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El antropólogo francés Paul Rivet, propuso una Teoría Oceánica, de origen múltiple
del hombre americano, según la cual la población americana se llevó a cabo por
cuatro oleadas migratorias denominadas de acuerdo a sus lugares de procedencia:
mongoloide
australianos
melanesio-malayo-polinesio
esquimales
Mongoloide
Los primeros en ingresar a América serían los asiáticos, a través del Estrecho de
Bering; separados en el tiempo, los diversos grupos aportarían elementos pre-
mongólicos y mongólicos propiamente dichos, evolucionando física y culturalmente
en forma diferente.
Australianos
Pero es en el aspecto lingüístico donde Rivet pone mayor énfasis, demostrando que
existen analogías entre las lenguas patagónico-fueguinas y las australianas,
mencionando vocablos similares para los mismos objetos.
Melanesio-Malayo-Polinesio
La tercera oleada que arribó a América, según Rivet, aportó el elemento melanesio-
malayo-polinesio, extendido en el Nuevo Mundo y que presenta mayores analogías
antropológicas, culturales y lingüísticas.
Thor Heyerdahl,
afirmaba la
teoría que los
polinesios eran
originarios del
Nuevo Mundo.
Para probar su
teoría, se
enfrascó en un
exitoso viaje de
América a la
Polinesia en una
nave, la Kon-
Tiki, construida
con materiales
propios de los
pueblos
prehispánicos.
Sus conclusiones
se basaban en
las diferencias
notables entre
los pueblos
polinesios y sus
vecinos melanesios, micronésicos, malayos y mongoles, diferencias que eran
insignificantes con respecto a los grupos amerindios. Con estos elementos concluyó
que los polinesios, diferentes de sus vecinos y culturalmente más afines a los
pueblos americanos, necesariamente debieron salir del Nuevo Continente.
Esquimales
Florentino Ameghino: Hay dos teorías con relación al hombre americano, la autoctonista y la
inmigracionista. La teoría autoctonista elaborada por Florentino Ameghino afirma que el
hombre americano se originó en el continente americano como resultado de la evolución. La
inmigracionista: que fue planteado en el siglo pasado por el autor Max Uhle, se vio favorecido
por los estudios de Darwin sobre el origen del hombre.
Por lo tanto, según Ameghino, América fue foco de otro proceso de evolución. En su obra
“Antigüedad del Hombre en el Plata”, se refiere a restos óseos a los que supuso gran
antigüedad y consideró antecesores del hombre. En 1890 lanzó la teoría de que tales restos
pertenecían nada menos a la época Terciaria y 14 años más tarde elaboró su cuadro Filogénico
de la Humanidad que la inicia con una especie de mono muy antiguo que llamó Prosimio
Primitiva. Por evolución, esta especie dio origen a otra denominada Simioidea Primitiva, aún
cuando siguieron existiendo simultáneamente seres de la especie original.
Siguiendo la evolución se llega sucesivamente a los Antropoides, Homunculidas, Huminidae
Primitivo, Huminidae, Tetra-prot-homo, Tri-prot-homo, Di-prot-homo y el antecesor del
hombre que llamó Prot-homo. Fueron muchos los hombres eminentes que creyeron en la
teoría autoctonista y hasta la reforzaron como ocurrió con el geólogo J.D.Whitney que en 1880
atribuyó al Cráneo de Calaveras, una antigüedad de muchos miles de años.
Ameghino hizo un llamado a los científicos del mundo para certificar o refutar sus teorías. Los
sabios acudieron y mostraron su disconformidad, sobre todo Ales Hrdlicka. Los restos fósiles
que habían servido para construir la teoría de Ameghino eran de hombres de tiempos
relativamente modernos y sólo el fémur de Miramar tenía cierta antigüedad pero no la
suficiente.
Sostenía que los primeros pobladores de América fueron cazadores paleo mongoloides
asiáticos que ingresaron por el Estrecho de Bering, a fines de la glaciación de Wisconsin, del
periodo Pleistoceno.