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Relación entre misión y crecimiento integral

Misión tiene que ver con el propósito máximo de Dios. Este es la reconciliación de todas las cosas en Cristo (cf. Ef 1.9-
10). Para ello, el llamó a Israel (cf. Isaías 42.6), a Cristo (1 Ti. 2.5) y ahora a su iglesia (Mt 28.16-20) con la ayuda del
Espíritu Santo (Hch. 1:8) para darle continuidad a dicha misión. Esta misión es global, ya que abarca la reconciliación de
la parte espiritual, física, social, psicológica, en fin, la integri¬dad de todos los miembros de la creación.
Por tal razón, es justificable y necesario el enfoque primario en la conversión y el discipulado radical, que involucra el
seguimiento por la senda de la cruz y el cumplimiento fiel de la misión de Cristo. Por ello, también es razonable el
involucramiento en todo tipo de actividad, que tiene como meta ministrar la dimensión espiritual, física, psicológica, etc.
del ser humano.
Sin embargo, vale la pena hacer la salvedad que aunque coincido en el correlativo (misión-crecimien¬to), no con la
afirmación de que la misión termina con la inclusión de personas a una iglesia, va más allá. Involucra la participación de
la Iglesia en todo lo que Dios ha estado involucrado en la historia de la salva¬ción. En realidad, crecimiento es más que
adición de personas a la membresía de la iglesia, y desde luego, edificación de la misma para reproducir el ciclo.
Entonces, )en qué consiste el crecimiento? )Cuáles son sus cualidades básicas? )En qué dimensiones concre¬tas se
expresa?

Componentes del crecimiento integral


El ideólogo fundamental de esta concepción fue el renombrado misiólogo caribeño, Orlando Costas. El usó la misma
relación de crecimiento como misión. Lo hizo sobre criterios bíblico-teológicos irrebatibles. Sobre su concepción de
crecimiento, dice que:
Es un proceso de expansión integral y normal que se puede esperar de la vida y misión de la iglesia como comunidad del
Espíritu, cuerpo de Cristo y pueblo de Dios. Es un proceso de expansión normal porque, como un organis¬mo vital, la
iglesia está capacitada para crecer normal y consistentemente. Y es un proceso integral porque debe manifestarse en
todos los niveles (las bases y el liderazgo, los grupos informales y formales, la congregación y la denominación...) y en
todas las dimensiones (1982:12).

De modo, que el crecimiento trata con una expan¬sión mas global, que involucra la adición de miem¬bros, reproducción
de los mismos; pero también es cuestión de coherencia y fidelidad a la filosofía antes indicada (misión integral),
participando en todo el quehacer misionero de Dios sin sobre énfasis que intensifican las dicotomías. Esto nos confronta
con factores teológicos, pues para ser iglesia en misión se necesita vivir como: comunidad del Espíritu, usando todos los
dones espirituales para ejercer la misión; como cuerpo de Cristo, manteniéndose unido, bien concertado; y como pueblo
de Dios que alumbra a las naciones, a través de la vida que posee. Junto a Costas sostengo que:
Una iglesia crece integralmente cuando recibe nuevos miembros, se expande internamente, profundiza sus
conocimientos de la fe y sirve al mundo. Pero crece cualitativamente, cuan¬do refleja en cada dimensión espiritualidad,
encarnación y fidelidad. El crecimiento nu¬mérico por sí sólo se convierte en obesidad; el orgánico en burocracia; el
conceptual en abstracción teórica; y el diaconal en activismo social (1982:14).
Así, que son áreas que deben estar en equilibrio e integradas. Por ello, no se puede decir cuál es la parte más
importante de los componentes del crecimiento. Mas bien, se debe procurar ser fieles a la misión en calidad de
colaboradores para la "reconciliación de todas las cosas en Cristo" (Cf. Ef. 1.9-10; Col. 1.20; Ro. 8.15-23). Para ello, se
necesita evangelizar, servir, educar, organizar, adorar, etc.
Esta consideración permite visualizar lo miope que algunos pastores o motivadores del crecimiento hemos vivido. La
polarización evangelística, diaconal, educativa u otra es una barrera que necesitamos superar para un crecimiento más
dinámico y agresivo de la iglesia evangélica latinoamericana.
Dimensiones del crecimiento
El enfoque de la filosofía de ministerio integral permite el diálogo constructivo con otras escuelas y prácticas de misión,
que centran su tarea en uno de estos aspectos. La actitud que debe prevalecer es la de un diálogo maduro reflexivo, sin
diluir por ello, la identidad evangélica y el sentido integral de nuestro quehacer misionero (cf. Padilla, 1982:17)
Ahora bien, el crecimiento puede expresarse en por lo menos cuatro dimensiones. Estas son: numéri¬ca, orgánica,
conceptual y diaconal.
El crecimiento numérico:
El crecimiento numérico comporta la evangeliza¬ción de los inconversos, con la finalidad de traerlos a experimentar por
la conversión individual y comuni¬taria los valores del reino: arrepentimiento, fe, perdón, amor, justicia y seguimiento.
Esto, en unión de la comunidad visible que forma parte del cuerpo de Cristo (la iglesia), donde éste debe asumir nuevos
valores y ha de ser entrenado para ejercer un estilo de vida misionero. Ahora bien, si no se enfatiza en esta finalidad
básica, la misión corre el riesgo de perder su efecto holístico, pues no puede haber solución satisfac¬toria a los
problemas sociales sin una reforma religiosa (tanto en el plano personal y comunitario). Es mas, esto significa que si los
evangélicos perdemos el enfoque de la conversión en la obra misionera para América Latina, perderemos nuestro
propio futuro y el de todo el continente (Greenway, 1977:87). Ligado al anterior señalamiento, hay que mencionar que
la estrategia para un futuro mejor (desarrrollo), también está mediada por variables externas a la iglesia, las cuales son
de carácter social, económico, político, etc.
Por otro lado, presupone la expansión de la iglesia a nuevas áreas de misión. Esto hace necesario el plantar iglesias en
los lugares más receptivos al evangelio. Dado que los grupos que están en movili¬dad son los más abiertos al evangelio.
Un humilde ejemplo de este aprovechamiento ha sido la experiencia de la Iglesia del Nazareno de Sudamérica. Esta ha
neutralizado el sentido de despersonalización y deshumanización que existe en la vida urbana, a través de un ministerio
centrado estratégicamente en la revalorización del individuo en la vida de comunidad y en los ministerios basados en
grupos pequeños.
En 1982, la Iglesia del Nazareno tenía 23.916 miembros y 375 iglesias, pero su marcado énfasis y entusiasmo, a través de
su proyecto evangelístico denominado IMPACTO, contribuyó para que en 1991 llegara a tener 80.472 miembros y 1232
iglesias. Esto significa que se experimentó una tasa de crecimiento decenal de 236 % en la membresía y 228 % en plantar
nuevas iglesias en el período indicado. Traducido a medias anuales significa que la iglesia creció un 23.6 % en su
membresía y 22.3 % en la tarea de plantar nuevas iglesias. (cf. Oficina Regional, SAM-1992).
El crecimiento orgánico
Este comprende el desarrollo interno y administra¬tivo de la congregación u otras instituciones religiosas; el desarrollo
de estructuras de misión para establecer sus relaciones y forma de gobierno, sistema de compa¬ñerismo o comunión
cristiana, lo cual incluye la adoración.
Un ejemplo de lo dicho es el siguiente: En 1989, tuvimos el privilegio de estudiar una iglesia pentecos¬tal creciente en
Costa Rica. Resultó muy interesante que su estructura organizativa de selección de líderes y toma de decisión era muy
sencilla. En realidad, no había mucha burocracia. En 1991, volvimos a la misma congregación y se notó -en el diálogo-
que su estructu¬ra había cambiado, debido a la necesidad de reade¬cuarse para hacer frente a los nuevos desafíos
ministe¬riales de la congregación y de su entorno social.

