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MERCEDES BONSÁI

de Mercedes Bonsái se sabe que amó a una mujer intensamente


y el silencio crecía y ella trepaba sillas para alcanzar primera sus palabras
con ese silencio que crece
bosque de hielo en los ojos
le gustaba dormir desnuda en la solitaria esfera de los relojes
dando vueltas y más vueltas
la memoria crecía
un cactus de fuego en la noche y ella
iluminada por el nombre amado
respiraba
como una espiga que brota en el hielo así es lo que escribo para ti
así también lo que callo que es precisamente lo que quiero decir en lo que escribo
así mis manos quedan
manantiales vacíos sin tu cuerpo

Creator

sea la música de un cráneo abierto


luz en el invierno
así mojada
pueda beberte
soñada estrella en el desierto

sea el calor de una estatua de rara caliza


tallado sueño de un cisne
o hierba silenciosa de los ojos
que muerdo para amarte

sea esta planta exacta como el sueño


no dé sombra en la memoria
apenas un fuego intuido
apenas un latido de metal silencioso

será mi grito desfigurado en tu grito


isla donde oscuras aves
ocultan un cuerpo desnudo

no pájaros sobre
la lluvia de un ángel maldito
que orina sentado bajo mi almohada

el hombre frío enjambre de silencios


mal escritos
fumigando palabras
tocará la puerta

llegaré a tu reino
cargando
violines de fuego
alados silencios como frescos ríos
calcinados huesos

la noche eternamente brilla


como un espacio vacío para nuestras manos
el día sale en este corazón de hielo

LA NOCHE CRECE como un sol degollado

el papel es sólo ceniza para el hormigón de los latidos que no dimos


sino el invierno
porque traía el corazón ardiendo de puro silencio
como si escribiera
voy ardiendo
de puro silencio dan frutos los árboles en tu cuerpo
I

el olvido brilla manso pezón de agua fresca mis labios


orillas
pero llaga confusa el recuerdo de la arcilla amada

cuerpo o infinito piano para la música de los ojos y de las manos

negros lodos guiando tus temblorosas manos

navío de tóxicos gases obscura gema que lates en mi blanca


pesadilla
danza rémora
la noche
se posa pájaro de agua sobre tu cuerpo lo bebo
ignota niebla

estallan los ojos esferas de roja candela y secas letras arden


piano inhóspito para tus bellísimas falanges amor mío
libélulas de acero hincando mi carne
pero liba mi sangre deidad y repose mi alma en tus ídolos de piedra

pero mi amor como un danzante ciego siguió caminando sobre la cuerda


siempre buscaba oscuras guaridas para parir letras
los tugurios de una piel
las zonas desoladas de una quietud
los lugares de sombras rojas y desnudeces fáciles
tu ruido tu gemido tu chillido tus trances

cielos dragar cielos y arrancar ángeles y traerlos a tierra


corromperlos y pervertirlos adorarlos en su horror y en su miedo
negra comunión del vino
turbios refugios del placer
hembras pero sobre todo sus pechos espléndidos sus lúbricas pieles

ay pero clavar letra por letra toda palabra en su madero


a la vista de la muerte el goce del dolor
hincado a nubes negras turbia nada poblando tus ojos

aquí el origen de estas gemas perversas


después la belleza de la sangre rodando por la tierra

Silencio también clavarte a un madero y hacerte sangrar que te duela que te joda que
ningún ángel te haga caso que ningún Dios se apiade de tus gritos que por los siglos de los
siglos sangres sin poder morir Silencio aquí ve las manos que te arruinarán aquí poblando
tu agonía cada palabra no dicha
Cada palabra de rechazo
Cada palabra de despedida
Cada palabra de maldición
Qué hombre tramará un ídolo en tu nombre
Qué oscura calle te llevará por nombre

Desde la plaza otro ángel caído sin habla te alcanzará un paño de vinagre
Pero en este evangelio nadie escribirá tu resurrección.

