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EN EL SEPULCRO DE TU PIEL

Vanessa Giacoman
Alma gemela

Soy el sol que te toca

el agua que te empapa

el viento que te acaricia

la luz de una lejana estrella.

Te busco desde el infinito

soy el sudor en tu cuerpo

y estoy en tu tiempo

como un reloj etéreo.

Camino en tu ropa

navego en tu saliva

seco tus lágrimas cansadas

y río con tu risa.

Brillo a tu lado

duermo en tu almohada

soy el suspiro de tu boca


y el sueño que te despierta.

Mi ser es luz de luna

envolviéndote cada instante

soy el humo de tu cigarro

presente en tus pasos inquietos.

Te protejo desde una montaña

te abrigo con un suéter de besos

para vivir en tu mirada

estoy en los objetos que tocas.

Te regalo este anillo de esperanzas

te traigo mi poema desde el cielo

velando tus sueños a escondidas

porque soy tu primavera.

Te doy mis canciones más bellas

y mis poemas más puros

para que sientas en cada respiro


como lleno tus horas de dicha.

Te hablo desde el espejo

y te cubro en mis plegarias

para que sepas que te amo

incólume en la ausencia.

El sino de nuestras almas

escapa de su lógica

habita en cada tempestad

para rebelarse ante la muerte.

Soy tu respuesta

sin importar la pregunta

la moral, o los ríos del destino

porque he nacido como tu alma gemela.


Cielo de estrellas

Mientras tú respires

qué letra no será escrita

si puedo calmar las olas del mar

y dejar que el suelo se vuelva cielo.

Niego el precipicio y el abismo

ante un limbo sin estrellas

sigo a tus ojos de luciérnaga

más allá de la muerte.

Tu sangre calienta mis secretos

tu cuerpo carcome mis anhelos

sintiéndote salvaje me excitas

saltando en un idilio que se hace eterno.


Tus ojos

Desde oriente a occidente

se alzan tus ojos

dos polos que me llaman

lejanos como planetas azulados.

Son dos serafines callados

que reposan junto a mi cama

los llevo en las palmas de mis manos

como rubíes invisibles.

Me susurran desde las nubes

dos llamaradas luminosas

entibian con su resplandor

mi frío cuerpo de ausencias.

Un misterio casi irreal los envuelve

son copos de nieve abrillantados

como pétalos marchitos


que sobre mi cuerpo has dejado.

Ellos me siguen mirando

desde una cumbre milenaria,

dicen titilando vidriosos:

Amor, no me dejes morir sin tu mirada.


Primaveral

Moraré en tu pecho como un ave

adormilada y sedienta de néctar

tocando los cráteres de tus poros

trayendo polen de claveles perfumados.

¡Oh inclemente me invades!

no pude dejar de adorarte

en este destierro de lamentos ilusos

tu voz me desnuda a cada instante.

El beso de un colibrí

acarició mis labios para dejarme

en la luna de una noche plateada,

en la piel del amor desvestida por dentro.

Viajé en el vientre de un cometa

un beso desafió la fiereza del tiempo

y la distancia lloró al ser cortada


en una noche de ensueño.

Escuché la voz de mi amor

convirtiéndose en alas de ángel

y sé que la luna -testigo de aquel amor-

sonreía cantando su diáfano son.

Las alas de su ternura

cubrieron mis delirios luminosos

envolviendo toda mi existencia

en un abrazo que florece ensueños.


Desnudez cautiva

Amor, quiero estar en el coro de tus sueños

ser ese silencio que te despierta

y la estrella que despide tu día

soplando en las notas de tu flauta.

Entonemos aquella melodía

cuando nuestros cuerpos se encuentren

como agua en el jardín de mis deseos

astutamente como héroes de batalla.

Puedo conquistar tu alma

en la frialdad de mis aflicciones

y llevarte a la luna de mi pecho

como viento que desviste mi cuerpo.

Me cubrí de ti como una oruga

hasta sentir el manjar de tu sexo

en mi crisálida, y vuelo como agua


a regar las flores del placer.

Esperé tu soledad negra

para tornarla en colores refulgentes,

te amaré -aún si la muerte toca mis mejillas-

porque mi palidez brilla en tus colmillos.

Tu amor redentor viene del más allá

es la miel que endulza mi demencia

para convertirla en ese canto

que trina en el paraíso de mi cuerpo.


Noche de invierno

Tocamos sin miedo el mañana

nos vestimos de estrellas

cómplices de la noche

hicimos el amor en la esquina.

El deseo implacable nos gobernó,

tuve que explicarle al que cuestiona

a la sociedad que divulga

y al verdugo de la vida.

Aun si debo soñarte o pensarte

sin ropa frente a mí

lamiendo -me señalarán las lenguas-

lujuria de una noche de invierno.

Cuando la lluvia nos pregunte

quiénes somos por dentro

el deseo y la piel podrán contestar


pero no sé si podremos escapar.

¿Quién llevará el fuego de mi sexo

que es una llama sin límites?

Imagino tu boca como un blanco telón

y tu sensualidad abre paso a la hoguera.

Será que después seguiremos

en un baile sin espejos,

o volveremos a vernos

en un tiempo casi perfecto.


