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Los alimentos son la fuente principal de elementos nutritivos para el organismo, pero
también la más importante exposición a agentes patógenos biológicos (bacterias, virus y
parásitos) y agentes químicos, a los cuales no son inmune ni los países desarrollados ni los
en vía de desarrollo.
Aplicar las Buenas Prácticas de Higiene constituye un factor de gran importancia para
garantizar la salud de la población y que los alimentos sean inocuos; así como que este no
causará daño al consumidor.
Son los procesos y procedimientos de higiene y manipulación, que son requisitos básicos e
indispensables para controlar las condiciones operacionales dentro de un establecimiento,
tendientes a facilitar la elaboración de alimentos inocuos, y para participar en un mercado
competitivo. De modo general se puede decir que son recomendaciones que involucra a los
tres vértices de la pirámide de la producción de alimentos: las instalaciones donde se
efectúa el proceso, el personal implicado y el alimento. La implementación de las buenas
prácticas es una herramienta básica para la obtención de alimentos seguros para el consumo
humano.
Antes de tocar o comer cualquier alimento se debe lavar las manos con agua y jabón
adecuadamente. De esta forma se evitará ingerir los microorganismos y la suciedad de las
manos que aunque es posible que no se vea, está presente y así ingresa al tubo digestivo,
pudiendo producir trastornos digestivos.
Esta práctica tiene gran relevancia en el manipulador de alimento, el cual pondrá especial
cuidado y debe considerarse la clave de oro del manipulador. De esta manera, este hábito
debe ser practicado antes de empezar a trabajar, al tocar alimentos crudos y después tener
que tocar otros alimentos o superficies, luego de usar el baño. De rascarse la cabeza, tocarse
el cabello, la cara, la nariz u otras partes del cuerpo, al estornudar o toser aún con la
protección de un pañuelo o luego de tocar la basura.
El manipulador puede demostrar su responsabilidad y profesionalidad, atendiendo todas las
normas sobre el lavado y desinfección de las manos.
Lavarse las manos con agua y jabón antes de tocar alimentos o comer.
Lavarse las manos con agua y jabón después de ir al baño.
No consumir alimentos cuya procedencia se desconoce.
Observar las fechas de vencimiento de los alimentos y no consumirlos si están vencidos.
Higienizar constantemente los utensilios con los que se manipulan los alimentos.
¡recuerda! Que en sus manos está la salud y la vida
Usar ropa exclusiva ligera, amplia y de tejidos fácilmente lavables, para el trabajo,
guardándola separada y limpia para que no contacte con la ropa de calle.
El calzado debe ser también el adecuado, sobre todo que sea antideslizante y también
deberá guardarse separado de la ropa de calle.
No llevar joyas u otros efectos personales que pudieran entrar en contacto con el
alimento.
Procurar no llevar perfumes, lociones de afeitar u otros productos que pudieran transmitir
su olor a los alimentos.
No manejar útiles sucios, no recoger del suelo instrumentos caídos sin lavarse las manos a
continuación antes de continuar con la manipulación.
Correcta presentación de los alimentos, en vitrinas cuando estén expuestos a posibles
contaminaciones.
No usar la madera como material de trabajo (ni en mangos de útiles).
No usar el material para fines distintos a las actividades del establecimiento.
Usar sólo toallas de un solo uso.
No colocar alimentos ni bandejas con alimentos en el suelo.
No cubrir el suelo con serrín ni cartones.
Descongelar siempre en la nevera o en el microondas.
No recongelar.
No recalentar más de una vez ni conservar alimentos recalentados.
No usar los mismos útiles para alimentos crudos y cocinados.
Desinfectar bien verduras, hortalizas y frutas con lejía de uso alimentario.
No preparar alimentos con demasiada antelación a su consumo.
Cocinar suficientemente los alimentos.
Los manipuladores que estén enfermos no deben manipular alimentos.
Es importante que todas las empresas del sector alimentario apliquen las medidas
necesarias para garantizar la salud de los consumidores, lo cual se logrará mediante
acciones de concienciación entre los trabajadores y una formación adecuada y continuada
en materia de higiene alimentaria.
Guantes impermeables: son útiles para proteger las manos de operaciones muy
húmedas o frías y para proteger a los alimentos más sensibles de posibles
contaminantes que el manipulador pueda portar en sus manos. Requieren el mismo
tratamiento de lavado, desinfección y recambio que se aplica a las manos desnudas.
Guardapolvo o Chaqueta con cuello cerrado, mangas, sin bolsillos ni botones: estas
prendan cumplen la función de barrera entre la piel y la vestimenta de calle, y los
ingredientes, alimentos y ambiente de trabajo. Por este motivo se busca que sea
cerrado. Respecto de los bolsillos, no se permiten para evitar que se guarden
elementos que puedan resultar contaminantes (lápices, ganchos, pelusa…). Y los
botones en sí mismos también pueden desprenderse o romperse y convertirse en un
contaminante físico. En todos los casos, se recomienda que las prendas no sean
demasiado holgadas para mantener el control sobre las mismas y darle seguridad a
las personas.
Delantal: se utilizan como una doble protección, sobre todo en operaciones muy
sucias o húmedas. Con su uso se evita el recambio de toda la vestimenta durante la
jornada de trabajo y su consiguiente desgaste. Es importante que los delantales no
tengan lazos sueltos que puedan engancharse en equipos y utensilios y provocar
derrames o accidentes.
Pantalón largo: esta prenda también sirve como barrera entre la piel y el ambiente
de trabajo por lo que se recomienda que cubra toda la pierna.
En todos los casos, se recomienda que la vestimenta sea de colores claros, de uso
exclusivo, que las personas se vistan en el vestuario del lugar de trabajo y que cada
día ingresen con un equipo lavado y planchado.
Respecto de los materiales, la premisa para la elección es que sean de fácil lavado,
que no sean de látex ni desprendan hilos, pelusas, etc. Si se opta por elementos
descartables, hay que descartarlos luego de cada uso.
Sea cual sea la combinación, siempre prestamos atención a su estado de
mantenimiento e higiene, a la identificación y restricciones de uso.
Es evidente que no siempre deben utilizarse todas estas prendas. En cada caso debemos
evaluar la pertinencia haciendo uso del tan poco común sentido común.
En nuestra experiencia los criterios que ponemos en juego para tomar esta decisión son el
tipo de tarea (humedad, temperatura, colores), el tipo de suciedad, el riesgo en la tarea, la
susceptibilidad del producto manipulado, la facilidad de limpieza y los requisitos del área.
Ejemplos:
Uso de código de colores por área, siendo claros para elaboración, azul para
recepción, verde para limpieza.
Uso de prendas ceñidas y sin cintas en áreas de equipos calientes o rotativos para
reducir el riesgo por enganche.
Uso de botas de caña alta para áreas de lavado de vegetales o de canastos en las que
los pisos se encuentran mojados.
Para terminar los invitamos a reflexionar dado que nuestras decisiones deben mantener el
equilibrio entre el objetivo técnico y la factibilidad económica.