
origen a todas las cosas, no haya llegado a imponerse sobre los demás
elementos? Por tanto, el primer principio debe ser algo aparte, anterior y origen de
los elementos. Como no es ninguno de ellos y no está dominado por ninguna de
sus características, recibe el nombre de ápeiron, lo indeterminado. No es ni
caliente, ni frío, ni húmedo: es, precisamente, lo indeterminado.

Pero, entonces, ¿qué tipo de principio es el ápeiron? ¿Cuál es su relación


con los elementos?

Sea cual fuera la verdadera opinión de Anaximandro, parece estar fuera de


toda duda que el ápeiron, origen sin origen, es, en último término, el autor de
todas las cosas.
Al mismo tiempo, el ápeiron es un principio omniabarcante y rector de las
cosas del mundo. Como se ha citado más arriba: “a todas las abarca y las
gobierna”.

El ápeiron contiene y gobierna todos los cielos, en los que están contenidos
todos los mundos.

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