El temblor de tu cuerpo

La noche pronunció tu nombre

tus ropas cayeron en mis manos

y tu boca palpitó en mi cama

tocando el candor de tus labios.

Tu cuerpo me trajo un cometa

gotas de sudor en mi blancura

tus ojos fueron cántaros de pasión

que desde el cielo penetraron mi locura.

Navegué en tus fluidos forasteros

hasta anclar mi lengua en tu deseo

me convertí en temblor de tu carne

y mi cuerpo flotó en tus huesos.

Te hice el amor cabalgando tu cordura

trepé por tu espalada como una hormiga

desnudé tu alma dormida


convirtiéndome en estrella tatuada.

Tus dedos tocaron el amanecer

hasta deshacer mi pasado agrietado

y aquella noche sin tiempo

te amé convirtiéndome en tierra.


Ofrenda

Acaricio tu mano

y todo resplandece

quiero entrar en tu sombra

para quedarme allí profanándola.

Como una esperanza dormida

te espero amor mío,

que la vida no nos consuma

antes de brindarte mis placeres.

Son mis labios de miel

y la flor de mi sexo

-dos regalos eternos- que brotaron

en el manantial de tu cuerpo.
Horizontes

He surcado las mil y una noche

he escalado las cumbres del llanto

he llegado a la cima de tus sentidos

para saborear el deseo de amarte.

Bebí del fruto de tu sexo

saboreé tu fruta madura

llené de vida mi cuerpo

tras el surco que forma tu boca.

En cada sonrisa tu resplandor

desterró el olvido y la miseria

de miradas falsas en mis sentidos

y seres sin alma en mis huesos.

Cuando llegaste tú amor mío

devolviste el calor a mi voz

con cuentos desnudaste mi alma


convirtiéndome en insecto.

Dejé atrás al gusano que se arrastra

en tierras de discordia

tus manos como poemas de besos

escribieron melodías de placer y ensueño.

Déjame volar como una polilla

en el mar de tu cuerpo

pues te pertenezco hasta en sueños

y mis alas gritan tu nombre cada anochecer.


Sinfonía

Encuentro toda respuesta

en los pliegues de tus labios

cada espacio de tu cuerpo

desarma mis conceptos.

No me pidas que olvide tus ojos

pídeme la muerte primero

cuando dos almas hacen el amor

es cuando dos cielos se unen.

Nuestras soledades brindaron

como dos versos discretos y salvajes

la noche misma cantó y la vida sonrió

viendo al amor fluir sin cadenas.

Somos como el clavel y la rosa

dos cuerpos vehementes que bailan

convirtiendo la eternidad en plegaria


que no puede ser escuchada.

El mismo universo confabula y canta

cuando en ti pienso mi piel danza

y mis manos se convierten en lirios

sólo por imaginar tocar tus jardines.

Te buscaré en el coro de los ángeles

recordando que nací para quererte

y tocaré el clavecín antes de que duermas

esperándote en la aurora de tus sueños.


Ingrávido

Qué bellos tus pies

el misterio se esconde en ellos

tocan mi desnudez

encendiendo una llama en mi piel.

Veo tu cuello y mis labios en frenesí

imagino tu intimidad conteniendo mi locura

y el candor de tu piel trayendo un paraíso

que arrojas en un espacio sin tiempo.

Con pureza

sin miedos ni dudas contaminadas por la vida

puedo convocarte para besarte

sobre una nube de placer.

Pero si me pierdo en ti

tal vez ya no exista un mañana

te deseo -debes saberlo-


cruzaré contigo el abismo.

He dejado una nota escrita en tu galaxia

un libro de pasión que relata mis delirios

y como animal en celo invado tu templo

para arañar por siempre tu memoria.


Atracción pueril

Si estuvieras en mis brazos

todo sería resplandeciente

por eso he rogado al día

que me devuelva tu paladar.

No sé si podré intentar

resistir en tu ausencia

en este mundo que se quema

como un pergamino viejo.

Juré esperar paciente

que el destino te traiga

para acariciar tu rostro dormido

y saborear el sudor de tu carne.

Quiero besar tus curvas con frenesí

y comer tu lujuria como una fruta

que aún en la lejanía


sea el alimento que me sostenga.

Somos un eclipse entre sombras

porque el corazón es terco

y la razón se nubla

cuando el amor te alumbra.

Te amaré sin que el sol se levante

y la noche se acueste

voy a cubrirte de besos

hasta que olvides tu nombre.

Mi lengua te recorrerá

como a una isla sin explotar

y en las montañas del placer

haré un tsunami con tu sexo.


Restos

Déjame ser ceniza ardiendo

entre tus piernas firmes

para inspirarte una melodía

por la que el magma se adentre.

Tu risa me come el alma

tu fuerza me envuelve

tu sombra lame mi piel

se desvanece y vuelve.

Yo la cuestiono al entrar

ella me hace el amor

no tiene nombre, me dijo

no intentaré nombrarla, le contesté.

Le temo fehacientemente

la amo con resignación

me mueve con insistencia


me mata sin ton ni son.

Me atrapa sin cadenas

no tiene dueño

nunca se detiene

me toca como amante de invierno.