II

destilados desiertos de la piel


fría esfera de tinta que empujamos sobre el papel
amada mía
casi sin darnos cuenta
astros que penden de los postes
el concepto inacabado de un leopardo
pasea su sangre sin pausa por mi cabeza
son las matrices eternas del miedo
el dado a cuya recuerdo asistimos desnudos
y en qué arcillas escribí tus orígenes
bajo la sombra de este gran miedo
tus manos no se aplacaban con sangre de esclavos
cabezas nobles en pocas al atardecer

echo los dados y seguirán rodando


grito preso en alfabetos rupestres

ojos veleros en la gran Noche

ah la paranoia
de pastar sueños
en tu cuerpo
adormecido así
me hallaría
entre malvas
o pezones de hastío

a quien predije estas huellas estos clavos


se entiende que haya muerto
o que hiciera brotar una flor sin raíces
para decir otras cosas
III

avernada piel
en ese estanque nadan peces vacíos
palabras como iceberg en dirección al polo sur
de la memoria
cielo escamado de hipocampos drogados

dormita el tiempo en este vacío de caracoles nocturnos


irradiante
a otros orígenes se desviarán mis huesos
oculto entre plumas
semejaré un ave de herrumbre azul
así sean los labios preparados
para el silencio
IV

ella labra delfines de agua en mi pupila


ella extasiada arena
me cubre y se humedece
memoria afilada por latidos o palabras
sargazos de tiempo en un mar vacío
columnas de sal en el frío templo
de lo ausente
de lo humedecido en el desierto
y por tanto no cantado
cuando seas una cita de mármol oh poeta
en el cementerio de los héroes
sin alas y petrificada
danzaré desnuda sobre tu palma rota
V

fría lengua
el insomnio y su tañido de estrella
ensangrentado tallo de niebla en su sueño
en su voz asomaba
un cráter de luz degollada
me hirió el
polinizado silencio por bocas-violines
de coleóptero insonoro

asaltamos la soledad con los insectos de madera que incendiaba


el vapor de tu piel desnuda
asaltamos el tiempo con nuestra cópula de arena
tu amor de tortuga ciega y voraz hacía temblar en la hierba
mis colores remontados desde grises ojos
donde sueños retozan
como cardúmenes solos

y giro mientras
el piano oscila
entre artrópodos atraídos en cese
de soles disueltos

huyen leopardos rojos de un cráneo abierto


fetos fosforescen y echan plumas en
una matriz anómala
hay caballos atados a tu cintura
mitades de león
violentas espinas que brotan de una pupila
vasta y azul

sea el Unicornio mi armadura


VI

calendarios mutilados
ósea mirada de tulipán y morfina
escorpiones-labios
y algo como aire de muertos flota ciego

en la noche

no se abren los caminos

hay fondo de nenúfares


leteos de niebla
pero a tu paso todas las flores predican desierto
cardios inmolados
vaho de sirenas remotas

ay la vida en sueños de algas psicotrópicas


y la muerte es sólo la primera letra
para entender a Dios
y
este sigilo violeta
esta ponzoña desconfinada
como una caricia de
falanges cloro hidratados

hay en tu beso danza de escorpiones negros


tropos
que atan lunas y cadáveres

VII
soy el nebuloso resto de palabra que deambula
desenterrada sílaba
roce de dos dedos temblorosos

dedos temblorosos rebalsados de crimen

entre marchituras de hembra


y cubierta de lenguas narcotizadas un calvo sol se recuesta en tu jardín

lúpulos androides te muerden en el manso cristal del río

brillante musgo cierra la boca

canoros espermas se confinan en aullido tosco

VIII

alta tensión en gargantas fósiles


atroz irrupción vegetativa a esos mástiles que irradian vapores
de muerto
palimpsesto de ubres
trances violetas degeneran en caballos a-conceptuales
sutura armoniosa
esa cicatriz que hace que tu rostro brille
que se expandan
los genitales como cormoranes
como lentos cuchillos lloviendo en suicidio nuboso

aquí el silencio hace vibrar su lengua de díptero insalino


hay en la bahía clavícula insomne
polvo de peces insurrectos
en estrofas
se nos viene purísima la muerte
las bocas tapiadas por musgo asexuado

ciudad oculta en los fémures de un alcatraz


brota de violines en ruinas
un caracol arrastra un corazón deshecho
en mitades

qué será del olfato celeste de tus manos


y de esas estrellas que se orientan según el curso de tus pezones

un escarabajo empuja un ojo aniquilado

relojes aletean bajo el cieno


larvas que son el plumaje
de inhóspitas aves

IX

no comer la estructura de las sílabas


las palabras se ocultaron
en las cosas

reinó el silencio

desnudo ante el aleteo invisible del harpa


embriaguez de fauno llegó a ser en mis ojos

escendida su mano brillante


pero así blandía sus pezones como tambores
infinitos
violines que picoteaban de su mano
hacían brotar palmeras celestes por toda la
la tierra

