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A Alice Almonte

la sombra de Alice crecía,


mansa tu depravo en virga de gladiolo
ave de hastío,
enséñame el placer de morir

La VozquenoHademorir vertiga su crujido

el día pesadamente respira dejando uvas carcomidas por la soledad. Es esta aldea de sal la
que brilla sola en su frente, luz de tibia sangre inverosímil. La música de sus huesos roe mis
pesados falanges; oh divina calamidad de los sueños, alces nocturnos que abren huecos de
sombra en el amor, en el paisaje salado de los fondos marinos. El espacio es una incansable
langosta que despide centellas y humos exactos de realidad.
Hace tiempo conocí a un lobo
que no sabía aullar
pero como era un niño triste
le enseñé cómo hacerlo
SAÚL HERNÁNDEZ

Es mejor estar herido que dormido. Saúl Hernández

Soundtrack

es tarde para descolgar tus ojos de entre los cables pelados de una ciudadela ofrendada al
caos
entre el hormigón sueños callados descascarados
esquinas de dopamina y afiches art pop
la calle va ácida
vacía apenas el roce de maniquíes huidos de vitrinas sin sentido
guiados por electrones y algo de perturbadora psicosis
las huellas perdurables se reparten como volantes con indiferencia
por muchachitos adictos al hip hop a la hierba a la caricia urbana
a las deidades muertas en los polos sin marca de las multitudes

pero a lo lejos un sol humeante agoniza entre los cerros

alfabetos de arena para dejar en crónicas sueltas este suicidio


sudor frío para empapelar los sótanos del recuerdo
hambre tan cierto es el hambre en los pasadizos sin nombre de tu silencio
se levanta una escenografía psicodélica y sale desnuda a bailar mi última
promesa
el público compuesto por vagos sin remedio pirañas burócratas profetas de alguna ilusión
extinta aclaman el contoneo sensual y seco de otra caligrafía frustrada
los locos esconden sus huesos en viejas macetas pero no esperan flores sino el olvido
el dolor es un catre amplio para nosotros dos

las botellas vacías del gran sueño son vendidas a cinco por un sol
las viejas estrellas de rock´n roll no se resignan a la prisión de un cd
las putas echan sus aromas de tibia noche a la calle donde el incienso
de los cristos anónimos se confunde con el humo de las frituras y el olorcito de los
emolientes
de todo se ofrece en las veredas desde carteras calientitas y celulares hasta soles
inalámbricos y sonrisas en stickers para disimular tanta mierda

escogí sentarme a tu lado piedra mía, y esperar así que alguien en su desesperación me
confunda contigo
escogí bajo tierra germinar los ojos,

canción enferma en la línea de la frontera

nadie busca bajo el agua sus orígenes bajo lodos sumerios su nombre
pero debo retornar a la niebla al antes al estado larvario oh hacia la amada piedra no tallada
jamás arrebatada por voliciones eléctricas
hoy abrí los ojos bajo la piel de la noche
pero esta noche como inmemorial ídolo exige su pago y nada vivo hay a mi alrededor
la única nostalgia de mi cuerpo es tu cuerpo que se alzaba como un tibio sol cada mañana
y las lentas cenizas que desde mi se impregnaban al papel
a qué cielo inclinarme y reclamar tus bellos senos y la savia salvaje que brotaba de tu boca
pero aquí un artificio de espinas domina el altar

esta palabra puede ser un puñal


si ofreces a una piedra muda tu sangre hasta que viva y tiemble
si
sólo si antes de decirla estuviste siempre callado
si después de decirlas no harás otra cosa que declinar tu boca
así como declino mi cuerpo para ti mis años el aroma sin tiempo de mis ropas

tu dices siempre que el amor se esconde en la quietud de tu pezón rosado


mis labios te dan la razón
y los vidrios de las calles ilusas que nos bajábamos a pedradas
nada remedia los arrecifes mudos de tus ojos
no te persiguen los perros rabiosos de mi dolor por en medio de estrofas urbanas
de niño tu cuerpo ardía en los afiches publicitarios de mi fiebre
ahora has aprendido a hilar la oscuridad de mis preguntas
a dejar la madeja intacta
a no permitir orillas de humo en ese mar ausente que llamo tu rostro