Otra vez viene a mí

sombra que nunca busqué

aparece callada y ataca

convirtiéndome en palabras.

Y si las piedras hablasen

sólo quedaría fuego de tu silueta

perdida en los atrios del destino

ningún concepto podría alejarnos.

Que se quemen las almas y los cielos

que cuestionen el marchar de las cenizas

un grano de arena nunca tendrá nombre


así de ilógico seria no amarte.
Nocturna

Anhelo oír tu respiración

saborear tu sudor

enredarme en tus labios

para ver al destino guiñar.

Un beso trasciende a la muerte

en la calma de mi espejismo

porque cada día despierto

con tu sombra moribunda.

Tus manos en lo oscuro

languidecen sobre mí

desnudémonos como la luna

que vive cortando la ansiedad.

He tocado el océano de tu pasión

en una noche sin estación

el reloj no tiene nostalgia


y muere en los brazos del amor.

Viviré dentro de ti

cantando de placer

con un vaso de estrellas

destilado de blanca dulzura.

Deseo oír la brisa en tu espalda

y ver el sol morir en tu piel

para que los puros elementos

te otorguen su excitación.
Primavera de piel

Eres todo para mí, amor mío

la lumbre de mis pesares

el manantial que calma mi espalda

y la brújula de mis sentidos.

Tu rostro es incienso para mis ansias

tu boca es mi barco movedizo

en el mar de mis labios

que no necesita más de la vida.

Ya deseché los billetes

dentro un basurero de carne

tus manos arrullaron mi locura

y tu calor quemó mi pecho.

Cambiaría mis años navegados

renegaría de mi ropaje de experiencia

por tocar tu piel tersa


donde un cóndor de pasión aterriza.

Te veo en un deshabitado espacio

somos dos abismos sin nombre

en medio de un mundo hostil

donde mereceremos morir mañana.

No olvidaré tu sonrisa juguetona

ni las cicatrices de tus ojos

qué haría sin los faros de tu mirada

iluminando mi solitaria luna.

Qué patética será la noche

sin tus cabellos cósmicos

sin la corona de nuestro pecado

que nos confió Afrodita.

Cuando hacíamos el amor

la noche comulgaba con el sol

absorbías mis jugos


como en la última cena.

Grito tu nombre esta vez

en los años dormidos

en el bosque del placer

donde te espero cantando.

Una melodía inexistente

anhela que las alas del destino

soplen en primavera

y te traigan hasta mí.


Imposible

Cómo podrá un ciego colorear un cuadro.

Cómo podrá la noche no depender del día.

Cómo podrá volar un pájaro sin alas.

Cómo podré vivir yo sin tu cuerpo.

Cómo podrá un soñador vivir sin sueños

o una oruga ser mariposa sin crisálida,

o un hambriento derrochar su pan

peor yo, cómo viviré sin contemplarte.

Cómo podrá el día negar la luz,

o danzar una bailarina sin alma.

Cómo podrá un caminante huir del camino

si yo no puedo sonreír sin tu mirada.

¡Dime cómo podría alejarme de ti!

Eres parte de mi piel y de mi alma

sin ti soy un pájaro carente de nido


soy una flor sin su color.

Cómo podré despertar

sin el sabor de tu intimidad

sería como coser un vestido sin hilo,

o congelar hielo con calor.

No le pidas al desierto sus arenas

ni al mar cuestiones sus aguas

dejar de amarte sería

algo sin contestación.


Fragua

El fuego de nuestro amor

se vuelve luz

entrando con locura

hasta perderme en ti.

Te conviertes en sueño

estás en el fondo de mi sangre

y siento como duermen en mi cuello

tus dedos húmedos oliendo a sexo.

Mis piernas te invitan al goce

sintiendo tu carme hasta en mi mente

mientras te toco en medio de suspiros

mi cuerpo desata el orgasmo.

Es mi alma que te hace el amor

y sin que lo sepas piensa:

¿Qué haré sin ti vida mía…


cuando la noche nos desnude?

Mi ser es un horno de pasiones impuras

mi sexo es mordido por bestias traidoras

incendiando tus ojos

que lloran sin miedo al retorno.

El cáliz de tu amor

prendió en mis rezos,

ahora sólo te pido: no me abandones

aunque me pierda mil años.


Diluvio de pasión

Hagamos un diluvio de pasión

con las nubes de tus sábanas

desnudémonos cada noche

retando al frío espacio.

Soltemos nuestros gemidos

y mezclémoslos con la oscuridad

en un unísono de amor perpetuo

mientras nuestras pieles sudan historias.

Desde un tiempo dormido

le diremos al mundo que el amor existe

cuando nuestros cuerpos se fusionan

en un perfecto oasis.

A mi placer incontenible

tus ojos de abanico refrescan

y tus dedos en mi sexo


encienden mil fogatas.

En cada átomo de mi ser

nos abrazaremos tan fuerte

que el universo develará su misterio

y los astros dirán nuestros nombres.


Idilio

Te amaré en medio de esta nube

nacida del absurdo silencio

de mis sentimientos caídos

en las noches de ruina.

Te amaré aún en tus pecados

y en las esquinas de tu cuarto

donde las risas opacas de los recuerdos

dejan tu ansiedad sobre mis hombros.