El crecimiento conceptual
Se refiere a la madurez comprensiva y relacional de la fe cristiana e histórica frente a los desafíos que presenta la vida en
la sociedad. En otras palabras, es la comprensión de la fe bíblica y la búsqueda de respuestas a las apremiantes y
opresivas situaciones de la sociedad a través de la Biblia y la enseñanza doctrinal de la misión. En pocas palabras, es
hacer que la fe hable y actúe ante los problemas cotidianos, tanto personales como colectivos. Este tipo de crecimiento
lo ha experimentado la iglesia de las Acacias de Caracas, Venezuela. Su definición de misión denota un interés bíblico y
comprometido en lograr esta relación entre fe y desafíos del servicio cristiano en la sociedad. Para tal efecto, emplean
su instituto de capacitación y otras instancias educativas de la iglesia (cf. Olson 1992).

El crecimiento diaconal o encarnacional


Es la materialización del amor redentor de Cristo en medio de la sociedad. Es la encarnación de un sistema de vida
compasivo y sensible como el de Jesús (cf. Mt. 9.36; 14.14; 15.32; Mr. 6.34) frente a las preca¬rias situaciones y
necesidades del ser humano. Ante ello, este factor plantea exigencias concretas que propendan a favorecer la
transformación de las condiciones de vida de los hombres, mujeres y niños de América Latina. Desde luego, tal exigencia
requiere una reconceptualización del servicio cristiano (diaco¬nía) en su sentido bíblico, como el que trae Shalom de
Dios a los ciudadanos.
Por lo tanto, el servicio cristiano debe tener un sentido esencial, local, mundial, preventivo, estructu¬ral y/o político,
humanitario, recíproco y liberador (en el buen sentido de la palabra) (cf. Comisión de Ayuda Intereclesiástica, 1987:35).
Pero la finalidad última, desde la perspectiva bíblica, será devolverle al hombre su dignidad huma¬na y sus facultades
como ser creado a la imagen de Dios (cf. Jn. 5:1-16). Un ejemplo de este tipo de minis¬terio ha sido el Centro Nazareno
San Mateo, Colombia en colaboración con Visión Mundial. Desde hace algunos años ha capacitado a 150 personas de
este sector marginal en seis oficios. Además, ha apoyado la formación de cuatro micro- empresas, patrocinios de niños,
programa de mejoramiento y construcción de viviendas para 400 familias (cf. Solórzano 1992:6-7).
Conclusiones
1. Las tendencias misioneras dicotomistas han entorpecido el desarrollo amplio de la Iglesia. Sin embargo, no ha
sido en todos los sectores de la iglesia evangélica. Pues siempre ha habido un remanente que ha trabajado en pro del
cumpli¬miento cumpli¬miento de las implicaciones de la misión integral de Dios.

2. Resulta necesario superar tales dicotomías en el concepto y práctica de la misión, que se vive en algunos
sectores de la iglesia en latinoamérica. Sin perder el vigor en el evangelismo, la educación u otra área de ministerio. Por
el contrario, requie¬re la integración -desde las diferentes instancias de planificación- de una visión conjunta similar a la
de Dios. Esto es reconciliar todas las cosas en Cristo. De tal modo, que todos los ministerios deben apuntar o seguir
apuntando hacia la misma meta, desde su terreno de trabajo.

3. Planear el crecimiento de la Iglesia en relación a cada una de las dimensiones de crecimiento antes indicadas, en
las instancias administrativas de la iglesia, denominación u organización.

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