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Huida inesperada
De los brazos del aire…
Solo…
Por las vías triste…
Uaral
Venus
II
¿Qué voz he de encontrar en el viento que golpea mi alma?
El alma forjada en hierro
Y los sueños crucificados ante el emblema de la falsedad
una mentira que se pasea entre las ciénagas de nuestro orgullo
Corrompiendo hasta al más dulce niño
Entonces veras
Como el pigmento de tus llagas
se vierte en las estepas
Se vierte en las cenizas
Se vierte en los montes
Se vierte en las religiones
Se vierte en tus manos manchadas y destrozadas
Veras
Como los días azules renacen
Ante la destrucción de lo ínfimo
Veras
Una ilusión de la verdad
Chorreando por los ríos que se encarnan
En la tierra húmeda y desolada
III
Un sol frio quema mi rostro
Los dedos no alcanzan a palpar el alba
Cuando el mar abre su boca
Y resplandece con furor
Las llaves de mi visión
Son arrojadas al delirio
Cautivo yacen mis sueños
Ahogados comparten la vos tortuosa
De los tiempos de antaño
Cantico
Morad en el hombre
Ante su palabra perdida en el follaje
¡Oh! Abismos
¿Dónde escondéis el verso
Que llaga al cisne de mi interior?
La silueta fúnebre de cada palabra
Se esconde en el crepúsculo de mis visiones
Seco son los frutos de aquellos árboles que de día conocen la noche
Y como un cisne negro echan a volar sus hojas de estrellas
Y como sus plumas negras se posan en sus ramas
En los arroyos y los bosques
Donde duerme el sueño
Abaddon
Abaddon
En tu parpado clave la espiga de mil edades
Un sollozo se escapa por mi pupila
Vuestra lagrima que chorrea por mi boca
No es más que el color que oigo por mis oídos
Y los nidales que brotan por mis cabellos son el regazo del zorzal
Quiébrense madrigales
Con sus ramas doradas quemando el rastro
Del joven vigía
No desesperéis el sollozo
Que escondéis en la palma de la mano
Pues veras
Que la estrella que colgáis en vuestro cuello
Corona el crepuscular sueño
Donde la penumbra engaña con placer
A las luces de mis ojos
I
Halle en mi infancia el ojo que clava la mirada en las aves
Halle en mi infancia el cadáver impune de las rozas
¿Qué puñal encadenado encontrare en mis jardines?
Ven hacia mí
El pueblo que posea el emblema de mi ojo
Ven hacia mí
Los corceles que saltan las llagas de fuego
Ven hacia mí
Los espejos que ciegos burlan en vuestra isla
II
¡Oh! anhelo no sucumbáis más al dolor
En mis parpados llevo laureles de fuego
Tu que miras el reflejo y lo convergéis
En juegos para niños
Tu qué días coloreas de sueño
Tu que me ansias la luna desgarrada de mis ojos
I
Vi las siluetas de los árboles que desbordaban rosas
Ante mi rostro que desangraba sombras de delirio
Con mis manos de gorrión herido
Me empape los ojos y la delicadeza de los ríos
¡Oh! ave que as descendido de los cielos para ver tal banalidad
Sombrero es tu cantar
El cantar que se posa de cabeza en cabeza
Como serpiente de muertos que repta por cada cadáver
II
Vocifero el odio al horizonte
Que destella de manera crepuscular
¡Odio de lo más puro que quiebra mis alas!
¡Quiebra mi sonrisa!
¡Quiebra mi mirada!
¡Quiebra el sollozo que escupo en la faz del olvido!
Vestigio
Reposo en silencio
Grietas
Grieta es mi corazón
Que arde como llamaradas de soles muertos
II
¡Oh! Plagas del infierno
Llevadme a su santuario
Donde rebosa la sangre
De mi espíritu dañado
Y abatido
Dadme el desengaño
Prisionero de mi mente
Prisionero del follaje
Camino descalzo
Dejando todo plagado
Por mi tormento
Infiernos de invierno
I
¿En qué infierno se esconde mi tormento?
Los animales de oro callan a mí andar
Como espías nocturnos vigilan mis pasos
Cae la lluvia de pétalos ante el ocaso
Un ocaso tan azul como el mar
Un ocaso tan silencioso como el follaje
Que escondéis de tras de tus ojos viajero iluminado
¡Oh! Cantares de las bestias
Acá tenéis la carne más pura del universo
Comed y esconded sus lágrimas
¡Oh! Desolado infierno dadme de tus purezas
Aunque las aves descansen en mi cadáver
que yace en los mares más desangrados que mis plegarias
II
El amanecer crepuscular lleva consigo mismo
Una piedra roja que ha caído del cielo
¿Qué pretendéis luna nueva
Para aquel viajero carcomido por la tristeza?
¡Oh! Montes de piel desterrad al ave sombría
De la nostalgia y suspirad
Aquella brisa helada que inhalan los ángeles caídos
III