Te daré mi sexo para que le regales

un collar de amatista

nadie comprenderá que eres mi delirio

y que con palabras ya me desnudaste.

Nuestros cuerpos no tienen tiempo

te llevo en una melodía sin título

para que no me digan que te niegue


mejor pídanle al desierto sus arenas.

Rueguen que no me despierte

que no hay delirio sin tropiezos

y la lógica de tus labios

me dice que te olvide.

Respondo con certeza

ante tal absurdo llamado

aún con mi boca cerrada

nunca mayor plenitud que amándote.


Erección de sueños

Mis labios tocarán tu lujuria

mi alma se fundirá con tu lengua

llevándote al placer extremo

hasta humedecer tu corazón.

Te besaré cada resquicio de piel

cada centímetro tendrá mi saliva

hasta que en un orgasmo

vuelvas a nacer.

Mi sexo será tu templo

y mi pecho tu deleite

nuestras pieles vibrarán juntas

la cantiga del placer.

Tu ombligo será mi ancla

y en una erección de sueños

estallaremos compenetrados
olvidando toda historia.

Todo dejará de existir

solo tú y yo, en un mundo distante

hasta dejar de habitar las palabras

para ser lo que no es.


Lejanía

Brisas de vértigo en el trayecto

por el que te buscan mis deseos

donde brotan inexplicables

la pasión y escarnio.

Lo sé, porque soñé que germinaba

dentro de tu tallo

en una espera imposible

sin tus dedos en mi boca.

Un poema que no duerme

se rehúsa a ser escrito

tiene miedo a morir en los versos

que le susurran tus ganas.

Me escondo bajo un velo

y temo a tu voz en mi almohada

pues me encandilan las promesas


del desierto en tus manos.

Tu boca como espejismo

en el oasis de mi cuerpo

donde bebe el néctar tu lengua

que hace cantar a la luna en diluvios.

Nuestros cuerpos seguirán copulando

hasta que los dioses callen para oírnos

tus gemidos estremecerán los tiempos

diluidos en una copa de tormenta.

Me dejo pervertir entre lava ardiendo

y huyo como un pajarito en invierno

para salir volando a otro sueño

del cual despertar jamás quiero.


Dulce muerte

Tengo frío de besar tu hambre

temo olvidar tu fuego

tengo sed de tus gemidos

pero más extraño tus silencios.

Te haré morder la mañana

para rasgar tus secretos

que me trague tu indómita selva

hasta no quedar piedra.

Me derrito en el magma de tenerte

de amarte en los rincones

húmedos de la adolescencia

ardiendo sin límites, salvajemente.

Envolviéndonos sin abandono

como Eloísa y Abelardo

en una muerte dulce


en una dulce muerte.
Si estuvieras aquí

Lamería el delirio de tu sexo

recorrería cada pasadizo tuyo

y con la punta de mi lengua

anidaría en tus cabellos.

Besaría tu suave cuello

recorrería tu vientre

te esperaría en el aposento

donde el viento se lleva los vestidos.

Nuestros cuerpos uniéndose

mientras me dices al oído:

¡vine por ti desde lejos

para que me tomes a la fuerza!

Nuestros pechos erectos

golpeándose piel con piel

bajo un viento impetuoso


que transforma los besos en fuego.

Tu cuerpo de agua

se evapora sin vida

son nuestras almas insensatas

que bullen mil historias.


Oscuros deseos

He deseado fundirme a tu estrella

y también darles plumas a tus alas

tal vez mis esperanzas son aves tuertas

que vuelan hacia la virginidad de tus ojos.

Avideces que no tienen picos

ni respiran, como la piel muerta,

son aguijones de pasión

que se hallan en la demencia de tu faz.

¿Quién puede responder al vicio

de aquel ángel que desvistió mi dulzura?

Tal vez tus ojos respondan

oscuros en la piel del pecado.

Tus latidos son agujas sin memoria

de un corazón que palpita ciego

relámpagos de historias sin retorno


de tus venas voy huyendo no sé a dónde.

Tal vez a un lugar incierto

como el desliz de desearte

quise despegarte las piernas

borrando todo con frenesí.

Anhelo el crispar de placer

de tus pétalos recién nacidos

perfumar tus muslos con mi lengua

y tu sexo fresa devorarla sin prisa.

Calmé mis ansias en tus estacas

que no dejaron de pincharme

no es pecado estar ardiendo

si somos agua, polvo y carne.

Pecado sería olvidarte

escupir la fruta de tu sexo

que tan pura me obsequiaste


en un trueque de ebriedades.
Profundidades

Riega mi resplandor oscuro

busca mi sed incoherente

corre sin prisa amor,

pero adéntrate en mi espesor.

Que tus besos cubran la luz

que siente mi pulso en tu abertura

átame a tus brazos

y llévame al precipicio del deseo.

Apriétame hasta que duerma

ámame una y otra vez,

porque el tic tac del reloj

no nos pertenece.
Incertidumbre

Comes mi tristeza con tus labios

me llenas de saliva hasta el cielo

besas mi cuerpo suavemente

y atraviesas con tu lengua mi alma.

