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Román Luján
Aquí yace el lector
que nunca abrirá este libro.
Aquí está, muerto para siempre.
Milorad Pavić
2
Cíclope
Existo en el fragmento
ha inoculado en mi respiración
de mi reflejo
en los náufragos
sin pedirlo
debajo de la lengua
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y un río de perlas zigzagueantes
gobernaba mi espalda
al almohadón
de jade
en el asombro
y la mirada esférica
al fuego humedecido
insolubles
No había muescas
en mi agazapado corazón
la estepa rumorosa
de mi frente:
el rostro de la luz
4
un par de labios flameaban para mí
como estandartes
No entendía la distancia:
el crepúsculo
ni ese magma
que se extiende
acorralado
¿Cómo sospecharía
que ganaría
mi sangre?
en la escasez de sílabas
5
la media comunión del ritmo
y el hambre
coronarían mi estirpe
No la música
sino el Párpado
en soledad sonora
a temblorosas caudas
a enfebrecida sombra
fui vaciándome
que no pronuncia
los nombres
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posos máculas
(nunca el centro)
anuncian su extinción
7
Personae
de ajenas percepciones
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algo como ambición de caballo placero
de alguna persuadible
9
Parental Advisory
no se ponga
en un mismo escabeche
es decir el jolgorio
y si te veo mañana
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—de antemano te ruego me disculpes—
11
Larvas
Sobre la página
un virus merodea
a su alrededor
(concéntrate en el rojo)
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tu líquido blancuzco
despedazas el sueño
y luego te preguntas
casi negándolo
si tu diestra amaneció
borrosa
enfermo de visiones
inflamado pleno de ti
vacío
ahora te refleja
13
Tedio
A los nueve
el dolor
se escondía en el traspatio:
dormitaba
culpables chapulines
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Trizadura
Atravieso el dolor
a ciegas lo atravieso
gelatinosa
Atravieso el dolor
imbécil
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y pretende
al divisar la proa
de obscenos sustantivos
de tu cuerpo
a tu silueta
al sol
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Lobezna o barcarola
al agua
Sobre el fuego
y hoy te arroja
y me hermana
tu imagen de lobezna
Y es que asciendes
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cada vez que el insomnio
Adónde encallaremos
si en las manos
lobezna
o barcarola
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Nigredo
a pura sombra
en archipiélago
19
Guijarros
Acecho gambusino
alguna idea
capaz de retener
Distingo en la corriente
raudas frases
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mas la revelación escapa
sinuosa
de mis redes
me exige transitarla
de soslayo
se despliegan elipses
pero nada
a Benjamín Valdivia
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Cardo
Vestía de girasoles
su festín
La habitaron crucifijos
una hostia
se deshacía en su paladar
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desde aquella noche cíclica
Vestía de girasoles
su cuerpo deletreado
23
→
la furtiva película
al caducar la rifa
misterioso: el silencio
no es cosa de instructivos
Olvida al minotauro
si precisas un croquis
y un consejo: no vuelvas
a husmear deshuesaderos
—y no es decir bastante
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Leteo
Sal de ti
a regalarme un rostro
Nada irrumpe
Nadie
¿Por qué
descendiendo a la sima
del Leteo?
Aún rasguño
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roe mis labios
de vendavales
Sal de ti reincido
en la penumbra
Siento erguirse
cuando Nadie
y su ejército de fango
su enferma risotada
y me abandonan
ya sin ánima
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Atanor
se convierte en un bálsamo
al que llegan
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con lentitud de escarcha
me reconstruyo
del negro
al oro níveo
al rojo perdurable
28
L'Étranger
Aunque finjas
y repitas
te conmueve
Ya no encuentras
ya no elevas
por mirada
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Donde la compasión manaba
sólo queda
de visiones:
gangrenada memoria
de tu cuerpo
proclive a desnudarse
en otro cuerpo
inmóvil
A riesgo de extraviarte
elegiste el silencio
el cieno a marejadas
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que amueblaron tu sombra
no esperes conmoverte
ya no esperes
de estas frases
te devuelva el asombro
tu indolencia
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Flebas
A lo lejos
insectos antiquísimos
La ceniza de flores
urde serpientes
su nostalgia de pétalos
En la arena
de la brisa
la púrpura mortaja
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Una libélula incuba su progenie
En el dorso
la canícula esparce
en dunas
de murciélago
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Garfios
Cómo explicarlo:
el mundo
Cada golpe
devastaron
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Superado el incendio
cierta angustia
en su espiral nocturna
a poco de fingir
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hundo mi pie en el aire reconozco
—robustece—
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Diestra siniestra
en mi diestra acunadas
de Mallarmé o Vallejo
en árboles prohibidos
deshuesarme
de sumo apetecida
me distraigo:
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en la redoma del insomnio
el borrador
oculto en la siniestra
y mientras tanto
del Origen
a Rojas, el Gonzalo
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Mordaza
Ya no puedo cansarme:
la espiral de tu grito
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de mi ardor prematuro
eslabonar sudores
deambulamos
y es triste
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Fauces
Después
lo haré después
y no el dentado abismo
sin extremidades
pedacería
fugaz de un parpadeo
Después
si es que ha de ser
será
más tarde
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cuando escuche la ráfaga
sin pedestal
ni báculo
y entonces
a salvo de epitafios
y otras hienas
sin premura
o en el eco magnánimo
de los ciegos
Mientras tanto
y sin libros
y al vencerme la aurora
(lo prometo)
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me dejaré imantar por la corriente inmóvil
en la playa de un nombre
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Mezzanine
Aquí no te detengas
lector:
se han agotado
por violar
el tenedor colmillos
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comienza con las vísceras
Continúa
no es una lágrima
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Abisal
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¿O es que la sangre cambia de textura
y en el alba menguante
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Áspid
las miradas
y en la otra
hambre de orquídeas
en jauría
Extiende el giro
si el tacto la reclama
busca un nombre
el conjurado
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Y cuando sus muñecas
del escenario
y agradece
en requiebre
los aplausos
En tanto
acaso la mitad
de su agonía
se aleja lentamente
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Riano
Caía agosto
axila de un caudal
sin paradero
de una infancia
no tan mísera
Riano
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donde empecé a esparcir
En un tronco
abandoné la espalda
Abrí el cuaderno
de la oreja
Sismógrafo aprendiz
verbo desmadejado
alguna carta
marchita en el bolsillo
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(así lo parecía)
Desde entonces
en esos bosques
si me acerco a la hoja
una palabra
ojos de paso
y esta habitación
he recorrido el mundo
absorto
en la esperanza
de pájaros huidizos
y un ejército
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vencido cada otoño
¿Cuándo?
a Adán Ibarra
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Desván
alguna escena
meneándome la cola
si recorro
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que un día menos lloroso
en la cochera
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Alegatos
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pida inserten por ahí lo que no dije
Doy fe
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Adagio
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llego a la foja seis de cuatro libros Ya es diciembre
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Deshielo
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el ascua de su piel a borbotones?
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Mercurial
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Y aunque nada agregue al inventario
prisionero en la tinta
invulnerable
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Berkeleyana
al inicio de Telegraph
que tropiezan
recolectora de cenizas
que exorcice
anoche
en mis pupilas
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una escritura enferma adicta impenetrable
como la fe en el ritmo
ya libre de preguntas
a Marcelo Pellegrini
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Albedo
libre de resolana
y brazos
las fénix
dejando tras de sí
y un grito virginal
en todo el cuerpo
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