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- Trabajo Remoto Nivel 2 -
Para comenzar hay que hacer una diferenciación entre Metodologías Ágiles y Agilidad.
En el ámbito laboral trabajar de forma ágil implica realizar las tareas de forma inteligente,
buscando generar un valor agregado pero sin necesitar más tiempo para su realización.
En definitiva, con un menor esfuerzo y duración se alcanzan mejores objetivos. Aunque esto
no implica apurarse o hacer las cosas a medias para terminar, sino de manera inteligente. Es
por eso que la calidad del trabajo no se ve afectada.
Desde el comienzo del año 2020, a raíz de la pandemia, esta capacidad de adaptación que
mostraron las empresas ágiles hizo aún más evidentes los beneficios y las posibilidades
que otorga el moverse y gestionar bajo la premisa de la agilidad. Mientras que empresas y
organizaciones con un estilo de gestión tradicional han padecido una alteración importante
en sus ventas y crecimiento.
Los plazos de entrega: Propone plazos de entrega más cortos y se implementan soluciones
durante el proceso, sin necesidad de esperar hasta el final. Se trabaja en bucles, esto quiere
decir en ciclos, lo que permite realizar una mejora continua y optimizar los procesos. Las
entregas parciales del producto son funcionales ya que permiten acceder al mismo en un
tiempo más acotado hacia una versión funcional. Gracias a esto, se logra eliminar aquellas
características innecesarias del producto.
La comunicación entre directivos y colaboradores: Permite que todos los miembros del
equipo conozcan los avances en cualquier momento y eso mejora la motivación y la
implicación del equipo. También se negocian los compromisos y se espera la aceptación de
todos los miembros del equipo. Es importante en este marco de trabajo que se tengan en
cuenta todas las ideas de los integrantes.
En primer lugar, permite poner el foco en las personas. Ya sabemos que el foco
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habitualmente está en los procesos y/o las herramientas, dándoles más importancia que a
colaboradores y clientes. Gracias a estas metodologías se logra que los equipos y los
clientes se sientan parte importante del negocio, les de confianza, seguridad y compromiso
con la empresa.
Otra gran ventaja es que aumenta la responsabilidad dentro del equipo, generando mayor
autonomía y transparencia en sus tareas. El trabajo es colaborativo, la comunicación se da
de manera fluida y hay participación equitativa de cada una de las partes, siempre orientada
hacia un objetivo común, claro y concreto.
Por otro lado, la toma de decisión de manera oportuna permite una mejor priorización de
tareas a cumplir. Al estar todas las personas del equipo involucradas, sin jerarquías y con
un ritmo de trabajo constante, la ejecución es más rápida y eficiente.
Por último, las metodologías ágiles permiten que los productos o servicios que ofrece la
compañía se entreguen en intervalos, obteniendo además una respuesta rápida a los
cambios necesarios o requeridos.
Sabemos que no existe estrategia ni metodología que sirva para aplicar en cualquier ámbito
o que no posea alguna desventaja para considerar. Sin embargo, muchos de los errores que
se suceden al implementar esta metodología, tienen que ver con la falta de comprensión
real y/o la carencia de voluntad para cumplirlas
La propuesta de recursos que ofrece hoy en día las metodologías ágiles, es muy variada y
va cambiando regularmente.
Tres de ellas muy mencionadas son SCRUM, Kanban y Extreme Programming XP:
● El principal objetivo de la metodología SCRUM es “gestionar el caos”. Para ello,
realizan una división de los procesos en pequeñas etapas que son evaluadas
periódicamente por los equipos.
● Por su parte, la metodología Kanban es un método de visualización mediante
cuadros que buscan reflejar las tareas pendientes, las etapas en proceso y las
terminadas. Es especialmente útil para las personas encargadas de proyectos.
Lo interesante de esta filosofía es que hay algunos principios que se pueden adaptar
perfectamente al trabajo cotidiano y así aumentar la productividad. Por ejemplo:
1. Las metas u objetivos: establecer objetivos que sean realistas en relación al tiempo
y recursos disponibles. Pueden ser objetivos a largo plazo relacionados con la
carrera laboral o ser a corto y mediano plazo relacionados a los proyectos
cotidianos.
2. Las tareas: dividir las tareas o proyectos en pequeñas partes realizables a corto
plazo es uno de los principios fundamentales de las metodologías ágiles. Así se
puede estimar de mejor manera el tiempo que se necesita para realizar cada tarea y
para el proyecto en su totalidad. Esto también permite, si se quiere, que se realicen
micro entregas para ir recibiendo un feedback casi “en tiempo real” y corregir
errores, desvíos o desaciertos.
3. La simplicidad: mantener las cosas simples es otra de las premisas de la filosofía
ágil. En las tareas diarias se debe identificar cuáles son las prioridades y planificar
cómo se podría alcanzar el objetivo de la manera más eficiente posible, evitando
distracciones y complicaciones innecesarias.
4. La evaluación: la necesidad de evaluar y la constante adaptación al cambio son una
parte central de las metodologías ágiles. Al final de cada proyecto o al cumplir una
meta, preguntarse sobre cómo fue y cómo se podría mejorar la próxima vez. Siempre
teniendo presente cuáles son las prioridades al momento.