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Los filósofos de Jonia:

TALES DE MILETO
(624 a.C. - 548 a.C.) Fue un filósofo, matemático, geómetra, físico y legislador griego.
Vivió y murió en Mileto, polis griegas de la costa jonia (actual Turquía). Aristóteles lo
consideró como el iniciador de la escuela de Mileto, a la que pertenecieron también
Anaximandro y Anaxímenes.
Según Tales de Mileto, el arché es el agua, es decir, que el agua era el origen de la
realidad y la tierra flotaba sobre ella flotando como un disco. A él se le atribuye la
afirmación "todo es agua”, donde resume su idea. ¿De dónde procede esta idea?
Algunos afirman que Tales la tomó de la mitología oriental; la mayoría, sin embargo,
tienden a atribuirle un origen experimental, bien derivado de la experiencia de lo
húmedo y de la importancia de la humedad en el desarrollo de la vida, o bien de la
observación de la evaporación del agua, que hace que este elemento se transforme en
otro. En todo caso fue el primero que planteó la cuestión de la naturaleza última del
mundo, concibiendo las cosas como formas cambiantes de un primer y único
elemento: el agua.
Mileto, tras observar lo que le rodeaba llegó a la conclusión de que esa causa
fundamental era el agua, pues donde no está ella o no hay humedad no hay forma
alguna de vida. Esta era la idea más lógica que se le había ocurrido a Tales de Mileto, la
razón que le hizo defender que la vida y todo lo que se conocía tenía su origen en el
agua.
Tales de Mileto fue el primer filósofo griego que se preocupó por dar una explicación
detallada del Universo en cuanto a la física.Para él, el universo era un espacio racional
sin importar el desorden en el que se encontraba. De acuerdo a su teoría todas las
cosas eran formadas a partir del agua por lo que no existía para él un creador del
universo.

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ANAXIMANDRO
(610 a.C. - id., 545 a.C.) Filósofo, geómetra y astrónomo griego. Como los restantes
filósofos de Mileto, ciudad griega en que surgió la primera escuela filosófica de la
historia del pensamiento occidental, Anaximandro de Mileto supuso la existencia de
un arjé o principio constitutivo y originario común a todos los seres de la naturaleza.
Pero a diferencia de sus compañeros de escuela, que identificaron el arjé con una
sustancia física (el agua en Tales de Mileto, el aire en Anaxímenes), Anaximandro
estableció como primer principio el ápeiron, término que puede traducirse como «lo
indeterminado» o «lo indefinido».
Tal como hiciera su maestro Tales, Anaximandro también busco un elemento básico
del cual partiera la realidad. Sin embargo, al contrario que Tales, Anaximandro
consideró que este "arché" o elemento no era el agua, sino una materia desconocida
que él denomino "ápeiron" y que viene a referirse a lo ilimitado o indeterminado (a:
"sin"; peras: "límite, perímetro").
Anaximandro desarrolló una cosmogonía en la que se describía la formación del
universo como un proceso de rotación en el que se separaba lo caliente de lo frío. De
esta manera los astros eran porciones de aire comprimido.
Igualmente, el cosmos de Anaximandro está compuesto, precisamente, de "ápeiron",
una sustancia infimita y eterna. Así, los planetas y astros se formaban con la
separación de esta sustancia, que volvía a ser absorbida por el universo cuando
desaparecían.
Anaximandro explica la creación de la Tierra a partir de un movimiento rotatorio que
hizo que los materiales más pesados del universo se hundieran hacia el centro,
formando así nuestro planeta con forma de disco, al tiempo que el fuego se desplazó
hacia el exterior dando lugar al Sol y las estrellas.