DESVARÍOS DEL MAGO ANTE EL CADÁVER

¿cuánto tiempo ha pasado desde entonces


cuántas horas
cuántos siglos he dormido sin contemplarte?
pero nadie me responde
J.E. EIELSON
epilepsia roja de un trozo de músculo
que da latidos como estallidos

crustáceo oculto en la mano amputada


cielo sin vértebras

hoy todos los cadáveres son radiantes estrellas


lo ígneo vino a ser la soledad
callaban las piedras
el linaje sigiloso de su caricia-lumpen
me deshizo

es cierto
traía veranos lejanos bajo los párpados
racimos de hollín recuerdo de ciudades de granito
sílabas sueltas

desembocan todos los silencios


en el plexo lujurioso de la diosa
así sea ella desnuda
mordida
cedida al desenfreno del fauno
callada
toda untada de sol

apuntalado de tibias fingía no verla


por qué me muerden los dados
como intestinos de vidrio hambriento
que falte mar
hogaza negra
anfibia búsqueda de los dedos afilados
hay como rocío que violenta piedras
que desmorona de raíz
fluidos vacuos de ínsula hambrienta

ay mi ombligo que han tomado


por asalto tiburones ciegos
ay mi gloria de infante ofrecido
a las estrellas todo muerto
con la lengua apócrifa
y el gentío irreverente de las vísceras

qué dios vomita su borrachera en mi cabeza


qué lutos arbitrarios
me atan navajas a los ojos

humean los cierzos


este silencio espeso como bilis de bestia
herida
como pellejos ácidos de reptil
teorizados como cipreses mortuorios

se desencadena el páncreas
este malestar es mi ser
no mi existencia de iletrado entre lombrices
liviana sangre a las esfinges
sonrío viento
nacían bosques de un laúd

oh barca insólita perdida en tu sombrero


rostros herméticos
como voraces desiertos
hacen temblar mis diez kilogramos
de tiempo terroso
lo único visible es el racimo de tus senos
dormidos vinos de estío
donde reposo mis ojos
delfines de cera en tu mar de brasas
despiertas
pájaro sorprendido
sin haberse deshojado
la lluvia tierna le susurra a tus hombros pálidos
que las flores se han comido mis ojos
que el aire mordisquea la hierba

me pregunto
¿y este vacío en forma de tu cuerpo
que la realidad con sus anémonas de opio
no puede llenar?
es mi voz la que trae coliflores desde el fondo de una estrella
pero esta nada me circula
como un ser
maravillosamente impermeable a tus caricias de leche
a tus gritos de libélula hambrienta
te digo que esta nada
se ha hecho un ombligo con mis ojos

Los insectos conocen bien en cuál boca es más dulce el dolor


E.A. WESTPHALEN

DESENFRENO DEL MAGO

el mago yace desnudo mientras un loto luminoso brota desde su vientre

isla inversa

cariátide que husmea el aire


como planta hermafrodita

hay silencio de tritones

madreselva donde agoniza una Luna simiesca

esto vio tras empujar la puerta


cuerpo derretido y empozado
en corolas violetas

ecos sigilosos
piedras ensimismadas

un Dios-Hembra adherido al ojo


desfallece el viento astillas de sombra-armonia

las alas son las cerraduras del cielo


los peces pasadizos hacia desiertos marinos

huyes
los caminos agazapados bajo los pies
te sonríen los buitres misteriosos
sus silbidos de espadas

