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Conducta agresiva
En la conducta agresiva, contrariamente a la anterior, la persona
antepone y defiende sus derechos de una manera ofensiva,
deshonesta, manipulativa y/o inapropiada, pasando por encima de
los derechos de los demás. El mensaje que se comunica es: “Mis
opiniones, sentimientos, pensamientos cuentan más que los
tuyos”, “Es más importante lo mío que lo tuyo”, “Soy superior a ti”.
La persona trata de alcanzar la victoria a través de la dominación,
utilizando técnicas de degradación, humillación, manipulación, etc.
Acompañando a las manifestaciones verbales suelen darse
comportamientos no verbales, destinadas al mismo fin: mirada
agresiva, fija, aumento del volumen de la voz, gestos o posturas de
amenaza, etc.
Las consecuencias de este tipo de conductas pueden ser positivas
y/o negativas a corto plazo: positivas porque la persona consigue
sus propósitos, dejando los derechos de los demás y negativas
porque la persona puede experimentar sentimientos de
culpabilidad. A largo plazo las consecuencias suelen ser negativas,
pues puede ir acumulando tensión en sus relaciones con los
demás, o rencor por parte de éstos.
Conducta asertiva
La conducta asertiva implica la expresión directa de nuestros
sentimientos, pensamientos y necesidades, respetando los derechos de los
demás. Podemos obtener más información sobre asertividad presionando aquí.
Aserción positiva
Dar y recibir halagos: “Te queda muy bien esa camiseta”, “Me
gusta cómo has decorado la habitación”;
Ser capaz de ser reforzantes con los demás: “Te felicito por lo
bien que lo has hecho”, “Hace falta mucho valor para hacer esto”;
Expresar el afecto positivo: “Te quiero”, “Me gustas”