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ANAXÍMENES
(Mileto, h. 588 a.C. - ?, h. 534 a.C.) Filósofo griego, último representante, después de
Tales y Anaximandro, de la escuela milesia. Coincidió con Anaximandro en que el
principio de todas las cosas es infinito; aunque, a diferencia del ápeiron de su mentor,
habla de un elemento concreto: el aire.
Se opone a Anaximandro y a Tales en cuanto a la determinación del primer principio o
"arjé" que Anaxímenes considera ser el aire. Probablemente haya tomado esta
elección a partir de la experiencia, influyendo la observación de los seres vivos y la
importancia del fenómeno de la respiración; en cuanto toma como "arjé" un elemento
particular, su pensamiento supone un retroceso con respecto a Anaximandro; pero
Anaxímenes nos ofrece un mecanismo de explicación de la generación de las cosas a
partir de otro elemento distinto de ellas: ese mecanismo de generación se apoya en las
nociones de "condensación" y "rarefacción". Por condensación del aire, dice
Anaxímenes, se forman las nubes; si las nubes se condensan se forma el agua; la
condensación del agua da lugar a la constitución del hielo de la tierra; y la
condensación de esta da lugar a la constitución de las piedras y los minerales; el
proceso inverso lo representa la rarefacción: piedra, Tierra, agua, nubes, aire y, por
último, la calefacción del aire produciría el fuego.
Pretende basar la explicación de lo cualitativo en lo cuantitativo; encontramos en él,
por lo tanto, un intento de explicar el mecanismo de transformación de unos
elementos en otros, del que no disponían Tales ni Anaximandro. Al igual que ellos
insiste, sin embargo, en afirmar una causa material como principio del mundo y, por lo
tanto, en tratar de llevar a la unidad la diversidad de la realidad a simple vista.

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HERÁCLITO.
(Éfeso, hoy desaparecida, actual Turquía, h. 540 a.C. - h. 470 a.C.) Filósofo griego.
Desde sus orígenes y a lo largo del periodo cosmológico, anterior al periodo
antropológico que iniciaría Sócrates, el pensamiento griego se orientó hacia la
búsqueda de un principio constitutivo (arché o arjé) común a la pluralidad de seres de
la naturaleza.
Considera que el primer principio o arjé de todo lo que conocemos es el fuego. Nunca
te bañarás dos veces en el mismo río es una afirmación que concuerda con el cambio o
transformación continúa causada por el transcurrir del tiempo en todas las cosas y en
los animales y personas. Escribe Heráclito de Éfeso que: «Este mundo, que es el mismo
para todos, no ha sido creado por ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que
fue siempre, es y será fuego eternamente vivo que se enciende según un orden regular
y se apaga según orden regular».
Considera que la realidad es una y, por tanto, está convencido de que la unidad se
expresa o manifiesta en la diversidad del mundo o de lo fenoménico y la diferencia es
integrable en la unidad. La multiplicidad de la realidad no es algo que contradice o
niega la unidad del mundo o de lo cósico, porque es algo esencial, sin duda.
Heráclito era de origen aristocrático y su filosofía se opone radicalmente a la de
Parménides. Es probable que el pensador de Elea conociera el pensamiento filosófico
de Heráclito.
Heráclito piensa que el fuego es el arjé o primer principio del universo. La destrucción
y el renacimiento del mundo son el resultado de la energía de las llamas. La idea de un
juicio universal es afirmada por el pensador de Éfeso. El Lógos es para Heráclito la
razón universal que lo ordena todo. En el hombre constituye la razón o el raciocinio. En
este sentido está claro que se adelantó a su época al plantear estas ideas.

Heráclito propuso el fuego como arché, por su naturaleza dinámica. Sin embargo,
consideró que el principio originario era el logos, la palabra, y era solo comparable al
fuego, puesto que el fuego era una analogía del logos, ya que el fuego «con mesura se
enciende y con mesura se apaga».

Para Heráclito el arjé es el fuego, el cual es una sustancia generadora del principio de
las cosas, del cosmos. El universo era un fuego eterno que se encendía y apagaba por
medio del logo, con el cual podía darse el orden y la armonía del cosmos, y de leyes
que determinaban la unidad y la lucha.