tu piel era una oscura vertiente donde los cantos de madrugada


frenéticos se perdían en la imaginaria garganta de los postes calcinados
tu piel como una promesa de ron surgida de pronto
tus labios como una moribunda libélula que lucha por morir en mi último verso
así terminar de una vez por todas la ilusión de este poema

preludio del agua antes del silencio de la roca

como un helado pensamiento subo por tus piernas hasta el desorden de este amor tan
animal
germino sin lluvia por todo tu cuerpo
tus raíces voraces buscan algo de luz bajo mi piel
a ti te ofrezco la estalactita rumiante la angustia de mis huesos por esconderse bajo tierra
la
memoria del sol de todos los días
a ti el carbono simétrico de mis calles y la sucia intimidad de mis espigas
a ti el salitre de mi orilla
el óxido de mi boca y las sales imperfectas de mi ropa seca
en pira silenciosa sobre la silla

a ti
el jadeo ebrio de mi sintaxis
el capullo de mi lengua inerte en tu pezón de cera
trepada en nuestra última noche abarcando toda mi memoria te espero
con la vulva despierta como único farol de mi ciudad
la encendida aldaba de todas mis puertas

mis ojos resumen la esquiza invención de tu cuerpo


en una frase sin copulativos donde el verbo rema ciego a contrarena

una calavera ardiente se ubica en el centro de la plaza mientras la lluvia limpia


la eternidad en los parabrisas

un instante de esperma en caligrafía lenta cruza el límite de esta primera línea


hambrienta lengua de arcilla que se guarda para sí el olvido de dios
mis anatemas suben al cielo como aves que simbolizan la resurrección bíblica
de las calles
sus interminables falanges se confunden con los desperdicios de la basura

el piano de la locura es tocada por la mano que creaste en tu sueño

me cuido de la epiléptica continuidad de tu sangre


de la pira sagrada de tus órganos oculta por las sábanas

porque Siberia nos trae avispas de hielo que no pueden entenderse con los espejos
que duplican sus silencios y no sus cuerpos

río silencioso donde dejamos los dedos como marcas para no perdernos en el olvido
peces de insomnio que arden en el silencio total de tus ojos
es que mi ciudad no tiene una calle donde la soledad sea cierta donde las lágrimas no te
asalten en sus veredas ofreciéndote parte de tu nefasta historia en kilos
mis pechos son la prensa de uvas ciertas
en la plaza solitaria de un raro recuerdo un mimo dramatiza el retorno de las palabras
mientras el suicidio se oculta en el silencio de un templo

la gente pasa
los bellos adolescentes postergan su suicidio y desmadejan las nubes a gritos
sus manos son devueltas
es tan patético decir algo entre cables y artificios
lejano queda el ídolo en el templo secreto de tu fiebre
ahora sabes
cada hoja seca es una huella en tu rostro que nos deja el otoño

he muerto de amor sólo para saber que todo es inútil salvo el silencio

del amor sólo aprendí a desnudarme como los árboles de un otoño inventado
en la locura
del amor sólo aprendí a no regatear nada a los atardeceres inciertos
a podarme las dudas mientras la cama reclamaba mi ausencia
o quizás el olvido no dejaba espacio para que estemos solos

el tiempo lo mido con alguien metido en mis piernas


dando vueltas en una esfera de fuego y vacío
con leche precoz y agria
con saliva solitaria de esposa engañada
de hiel el brillo de la miseria
del amor sólo aprendí a atar mis manos
a cobrar lo suficiente y no enamorarme
del muchacho que me trae peces luminosos
de su pantanoso corazón de cera

ábrete conchatumadreputamierdaputa
ábrete paso entre la asfixia de mis órganos
entre abrazos y cavernas donde el feto de un desierto
se humedece y sonríe
racimos de sol caídos en el desván donde el polvo
y los gusanos no dejan de horadar tu santo nombre
somos cadáveres de una melancólica utopía
sucios garbanzos de fuego en la fría sopa de la memoria

amo la ciudadela de tus pisadas


el aluminio y la sal de tu pausa
mineral donde germino en gritos
y los colmillos de una palabra total
el agua del olvido moja
el ave no visible de tus palabras

borro esta huella con otra huella


la perdición te sujeta a nieblas amorfas
ahora ostentas la lepra cristalina de los dioses

el amor llega con alas de silencio

¡cómo te han marcado esos peregrinajes! el viento es un grillete donde


oscilan las formas
tus flores secretan un verano purulento

mis labios han hallado su reino en la arena


mi sacerdocio se reduce a mirarte
yo desaparezco cuando abres los ojos
sólo ahora que es inasible el mundo me despiertas ahora mi esqueleto irradia música
mi polvo profana Dios no ha podido quitarse las manchas de mi barro toda su
eternidad se le va en contemplarse las manos

