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Teoría del origen único de Alex Hrdlicka

La teoría del origen único fue presentada por Hrdlička en su libro La Fase Neandertal del Hombre, publicado en 1927. Con ella refutaba
la opinión del argentino Florentino Ameghino, quien sostenía que América era la cuna de la humanidad.

Esta teoría fue defendida por Alex Hrdlicka, quien sostenía que los primeros pobladores de América fueron cazadores
paleomongoloides asiáticos que ingresaron por el Estrecho de Bering, a fines de la glaciación de Winsconsin, del periodo Pleistoceno.
Las oleadas migratorias habrían ingresado por el valle de Yucón de Alaska, para después dispersarse por el resto del continente.

Hrdlicka era partidario del origen monoracial (una raza) del indígena americano. Según él, entre los indios de América (mayas, quechuas
o patagones) hay un conjunto de caracteres comunes que sugieren un origen común general. Este “aire de familia” se debería a que
todos descienden de un tronco común: el asiático mongoloide.

Esta teoría inmigracionista asiática se apoyó básicamente en semejanzas antroposomáticas entre el hombre asiático y los amerindios :
cabellos lacios y oscuros, ojos con pliegue mongólico, pómulos anchos y salientes, dientes en forma de pala, rareza de pilosidad en la
cara. También señaló la famosa “mancha mongólica”, una pigmentación verdosa congénita que tienen los asiáticos e indígenas
americanos al nacer y que desaparece con el paso de los años.

Hoy la idea de la inmigración asiática es aceptada por la gran mayoría de la comunidad antropológica y científica. Sin embargo, muchos
consideran que la misma no fue la única y que también hubo otros grupos que llegaron a este continente desde la polinesia, la
melanesia y Australia, como sostuvieron los etnólogos Paul Rivet y Antonio Mendes Correia.

El antropólogo francés Paul Rivet, propuso una Teoría Oceánica, de origen múltiple del hombre americano, según la cual la población
americana se llevó a cabo por cuatro oleadas migratorias denominadas de acuerdo a sus lugares de procedencia:

mongoloide

Los primeros en ingresar a América serían los asiáticos, a través del Estrecho de Bering; separados en el tiempo, los diversos grupos
aportarían elementos pre-mongólicos y mongólicos propiamente dichos, evolucionando física y culturalmente en forma diferente.

Australianos

En segundo lugar, hicieron su arribo los elementos australianos, demostrado, según Rivet, por grandes similitudes físicas entre los
cráneos de los patagones y de los australianos, del predominio del grupo sanguíneo 0 en ambos grupos y del común uso de
producciones culturales como la cerámica, los mantos de pieles animales, las chozas circulares de ramas, el uso de troncos ahuecados
como canoas, parecidas ceremonias religiosas, etc.

Pero es en el aspecto lingüístico donde Rivet pone mayor énfasis, demostrando que existen analogías entre las lenguas patagónico-
fueguinas y las australianas, mencionando vocablos similares para los mismos objetos.

Las latitudes de Australia y la Patagonia difieren notablemente y por lo tanto, la inmigración australiana no pudo arribar directamente,
sino que debió hacerlo por el norte o por el sur. Por el norte es poco probable, puesto que no hay huellas de su paso más allá del sur
argentino, por lo que sólo resta la vía del sur, es decir la región magallánica. A esta conclusión arribó el portugués Mendes Correia,
formulando la hipótesis de que los australianos llegaron a América sorteando el camino antártico.

La distancia entre Australia y el extremo sur de América se acorta si en lugar de navegar el océano en línea recta, se aprovecha un
puente formado por las islas de Tasmania, Auckland, Campbell y otras para arribar a la Península Antártica y de ahí a las islas del Cabo
de Hornos. Mendes Correia afirmaba que hace unos 8.000 años las condiciones climáticas favorables pudieron haber hecho posible tal
recorrido y que la excepcional adaptación de los pueblos magallánicos a aquellas heladas regiones sería testimonio de una prolongada
experiencia subantártica.

Melanesio-Malayo-Polinesio
La tercera oleada que arribó a América, según Rivet, aportó el elemento melanesio-malayo-polinesio, extendido en el Nuevo Mundo y
que presenta mayores analogías antropológicas, culturales y lingüísticas.

Vale mencionar el tipo dolicocéfalo, común a algunos grupos indígenas americanos y melanesios; el predominio del grupo sanguíneo 0;
el uso de armas comunes como el atlatl o propulsor, cerbatanas, mazos, arcos y hondas; la utilización de morteros de madera, redes,
mosquiteros; la ejecución de instrumentos musicales como la trompeta de concha, la flauta de caña, el tambor de madera y membrana
de cuero; idénticas técnicas de navegación con piraguas dobles, balsas de cañas; la preparación de bebidas alcohólicas con semillas, el
cultivo de tubérculos como la batata; la amputación de los dedos en señal de luto, etc.

La posibilidad de contactos entre el mundo americano y el transpacífico se reforzaría con las piezas de cerámica halladas en Valdivia,
Ecuador que tienen su similar en las elaboradas por la cultura Jomon (Japón). Además, las fuentes indígenas de Colombia, Ecuador y
Perú hablan del arribo de extranjeros a sus costas. Incluso las crónicas incas mencionan la expedición del Inca Tupac Yupanqui a las islas
occidentales que llevó al Tahuantinsuyo prisioneros de piel negra, oro y otros objetos que se conservaron en el Cuzco.

Poblamiento temprano según Canals FrauThor Heyerdahl, afirmaba la teoría que los polinesios eran originarios del Nuevo Mundo. Para
probar su teoría, se enfrascó en un exitoso viaje de América a la Polinesia en una nave, la Kon-Tiki, construida con materiales propios de
los pueblos prehispánicos. Sus conclusiones se basaban en las diferencias notables entre los pueblos polinesios y sus vecinos
melanesios, micronésicos, malayos y mongoles, diferencias que eran insignificantes con respecto a los grupos amerindios. Con estos
elementos concluyó que los polinesios, diferentes de sus vecinos y culturalmente más afines a los pueblos americanos, necesariamente
debieron salir del Nuevo Continente.

Esquimales

Penetrando por Beringia, representando la última oleada migratoria.

El antropólogo español, que estudió en Alemania, y se nacionalizó argentino Salvador Canals Frau, propone también una teoría de
carácter múltiple con cuatro oleadas migratorias, clasificándola en cuatro tipos culturales:

Bajas Culturas: Primera invasión paleolítica que entró por Beringia, y se extendió por América.

Culturas Medias: Segunda oleada migratoria, procedente también de la Mongolia, a través de un grupo de canoeros mesolíticos que
entró por las Islas Aleutianas.

Altas Culturas Maya y Azteca: de nivel neolítico, procedía de la Melanesia y se asentó en Centroamérica

Alta Cultura Inca: La cuarta corriente de nivel neolítico procedente del sureste asiático, que tomó el camino de las islas situadas entre
Australia y Sudamérica, incluyendo la Isla de Pascua.

El resultado fue la gran diversidad racial y antropológica del aborigen americano. Los rasgos mongoloides, de pómulos salientes y ojos
oblicuos, están presentes a lo largo de todo el continente. Sin embargo, las tallas varían ampliamente, desde los altos patagones que
llegan a superar 1,90 m. de estatura hasta los diminutos changos del Perú cuya talla puede ser tan baja como 1.45 m. También hay
variaciones en las características del cráneo y conformación de la nariz, así como en el color de la piel y los cabellos. Desde el punto de
vista lingüístico la diversidad es aun mayor, lo que hace muy difícil la clasificación por familias lingüísticas.

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