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PARMENIDES
Parménides de Elea (en griego Παρμενίδης ὁ Ἐλεάτης) fue un filósofo griego. Nació
entre el 530 a. C. y el 515 a. C. en la ciudad de Elea, colonia griega de Magna Grecia
(sur de Italia). Parménides escribió una sola obra: un poema filosófico en verso épico
del cual nos han llegado únicamente algunos fragmentos conservados en citas de otros
autores. Los especialistas consideran que la integridad de lo que conservamos es
notablemente mayor en comparación con lo que nos ha llegado de las obras de casi
todos los restantes filósofos presocráticos, y por ello su doctrina puede ser
reconstruida con mayor precisión.
Por lo que podemos deducir a partir de los testimonios conservados, el poema de
Parménides representa una revelación divina dividida en dos partes:

 La vía de la verdad, donde se ocupa de «lo que es» o «ente», y expone varios
argumentos que demuestran sus atributos: es ajeno a la generación y la
corrupción y por lo tanto es inengendrado e indestructible, es lo único que
verdaderamente existe —con lo que niega la existencia de la nada— es
homogéneo, inmóvil y perfecto.
 La vía de las opiniones de los mortales, donde trata de asuntos como la
constitución y ubicación de los astros, diversos fenómenos meteorológicos y
geográficos, y el origen del hombre, construyendo una doctrina cosmológica
completa.
Distingue dos conocimientos: el de la verdad y el de la opinión. El arjé es el ser: el ser
es imposible que no sea, el ser no es y, por tanto, es imposible que sea. El ser de
Parménides es inmutable eterno, único y continuo.
Su filosofía parte de este principio:
Sólo el ser es y el imposible que no sea; el no ser no es, y por tanto no se puede hablar
de él
«Sólo es lo que es y no lo que no es». Así, «sólo lo que es, es y es pensable.
El No-Ser, ni es, ni es pensable». Parménides caracterizaba al Ser del siguiente modo:
+El Ser es imperecedero, único, indivisible e inmóvil. El Ser es eterno, no puede dejar
de existir, no tiene ni principio ni fin; no puede haber otro ser que lo limitara o al
principio o al final. Si no fuera eterno, habría un momento en que no existiera, y es una
contradicción un ser que al mismo tiempo es y no es. Mientras que el No-Ser:
Es impensable.

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Los últimos presocráticos:
EMPÉDOCLES
(También llamado Empédocles de Akragas; Agrigento, Sicilia, 484 a.C. - Etna, 424 a.C.)
Filósofo y poeta griego. Fue el primero de los pensadores del eclecticismo pluralista
que intentó conciliar las visiones contrapuestas de la realidad a que habían llegado
Parménides y Heráclito. Para ello estableció como principios constitutivos de todas las
cosas cuatro «raíces» (rhicómata), los cuatro elementos naturales: el agua, el aire, la
tierra y el fuego. Estas raíces corresponden a los principios (arjé) señalados
anteriormente por Tales, Anaxímenes, Jenófanes y Heráclito, respectivamente; pero, a
diferencia de tales principios (que se transforman cualitativamente y se convierten en
todas las cosas), las raíces de Empédocles permanecen cualitativamente inalteradas: se
combinan en distintas proporciones para formar todas las cosas, pero ellas mismas son
inmutables y eternas.
Según Empédocles, lo que provoca el continuo cambio, el perpetuo devenir heraclíteo,
son dos fuerzas cósmicas que llamó Amor y Odio. El Amor tiende a unir los cuatro
elementos, como atracción de lo diferente; el Odio actúa como separación de lo
semejante. Cuando predomina totalmente el Amor, se genera una pura y perfecta
esfera toda ella igual e infinita, que goza de su envolvente soledad. El Odio comienza
entonces su obra, deshaciendo toda la armonía hasta la separación completa del caos.
De nuevo al Amor interviene para volver a unir lo que el odio ha separado, y así las dos
fuerzas, en sus cíclicas contiendas, dan vida a las diversas manifestaciones del cosmos.
Las cuatro raíces y las dos fuerzas que los mueven explican asimismo el conocimiento,
según el principio de que lo semejante se conoce con lo semejante, pues el hombre
también está formado por los cuatro elementos. Las cosas emanan flujos que, pasando
a través de los poros de los elementos, determinan el contacto y el reconocimiento.