¡Ay, si yo no tuviese manos! ¡Si yo no hubiese hecho al hombre!

pero ahora no sólo le arranco poesía a mi carne


soy músico escultor poeta drogadicto homosexual marginado
no me niego el goce de la destrucción ni la mentira
sé mirar
violentar
corregir la desmesura de mis sueños

nunca te gustó la mujer asceta-calvo-impotente


harías de mí una bestia de la masturbación ella amó una pirámide
ella vino desde un paisaje remoto y subterráneo a enseñarme el Miedo
yo, asesino de mi hermano vago por el mundo y aquel que vea mi marca me
matará

esa cicatriz me hace invisible

tienes que andar de revés para que nadie siga tus pasos
en esas latitudes la soberbia es una contracción muscular

sol que vuelves cargado de sol


no puedes entender nuestro silencio

la Noche y yo nos hicimos alas de un ave secreta

cuando escribo las calles ya no tienen salida


cuando callo el bus se detiene a recogerte
entonces me siento a tu lado a mirar lo que no vimos
a escuchar lo que no quisiste decirme
me bajo en alguna esquina donde el silencio sea más acogedor
donde las palabras sean maleantes que no te dejen ni un hueso sano
pero esta tarde nadie baja del bus porque ningún bus ha venido
graffitis en el muro que dejó de existir

frase amputada
a cada lengua su clavo de silencio a cada grito su propio cauce de sangre

cuando las obreras del silencio terminan la obra todo está perdido

al alba tus manos vuelven a ser montones de carbón inservible


el insomnio empala nuevamente tus ojos
y cerrarlos a tiempo se torna la única manera de verte
de seguirte sin palabras
de esperarte siempre en el temblor de tus labios

El corazón, si pudiese pensar, se pararía.


Fernando Pessoa, Libro del desasosiego.

aquí me tienes soy el biógrafo de perros anónimos, de borrachos reincidentes, de ángeles


caídos que deambulan en los bares de la frontera,
si princesa, los bares, las únicas patrias que acogen sin dudar mi canto malcriado, mi mudez
poética, mis laberintos líricos, mis fracasos de amor,

la solitaria razón perdida en este mar de ron,

mientras empapelo de afiches el muro de una memoria ruinosa


te espero
la caída de un agua extraña que espera ver abierta mi boca

leo un poema hasta hacerlo silencio


a veces es mi sombra quien se queda muda y le jode seguirme

no es válido pensar que a punta de navaja harás que te tema el silencio


pero alguna temblorosa palabra ha de seguirte sin duda
y sin embargo el agua es cierta pero nada ya puede mojarte
porque la miseria será un traje arrugado
sobre la silla y me espera
impaciente por desnudar mi desesperación
siempre atrapado en la melancolía de un ángel depresivo
siempre dormido en la profundidad
inmóvil para siempre en su sueño de sal
la tarde será un aviso publicitario colgado
en la memoria de un maniquí
y no veré el atardecer de tus senos
solamente el temblor luminoso del adiós
como un perro rabioso espantando todo
el silencio de tu boca
la luna será un párpado mutilado
te hablará de mí el aroma extraño del odio
en mi grito
el océano será ese latido
rojo ese bosque de ignotos y brillantes hielos
cuyo caos es el amor que inunda estos muros
madre arena devuélveme a tu secreta matriz
a tu vértigo mutilado por la respiración enloquecida
en el instante del orgasmo
polen de soledad caído en tus manos

te poseo en el instante en que el incendio de los ojos


decapitados sobre la hierba aún respira
y nos mira
bandoneón de tiempo para tocar minutos
no transitables
mejilla-
caracol suelto sobre la dormida piel
del instante

