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José Eduardo Vázquez González Septiembre 28 de 2021

RECENSIÓN

Daniel Suárez, Docentes, Relatos de Experiencia y Saberes Pedagógicos. La


Documentación Narrativa de Experiencias en la Escuela, 2017, 13 p., Revista
Investigación Cualitativa. DOI: http://dx.doi.org/10.23935/2016/01034
Introducción
El artículo resulta importante porque asume a los maestros como sujetos capaces de
interpretar y escribir textos. Es probable que resulte novedoso, puesto que, revaloriza su
identidad reflexiva y protagónica en los procesos de formación docente.

El autor del documento leído es el Dr. en ScE. Daniel H. Suárez, quien se desempeña como
director del Departamento de Ciencias de la Educación de la UBA. Entre las perspectivas
teóricas que ha trabajado destacan, las pedagogías críticas, movimientos pedagógicos,
epistemologías, teorías críticas y dimensiones del saber profesional docente.

El texto que hoy se comenta, se ubica en las dimensiones del saber docente, por ello, se
apoya en la etnografía educativa, investigación cualitativa, narrativa de prácticas escolares,
investigación acción-participante, estrategias de formación y capacitación horizontal entre
docentes.

Contenido del libro

En ese sentido, el artículo se compone de un breve resumen, cuatro apartados y un cierre.


El I se denomina “Mundo escolar, docentes y discurso de la práctica”; el II, “Docentes,
narrativas y saber pedagógico”; el III titulado “Documentación narrativa de experiencias
escolares: rasgos generales”; el último apartado es el IV bajo el rotulo de “Dispositivo de
documentación narrativa y producción colaborativa de relatos pedagógicos”.

Llama la atención, que el autor se toma enserio el giro narrativo de las ciencias sociales, por
tanto, de modo sutil retoma la hermenéutica de Paul Ricoeur. Aunado a esto, Suárez
recupera 7 de sus propios trabajos. En consecuencia, el artículo sintetiza años de
investigación y propone un modelo de producción de documentos narrativos, para
sistematizar y comunicar experiencias pedagógicas.

Aportación fundamental
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José Eduardo Vázquez González Septiembre 28 de 2021

Posiblemente, la propuesta de Suárez (2017) es radical porque propone como modelo ideal
al docente narrador, por ende su apuesta es por las comunidades-docentes de
escritores/lectores de experiencias pedagógicas.

Así pues, el autor aborda dos problemas centrales, el primero, tiene que ver con el
desinterés docente por construir la memoria pedagógica y el saber pedagógico de sus
escuelas. En otras palabras, las historias, conocimientos y experiencias de los maestros,
tienden a olvidarse, por falta de escritura. Por consiguiente, los docentes aparecen como
olvidadizos, o sea, prefieren callar, silenciar e incluso ocultar sus historias.

El segundo problema, consiste en el empleo de un lenguaje neutral y objetivo, que


minusvalora la reflexión y pensamiento pedagógico de los actores educativos. Esto es, los
docentes encuentran pocas estrategias discursivas y espacios para reconstruir su memoria e
identidad, ya que se les ha formado en el uso de conceptos de control y uniformidad, antes
que en perspectivas que recuperen la autonomía y la subjetividad. Como resultado, el
docente se transforma en renuente, es decir, se resiste a crear sus propias historias y
saberes.

Para superar la concepción del docente desinteresado (olvidadizo) y el docente renuente


(excesivamente adaptado al lenguaje burocrático), siguiendo a Suárez (2017) se contrapone
el docente como narrador de relatos, es decir, aquellos narradores de sus propias
experiencias y prácticas pedagógicas.

De modo que, el docente como narrador ejerce la lectura, reflexión, escritura, conversación
y la interpretación pedagógica. Suárez (2017) sostiene que:

En efecto, al estimular entre los docentes y garantizar procesos de


escritura, lectura, conversación, reflexión e interpretación pedagógica de
sus propias experiencias escolares, se espera no sólo acopiar y difundir
un corpus de documentos y conocimientos distintos a los habituales, sino
también hacer posibles experiencias de formación horizontales que
signifiquen el desarrollo profesional de los involucrados y una
contribución para la mejora y transformación democráticas de las
prácticas de la escuela (2017: 52-53).
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José Eduardo Vázquez González Septiembre 28 de 2021

Comentarios finales

A mi entender, la propuesta de Suárez (2017), sirve para replantear el sentido intelectual del
docente, ya que en tiempos neoliberales ha sido reducido a un papel pasivo sea como
docente olvidadizo o renuente.

Comparto con Suárez la preocupación por cambiar la concepción que se tiene del docente,
ya que sus planteamientos ofrecen elementos para replantear el papel de la memoria e
identidad. Sin embargo, en mi opinión, es necesario ahondar más en la recuperación de
memorias de resistencia y lucha popular, docentes y no-docentes.

Quizás, en esa ruta, pueda ser útil el concepto de memoria liberadora de Giroux (1997),
puesto que, sirve para reconocer que existieron situaciones de sufrimiento y dominación,
pero que invitaron a la solidaridad, compasión y resistencia. En efecto, la memoria
liberadora muestra dos caras, el conocimiento de lo negado y la esperanza en las
alternativas humanas que fueron silenciadas.

Conclusión

Revalorizar el papel de los maestros pasa en gran medida por la producción intelectual. Por
tanto, concebir al docente como narrador posibilita recuperar la reflexión y escritura, para
la transformación de las escuelas en comunidades académicas. En suma, la docencia como
actividad narrativa y comunitaria es posible, más aún, ¡Urgente!

REFERENCIAS

Giroux, H. (1997). Los profesores como intelectuales. Hacia una pedagogía crítica del
aprendizaje. España: Paidós.

Suárez, D. (2007). Docentes, Relatos de Experiencia y Saberes Pedagógicos. La


Documentación Narrativa de Experiencias en la Escuela. En Revista Investigación
Cualitativa, 2, 42-54. DOI: http://dx.doi.org/10.23935/2016/01034

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