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nada más cierto que la palabra no escrita

nada más doloroso que la herida no abierta


nada más lleno que la nada
ni más vacío que este estar dando vida a la sombra de una palabra

“Un solo obstinado bloque de rabia” Enrique Verástegui. Datzibao, En los extramuros
del mundo. 1971.

he reciclado grano a grano la arena de este desierto en cada calle ciega y vacía donde
quedó mi amor después de ti
si, aquí quien juntó pedazo a pedazo este sol famélico y esta sombra retaceada reclama un
fruto seco una gema un rocío decapitado
no tengo más patrimonio que los versos que no he escrito
pertenezco más a mi vaso a esta botella a medias llena que a una tierra
de dónde vengo no traigo más que sombras y carbones
pero vago solo

no temo nada pero salir y verme a diario por la políglota bestia de cemento sin guarida y sin
goce pero perturbado y con hambre
cada rostro que amé con virulencia y pasión como un astro maligno me ofrece mansa luz
cada noche
la silla donde solamente lluevo yo y mi rutina
y sigo haciendo el desierto con una misma letra repetida hasta el delirio
ahora las cifras de mi amor están en cero
y el sol se esconde bajo mi cama pero “cómo huir del seno obscuro”

puedes venir a desnudarte en mis versos de vez en cuando


no hay rencor hay una marea de silencio que nos envuelve
ahora fumo mientras pienso el humo se torna idea fija
cada día me hastía contener el mismo vacío
calzarme la misma mirada el mismo ojo sangrante
y decorar el asfalto terco de la soledad con estas pisadas sin fondo
sin término
las palabras son buses que ya no te recogen ni a mi me dejan bajar
a esperarte
pero ya harta la putez de esperarlas parado haciendo de farol de banca
de plaza sin héroe
te ofrezco este duelo a pico de botella con el silencio
con todas las palabras que te busquen
con aquellas que me encuentren a la primera

a todos perdono y a todos pido perdón dijo Pavese, y un verso vino a llevárselo
vino la muerte y no tenía tus ojos muchacha
por la calle sólo tú ves la pena que me roe por dentro
un silencio de reggae sobre la hierba
Vallejo tocando blues en los prostíbulos
mientras Luchito Hernández pinta graffitis en las esquinas de la memoria
el confín de la mesa
y esta filosofía de hojas secas forjando su mito
a solas
como quien se desentiende de sus ojos y escribe
para verse a sí mismo
oírse en palabras
hablarse en silencios in carnis naturam

la soledad tiene vastas ciudadelas que recorrer


la muerte también tiene razón pero aún sigo vivo

el mar tiene razón pero tu cuerpo y el mío sobre la orilla


nuestras memorias como agua de un mismo mito
“Escuchando a luces mudas,
Ya aprendí lo inefable”. Martín Adán.

Epopeya de retornar de mi adentro inconsciente y blindado en cada ojo


Pero bajo tierra tuberoso
Hincado y sombreado por nadas relucientes
Cerrado al hipo divino
Pero al solaz de divas tiernas líteras en metro y humo al éter
de mi vigilia un dado incierto
azarosa carne cobijada en mi catre
yo me paseo en la inmensidad de tu nada tan depravada
miro hacia arriba y hacia abajo
hacia delante o hacia atrás
lodos numerados y caóticas estrofas para amansar la arcilla
turbios segundos para amortajar volición y albedrío
lo presiento
más bajo reinos de íntimas raíces un tubérculo de negros almidones
el silencio esa vejez que nimba tus manos y tus sílabas
entonces
hablo
camino
grito
deliro
eructo
clamo
clamo
eructo
deliro
grito
camino
hablo
ciertas pisadas fuera del cubo
alguna voz que dice: ya no zumba
da gritos

En ese suburbio la existencia LA POESÍA ES PURA FISIOLOGÍA malestar del cuerpo


penetración insostenible de la insatisfacción desvarío de la piel 16 grados C adónde nos
lleva la hierba ausente de la vigilia el sueño no sólo regenera las fisuras que deja el silencio
detiene el virus de la realidad que pulveriza la memoria la disolución de lo irreparable
irrumpe como un ojo desproporcionado sobre un vientre

caminar en mi memoria enfrentarme a millares de desconocidos

toxina de la locura cuartean los


muros de
la realidad se derrumba sobre el nido de un espejo

ruidosamente abre túneles


en tu voz
así pueda circularte
el silencio
puedan circularte la tentación de la muerte
luminosas heridas
que ella confundirá con luciérnagas

con espesas convulsiones de estrella

con la radiante destrucción de los labios

al deslizarse
las esferas rodaron hasta el precipicio
cayeron
y sus estallidos poblaron
el espacio permeable de tus dedos