avanza la lógica plegaria del vacío


la soledad incandesce y madura
los huesos los frutos salados de una estación
de fuegos sobre el poniente rosa de las brújulas
avanza el bajel de la noche
la costa es la helada orilla de tus preguntas
barbitúricos soleados brazos de mármol
plagas de aves de costras y gangrenas
danzo en la obscura obsesión de tu nombre
cuerpo obscura miel de profundos veranos
lo lejano incendia el grito
lo obscuro palpita bajo las baldosas de la mentira
he devuelto imágenes al silencio
fríos racimos al tiempo
viejo vestigio de un seno muerto decorado con narcisos
torreón donde enterrados los amuletos de la suerte brillan
túnica de sol princesa imaginaria del sentido
de lo apenas cubierto por el hielo
la lluvia humedece extintos latidos en su cesto de basura
cubierta de armonías y desnuda
mi lengua-adormidera te posee
el silencio es un piano de palabras y dedos mutilados
mi cuerpo un artificio de la soledad
la muerte un recurso de la razón
crepúsculo
libertad de nacer en el desierto
nacer y empujar una esfera obscura
sin término
se apagan los faroles, declinan las memorias en un fondo blanco.
vivir sin ti cactus pero hacia el sol tu secreta armonía
letra a letra he ordenado la niebla que esconde la faz de la ciudadela
vivir sin ti es robar espuma de mares negros pero aún brillantes
donde creces Venus demente
hierba amarga sobre los ojos
vivir sin ti Venus de hielo vivir sin ti

nadie la reconoció
cuando paseaba desnuda por mi ciudad
dejando estatuas de música en las esquinas
la llamaban Alice
y su corazón avanzaba como una herida
de luz en la noche

ínsula griega

cada día me río de este mundo al revés


insurgentes tambores rebeldes ladridos
apátrida latido que marcha sin memoria
cada día sueño
cada día te veo en un mundo más feo
cada día me marcho con la luna en el hombro para no retornar

vengo del frío de la pisada lenta dada en la locura del sueño

vengo de ese extraño reino donde la palabra es un ilegal que vende drogas

en mis ojos ofrezco el tranquilo espectáculo de muerte de cormoranes


en mi cuerpo tus dedos como arrecifes perdidos jamás serán hallados
la lluvia cae
es cierto que la lluvia cae pero el silencio te reconoce

en mi sueño
la música es un leopardo que devora
antílopes de madera ciervos de agua
inasibles mujeres de hierba
el mundo pupila
una mujer fuma mi corazón sobre la hierba que palpita

(erigiste un sepulcro de caballos en mi cerebro)

un minuto brilla mientras el sol pasa


una mujer madura y una manzana sonríe
una niña mueve sus alas en tanto la paloma
abre sus piernas

de adormidera
tus dedos conocen el ritmo de mis cerraduras

c´est
beau
Paris!
sobre
tu mano

los ríos saltan sobre tus ojos


mi sombra es un loco-guerrero que se enfrenta a la noche
el insomnio me lanza sus escorpiones rojos

te despojas del brassier

llega el verano con su piel de frutas


el mar detiene su paréntesis

ya no tengo orillas

la ciudad ladra
y su partitura es un pez ciego
que viene desde el olvido

la guerra tiene sus secretos, correr para salvar los huevos


saltando alambradas de silencio
mientras un sol degollado quiere cambiar su suerte por la tuya
en la piel más profunda la aguja desata su misterio
mientras duela estaré vivo,

no temas
el amor dejó de ser un arma biológica
la ciudad desolada por arcángeles de acero,
cuando llegue te contaré la historia de todas mis heridas
que asesiné sin piedad

aquí el silencio tiene un aroma de adormidera


el agua un color de remoto pasado
los guerreros pasan
la muerte sigue entretenida

una libélula de acero viene a posarse en mi cráneo


soy su última guarida

tus manos son un pasadizo secreto


hacia el silencio
espejos de granito
aroma sin memoria

en un exilio con puertas


hacia una flor
construí esta ciudad
en el centro de una piedra

un sargazo viaja desde la noche


como un dígito sin color

sol trepanado

tu amor en forma de pirámide


egipcia
cruza este abismo

¡Oh tu presencia lila ¡

quién diseñó la ciudad, ciego reptil de acero y hormigón que sigue mi rastro,
mis andrajos de cantor ambulante seducido por la noche,
mientras me echo el primer trago la fresca mirada de una muchacha se desvía hacia mí
y empiezo a cantar

irradia tu rabia cierta luz amorosa

pero ofrezco hoy mi cuerpo degollado a una deidad desconocida


mi fiebre de no poder encontrarte bajo el mar
ínsula negra
duerme el sargazo
remolino de esporas
lado violento de una flor