Una flor de frenesí nos envuelve

estamos desnudos uno frente al otro

comiendo nuestras pieles

borrando el límite entre ambos.

En la fuente de mis profundos deseos

tu cuerpo me respira como el mar

tu voz provoca una tempestad

que no domino, irremisiblemente.

La sociedad lejana

sin temor ni condena

al tiempo todo lo desvanece


dejándonos agonizantes y dementes.
Condena

Nuestros cuerpos gritan de placer

en una celda con ojos

tal vez podamos alguna vez sonreír

sin morir por el qué dirán.

Espero me ames en silencio

tu respirar me ahogue

para silenciar mi tormento

y dejar de quererte un momento.

Después me iré sin ti

a buscar amapolas que me lleven lejos

déjame decirte que voy a naufragar

y vestiré tu cuerpo en mi velero.

Tal vez pueda verte un momento

sin la piel que te gobierna

el amor es un huracán
que arrasa con todo paradigma.

Rompe conceptos desafía al tiempo

la muerte se arrodilla ante él

y su poder va más allá

de todo lo humanamente punible.


Diadema

He escrito poemas a la luna de tus ojos

he apagado la antorcha de tu vientre

recorriendo tu espalda laberinto sin esperanza

y tu cuello pradera de zarzas.

Tócame hasta deshacer mis simientes

llévame en tu pecho

y en tu sexo hasta quebrarme entera

acariciándome hasta derretir mis tormentos.

Quiero sepultar en tu boca mis dudas

ser la rima de tus versos

arrancar con un gemido tu pasado

y saberme amada entre tus espinas.

Tus ojos traviesos juegan con el instinto

como lo haría el sol con una rosa

cántame una canción eterna al oído


que sea una gema de amor cautivo.

Quiero desvanecerme y ahogarme

en las aguas de tu boca

quiero pintar el lienzo de tu cuerpo

con paisajes de risas y desvelos.

Quiero pronunciar el eco de tu angustia

ser el destino de tus piernas

saber que me amas

aun el destierro de tus besos.

Porque tu piel desata placer

en el universo de mi cuerpo

y sólo por ti puedo escribirle a la nada

como un albatro herido y perdido.

No importará sangrar si es necesario

ni recibir lapidaciones injustas

todo sufrimiento será válido


por conseguir el diamante de tu sexo.
Nieve

Amor en las montañas de mis miedos

están las rocas de tus besos,

¿acaso no te diste cuenta?

Un terremoto atravesó la tierra.

Yo ahuyenté al dolor

amenazante con mis brazos

desperté buscándote

y tu piel se arrimó al alba.

Entre niebla de sábanas

mi sexo buscó la sensación

de tus dedos húmedos

y en mi lengua el ardor.

Tocarte nuevamente

sería mi deleite

moriría de placer
en tu desnudez.

Te pido beses en silencio

mis pies agrietados

y los lleves trémulos por

el camino de tu noche.

Espero que alejes el escarnio

que acalla mi pecho

y traigas colores resplandecientes

a las cumbres doradas de mis pechos.


Tus manos son hojas

Ojalá no escribas a la luna

ni invoques astros lejanos

ni comas ostras de pasión

en la cama del pecado.

Ojalá no te secuestre la carne

ni escupas mis besos

ni detengas mi mirada de árbol

que lame tu deseo.

Ojalá no confundas mi nombre

ni corras sin ropa en la lluvia

ni cantes a las odaliscas del pasado

que te otorgaron placeres como arañas.

Porque si te roba la noche

perseguiré al tiempo hasta hallarte

y si te comen las pirañas


sangraré por tus heridas.

Si te conviertes en fiera

aceptaré tus mordidas

durmiendo en tu vientre desnudo

me cobijaré en las ramas tu alma.

Tus manos son hojas donde escribo

mi aliento es tu sangre

mis ojos son tu carne

y mi lápiz tu lengua.
Ausente

Me quedan horas a tu lado

el tiempo corre disfrazado de gacela

sus pasos mueren inexplicables

mientras tu respirar se disipa lentamente.

Moriré mañana a la sombra de un palmar

tus pies serán como dos palomas

que se alejan de mis plegarias

sangrando en la espera de no tenerte.


Espectro del pasado

Quiero volver a quedarme dentro

fundirme en el corazón de tu espectro

ardiendo hasta el hueso mordiendo tu dulzura

desgarrando la culpa clandestina e incierta.

Son tus ojos amapolas danzantes

que brotan y no dejan de mirarme

observas mi desnudez como un diluvio

inundando mi piel con tu lengua.

Arden mis ganas de explorarte

en versos que empapan mi delirio

de esculpir tu figura con mi muerte

fuente de la arcilla entre tus dedos.

Ya no tengo el frío invernal

he decidido no temerle al viento

ni a la angustia de tu espacio
que me hace caminar sin rumbo.

Busco una libertad utópica

almacenada en mis sentidos

acariciando la ansiedad a diario

como un amante viejo en piel desértica.

He cavado una tumba para mí

para los poemas que escribí

y para las noches de placer incontenible

sepultadas sin miedo a morir.

He recitado un poema a tu sexo

ya tu carne transmuta en viento

ya no me arde el pecho al pensarte

sin querer tú así lo decidiste.