de tu seno el luminoso rocío


hacía enloquecer mis labios

esto hacía tu desnudez


pulverizarme
no diferenciarme del aire
ni del agua

así es el silencio que cae


dijo ella

esto hacía su clítoris desprendido


mariposa de miel y decapitada
aletear
humear
arder

sus pezones imantados atraían los esqueletos


radiantes de todas mis amarguras

esparcía sus ojos como insectos sedientos

ese lento pus es la descomposición de tu sueño

“Se consume en el fuego de su impaciencia


para dejar vestigios de silencio como única nostalgia”
E. A. WESTPHALEN
la azul descomposición de mis labios
al decir su nombre

tejidos de humo

no ser despertado sino devorado por


el rocío incandescente que gotea

cuerpo desnudo que gotea

la descomposición de mis labios


al decir su nombre es el amor

un grito calcinado
se infiltra en el cadáver de un insecto
para completar su muerte

luego de tocarte cae mi mano


como un sarcófago vacío

palabra que echa destellos de leopardo

neblina de saltamontes
en tu boca

desciende los peldaños de la tristeza

dulce guillotina tu boca : cuando se cierra


mis dedos pastan en tu cuerpo hierba celeste

o bóveda de silencio que resguarda tus palabras de amor

voy a extraerte esas piedras con dulzuras de murciélago


arrinconado

el miedo reorganiza mi piel


hace bebible el pensamiento

desfigurados violines resguardan


el sueño del escarabajo

el dolor regenera la textura de los labios


reconstruye estatuas de silencio

dedos difuntos
mordisquean arbustos de sonidos extraños

caricias del desierto varadas en


mi cuerpo

“ella tiene miedo de no saber nombrar lo que no existe”


... A. Pizarnik ...

ella
no dejó que durmieran caballos
de silencio en sus articulaciones

dejó de moverse

en este silencio
la respiración de esa mujer que amas
se torna
infranqueables muros
invisibles puentes
musicales estalactitas
que dejan caer
su cristalina locura
sobre tu cuerpo
ya devorado
por las dunas
ya extinto
ya polinizado
por el insecto
de la tristeza

posdata luego de contemplar a la ahogada


y antes de lanzarse al estanque

por ti se acuchillaron esos malandrines mis palabras


aves cayeron en las tardes degolladas
de la tristeza
así he ido calmando con breves asilos de alcohol y paseado
desordenadamente por la calle de las putas con el mal olor
de los deprimidos
aún no he caído el aire moribundo saetea mis costillas de lagarto calcinado el laberinto
de la realidad expulsada de la memoria por este hipo de borracho hijo de puta que no dudó
de acostarse con la madre del mejor amigo hasta caer rendido gozando el precipicio de
una mirada acariciando el burdel de los recuerdos o rellenando el aroma sin sol de los
intestinos
ya no doy vueltas por tu calle es cierto me he rebajado a ciervo transparente
entregado a la prisa de masturbaciones imperfectas
es cierto
ya no te hago creer que el amor es sólo esta amarga saliva de caballo aguantado
hace mil años que las polillas del dolor se han conjurado para pulverizar la madera de
estos sueños
ya no recuerdo en que bar de mala muerte he dejado prendada la razón para seguir
bebiendo en tu nombre este trago barato que me quema las tripas y despelleja el aliento
que me hace brotar cerrojos de humo en los ojos
es cierto que ya no acomodo el culo en las letrinas de la desesperación y tengo la completa
certeza de que algún día escribiré la teoría de los vómitos mutilados del amor imposible
ahora las esquinas meadas grafiteadas escupidas corresponden esta arrechura de perro
este humeante carajo que abre a cuchillazos la noche del misterio la intoxicación
luminosa de besos y orgasmos

no fuimos hechos a la medida del día la noche nos llama como obedientes colmillos para
completar la rigurosa armonía de sus fauces

esta ciudad se hizo


para que la ruina
de los pasos del amor brille por sus calles
o
para que estos raros leopardos de arena
devoren la escritura luminosa de tus besos
o
para enseñarte que los abismos
son escalones hacia la locura
el abismo de la piel
el abismo del orgasmo
el abismo del silencio
el abismo del dolor
el abismo del tiempo
el abismo de la memoria
el abismo de las palabras
el abismo del cuerpo
el abismo del abismo

El odio la violencia el trauma purifican la realidad


la convierten en belleza

cuando haya aprendido


a rozar
las profundidades
de lo que tiembla
esa palabra retornará de tus lágrimas

entonces
sólo el frío temblor de tus huesos
te distinguirá de la niebla

recuerda el dolor
te hará invisible en el laberinto
del tiempo

si en las profundidades del dolor hallaras tu piel perdida


y volvieras a cubrirte

estallarían tus huesos

pájara de sal que viene a posarse sobre la costra


temblorosa de un párpado vacío, imnune palabra a toda idea.

