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Burnout o síndrome de desgaste

profesional
- Trabajo Remoto Nivel 2 -
En el año 2000 la Organización Mundial de la salud decidió incluir el Burnout como un
factor de riesgo laboral, pero debido al progresivo aumento de casos y sus consecuencias
en Mayo de 2019 decidió elevarlo a la categoría de enfermedad que se asocia al trabajo.
Este síndrome puede afectar gravemente a las personas, tanto a nivel físico como mental, a
su vez, incide directamente en la productividad laboral, con una notoria disminución de la
misma.

Si bien se comenzó a hablar del tema mucho antes de la pandemia del COVID19, los
efectos de esta ayudaron a pronunciar la cantidad de trabajadores afectados. Este contexto
de incertidumbre, crisis y, principalmente, con el uso del teletrabajo sin previa preparación
de los trabajadores incrementó la crisis existente entre el desarrollo del trabajo y la vida
personal de los trabajadores.

Es normal en el mundo del trabajo sentir estrés en diferentes situaciones o épocas, pero
cuando este se mantiene en el tiempo, es decir, se vuelve crónico, es probable que el
resultado sea el síndrome de Burnout.

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El origen del Burnout
Cuando estamos durante mucho tiempo viviendo situaciones de estrés laboral, producto de
falta de motivación, reconocimiento, mal ambiente laboral, incompatibilidad de las tareas
con la vida familiar, mucho trabajo, etc. Al vivir todo esto nos encontramos con la sensación
de desgano, cansancio físico y mental e insatisfacción general en relación al trabajo.

Esto no quiere decir que el estrés sea malo, de hecho muchas veces cuando se lo
experimenta colabora a aumentar la productividad y eficiencia, el problema surge cuando se
sostiene en el tiempo o por una gran intensidad, afectando directamente a la persona, con
pérdida de motivación, concentración, interés, etc. La persona que lo sufre se ve tan
afectada que incluso puede incidir en su conducta, volverse intolerante, pérdida o aumento
de apetito o incluso afectar el sueño, dando como resultado el insomnio o las pesadillas
recurrentes.

Al ser un síndrome propio del trabajo, para poder prevenirlo o tratarlo a tiempo es
fundamental hacerlo desde las empresas o entornos laborales, de esta manera será posible
mantener a los colaboradores motivados y comprometidos, habilitando canales de
comunicación entre las partes para evitar el desarrollo de diferentes trastornos de los que
son susceptibles los trabajadores, como los emocionales (por ejemplo la depresión,
desmotivación o ansiedad), los conductuales (impulsividad, irritabilidad) o los físicos
(problemas de sueño o apetito). Todos estos trastornos afectan la calidad de vida de las
personas y su desempeño laboral.

Para prevenir el Burnout los expertos recomiendan las siguientes acciones:


● Evitar que las tareas asignadas abrumen a quien las realiza, ya sea por complejidad
o cantidad.
● La persona debe sentirse recompensada y reconocida por su trabajo.
● El ambiente laboral debe ser positivo para los integrantes de los equipos. En el
teletrabajo es importante que desde la empresa habiliten espacios de intercambio y
generen la sensación de comunidad laboral.
● Es importante que se perciba la distribución del trabajo como justa, sin diferencias
injustificadas o que afecten a las personas directamente.
● Las empresas tienen valores que guían sus procesos, de la misma forma cada
integrante tiene sus propios valores que deben coincidir y no generar conflictos a
ninguna de las dos partes.

Para evitar lo máximo posible la aparición de casos de Burnout es fundamental el


compromiso de la empresa y todos los líderes, que transmitan los valores e ideas con
buenas prácticas y liderazgos positivos. Todo esto debe ir acompañado de políticas
específicas en cuanto a compensaciones, desarrollo, capacitación y bienestar general de
todos los que forman parte del lugar.