He creado mi propio cielo

mi cuerpo se rehace a sí mismo

y crea una historia más grande


lejos del punto más distante.
Cadáveres de lujuria

Por ti bordaré la tierra con caricias

para amarte en un colchón de estrellas

te esperaré adornando las sábanas con sonrisas

y tejeré cometas en los parpados de mi tumba.

Te buscaré excavando la ausencia

arañando tus raíces y callando tus retoños

soportaré la tortura de saberte lejos

recogiendo pétalos de primaveras ajenas.

Rasgaré mis instintos pasionales

hundiéndome en féretros de angustia

esconderé tus ojos en la muerte libidinosa

y aun agonizante, gritaré tu nombre al viento.


Negación

Si tocara el miedo en tu ombligo

podría entrar a la locura infame de tu amor

tu sudor me apresaría como una serpiente

y no podría negarle mi virginal selva.

El sabor de tu piel bestial

la blancura de tu alma en mi boca

como la noche y el día

fulminan mi alma

Pero el grito del deseo se detiene

aunque muera por tocarte

mi cuerpo es aplastado

como una luciérnaga escondida.


Tango

Bailamos un tango sensual

entre risas y cornisas

tu lengua obituario de mis ríos

tu rostro cuna de mis males.

Canta en invierno sin mí

recuerda el resplandor de la tortura

eres tú quien hirió al delirio

creyendo que las serpientes lloran.

Verte caminar apretando el puño

es ahora mi venganza

quizá mañana seamos dos y no uno

el hoy sólo es un espejo de traiciones.

El camino hacia ti se hizo eterno

me perdí entre la razón y la locura

por buscarte en mis mañanas


mejor callo y mastico mi alma.
Surco de mentiras

Clamó mi espíritu por ti,

conté las mechas de tus cabellos

en cada una grabé mi nombre

ahora les pido no me dejen soltarte.

Mi memoria en un arado

te ruego navegues con él

y retires mis cruces de tu locura

te nombro valiente en mis anhelos.

Tesoro mío eres un recuerdo

que aún no quiere morir

se quedó tu imagen labrada

en los pliegues de mi alma.

Te pido no me olvides

en tus travesías fugaces

sólo déjame ver el alba


vehemente en tu yunta de cielo.

Te amo con locura desmedida

beso tu frente en cada respiro

siento tu piel en mi cerebro

y veo tu nombre en mi sufrir.

Mil desiertos sembraría por tocarte

y en tus ojos clavar mis delirios profundos

que tu lengua muerda el placer con dolor

por negar su luz al sol.

Que la luna reniegue de las estrellas

que haga desparecer la tierra

que caigas al infierno, o mueras de verdad

todo puedo dejar menos el dolor de amarte.


Tiempo perdido

Le pregunté a la noche

si recordaba el color de tu pelo

o aquellas caricias que tentaban mi piel

pero le pregunté al sol si seguías con vida.

¿Te habrás desvanecido

en una neblina difusa?

¿Qué cuerpos tocarán tus deseos

en este tiempo incompleto?

Veo ráfagas de memorias dichosas

en las cortinas de mi cuarto

no sé si dejé de amarte

o si eres una estatua erigida en mi cama.

Hoy te vi en un sueño

caminando por la tempestad

alrededor tuyo mis lamentos


sabes ya no te puedo rescatar.

Tu voz resuena en la lejanía

como aullido de lobo moribundo

le he suplicado al mismo cielo

me devuelva el espacio que robaste.

Quiero la paz que tuve antes

de explorar tu demencial lamento

hubiera preferido no conocerte

ser ignorante para no retarte amor.

Aún a costa de mi propia vida

hubiera querido quedarme en blanco

porque pintaste las hojas de mis libros

con besos eternos, pero sin piedad alguna.

Ya no puedo verte sin preguntar

aunque no recuerde tu oscuridad

cuestionamientos surgen sin cesar


por las calles vacías de mi aridez.
Pasión dormida

A veces me visita la duda,

el incienso de tu piel se desvanece

convirtiéndote en un sueño efímero

¿Será que fuiste real?

Sólo eres una pasión sin voz

ni cuerpo, ni piel,

una hoja en blanco

que necesito escribir.

Son mis caricias

caligramas en espiral

la caligrafía con mi sangre

se troquela en tus vértebras.

Te confundes en mi beso

de azabache tinta termal

que te escribe por dentro


hasta horadar tus huesos.

El calcio estelar abrigará

tus besos sedientos

moriré en el fondo de tu copa

verdadero placebo que estafa.

Eres una mentira piadosa

que encuentro al filo de yacer

como un poema hecho piel

cortado con tu daga.

En tu cama fue de miel

y aún con su dulzura

me arrebató el aire

cortando mi cabeza con placer.


Decrépito amor

Te he escuchado gritar mi nombre

desde un cielo despejado

jamás entendí los enigmas mortales

de tu grandeza inalcanzable.

Tu implacable destrucción

sólo conoce mi muerte

trato de apresar tus ojos en mi sangre

pero tus labios son mi senectud.

Trato de pedirte un deseo

en cada esquina nublada

pero ya escuché el "no"

casi mudo de tus labios.