no construir ciudades cómo evitar que las destruyan


no destruir ciudades cómo evitar la tentación de rehacerlas

la
colisión
no
prevista
de
líneas
texturas
color
y
temperatura son ahora tus manos que mutilo
tiernamente

no construir ciudades cómo evitar que las destruyan


no destruir ciudades cómo evitar la tentación de rehacerlas

caverna irrespirable habitada


por insectos ardientes

tu cuerpo-espiga a la deriva

esquirlas de tiempo se incrustan en tu cuerpo


le dan forma de amuleto
o arrecife negro

mi sonrisa de sal vagará por el mar


hasta hallar el desordenado plumaje de tu regreso
El esquema de los arrecifes negros

el desierto es una caricia del olvido

el desierto abre sus terribles pestañas y diviso el ojo


esa mirada que retorna como un arrecife negro

enjambre luminoso de tus caricias sobre mi cuerpo

el insomnio esculpido sobre un muro da alaridos


de niebla
pensar que el odio o el amor son formas sucesivas
de la descomposición del silencio
que gotea incesante
sobre esta piedra: tiempo

pensar que el conocimiento y esta lucidez que quema


son callejones en
la memoria devastada por

oscuras polillas del exilio

¿ves aquel hombre dormido?


la extraña agua de su sueño
baja desde su cabeza

por el jardín que alimentan esas aguas


vaga el desnudo cadáver de una mujer

si ya no despertara
si ya no despertara
mi única pregunta es el suicidio

aunque los presentimientos sean la piel que me protejan de la luz


no hallo lugar en estos pasadizos donde las tinieblas muerden mis
pasos errados asilados aislados
“las ínsulas extrañas”
SAN JUAN DE LA CRUZ

“ En las formas más desorganizadas de la vida esquizofrénica el individuo se aísla en un


mundo de fantasía, su pensamiento se altera en forma grave y sus hábitos se deterioran
profundamente...”
KOLB. Psiquiatría clínica moderna.

me llevaré este planeta de insectos de madera

desprenderme de mí mismo y enterrar mi cadáver


otra vez desprenderme de mí mismo y enterrar mi
segundo cadáver

el psicodélico colapso del insecto de acero

cómo decirle a mi madre que fumo yerba desde los catorce


que hago el amor con chicas y chicos
que no pienso terminar nunca la u
que estoy harto de vivir
que no pienso culpar de mi suicidio a nadie

En lugar de un sol cada amanecer se enciende un cigarrillo


un estío derramado sobre el papel
ha hecho de los aromas pasadizos sin luz para el extravío
de las miradas

“la amargura es la mirada de los videntes” José Saramago en


Memorial del convento
en el lodazal
de los nervios
brilla el ojo
deshabitado
de un cuervo
sólo
orientada por el calor de
los huesos incendiados
arribaré
a la fría caricia
de tus dedos ausentes
nuestras sombras
son los silenciosos
peldaños por
donde baja la noche
hasta perderse
el insomnio ha
vuelto clandestino
el recuerdo

ÍNSULA-PARTHENOS

he sido heredada por las sombras

una ahogada no es una pregunta indecisa


es el humo que tiñe tus cabellos
el residuo tembloroso que nos trae un día arrancado desde atrás
el vestigio descolorido de la tristeza
tu piel de abismos desollados
mientras ella sentada escribía mirabas que el tiempo la perseguía
los puentes de tu memoria
sacar los peces de arena que inoculaste
dejar que vaguen arrecifes de cloro
bajo la piel. Del deterioro de las
puertas o de la reconstrucción del amor a partir
de baldíos latidos
en esta fría superficie
donde semicubiertos esqueletos
le sonríen a la noche
donde tus pasos son escalinatas irreversibles
para mi sombra
donde tus ojos se internan
en la noche
como interminables cañerías
de aguas misteriosas
no andaría descifrando
esquirlas de luz
la regeneración de la piel
al contacto del vapor
de rosas calcinadas
retornaría para decorar mi cadáver
acomodarlo sobre el arrecife de un recuerdo
poblarlo con canciones de arena

aprendiste a montar mis lágrimas


tiernamente
como un niño que arrancara sus testículos
para saciar tu ansiedad de diosa
no he sospechado mutilaciones
o preámbulos de flores candentes
sobre tu pecho
donde se recostaron los leopardos de
mi sonrisa
de mi deseo
del movimiento perpetuo
de la sangre
por las orillas del exterminio

no
a tí no te nombraré con nebulosas de miel
y rocío
te permitiré ultrajar
los vinos vivientes de mi soledad
te defenderé
en las barricadas infinitas de mi piel
donde hay perdidos pasos
sombras de navajas
brillos indefinibles
desolaciones imaginarias