¿Por qué tenemos que tomar medidas para prevenir este síndrome?
No es lo mismo estar estresado que sentirse agotado, el estrés genera la sensación de
presión frente a diferentes situaciones como son las expectativas de un jefe o referente, un
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plazo de entrega de un trabajo, etc. Muchas de estas situaciones que nos provocan estrés
las podemos manejar y otras escapan a nuestro control, es habitual que nos generen
sensaciones propias de la presión que afecten el sueño, ánimo o que generen ansiedad.
Cuando estas sensaciones de estrés se incrementan o mantienen en el tiempo es que surge
el agotamiento, que podría derivar en problemas físicos, emocionales, conductuales y
mentales.

Podemos entender el agotamiento como la sensación de desgano, indiferencia, debilidad


con una marcada incapacidad de revertir la situación sin ayuda. Este agotamiento es
evitable, pero para esto es necesario detenerse y analizar las diferentes alertas que nos da
el cuerpo y la mente. Una de las causas más importantes, que contribuye a este
agotamiento, es la cantidad elevada de horas que le destinamos al trabajo, ya sea porque
en teletrabajo cuesta más la desconexión o las horas de oficina con su desplazamiento.

Este agotamiento produce consecuencias en el trabajador pero también afectan


directamente a la empresa, ya que sus principales síntomas son aumento de ausentismo,
baja considerable en la productividad, licencias médicas recurrentes, etc. Quienes padecen
el Burnout generalmente se sienten aislados, desmotivados, desesperanzados, como vimos
antes a nivel laboral esto lleva a falta de compromiso, desinterés por la tarea o un plan de
crecimiento, mientras que en lo individual la persona experimenta los diferentes trastornos
mencionados (desánimo, ansiedad, insomnio, etc.)

¿Cómo reconocer las señales a tiempo?


Para evitar el Burnout es fundamental estar atento a las señales de alarma, si las
reconocemos a tiempo es posible evitar sus consecuencias.

Uno de los primeros síntomas es la sensación de improductividad, de no poder avanzar con


las tareas, cuando esto se sostiene en el tiempo estamos frente al agotamiento. También es
posible sentir cansancio o fatiga constante, es normal tener días donde nos sentimos
cansados y sin ganas de nada, pero cuando esto afecta de tal modo que no podemos
realizar las tareas probablemente sea el síndrome de Burnout. Cuando se padecen estas
sensaciones de improductividad y fatiga también vemos afectada nuestra actitud, viendo
todo de manera pesimista, derrotista o negativa, incluso la persona llega a pensar que
aquellas tareas que realiza no son importantes o que no es valorado como necesita.

Otra señal de alarma a la que hay que estar atento es la disminución de la capacidad
cognitiva, como por ejemplo no poder concentrarse en ninguna tarea, la repetición de
errores que antes no tenía, etc. Cuando todo esto aparece puede resultar en conflictos
interpersonales, con jefes, compañeros o clientes.

A nivel de la salud el Burnout puede provocar que quienes lo padecen tengan conductas
destructivas, como el consumo excesivo de alcohol, drogas, malos hábitos alimenticios y de
sueño y el consumo de remedios para tratar la ansiedad y depresión sin tratamiento
médico. Todas estas conductas acrecientan los padecimientos del Burnout.

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Un síntoma recurrente entre quienes están agotadas es percibir al trabajo como un aspecto
negativo de la vida, responsabilizándolo de todos los demás males (sea responsable o no
esté relacionado). Estas personas sienten aversión a ir a trabajar, una vez allí deseo de irse o
imposibilidad de desarrollar las tareas habitualmente, tienen mayor ausentismo y pedidos
de licencia médica.

La forma de evitar sentirnos estresados y agotados es estar atentos a las señales y realizar
acciones preventivas, como por ejemplo tomar decisiones que cuiden los espacios privados
como no responder mensajes o mails fuera del horario o bien realizar las pausas necesarias
durante la jornada. Cuando reconocemos los síntomas y no podemos manejarlos solos, lo
mejor es pedir ayuda a profesionales de la salud, a jefes y compañeros de equipo.

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