Destino amado invasor

si ya no me perteneces

aguantaré la respiración
hasta que muera mi sol.

Amor mío, qué amores tocaron tu ser

quisiera exclusivamente

navegar sobre tu alma

en el huracán de la pasión.

Deseo comer tu ser saciar tu locura

imaginando nuestros gemidos

al son de la pasión desnuda

cuerpo a cuerpo, voz a voz.

Ya no habrá contención

todo el universo girará en torno a nos

olvidando en mis ojos la estrella

que te cuida desde el cielo.

Fatalmente nuestro amor morirá

lo veo perderse en las nubes

era un águila en el cielo


y ahora es un agujero negro.

No quiero dejarlo ir

siento que con él se me va la vida

y lo veo lejos cada día más frío

apenas un recuerdo de la noche.

Después vendrán los truenos

galoparás libre como el viento

nadie verá tu brillo

pero yo en silencio tronaré por él.

El recuerdo estiras y sueltas

me tienes y me dejas

y mientras más me enredas

en tu ser no temo perderme.

El mundo perderá nuestro brillo

en las noches junto a tu boca plateada

tal vez también con ellos se irá mi vida


enterrada en una cripta de pasión.

Siento sabor a café junto al desierto

te escucho reír en algún sueño

y siento tu mano, tal vez ya arrugada

olvidando también tu cara en mi reflejo.


Espejismo

Los residuos de tu alma

regados por las paredes

son gotas de dolor

que lloran tus latidos.

Son vestigios del placer

del sexo enloquecido

son nuestros pasos agonizantes

hacia el amor perdido.


Suspiro

Dejar que este amor muera

fue un golpe directo a mis arterias

en mis venas también quedaron

nuestros hábiles besos desnudos.

Algo que nunca podrán borrar

tus ojos en las estelas del tiempo

un adiós casi minúsculo

como el corazón de una paloma.

Han tapado al sol que decía amarte

fue duro el adiós y oscuro

¿será que también han borrado

contigo parte de mi alma?

Sabes que tus manos las encontré

muchas veces en los árboles

en el primer rayo de la mañana


y en el negro silencio de la noche.

El olvido nunca apareció en mis sueños

ni tus párpados se fueron de mis plegarias

te he visto en las piedras del camino

y en la nieve profunda del invierno.

¿Crees que fue fácil dejarte?

Pídele a la noche que reniegue de la luna

todo se torna una niebla difusa

sin tus caricias desnudas de viento.

Tu cuerpo encima del mío

es un latido constante en mi cerebro

las huellas se evaporan como éter

volviendo lágrimas las perlas en mi cuello.

Lejano silencio mata mi cordura

te amaba tanto, así como a la vida

así como el tiempo se va en un suspiro


para morir frenético en tu boca.
Puertas de vesania

Tus pupilas me hablan

desde las cuencas del encanto

no quiero esperar que la noche

se duerma en tus pestañas.

Veremos hacia la carretera

donde caminan nuestros sueños

al borde de nuestras pieles

se siguen tocando nuestros labios.

Abriremos las puertas del embrujo

para que me comas en un segundo

y vomites todas mis ansias

ante la espera ya en su cúspide.

Con sangre de tu corazón

sacúdeme los huesos

hasta escuchar tiritar la luna


en las estatuas traidoras.

No creas que los años comen

la tez del deseo en vano

cree en mi respiración

que agitada te confronta.

Aunque sea tu lengua cruel

y tu saliva tenga hiel

voy a vestirte de caricias tiernas

y mi sudor sobre ti un paisaje pintará.

En el centro desnudo de tu sexo

no olvides que resonó mi voz

navegando en las aguas

de tu lujuria insensata.

Seguirán cayendo cometas

de mi pecho sobre tu tierra

y pondré una tiara


al resplandor de tus muslos.

Tragaré tu amor como si fuese

un bocado de carne jugosa

y después negaré tu encuentro

para no sucumbir en el antojo.


Voraz

Si pudiera respirarte

navegar en tu sudor

y anclar mi alma en tus orgasmos

mi pecho salvaje comería tu historia.

Dame tus gotas que nacen recónditas

para bañarme en ellas y congelar el tiempo

con destellos de pasión prohibida

gritaré de placer encima de tu cuerpo.

Arderá el fuego entre mis piernas

déjame tocarte para despistar la vida

y después huiré como un escorpión

con el miedo culposo de matarte.

Podrás tocar mi lujuria dormida

¿pero qué pasará si tu piel

no quiere despegar tu sexo de mi sexo?


Huirías de mí -ser alado- temiéndote.
Nebulosa

Dime si el universo traerá tu cuerpo

y si la noche nombrará tus huesos

quizá la respuesta sea una pesadilla

sacrificando mi destino en tu sombra.

Las estrellas de tus dedos

sobre mi cuerpo son una lapida

sin los besos del amor

mi sangre te llama sin remedio.

No soñaré contigo

dejaré de buscar un sortilegio

un idilio perfecto en tus labios

que me lance directo a tu fosa.

No haré poemas con tus dedos

comeré tu sadismo hasta que mueras de dicha

pero ya no soñaré con amarte


los años me tornaron viento.