gotas reversibles de lluvia


yúgulos somnias inertes
astros enredados en el vaho tornasol
de tu cadáver

ay cómo me brotan espinas


y palabras como cardúmenes
bajo esta piel
de humo

crisis de insecto divino: Aquiles y su delirio anal

cuerpo en movimiento
piedra en la
inmóvil móvil mano de una calavera blanca

arribo al Deseo
en esta barca ebria
que ahora es tu cuerpo

tus miembros se llevan mi piel


como ríos
que desembocan en
mares abiertos

pero este colapso me reúne con lo vasto

lo siempre y eternamente variable


De repente no soy nada
Una fiebre un mal una resaca
Un mal día un disgusto un remordimiento una mentada de madre
De repente esto es una mala ficción una evidente mentira una pésima estafa
Quizás no estoy vivo nunca viví no estoy muriendo
Más quizás no estoy escribiendo no estoy pensando no estoy llorando
Quizás esto no fue mío no para mí

espina que sigue a ciegas el curso del sol rojo


del verano rojo

deja suavemente
que suba al cielo el vapor dulce
de sus testículos dorados

ah jinete que has amansado una mariposa de vidrio


que vives todo sonoro
con los intestinos radiantes
en el fondo de un aljibe

a ti te llovía llanto azul de astros

su manso nombre abría escalinatas

en tu lengua de opio
trepaba como enredadera mi esqueleto
hasta llenarme
y darme forma
y los besos que no me diste aletean como
blancas libélulas desmemoriadas
el mago guarecido en el 283 del LimaHotel de La Parada

su dedo es un sol para ella


mañana hecha al mimeógrafo

toxinas en technicolor
te abrevias además el vértigo

grises alaridos en el árbol

a ti
a la blanca soledad de mis falanges rotas

chambergo sitiado de oxituras

al sol el humo de mi verde sonrisa


SIMBOLOGÍA DE LO ARCANO
ruinas hípnicas

donde los cocodrilos rehacen su esfera

sobre las vértebras


de un susurro de hilos

y excavaciones

sobre el algoritmo de un pez

arena fósil
sirenas del pensamiento

tetrahidro-cannabinol

lúpulo andrógino
anatomía de sílex y sombra peregrina

amable desgarradura de tus tentáculos

niebla gasoductos

trípode para un sol muerto

curvatura del azar acógeme

peces ciegos infestan matrices desterradas

lo extinto salpica tu sangre


aquí te nombro desierto
humo

a qué distancia ya no somos nada


entre nosotroshabía
árboles que daban niebla
a-temporal y deshecha
muerte blanca

cuando era un cardumen bajo tus piernas


el sueño de las rocas

me pregunta la hierba sobre estas cicatrices


sobre todo lo demás
te hablará un tambor lejano

la ventana empieza a cerrar el ojo del tiempo


se cierran también los esqueletos
corazones nacen como tubérculos de la tierra

qué puerta habremos abierto

hay aleteos brillantes bajo las tumbas


un castillo invertido hunde sus almenas
la naturaleza fluye nunc fluens

la piel ahora flor ahora pico de gaviota


ahora susurro de luciérnaga fósil

escarabajos de cristal empujan


el cráneo de la princesa
la aldea está sola
verdes hombres echan abajo pirámides verdes
bajo la tierra aún queda luz
el movimiento ha cesado
entonces
cadáveres eternos
elevan sus hedores al cielo

grito
baña la luz una boca muerta
siete coleópteros sobrevivieron ocultos en los
genitales atroces del sacerdote

repoblar el mundo

pero alzó vuelo la hembra alada


seis machos-conmovidos-incompletos quedamos
confinados
en celestes cilindros de música
que descendían del cielo

labramos un ser de piedra

no hechos tampoco para el tiempo


dormimos para siempre en el torso del hombre de
piedra

octaedros con violines y tentáculos nos dieron luz


durante nueve noches

sibilante rumor de aceros llegó hasta ella

Ishtar la llamaron esos guerreros que se agitaban


de lujuria en su templo
allí me prostituí
como todas las elegidas de la diosa

montado en este caballo de humo


sean los templos
gladiolos líquenes infusorios polimorfos

aliarme a tu desnudez y corresponderle a tu locura

este polvoriento alarido


es un grito-abismo
GLOSAS

beban conmigo albatros

arpegio-carne
oblígame a batir alas de opio
cierzos bellos
hasta el amor
de las garzas
de los astrolabios
donde
el insomnio
era bandoneón intranquilo
ya fijo en mi cráneo
del cielo cuelgan
hoyos de corazones
insectos de vidrio
mortajas transparentes para aves
suicidas
tierno alacrán se desprende de su boca
en forma de beso misterioso