todo es pupila extraña


como un barco ciego
con espumas-violines
y líneas-caparazones de Sol

Lautrec camina abisal memoria del infierno

Pasión iletrada de espantar cuervos


penumbra soledad inquieta del gris

territorio anfibio de la amapola mi piel la pista sin sentido de la sangre


proscrita

nada entiendo nada de nada pero quiero sentarme en un soliloquio

armonio fugitivo que


tiemblas en la carne
inmensa

escribiría
si podara mis manos mi lengua si cercenara mi cabeza tal vez
la transparencia de DIOS
( llamo Dios a la música que irradia tu cuerpo)
me haga visible
la flor del olvido

fui mordido por un cangrejo de papel


desde entonces
otras turbulencias dirigen mis pasos...
he recuperado
mi infancia

presente enfermo

pesadilla

tiemblo porque pasas


sucedes
el hoy me estremece

porque me crece tu cuerpo

espiga

Dios acecha oculto


en nuestras glándulas

se desmorona
la música

en sus ruinas vibra un violento idioma

arcana-lengua

pero siempre conocimos


el pulso de los minerales
cae la sombra de Alice
brota un copioso párpado

en mí la tiniebla es una flor de sangre

un espejo de amapolas

eres Alice
tu sombra es el límite

A lo mejor soy una mujer


Y no lo sé
Jorge Eduardo Eielson

tu interior avanza
hacia la piedra
la luna se posa sobre el canto de un poeta ciego
el Universo se conglomera en este pasadizo sin luz
el tiempo aletea en una jaula
para descomponerte libero otra música

péndulo inestable

si todo lo recobrado devora la luz


cómo devolverte a las dunas

ahora hay aves relojes astrolabios


nada que pueda llevarme

en una flor reposa una flor

tu ritmo me hace temblar


abyecto y solitario

de mis ojos nacía un Unicornio


felicidad-árbol

el olvido llega con alas de mariposa


el rocío te ata

atravesé la flor
Dios acecha desde un rincón de mi carne
músculo de grafito
alambique de espuma

ahora vago en tu sistema nervioso


haciendo daño
en mi rostro puedes clavar otra bandera

sonrisa-campanario
vine desde lo que no es permitido conocer

“Aunque esto sea locura, hay método en ella.”


SHAKESPEARE

“las ínsulas extrañas”


SAN JUAN DE LA CRUZ

“ En las formas más desorganizadas de la vida esquizofrénica el individuo se aísla en un


mundo de fantasía, su pensamiento se altera en forma grave y sus hábitos se deterioran
profundamente...”
KOLB. Psiquiatría clínica moderna.
la visión no es sólo un mecanismo fisiológico
allí ( en esa caverna) reside la diferencia entre ser un Dios
o seguir siendo un esclavo de la muerte

estoy loco
estoy salvado
todo se destruye
nada se conserva
sólo existe la continuidad de las formas
la sustancia es la forma
mi única pregunta es el suicidio

esta ciudad la hicieron posible para que yo te encuentre


la distancia es mi escritura
oh arcoiris
me tiembla la silueta
y soy color
luz que ha viajado desde tus ojos y hoy es noche
el infinito es la parte más peligrosa de tu cuerpo
esparcí palabras que fueran a llenar
el cuerpo vacío de un animal
soledad que acomoda un cráneo de hielo
bajo mi rostro

las palabras son vampiros del silencio


ínsula-parthenos
tu voz pela la Luna como una naranja

cáscara asteroide
efigie de salitre

arena irresistible
marea de nácares ósteos
mi pelambre mi figura es un fondo negro
donde a picotazos haces estrellas

fosforescencias fósiles

músculos enfermos de alambre

tu magia desorienta mi polvo


cada porción de tu cuerpo posee un tiempo aparte
tus ojos una puerta
que en cada eclipse toco

féretros cristalinos

osario de estigmas vítreos


ciudad-bisexual
todas las plantas me conducen a ti
estalactitas-atlantes
infusorios
pétalos de polvo
vapores de líquenes sombríos