El látigo de tu fuga es escarnio

aun así te amaré con sigilo

mientras tú duermes lejos

sin querer visto tu ensueño.

En la más oscura noche

en el eterno precipicio

ahí estoy acechante

en tu soledad persisto.

Tu lamento es mi aliento

y en tu sonrisa también estaré

silente sin verte

seré la brisa que te acaricia.

El tiempo no tendrá rostro

ni tu cuerpo, ni tu oasis, ni tu boca de miel;

con tu fantasma en la bruma


saciaré el deseo de tocarte.
Cenizas de amor

Recoge mis exequias

y clama al cielo

que tu llama aflige la noche

seduciendo al aliento de mi boca.

Tu veneno acosa la pureza

tus encantos fatales me desnudan

tus manos son nubes transparentes

tu cuerpo una fuente de misterio.

Son fluidos embriagantes

que mi alma necesita

sumerjo mi súplica de amor

bajo la piel de tus años.

Encuentra el sueño de mis ojos

mientras te canto en las noches

cuida tu insulsa amargura


de quien miró tu huida.

Piérdete en mi interior

sin mirar el color de mi pelo

ni la marchita boca

que me presta la luna.

Disipa de tus ojos el vacío

encuentra los días dormidos

y percibe que camino sin ropaje

ante millones de testigos.

Que el silencio sirva de almohada

y sacuda las cortinas de la muerte

sobre una cama de espinas

bajo el lacerante sol abrásame.

No dejes ceniza alguna

ni huellas de dolor

que tu partida tenga aroma


sólo de ardoroso amor.
Nostalgia

Calmada y tranquila cae la noche

tus besos son la ausencia

de lo que un día tuvimos

mi voz se seca y mi piel se aburre.

Por el olvido de tus manos

se me encoge el espíritu

recordando tu pasión

cesa el erotismo de mis piernas.

El calor que incendió mi ser

ve un cuerpo agotado de arder

en quien me amó con locura terrenal

y vació el agua de mi pecho.

Los placeres en todo mi ser

nacían como un manantial

desbordante de excitación
ahora en la brisa sumergidos.

Porque tú ya no estás aquí

aunque mi almohada conserve tu aroma

tu ser ya me sabe a nada

porque mi lengua olvidó tu sabor.

Tú te pierdes en tu tiempo

tu mente comparte otras fantasías

y no sabré jamás si tu continente

tiene otro querer inspirador.

Yo sigo aquí durmiendo en soledad

estrechando mi mano a la tuya

aferrando ese vacío que dejó tu desamor

en el cementerio con las tumbas de tu nombre.

Allí enterré también mis miedos

en la fosa de tu cuerpo común,

ya no recuerdo ni tu aliento
ni los orgasmos dormidos de luna.

Con los eclipses de pasión

al borde de los ríos de mi habitación

he olvidado también tus ojos penetrantes

y el olor candente de tu piel.

Hoy revivo tu memoria

gastando las monedas de tu recuerdo

un solo fragmento de tu ser

me esperó en la punta de un pelo.

Te veo sin verte en un aniversario pasado

donde moran los restos de tu ardor

allí pareces errar el rumbo

deseando no haberme conocido.


Guillotina de placer

Olvidaré tu historia cautiva

negaré al sol tu nombre

navegaré en tus aguas sin ti

y serás el recuerdo de mi cordura.

Jamás sabrás cuánto te amé

lo esconderé dentro de mí

en el baúl de mi pecho

donde guardo la guillotina del placer.

Cortaré el aire que nos une

y en mi boca triste

tal vez cuando despiertes

oirás la marcha que te compuse.

Mis regalos de ternura diáfana

y los avances de mis dedos

ya no juegan con tu lengua


porque he decidido abandonarme.

Ya no ahondaré más

en el porqué de tu ausencia

no escucharé las voces del silencio

que taladran mis huesos.

Callaré la tortura de verte lejos

y recogeré tus lirios

aunque en mausoleos ajenos

no sabrás que lo hago con mi voz.

Es mi delirio cautivo

lo que proclamo bajo tierra

que no vean mi tez muerta

ni tus ojos mi lamento más profundo.


En el sepulcro de tu piel

Hoy deshielas tus piernas

y desatornillas tus palabras

no negaré el frío de adorarte

en mi oscuro paraje.

No será tu sombra de flagelo

ni tus ojos de candor

serán mis inviernos rudos

lo que calle tu voz.

Sabrás que la culpa

trajo una inevitable caída

se detendrá con la muerte,

o por la redención contenida.

Me arrojé a tus brazos

como un insecto en una telaraña

sabiendo que me envolvías


para matarme en tu deseo.

No quise escapar

de tu letal mordida

preferí no moverme

y morir de pasión.

Junté mis viejas plegarías

y con néctar de tus dedos

negué el día de mañana

saturándote con bálsamos ajenos.

Ya no digo tu nombre incompleto

que niega mi amor

ya pronunciaste mi muerte

desentrañando mi piel.

Respiré con tus ojos

como si fuesen pulmones

y chupé tu saliva
como si fuese mi lengua.

Me sumergí en tu carne

como si fuese la noche

y ahí -tragando- me quedé para siempre…

En el sepulcro de tu piel.

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