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ANAXÁGORAS
(Clazómenas, actual Turquía, 500 a.C. - Lámpsaco, id., 428 a.C.) Filósofo griego. Junto
con Empédocles y Demócrito, es el principal representante del eclecticismo pluralista
que intentó conciliar las tesis contrapuestas de las dos grandes figuras de la filosofía
presocrática, Parménides y Heráclito. Anaxágoras postuló como arjé o principio
constitutivo de las cosas una pluralidad de partículas materiales inmutables, las
homeomerías, que, por acción de un nous o inteligencia ordenadora, pasaron de un
caos original a constituir la multiplicidad de seres observables en el mundo físico.
El gran aporte de Anaxágoras de Clazomene al pensamiento filosófico es precisamente
haber introducido en la explicación del universo el nous como causa inteligente, como
fuerza motriz y al mismo tiempo inteligencia ordenadora: «Todas las cosas estaban
confusas; después sobrevino el nous y las separó ordenándolas». La entidad del Nous
es tal que se halla por encima de cualquier otra realidad. El nous «es infinito y
autónomo, y con nada se mezcla», y todas las cosas se ven impregnadas de él. Ello le
valió el aplauso de Aristóteles: «Cuando afirmó que existe una mente, tanto en los
seres vivos como en la naturaleza, apareció un hombre juicioso entre los desatinados
que le precedieron».
Pero Anaxágoras no llevó tal concepto hasta más alejadas consecuencias: se quedó ahí,
en la causalidad del nous, sin atribuirle, al parecer, una intervención activa en el
devenir del mundo, y menos aún una finalidad. Y esto fue lo que le reprocharían tanto
Aristóteles como Platón. Por otra parte, el nous, aunque es de una materia sutilísima y
pura, en Anaxágoras no llega a ser inmaterial. El mérito de Anaxágoras, comparado con
los filósofos anteriores, fue el de llegar a una concepción dualista de la naturaleza, a la
distinción entre la razón ordenadora (aunque material) y la materia ordenada,
dualidad que más tarde sería desarrollada orgánicamente en los sistemas de Platón y
de Aristóteles.

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PITAGORAS

Pitágoras (en griego antiguo Πυθαγόρας; Samos, c. 570 -Metaponto, c. 490 a. C. ) fue
un filósofo y matemático griego considerado el primer matemático puro. Contribuyó
de manera significativa en el avance de la matemática helénica, la geometría y la
aritmética, derivadas particularmente de las relaciones numéricas

Podemos decir que para Pitágoras el arjé eran los números, este pensaba que los
números eran el principio de todas las cosas, de su forma, estructura y funciones.
Tenemos que arjé es una palabra que se usaba para definir el principio, los
fundamentos y el comienzo.

Así, para Pitágoras, el origen de las cosas o su arjé tenía que ver con los números.
«Todas las cosas eran números», y fundamentaba esta afirmación gracias al estudio y
relación que realizó entre la música y las matemáticas. Tanto en el Cosmos como en la
música, para Pitágoras gobierna la armonía.

DEMÓCRITO
(Abdera, hoy desaparecida, actual Grecia, h. 460 a.C. - id., h. 370 a.C.) Filósofo griego.
Discípulo de Leucipo, es el principal representante del atomismo, escuela que, ya a
finales del llamado periodo cosmológico de la filosofía griega, postuló los átomos
(minúsculos corpúsculos indivisibles) como arjé, es decir, como principio constitutivo y
originario de la multiplicidad de seres de la naturaleza.
Demócrito concebía el universo formado por átomos indivisibles, indestructibles, y
sustancialmente idénticos, en movimiento en el vacío, que únicamente difieren entre
sí en su tamaño, forma y posición. Teoría, que al igual que todas las de la época, no
apoya sus postulados en experimentos, sino en razonamientos lógicos.
Al negar a dios y presentar a la materia como autocreada, e integrada por átomos, se
convirtió en el primer ateo y en el primer materialista (atomista). Los cambios físicos y
químicos se debían a la física, no a la magia. También fue un excelente geómetra,
ciencia que enseñaba a sus discípulos.

Arjé El arjé para Demócrito fueron los átomos, los cuales eran su esencia, ya que para
él cada cosa tenía su propia construcción a partir de ellos. Para él, eran las piezas
fundamentales de todo lo que nos rodeaba, fuera vivo o muerto.

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