homoerosionado
extinto el clamor
de tu pétalo-acero
no era una ciudad
el reguero azulino de insecto ciego

letras que tragan castillos


para ser castillos

y aquí en tus hedores de hembra entregada


a la magia
a la hora en que se descascara el verano
un retorcijo de piedras voluptuosas
me recorre serpiente como caricia
de arena en la boca

hay susurros de halcones


hendiduras de niebla inhumana
dáctilas humeantes

somos el desordenado sueño de un rinoceronte sodomita

en su aliento de papel
insomnios de iguana
me dieron forma

hubo tardíos leopardos que te ofrendaron


mis huesos

orgasmos de cierva trajeron este verano celeste

nos pregunta la lluvia


sobre lo impropio de mojarse las alas
de llevar atragantados tambores
el pulso de África
intracardio desorientado

funeral aguarda
definir una rosa
como cicatriz amorfa

endorfina-lengua

varado el silencio en todas


mis declaraciones de amor

como proyectiles en anarquía-amorosa


hacia la nada
ay piedra
hay moléculas como que ladran
cuando ella pasa

ayer hubo hipódromos en mi cabeza


ayer
navajas querían consuelo en mi boca

legiones diplomáticas de aves


para establecer los límites de una caricia

le confío mis huesos a tus dados


echo espinas

así sea la agonía de todo principio


ínsulas atadas a mi párpado

de la ciudad sólo la agonía de sus perfumes

supe entonces que existías


que existía y estaba solo
fue como morder otra manzana
como ser expulsado por segunda vez

acaso habrán códigos de barra


inscritos en mis huesos
tan iguales a tus huesos

durmieron los relojes

entonces el antropoide terminó como un piano


no construimos ciudades
no hubo amor
ni códigos ni nada
sólo la inmovilidad el silencio

la música dormía en nuestros cuerpos de clavijas


LOS DIOSES MUERTOS

a Allen Ginsberg

en abril murió Ginsberg


como hollín cristalino la saliva de un amor fugaz
vibra aún sobre su lengua
su piel aullaba bajo mi boca
nacieron alas en la cloaca de sus fémures

y así como vino


con los cabellos que eran mortajas de nubes
con ojos que lamían el yúgulo ambiguo del verano
se fue

era un oasis donde las manos ebrias brotaban de otras manos


pianos efímeros se abrían
ante sus piernas
y Apolo mismo dirigía una verga ralísima
hacia el fondo de su estrella mansa

todavía hay piedras que recuerdan el hedor celeste de


sus axilas
sus dientes que huían como palomas blancas
de mi boca hasta su boca

EL mismo era un sol, a punto de amanecer


Mark Chapman

estoy como un pasado sitiado por desgarraduras de hembra


tus sueños no son problema
descartables o en lata
siempre termina alguien bebiéndoselas de un solo trago
me dices
que aún tranvías de opio viajan por/entre tu esquelo dorado
apuesta tu cráneo
y echa los dados
porque esto de tener ojos es el infierno mismo
hay que matar a los soñadores
no hay nada en tus sueños que pueda hacerme daño
y si sientes como piratas tuertos
naufragados en la arena rojiza de tu corazón
muerto
calla sólo
ya una flor echará un pétalo negro en tu nombre

(John Lennon)
Sólo hay una alternativa en este
mundo innoble: aullar con los lobos
o perder la razón.
R. MUSIL
A Marilyn Mamani Obregón

SINFONÍA PARA MARILYN


Estrofa

ah mi presitura devil incide


los halos designios de plumas desencadenadas

sílice que atrae profundidades


de caracol radiante
entonan caricias lisérgicas
sirenas yuguladas a la sombra
de vertiginosas plantas albas

alas de granito echando polen

bocas empotradas en muros oscilan sus lenguas


centenares de ojos cubren este
raro desierto

ciudades fluyentes

sea la luz
sean las piedras
hay plantas que echan mitades de pájaros
y en este río
vacíos en forma de peces

relojes sitiados por libélulas

Coro lo poético es renunciar a todo

alcanzar en este grito la forma de una tiniebla dulce

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