lengua-caverna

he infectado la realidad

a ella que tuvo a dios en su pupila gris


la mandé a la mierda
entre las ruinas de un miedo en blanco y negro

desde entonces las serpientes recorren mi cuerpo


y un cactus detiene mi sonrisa de arena

llevo un color desconocido


como si a un soplido
los acentos se hayan conglomerado en tu canción
y ya sólo puedan entonarla los cantores ciegos
y los vagabundos
salta la noche-salmón
sobre tus sueños
flor inhóspita

el aire arrastra un esqueleto de opio


cargo palabras como huesos

a ti te pertenecieron los puentes


cada abismo era un pájaro violento
un latido de alambradas ciegas

algas-piratas

piedras egipcias

hacia qué silencio me conducirá esta arena


esta huella-anfibio

mi dolor-piano calla
mi esqueleto brilla
cannabis teje siluetas verdes
estalactitas
Estigias voraces

labio-caracol

Afrodita se paseó por mi ciudad


dejando graffitis con escarabajos transparentes

la Luna tendió una escalera


todas tus palabras eran una puerta

música-parthenos

ala monótona
viento-arpía
muralla esquizoide
entre esos cuerpos late un reloj
mi lengua con su plumaje de aceros

ahora esta ciudad se desploma


sobre un caracol

círculos bicéfalos
las flores son tus cerraduras

un pez arrastra un sol enfermo

el desierto irrumpe sobre esta amapola

brújula hermafrodita

áulica

te crearon a ti para que amaras los clavos


ojo encerrado en un tornillo

alas tiemblan sin pájaros

a quiénes condenaron al vuelo

tu polvo engranaje
a mí tu lengua atlante
galaxia cero
herido reloj

vivir pétalo en tí

voz en rombos escalera a cráneos disueltos

en el cielo hay una sutura


en forma de corazón transparente

ciudadela con raíces tugurizadas sobre una rosa

un río desemboca en el silencio


otra calle se interna en tu memoria

puertas inversas se abren

retorna un paisaje sin tentáculos

aquí el desierto tiene la textura de un labio muerto


un fuego sin luz se nutre de larvas
dejemos que el tiempo arrastre su cadáver
como esta ruina sin nombre donde trepa una silueta
en un espejo somos crisálidas
pero aquí tus huellas son como arcoiris
en un abismo
quizá la presencia de lo desconocido
sea una caverna
amnios encriptado

alambiques andróginos esparcen un polen violento

dáctila
se precipita todo el presente hacia una lengua
retorno incierto
el amor irradia fósiles inconcebibles
ya somos una planta
no tenemos espacio en esta tiniebla

El yo está habitado por una muchedumbre de intrusos.


V. Jankelevitch

guía la sombra de mis


raíces
surco voraz o línea
tenue de luz con meandros
azules

precipitaciones marismales

ahí te detienes sin dejar que


el lado de mi desordenada trama
sea una rosa

tortuga que te detienes a


espantar los agujeros que me dan
forma
a juntar los pájaros
y orientarme
a perseguirme
hasta desviar mi laberinto
ponerte en medio
y ojalá yo muera
sin renunciar a nada
llevándome todo

cómo remediar esta pared con plumas

clavos repletos de especies claras

pusiste como límite una lengua


algo de auroras-violines
y riesgos ocres
y un cobertizo gris en el corazón de una ballena

amable cerrar de una puerta

cofres-erizos
cactus salítreos y cementerios de ámbar-oruga
líneas con paréntesis
agujeros de polvo en las zonas-tortugas
cubren la no-mención de esta
ciudadela
tengo a un fauno a mi lado
a lo mejor es el humo

mi extravío es infinito
(entenderían las rosas que el infinito cabe perfectamente en una palabra)

si existen otros caminos en mi cuerpo


que no sea yo sino el silencio que los recorra

otros dados se llevan mis ojos

necrópolis abiótica
música-espejo

coágulo de flores fusibles

sombra ofidio
el universo cae vencido hacia tu párpado

en algún cráter secreto


oculto
el viento es un arácnido que huye

cordilleras inversas

amor-plasma
que un orgasmo sea nuestro límite

embriones de mares muertos

además de materia en los seres hay música

con una piel de amapolas flota el silencio


+

¡Ha llegado el tiempo de los Asesinos!


ARTHUR RIMBAUD
“La música es un cilindro infinito, es ilimitada,
es el espacio. La forma de la música tiene al infinito
como una de las partes de sí misma, y eso, en sí
mismo, significa que su momento reside
esencialmente en ese lugar abierto”
JERRY GARCÍA

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