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Tu capacidad para controlar o evaluar tus impulsos, te evita dejarte llevar por situaciones no
deseadas. Volverte autodisciplinado te ayuda a regular tu comportamiento y tu fuerza de voluntad
permitiéndote tomar buenas decisiones. Pero, si no puedes desarrollar autodisciplina, puedes tener
comportamientos autodestructivos.
Habla con tus hijos sobre cómo fijar metas realistas. Confía y muestra tu confianza en que pueden
cumplir, por ellos mismos, sus tareas. EVITA involucrarte en sus tareas y obligaciones, pues
dejarán de reconocer que esas son su responsabilidad y la autodisciplina desaparecerá. Y menos, te
dediques hasta el cansancio, a dar órdenes para disciplinarlos. Con el tiempo, te arrepentirás al ver a
tus hijos con gran flojera para realizar sus responsabilidades con autodisciplina. Observa si ha
podido cumplir bien sus obligaciones. No les recrimines si no es así, ni les hagas ver a tus hijos lo
mal que están.
Fija responsabilidades cada vez más exigentes, cuidando que las puedan cumplir. Tus hijos
necesitan tener experiencias exitosas, no importa cuan pequeñas sean. Así fomentas su
autoconfianza y confías en su esfuerzo. Con ello fortaleces su autoconfianza.
Si sabes lo que quieres, y lo quieres con gran pasión, lo lograrás de una manera u otra. Los
propósitos sin pasión son “propósitos vanos de año nuevo” que terminan por no cumplirse. La
mejor época del año para hacer promesas o propósitos es cualquier día del año, menos el día de año
nuevo. La clave es que te apasione lo que deseas y lo atraerás con tus esfuerzos.
Cuando te encuentres en una situación de emergencia, intentas sobrevivir, o desea alcanzar una
meta. El querer apasionadamente resolverla es lo que te motiva para poner todo tu empeño y
lograrlo.
Muchos hemos visto en la historia numerosos ejemplos en los cuales, individuos con un propósito
que los apasiona logran alcanzarlo a pesar de las adversidades. También hemos visto casos en los
que teniendo todo a su alcance y a su a favor, rara vez logran sus propósitos. Esa es la diferencia
entre una persona con autodisciplina y una sin ella. La autodisciplina requiere que la necesidad sea
personal conscientemente apasionada.
Individuos
con un propósito que los apasiona logran alcanzarlo a pesar de las adversidades.
Cuando en un salón de clase existe una disciplina impuesta y el docente no se encuentra presente,
los alumnos no asumen su responsabilidad. Pero cuando hay autodisciplina, y se encuentran solos
los alumnos, buscarán cumplir sus responsabilidades.
· Aceptación. Convencimiento total de aceptar un reto, una meta, una tarea o nuevos hábitos.
· Fuerza de voluntad. Determinación total para ponerte a hacer una tarea sin excusas ni pretextos y
de buen ánimo.
· Esfuerzo. Es ese paso extra que cuesta dar, pero que te hace extraordinario.
Cada individuo asume a su responsabilidad respecto del logro de los objetivos.