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Anaximandro y lo indefinido

Anaximandro de Mileto (en griego antiguo Ἀναξίμανδρος; Mileto, Jonia; c. 610 a. C.-c. 547 a. C.) fue


un filósofo y geógrafo griego. Discípulo y continuador de Tales, compañero y maestro
de Anaxímenes; se le atribuye sólo un libro, que es sobre la naturaleza, pero su palabra llega a la
actualidad mediante comentarios demográficos de otros autores. Se le atribuye también un mapa
terrestre, la medición de los solsticios y equinoccios por medio de un gnomon, trabajos para
determinar la distancia y tamaño de las estrellas y la afirmación de que la Tierra es cilíndrica y
ocupa el centro del Universo.

¿Qué es lo que quiso expresar Anaximandro con lo apeiron?

Para responder a esta pregunta no tenemos más remedio que comparar las
citas de los autores, señalados anteriormente, con lo que nos
dice Aristóteles. 
Aristóteles únicamente menciona a Anaximandro, por su nombre, 4 veces
aunque es muy posible que se refiera a él, sin citarlo, en otros muchos
pasajes. Aristóteles estaba convencido que lo apeiron era sinónimo de
lo espacialmente infinito, pero le atribuye también la cualidad de ser
algo indefinido, es decir, algo que no sería agua ni ninguno de los elementos
conocidos, sino alguna otra naturaleza infinita de la que procedían todos los
cielos. 
No podemos saber con seguridad si Anaximandro concebía lo apeiron como
lo espacialmente infinito, en el sentido de representar una extensión
continua y una continua divisibilidad (esta idea parece ser obra
de Meliso y Zenón). Más bien parece que, lo que Anaximandro quería
significar con lo apeiron, era algo que no tenía término, algo sin límite y sin
definición, en el sentido en que hablaba Jenófanes, al señalar que la tierra se
extendía hacia abajo to apeiron (indefinidamente), más allá de lo que podría
abarcar la imaginación de los hombres. Por lo tanto, parece que
Anaximandro supuso que la materia originaria (apeiron), por un lado, tenía
una extensión espacial indefinida, aunque, tal vez, expresaba su idea
diciendo que esta materia también circundaba todas las cosas; y, por otra,
esa materia era algo indefinido en el sentido de que no se parecía a ninguna
clase de materia del mundo ya formado, como podía ser cualquiera de los
elementos (tierra, agua, aire y fuego). En consecuencia, lo apeiron podría
definirse como:

LO INDEFINIDO, ES DECIR, COMO AQUELLO QUE NO ES DEFINIBLE CON UN NOMBRE DETERMINADO Y


QUE, AL MISMO TIEMPO, POSEE UNA EXTENSIÓN ILIMITADA.
En los textos, Aristóteles, nos transmite también la idea de que Anaximandro
concebía lo   apeiron como una substancia intermediaria. En de generatione et
corruptione, Aristóteles, enumera diversas teorías monistas de los fhisicoi y habla, a
veces, de una substancia intermedia a los elementos, es decir, de algo que concibe
como elemento intermedio entre fuego y aire o entre aire y agua. Aunque no cita
directamente a Anaximandro si utiliza el término apeiron para identificarlo con esa
substancia intermedia. Hoy suele aceptarse que, al decir todo esto, Aristóteles se
estaba refiriendo a Anaximandro. 

¿Qué decir de esta interpretación de Aristóteles acerca de lo


apeiron como mezcla de elementos?

Según Kirk-Raven, Aristóteles, desconcertado ante la naturaleza de lo apeiron, creyó


que si no era un elemento más, tuvo que ser algo intermedio o mezcla de todos ellos.
Ahora bien, según estos autores, Anaximandro, siempre pensó que lo apeiron no era
una mezcla sino algo distinto de los elementos, y, por tanto, algo que, si pudiéramos
verlo, no podríamos definir. En este sentido sería lo indefinido. 
Por consiguiente, la tesis de Aristóteles, que identifica lo apeiron con una mezcla de
elementos, debería ser cuestionada.

¿Por qué Anaximandro eligió lo apeiron como substancia primaria específica?

Una de las cuestiones que llaman la atención, en relación con lo apeiron, es el explicar
y comprender las razones que llevaron a Anaximandro a elegir como principio
originario, no a uno de los elementos, sino un concepto tan abstracto como lo apeiron.
Si acudimos Aristóteles podemos encontrar dos posibles explicaciones a este hecho:

1. Por un lado, Aristóteles, afirma que si Anaximandro situara como principio


originario (arjé) uno de los cuatro elementos, entonces ese elemento (causa
originaria e infinita) tendería, por su propia naturaleza, a eliminar y a destruir a
su contrario. Por ejemplo, si el principio material originario fuera el fuego,
entonces parece ilógico suponer que de él pudiera surgir un elemento
contrario, como, por ejemplo, el agua ya que la observación común nos
muestra que ambos tienden a destruirse. 
Pues bien, dado que ninguno de los elementos (tierra, agua, aire y fuego)
puede ser el origen de sus contrarios, lo lógico sería suponer que el principio
originario, de donde procede todo, debe ser una substancia distinta a
cualquiera de esos elementos. A ese principio, diferente y distinto de los
elementos, lo denominó Anaximandro como lo apeiron. En este contexto, por
tanto, lo apeiron, sería sinónimo de algo indefinido.
2. Por otro lado, Aristóteles, afirma que Anaximandro pensaba que unicamente
una materia primaria infinita garantizaría que no se acabara el mundo por falta
de  tal material.  En este contexto, lo apeiron es sinónimo de algo infinito.

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