porque no te parecías ni a las dalias


ni al olor sólido de mis orgasmos
porque portabas tu nombre de mamífero
como un grito encerrado
en las profundidades de mis pisadas
aprendiste a diluir las distancias nombrándolas
aprendiste el arte de montar
mariposas de vidrio
hasta humedecerlas
o quebrarlas
tu mirada de nicotina humeaba al rozar
la superficie sensible o
piel de mis desiertos
así como el amor borra los límites de la piel
hasta tornarla vacío
o sudor suspendido
o saliva
así el enjambre luminoso de
tus caricias borraba mi sexo

cuando hayas aprendido


a rozar las
profundidades de lo que tiembla
retornaré de mis lágrimas
para vencerte
entonces sólo el frío temblor
de tus huesos
te distinguirá de la niebla

un pez arrastrará el sol enfermo de la soledad

una estatua de silencios dominará el centro


de tus palabras

un solo de calaveras pasea nauseabundo


en este instante purísimo
en que la flor quiebra los rocíos
desmiente el oro insensible
de estos dedos sin música
como irradiando mundos o teorías para
rehacer los pasos perdidos de la belleza
presentir nuevas pieles de arcilla
la luz se torna irreversible
al ser tatuada en los muros coagulados
del presentimiento
el silencio se pasea insomne
como predestinado a ser incendiado
olvidado y arrojado
a los pantanos de la inmovilidad
extintas palabras colores
formas y líneas flotan
en la densa quietud de tus
partes que orgasmean
caballos de blanco rocío
pisoteando el racimo de tus pechos
el lento aglutinarse de olores y
texturas en tus pupilas serán
algo más que navíos diluidos
navíos de sal surcando
memorias líquidas

en el pergamino fosforescente de tu vulva


escribo esta biografía de pasadizos
donde flotan esporas del pasado
abriendo túneles bajo el polvo
de tus miradas
donde reposa
el cardumen de las horas
aplastadas por la tristeza de tus muslos

por la floración dulce que hace accesible


tu desnudez
al roce
al desvarío
a la erosión de las palabras
por los labios que se cierran para siempre
cuando el aliento
congelado
nos devuelva la serenidad
de un leño incendiado
de un pájaro enloquecido
escapado del centro de tu orgasmo
como un leopardo
de agua asaltaré todas
las mañanas de tu juventud
esparciendo arrecifes
deshojando aromas
eligiendo la sutiles máscaras
que han de contener
la destrucción de mi rostro
pero me dejarás temblar
haciendo colores o figuras

me dejarás olisquear
el musgo brillante
de todos tus desiertos
internarme en esos fríos alambiques
donde la melancolía ensaya
ignotas partes de tu cuerpo
pastar brotes de niebla
en las orillas del vértigo
del delirio
que deforma tu labio

que se hace tu sangre


inoculada en todos los
muros que ha erigido
este silencio
esa mirada tuya
que avanza edificando
el movimiento de mis venas
perpetuando las huellas de rocío
esa obscuridad que
vuelves madera musical
que hace brotar duraznos
fresas dalias enloquecidas
que estallan sobre tu piel
y la respiración horada
este hierro incandescente
este desvarío
de imágenes
carcomidas por el frío
mientras salen a tu encuentro
alaridos de sal

interminables gritos
que decoran el vacío
con insectos
y anémonas
y legumbres
traídas desde tus mares más profundos
inciertos
como este eclipse imprevisto
de mis palabras
sobre
el amanecer destruido
por tu locura invulnerable

hay palabras
que se tornan valiosas
cuando se entierran para siempre
en las cavernas de la sangre

a los nervios anudados


a los gestos tuyos
cuando niegas el amor
o entregas desordenadamente tus vigilias
a predecir rosas
o tallar hermosas manos
tan sólo cerrando los ojos
o cerrando la boca
o apagando tu cuerpo
o tan sólo desnudándote
sin presentir
que todos mis sentidos
han anclado sobre tu cuerpo
que ya sólo en tus visiones
del gozo
puedo despertar
y acomodarme tibiamente
sobre tu espacio
sobre tu tiempo
ÍNSULA-PARTHENOS II
la reconstrucción del cuerpo

ahogarse en un mundo no verbal


como si en el centro de tu pupila
se depositaran los sedimentos
de toda sensación táctil
negada al silencio

el silencio purísimo de una planta devastado por el


silencio humano

nos reconoceremos: en todo caso se


reconocerán nuestros silencios
pues como aquella vez
esta vez tampoco nos hablaremos

2 interferencias visuales:
a) la oscuridad o silencio de los ojos
b) el orgasmo o silencio de los sentidos

3 interferencias táctiles:
a) en tu piel se abren escalinatas hacia lo absurdo
b) extraer un grito de hojas secas desde el fondo de la piel
c) seno descubierto o isla perpetua para mi boca

mis ojos muerden temblando


la piel intacta de tu recuerdo
el aroma convertido en muros
para encerrar tristezas de leopardo

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