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Siglos I y II
La información provista por los evangelios canónicos sobre la figura de María es muy escasa.
Se la menciona principalmente en relación a Jesús y a su linaje. Durante los dos primeros
siglos, los escritos cristianos que hacen referencia a María tienen como interés principal
defender el dogma de la Encarnación de Cristo, por lo tanto giran en torno a la concepción y
nacimiento de Cristo y al estado virginal de María.
San Justino Mártir e Irineo de Lyon comienzan a constituir a María como una figura con valor
propio, guiados por el ideal de virtud femenina de la época: castidad y sumisión
Irineo presenta a Cristo como un segundo Adán que, mediante su encarnación, vino a reparar
el daño causado por el primero. Incorpora a la Virgen en este esquema considerándola como
una nueva Eva para un nuevo Adán: María es la causa de la salvación que rescata a la raza
humana del nudo que la ata con la muerte.
Sin embargo, María todavía es una figura dogmática antes que devocional (todavía no surge
una piedad mariana)
Siglo III
No hay muchos progresos con respecto al desarrollo de la devoción mariana. Incluso, hay
cuestionamientos sobre la virginidad de María posterior al nacimiento de Cristo ( Terturliano).
Siglo IV
Especialmente en la segunda mitad de ese siglo, el culto a María empieza a hacerse más
público y comienza a evidenciar el surgimiento de su veneración en distintas fuentes,
incluyendo los Padres. María se presenta como modelo de comportamiento femenino.
-Atanasio de Alejandría en su Carta a las Vírgenes, recomienda a las vírgenes que estudien la
vida de María y la imiten. Describe la vida de María diciendo que debe ser un espejo para
quienes deseen imitarla.
-Ambrosio de Milán: la describe como “modelo de virginidad”.
(Podemos suponer que la imitación de la vida de María como un modelo para la vida ascética
implicaba, igualmente, una forma de devoción a María.)
En el 380 Teodosio declara al cristianismo religión oficial del imperio. El cristianismo, ahora,
debe adecuarse a la dignidad imperial. En este contexto se reúnen los concilios, precedidos por
el emperador, que reúnen a todos los obispos del mundo cristiano para discutir y acordar
puntos básicos sobre la fe cristiana, ya que había disparidad en el culto de las diferentes
comunidades (siria, egipcia, persa) basándose en los evangelios y en las ideas formativas de los
primeros intelectuales cristianos. El surgimiento del arrianismo obliga a discutir el tema de la
Encarnación y toda discusión sobre La naturaleza de Cristo implica discutir las circunstancias de
su nacimiento y por ende, de María.
En Occidente:
La veneración de santas vírgenes como Tecla parece haber desalentado o retrasado el
crecimiento de la veneración mariana. La escasa representación plástica de María parece
apoyar esta hipótesis.
Algunas representaciones plásticas de María como orante halladas en catacumbas dan cuenta
de la creencia en el poder intercesor de María, aunque en un ámbito privado.
Hacia el siglo V, la evidencia material que da cuenta de la devoción a María se vuelve un poco
más abundante.